Una joven se encontraba en las penumbras de su habitación durmiendo mientras que se escuchaban pasos por los pasillos.

—¿Están seguros de hacer esto?—preguntó una voz de mujer evidentemente nerviosa.

—Ella sabe lo que vió, no la podemos dejar viva—cerró el tema una voz masculina.

Los pasos se acercaban cada vez más a la puerta, por lo que la chica que en teoría dormía plácidamente sabía que era hora de poner su plan en marcha.

Había hechizado a una chica para que tome su apariencia durante 48 horas, por las dudas de que su funeral y su entierro duren más de lo necesario por cualquier razón. Los días anteriores había comprado todo lo necesario para empezar una nueva vida con todo lo necesario, y después volver y destruirlos a todos.

En sus dos mochilas tenía en una ropa y calzado (lo suficiente para estar una semana viajando a algún lado) y en la otra libros, sus cuadernos con las anotaciones de hacker e incluso todas sus computadoras y equipos. Las que había reemplazado en su cuarto poe unas viejas, de las que nadie iba a saber la diferencia de las suyas originales.

Cuándo escuchó que la manija de la puerta se abría, ella ya estaba bajo la capa invisible que había comprado tiempo atrás con sus mochilas listas. De las personas solo pudo ver una cabellera castaña larga, pero sabía quiénes eran. Y esos nombres ni esos rostros nunca jamás se le iban a salir de la cabeza.

Con horror pudo ver como se las arreglaban todo para hacerlo pasar por un suicidio.

—Tiene que estar todo perfecto—ordenó una voz de mujer.

—Ya lo sabemos—rodó los ojos otra mujer de cabello rubio y ojos celestes.

Sin que se diera cuenta, la copia de Janet ya estaba colgando con una soga atada al cuello, y se marcharon como si nada hubiera pasado. Dejando la escena del crimen perfecta, en ese momento el corazón de Janet y cualquier sentimiento hacia su familia de sangre murió.

Se quedó bajo la capa de invisibilidad, buscando sus cosas y todo hasta que volvió a escuchar pasos acercandose al cuarto.

—Janet, cariño. Despierta, ya son las once de la mañana—escuchó la voz de su amable abuela.

Se escuchó el grito horrorizado de Molly Weasley cuando entró en la habitación, y no era para menos porque la escena era macabra.

"Janet Weasley" colgando con una soga del ventilador del techo con el ventilador en movimiento y un banco junto a la cama. Tenía que admitir que la escena del suicidio la habían hecho muy bien.

Toda la familia Weasley y amigos quedaron horrorizados al saber que la chica se había suicidado. Como Janet esperaba, todos se creyeron la versión del suicidio no hicieron más preguntas, la enterraron en una tumba en la madriguera y nadie EN PÚBLICO volvió a hablar de ella jamás.

En privado sí, pero ella ya no estaba allí para comprobarlo