Lo que viene.
Seguimos con el universo de Darkness y no puedo irme sin invitarles a leer lo que viene...
VOLKOVA, una reina en la Bratva.
El edificio que se eleva frente a mí, es uno de los lugares más exclusivos de la ciudad de Moscú. Es alto, elegante y toda su estructura es de vidrio polarizado. Dentro de el hay una gran variedad de oficinas y negocios, muy diversos. Consultorios médicos, agencias de viajes, una de las empresas más prestigiosas de publicidad del país. Y uno de los spa más caros y exclusivos de todo el país.
Este último es el lugar al que me dirijo, miro sobre mi hombro asegurándome que mis compañeros infiltrados están en sus posiciones. Después de saludar con un asentimiento al "vigilante" de la puerta principal con un asentimiento, me encamino hacia los elevadores.
—Piso 15 por favor —le pido a la chica que está sentada en un banco elegantemente vestida.
Ella simplemente asiente y me acompaña el camino hasta mi destino. Una vez allí desciendo del aparato y camino por lustroso y pulido piso de mármol blanco que me recibe. En la recepción una hermosa chica me sonríe reconociéndome.
—Hola Peige —sonrió.
—Madonna buenos días...
—Tu cita de las 8 ya está aquí —comenta revisando su ordenador.
Mi cuerpo se tensa y mi corazón se acelera. Asiento otorgándole una sonrisa forzada que pese a ello se ve natural.
—Gracias, iré a prepararme —me giro y doy un par de pasos, pero me detengo dudosa— ¿vino solo? —pregunto con curiosidad.
—Su mujer está con él en la sala de espera —responde y asiento.
Camino con decisión al otro lado traspasando la puerta que divide el área de recepción de las instalaciones, me dirijo hacia los vestuarios y me cambio con rapidez, con cuidado coloco el intercomunicador en mi oreja y hago lo posible para que no se note.
—Peige en posición —murmuro elevando el rostro y mirándome al espejo de cuerpo completo.
—Copiado, ten cuidado Lena —una ronca voz me advierte lo que ya sé, pero suspiro.
—Todos a sus posiciones —ordeno al instante en que la puerta se abre y dos chicas entran riendo.
Al verme me saludan desde lejos y yo vuelvo a fijarme en mi reflejo. El sujeto que está aquí es un mafioso de mierda. Uno de los herederos del imperio ruso. Trago con fuerza y sonrió admirando mi belleza. Recojo mi cabello en una coleta alta y suspiro. Para luego girarme.
Mi cita de las ocho no es a quien veré, de hecho, mi cita tiene un par de horas aquí, pero solo una de las chicas suele atenderle por lo que la parte complicada de llegar a él, será convencerla a ella que me cubra. Por suerte nos hemos hecho buenas "amigas" así que espero que con eso pueda ayudarme.
Salgo de la habitación directo a la sala de masajes donde sé que se encuentra ella, un par de hombres trajeados de negro están en la puerta de esta, con auriculares en sus oídos confirmando que él está aquí. Ambos me miran con discreción cuando paso entre ellos para ingresar a la sala. Miro sobre mi hombro y uno de ellos me guiña uno de sus ojos verdes.
Sonrió coqueta y continuo andado, al llegar a la sala del sauna varios hombres posan sus ojos en mí. Pero los ignoro continuando mi camino hacia la siguiente habitación la de masajes, en cuanto ingreso me topo con Ágata que camina hacia mí con un par de toallas entre sus manos.
Al verme su sonrisa crece y sus ojos brillan. Se acerca de inmediato y deposita dos besos en mis mejillas.
— Paige ¿cómo estás? — pregunta frunciendo el ceño al ver mi expresión preocupada.
— Todo bien, pero ese sujeto está aquí y su esposa ha venido con el...— comento incomoda, de inmediato su expresión cambia y suspira.
— Paige debes decirle a alguien que el sujeto quiere pasarse de listo, nuestra política te respalda...— niego de inmediato y ella suspira — ¿quieres que lo vea por ti hoy? — de inmediato sonrió para mis adentros.
— ¿No te importaría? — ella mira sobre su hombros y suspira.
— Si me importa...— responde con cierto nerviosismo — pero más me importas tú, el posiblemente ni note que hemos cambiado...— comenta con cierta duda.
Luego se gira y sonríe ampliamente, como si se le hubiese ocurrido alguna idea.
— Paige, este cliente es muy reservado, pero tiende a tener ciertos gustos...— hace una pausa y sus mejillas se sonrojan — a veces durante los masajes querrá que lo masturbes, pero nada más, una vez se corre puedes salir de la habitación y es como si no hubiese pasado nada, si lo hace esta vez dejara dinero sobre la mesa —me explica con prisa algo que no tenía idea que pasaba.
Al ver mi expresión sorprendida ríe.
— Es un trato entre en él y yo, no puedes decirle a nadie ¿de acuerdo? — asiento y ella suspira.
— ¿Estas bien haciendo esto? — pregunto con curiosidad porque ella no se ve como esa clase de mujer.
— El señor Volkov es muy respetuoso y la verdad ni siquiera abre la boca mientras estoy haciéndolo...— le resta importancia y luego ríe nerviosa — ahora ve que ya debe estar allí y o le gusta esperar...— deja un beso rápido en mi mejilla y asiento.
Al verla partir suspiro.
Esto no es parte del plan, esperemos que no sea uno de estos días en que quiere que lo masturben. En cuanto entro a la habitación que le corresponde mis cejas se elevan sorprendida, porque he estado en estas salas pero ninguna es como esta.
Pero claro todo muy distinto para el joven Volkov. Pongo los ojos en blanco y camino hacia el costado donde veo la mesa para masajes. Sobre ella un hombre, un hombre muy grande y musculoso. Mis cejas se elevan al verlo sorprendida.
No tenía recuerdo que fuera así de grande. Me acerco a él y su espalda dibuja perfectamente sus músculos, así como también un tatuaje, este me hace tragar profundo porque es una enorme calavera al menos la mitad de ella, la otra mitad es el rostro de una mujer una mujer de ojos muy similares a los míos.
— ¿Pasa algo? — pregunta de pronto sacándome de mi estado de admiración.
— No...— respondo en un susurro que lo hace removerse, pero no eleva el rostro.
Cuando me fijo descubro muchos más cambios de los que pensé que vería en el. Ya no lleva el cabello largo, como antaño y en definitiva su cuerpo no es el mismo que el de hace cinco años atrás. ¿Cuánto puede cambiar un hombre en ese tiempo?
Pues este lo ha hecho y mucho. Sin perder más tiempo camino hasta el estante tomando los aceites y las esencias para empezar con el masaje. La intensión de este operativo es dejar un dispositivo de rastreo en su ropa. La cual no logro ver por ningún lado.
Maldición.
Mientras organizo todo para empezar con su masaje continuo con la búsqueda del lugar en el que podría estar, pero lo único que veo posible es que esté detrás de alguna de las dos puertas que tiene esta sala. Dispuesta a hacer esto lo mas creíble posible me acomodo junto a la mesa y vuelvo a mirar su espalda.
Sus músculos tensos ya que tiene los brazos flexionados al frente y su rostro apoyado en ellos. Deslizo mi mirada por el resto de su cuerpo descubriendo una anchas y tonificadas piernas de músculos marcados. Dios este hombre se supone que estuvo en prisión como es que esta así de bien.
Pensé que encontraría un desastre de hombre, pero me equivoque. Aunque es tonto pensarlo, por alguna razón asumí eso. tomo el frasco de aceite con aroma a coco y me aplico un poco en las manos para apoyarlas contra su piel. El contacto una vez más como aquella noche envía una corriente eléctrica por mi cuerpo. El suyo se tensa de inmediato y se remueve un instante, mientras deslizo mis manos por la piel tintada. Tomo el frasco y dejo caer un hilo haciendo un pequeño poso de aceite en el centro de su espalda donde se acumula.
Después empiezo esparcirlo con mis manos para poder empezar hacer el masaje, en un principio soy suave, delicada, pero de pronto recuerdo que gracias a estos hijos de puta mi vida cambió radicalmente. Trago el nudo de emociones en mi garganta y presiono mis manos con fuerza afincándome un poco más.
Un gruñido gutural sale de su garganta y ese sonido de alguna forma afecta directamente un punto en específico en mi cuerpo. Cierro los ojos sin comprenderlo. No es que me sienta atraída por él, tampoco es como si no hubiese tenido una sesión de sexo maravilloso y alucinante la noche anterior.
—Estás haciendo mucha más presión Ágata... —suelta con voz ronca y me percato que quizás está acostumbrado a masajes más suaves— pero no te detengas, necesito relajarme... —sus palabras me hacen continuar y me centro en deshacer los nudos tensos que tiene sobre sus hombros.
Trabajo los distintos puntos tensos de su espalda, intercalando un masaje superficial con uno profundo cada tanto. Su piel brillosa por el aceite unido al espectacular tatuaje en su espalda y es la combinación perfecta de una escena erótica de alguna película porno.
De esas que me gusta ver. Por eso justifico la humedad en mi entrepierna. No tiene nada que ver con este idiota y su espectacular cuerpo. Regreso a sus hombros y descubro un par de nudos un poco más profundo en esa área y me concentro en ellos.
—Eso está bien...— gruñe cuando me afinco un poco más, de pronto eleva el rostro y aparto mis manos de su cuerpo sorprendida.
Cuadro busco su rostro nerviosa porque me vera y sabrá que no soy Ágata, sus ojos permanecen cerrados, con un movimiento rápido y tensando aún más los músculos de su cuerpo se gira exponiendo su torso. Mi garganta se seca y me tenso al ver su abdomen.
Jodido abdomen, una tableta de chocolate tiene menos detalles.
Se acomoda sobre la mesa mientras yo continuo descendiendo la mirada por su torso hasta su...
¡Santa mierda de las erecciones!
Trago duro admirando la enorme carpa que se levanta con la toalla que deshace una vez esta acostado boca arriba. Lleva una de sus manos a su polla y la acaricia un poco antes de liberarla y llevar sus manos detrás de su nuca, aun con los ojos cerrados, ordena con voz ronca.
—Continua...— trago en seco dando un paso hacia su gloriosa desnudez.
¿Por qué mierda tenía que estar tan malditamente bueno este hombre? Hace cinco años no lucia así. Desvió mis ojos hacia su rostro y descubro que no solo su cuerpo cambio, su expresión aniñada, y divertida también lo hizo. Ahora sus facciones son duras, serias, frías... y joder me encanta. Este hombre esta como le da la gana y es justo lo que necesito.
Tomo el bote de aceite y camino hacia un costado acomodándome junto a su cadera, destapo el frasco y trago cuando el ruido de este hace que su miembro se tense y por ende se mueva ligeramente sobre su abdomen. Admirando su cuerpo escultural volteo el frasco y dejo que el aceite caiga sobre el tallo de su erección y hago un patrón de líneas a lo largo de este.
Dejo el frasco dentro del bolsito a mi costado y respiro profundo antes de tomarla entre mis manos su grosor me seca la boca y humedece más mi coño. Deslizo mis manos sobre su longitud y comienzo a masturbarlo con suavidad, su cuerpo se tensa y sale un jadeo que humedece un poco más mi entrepierna.
Mis manos se mueven hacia sus huevos y los masajeo arrancándole un gruñido de satisfacción. Cosa que me hace sonreír, continúo moviendo mi mano de arriba abajo acariciando su glande de vez en cuando con mi pulgar, y deslizando mis manos presionando con cierta fuerza.
— Mierda...— suelta de pronto llamando mi atención hacia su rostro.
El cual esta contraído en una expresión llena de placer, mis manos se deslizan aun con un poco más de rapidez haciendo que el jadee.
— Sigue así Ágata...— me pide presionando sus manos contra su nuca doblando sus codos contra su rostro.
Mis manos se mueven más rápido mientras muerdo mis labios deseosa, excitada y con unas terribles ganas de follar. Volkov gruñe una maldición entre dientes echando su cabeza hacia atrás y me sorprende verle de esa forma porque segundo Ágata ni siquiera es que hable mientras lo hace.
— Mierda Ágata si sigues así me correré...— gime y mi ego se crece de verlo así.
De tener a este gran y poderoso hombre de la mafia rusa jadeando por mí causa. Muerdo mi labio conteniendo las locas ganas de meter su polla en mi boca y continuar esto con ella, pero de inmediato recuerdo quien mierda es la idea no me seduce de la misma forma.
Mis manos suben hasta su glande, donde presiono y desciendo de nuevo moviendo mis manos de forma invertida. El gruñe una vez más y siento la humedad traspasar la tela de mi braga.
Mierda esto es demasiado erótico.
Tomo el bote de aceite y agrego más haciendo que mis manos se deslicen con más facilidad y acelero el movimiento de mis manos y sintiendo como su cuerpo se tensa al igual que su polla.
— Maldición...— suelta con brusquedad antes que su polla se tense aún más y un chorro de espesa eyaculación salga de su punta cayendo sobre su abdomen y parte de mis manos y brazos.
No me detengo hasta que la última gota de este se desliza con lentitud hacia abajo cayendo sobre mis dedos. Mi respiración es un desastre por no hablar de mis bragas y la suya. Cuando giro el rostro para verlo, su cabeza está echada hacia atrás y una de sus manos esta sobre sus ojos deslizándose hacia su frente limpiando el sudor.
— Eso fue demasiado intenso...— murmura con voz ronca y yo solo puedo verlo con las manos llenas de su eyaculación.
En ese momento se abre la puerta y ambos giramos el rostro hacia ella, mis ojos se abren como platos cuando uno de sus hombres está mirándonos con el ceño fruncido.
— Señor...— los ojos de Misha Volkov se desvían de su hombre y se posan en mí.
— Tú no eres Ágata...
Mierda.
Nota del autor: esto es lo que se viene, la noticia que posiblemente no les agrade a muchas es que no la publicare aquí en Wattpad, ha sido firmada en #Dreame por lo que para leerla tendrán que irla a buscar allá, están disponibles 5 capítulos actualmente pero las actualizaciones se vienen casi que diarias el año que viene. Espero poder tenerlos por allá con esta historia y que sigan apoyándome como lo han hecho hasta ahora... les amo infinitamente y estoy eternamente agradecida por el apoyo y que recorran este hermoso camino conmigo... nos leemos muy pronto.
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