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Capítulo 8 - Ardiendo en el infierno.

"No hay infierno mas real que el que se vive en la oscuridad"

Dark.


Dark.

Una masacre... seguramente ese será el titular de mañana, una carnicería dirían otros pero para mí no es más que un jodido infierno, uno en el que disfruto y me fascina andar. Los cadáveres a mí alrededor no me hacen sentir nada más que frustración, cada maldita sabandija que he torturado hasta casi llevarlos al borde de la muerte ha respondido exactamente lo mismo.

"No sé dónde está Griffin"

Camino de un lado al otro revisando la lista en mi tablet, solo me quedan dos en la lista y sigo sin respuestas, elevo mis ojos de la pantalla y me fijo en el único inútil que aún sigue con vida. Camino hasta él y me inclino para verlo, sus ojos tardan algunos segundos en enfocarme. Su rostro cubierto de sangre, sus pómulos hinchados y con laceraciones, su boca tan malditamente partida que un trozo de labio le cuelga del lado izquierdo.

— Tu jefe es el siguiente...— murmuro, parpadea pesadamente y asiente.

— Tampoco sabe...— murmura en un hilo de voz.

— Señor, tengo a Max en la línea...— interrumpe uno de los pocos hombres que me acompañan.

Permanezco un instante mirando a la rata inmunda que ha durado y soportado un poco más que los demás y solo por esa razón le concederé una muerte más rápida y menos violenta, saco el arma que tengo en la espalda, mientras tomo el teléfono que me tienden y al mismo tiempo presiono el cañón de mi 9 mm contra la frente del sujeto y disparo sin siquiera volver a dedicarle una mirada.

— ¿Qué quieres? — respondo de mal humor.

— Seth va de camino a la mansión...— respiro profundo y cierro los ojos.

Este imbécil, después de nuestro encuentro hace una semana no dio señales de vida, aunque Max no dejo nunca de seguirlo, hace dos días envió un simple sms con un par de palabras "estoy contigo" una declaración que aunque suponía llegaría tarde o temprano me cabrea sobre manera que haya demorado tanto. Pero asumo que estaba dedicándole tiempo a la hija de puta de Mary.

— ¿Solo? — indago moviendo el cabeza con la punta de mi bota de uno de los sujetos a los cuales asesine hace un rato.

— No, Tylor va con el...— que Claus se ocupe — suelto despreocupadamente mientras regreso el teléfono al hombre que me lo dio.

— Gasolina... que todo quede reducido a cenizas incluso la mercancía...— murmuro pasando junto a las pilas de droga que reposan en el suelo.

— Si señor...— salgo de la estancia caminando hacia el pasillo que da a la parte de atrás del edificio.

En cuanto respiro el aire frio de New York siento un instante de calma. Cierro los ojos y me concentro en lo único que me mantiene cuerdo estos jodidos días, sus hermosos ojos verdes.

— Señor...— interrumpen mis segundos de tranquilidad.

— ¿Qué? — me giro para ver la expresión preocupada de Scott, uno de mis hombres.

— Tenemos un problema...— respiro profundo y elevo una de mis cejas, esperando a que continúe — conseguimos un cargamento inusual en el piso inferior...— mi ceño se frunce.

— ¿Inusual? — asiente y se gira para que lo siga.

Una vez de regreso al edificio descendemos al sótano donde hay más pilas de droga amontonadas junto a una pared, en el suelo una trampilla elevada con dos de mis hombres alumbrando el interior con linternas. Cuando alcanzo el borde de este me tenso, mujeres de distintas etnias y edades. Malditos mafiosos de mierda.

— Hay varios niños dentro señor...— murmura otra voz logrando llamar mi atención.

— ¿Qué? — suelto quitándole la linterna y alumbrado para confirmar sus palabras.

Trata de blancas, esto es típico entre las mafias y sabía que en New York hay una red bastante amplia que involucra a demasiadas personas, medito un instante mientras escaneo las expresiones aterradas de las mujeres hasta que alcanzo la de un par de niños que se encuentran en el suelo, semi desnudos y abrazados.

La imagen me recuerda de inmediato mi jodida infancia y las veces que vi niños como ellos siendo abusados. Respiro profundo y apago la linterna.

— Dicks...— murmuro al dispositivo de comunicación.

— ¿Señor?

— Scott te enviara una serie de imágenes, cotéjalas en la lista de desaparecidos y contacta a los familiares de todos una vez lo hagas encárgate de llamar a Brian y que se encargue de devolverlos a sus hogares...— hago una pausa y vuelvo a ver a los niños ocultos entre la oscuridad — hay dos niños aquí si no consigues nada sobre ellos avísame me hare cargo personalmente.

— Si señor — responde Dicks de forma diligente.

— Scott sácalas de aquí, llévalas al edificio de seguridad de la quinta, contacta a Maxwell para que alguien las revise y asegúrense que estén bien hasta que regresen con sus familias...— Scott asiente y luego de unos segundos echo andar a la puerta — tienen una hora y no quiero fallos...— les advierto antes de dejarlos.

Una vez en el exterior camino hasta mi auto, abro la puerta y me dejo caer en el asiento, cierro los ojos y respiro profundo.

— Llamar a Claus...— de inmediato el auto hace la conexión telefónica con mi mano derecha.

— ¿Dark? — responde al segundo tono.

— Seth va a la mansión...— le comunico con voz cansada, con el no tengo que simular nada, sabe que estoy exhausto — encárgate de el...— hago una pausa y abro los ojos mirando el techo del auto.

— Aun nada Dark, estoy haciendo hasta lo imposible...— murmura antes de poder preguntarle cómo va la búsqueda de Nisha, permanezco en silencio — ¿puedo decirte algo?

— No eres de los que se contiene a la hora de hablar y mucho menos pide permiso para hacerlo — comento sin ganas.

Claus ríe por lo bajo y después de algunos segundos, respira profundo.

— Quizás pienses que estoy demente...

— No lo pienso, estoy seguro de ello...— lo interrumpo haciendo que ría.

— El punto es que dudo que Nish...— mi cuerpo se tensa y si tan solo menciona esa opción lo asesinare.

— ¡Cállate! — suelto entre dientes abriendo los ojos,

— Dark, Nisha es fuerte...

— Avísame que pasa con Seth...— corto la conversación y finalizo la llamada.

Conversar sobre Nisha con Claus me descontrola bastante y me recuerda que debo hacerlo pagar por su traición muy lentamente. Después de unos segundos de tomar varias respiraciones salgo del callejón trasero del edificio dejando a mis hombres terminar con la tarea que les encargue.

— Jasón...

— ¿Señor? — dudo un solo instante, debería regresar y descansar un poco pero no puedo hacerlo.

— Envíame la siguiente dirección...

— Si señor...— hace una pausa y luego suspira — señor tenemos una intrusión en el sistema...— mi ceño se frunce.

— ¿Qué?

— Alguien intenta burlar el logaritmo que coloco en el sistema de seguridad...

— ¿Sabes de quien se trata?

— FBI señor...— pongo los ojos en blanco.

— Encárgate, no quiero al gobierno hurgando en Darkness...— me detengo un instante y sonrió de lado — ¿Quién está a cargo de la investigación? — pregunto sospechando de quien se trata.

— Jenkins señor...— rio...

— Cambio de planes Jasón, regreso a la mansión...— me uno al tráfico mientras planeo mi siguiente paso.

#

Camino hacia la puerta principal de la mansión, donde Max me espera recostada de la puerta con su típico atuendo de motorista, el cabello suelo y unas gafas de sol tipo Ray ban. Humedece sus labios antes de incorporarse y seguirme dentro sin decir nada. En el recibidor April me espera con un trago de whisky como en cada puto regreso.

— Señor...— me saluda pero la ignoro mientras escucho el taconeo de las botas de Max a mi espalda.

— ¿Seth? — pregunto mientras me muevo hacia el pasillo que me conduce a las instalaciones de la organización.

— Viajara a Italia...— me explica Max en un murmuro.

— ¿Cuándo?

— Pasado mañana, se llevara a Mary con él y moverá todos sus contactos en Europa para buscar a Griffin allá...— asiento mientras desciendo las escaleras y le doy un sorbo al líquido ambarino.

— ¿Claus?

— En operaciones lidiando con la intrusión...— suspiro.

— Ve a la ciudad y habla con Jefferson, necesito información y no recolectada por el equipo...— le ordeno y ella simplemente asiente y se gira para irse pero la detengo — Max...— sus pasos regresa y se coloca junto a mí mirándome con curiosidad.

— Tienes algo que hacer, cuando regreses...— le tiendo la tablet que llevaba en mi otra mano y le muestro los últimos dos hombres en la lista señalo al primero y la observo — lo quiero en una puta silla de ruedas — sus ojos se abren como platos pero lo ignoro y señalo al otro — lo quiero muerto y a toda su gente déjales una tarjeta...— sonrió de lado y su ceño se frunce ante lo último.

— ¿Qué? — me acomodo para quedar frente a ella y sostengo una de sus mejillas con mi mano.

Su cuerpo se tensa y sus ojos me observan con atención, paseándose por mis facciones, sonrió de lado al notar la forma en que humedece sus labios y anhelando algo que no le daré nunca más. Me inclino un poco y estos se entreabren aguardando que la bese, pero simplemente ladeo mi rostro y me acerco a su oído para susurrar.

— Los quiero ver arder en el infierno Max...— en ese momento la típica risa floja de Claus llama mi atención.

— ¿Divirtiéndose sin mí? — lo ignoro.

— No quiero a un solo cuerpo reconocible...— susurro un poco más bajo antes de rosar mi nariz contra su mejilla y separarme, jugando un poco ella.

Cuando me giro para ver a mi supuesto mejor amigo tiene su ceño fruncido, sus ojos fijos en Max, quien respira profundo y sin siquiera mirar a Claus se va. Rio por lo bajo divertido, estos dos son tan idiotas.

— ¿Estás jugando con ella? — cuestiona cuando paso junto a él.

— ¿Algún problema? — pregunto restándole importancia.

— Max te ama Dark...— rio.

— ¿La parte en que eso me ha importado alguna vez? — Me detengo y me giro para verlo con expresión fría — no crean que no sé qué te ayudo cuando le ordene claramente que no lo hiciera...— su cuerpo se tensa — ¿Cómo vamos con el FBI? — pregunto cambiando de tema, la advertencia está allí y él lo sabe.

— Jenkins está moviéndose, de alguna forma está logrando acercarse...— sonrió...

— Creo es hora de visitar a nuestra amiga Cristal...— bebo el resto del contenido de mi vaso y se lo lanzo vacío a Claus para después girarme.

— Bien ahora también soy ama de llaves...— se queja y sonrió.

— Serás mi jodida puta si quiero que eso seas...— comento y solo lo escucho respirar profundamente.

No las cosas no están bien entre Claus y yo, sigo conteniéndome para no asesinarlo, pero como dije antes, tanto el cómo Max, en este momento me sirven mucho más vivos que muertos. Una vez alcanzo el área de las celdas camino hasta la del fondo una que tenía bastante tiempo sin visitar.

Al acercarme a la ventanilla la agente del FBI que oso entrar en mi organización haciéndose pasar por una puta no es ni la sombra de aquella chica hermosa y segura de sí misma. Está sentada en una esquina de la pequeña habitación, sus ojos abiertos mirando a la nada, su cabello descolorido y corto, ojeras debajo de ojos azules sin luz.

— Rota...— murmura Claus a mi lado — como el más precioso y delicado cristal...— ironiza riendo sin ganas y hace la señal para que abran la puerta.

Esta se desliza hacia un costado y sus ojos se desplazan hasta nosotros, primero los posa en mí, sin reacción alguna pero en cuanto ve a Claus su cuerpo se tensa y retrocede como un gato asustado y acorralado, sus ojos abiertos de par en par, el terror transfigurando sus facciones.

— Hola rota...— la saluda Claus en un susurro seductor — ¿qué dices si tenemos una conversación con mi amigo? — da un paso hacia ella y en seguida empieza a hiperventilar.

— Claus...— lo detengo, no necesito que el haga esto.

— Venga déjame darle un poco de amor... no vengo por aquí hace una semana...— pongo los ojos en blanco y niego ligeramente con la cabeza — le quitas lo divertido a la vida...— se queja regresando junto a la puerta y recostándose junto a ella.

Donde mete una de sus manos dentro de su pantalón y saca una paleta, le quita el envoltorio haciendo la mayor cantidad de ruido posible sin dejar de sonreír divertido disfrutando de las reacciones aterrorizadas de Chloe. Suspiro cuando se la lleva a la boca y se cruza de brazos saboreando el dulce.

— Adelante...— comenta con la boca llena de esta.

Me giro y me fijo una vez más en la chica, camino hasta lo que es su cama y me dejo caer en ella, acostándome sobre la superficie ligeramente acolchada, mirando el techo.

— Sam Jenkins...— murmuro.

La reacción en la chica es inmediata, sus ojos se posan en mí y su respiración se detiene unos instantes antes de continuar sin control.

— Está a cargo nuevamente del caso Darkness y ¿adivina que Chloe? — Pregunto posando mis ojos en ella — me patea los cojones tener que ocuparme de él cuándo tengo cosas realmente importantes que hacer...— hago una pausa colocando mis manos detrás de mi cabeza — ¿Qué crees que deberíamos hacer para que no nos moleste? — indago.

— Sam solo hace su trabajo...— murmura con voz ronca y pastosa.

— Y tu harás el tuyo...— murmuro mordazmente, mirando su reacción por el rabillo de mi ojo — le enviaras un mensaje Chloe y serás bastante clara en ello...— me reincorporo con lentitud, apoyo mis manos en el borde del catre donde suele acostarse y la observo.

Nuestras miradas se encuentran y aunque el terror sigue marcado sus ojos, está más tranquila... y no debería, Claus realmente le ha dado amor en comparación a lo que estoy a punto de hacerle. Me pongo en pie y le extiendo mi mano a Claus, el la mira un instante sin comprender y pasados algunos segundos lo observo con fastidio.

— Tu cuchillo Claus...— una de sus cejas se eleva, toma la paleta de su boca que le deja un tonto tono azulado en los labios y sonríe.

— ¿Qué vas hacer? — Respiro profundo y saco el arma detrás de mi espalda — está bien, está bien no me digas...— suelta elevando sus manos en el aire rindiéndose.

Quita el broche del porta cuchillo tomando el mango negro, para luego jugar un poco con el girándolo con rapidez en su palma antes de tendérmelo. Lo tomo sin mirarlo y me vuelvo hacia Chloe, sus ojos fijos en el cuchillo, lo conoce muy bien, este es el mismo que le hizo esa bonita cicatriz en su rostro y el causante de las muchas otras que debe tener a lo largo del cuerpo.

Me agacho quedando frente a ella y suspiro, un mechón de pelo rubio le cae sobre la frente el cual aparto con el cañón del arma, sus ojos llenándose de lágrimas, el miedo inundando su torrente sanguíneo. Con delicadeza tomo una de sus temblorosas manos, intenta apartarla pero la sujeto con fuerza.

— Le daremos una mano a Sam en la investigación...— y sin advertirle nada levanto el cuchillo y lo dejo caer sobre su muñeca seccionándola.

El grito de dolor que sale de su garganta llena el pequeño espacio ensordeciéndome, la sangre salpica a todos lados y la satisfacción inunda mi sistema. La mano queda en mi palma chorreando sangre, mientras Chloe se retuerce en el suelo haciendo un reguero a nuestro alrededor si parar de gritar. Me pongo en pie y le lanzo la mano a Claus quien sorprendido la ataja en el aire, sangre salpicando su rostro y camisa.

— Envíasela a Jenkins seguramente amara que le dé una mano de nuevo...— suelto en tono burlón caminando hacia él, tomo el cuchillo y lo dejo caer a sus pies antes de salir de la celda.

Camino mirando mis manos ensangrentadas, deseando que esa sangre fuera la del hijo de puta de Griffin y no la de esa perra del FBI. Una vez alcanzo la sala de operaciones, todos los se posan en mis manos que continúan llenas de sangre. Camino hasta Jasón mirando la enorme pantalla donde me muestra el panel de programación del programa de seguridad.

— Tumba la red y empieza la migración de los servidores...— le indico señalando el punto en la pantalla donde está el error de programación con un círculo rojo de sangre — deja un señuelo que los lleve a información falsa y dales algo entretenido en lo que divertirse mientras le llega el mensaje que Chloe envió muy amablemente...— Jasón asiente y me giro para ver a Dicks que tiene en su pantalla una decena de fotografías de mujeres — ¿son las chicas de New York? — asiente y las observo de una en una, asegurándome que ninguna de ellas sea Nisha.

La esperanza muere en cuanto no doy con sus rasgos, me giro sobre mí mismo y salgo de la sala con la idea de tomar una ducha y descasar un poco. Ya he puesto en marcha el plan, solo necesito que el FBI haga su movida y poder jugar como siempre me ha gustado... desde las sombras.


Nisha.

(En el presente)

Me despierto sobresaltada mirando a mi alrededor luego a mis manos cubiertas de sangre, mi respiración se agita aún más y parpadeo sintiendo el dolor en mi vientre, el corte en mi piel, como la hoja del cuchillo se remueve en mi vientre destrozando cualquier posible vida en él. Mis ojos se llenan de lágrimas y siento que en cualquier momento gritare.

Pero me contengo, cierro los ojos con fuerza y vuelvo abrirlos. Nada... no hay nada en mis manos, limpias, suaves y tersas como si nunca hubiesen estado manchadas de sangre, trato de acompasar mi respiración tratando de controlar la incesante necesidad de liberar las emociones que se me atascan en la garganta.

Llevo ambas manos a mi rostro y contengo el llanto, controlándome de a poco, respiro profundo un par de veces y cuando vuelvo abrir los ojos el recuerdo de Dark y yo en la playa cuando asesine a ese hombre que estaba a punto de matarlo, la arena llena de sangre, los cuerpos a nuestro alrededor. Soy una asesina... pienso, organizando la pequeña lista de vidas que he quitado.

Mi hijo... el que menos merecía morir, el más inocente de todos, respiro profundo una vez más sintiendo la pena y la culpa ahogarme, las ganas de llorar regresan y maldigo para mis adentro el dolor. Luego el recuerdo del hombre que asesine hace unos días, ese que apuñale sin el menor temblor en mis manos.

Vuelvo a observarlas y una vez más las veo cubiertas de sangre, mi pecho se contrae y cierro los ojos, inevitablemente pienso en mi bebe y odio asociar la sangre a ese día. Abro los ojos, quitándome la sabana de encima no voy a quedarme aquí torturándome más, necesito hacer algo. Camino hasta mi armario y tomo una camiseta sin mangas colocándomela sobre mi sujetador deportivo y me dirijo hacia la puerta. Respiro profundo antes de abrirla y salir, doy un par de pasos y me detengo frente a la puerta de la única persona que creo puede ayudarme en este momento.

Tomo una bocanada de aire y toco la puerta de Zarek. Después de algunos segundos insisto una vez más y esta vez escucho ruido dentro, no sé qué hora es, pero estoy segura que en de madrugada. La puerta se abre y un somnoliento Zarek me recibe. Sin poder evitarlo mi corazón se acelera y pienso de inmediato en Dark.

Basta Nisha no es el. Me reprendo mentalmente, cuando este eleva uno de sus brazos y peina su cabello hacia atrás, dejándome ver que va sin camisa, de hecho solo lleva un bóxer negro puesto. Mis ojos se pasean por su trabajado abdomen, donde noto estrellas tatuadas al costado de su cuerpo y se pierden hacia su espalda. Una suave risa me sobresalta.

— Hola Nish...— me saluda con voz ronca y una sonrisa divertida en sus labios — ¿necesitas algo? — pregunta apoyándose contra la puerta.

— Disculpa que te despierte pero me dijiste que ibas ayudarme solo tenía que pedirlo...— el frunce el ceño y asiente mirándome con curiosidad — necesito retomar mi entrenamiento...— el eleva una de sus cejas mirándome serio.

— Dudo que necesites entrenar Nisha...— murmura un poco incómodo — pero si es lo que quieres hacer... te puedo ayudar...— asiento y espero un poco antes de hablar.

— ¿Estas ocupado ahora? — ríe un poco y niega.

— No, solo dame un momento para vestirme...— sonríe con picardía y siento como mis mejillas se calientan — espérame en el gimnasio — asiento y me giro para ir al lugar que me pidió.

En cuanto abro la puerta, un amplio lugar me recibe, una lona en el suelo con un amplio espacio donde es obvio donde pelean, mi ceño se frunce cuando veo algunas máquinas a mi izquierda, un saco de boxeo a mi derecha como el que está en mi habitación y una pared completa con un espejo. Camino hacia él y me detengo, el reflejo que me mira es una Nisha ensangrentada con un corte en su vientre, cierro los ojos y niego con la cabeza.

— No, Nisha no te vayas por allí...— murmuro respirando profundo con temor a abrir los ojos y volver a verme ensangrentada.

Cuando los abro solo me veo a mi misma, con mi clásica clineja a un costado con un short y una camiseta blanca, respiro profundo y asiento. En ese momento la puerta se abre y Zarek entra simplemente con un pantalón de chándal y una franela negra, camina hacia mí con expresión preocupada.

— ¿Estás bien? — Pregunta una vez está a algunos pasos de distancia — estas un poco pálida...— niego y trato de sonreír pero no puedo hacerlo.

Zarek suspira y se aleja de mí caminando de espaldas, luego se detiene en medio de la lona y me hace un gesto con su cabeza camino hacia él y me detengo a un metro de distancia.

— Golpeabas el saco el otro día, ¿quieres que peleemos? — mi ceño se frunce dudando pero termino por asentir.

Él se acerca y doy un paso atrás, se detiene y sonríe.

— ¿Segura que quieres hacer esto? — pregunta dudoso.

— Si, segura...— el asiente y suspira una vez más.

— Bien, te diré algo... el Grecia aprendí de la forma dura a defenderme, no sé qué te hayan enseñado en Darkness, pero — hace una pausa y sonríe — si vamos hacer esto no voy a jugar contigo...— mi ceño se frunce sin comprender — me tomo muy en serio estas cosas...— y sin agregar nada mas lanza uno de sus puños contra mi sorprendiéndome.

Con una rapidez que me sorprende incluso a mi, esquivo el golpe y le devuelvo uno a su costado, el se queja un poco y se aparta de mi riendo sosteniendo el lugar donde lo golpee.

— Buenos reflejos...— miro mis manos sin comprender como me he movido asi — Nish no necesitas entrenar tu cuerpo...— agrega en un murmuro — es tu mente quien necesita entrenamiento — y una vez mas se lanza contra mi esta vez no soy capaz de moverme con tanta rapidez y dos de sus puños impactan contra mi costado.

La punzada de dolor me invade y un flash back de Griffin golpeándome se hace presente, cierro mis ojos con fuerza.

— No te distraigas Nisha...— la voz de Zarek suena dura y una vez más lo tengo prácticamente sobre mi...— defiéndete deja de pensar en lo que viviste eso solo te distrae del ahora...— comenta lanzándome golpes que apenas y logro cubrir.

El dolor me invade en cada lugar donde sus puños impactan, realmente no está conteniéndose, está golpeándome con fuerza y de verdad. De pronto comprendo que tiene razón, mi cabeza se queda en blanco unos segundos, hasta que siento su brazo rodear mi cuello. Este se cierra sobre el con fuerza cortando el paso del aire.

— Estoy seguro que te enseñaron bien, te vi derribar a un hombre de casi cien kilos en tres puñaladas, seguro puedes conmigo...— sus brazo apretándose con más fuerza.

Llevo mis manos a su ante brazo y hago fuerza para tratar de liberarme, pero no logro hacerlo, Zarek presiona un poco más su agarre y el aire comienza a faltarme aún más, siento la presión en mis oídos y como mis ojos se llenan de lágrimas. El ruido de la puerta al abrirse me sobresalta pero Zarek no libera su agarre de hecho solo lo hace con más fuerza.

— ¿Zarek que mierda estas haciendo? — la voz de Mitch llena el espacio.

— No se meta Doc...— ruge Zarek en mi oído — vamos Nish reacciona si no lo haces estas muerta...— esas palabras son como un interruptor en mi cabeza.

Las mismas palabras que Dark dijo una y otra vez, de pronto todo colisiona en mi cabeza, una puntada terriblemente dolorosa se aloja en el costado izquierdo de mi cabeza expandiéndose por toda ella hasta que finalmente lo único que consigo ver a mi alrededor son puntos negros, estoy perdiendo el conocimiento si no hago algo pronto Zarek me derribara.

— Venga Nisha haz algo...— susurra en mi oído y un escalofrió me recorre.

Mi brazo se mueve solo y golpeo su abdomen con fuerza, su brazo se afloja en mi cuello y puedo respirar llenando mis pulmones del preciado aire, toso un poco antes de sujetar el brazo de Zarek y quitarlo de mi cuello, me impulso hacia atrás y luego utilizo su propio peso para derribarlo, su cuerpo cae contra el suelo y mi rodilla va a su espalda, mientras hago una palanca en su brazo. Un grito de dolor sale de sus labios pero no me detengo no hasta que logro sacar la articulación de su hombro.

— Nisha para...— alguien tira de mí y libero su brazo cayendo sobre mi trasero.

Zarek se queja en el suelo sosteniendo su brazo mientras se gira para verme, su ceño fruncido pero con una sonrisa orgullosa en sus labios.

— Bien hecho...— murmura felicitándome — Doc, necesitare un poco de ayuda...— murmura sentándose como un indio.

Giro mi rostro hacia un costado, Mitch está a un paso de distancia mirándome asombrado, desvía su mirada hacia Zarek que no ha parado de sonreír.

— Doc...— insiste — esto duele como la mierda, por favor...— entonces Mitch reacciona y camina hacia él, se coloca a su espalda y apoyando una de sus rodillas en el suelo.

Sujeta el brazo y el hombro contrario.

— ¿Listo? — Zarek respira profundo y asiente.

En ese momento Mitch mueve el brazo y lo reacomoda devolviendo la articulación a su lugar, Zarek suelta un gruñido grueso y cargado de dolor, después de unos segundos maldice por lo bajo y respira profundo.

— No más peleas por un par de días Zar...— murmura Mitch mirándome.

— No, creo que debemos enfocarnos en otra cosa...— responde mirándome con intensidad y de pronto me siento como un ratón de laboratorio.

#

Respiro profundo y me centro en el árbol que está a unos cuantos metros de distancia con una diana pegada en el tronco, inhalo sintiendo el olor a pino que me rodea además de la tranquilidad y mientras libero el aire presiono el gatillo, el estallido del arma al dispararse llena el silencioso bosque a mi alrededor y la bala se hunde en el centro de la diana.

Libero el aire lentamente y bajo el arma, cuando un ruido a mi izquierda me advierte que ya no me encuentro tan sola. Al girarme apunto al intruso, este sonríe con picardía y luego me hace una señal con su cabeza hacia mi espalda donde está el árbol.

— Buen tiro...— murmura Zarek, ignoro el comentario y bajo el arma girándome.

— ¿Cómo sigue tu hombro? — su sonrisa se ensancha y echa andar hacia mí.

— Deja de preocuparte ya está perfecto...— asiento mientras recargo el arma y me preparo para disparar otra vez.

— ¿Qué haces aquí? — le pregunto apuntando al árbol que está más lejos esta vez.

— Tenemos algo de Griffin...— mi cuerpo se tensa con la mención de ese bastardo...— tenemos que ponernos en marcha, ¿vendrás? — pregunta con curiosidad.

Entonces disparo dando en la última diana, lo escucho reír con suavidad a mi lado y respiro profundo llenándome con el olor de su perfume que ahora invade el ambiente entremezclándose con el aroma del pino.

— Si...— respondo con simpleza.

— Bien, porque necesitare que me ayudes con algo...— me giro para verlo y su expresión seria me alerta.

— ¿Con que?

— Griffin busca un reemplazo Nish...— mi ceño se frunce sin comprender — mejor sígueme, esto será más fácil si lo ves por ti misma, pero te advierto no es agradable de ver...— asiento mientras él se gira y me da una vista de su espalda.

Respiro profundo sintiendo esa extraña familiaridad con él, odio que se parezca tanto a Dark. Camino detrás de él sosteniendo el arma que Claus me regalo con fuerza. Por fin damos con algo que nos llevara un paso más cerca de Griffin y de mi venganza. Una vez estamos de regreso en la casa del doc. Zarek me guía hasta la sala de operaciones, donde las mellizas ríen en compañía de Robert.

— Chicos...— todos saludan a Zar con una enorme sonrisa pero en cuanto se dan cuenta que lo sigo sus sonrisas se esfuman de inmediato.

Desde hace un par de semanas todos han estado evitándome y los entiendo, la última vez que me dio una crisis amenace con matarlos a todos, no recuerdo una mierda de lo que paso ese día, pero Zar me dijo que había lastimado a Mel, ella sigue siendo la misma conmigo aunque me incomoda un poco no poder recordar lo que hice.

Desde ese día las cosas se sienten distintas, es como si todo tuviera un nuevo significado. De alguna forma esa Nisha insegura y miedo está escondida en alguna parte de mi cabeza, y aunque sé que está allí espero que nunca más se atreva a salir porque estoy segura que no soportara toda esta mierda.

— Becka el archivo por favor...— le indica a una de las mellizas que asiente sin dejar de verme.

Luego se gira y teclea algunas cosas antes que en las pantallas que tiene en frente se llenen con un montón de fotografías, todas ellas de mujeres, cadáveres para ser más específicos... mis ojos se abren como platos cuando noto que todas tienen un patrón, blancas, cabello negro, largo ondulado.

— Se parecen...— murmuro sin poder creer lo que veo.

— Si, se parecen a ti... el maldito loco ha matado a muchas mujeres parecidas a ti...— concluye Robert diciendo lo obvio — ¡ouch!

El quejido que sale de los labios del rubio llena el espacio y me percato que una de las mellizas le ha dado un golpe en la cabeza.

— Imprudente...— le murmura, haciendo que Zar ría.

— Lo siento Nisha — se apresura a disculparse el chico pero yo no les prestó atención, paseo mis ojos por las pantallas contándolas.

Más de cincuenta chicas asesinadas y todas interpretando un papel. Intentado ser yo, llenar mi espacio. Entonces la ira, el odio y el resentimiento se hacen presentes y es todo cuanto puedo sentir. Cierro mis ojos y respiro profundo, para luego volver abrirlos.

— ¿Qué vamos hacer? — murmuro.

— Hay alguien que me ha dicho que ha visto a Griffin, iremos a verlo — sonrió de lado saboreando las sensaciones que despiertan en mi con la noticia.

— Tengo un plan...— murmuro girándome para ver a Zarek.

Una de sus cejas se eleva y sonríe mirando a los demás antes de poner sus ojos en mí y asentir.

— Te escucho...


Nota del autor: hola mis darklings como les va? que les ha parecido el capitulo de hoy? verdad que Dark en plan maldito es un encanto... bueno siempre lo es realmente, pero no se porque así de oscuro me gusta tanto... creo que no estoy muy bien de la cabeza. En fin... hablemos de Nisha, que cosa le esta pasando? esas visiones llenas de sangre, uy mi pobre Nish esta bien jodida, pero venga que ha servido de algo... y ahora Zarek? se sorprendieron con el no? 

Comentarios aquí para amar a Dark!

Comentarios aquí para Nish!

Comentarios aquí para Zarek!

Un beso enorme les amo infinitamente y gracias por estar aquí... besos!

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