Capitulo 49
No puedo creer lo que acaba de pasar.
Por un precioso instante, creí que el beso funcionaría.
¿Por qué no fue así? ¿Por qué no pude salvarla, tal y como ella lo hizo por mí antes? ¿Acaso lo que tuvimos no fue amor verdadero? Pensé.
— ¿Qué demonios acaba de pasar? —Preguntó el hijo de Bella y Bestia, rascándose la nuca. Parecía bastante aturdido por lo que había sucedido hace unos minutos.
—Créeme, no querrás saberlo. —Aseguró Mal antes de morderse el labio inferior, se la notaba nerviosa e incómoda y eso era entendible pues ¿cómo iba a mirar a los ojos al amor de su vida y decirle que su ex novia acababa de fallecer?
—Mal, no quiero que haya más secretos entre nosotros...—Habló el castaño, su prometida suspiró hondo.
—Ben, no sé cómo decirte esto... —Susurró la reina, que seguía estando medio shockeada ya que de seguro había imaginado muchísimas veces cómo disfrutaría ver como su odiosa familiar dejaba de respirar, pero supongo que jamás pensó que finalmente se libraría de ella de esa manera tan cruel y despiadada. —Audrey acaba de morir. —Informó ella bajando la mirada para luego apretar la mano del chico Bestia con fuerza.
— ¿Qué? —Murmuró confundido, observó el cuerpo sin vida de mi princesa perdida y pasó sus manos por su rostro. —Pero ¿cómo es que...?
—No quieres saber los detalles. —Intervino la descendiente de la reina malvada, viendo como el rey de Auradon se incorporaba del suelo lentamente.
—Ella me lo dijo, trató de advertirme que estaba siendo controlada... Pero yo no quise escucharla. —Dije, sintiéndome culpable. —Si tan solo hubiera estado dispuesta a oírla, habría podido ayudarla y Audrey seguiría aquí. ¡Esto es mi maldita culpa! —Sollocé, abrazando el cuerpo de la descendiente de Aurora.
—No, bonita, no lo es. —La dama del mar negó con la cabeza rápidamente. —No habrías podido hacer nada, Ariana te habría asesinado antes de que trataras de recuperar su corazón.
— ¡Pues habría recibido mil balas con tal de rescatarla, pero no! ¡Fui egoísta, la dejé sola cuando más me necesitaba! —Insistí, destrozada. —La amé, y la perdí para siempre.
Mal.
Miré de reojo a mi padre y mi hermana y se me rompió el corazón en mil pedazos al ver a ambos llorando sin consuelo, él la abrazaba con fuerza para tratar de calmar su dolor aunque sabía que nada de lo que hiciera iba a ser suficiente, porque nadie podría devolverle a su hija.
—Será mejor que... pospongamos la boda otra vez. —Sugerí, observando de reojo a mi chico que estaba tratando de no derrumbarse frente a todos. — ¡Guardias! —Los llamé, inmediatamente ellos aparecieron.
— ¿Qué necesita, su Majestad? —Dudó uno de ellos, serio.
— ¿Pueden... llevársela, por favor? —Supliqué, señalando el cuerpo de la castaña. —Y avísenle a Lumiere que hay un funeral que preparar. —Añadí, ellos asintieron y estaban a punto de acatar mi orden pero la pelirroja no tenía intenciones de separarse de Audrey.
—No quiero dejarla ir, no puedo. —Se opuso la nieta de lady Tremaine, negando con la cabeza, fue mi mejor amiga quien la separó de ella con cuidado.
—Será mejor que te lleve a tu casa, les diré a Anastasia y a tus primos que no se separen de ti, vámonos. —Murmuró Evie rápidamente, tomando su mano con delicadeza. Se acercó a mí. —Volveré antes de que se haga tarde, sabes que si necesitas algo... Estaré aquí. —Afirmó para luego retirarse junto a su hermanita menor y mis familiares, ya que ellos tenían que irse a su castillo para contarles a Lea y a Felipe sobre la tragedia que acababa de ocurrir.
Los guardias se llevaron el cuerpo sin vida de mi sobrina.
—Iré arriba para decirles a los demás que todo ha terminado y que ya es seguro que bajen. —Exclamó el chico de cabello blanco y negro antes de subir las escaleras rápidamente.
Abracé con fuerza a mi prometido y él me correspondió.
Alex.
No podía creer que finalmente mi prima estuviera muerta.
Por un minuto, me sentí culpable por haberle deseado la muerte tantas veces, pero es que simplemente... ella se lo merecía.
Aunque estaba enojada con mi odiosa familiar porque había encontrado una manera de destrozar a toda la familia.
Gran trabajo, Audrey, aún estando muerta no dejas de llamar la atención; si querías vernos sufrir y separarnos, felicitaciones, lo has logrado; pensé.
Me alejé de los demás y entonces noté que mi hermano estaba cerca de la máquina que había traído a la reina de Auradon de regreso a casa, así que me acerqué a él lentamente y me percaté de que el pequeño príncipe también estaba llorando.
—Jace... —Lo llamé, pero él se sentó en el suelo, sin siquiera observarme. — ¿Qué estas haciendo? —Cuestioné.
—Espero a que mamá regrese, sé que lo hará, no me dejará aquí solo... —Respondió él.
—No estás solo, me tienes a mi, a papá; a mamá...—Empecé a hablar mientras me acercaba, colocando mi mano en su hombro.
— ¡No! ¡No quiero tenerla cerca! —Gritó alterado antes de levantarse y subir las escaleras hacia su habitación, chocándose con mis mejores amigos, que estaban bajando los escalones junto con el enanito y la madre de Mike.
—Aquí vamos otra vez... —Bufé, cruzándome de brazos. —Agh, este chico en serio necesita ir a un psicólogo. —Mascullé, haciendo una mueca.
— ¿Nos perdimos de lo emocionante? —Preguntó el pequeño guerrero.
—Sí, pero al menos estuvieron a salvo. —Respondió Jane.
— ¿Dónde está Evie? —Inquirió el chico de lentes, preocupado.
— ¿Y qué hace esa cosa aquí? —Dudó Lonnie, señalando la máquina.
— ¿Alguien más tiene otra pregunta para añadir a este interrogatorio? —Exclamé, alzando una ceja. Nadie dijo nada. —Evie se fue a llevar a Dizzy a su casa, trajimos la máquina aquí para poder desterrar a Ariana y mi prima está en el mismísimo infierno así que ya no nos molestará nunca más.
— ¡Alex! —Me regañó mi mejor amiga, se acercó a mí para darme un codazo, la miré extrañada. —No es un buen momento para que hagas ese tipo de comentarios desubicados.
—Solo estoy siendo sincera, todos en esta habitación opinamos lo mismo con respecto a esa zorra hija de...—Me defendí, Sofía se apresuró a colocar su mano en mi boca.
—Bueno, ha sido una noche llena de emociones y sucesos inesperados, así que nosotras nos iremos a descansar. Deseo que todos podamos dormir porque lo necesitamos, buenas noches. —Dijo la chica rápidamente antes de arrastrarme hacia las escaleras para ahora obligarme a subir al segundo piso junto a ella.
Jay.
—Nosotros también nos vamos, la verdad es que todos necesitamos procesar lo que acabamos de vivir...—Habló mi esposa rápidamente, tomando mi mano. —Y también quiero una explicación detallada acerca de esto. —Susurró en mi oído, asentí con la cabeza para ahora acercarme a la chica de cabello morado.
—M, ¿quieres que me quede contigo esta noche? —Sugerí, mirándola a los ojos. —Sé que me necesitas...
—Yo también puedo dormir aquí si así lo deseas...—Añadió De Vil, colocando una mano en el hombro de Mal. Lo miré con preocupación y supe que ambos estábamos pensando lo mismo: Nuestra mejor amiga iba a derrumbarse en cualquier momento.
—Gracias chicos, pero será mejor que no...—Murmuró ella. —Todos estamos cansados, además no creo que pueda dormir esta noche...
—Ya la oyeron, no la agobien. —Exclamó la hija de Úrsula rápidamente, acercándose a la reina de Auradon. —Mal, si necesitas algo... Solo llámame, ¿ok? No importa que tan tarde sea, yo atenderé y estaré aquí en un segundo. —Añadió.
—De hecho, sí hay algo que necesito de ti...—Admitió la ojiverde antes de rodearla con sus brazos. —Que me perdones por todo. —Sollozó, destruida.
Justo frente a mí, la chica a la que consideraba como mi hermana se estaba derrumbando y no había nada que podía hacer para hacerla sentir mejor.
Mal.
—Lo lamento, soy una estúpida, debí haberte escuchado; perdón... —Susurré en su oído mientras las lágrimas descendían por mis mejillas. —No eres la villana que una vez conocí, eres mi salvadora y yo te menosprecié, no merecías eso. Tenías razón, todo ha cambiado, ahora es muy tarde para que pueda arreglar todos mis errores...
—Tranquila, eso ya quedó en el pasado, ahora estas a salvo y eso es todo lo que importa... —Me consoló ella, rodeándome con sus brazos. —Cuando me fui, entendí que todo lo que me dijiste cuando nos vimos por última vez fue porque temías que te dañara, pero ya no soy esa persona. Ambas lo sabemos. Y sí, te equivocaste muchas veces, pero sé que aprenderás de esos errores y no volverás a cometerlos. Mal, claro que te perdono.
—Sí, yo estoy a salvo, pero Audrey no. —Insistí, no podía creer que esas palabras salieran de mi boca. —Podría haber hecho algo para ayudarla, pero no lo hice. Me quedé allí, pensando en lo mucho que deseaba que estuviera muerta... Y unos minutos más tarde, mi deseo se cumplió. Soy una persona horrible, siempre lo he sido.
—Hey, mírame. —Suplicó, tomando mi mentón para obligarme a observarla atentamente. —Ni tú, ni Dizzy, ni yo; ni nadie habría podido rescatarla. Su corazón tenía más oscuridad que luz, y cuando eso sucede... hay personas que pueden soportarlo y otras que no. No sé exactamente desde hace cuánto tiempo Ariana la estuvo controlando, pero nosotras tres siempre supimos lo fácil que era lograr que tu sobrina cediera ante la tentación y fue eso lo que la destruyó. Pero no es tu culpa, ¿ok? Ella se metió con la villana equivocada, y pagó el precio más alto.
—Cariño, deberíamos irnos antes de que anochezca más...—Sugirió Dylan, su esposa asintió y ambas nos separamos. Mis mejores amigos y sus familias se posicionaron al lado de la enorme máquina que me había regresado a casa. —Y nos llevaremos esa enorme máquina a casa.
—Nosotros también nos vamos, todos necesitamos descansar. —Habló la descendiente del hada madrina antes de mover su varita y todos desaparecieron, incluyendo la máquina.
Ben me observó atentamente mientras no dejaba de llorar, entonces me abrazó con fuerza y rodeé su cuerpo con mis brazos, sollocé en su pecho.
Audrey se fue para siempre, pensé.
[...]
Habían pasado tres días desde que mi sobrina había muerto, desde entonces mi consejero real y yo estuvimos muy ocupados organizando su funeral.
Y finalmente el día en el que nos despediríamos de su cuerpo había llegado.
Durante los preparativos, había tratado de disimular el dolor que sentía para evitar que mi familia me viera sufrir, pero había tres personas en el mundo a las que no podía mentirles.
— ¿Cómo estás, M? —Preguntó Evie, abrí la boca para responder pero en ese momento la princesa de Auradon apareció, usando un vestido rojo.
— ¿Qué? —Mencionó la ojiverde al ver que no dejábamos de observarla. —Si mi prima pudo aparecer así en el tuyo ¿por qué yo no puedo hacerlo en el de ella?
—Porque el mío fue una farsa, este es un velorio real y no es correcto que estés así vestida en un momento de luto. —Respondí simplemente.
—Pero si Audrey vino con un vestido rosa al funeral de Chad y... —Empezó el chico de cabello blanco y negro, lo miré con seriedad. —Oh, no es el momento para hablar de eso, perdón. —Añadió antes de retroceder unos pasos.
—Cariño, te hice un atuendo hermoso para esta ocasión, ¿por qué no subes a ponértelo antes de que Aurora o Ben te vean? —Sugirió mi mejor amiga, observando a su alrededor con disimulo.
—Dizzy también podría darse cuenta de cómo estás vestida y no le va a gustar. —Dijo el esposo de Lonnie, encogiéndose de hombros.
—Agh, ok, ok; lo haré pero solo porque no quiero que la hija de Drizella se enoje conmigo. —Accedió mi descendiente de mala gana, recitó un hechizo en voz baja y su vestido fue reemplazado por el atuendo que le había hecho Evie. —Hablando de ella, ¿cómo ha estado, E?
—Anastasia tuvo que obligar a mi hermanita menor a salir de la cama hoy. —Admitió la chica de cabello azul, bajando la mirada. —No es uno de sus mejores días, me duele verla sufrir tanto, eso no es lo que ella se merece.
—No, pero se lo advertimos mil veces, le dijimos que se alejara de esa maldita víbora... y ella no estuvo dispuesta a oírnos. —Murmuró el chico de cabello largo. —Pero al menos Ariana nos hizo un favor y terminó con esa princesita primorosa de una vez.
—Aunque me cueste decirlo entiendo a Dizzy, no es fácil perder al amor de tu vida... Pero en este caso la hija de Aurora no volverá...—Admití, haciendo una mueca.
—Jay, dime que no trajiste alcohol a otro funeral... —Exclamó el pecoso.
— ¿Yo? ¿Cómo crees que sería capaz de hacer tal cosa? —El ex ladrón elevó sus manos en señal de autodefensa, su mejor amiga lo observó con seriedad justo cuando la nieta de lady Tremaine se acercó hacia la mesa de aperitivos. — ¡Dizzy! ¡Te ves hermosa! ¡Matarías a cualquiera que te viera en ese vestido!
—Ay pero que idiota es. —Se lamentó la descendiente de Grimhilde.
—Que imbécil. —Dijo De Vil mientras negaba con la cabeza, Evie abrazó a la pelirroja inmediatamente justo cuando mi hermana se acercó hacia el centro del salón.
Supe que era hora de que los discursos comenzaran.
—Es muy raro que tenga que ser yo la que esté hablando en el funeral de mi princesa, siempre creí que la situación sería al revés. —Empezó la rubia. —Nunca en mi vida estuve lista para perder a alguien cercano, y mucho menos a mi niña, traté de asegurarme de que nunca le sucediera nada malo pero fallé. —Prosiguió, con los ojos llenos de lágrimas. Observó el cajón que se encontraba a su lado, en el que la castaña dormía en un sueño eterno.
—Sé que Audrey no fue la mejor persona, pero a pesar de eso ella jamás dejó de ser mi bebé. Lamento mucho no haber podido cambiarla, ni salvarla. —Habló la Bella Durmiente luego de unos minutos. —Hija, donde sea que estés, quiero que me disculpes porque te abandoné cuando más me necesitabas; realmente desearía haberte oído decirme que me querías al menos una última vez pero no lo hiciste y no puedo culparte por ello porque no fui una madre ejemplar. También lamento que sintieras que toda la familia te estaba dando la espalda desde que Alex llegó a nuestras vidas, jamás quise que nuestra relación se arruinara tanto. —Sollozó y corrió a buscar consuelo en los brazos de su esposo.
El rey de Auradon se acercó hacia el centro de la habitación, ya que él también quería decir unas palabras.
—Sé que es raro tener que hablar en el funeral de mi ex novia... Pero a pesar de todo, Audrey era parte de la familia. Y yo la quería, aunque haya sido una maldita y aprovechaba cada oportunidad que tenía para lastimar a mis seres queridos. —Murmuró Ben, tratando de no perder la compostura. —Y ella siempre vivirá en los corazones de las personas que la adorábamos: el mío, el de sus padres, sus abuelos y el de la chica que la amaba a pesar de todo lo que tuvieron que pasar. —Finalizó con los ojos llorosos y se alejó.
—Linda, ¿estás segura de que quieres quedarte? Puedo acompañarte a tu casa si quieres... —Susurró mi mejor amiga, mirando a la prima de Anthony.
—No, yo necesito hablar. Se lo debo a mi princesa perdida. —Se opuso la nieta de lady Tremaine antes de empezar a avanzar hacia el medio del salón, pero coloqué mi mano en su hombro y ella se detuvo para mirarme. — ¿Qué sucede, M?
— ¿Puedo hablar yo primero, Dizzy? —Supliqué, la pelirroja asintió con la cabeza antes de volver a su lugar. —Voy a ser sincera con ustedes: Normalmente no me gusta hablar en los funerales, pero siento que se lo debo a mi hermana y a la hija de Drizella, así que hago esto por ellas. —Aclaré entonces.
—Audrey fue mi sobrina, y sigue siendo raro decirlo en voz alta, porque desde que la conocí; traté de arruinar su vida y no estoy orgullosa de la persona que fui, pero ella también arruinó la mía desde el momento en que llegué a Auradon por primera vez, cuando mi único objetivo era destruir este reino. —Empecé, nerviosa. —Y sé que esa princesita primorosa insoportable está escuchándome desde algún lado: el infierno, el cielo, no lo sé; pero lo que si sé es que ella era odiosa, pero fue mi culpa que esa castaña enloqueciera tanto. Yo la convertí en un monstruo y Audrey no pudo soportarlo. Fue demasiado para ella y solo mis mejores amigos y parte de mi familia estuvimos con mi sobrina en sus últimos momentos.
—Ya que estoy siendo completamente honesta, debo decir que siento que lo que le ha pasado es mi culpa. El odio que nos teníamos la llevó a convertirse en la persona oscura y malvada que fue. Papá... Lea... Aurora... Dizzy...—Los miré a cada uno y suspiré hondo. —Lamento todos los momentos en que la desafíe o deseé que se muriera. Nunca creí que eso se haría realidad. No puedo dejar de tener el sentimiento de culpa... de que tal vez si alguna de las veces en las que le dije que quería verla muerta no lo hubiese hecho... ella seguiría aquí. —Sollocé y corrí a abrazar a la chica de cabello azul, quien acarició mi cabello mientras la princesa de Auradon se acercaba hacia el centro de la habitación.
— ¡Por favor, préstenme atención! ¡Quiero decir algo! —Exigió Alex rápidamente, acomodó su cabello y observó hacia el techo. — Audrey, primita, te voy a odiar siempre por destruir la felicidad de mi familia; aún estando muerta. Gracias a todos por acompañarnos en este momento tan difícil para nosotros. —Masculló antes de regresar a su lugar, la gemela de Danielle se acercó hacia el medio.
— No se imaginan lo difícil que es estar en un momento así para mi y dudo poder decir más de 2 palabras sin partir en llanto... —Murmuró la pelirroja. —No muchos conocen como fue nuestra historia de amor... porque eso era. A pesar de todas las cosas malas que Audrey ha hecho, creo que fui la única persona que fue capaz de ver un lado diferente de ella. —Prosiguió, su voz empezó a quebrarse y se quedó callada durante unos segundos.
—Ambas nos enseñamos a amar mutuamente. Mi chica tenía un corazón muy oscuro repleto de maldad pero yo sé que dentro de ella había una pequeña partecita que amaba a alguien. Y esa persona afortunadamente fui yo... —Exclamó entonces. —Las dos cometimos muchísimos errores. Ella estaba más rota que nunca y no quise escucharla. Le fallé... —Añadió, se me rompió el corazón al oírla así.
—Durante estos últimos 3 días, me he estado preguntando si lo que teníamos era amor de verdad ya que siempre me dijeron que el beso de amor verdadero nunca falla. Pero sí lo hace. El beso de amor verdadero no funciona en un corazón que ya está completamente roto y lleno de oscuridad, pero eso no significa que lo que teníamos no era un amor real... —Habló antes de mirar hacia el techo. —Audrey, mi amor, mi princesa perdida; estés donde estés perdóname por no haberte escuchado y por no haber podido salvarte. Nunca dudes de lo mucho que te amé, te amo y te amaré para toda la vida. —Finalizó entre sollozos, inmediatamente Uma, Evie, Jay, Carlos y yo corrimos a abrazarla con fuerza.
Ahora que finalmente todos nos habíamos despedido de mi sobrina, pensé, podremos seguir adelante con nuestras vidas.
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