Capitulo 42
—Sé que estas con ellos así que si quieres saber toda la verdad tienes que disimular como si estuvieras hablando con tu amiguito, hijo. —Prosiguió ella, noté que mis familiares me observaban extrañados, entonces alejé el celular de mi oído y suspiré.
—He tenido un día muy largo y estoy realmente cansado, ¿puedo ir a mi cuarto a descansar? —Me excusé, papá asintió con la cabeza y me levanté de mi asiento, salí del comedor y subí las escaleras rápidamente hasta llegar a mi destino. —Ya estoy en mi habitación... Debo estar loco porque me dijeron que estabas muerta. —Mencioné, ¿acaso estaba perdiendo la cabeza?
—Hijo, no tienes que creerles todo lo que te cuentan. —Habló mamá. — ¿Por qué crees que no te han dicho toda la verdad?
—Para protegerme...—Susurré, aunque no estaba seguro de nada en este momento.
—Ay Jace, hijo, eres demasiado pequeño para comprender que es lo que está bien y qué es lo que está mal pero tienes que tener en claro que lo mejor que le puede pasar a un niño es tener a su madre a su lado.—Exclamó la mujer, que solo lograba confundirme más.
—P-pero si M-Mal ya esta de vuelta en casa...—Tartamudeé nervioso, recargándome sobre la puerta de mi habitación.
—Aunque te duela admitirlo, ella no es tu madre, yo lo soy; tú eres mi hijo. —Afirmó la mujer que había visto en mis pesadillas. —Yo te crié, yo sé todo sobre ti, yo sé tus más oscuros secretos y tus sueños más puros; yo te leí tus cuentos favoritos durante cada noche, esa fui yo, no ella.
—No, no, no; cállate, no quiero escucharte. —Negué con la cabeza rápidamente. — ¡Eres una mala persona! ¡No eres mi mamá! —Grité antes de cortar la llamada y arrojar el celular, que cayó en la cama afortunadamente. Los nervios se apoderaron de mí, me senté en la cama mientras no dejaba de temblar, entonces Mal y Alex entraron a la habitación e inmediatamente retrocedí hasta chocarme contra la pared.
¿Cómo puedo confiar en ella? Pensé, asustado.
—Vete de aquí, aléjate de mi, no quiero tenerte cerca. —Gruñí, mirando a la chica de cabello morado.
—Pero hijo... —Empezó ella.
— ¡No me digas así! ¡Lárgate de una vez por todas!—La interrumpí.
—Mamá, vete, yo me encargo. —Aseguró mi hermana mayor, observándola. —Hazlo y no le digas nada a papá.
—Pero ¿qué mierda tiene que ver Ben en esto?—Cuestionó la reina de Auradon, frunciendo su ceño. —Pero él me necesita, yo...
—Mamá por favor... solo márchate y no digas nada. —Suplicó, entonces Mal suspiró y se retiró, cerrando la puerta detrás de ella.
Alex.
Acomodé mi cabello antes de acercarme a la cama en donde se encontraba el pequeño príncipe, que estaba aterrado.
—Jace, escúchame, sé por lo que acabas de pasar y te juro que no voy a permitir que Ariana se vuelva a salir con la suya... pero si esa arpía vuelve a tratar de contactarte; tienes que decírmelo, ¿si? —Murmuré, me subí a la cama en donde él no dejaba de temblar y lo rodeé con mis brazos, acariciando su cabello para tranquilizarlo.
—No quiero que te metas en más problemas con ella...—Susurró mi hermanito. —Pero no puedo dejar de verla en mis sueños, tengo miedo. —Admitió, abrazándome con fuerza.
—No voy a dejarte solo...—Murmuré en su oído. —No dejaremos que ella gane ¿ok?
— ¿Puedo dormir contigo esta noche... en tu habitación?—Suplicó Jace, haciendo pucheros para convencerme. —Es que no quiero estar aquí solo.
—Claro que sí enano, si eso es lo que te hace sentir seguro. —Accedí. —Soy tú hermana mayor, prometí que siempre te protegería y voy a cumplir con mi palabra, ¿si?—Susurré antes de besar su frente.
No voy a dejar que esa desgraciada separe aún más a mi familia, pensé, esto tiene que parar de una vez por todas.
Mal.
Luego de ser echada del cuarto de Jace, me apresuré a bajar las escaleras rápidamente y caminé de un lado a otro por la sala de estar, estaba tan metida en mis pensamientos que no me percaté de que mi prometido había entrado a la habitación hasta que él me tomó del brazo y con su mano libre tomó mi mentón para que lo mirara a los ojos.
—Amor, ¿por qué estás tan alterada? ¿Qué pasa? ¿Qué sucedió arriba? —Cuestionó Ben, pero no contesté. —Linda, respóndeme por favor. —Suplicó, por su tono de voz notaba que estaba preocupado por mi actitud.
—No hay tiempo para explicar, tengo que irme, volveré pronto; Alex está con Jace así que no te preocupes por ellos. —Me excusé rápidamente antes de tomar mi bolso, que había dejado en el sofá. —Noble corcel, fuerte y capaz, al hogar de los Tremaine me llevarás. —Recité aquel hechizo e inmediatamente una nube de humo morada me envolvió, cerré los ojos y al abrirlos aparecí en la habitación de la descendiente de Drizella.
—Mal, ¿no crees que sea algo descortés entrar en un cuarto de esa manera? —Dudó la pelirroja, que estaba sentada en su escritorio.
—Lo dice la chica que entra por las ventanas. —Repliqué, alzando una ceja.
—Buen punto. —Admitió, mirándome de reojo, mientras seguía haciendo algunos accesorios. — ¿Para qué viniste?
—Es que Jace no quiere verme...—Hablé rápidamente mientras mis ojos empezaban a brillar y dejaban de hacerlo. —Estábamos cenando y él recibió una llamada, se puso raro y se fue a su habitación, no sé qué le pasa pero tengo un mal presentimiento.
—Mierda, ¿hablaste con Ben sobre esto? —Inquirió ella, supuse que yo debía verme muy mal ya que ella dejó de lado lo que estaba tratando de hacer para prestarme atención.
—No, no quiero preocuparlo, pero esto no me gusta nada; no sé qué hacer...—Dije, angustiada.
— ¿¡Dejaste solo al pequeño príncipe!? —Dudó, levantándose de su asiento inmediatamente.
— ¡No, no, claro que no! —Aclaré rápidamente. —Él está con Alex, ella me pidió que me fuera porque su hermano estaba muy alterado...
—Si te lo pidió es porque sabe lo que le pasa... —Respondió la prima de Annie, encogiéndose de hombros.
— ¿¡Y por qué mierda no me lo dijo!? —Pregunté, aunque sabía que ella no podría responder aquello, mis ojos brillaron con más intensidad así que me senté en la cama; frustrada. —Él me miraba como si fuera un monstruo y no sé por qué.
—Cálmate, yo hablaré con tu primogénita y le preguntaré qué pasa, si no quiso decirte es por algo; Mal. —Afirmó, tratando de calmarme, se sentó a mi lado.
—Sí, porque no confía en mí, ¡en su propia madre! —Exclamé, dolida. — Yo no regresé del Upside Down para soportar esto. —Murmuré.
—No digas eso M, Alex es tu hija y te ama, jamás desconfiaría de ti; todo estará bien, te lo prometo. —Dicho esto, me rodeó con sus brazos, suspiré hondo mientras miraba hacia el suelo.
— ¿Qué crees que le pase a Jace? —Inquirí luego de unos segundos, ella se separó.
—No lo sé, pero sea lo que sea lo averiguaremos y él estará bien, no te preocupes; todo esto se solucionará. —Aseguró mientras acariciaba mi cabello lentamente.
—Sí, supongo que sí, pero después de todo lo que he pasado ya no soy una persona paciente...—Mencioné cuando una idea vino a mi mente.
—Mal, nunca lo has sido. —Replicó ella, saqué mi celular de mi bolso. — ¿Qué haces?
—Llamaré a Uma, ella sabrá que hacer. —Respondí como si fuera lo más obvio del mundo, pero antes de que pudiera marcar su número ella me arrebató el objeto de las manos. — ¡Hey!
—De ninguna manera lo vas a hacer, no la involucres en esto una vez que por fin pudo alejarse. —Sentenció Dizzy, mirándome con seriedad. — Además no tienes ni idea de dónde está, nadie lo sabe. —Añadió.
—De hecho lo sé...—Admití, me mordí el labio inferior.
— ¿¡Qué!? —La pelirroja me miró incrédula.
—Lo único que sé sobre la hija de Úrsula es que ella y su familia están en una playa, pero no reconozco dónde es así que no sé exactamente en dónde se encuentran en este preciso momento...—Aclaré antes de que la sobrina de Anastasia empezara a interrogarme.
— ¿Cómo te enteraste de eso? —Dudó, observándome.
—Evie me la mostró por su espejito mágico, es que ella, Jay y Carlos estaban preocupados porque Ariana les hizo creer que esa Perdida de mierda nos había secuestrado a mí y a Uma la misma noche en la que regresé a casa y entonces querían saber si debíamos estar preparados para organizar un rescate o si podíamos estar tranquilos...—Expliqué, algo nerviosa porque no sabía cómo reaccionaría ante esta confesión.
—Pues no quiero que la vuelvan a espiar, eso es horrible, ¡están violando su privacidad! —Me recriminó la nieta de lady Tremaine, cruzándose de brazos. —Y no se te ocurra contactarla, es peligroso. Si de alguna manera Ariana logra descubrir dónde se está escondiendo, asesinará a Dylan y Azul frente a ella y luego terminará con la chica que la traicionó al querer salvarte, ¿entiendes, M?
—Sí, lo entiendo...—Susurré. —Pero temo que esa maldita lastime a Alex, es decir, la cuidaré todo lo que pueda pero no quiero que sienta que la estoy sobreprotegiendo; eso la agobiaría demasiado.
— ¿No crees que es hora de que la princesa de Auradon aprenda a controlar su magia de una vez por todas? —Sugirió, alzando una ceja. —La última vez que trató de hacerlo, perdió el control y no quiero que se haga daño a ella misma o a otras personas...
—Sí, tienes razón. —Dije entonces. — Sé perfectamente en dónde puedo entrenarla, afortunadamente también conozco a una persona que puede ayudarme con eso. —La miré sonriendo.
Alex aprenderá todo lo que sé, pensé, cuando sepa dominar sus poderes entonces no habrá nadie que quiera meterse con mi hija.
[...]
—Yo era como tú una vez, oculté mi dolor, traté de esconderme de él pero luego ese dolor se aflojó. —Mencioné observando de reojo a mi hija, mientras nos dirigíamos hacia nuestro destino junto a Jane.
— ¿Se aflojó? —Cuestionó la menor, confundida.
—Se extendió, ésa fue la primera vez que quise matar a tu prima. Volví a guardarme mis sentimientos y exploté nuevamente cuando ella te secuestró, al igual que cuando me enteré de que todos estaban hechizados, y cuando supe que Ben y Ariana tuvieron a Jace...—Murmuré, mordí mi labio inferior con fuerza. —Pero luego finalmente enfrenté mi dolor y empecé a sanar. —Exclamé, nos detuvimos cuando estuvimos a unos metros del inminente muro de espinas.
— ¿Me van a explicar otra vez por qué estamos aquí? —Suplicó Alex.
—Para enseñarte a controlar tu magia. —Habló la chica de ojos azules, ya que por eso las tres nos habíamos vestido con ropa cómoda: yo usaba un pantalón negro, una musculosa verde; mi chaqueta de la isla y mis botas militares, mientras que la esposa de Carlos usaba una musculosa celeste, una chaqueta de cuero con el dibujo de un moño en su espalda y unas zapatillas; finalmente la menor usaba una musculosa violeta y un pantalón azul, con sus botas negras.
— ¿Y no es más fácil hacerlo en el castillo? —Inquirió la princesa.
—No porque puedes romper cosas valiosas y no quiero que lastimes a nadie. —Respondí simplemente.
—Entonces si vinimos aquí es porque no estamos a salvo... —Dijo la ojiverde, su respuesta me sorprendió tanto que no supe qué decirle, miré a Jane haciendo pucheros para que me ayudara con esto.
—No es por eso, es que no podemos arriesgarnos a que causes un desastre en cualquier lugar, eso es lo que normalmente pasa. —Intervino la esposa de Carlos rápidamente.
—Ella tiene razón. —Afirmé, entonces la princesa se adelantó un poco más, ya que las tres sentíamos la energía mágica que provenía de este lugar.
—Mal, no puedes protegerla por siempre. —Susurró la descendiente del hada madrina en mi oído, lo suficientemente bajo como para que la menor no nos oyera.
—He estado lejos por tanto tiempo que lo único que quiero es estar cerca de mi hija sin que nadie me la vuelva a arrebatar, soy su madre, ella me necesita más que nunca y no volveré a arriesgarla. —Murmuré segura, entonces observé el muro de espinas y suspiré hondo, era extraño volver aquí.
— ¿Estas lista para aprender más sobre magia? —Dudó la mejor amiga de Lonnie.
—Claro que sí pero no quiero herirlas. —Alex hizo una mueca.
—No lo harás, hija. —Negué con la cabeza, observé a mí alrededor con inseguridad y las miré. —Entremos rápido. —Sentencié, me apresuré a ingresar a aquel bosque, seguida de ambas; entonces las tres nos quitamos las capuchas que nos habíamos puesto para evitar llamar la atención.
—Para dominar tu magia, debes sentirla. Ahora, te enseñaremos unos hechizos muy fáciles. —Habló Jane, sonriendo. —Reemplaza el antiguo cabello, por uno nuevo y bello. —Recitó el mismo, aunque ella sabía que no funcionaría ya que no estaba usando su varita mágica.
— Reemplaza el antiguo cabello, por uno nuevo y bello. —La hermana de Jace repitió el encantamiento y su cabello –que anteriormente estaba atado en una coleta alta– había cambiado y ahora tenía una pequeña trenza.
—Bien, te ves linda. —Admití. — Sigamos con otro, es bastante útil. Ya no quiero usar harapos, cambia mi aspecto y no olvides darme unos buenos zapatos. —Recité el hechizo e inmediatamente mi musculosa fue reemplazada por una blusa morada rasgada, y mi pantalón era uno de color verde militar. Chasqueé los dedos para deshacer el encantamiento y mi aspecto volvió a la normalidad.
La ojiverde repitió el hechizo y sus prendas fueron reemplazadas por una camiseta violeta rota con dibujos de una corona, un arco, un dragón, una bestia y demás, un pantalón color verde militar y unas botas azules, además de una chaqueta de cuero morada.
— ¿Dónde conseguiste eso? —Pregunté, cruzándome de brazos.
—Ehm, Sofi me hizo uno para mí y confeccionó otros para los demás...—Admitió ella, nerviosa.
—Le falta algo. —Dije, observándola de arriba hacia abajo, hice que en la parte de atrás de su chaqueta apareciera la insignia de un dragón abrazado a una bestia. —Sigamos con uno de teletransportación, tienes que decir "Noble corcel, fuerte y capaz..." luego dices el lugar en el que quieres aparecer y entonces terminas diciendo "me llevarás", iré afuera para que aparezcas allí. —Le indiqué antes de retirarme.
—Noble corcel fuerte y capaz, a donde está mamá me llevarás. —La oí pronunciarlo lo suficientemente fuerte y unos segundos más tarde ella apareció a mi lado, nos abrazamos antes de volver a ingresar al Páramo.
—Excelente, supongo que podemos intentar con uno un poco más complicado, pero sirve bastante. —Habló la madre de Jazmín y Lucas. —Te ordeno, demando, varita a mi mano. —Dijo, y la varita que estaba en su bota se elevó hacia su mano. Ella sonrió y volvió a guardársela.
—Se supone que le estamos enseñando a protegerse, no a robar cosas. —Le recriminé, seria.
—Esa es una manera de protección, porque si desarmas a tu enemigo entonces estás más protegida, querida; además la princesa sería incapaz de hurtar algo solo porque quiso. —Replicó la chica de ojos azules, me guiñó el ojo. —Inténtalo, Alex.
—Te ordeno, demando, varita a mi mano. —Repitió la menor, estirando el brazo para tomar el objeto mágico, su mano empezó a temblar por unos segundos y negó con la cabeza, bajando el brazo. —No puedo.
—Vi cuando arrojaste a Carlos contra la pared una vez. —Le recordó Jane, a lo que la princesa asintió con la cabeza. —Escuchaste cuando Ariana dijo que iba a terminar con Mal, eso te hizo enojar.
Alex.
—Encuentra esa ira, concéntrate en eso, no en el objeto mágico; no en su peso. —Dijo mamá, levanté la mano antes de repetir el hechizo, mi mano volvió a temblar.
—Quiero que encuentres algo de tu vida, algo que te enoje. —Oí las palabras de la esposa de Carlos y recordé cómo Jace y papá sufrieron cuando Ariana les hizo creer que la reina de Auradon había fallecido. —Ahora canalízalo. —Observé cómo su varita empezó a sacudirse lentamente.
—Piensa en algo más profundo. Toda tu vida te han mentido. —Habló la chica de cabello morado, recordé lo que había pasado el día de mi cumpleaños y vi como el objeto mágico empezaba a elevarse un poco.
—Te han encerrado. —Escuché a la descendiente del hada madrina, recordé el día en que aquella Perdida me castigó cuando me escapé de mis clases de etiqueta para ir a ver a Dizzy, la varita se elevó un poco más. —Ella te hizo vivir en una maldita mentira, a ti y a tus seres queridos. —Prosiguió, entonces el objeto mágico empezó a avanzar hacia mí.
—Te alejó de tu madre. —Me recordó la mejor amiga de Lonnie, su varita empezó a avanzar más rápido mientras mi mano temblaba aún más. —Te sacó todo. Se robó la vida de Mal, Alex. —Insistió, recordé cuando Audrey había sido coronada como reina a pesar de que había intentado impedirlo y no pude evitar soltar un grito de frustración, luego recordé el momento exacto en el que descubrí que Ariana se hacía pasar por mamá, alcé la voz nuevamente y tomé el objeto mágico de una vez por todas.
— ¡Lo hice! ¡Se la quité! —Exclamé sorprendida, orgullosa de mí misma por haber podido lograrlo, observé a mí alrededor solo para percatarme de que había una enorme máquina en el medio de ese bosque. — ¿Qué es eso?
—Ah, esa cosa es la que me hizo volver aquí. —Respondió la reina de Auradon.
—Sí y se encenderá si repites el siguiente hechizo tres veces "El poder del Sol y las fuerzas de la Luna se vuelven uno en nuestra búsqueda para abrir la puerta a las Tierras Sombrías". —Dijo Jane, observé atentamente aquella máquina y me esforcé para concentrarme.
—El poder del Sol y las fuerzas de la Luna se vuelven uno en nuestra búsqueda para abrir la puerta a las Tierras Sombrías, el poder del Sol y las fuerzas de la Luna se vuelven uno en nues...—Empecé, pero mamá cubrió mi boca rápidamente. Noté el miedo en sus ojos.
— ¡Mal! —Le recriminó la chica de ojos azules, haciendo una mueca.
— ¿Qué? —Ella me quitó la mano de la boca. —No quiero volver ahí...—Suspiró hondo.
—No te preocupes M, de todas maneras aunque lo dijera tres veces, el hechizo no funcionará. Solo funciona si tenemos la varita de mamá, el collar de Uma, y supongo que la tuya también. —La tranquilizó la esposa de Carlos.
Volví a repetir el hechizo dos veces, pero al empezar a decirlo por tercera vez sentí como perdía el control y grité antes de caer al suelo de rodillas, la chica de cabello morado se arrodilló frente a mí y acarició mi cabello para tranquilizarme mientras yo miraba mis manos; sintiéndome como una inútil.
—No te exijas demasiado, pequeña. Aprenderás todo lo que te enseñemos, pero debes ser paciente. —Murmuró y besó mi frente. — Debes seguir practicando, vendremos aquí a diario por un tiempo. —Aseguró, Jane me ofreció su mano para ayudarme a levantarme y me incorporé lentamente.
Mamá tiene razón, pensé, soy la princesa de Auradon; la nieta de la emperatriz del mal, la magia corre por mis venas, cuando domines mis poderes; nadie se meterá conmigo.
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