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Capitulo 41

Haberle preparado el desayuno a Jace había sido divertido, pero habérselo llevado a la cama fue incómodo pero gracias a Alex pudimos comunicarnos bastante bien.

[…]

  Unas horas más tarde, Evie me había invitado a su castillo para almorzar con nuestros mejores amigos y nuestros descendientes, para así recuperar el tiempo perdido.

Mientras que Alex, Sofía, Mike, Jazmín, Lucas y Jace se encontraban adentro del palacio, los hijos de villanos y yo nos encontrábamos afuera; recostados en el césped, la chica de cabello azul apoyaba su cabeza en mi regazo mientras que Carlos apoyaba la suya en el regazo de Jay, los cuatro estábamos perdidos en nuestros pensamientos; observando el cielo soleado.

—Te extrañamos, M…—Admitieron los tres al unísono, logrando hacerme regresar a la realidad.

—Pero si ustedes ni se dieron cuenta de que yo no estaba aquí porque estaban muy ocupados con la copia barata de mí…—Murmuré, haciendo una mueca.

—Todavía me siento mal por eso. —Exclamó la mejor diseñadora de todo el reino.

—M, estábamos hechizados. —Me recordó el chico de cabello largo, pero aún así me habían abandonado cuando más los necesitaba y eso todavía me dolía.

—Eso no es excusa, Jay... —Murmuró De Vil.

—Lo sé pero yo me di cuenta de que algo andaba mal cuando vi que esa perra había clonado tu collar… —Añadió la esposa de Doug.

—E, tardaste 12 años en darte cuenta. —Replicó el pecoso.

—Y tú estabas despierto y no fuiste corriendo a decirme la verdad, ni siquiera dejaste que Jay y yo los ayudáramos a construir esa máquina rara. —Le recriminó ella.

—Ya basta, no peleen, estoy aquí ahora, ¿si? —Intervine rápidamente.

—Yo quería incluirlos, pero Uma no me dejó. —Carlos se cruzó de brazos.

—Yo quise matar a Ariana cuando desperté, pero ellos lo impidieron. —Comentó Jay, señalando a la dueña del castillo y al chico de cabello blanco y negro.

—Claro que no te permitimos hacerlo, no nos arriesgaríamos a que ella te lastimara, además nuestra prioridad desde que despertamos siempre fuiste tú; M. —Murmuró Evie. —Y hablando de Uma, no dejo de pensar en lo que dijo esa Perdida sobre ella cuando fuimos al Páramo…

— ¿Qué? ¿Cuándo fueron? —Dudé frunciendo mi ceño, los tres intercambiaron miradas y suspiré. —Hablen ya.

Inmediatamente mis mejores amigos empezaron a hablar al mismo tiempo, bufé.

— ¡Hablen de a uno, imbéciles! —Alcé la voz, logrando que se callaran.

—Eh M, fuimos a verte después de que nuestros hijos arruinaran la coronación de Audrey pero antes de que entráramos apareciste y casi te llevamos al castillo hasta que empezaste a decir que querías ver a Jace y luego abrazaste a Jane pero Lonnie se dio cuenta de que querías matarla y la empujó entonces Jane nos dijo que nos diéramos cuenta de lo que pasaba y ahí supimos que no eras tú sino que era Ariana haciéndose pasar por ti otra vez…—Explicó rápidamente el dueño de Dude.

—Respira, De Vil, respira…—Susurró Jay, acariciando su cabello.

—A ver si entendí... —Empecé, observándolos atentamente. —Ustedes estaban despiertos, con Jane, Lonnie…

—Y Aurora. —Añadió la descendiente de Grimhilde.

— ¿¡Y no se dieron cuenta de que esa no era yo!? ¿¡En qué estaban pensando!? —Les recriminé, dolida. — ¿¡Es que no entienden que son los peores mejores amigos del mundo!? —Dije mientras mis ojos se llenaban de lágrimas, los cerré con fuerza para no llorar frente a ellos.

—M…—La dueña de Evie’s 4 Hearts se incorporó para abrazarme, pero la aparté rápidamente.

— ¡No, no me toques!, me voy a casa. —Dije rápidamente antes de levantarme, inmediatamente Carlos me tomó del pie para evitar que me marchara.

—No te vayas, nos dejamos llevar por la emoción, lo siento…—El menor se disculpó entonces.

—Mal, sé que nos equivocamos pero ¿no crees que es muy estúpido que te enojes con nosotros cuando te acabamos de recuperar? —Habló Jay, mirándome atentamente. Eso logró que me enfadara más pero luego de unos minutos suspiré hondo, tratando de calmarme porque temía volver a quedarme sola, me asustaba volver a estar sin ellos; así que abracé a los tres. —Ella dijo que te tenía en su poder, y a Uma también, que las mataría a ambas si no le dábamos el espejo que robé…

—Díganme que no lo hicieron. —Supliqué, haciendo pucheros para luego separarme de mis mejores amigos y sentarme junto a ellos.

—No, claro que no, esa maldita quiso matarnos pero Jane nos defendió; apenas y pudimos escapar... —El esposo de Jane negó con la cabeza. —No estábamos preparados para eso.

—Al menos estás a salvo, M, aunque no sabemos nada sobre Uma... A menos que tengamos una manera de averiguar dónde está. — La chica de cabello azul nos sonrió para luego sacar de su bolso el regalo que su madre le había dado hace años. —Espejito, espejito en mi mano muéstrame donde la hija de Úrsula se ha ocultado. —Ordenó, inmediatamente en el reflejo del mismo apareció la chica de cabello turquesa en bikini, disfrutando del día soleado en una playa junto con su familia.

—Parece que alguien se está divirtiendo…—Dije mientras jugaba con mi cabello.

—No tengo ni idea de dónde se encuentra. —Murmuró el menor de los cuatro.

—Supongo que muy lejos. —Jay se encogió de hombros.

—A mi me parece perfecto que desconozcamos su ubicación exacta, es decir entre más lejos y desconocido sea el lugar, más seguros van a estar. —Afirmó mi mejor amiga.

—Sí, tienes razón E, aunque sí me gustaría ir allí; se ve que es un lugar muy lindo y tranquilo…—Exclamé, la verdad era que necesitaba unas vacaciones en un lugar pacífico en donde ningún mal nos acechara, pero sabía que eso no era posible.

— ¿Creen que Uma regresará? —Preguntó De Vil, mirándonos de reojo. —Yo no lo haría.

—Claro que tú no lo harías si eres un cobarde. —Se burló su mejor amigo, recibiendo un golpe en el brazo por parte del esposo de Jane.

—E, pregúntale al espejo dónde están exactamente, podríamos ir cuando todo esté en orden. —Sugerí, mordí mi labio inferior.

—Yo recomendaría que no lo hicieras. —Se opuso el chico de cabello blanco y negro, logrando captar mi atención. —No sabemos si Ariana puede estar escuchándonos o algo por el estilo, sería peligroso arriesgarla.

—Conozco a Dylan y por eso sé que en algún momento la convencerá de que volver será lo mejor. —Aseguró el padre de Mike.

—Los chicos tienen razón. —Habló Evie, que seguía viendo como la familia feliz se divertía en un lugar desconocido. —Uma, su príncipe encantador y Azul no pueden quedarse ahí para siempre, volverán en algún momento.

—Yo solo vi al hijo de Ariel y Eric dos veces así que supongo que si regresarán, solo espero que sea pronto, en serio quiero disculparme con la hija de Úrsula. —Admití, avergonzaba por la actitud con la que la había tratado la última vez que la había visto.

—Pues llámala, duh. —El descendiente de Jafar me miró, como si eso fuera lo más sencillo del mundo, y de hecho sí lo era.

—No los molestes M, están felices y tranquilos, además sería peligroso contactarlos sabiendo que Ariana puede aprovecharse de eso. —Intervino Carlos nuevamente.

—Tienes razón, De Vil, extrañaba oír tus comentarios inteligentes. —Admití antes de rodearlo con mis brazos, me percaté de que mi mejor amiga acababa de guardar su espejo mágico. —Extrañé que me hicieras ropa, E. —Añadí para ahora separarme del chico para abrazar a la dueña de Evie’s 4 Hearts.

—Jay, extrañé que me molestaras. —Comenté cuando me separé de la chica de cabello azul para ahora abrazar al esposo de Lonnie. 

—Bueno, yo no sé  si ustedes tendrán hambre pero yo sí así que vamos adentro que hay pizza, espero que los pequeños no se la hayan comido toda. —Habló la dueña del palacio, entonces todos nos incorporamos y entramos rápidamente, fuimos hacia la cocina en donde había una caja de pizza abierta vacía –supuse que nuestros hijos habían sido más rápidos que nosotros– y otra que estaba cerrada; así que abrimos la última y tomamos una porción, apenas había dado un mordisco a la mía cuando oí que alguien golpeaba la puerta. Evie fue a abrir mientras mis mejores amigos y yo devorábamos las porciones.

— ¡Mal! —Oí la voz del rey de Auradon y terminé de comer mi porción para ahora caminar rápidamente hacia la puerta principal, sonreí al verlo. — ¿Me harías el honor de acompañarme a una cita? —Sugirió.

—Supongo que si dejamos a los niños aquí, tal vez sí…—Murmuré, encogiéndome de hombros.

— ¡Ay, no! ¡Mal está horrible! ¡De ninguna manera vas a ir así, nena! —Exageró la dueña del castillo antes de cerrarle la puerta en la cara. 

— ¡Evie! —La regañé, fulminándola con la mirada antes de abrir la puerta nuevamente, volví a sonreír como una estúpida enamorada. — ¿Por qué no me avisaste antes? ¡Ahora no tendré tiempo para prepararme, debería ir así!

—Así luces perfecta, cariño. —Me halagó él, mordí mi labio inferior, observándolo de arriba hacia abajo. Se veía tan elegante con su traje azul.

— ¡No va a ir así, por todos los dioses de la moda! —Chilló mi mejor amiga. —Ben, tiene una mancha de salsa en su vestido, definitivamente no se marchará así; no puede ser, no lo permitiré. —Prosiguió ella, el castaño se acercó para besarme pero antes de que pudiera hacerlo le cerré la puerta en la cara. Me volteé para mirar a Evie y no pude evitar suspirar.

—Aw, él es tan malditamente tierno, me está haciendo caer en sus encantos de nuevo; ¿debería ceder? —Cuestioné.

—En mi opinión como tu mejor amiga yo digo que sí, anda, ve a divertirte; y también deberías dejar de hacerte la difícil porque todo el reino sabe lo que hiciste anoche en la cama con Ben. —Me aconsejó mi mejor amiga, la miré sorprendida al oír sus últimas palabras.

— ¡Evie!

—Bueno, tal vez no todo el reino pero sí toda mi familia. —Admitió la mejor diseñadora de todo el reino, logrando que me sonrojara. — Ay nena, déjame arreglarte un poco. —Sacó un poco de maquillaje de su bolso y tomó mi mentón para ahora empezar a colocarme un poco de rubor.

—E, debo irme…—Le recordé, algo impaciente.

—No creas que te dejaré salir así, por lo menos déjame lograr que dejes de parecer un maldito fantasma. —Ella me miró a los ojos mientras seguía concentrada, maquillándome.

—Ay Evs, extrañé que me hicieras esto cada día…—Confesé entonces.

—Lo sé, lo sé, soy irremplazable. —Alardeó mi mejor amiga, no pude evitar reír aunque era cierto, esta chica era única y por eso la amaba con toda mi alma. —Ay mujer ¿que te pasó en el cabello? Tienes las puntas abiertas... —Se quejó, horrorizada, mientras acariciaba mi cabello.

— ¿Qué querías que hiciera? —Me crucé de brazos. — En el Páramo no hay un súper salón de belleza, y menos en el lugar horrible donde estuve durante años. —Dicho esto, bajé la mirada, intentando no recordar cada momento que había pasado en ese horrible agujero.

—Pues debería haberlo. —Respondió Evie, dejó de maquillarme y levantó mi mentón para obligarme a mirarla a los ojos, tomó mis manos para ahora entrelazar nuestros dedos. —M, no pienses en eso, ya pasó; ¿sí? Te juro que ya no regresarás a ese lugar, olvidarás todo lo que sufriste, dentro de unos años nos estaremos riendo de esto así que ahora quiero que me muestres tu mejor sonrisa y que vayas a divertirte con el rey de Auradon... —Dicho esto, me abrazó, correspondí a su gesto mientras le sonreía.

—Gracias E, realmente necesitaba escuchar eso. —Murmuré. —Vendremos a buscar a Jace y Alex para la hora de la cena, deséame suerte, bonita.

—La suerte es para mediocres, M. —Me recordó, sonriendo. —Mejor rómpete una pierna. —Me guiñó el ojo y entonces abrí la puerta, lista para irme a la cita con Ben.

[…]

—No me llevarás a ningún lado, creo. —Mencioné entre risas, él se rió aunque notaba que estaba nervioso.

—De hecho, quiero llevarte al altar…—Confesó, seguro, me quedé en shock observando sus labios y no pude evitar sonreír cuando el rey de Auradon se arrodilló ante mí. —Querida Mal, los años que hemos estado lejos me ayudaron a comprender que nunca nadie va a tomar tu lugar, que tú eres la única a la que amo y voy a amar siempre; que nuestro amor es demasiado puro y puede superar cualquier cosa...

—Ben ¿qué haces? —Dudé, observándolo atentamente.

—Admito que he sido un idiota al no haberme dado cuenta de la verdad…—Exclamó con sinceridad.

—Estabas hechi... —Empecé.

—Déjame terminar. No quiero perder un día mas sin ti, por eso quiero recuperar el tiempo perdido y ¿qué mejor manera de empezar a hacerlo que con esto? —Intervino para luego sacar una cajita con un hermoso anillo, me quedé shockeada mientras sentía como las lágrimas de felicidad empezaban a descender por mis mejillas. —Mal Igna ¿me harías el honor por tercera y última vez de convertirte en mi esposa? —Preguntó,  admiré el hermoso anillo durante unos segundos.

—En serio, cada vez te superas a ti mismo porque cada anillo es más hermoso que el anterior. —Murmuré entre risas, lo miré a los ojos. —Claro que me casaré contigo, espero que no me lo tengas que pedir una cuarta vez. —Accedí entonces.

—Te lo pediría las veces necesarias porque te quiero en mi vida, porque me diste una maravillosa hija que amo. —Admitió, suspiré hondo.

—Sí pero también tuviste un descendiente con ot... —Repliqué, pero el castaño unió sus labios con los míos para callarme.

— ¿Puedes no arruinar este momento, por favor? —Suplicó, uniendo nuestras frentes.

—Lo siento. —Me disculpé. — Sé que juntos podemos lograr lo que sea. —Afirmé, dejé que me colocara el anillo para luego besarlo apasionadamente.

Yo soy su reina, él es mi rey, nada ni nadie nos podrá volver a separar; no esta vez.

Jace.

Unas horas más tarde, después de haber pasado una tarde magnífica con mis amigos, finalmente estaba teniendo un hermoso momento familiar.

—Estoy tan feliz por estar aquí con ustedes, esta es nuestra primera cena familiar en la que estamos los cuatro juntos…—Habló la reina para luego seguir comiendo.

—Nosotros también lo estamos mami, es decir, nos merecemos tener un poco de paz después de haber pasado por tantos inconvenientes. —Dijo Alex antes de beber un poco de jugo y tomar su mano por encima de la mesa.

—Haber pasado tanto tiempo sin ti fue horrendo, mi amor. —Afirmó papá, observando atentamente a la ojiverde.

—Tú ni siquiera fuiste capaz de leer las señales más obvias, papá. —Le recriminó la princesa de Auradon, alzando una ceja.

—No lo culpes, él estaba hechizado...—Intervine entonces. — Todos lo estábamos, ¿no?—Los miré, esperando a que alguno me respondiera.

—Mi amor, te prometo que algún día sabrás to...—Empezó la chica de cabello morado pero fue interrumpida por el sonido de mi teléfono. Saqué mi iPhone del bolsillo de mi pantalón y fruncí mi ceño al ver que alguien me estaba llamando.

— ¿Por qué él puede usar su celular en la mesa pero yo no? —Se quejó mi hermana mayor, indignada.

—Porque tú no has terminado de comer, en cambio Jace sí. —Explicó el rey de Auradon, aunque yo no podía dejar de ver el identificador de llamadas.

— ¿Quién es, cariño?—Dudó Mal.

—No lo sé…—Respondí, encogiéndome de hombros. —Es que alguien quiere contactarme a través de un número desconocido. —Dije, empezando a pensar en quien podría llamarme a esta hora.

—Mike dijo que sus padres le comprarían un teléfono nuevo, de seguro él me está llamando para que lo agende. —Sugerí al recordar lo que me había dicho mi amigo, entonces atendí. —Hola pequeño guerrero, que bueno que tengas un nue…—Empecé.

—Hola hijo. —Me interrumpió aquella voz del otro lado de la línea y me quedé shockeado.

Era la misma que había oído en mis pesadillas que tenía desde hace un mes, era la voz de mamá.

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