Capitulo 33
Mal.
Abrí los ojos de repente y miré a mí alrededor, toqué mis labios y suspiré hondo, observando mi anillo de compromiso.
—Ben...—Susurré, lo había sentido, de eso estaba completamente segura. — Él tiene que estar aquí, no pudo haber sido solo un sueño, no. —Dicho esto, me levanté de la cama –que Jane había hecho aparecer con magia para que yo durmiera cómoda como la reina que seguía siendo– para ahora empezar a buscarlo por todo el lugar desesperadamente, pero no había rastros del amor de mi vida por ningún lado.
—Mal, ¿qué haces?—Me sobresalté al oír la voz de la hija de Drizella y me volteé a ver como ella acababa de entrar.
— ¡No vuelvas a hacer eso! ¡Casi me matas del susto!—Me quejé rápidamente. — Lo vi, él estaba aquí, te lo juro; me besó, tiene que estar despierto... —Expliqué entonces.
—Perdón pero es raro que estés despierta tan temprano. —Ella se encogió de hombros. — Lo siento M, he estado investigando pero no hay manera de romper un hechizo tan fuerte sin exponerte al peligro, de seguro ha sido un sueño... —Comentó, haciendo una mueca.
—Es que no he soñado con él desde que entré al Upside Down... —Susurré, bajando la mirada. Realmente lo extrañaba, lo necesitaba para besarlo, golpearlo; despeinarlo, gritarle, acariciarlo. Simplemente anhelaba volver a tenerlo tan cerca como antes.
—Tranquila M, eso debe significar algo, pero necesito que te calmes para recibir a esta persona que ha venido a verte. —La pelirroja sonrió y entonces levanté la mirada rápidamente.
Tiene que ser él, pensé.
— ¿¡Ben!?—Dudé ilusionada para luego empezar a peinarme con mis dedos y a acomodarme la ropa que mi mejor amiga había enviado para que la usara. — ¿¡Por qué no lo dijiste antes!? ¡Podría haberme arreglado más, parezco la mismísima Cenicienta antes de ir al baile, no quiero recibir al rey con estos harapos!—Le recriminé, avergonzada pero al mismo tiempo feliz porque finalmente lo volvería a ver después de tanto tiempo.
—No, estúpida, es alguien más. —Aclaró la prima de Annie para acto seguido golpearme en el brazo para que me tranquilizara, fruncí mi ceño y observé cómo una persona atravesaba el muro de espinas y se quitaba la capucha de su abrigo, revelando su identidad. Me quedé observándola, shockeada.
— ¿Qué?—Comentó la rubia, alzando una ceja. — ¿No vas a saludarme ni abrazarme?—Me miró atentamente, no pude evitar reír antes de reaccionar y correr a rodearla con mis brazos.
—No tienes ni idea de lo mucho que te extrañé...—Susurré, abrazándola con fuerza, gesto que ella inmediatamente me correspondió. —Pero sí soñé contigo y fue una pesadilla, hermanita.
—No pienses en eso, lo importante es que ya estas aquí y estamos juntas. —Me consoló Aurora, acariciando mi cabello para que me tranquilizara.
—Lo sé pero aún así me dolió soñar que la abrazabas a ella el día de mi boda, pero te perdono porque sé que estabas hechizada. —Mencioné, unos minutos después nos separamos, entonces acomodé mi cabello. — ¿Cómo están los demás?
—Alex vino a casa a despertar a papá y funcionó, pero anoche hubo una cena en el castillo en honor a Audrey y la princesa arruinó todo. —Respondió la chica a la que mamá había hechizado hace años.
—Tengo muchas ganas de volver a verlo, ahora todos están despiertos, ¿no?—Sonreí, deseando que me respondiera que el hijo de Bella y Bestia también estaba libre del embrujo de Ariana. — Y no me hables de esa víbora, ¿¡cómo es que le dieron mí título!? Agh, no lo puedo creer... Espera, ¿en serio Alex hizo tal cosa? Wow, cuéntame todos los detalles, quiero saberlo todo. Esa es mi chiquita cruel. —Sonreí, orgullosa.
—Todos están despiertos a excepción del rey, como te dije antes, el efecto del hechizo es mucho más fuerte en él así que Ben no va a reaccionar hasta que vuelva a verte y le demuestres que el amor puede salvar a cualquiera. —Respondió la sobrina de Anastasia, haciendo una mueca, suspiré hondo porque eso era lo que me habían repetido desde que salí del infierno en el que esa perra me había encerrado.
—En esa celebración, Ben empezó a dar un discurso sobre lo importante que es la familia para él. —Habló Aurora, entonces recibió un codazo por parte de Dizzy, mi hermana hizo una mueca de dolor antes de proseguir—: Alex se enojó así que le dijo a Audrey que no estaba lista para ser reina y Ben le ordenó que se comportara pero tu hija se fue a su cuarto, luego de eso él nos echó no sin antes poner a mi descendiente en su lugar. Se notaba que nadie estaba de humor para una fiesta.
—Se nota que la sangre villana corre por sus venas. —Exclamé entonces, me alegraba oír que yo no era la única que arruinaba eventos importantes. —Estoy tan orgullosa de mi chiquita, desearía poder abrazarla ahora mismo pero es peligroso que venga. —Musité, sentándose en el suelo.
—Yo la abrazaré por ti. —Afirmó la rubia antes de sentarse a mi lado y rodearme con sus brazos. —Me aseguraré de que la princesa sepa que está haciendo lo correcto y que estás orgullosa de ella. —Susurró en mi oído, asentí con la cabeza.
—Dizzy...—La llamé, logrando que me prestara atención. — ¿Qué pasó con tu hermana?
— ¡Mal! ¡Eso no se pregunta!—Me recriminó la ex Bella Durmiente.
—No la regañes, no me incomoda la pregunta. —Aclaró la nieta de lady Tremaine, sentándose en frente a nosotras. —Lo hablé con mi familia y estamos organizando su funeral. Anastasia llamó a mamá para contarle sobre eso y digamos que ella no se lo tomó muy bien y ahora nos odia más que antes. —Murmuró, arrugando la nariz.
—Lo siento tanto, pero supongo que no hiciste algo estúpido... —La miré, esperando a que me diera una respuesta.
—Tal vez sí me descontrolé un poquito...—Empezó la pelirroja. —Pero no hice nada porque tu sobrina me detuvo. —Habló rápidamente, antes de que mi hermana y yo la regañáramos.
—Por fin Audrey hace algo bien. —Comenté, aunque nunca pensé que esas palabras saldrían de mi boca. —Hablando de ella, ¿cuándo será su coronación? —Pregunté, la curiosidad me carcomía.
—Considerando que mi hija es tan perfeccionista que no descansará hasta que todos los preparativos estén listos y que Alex es capaz de hacer cualquier cosa para retrasarla y demás, supongo que en un mes, más o menos...—Respondió Aurora.
— ¿Por qué quieres saberlo?—Inquirió Dizzy, alzando una ceja. —No quiero que pienses que eres la única que faltará porque no será así, yo no pienso asistir a esa farsa.
— ¿Por qué crees que me perdería la oportunidad perfecta para recuperar todo lo que es mío?—Dudé, frunciendo mi ceño.
—Mal, no creo que sea una buena idea, es que...—La descendiente de Drizella empezó a hablar.
—Estamos hablando de mi sobrina, me desharé de ella con facilidad. —La interrumpí, recibiendo una mirada desaprobatoria de Aurora. —Estoy cansada de esconderme, de estar lejos de mis amigos, ya estoy perfecta. —Afirmé, levantándome del suelo y caminando a su alrededor para que vieran que mis heridas ya se habían cicatrizado y estaba lista para terminar con esta guerra de una vez por todas.
—Sigues sin poder controlar tu magia. —Me recordó Dizzy, incorporándose e inspeccionándome de arriba hacia abajo.
—Eso se puede arreglar, aún tengo cuatro semanas para prepararme. —Le guiñé el ojo y suspiré hondo, intentando concentrarme para hacer un hechizo fácil. —Ya no quiero usar harapos, cambia mi aspecto y no olvides darme unos buenos zapatos. —Recité aquel hechizo que me sabía de memoria, era bastante fácil pero realmente esperaba poder lograrlo. Cerré los ojos con fuerza y sentí como aquella energía extraña volvía a recorrerme el cuerpo como en los viejos tiempos, mis ojos brillaron y una nube de humo morada me rodeó, cuando el mismo se dispersó pude notar que ahora estaba usando una blusa lila; unos pantalones negros junto con mis botas militares y mi chaqueta de la isla.
— ¿Cuándo te cambiaste y cómo lo hiciste tan rápido?—Dudó la rubia al percatarse de que me había cambiado de vestuario. —Entiendo que mi hija no sea peligrosa pero ¿qué hay de Ariana?
—Lo hice hace un minuto, mi magia está regresando, puedo sentirla. ¿Entiendes lo que eso significa? Estoy recuperándome, estoy volviendo a ser la peor versión de mi misma. Este es mi renacimiento. —Sonreí victoriosa, antes de acercarme hacia el muro de espinas. A lo lejos, podía ver el castillo real. —No te preocupes, si esa Perdida aparece, me las pagará por todo lo que me hizo. Le demostraré que se metió con la reina equivocada, voy a recuperar mi vida.
Alex.
Observé todos los blancos de tiro que estaban colocados en todo el patio trasero de la casa de Mike, en donde mis amigos y yo estábamos practicando arquería.
Respiré hondo y observé mi objetivo más cercano, tratando de concentrarme lo suficiente para que la flecha que estaba a punto de disparar terminara en el centro del objetivo.
—Esto está mal. —Se quejó Jazmín, logrando que me desconcentrara, disparé la flecha pero ésta terminó clavándose en el tronco de un árbol. Bufé, indignada.
—No deberíamos hacerlo, no es una buena idea. —Lo apoyó su hermano, ellos eran los mayores del grupo y siempre nos aconsejaban.
— ¿Y qué van a hacer? ¿Contárselo a sus padres? Porque estoy segura de que ellos no me detendrán. —Repliqué, alzando una ceja.
—Oh vamos chicos, será divertido. —Dijo el pequeño guerrero, que tenía mucha más facilidad para esto que el resto de nosotros.
—Será más genial si logro aprender a usar esta cosa. —Se quejó Jace, que intentaba desesperadamente lanzar una flecha hacia alguna dirección, de repente la misma salió disparada en dirección hacia la hija de Jane; que se agachó para evitar salir lastimada.
— ¡Oye!—Lo regañó Jaz, incorporándose rápidamente. —El hecho de que yo no esté de acuerdo con esto no te da motivos para tratar de matarme, príncipe del drama. —Gruñó, molesta.
—No quise hacerlo a propósito, es que no entiendo como usarlo. —Se defendió el pequeño príncipe. — ¡No me gusta que me llames así!—Se quejó.
—Ni siquiera estás sosteniendo bien el arco. —Se burló el pequeño guerrero, para luego reírse.
— ¿En serio estas segura de lo que vas a hacer?—Preguntó Lucas, mirándome atentamente.
— ¿Acaso esto no quedo claro?—Dudé, alzando una ceja. —No voy a dar marcha atrás, así que si no quieren sumarse esta bien pero no impedirán que lo haga.
— Y si algo sale mal, ¿nos castigaran a todos? —Cuestionó Mike, que estaba disfrutando bastante de este entrenamiento.
—Nada saldrá mal, y a pesar de que esto me parece un poco arriesgado, puedes contar conmigo...—Habló mi mejor amiga. —Pero ¿por qué tenías que darnos arcos? ¿Cómo le voy a explicar a mamá que me rompí una uña por esto?
—Te rompiste tres. —La corrigió mi hermano, acercándose más a ella.
— ¡Ay no! ¡Qué horror!, por esto mamá no quería que trabajara en una mina como papá. —Sofía hizo una mueca.
—Ay, no enloquezcas por eso...—La miré para luego acomodar mi cabello. —Si Azul estuviera aquí, me apoyaría.
—Sí te apoyamos es solo que este plan nos parece algo arriesgado, ya has hecho tratado de detener a Audrey antes y sabemos como terminó todo en cada ocasión. —Replicó Jazmín antes de disparar otra flecha hacia uno de los blancos.
—Sí pero nada de lo que hice fue suficiente, esta vez será diferente. —Aseguré mientras sacaba otra flecha del carcaj que tenía en mi espalda y la colocaba en el arco, me concentré para disparar y lo hice, afortunadamente esta vez la flecha sí quedó clavada en el centro de uno de los blancos de tiro que estaba un poco lejos de nosotros.
—Eres la princesa de Auradon, ¿qué dirá la prensa de esto? —Cuestionó el descendiente de Carlos.
— ¿¡Saldremos en todos los medios de comunicación!?—El chico que vivía aquí alzó la voz, sorprendido. — ¡Voy a ser famoso y todos querrán estar conmigo!
—Ay, que presumido eres. —Murmuré, él jamás cambiaría.
—Solo digo la verdad. —Se defendió el pequeño guerrero.
—Que mejor amigo tan egocéntrico que tengo. —Comentó el mayor del grupo antes de despeinarle el cabello. —Eres igual a tu padre.
—De tal palo, tal astilla. —Hablamos todos a coro.
—Heredé su encanto y su fuerza. —Alardeó Mike, disparando una flecha hacia un blanco, logrando que ésta se clavara en el medio del mismo. Cargó otra flecha e hizo lo mismo con los demás objetivos, las flechas se clavaron en sus respectivos centros e inmediatamente todos aplaudimos, él hizo una reverencia.
—No, la fuerza la heredaste de tu madre...—Lo contradijo Jace. —En cambio, yo no sirvo ni para disparar una flecha. —Se lamentó al no poder lanzarla correctamente, hizo un torpe movimiento y la flecha se dirigió hacia el pequeño guerrero, que la esquivó. El último le arrebató el arco a mi hermano al igual que su carcaj antes de empezar a correrlo por todo el lugar.
—Ay, hombres, siempre son tan inmaduros...—La hija de Evie negó con la cabeza, mirándolos de reojo.
—Ya basta los dos y concéntrense en lo importante. —Grité, ambos se acercaron hacia donde estaba. — ¿Estamos juntos en esto?—Cuestioné, mirándolos a cada uno.
—Estamos juntos en esto. —Respondieron todos, sonreí victoriosa.
Nada de lo que mi prima haga va a impedir que evite que ella sea coronada.
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