Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 25

— ¿Qué? —Susurré shockeada y negué con la cabeza, sin poder creer lo que acababa de oír. Había llegado demasiado tarde, no había podido salvarla. Le había fallado a mamá y jamás me perdonaría a mí misma por esto. —No, no, no, ella no puede... ¡Su enfermedad no era grave! No, por favor, no, ¡papá dijo que se recuperaría! ¡Me miró a los ojos y me lo prometió! —Sollocé con los ojos llenos de lágrimas, mis piernas cedieron y caí de rodillas al suelo mientras él me rodeaba con sus brazos para consolarme.

—Él solo quería protegerlos, princesa. —Murmuró el consejero real, abrumado por esta situación inesperada.

— ¿Papá y Jace regresaron? —Cuestioné, el hombre abrió la boca para contestar pero antes de que pudiera hacerlo, oímos los gritos desde el segundo piso del castillo.

— ¡No puedes hacer esto! ¡No te lo permitiré! ¡No eres el único que sufre! ¿¡Crees que no me duele que mi mejor amiga esté muerta!? ¡Claro que sí pero esa no es razón para darles la espalda a los demás, ni a tus responsabilidades! ¡No puedes caer ante el dolor! ¡Mal no querría eso! ¡Tus hijos te necesitan! —Era la voz de la chica de cabello azul, llena de furia y dolor. — ¡No empeores todo esto! ¡Esos niños ya perdieron a su madre, no pueden perderte a ti también!

— ¡Claro que te duele! ¿¡Pero sabes qué es lo peor de todo esto!? ¡Que te sientes culpable y por eso te descargas conmigo, pero yo no tengo la culpa de que ella se enfermara! ¡Teníamos una posibilidad de salvarla pero te negaste solo porque tienes miedo de enfrentarte a tu pasado! Debí haberme marchado a la isla con Audrey en cuanto pude, así el amor de mi vida seguiría respirando, pero no; ¡tenías que intervenir como siempre! —Gritó papá, furioso, nunca lo había oído así; ni siquiera cuando discutía con mamá. — ¿¡Yo estoy empeorando todo esto!? ¿¡Yo!? ¡Fuiste tú, junto con Carlos y Jay, quienes me desmayaron para evitar que fuera a buscar la única flor que podía salvar a Mal! ¡Acéptalo, Evie! ¡Ustedes mataron a su mejor amiga!

—Demonios... —Murmuré, aún shockeada por lo que acababa de escuchar. Miré a Lumiere y suspiré hondo, pensando en lo dolido que debía estar el rey para decir algo como eso... Pero sabía que él no era la única persona que sufría. — ¿Jace lo sabe? ¿Dónde está mi hermano? —Cuestioné observando al consejero real, esperando a que me diera una respuesta, pero escuchamos un fuerte portazo y me volteé para ver como el hijo de Bella y Bestia bajaba las escaleras rápidamente con los ojos rojos pero se detuvo al percatarse de mi presencia. Nuestra vecina bajó unos segundos después, sollozando, antes de abrazarme con fuerza.

—Papá, te oí gritarle, esto no es culpa de ella; ni de Jay o Carlos... Es culpa de esa maldita... —Gruñí apretando los puños, los adultos me miraron frunciendo su ceño mientras papá terminaba de bajar las escaleras, se acercó lentamente a mí.

—S-se refiere a su enfermedad, ¿no, princesa? —Acotó la madre de mi mejor amiga rápidamente antes de pellizcarme, me quejé de dolor y la fulminé con la mirada mientras las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, sin embargo asentí con la cabeza.

— ¿Jace lo sabe? ¿Le han dicho que mami ha...?—Empecé pero negué con la cabeza, ni siquiera podía decir esa maldita palabra, a pesar de que sabía que todo esto era una maldita farsa. El consejero real, la mejor diseñadora y el rey intercambiaron miradas pero ninguno habló. — ¡Respóndanme! —Exigí, mis ojos brillaron por unos segundos así que los cerré con fuerza mientras la impotencia se apoderaba de mí.

—Está arriba, quería despedirse de ella... —Susurró papá, bajando la mirada. Lo conocía, sabía que quería demostrar que podía mantenerse fuerte frente a mí pero los gritos que había escuchado hace unos minutos indicaban lo contrario, odiaba que él me mintiera en la cara. Abrí los ojos al escuchar aquello y bufé, a mi hermanito le encantaba meterse en problemas, pero no podía perderlo.

— ¿¡Qué!? ¿¡Cómo es que lo dejaste hacer eso!? ¡No debe estar aferrándose a ella, eso solo ocasionará que sufra aún más! ¡Es muy pequeño para soportar tanto dolor! —Dije rápidamente, a pesar de que Jace solo tenía diez años, quería protegerlo de cualquier mal; incluso de su verdadera madre. Así que empecé a subir las escaleras rápidamente para salvar al pequeño príncipe.

—Ben... —Habló el consejero real, colocándole una mano en el hombro. —Sé que esto es muy pronto pero tenemos que anunciarle al pueblo sobre lo que ha pasado.

—Ni siquiera estoy listo para ponerme a pensar en su funeral. —Admitió el rey antes de ponerse a llorar nuevamente, Lumiere lo abrazó mientras que la dueña de Evie's 4 Hearts se retiraba lentamente sin emitir palabra alguna.

  No podía quedarme ahí parada viendo como él sufría así que antes de que las ganas de gritarle la verdad se apoderaran de mí, subí rápidamente los últimos escalones que me quedaban y corrí por el pasillo del segundo piso hasta que llegué a la habitación en donde sabía que "mamá" estaba "descansando" en un sueño eterno... O al menos eso era lo que Ariana quiere que creamos.

 La puerta estaba entreabierta así que me asomé y se me partió el corazón al ver a mi hermano recostado en la cama, abrazado al cuerpo de la chica que se hace pasar por la reina de Auradon.

—Jace... —Murmuré, entrando al cuarto lentamente.

—No entiendo por qué le pasó esto a ella. —Sollozó con la voz quebrada, suspiré hondo.

—Estas cosas pasan siempre... —Dije antes de subirme a la cama.

—No, no, me niego a creerlo, simplemente está dormida... —Afirmó el menor negando con la cabeza, lo abracé por detrás.

—Sé que esto es difícil pero tienes que dejarla ir, eso es lo mejor que podemos hacer, es lo que mamá querría; es lo más sano para ambos. —Susurré, acariciando su cabello.

— ¡No quiero dejar a mi mamá! —Alzó la voz antes de separarse de mí y mirarme con sus ojos llenos de lágrimas.

—Sé que esto es muy difícil pero no puedes estar aquí, tienen que llevársela, no es sano que te sigas aferrando; ella no va a despertar, vámonos por favor. —Supliqué, lo que provocó que él llorara aún más, sequé sus lágrimas lentamente. —Vas a estar bien. —Afirmé, tomando su mano.

—No me mientas en la cara, necesito a mamá. —Dicho esto, el pequeño príncipe me soltó, se bajó de la cama y salió corriendo de la habitación para encerrarse en la suya.

  Me dolía verlo así pues esto no se lo merecía.

 Observé a la chica de cabello morado que se encontraba en la cama y me estremecí pues su piel estaba aún más pálida que la de Blancanieves.

  No tengo que sentirme mal por ti, no soy responsable de tu muerte. Esto es una maldita farsa. No eres mi verdadera madre, jamás lo serás, pensé antes de bajarme de la cama y salir de la habitación.

 Ya no estoy bajo tu hechizo, ya no te pertenezco.

  Suspiré hondo y me apresuré a bajar las escaleras, corrí hacia la salida mientras estaba perdida en mis pensamientos, solo quería marcharme de allí; pero entonces choqué con alguien.

 Audrey, que acababa de llegar junto con Aurora, Felipe y mis abuelos; me abrazó con fuerza para darme su pésame, de seguro papá los había llamado.

  No pude reaccionar, simplemente permití que la castaña me rodeara con sus brazos y luego se separara, la miré con odio mientras apretaba mis puños; sentí como mis ojos empezaron a brillar y los cerré rápidamente. Respiré hondo para tranquilizarme.

—Quiero a mi mami. —Fue lo único que pude mascullar antes de abrazar a mi tía.

—Lo sé cariño, lo sé, esto duele; es horrible perder a alguien y más aún cuando eres tan pequeña...—Murmuró la rubia, correspondiendo a mi abrazo con fuerza.

—Ben... —Habló mi abuelo por primera vez, me separé de Aurora para finalmente observar al rey, que estaba sentado en el sofá con la mirada perdida. — ¿Cómo está Jace?

—Ben... —Lo llamó esta vez Felipe, pero él no respondió.

— ¡Benjamín Florian! —Mi odiosa prima alzó la voz para finalmente acercarse hacia donde estaba el hijo de Bella y tomarlo de la camisa para obligarlo a levantarse de su asiento. — ¡Te estamos hablando! ¡Contéstanos! ¡No seas irrespetuoso, idiota! —Dicho esto, le dio una bofetada, que afortunadamente lo hizo salir de sus pensamientos.

—Eh... No sé. —Murmuró él antes de acercarse hacia la ventana, observando la isla que estaba en medio del mar.

—Mi hermano está en su habitación, encerrado, se enojó conmigo porque no quiere dejar ir a mamá... —Respondí entonces. —No es como si fuera mi culpa que ella esté muerta. —Añadí jugando con mi cabello, observando a Audrey de reojo.

—Alex... —Me advirtió mi tía, pero no estaba de humor para oír sus sermones, no hoy.

— ¿Saben qué? No puedo estar ni un segundo más aquí, todo este ambiente me deprime, cuando esto vuelva a ser una familia normal; búsquenme, mientras tanto, voy a buscar consuelo en los brazos de mi mejor amiga. —Intervine entonces para ahora dirigirme hacia la salida, me volteé para mirar a la castaña. —Y en cuanto a ti, no toques mis coronas... Otra vez. —Gruñí, señalándola con un dedo para luego darme vuelta nuevamente, quería irme ya.

—Oh, no te preocupes por eso, me he dado cuenta de que las coronas de princesa ya no son de mi estilo; pronto usaré una de un rango más alto. —Murmuró esa maldita arpía en voz baja pero pude oírla así que nuevamente me volteé para mirarla con seriedad, sentí como mis ojos volvieron a brillar mientras que sentía como la necesidad de ahorcarla se apoderaba de mí pero apreté los puños para tratar de controlarme, cerré los ojos y respiré hondo pero al ver que nada de lo que estaba haciendo lograba tranquilizarme; corrí hacia la salida y me retiré del castillo sin siquiera mirar atrás.

 No voy a dejar que esa desgraciada se salga con la suya, pensé mientras mis ojos volvían a brillar y unos segundos más tarde dejaron de hacerlo, voy a detenerla cueste lo que cueste.

Evie.

  Me dejé caer en el sofá de la sala de estar, mirando a mis amigos, estaba harta de fingir que esto no me dolía; que no me destrozaba ver sufrir a la familia real debido a que una loca con mal gusto les hizo creer que la reina de Auradon falleció.

—No puedo más, no saben lo difícil que fue ver a Ben a los ojos cuando él descubrió que su "querida esposa" está muerta, desearía poder decirle que no es así... —Me lamenté mientras cubría mi rostro con mis manos para evitar que me vieran llorar.

 Todavía me dolían las acusaciones del hijo de Bella, comprendía su dolor y a pesar de que sabía que esto era un juego de Ariana, me había lastimado oírlo gritarme que era nuestra culpa que Mal estuviera muerta.

  Saqué las manos de mi rostro para limpiar mis lágrimas y el hijo de Jafar se apresuró a sentarse a mi lado para ahora rodearme con sus brazos.

— ¿Cómo está...? —Dudó él, cambiando de tema rápidamente.

—En shock y ha estado temblando toda la noche, aún no reacciona... —Respondió apenada la chica de ojos azules que se encontraba en mi castillo, ya que había venido junto con su chico apenas lo llamé para decirle la triste noticia acerca del fallecimiento de "la reina de Auradon".

—Yo estuve allí sin que se dieran cuenta, no entré ahí pero... Tiene la mirada que tenía cuando visitamos juntos el Páramo por última vez... —Admitió el pecoso, lo cual hizo que me preocupara aún más.

—Va a explotar en algún momento, yo...—Empecé, pero dejé de hablar cuando la puerta se abrió rápidamente y Alex entró, la cerró para ahora recargarse sobre la misma con los ojos llorosos.

—Yo sabía que esto iba a pasar. —Confesó la pequeña.

— ¿De qué hablas, bonita? —Dudó Jane, haciéndose la desentendida.

— ¡No disimulen más! ¡Sé que están despiertos! —Gruñó harta mientras empezaba a caminar de un lado a otro rápidamente, al mismo tiempo en que sus ojos brillaban y dejaban de hacerlo. —Sé todo lo que pasó ¡y les digo que escuché que Ariana le decía a Uma que la verdadera reina de Auradon hoy caería, no quiero perder a mamá! ¡Tenemos que hacer algo ya, se nos acaba el tiempo! —Añadió con un tono de voz lleno de furia, desesperación y dolor.

—Primero cálmate, respira hondo... —Murmuró De Vil, acercándose a ella rápidamente para consolarla.

— ¿¡Cómo pretendes que me tranquilice cuando mi mamá está en peligro!? —La princesa alzó la voz y se volteó, empujando a mi hermanito menor con una fuerza brutal que lo arrojó inmediatamente contra la pared.

— ¡Alex! —La regañé, incorporándome rápidamente para ir a ayudar a Carlos.

— ¿¡Por qué hiciste eso!? —Le recriminó Jay, cruzándose de brazos, la recién llegada observó sus manos y retrocedió; asustada. Sus ojos volvieron a brillar intensamente.

—Yo... y-yo no quería hacerlo, no sé qué me está pasando, tengo miedo. —Tartamudeó ella, negó con la cabeza. — ¿Qué me sucede? No lo entiendo, yo... Me estoy convirtiendo en un monstruo.

—No preciosa, eso no es verdad, estás teniendo una crisis porque no sabes dominar tu magia... —Explicó la hija del hada madrina, se aproximó hacia la descendiente de mi mejor amiga y tomó sus manos. —Tus emociones te están dominando, eso ocasiona que tus poderes se descontrolen y termines lastimando a la gente pero no es tu culpa, estas bajo mucha presión. Lo único que tienes que hacer es respirar hondo y aprender a controlar tus sentimientos, solo así controlarás tu magia.

—Dizzy tenía razón... ¡No estaba mintiendo cuando me dijo que tengo magia! No sé cómo soportar esta nueva responsabilidad, ¡no quiero tenerla! —Ella negó con la cabeza rápidamente y apretó sus puños, cerró sus ojos, intentando concentrarse. — No sientas, no sientas, no sientas, no sientas.

—Eso no te servirá nada, solo empeorará todo. —Replicó la chica de ojos azules, haciendo una mueca.

—Auch, eso me dolió bastante. —Se quejó Carlos cuando lo ayudé a levantarse, acomodó su ropa. —Jane tiene razón, si no la dominas, terminarás causando un desastre como Elsa lo hizo en Arendelle.

—Es verdad... —Afirmé, recordando lo que había sucedido en ese reino.

—Lo siento, soy algo impulsiva y esto de no controlar la magia... tiene sus consecuencias. —Se disculpó Alex, apenada. —Pero es mi responsabilidad salvar a mamá. Soy una princesa, no debo esperar a que un príncipe me rescate de mi sufrimiento pero si tengo la oportunidad de rescatar a la reina, lo haré. —Exclamó antes de dirigirse hacia la puerta pero la tomé del brazo.

—Esa no es tu responsabilidad. —Mencioné rápidamente.

—Es mi deber como hija y futura heredera al trono. —Replicó la ojiverde, segura de sus palabras, pero ella no tenía idea de a quien se estaba enfrentando.

—Si quieres hacer algo por Mal, entonces evita que tu prima asuma tu trono. —Sugirió el chico de cabello blanco y negro, encogiéndose de hombros.

—No quiero que la lastimes con tu magia, eh, una princesa jamás mata por venganza... Pero una guerrera sí. —Exclamó el ex ladrón, sonriéndole con picardía.

— ¡Jay!

— ¿Qué? Es una buena idea, así evitaríamos tener más problemas... —Se defendió mi mejor amigo, elevando las manos en señal de defensa.

— ¡Jay!

—Al único lugar que te irás será arriba porque Sofía te está esperando. —Sentencié, mirando a la princesa, ya que mi hija era su mejor amiga y sabía lo mucho que Alex la necesitaba en un momento como este.

—Bien, de todas maneras no quería volver a casa, ¿puedo quedarme a cenar? —Suplicó ella.

—Claro, sabes que mi casa es tu casa, siempre lo ha sido; siempre lo será. —Accedí con una sonrisa, entonces la solté y la futura heredera al trono de Auradon empezó a subir las escaleras pero se detuvo para mirarnos.

—Oh, esto no significa que voy a quedarme de brazos cruzados ahora que sé toda la verdad. —Aclaró antes de retirarse hacia el segundo piso.

—Esa chiquita es tan terca. —Masculló la hija del hada madrina, intercambié miradas con mis mejores amigos.

—Al igual que su madre. —Respondimos los tres a coro, miré la televisión y noté que estaban transmitiendo un mensaje importante para todo el reino desde el palacio de al lado; fue entonces cuando supe que Ben le contaría a todos los habitantes sobre la tragedia que había ocurrido.

Alex.

 Miré de reojo a mi mejor amiga que estaba trenzando mi cabello, ambas estábamos sentadas en su cama y ella trataba de sacarme una sonrisa, aunque eso no sería posible; al menos no hoy.

  Ambas le prestamos atención a la televisión cuando se escuchó el himno del reino, eso solo significaba una cosa: algo muy importante había pasado. Unos instantes después, apareció el mismísimo rey en la televisión y supe que iba a hablar sobre nuestra pérdida.

—Ella tenía razón, ahora que ya no está, no estoy a salvo en ningún lugar... —Murmuré, bajando la mirada.

— ¿Qué cosas dices, A? —Sofía negó con la cabeza rápidamente y la miré. —Soy tu refugio, tu lugar seguro soy yo.

—Y tú eres el mío...—Exclamé entonces, observando mi anillo.

—Thunder. —Dijo la chica de cabello azul, colocando su mano sobre la mía.

—Lightning. —Susurré.

—Forever. —Murmuramos ambas al unísono.

—Vas a estar bien, ¿si? —Susurró en mi oído. —Te ayudaré a superar esto, eso es lo que las mejores amigas hacemos. No vas a caer, no dejaré que te pierdas a ti misma, eres demasiado fuerte. La vida te está poniendo a prueba, es tiempo de que demuestres de lo que eres capaz de hacer. —Afirmó antes de abrazarme por detrás, luego se apresuró a apagar la televisión.

 Todos creen que mamá esta muerta, pero no voy a permitir que piensen eso cuando no es verdad, pensé, pronto la reina regresará.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro