Capitulo 24
— ¿Cómo que mi madre no es mi madre? ¿De qué estas hablando? —Mencioné confundida, frunciendo mi ceño. Me separé de ella y la miré seria.
— ¡Sh!, baja la voz, ¿¡quieres que nos maten a ambas!? Yo no. —Susurró la pelirroja, observando a nuestro alrededor con desconfianza.
—No. Quiero que me expliques lo que acabas de decir. —Proseguí, cruzándome de brazos. — ¿¡Cómo es eso de que mi mamá no es mi mamá!? ¿¡De qué mierda estás hablando!? —Alcé la voz, me estaba impacientando que ella diera tantas vueltas.
—Tranquila, te lo voy a explicar pero tienes que calmarte porque esto es muy complicado y necesito que entiendas lo delicado que es este tema. —Dijo ella tomando mis manos, bufé porque en serio quería tener respuestas.
— ¿¡Cómo quieres que me calme cuando me dices algo así!? —Chillé.
— ¡Sh! No te alteres. —Volvió a callarme. —Cuando te conté sobre el pasado de tu madre... Estaban sucediendo cosas raras en el reino, no podía ignorarlas, así que empecé a investigar... Pero no logré darme cuenta de lo que pasaba hasta que desperté. Cuando soñaste con Mal, ella te dijo que no estabas a salvo aquí... Tenía razón, no lo estas, por eso debes usar el dije que te di, porque te protege. —Empezó a hablar, pero sus palabras no tenían sentido.
— ¿Cómo me protegería un amuleto de plástico? —Dudé, observando el regalo de cumpleaños que ella me había dado ya que desde aquel día no me lo había quitado.
—Porque está hechizado, tienes que despertar, solo así podrás darte cuenta de que tu madre no es quien dice ser. —Explicó entonces, la miré a los ojos. — Entiendo que esto sea difícil de procesar y puedes no creer en mis palabras pero tienes que confiar en las cartas que te escribió tu mami, y en los sueños que has tenido porque esos sueños siempre significan algo.
—No, mamá jamás haría tal cosa. —Negué con la cabeza y observé el pedazo de papel que aún seguía sosteniendo, lo dejé en la cama rápidamente. —Esas cartas las debes haber escrito tú para engañarme. —La acusé rápidamente.
— ¡No, yo jamás falsificaría estas cartas! Ella las escribió hace años e iba a dártelas pero me dio una copia por si algo le pasaba. —Se defendió inmediatamente. —Hay algo más que tengo que decirte y es por esto que es muy importante que no te alteres...
—No, no, cállate, no quiero oírte, no quiero escuchar tus mentiras. —Me opuse, no quería ni seguir mirándola.
—Tienes magia pero necesitas controlarla, es peligroso que no sepas hacerlo... Porque si ella sabe que la descubriste, va a hacer cualquier cosa para quitártela y destruir el mundo, Alex. —Confesó, pero me negaba a seguir creyendo en las locuras que la prometida de Audrey decía.
— ¿Por qué haces esto? Dime, ¿qué ganas inventando esta historia tan ridícula? Nada de lo que dices tiene sentido, yo soy una princesa y no tengo magia. —Mencioné, cruzándome de brazos, mis ojos empezaron a brillar pues odiaba que me mintieran; estaba furiosa. — ¡Nunca debí haber confiado en ti! ¡Estas loca! ¡Lárgate de mi casa, no quiero verte! ¿¡Cómo te atreves a decir esas cosas de la reina de Auradon, sabiendo lo enferma que está!? Lárgate y llévate esta porquería, no quiero tener nada que tenga que ver contigo. —Alcé la voz antes de quitarme el dije y arrojárselo, la pelirroja lo tomó evitando que se cayera al suelo.
— ¡Oye! ¿¡Tienes idea de cuánto tardé en hacerlo!? ¡Cinco noches! ¡Y tardé diez días en hechizarlo correctamente para que pudiera protegerte! —Se quejó pero la ignoré, me bajé de la cama y me dirigí hacia la salida de mi habitación. — ¿A dónde crees que vas? Vuelve aquí inmediatamente señorita, no hemos terminado esta conversación, ¡Alex, te estoy hablando! ¡No des ni un paso más! ¡Tengo que protegerte, princesa! —Prosiguió pero la ignoré, me marché de allí, dejándola hablando sola.
Empecé a correr por el pasillo, estaba furiosa, mis ojos brillaban y dejaban de hacerlo debido a lo enojada que estaba con la pelirroja.
Tengo que buscar a mamá, no puedo creer que Dizzy me dijera todo eso, ¿¡como pude confiar en ella!? Debería estar en un loquero, no sé como Audrey la soporta, pensé.
Sabía que papá me había dicho que debía dejar que la chica de cabello morado descansara para que se recuperara, pero él no estaba ya que se había ido con Jace a un partido de Tourney.
— ¡Mamá, mamá! ¿¡Dónde estás!? ¡No estoy segura de si vas a creerme pero Dizzy está enloqueciendo! —Dije a medida que me acercaba al cuarto de los reyes, en donde sabía que ella estaba descansando, abrí la puerta y entré a la misma pero me sorprendí al ver que ella no se encontraba allí.
Suspiré hondo antes de salir de allí, cuando me asomé al pasillo nuevamente me extrañé al ver una luz que brillaba así que la seguí.
— ¡Mamá! ¿¡Dónde estás!? ¿Mamá? —La llamé mientras seguía aquella luz que cada vez brillaba más. —Agh, ¿por qué mierda este castillo es tan enorme? —Protesté mientras seguía avanzando.
Llegué al final del pasillo y vi la puerta entreabierta de una habitación a la que jamás había ingresado, me acerqué lentamente al oír la voz de la reina de Auradon.
—Me desharé de esa insoportable princesita malcriada, del imbécil de su padre y entonces el mundo será mío, con Mal fuera de mi camino; nadie va a detenerme. Pero la peor villana de todas merece tener un atuendo mejor que este. —Dicho esto, chasqueó sus dedos y su ropa cambió a una completamente negra con una capa del mismo color, su cabello morado se tornó castaño y ella observó a Uma; por el reflejo de uno de los cristales rotos que había en la pared pude ver su verdadero rostro. Me paralicé y entonces la chica de cabello turquesa se percató de mi presencia. —Hay que acelerar el plan. La reina finalmente caerá hoy. —Su voz sonaba completamente diferente y me alejé unos centímetros de la puerta, aún shockeada, entonces mis ojos brillaron por unos segundos y recordé algo que había sucedido hace años.
«Hay que acelerar el plan» fueron las palabras de la mismísima perra que me había secuestrado, recordaba que estaba en un lugar sombrío y tenebroso, la vi chasquear sus dedos e inmediatamente su apariencia cambió; convirtiéndose en mi mamá, se colocó su corona mientras que yo no paraba de llorar porque mi corazón me decía que ésa que me sostenía en brazos no era la mejor amiga de Evie, sino que era la chica de la que mamá me había hablado en sus cartas; Ariana, una Perdida que quiso vengarse hace bastante tiempo... y lamentablemente o había logrado.
Salí de mi trance para percatarme de que las lágrimas descendían velozmente por mis mejillas, me apresuré a correr hacia el sótano y me escondí entre unas cajas, me senté en el suelo; abracé mis piernas mientras no dejaba de temblar.
Un rayo de luz verde salió de mis manos, moviendo una caja violentamente, lo cual hizo que mi temor aumentara.
¿Quién soy realmente? Pensé, ¿soy una princesa o soy un peligro para Auradon?
Tomé mi celular y marqué un número rápidamente, los segundos en los que tardó en atender se me hicieron eternos.
— ¡Alex! ¿Dónde mierda estás? ¿Qué hiciste? ¿Qué pasó? Dime que no hiciste una estupidez. —Inquirió la pelirroja, se la notaba bastante preocupada.
—V-ven a buscarme, e-estoy en el s-sótano. —Tartamudeé nerviosa sin dejar de temblar, cerré los ojos con fuerza mientras trataba de calmarme pero no podía.
—Iré allí ahora mismo, quédate ahí y no salgas por nada del mundo. —Hablo rápidamente antes de cortar la llamada, guardé mi teléfono y abracé mis piernas nuevamente.
¿Acaso soy un monstruo?
Salí de mis pensamientos al oír como alguien abría la puerta lentamente y me tensé, no podía ser Dizzy porque si ella seguía en mi habitación, tardaría varios minutos en llegar hasta aquí.
—Genial, ya estoy muerta, ¡soy muy joven para morir! —Mascullé asustada. —No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir, no quiero morir.
— ¿Princesa? —Escuché como aquella persona me llamaba pero no respondí, pasaron unos segundos hasta que la chica de cabello turquesa me encontró. Empezó a caminar hacia mí y me levanté del suelo lentamente, observando a mí alrededor, buscando una manera rápida de escapar.
—Aléjate, eres una traidora. —Dije seria, fulminándola con la mirada.
—No grites, no te haré daño, estoy de tu lado. —Afirmó la dama del mar, se veía muy segura de sí misma, pero yo no confiaba en ella.
—Aléjate, tengo... —Empecé, miré a mi alrededor buscando algo para defenderme y tomé un objeto de la caja que estaba más cerca de mí. —Tengo una lámpara rosa y no tengo miedo de usarla. —Le advertí.
—Ay no seas ridícula ¿crees que me asusta una lámpara? —Uma soltó una carcajada, negó con la cabeza. Se detuvo, alzando una ceja. —Me enfrenté a cosas peores que esa.
—No voy a dejar que se salgan con la suya. —Murmuré.
—Te sorprendería la cantidad de veces que he escuchado eso... Pero ese no es el punto, confía en mí. —Suplicó, tratando de convencerme, pero yo no era estúpida.
— ¿Por qué confiaría en alguien que quiso lastimar a mamá tantas veces? —Repliqué, seria. — ¿¡Dónde está mi madre!? ¡Habla ya! ¡Solo confío en Dizzy!
—Tienes que venir conmigo, no puedo explicártelo aquí. —Insistió la chica, pero no le haría caso.
— ¿Van a secuestrarme otra vez? —Sugerí mientras aún sostenía la lámpara para defenderme por si se le ocurría acercarse más.
—Eres tan desconfiada como Mal, agh. —Se quejó antes de empezar a caminar hacia mí nuevamente, me alejé inmediatamente.
—Si das un paso más te rompo la lámpara en la cabeza. —Amenacé mientras mis ojos empezaban a brillar nuevamente, me asusté de tan solo pensar en la posibilidad de romper algo otra vez.
—Eso no suena nada amenazante. —Replicó Uma antes de aproximarse aún más, mis ojos dejaron de brillar cuando la pelirroja entró.
—Alex, baja eso, ella no te hará daño. —Suplicó la prometida de Audrey.
—Sí lo hará, es una traidora. —Gruñí seria.
—No lo soy. —La chica de cabello turquesa negó con la cabeza rápidamente, entonces Dizzy caminó hacia donde estaba.
—En serio, baja eso, no voy a dejar que nada te pase... Pero tenemos que salir de aquí ya. —Murmuró la prima de Annie, suspiré hondo antes de dejar el objeto en la caja en la que lo había encontrado.
— ¿Qué clase de princesa se defiende con una lámpara? —Se burló la villana.
—Hey, está asustada, quiso defenderse con lo primero que se le ocurrió. —La pelirroja nos miró a ambas. —Alex y yo saldremos por la ventana, tú inventas una excusa y nos vemos en la esquina en cinco minutos, ¿ok? —Sugirió, la dama del mar bufó y asintió antes de retirarse, inmediatamente abracé a Dizzy.
— ¿Cómo puedes confiar en Uma? —Cuestioné confundida.
—Discutiremos esto cuando estemos a salvo, larguémonos de aquí. —Susurró en mi oído mientras aún me rodeaba con sus brazos.
—Pero ¿qué pasará si papá y Jace vuelven?, no puedo dejarlos con ella. —Dudé preocupada y asustada por el bienestar de mi familia.
—Ariana no les hará nada pero si tú te quedas aquí sin haber procesado toda la verdad, eso podría ser peligroso. —Afirmó la chica, acariciando mí cabello lentamente para tranquilizarme.
—Si ella está aquí... ¿dónde está mamá? —La miré, ella se separó y se dirigió hacia una de las ventanas, la abrió.
—Te lo diré afuera, vámonos, yo te sigo. —Cambió de tema, la obedecí y corrimos hacia la esquina, esperamos hasta que la traidora apareciera y la última nos teletransportó hacia su hogar con la magia de su collar.
—Tenías razón, lo siento, es que parecía una locura... —Murmuré apenas aparecimos en la sala de estar, mirando a la pelirroja.
—Ya no importa, estás a salvo y eso es lo único que importa. —Respondió la hermana de Danielle.
—Yo no estaría tan segura de eso...—Repliqué, observando a la chica de cabello turquesa de reojo.
—Oye, esta es mi casa, no te traería aquí si quisiera matarte. —Se defendió la dueña del palacio.
— ¡Uma! —La regañó Dizzy, golpeándole el brazo.
—Estas con ella... ¿qué mierda quieres de mí? —Susurré cruzándome de brazos mientras observaba a esa traidora.
—Cálmate... —Pidió la única chica en esta habitación en la que confiaba. —Uma está infiltrada para saber todo lo que Ariana quiere hacer antes de que lo haga.
— ¿Dónde está mamá? ¿Cómo mierda pasó esto? —Inquirí entonces, aunque me daba miedo saber la respuesta.
—Será mejor que te sientes, no quiero que te desmayes... Otra vez. —Murmuró la pelirroja, entonces las tres nos sentamos en los sillones.
—Quiero ver a mamá. —Exigí seria.
—Eso es muy complicado, verás... Ariana le contó a Uma lo que pasó en la iglesia hace años. —Empezó la prometida de Audrey, estaba nerviosa y se notaba porque ni siquiera me estaba mirando a los ojos.
— ¿Qué sucedió? —Cuestioné, observando esta vez a la traidora que vivía en este palacio.
—Cuando la reina llegó a la iglesia para recuperar todo lo que es suyo, hubo una gran batalla, luego esa Perdida provocó tanto a tu mami que logró que accidentalmente ella abriera un portal; entonces todos evacuamos el lugar aunque Mal se quedó adentro para cerrarlo pero Ariana no iba a dejar que lo hiciera, tu madre quiso convencerla para que recapacitara pero ella se negó así que antes de que Mal pudiera hacer algo más, Ariana la empujó al portal y lo cerró... —Admitió la chica de cabello turquesa.
— ¿Qué quieres decir con eso? —Murmuré, aún tratando de procesar todo esto. — ¿¡No saben donde está!?
— ¡Sí lo sabemos! —Afirmó la dama del mar. —Ella esta en un mundo paralelo llamado Upside Down pero solamente Ariana sabe como abrirlo y no lo hará jamás.
— ¿O sea que pasé toda mi vida con la loca que me secuestró y se hizo pasar por mi mamá? —Dije, mientras sentía cómo las lágrimas se acumulaban en mis ojos.
—Sí...
—Volví a perder a mi mami y ya no la recuperaré. —Sollocé angustiada, la sobrina de Anastasia me rodeó con sus brazos.
—Vamos a solucionar esto. —Murmuró Uma, colocándome una mano en el hombro.
— ¿Y qué demonios quieres que haga mientras tanto? ¿Esperar a que ella destruya el mundo? —Sugerí, negué con la cabeza mientras me separaba y secaba mis lágrimas lentamente. —Eso no va a pasar.
—Tú no vas a hacer una locura, ella te destruiría. —Dizzy me miró, tomando mi brazo.
— ¿Y pretendes que regrese y finja que estoy sufriendo porque esa perra les está haciendo creer a todos que mi madre está enferma cuando no sé si la verdadera está viva o muerta? —Dudé alzando una ceja. — ¿Qué hay de los demás? ¿Por qué no se han dado cuenta de lo que está pasando?
—Sé que es difícil fingir hacerlo pero si quieres que Mal regrese lo mejor es que finjas que no sabes nada para que Ariana no te haga daño. —Habló la traidora. —Con respecto a los demás, Evie, Doug, Jay, Lonnie, Carlos, Jane y Aurora saben la verdad pero lo disimulan.
— ¿Por qué papá aún no lo sabe? —Pregunté. —Él está sufriendo muchísimo, odio verlo así.
—Porque es peligroso. —Respondió la pelirroja.
—Y además, tu padre siempre ha sido un idiota, y estando hechizado; es aún más idiota de lo normal. —Añadió Uma, Dizzy y yo la fulminamos con la mirada. —Mira, el rey es el segundo objetivo de esa Perdida. Sé cual es su plan, ella quiere encargarse de toda la familia real para que la maldita de tu prima asuma el trono... Luego destruirá el mundo entero.
—Si papá es su segundo objetivo, eso significa que mamá es el primero...—Murmuré rápidamente, levantándome del sillón. — Ariana la matará hoy.
Simplemente salí corriendo del castillo de Uma sin siquiera escuchar una sola palabra más, tenía perfectamente claro lo que debía hacer.
Tenía que llegar a casa antes de que sea demasiado tarde.
Debía salvar a mamá, costara lo que costara.
No me importaba lo que sucediera conmigo si lograba rescatarla.
Porque ella se había ido hasta la mismísima Isla de los Perdidos para buscarme, se había metido con la villana equivocada, había enfrentado a la oscuridad y había dejado que un portal se la tragara para lograr que yo estuviera a salvo; así que sentía que era mi deber salvarla esta vez.
« ¡Alex! ¡Te salvaré! »
Oí su voz en mi cabeza y cerré los ojos con fuerza mientras corría más rápido, me rompía el corazón saber todo lo que había sacrificado para recuperarme.
Se había perdido a sí misma, podía sentirlo en cada centímetro de mi cuerpo, podía oír su llanto, podía ver su sufrimiento en mis sueños.
Ahora todo eso tenía sentido.
«Ella no necesita ser salvada»
Finalmente podía reconocer aquella voz, era la de Ariana, en mi cabeza.
No, basta de mentiras, ella no es mi verdadera madre, esa maldita no va a seguir manipulándome ahora que sé la verdad, pensé.
Respiré hondo cuando llegué a casa y abrí la puerta, entré y la cerré, avancé hacia la sala de estar pero fruncí mi ceño al ver como todos los sirvientes parecían deprimidos; corriendo por cada rincón del castillo para cubrir los retratos de la reina –incluyendo el enorme vitral que me había regalado papá en el que aparecía toda la familia– con telas negras.
— ¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Quién les dio autorización para hacer esto? ¡Como su princesa, exijo saberlo! —Sentencié dirigiéndome a varios de los empleados, que me miraron con tristeza para luego seguir cubriendo todos los cuadros y todo lo que se relacionaba con mi madre. Entonces visualicé al consejero real entre el gentío y corrí hacia él. — ¡Lumiere! ¿Qué sucede? ¿¡Por qué todos lucen completamente angustiados y están cambiando todo de lugar!?
—Oh, Alex... Pequeña mía, realmente lamento tener que ser yo el que deba comunicarte esto. —Susurró apenado y se arrodilló hasta quedar a mi altura. —Tu madre acaba de fallecer...
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