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Capitulo 2

Alex.

  Me encontraba mirando por la ventana, observando como todas las carrozas y limusinas se estacionaban frente a la gran entrada del castillo.

 Veía a toda la gente de todo el reino, vestida elegantemente, ingresar a mi hogar.

  Finalmente había llegado el momento más importante de mi cumpleaños: mi fiesta.

 Los sirvientes se habían pasado toda una semana decorando todo para este gran día, ya que todo debía salir perfecto.

  Escuché los golpes en la puerta de mi habitación y me alejé de la ventana.

— ¿Princesa? ¿Ya está lista? —Dudó Lumiere, por lo que me apresuré a mirarme en el espejo y acomodar mi vestido morado.

—Sí, puedes pasar. —Afirmé, entonces él me obedeció y sonrió al verme.

—Luce fantástica, su Alteza...—Murmuró el hombre. —Solo le falta algo esencial, que es muy importante para la familia real. —Añadió antes de acercarse a mi mesa de luz para tomar algún accesorio, entonces me lo colocó y me observé en el espejo: me había puesto el collar que mis padres me habían regalado hace tiempo; el que tenía el símbolo de una bestia y el de un dragón unidos.

—Ya te dije mil veces que no me gustan las formalidades, Lumiere. —Repliqué, cruzándome de brazos antes de volver a acomodar mi cabello. —Gracias...

—Lo siento señorita, sabe que la reina insiste en que la llame así, aunque antes a ella tampoco le gustaban las formalidades. —Él hizo una mueca. —De nada, Alex. Debo decirte que tienes que tomarte en serio tu título porque no implica solamente usar atuendos bonitos y una corona, es mucho más serio pero pronto entenderás de qué estoy hablando...

— ¿Así que mamá era como yo? —Lo miré algo sorprendida ya que la mujer de cabello morado era tan correcta en todo lo que hacia que me extrañaba pensar que alguna vez pudo no haber deseado convertirse en reina. —Oh no, por favor Lumiere, no me estreses con mis clases de etiqueta y demás, no hoy, ¡es mi fiesta de cumpleaños! —Me quejé.

—Has pasado toda tu vida con Mal pero aún así no la conoces en absoluto, eso es porque ella prefiere dejar el pasado atrás pero te aseguro que ella aspiraba ser alguien muy diferente antes de conocer a tu padre. —Comentó el consejero real. —No quiero que te estreses, quiero que entiendas que tienes la responsabilidad de gobernar Auradon con justicia, algo que hace mucho tiempo no hacen.

—Es muy pronto para pensar en eso, aún faltan años para que me coronen como reina así que prefiero disfrutar el presente. —Dije rápidamente.

—Alex, nunca es pronto para salvar a un reino. —Exclamó el hombre, lo miré confundida.

 Primero mamá quiere salvarme en mis sueños y ahora el consejero real quiere que salve a todos aunque no necesitan ser salvados porque mi gente no está en peligro, pensé.

— ¿De qué estás hablando? —Dudé rápidamente.

—Es hora de presentarte ante el reino. —Él cambió de tema y me abrió la puerta para salir de mi habitación así que lo hice, caminé por el pasillo seguida del fiel consejero familiar hasta que ambos llegamos a la escalera. Las trompetas sonaron y suspiré hondo. Siempre me ponía nerviosa cuando debía hacer esto frente a tantas personas, pero me habían inculcado que era parte del protocolo que hay que seguir. —Les presento a la cumpleañera, su Alteza Real la princesa Alex.

  Observé a todos los presentes: mis padres lucían más elegantes que de costumbre y no dejaban de sonreírme, el resto de mi familia –a excepción de mi prima, que se había ido a buscar a su novia– parecían a punto de ponerse a llorar de la emoción y finalmente los mejores amigos de los reyes –mis "tíos postizos y la tía con un sensacional sentido de la moda" como yo los llamaba– habían traído a sus hijos y no podían estar más felices al verme. Además, habían invitado a todo el reino, así que había un montón de gente que no conocía... Y también había paparazzis.

 Salí de mis pensamientos y bajé las escaleras mientras veía como todos aplaudían antes de ponerse a hacer reverencias ante mí.

  No, jamás me acostumbraría a esto.

—Feliz cumpleaños, pequeña, te ves tan adorable... Y estas tan grande, oh, parece que fue ayer cuando llegaste a nuestras vidas. —Papá fue el primero en abrazarme, gesto que inmediatamente correspondí. —Nunca dejes de creer en la magia ni en el amor, ¿si? Algún día entenderás que el amor puede salvar a cualquiera.

—Feliz cumpleaños, cariño. No importa cuando crezcas, siempre vas a ser mi pequeña princesita. En unos años, estarás usando mi corona y confío en que me vas a enorgullecer mucho cuando te conviertas en reina. —Habló mamá antes de besar mi frente, la abracé.

— ¿Quién es la princesa mejor vestida de toda la fiesta? —Inquirió la chica de cabello azul con una sonrisa.

— ¡Alex! —Respondieron mis mejores amigos antes de correr a abrazarme.

— ¿Y quién es la mejor diseñadora que hizo ese vestido? —Cuestionó Evie.

—Todos sabemos que fuiste tú. —Habló Carlos con una sonrisa.

—No puedo creer que seas la más grande del grupo, ¡estoy tan feliz! —La descendiente de la dueña de Evie's 4 Heart y el hijo de Tontín, Sofía, me sonrió antes de volver a abrazarme.

— ¡Pero si nosotros somos los más grandes! —Replicaron Jazmín y Lucas al unísono, ambos hermanos habían sido adoptados por el chico de cabello blanco negro y Jane hace años, ella tenía 16 y él tenía 15.

—Sí pero ustedes no tienen coronas. —Se burló el pequeño de cabello largo, Mike, al que con cariño apodábamos "el pequeño guerrero" ya que como a sus padres, Jay y Lonnie, le encantaba luchar.

—Felices 14, A. —Murmuró mi mejor amiga, entregándome una pequeña cajita que inmediatamente abrí, dándome cuenta del hermoso regalo que me había hecho la chica de cabello azul, como el de su madre.

—Son anillos de la amistad, S. —Dije sonriendo, admirando ambos, ella inmediatamente tomó uno y me lo colocó. —Nunca me lo quitaré hasta que muera.

—Y el otro anillo...—Empezó Sofía, extendiéndome su mano, inmediatamente comprendí lo que quería que hiciera.

—Es para ti. —Hablé antes de ponérselo. —Supongo que este regalo nos mantendrá conectadas por siempre, cuando una diga "Poder del anillo", podrá obligar a la otra a hacer lo que quiera.

—Nunca me lo quitaré hasta que muera. —Prometió, mirándome a los ojos con una enorme sonrisa. —Thunder. —Mencionó, extendiendo su mano.

—Siempre estaremos juntas, eso es lo que las mejores amigas hacen. —Murmuré entonces. —Lightning. —Tomé su mano, entrelazando nuestros dedos.

—Forever. —Dijo mi vecina.

—Forever. —Repetí, luego volvimos a abrazarnos y unos segundos más tarde nos separamos.

—Encontré esto en la orilla del mar y creí que sería un buen regalo así que feliz cumpleaños, es un collar de amistad. —Azul, la más pequeña del grupo además de mi hermano, se acercó para mostrarme una estrella de mar que estaba atada a una cuerda, sonreí. — ¿Puedo ponértelo? —Dudó, asentí con la cabeza y me volteé para que la chica de cabello turquesa me lo colocara.

—Te queda precioso, linda. Dylan y yo la ayudamos a hacerlo. —Exclamó su madre, Uma, con una sonrisa antes de besar mi mejilla; su esposo besó mi mano.

 También me felicitaron Jane, Lonnie, Jay y Doug, entonces mi abuelo se acercó con lágrimas en los ojos.

— ¡Feliz cumpleaños, angelito! No puedo creer que ya tengas catorce años, ¡mi princesa está creciendo! Todavía recuerdo cuando me enteré que mi hijita era una princesa perdida...—Sollozó él, abrazándome.

—Papá, ¿puedes por favor dejar el pasado atrás? —Suplicó la reina, mirándolo.

— ¿Princesa perdida? —Repetí extrañada, observando a la chica de cabello morado y al hombre que me abrazaba sin parar de llorar.

—Sí, cariño, por la historia de Mal...—Aurora asintió con la cabeza pero al verme tan confundida, frunció su ceño y volteó a ver a mis padres. — ¿No se la contaron?

—No es el momento para eso, ¡es una fiesta, hay que celebrar! —Se excusó Ben.

— ¡Me complace anunciar a la señorita Dizzy Tremaine, acompañada de la señorita Audrey! —Escuché de repente la voz de uno de los guardias que anunciaba a los invitados así que me volteé rápidamente, separándome de mi familia.

— ¡Alex! Qué preciosa estas, pero nadie empieza una fiesta sin mí...—La pelirroja corrió a abrazarme, le sonreí.

— ¿Nos perdimos la gran entrada de mi prima? Oh, que mal. —Su novia hizo una mueca antes de acercarse hacia donde estábamos. —Es una lástima, pero ahora que estamos todos, que la fiesta comience. —Nos sonrió.

  Me separé de Dizzy y apreté los puños, recordando lo que había escrito mamá en esa carta que había leído esta mañana.

—La celebración de mi cumpleaños va a empezar cuando te vayas, no eres bienvenida en mi castillo. —Gruñí, mirándola con odio mientras me acercaba a ella.

— ¿Esa es la forma adecuada de tratar a tu prima que tanto te adora? Yo creo que no...—Dijo la castaña, negando con la cabeza.

—Alex, nosotros no te enseñamos esos modales. —Intervino el rey de Auradon.

—Estoy segura de que mi tía Aurora y Felipe no les enseñaron a Audrey a secuestrar a su familia y sin embargo eso es lo que hizo conmigo. —Repliqué, seria.

—Uuuuuh. —Escuché las voces de Evie, Jay y Carlos así que los miré, notando que los sirvientes estaban repartiendo pochoclos y sus hijos los estaban comiendo mientras prestaban atención a este espectáculo.

—Linda, que mi chica haya secuestrado a Mal y luego a ti no signifique que ella no las ame...—La pelirroja quiso defender a esa maldita.

  Fruncí mi ceño al oír aquello y apreté los puños con fuerza.

 Nadie se mete con mi familia sin tener consecuencias.

— ¿¡Que esta perra hizo qué!? —Grité alterada. —Una cosa es que te metas conmigo pero con mi mamá nadie se mete, maldita bastarda—Dicho esto, corrí hacia ella para matarla.

  Sí, soy de ese tipo de princesa que puede correr con tacones, Evie me enseñó a hacerlo.

— ¡No, no! Se arruinará tu vestido, esa tela se rompe con facilidad y además no quiero que tu prima se atreva a arruinar tu hermoso rostro dándote un golpe. —Mi mejor amiga se apresuró a tomarme del brazo para evitar que dañara a la castaña, Dizzy se interpuso entre ambas.

— ¡Suéltame! ¡El único vestido que destrozaré será el de ella porque es horrendo! ¡Se metió con mi familia y no lo voy a permitir! —Alcé la voz mientras forcejeaba con Sofía para que me soltara, cuando logré hacerlo me acomodé la tiara antes de volver a acercarme a la pelirroja que trataba de proteger a su novia pero antes de que llegara hacia ellas sentí como unos brazos rodeaban mi cintura. — ¡Déjame ir! ¡Tengo que hacerla pagar por lo que me hizo! ¡Se lo merece, suéltame, papá! —Grité, tratando de liberarme pero era en vano ya que él era más fuerte que yo.

— ¡Pelea, pelea, pelea, pelea! —Canturreó el chico de cabello largo.

— ¡Jay! —Lo regañó Lonnie.

— ¡Pelea, pelea, pelea, pelea! —Se le unió su mejor amigo.

— ¡Carlos! —Protestó la descendiente del hada madrina.

— ¡Pelea, pelea, pelea, pelea! —Prosiguió el enanito.

— ¡Doug! —Evie lo fulminó con la mirada.

—Lo siento, la canción es pegadiza. —El chico de lentes se encogió de hombros.

— ¿¡Y tú no vas a hacer nada!? ¿Qué clase de madre eres si no defiendes a tu propia familia? —Observé a la reina mientras no dejaba de forcejear con mi padre para que me soltara.

—Voy a decir tres cosas y quiero que me escuches muy bien, hija, porque no lo voy a repetir. La primera es que eso me dolió, la segunda es que no quiero que vuelvas a faltarme el respeto, chiquita, soy tu madre y soy la reina así que será mejor que cuides tus palabras, y la tercera es que los secuestros fueron hace mucho tiempo y ya no hay rencores entre nosotros, ¿verdad sobrinita? —Comentó la chica de cabello morado.

—Ella tiene razón. —Afirmó Audrey, sonriendo.

—Si te suelto, ¿no vas a matar a nadie? —Susurró Ben en mi oído unos minutos más tarde.

—No lo haré, papi. —Mentí, entonces él me soltó y corrí hacia mi prima para ahora empujarla, haciéndola caer al suelo.

—Bienvenidos a la paternidad en la adolescencia. —Habló Carlos.

—De tal palo, tal astilla. —Añadió mi abuelo.

— ¿Alguna vez esto se detendrá? —Inquirió el hijo de Bella y Bestia.

—No, esto va a empeorar cada día. —Respondió el chico de cabello blanco y negro.

—Solías dar buenos consejos, ¿sabes? —Papá lo miró de reojo.

— ¡Oye! Yo soy el honesto. —De Vil alzó las manos en señal de defensa.

— ¿Por qué siempre las reinas tenemos que mancharnos las manos con sangre? —Se lamentó mi madre mientras intentaba separarme de mi odiosa familiar para evitar que la golpeara. — ¡Ben, ayúdame a controlar a nuestra hija!

— ¿Y eso qué significa? —La miré confundida al oír sus primeras palabras.

—Que te vas a ir a tu habitación porque tú y yo vamos a hablar, señorita. —Sentenció la mujer de cabello morado.

—Aw, me recuerda tanto a mí cuando Mal armaba desastres en las cenas familiares y yo tenía que intervenir para imponerle límites. —Exclamó mi abuela, sonriendo.

— ¿Hiciste eso? —Dudé sorprendida, mirándola atentamente.

—A tu habitación, señorita. —Insistió la reina.

—Fue un placer conocerte, Alex...—Murmuró Lucas, colocándome una mano en el hombro.

— ¡No me voy a ir a ningún lado! Mamá ¿alguna vez vas a dejar de avergonzarme frente a todo el reino? Yo no hice nada malo, yo solo defendí a mi familia, hice lo correcto. —Negué con la cabeza rápidamente.

—Aw, yo dije lo mismo hace años y aquí estamos ahora—Habló Audrey.

—Deberías estar presa y lejos de nosotras—Repliqué, la reina me tomó del brazo para evitar que intentara golpearla de nuevo.

—Lo estuvo y cumplió su condena así que deja de atacarla, por favor. —La defendió mamá, la miré confundida.

—Debieron haberle dado cadena perpetua. —Gruñí antes de voltearme para ver a la mujer que me había dado la vida. — ¿Desde cuándo dejaste de priorizar la seguridad de tu familia?

— ¡Alex! —Me regañaron los reyes.

— ¡Ya he escuchado suficiente! No tienes ningún derecho a juzgarla por sus errores, porque se ha disculpado miles de veces con esta familia...—Intervino Dizzy, harta de escuchar las críticas hacia su novia.

—Cálmate amor, no vale la pena que te pongas así, será mejor que me vaya. —Susurró la castaña, bajando la mirada.

—Te has perdido de muchos cumpleaños...—Felipe hizo una mueca.

—Ya me acostumbré. —Mi prima se encogió de hombros.

—De ninguna manera te vas a ir. —Afirmó la reina de Auradon.

—Tú y yo tenemos mucho de qué hablar, pero no aquí. —Murmuró la pelirroja en mi oído antes de tomar mi mano y llevarme hacia mi habitación para poder hablar tranquilas, una vez que estuvimos allí nos sentamos en la cama. — ¿Cómo sabes lo que pasó? ¿Tus padres te lo contaron?

—No, simplemente encontré las cartas que estaban en la caja de mamá...—Respondí simplemente.

—Mal me pidió que lograra que llegaran a ti pero no creí que este momento llegaría, no ahora. —Susurró Dizzy. —Tienes que tener mucho cuidado con lo que haces con esas cartas y no debes leerlas todas juntas.

—Necesito saber más...—Supliqué, tomando sus manos.

—Y lo harás pero has lo que te digo, es por tu bien, tienes que guardar las cartas y también el libro que está en esa caja. —Aseguró ella. —Tienes que saber que si necesitas algo, aquí voy a estar, ¿si? —Asentí con la cabeza y la pelirroja me abrazó.

 Se estaba comportando de forma extraña pero ¿por qué?

  ¿Qué estás escondiendo, Dizzy Tremaine?

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