Simplemente no podía seguir ocultándole esto al hijo del ex visir de Agrabah, era demasiado para mí.

Tenía que hacerle caso a lo que mi corazón dictaba y a la petición de mi mejor amiga, así que lo había llamado para que viniera, al igual que a Carlos.

  Me acerqué al espejo de cuerpo completo que estaba en la sala de estar y suspiré, mirando mi reflejo.

—I know you gotta find your place, but this is not the end…—Murmuré, esperando a que del otro lado del espejo apareciera la chica de cabello morado. — No… You’re part of who I am… Even if we're worlds apart, you're still in my heart, It will always be you and me, you can find me in the space between, where two worlds come to meet, I'll never be out of reach, cause you're a part of me, so you can find me in the space between, you'll never be alone, no matter where you go, we can meet in the space between…—Proseguí bajando la mirada.

— ¿Evie? ¿Qué estás haciendo? ¿Estas bien? —La voz de Jay me hizo salir de mis pensamientos, levanté la mirada y lo vi acercándose a mí junto a Doug y mi otro mejor amigo. Mi esposo nos dejó solos.

—No, no lo estoy. —Negué con la cabeza rápidamente. —No aguanto más, tenemos que hacerlo despertar. —Dije, mirando al chico de cabello blanco y negro.

—Evie, no, vas a empeorar las cosas. —Me advirtió él, colocándome una mano en el hombro.

— ¿¡Qué puede ser peor que vivir en una maldita mentira!? —Alcé la voz rápidamente.

— ¿Vivir en la isla? —Sugirió el hijo de Jafar.

— ¡No! ¡Vivir en un lugar muy lejos de aquí en donde te torturan por años, eso es muchísimo peor! —Le recriminé, alterada.

— Ok E, tienes que calmarte y respirar. —Suplicó él, negué con la cabeza.

— No, no puedo, tienes que saber la verdad. —Insistí antes de darle uno de los guantes que le había hecho a Mal para el desfile de mi marca de ropa, hace años. —Esto tiene que funcionar…

—Esto no es una buena idea. —De Vil me miró con desaprobación, pero lo ignoré.

—Sí es, tiene que despertar, Jay, reacciona... —Mascullé, mirando a mi mejor amigo, él retrocedió.

—Ok chicos, me están asustando. —Susurró el chico de cabello largo.

— ¿¡Tú estás asustado!? ¿¡Tú!? ¿¡Cómo te atreves a estarlo!? ¡La única que debe estar aterrada en este preciso momento es Mal, tarado! — Lo regañé antes de golpearlo en el brazo, unos segundos después sus ojos brillaron al igual que su dije, unos segundos más tarde aquel brillo desapareció. 

—Tengo que ir a ver a la reina de Auradon, algo me dice que no está bien. —Dicho esto, se dirigió hacia la puerta y la abrió pero el hijo de Cruella lo agarró del brazo para evitar que se marchara, cerré la puerta.

—No vas a ir al castillo de al lado. —Sentencié seria.

— ¿Por qué no? —Cuestionó el esposo de Lonnie.

—Mal no está ahí. —Carlos negó con la cabeza.

—Sí, ella vive ahí, chicos. —Dijo el hijo del ex visir de Agrabah, como si fuera lo más obvio del mundo.

—Claro que no, imbécil. —Insistió el menor.

—Mal está encerrada en una dimensión rara donde su vida corre peligro y Ariana se hace pasar por ella desde hace 12 años. —Hablé rápidamente.

—Respira E. —Susurró el dueño de Dude.

—Que bueno que lo dije, no podía seguir guardando el secreto…—Murmuré, aliviada de ya no tener que seguir mintiéndoles, al menos no a ellos.

— ¿¡Qué!? ¡Voy a matarla! ¡Le voy a retorcer el cuello hasta que nos la devuelva sana y salva! —Gritó Jay apretando los puños.

— ¡No, no, no! ¡No harás nada de eso! —De Vil reaccionó y se colocó entre su mejor amigo y la puerta para evitar que hiciera una locura.

—Muévete o te muevo, no me importa si rompo la puerta o te rompo los huesos, voy a traer de regreso a mi hermana. —El chico de cabello largo se abalanzó sobre el menor, acorralándolo entre su cuerpo y la puerta.

—Me rompes la puerta y te demando, le rompes los huesos y le pagas la cirugía, que no es nada barata eh. —Intervine rápidamente. — ¿¡Puedes comportarte como la buena persona en la que Lonnie te ha transformado!? —Exigí, mirándolo.

—Lo único que vas a conseguir es terminar donde está ella. —Masculló el pecoso.

—Bueno, al menos no estará sola. —Replicó el descendiente de Jafar.

—Cállense, no voy a perder a nadie más, así que cálmense los dos. —Ordené fulminándolos con la mirada, pero ninguno de los dos me prestó atención.

—No entiendo cómo pasó esto... —Murmuró el más impulsivo de los dos.

—Es una larga historia. —Carlos suspiró.

—Pues me la cuentas o te rompo más que los huesos. —Amenazó Jay, acercándose aún más a él.

—Tal vez debería llamar a Dizzy, Uma y Jane. —Sugerí, tomando mi celular.

—Te van a matar por haberlo despertado. —Me advirtió mi hermanito menor, pero me encogí de hombros porque las chicas eran las únicas a las que podía recurrir en este momento.

— ¿Ellas lo saben? —Inquirió el hijo del ex visir de Agrabah, pero ambos nos quedamos callados. — ¿¡Se lo dijeron a las chicas antes que a mi!? —Repitió, ofendido.

—No, no... —Murmuró De Vil. —Bueno, Jane se enteró cuando estaba conmigo.

—Uma lo supo siempre, Dizzy despertó hace un mes y hace como dos semanas hicieron reaccionar a Carlos y a Jane, ayer me enteré de esto. —Expliqué entonces.

—Ok, ¿ahora puedo matar a la zorra de Ariana? —Cuestionó el ex ladrón, bufé.

— ¡No!

—Es que no quiero que te haga daño.—Se excusó el menor, haciendo pucheros.

—Yo la voy a hacer sufrir. —Jay se acercó aún más al rostro del menor y le guiñó el ojo.

La tensión sexual que había en esta habitación se podía cortar con una espada.

— ¿¡Se pueden concentrar, par de bisexuales!? —Dije rápidamente. —Jay, suéltalo o te quemo la ropa y te obligo a usar vestido durante una semana. —Amenacé, cruzándome de brazos.

—Siempre amé tus vestidos. —El descendiente de Jafar me sonrió, coqueto.

—Sí, yo también los amo, son perfectos. —Mencioné antes de acomodar mi cabello.

—Chicos... —Ambos volteamos a ver al hijo de Cruella y entonces reaccioné.

—Ah si, déjalo de una vez por todas. —Insistí, él de mala gana me obedeció y entonces los separé, colocándome en el medio de ambos para evitar que volvieran a portarse como animales.

—Uma y Dizzy tienen un plan, vamos a sacar a Mal de donde está y para eso están construyendo un portal con mi ayuda y la de Jane. —Explicó Carlos antes de dejarse caer en el sillón.

—De seguro accederán a que los ayudes si prometes no hacer nada impulsivo. —Dije entonces.

—En realidad, por seguridad, no quieren que nadie más entre al Pa... Al lugar en donde construimos el portal. —Replicó el dueño de Dude.

— ¿¡Esto puede empeorar!? —Se quejó el ex ladrón, me acerqué a la ventana.

—Sí... —Afirmé, mirando hacia las calles del reino a través de la ventana. —Chicos, está empeorando. —Susurré, mis mejores amigos se acercaron solo para percatarse de que una niebla negra estaba avanzando por las calles de Auradon, rodeando ambos palacios.

— ¡Nos vamos a morir! ¡Estamos condenados! —Carlos fue el primero en entrar en pánico.

— ¡Estamos muertos! ¡Estamos perdidos, es el fin del mundo! —Alcé la voz, aterrada antes de que mi hermanito menor me abrazara con fuerza.

— ¡Cállense, van a lograr que me duela la cabeza, inútiles! —Gritó el novio de Lonnie, atrayendo nuestra atención. — ¡Ya sé qué hay que hacer! ¡Debemos llamar a Ben!

— ¡No! ¡Él no puede enterarse de esto! —Chillé inmediatamente. —El rey cree que Mal está enferma, es mejor que piense eso antes de que sepa la verdad, no sabemos cómo podría reaccionar cuando se entere y es peligroso que despierte cuando Ariana está tan cerca de él.

En ese instante, el celular del menor empezó a sonar, inmediatamente él lo tomó y atendió la llamada antes de ponerla en altavoz.

— ¡Chicos! ¿Han visto esa niebla negra? Está por cada rincón del reino… —Jane fue la primera en hablar.

— ¡Sí, claro que la vimos! Sé sincera con nosotros, ¿nos vamos a morir? ¿¡Este es el fin de Auradon!? —Cuestionó el descendiente de Jafar, alarmado.

— ¿¡Se lo dijeron!? ¡Saben que es peligroso! —Nos recriminó la chica de cabello turquesa.

— ¡Fue culpa de Evie, yo traté de evitarlo pero no pude hacerlo! —Me acusó el pecoso.

— ¡Cállate De Vil! —Lo golpeé en el brazo.

—Eso no es lo importante. —Intervino la hija del hada madrina.

—Dime que el portal está listo. —Suplicó Carlos.

—No lo está porque no estás aquí para ayudar pero no salgas, es peligroso que estés afuera... —Habló la dama del mar. —Chicos, ustedes no lo recuerdan pero esta es la misma oscuridad que estaba en el collar de Ariana... Eso solo significa que va a hacer algo pronto y tenemos que estar preparados.

— ¡Sí! ¡Por fin! ¡Yo traeré las espadas! ¡Esa Perdida es mía, déjenmela a mí, la haré pedazos! —El ex ladrón sonrió con malicia.

— ¡Jay!

— ¿Qué? —Él nos miró, confundido. — ¿No puede ser mi momento de brillar?

—Basta, concéntrense en lo importante. —Intervino Uma. —Tenemos que proteger este lugar porque si la oscuridad lo alcanza estaremos perdidos.

— ¿Qué pasa si salimos? —Dudó el chico de cabello blanco y negro.

—Vuelves a quedar hechizado, así que te recomiendo que no lo hagas. —Respondió la brujita del mar. —Quédense a salvo hasta que la niebla se disperse. Jane y yo nos encargaremos de proteger el portal. No despierten a nadie más, asegúrense de decirle a Ben que nadie salga de su palacio y lo más importante es que no hagan estupideces.

Jane.

La verdad es que seguía sin confiar completamente en la hija de Úrsula, pero al menos lo disimulaba mejor que mi novio y sus amigos.

  Es decir, no creía que ella me hubiera traído al Páramo para abrir otro portal y encerrarme ahí, no; eso solo le ocasionaría más problemas con los hijos de los villanos.

Salí de mis pensamientos mientras miraba como esa maldita niebla avanzaba y si no hacíamos algo rápido, entraría aquí y destruiría la máquina, supongo.

—Uma, no tenemos tiempo para charlas eternas, ya les dijiste todo lo que necesitan saber. Se acaba el tiempo. —Dije antes de cortar la llamada y guardar mi celular en mi bolso.

—No desesperes. —Quiso tranquilizarme la chica de cabello turquesa, que parecía bastante calmada a pesar de que estábamos a minutos de ser hechizadas por magia negra.

—Discúlpame por querer evitar que todo nuestro esfuerzo sea destruido por una maldición oscura en forma de niebla. —Repliqué seria, ella colocó una mano en mi hombro y la miré de reojo.

—Tranquila, estás conmigo. —Me sonrió amablemente.

—Ese es el problema. —Murmuré, mordí mi labio inferior.

— ¿Dijiste algo? —La dama del mar alzó una ceja, negué con la cabeza.

— ¿Yo? Nada, hagamos esto, ¿tienes lo que necesitamos? —Cuestioné rápidamente.

—Solo falta el cabello de unicornio…—Uma suspiró, entonces saqué de mi cartera todo el cabello de unicornio que había podido conseguir –que a decir verdad, era bastante y esperaba que fuera suficiente–, ella me miró sorprendida.

—No me preguntes cómo lo conseguí.—Dije rápidamente apenas la vi abrir la boca.

—Hay que ir afuera. —Sentenció antes de tomar la mitad del cabello de unicornio y empezar a caminar hacia la salida.

— ¿Estas loca? Esa niebla se está acercando. —Repliqué, ella se volteó.

— ¿Le tienes miedo a un poco de magia negra? ¿La mismísima hija del hada madrina? ¿Quién lo diría? —Mencionó con un tono burlón que no me gustó para nada.

—Cállate, ¿qué me asegura que estamos protegidas? —Dudé, observándola con desconfianza.

—Yo te lo aseguro, mira, tenemos los dijes mágicos, nos movemos rápido y rodeamos todo el Páramo con el cabello de unicornio, recitaré el hechizo de protección y eso creará una barrera mágica y listo, estaremos a salvo. —Explicó entonces. —Es simple, ahora cállate y camina o puedes olvidarte de que Auradon siga siendo un buen lugar para vivir.

—Tienes suerte de que este reino sea mi hogar. —Murmuré mientras aún sostenía la otra mitad del cabello de unicornio, ella estiró su mano y me miró.

— ¿Juntas?

—Juntas. —Accedí tomando su mano, le sonreí antes de que ambas saliéramos corriendo afuera, ella se fue por la derecha y yo me fui por la izquierda.

[…]

  Habíamos corrido por cada centímetro de las afueras del Páramo, colocando el cabello de unicornio alrededor del muro de espinas y luego de media hora –ese bosque era bastante grande, a decir verdad– finalmente terminamos, supe que Uma había recitado el hechizo cuando vi como la barrera aparecía, protegiendo todo el lugar; entonces corrimos adentro del lugar que técnicamente le pertenecía a Mal. 

—Buen trabajo. —Murmuró ella con una sonrisa cuando me vio ingresar. —Ah, por cierto, dile a Evie, Jay y Carlos que necesitamos vernos mañana, en el castillo de la hija de la reina malvada.

—Ok... —Asentí con la cabeza. —Entonces ¿el Páramo está a salvo?

—Por ahora, si. —Afirmó antes de empezar a alejarse de mí, me acerqué y la tomé del brazo, ella me miró de reojo antes de voltearse. — ¿Qué pasa?

—Lo siento por lo de antes, no debí tratarte así. —Me disculpé, estaba bastante arrepentida por mi comportamiento.

—No te preocupes, ya estoy acostumbrada a que todos lo hagan. —Dijo ella, restándole importancia al asunto con un gesto de su mano.

—Pues no debería ser así. —Repliqué, ella suspiró.

—Así es mi vida, Jane, ya es tarde para cambiarla. Ustedes siempre creerán que sigo siendo la misma chica de la isla, no importa cuanto me esfuerce por demostrarles lo contrario. —Exclamó la descendiente de Úrsula, bajó la mirada y se me rompió el corazón, ella no merecía ser tratada así a pesar de todos los errores que había cometido.

—Uma... —Comencé a hablar pero mi celular sonó, lo saqué de mi bolso y miré que tenía un mensaje de mi mejor amiga. —Lo siento, tengo que irme, Lonnie me espera, mi chico va a cuidar a los niños hoy. —Hice una mueca.

—Disfruta tu noche de chicas, no olvides decirles a los demás sobre lo de mañana. Que tengas dulces sueños, Jane. —Murmuró ella antes de soltarse de mi agarre, besó mi mejilla y se retiró sin siquiera mirar atrás.

Suspiré hondo antes de salir del Páramo.

  ¿Cómo miraré a la hija de Mulán a los ojos y le diré que todo está bien? No puedo hacerle eso, pensé, pero al menos Auradon está a salvo… Al menos por ahora.