Capitulo 16
Salí de la habitación mientras acomodaba mi corona, entonces lo vi pasar a mi lado.
— ¿Ben? ¿E-eres tú? —Tartamudeé mientras me recargaba en la pared, él frenó y me sonrió. —No me siento bien, cariño, estoy un poco mareada y me siento débil...—Dije con un hilo de voz.
— ¿Vamos a ser padres de nuevo? —Cuestionó ilusionado antes de abrazarme por detrás, besó mi cuello.
El nivel de idiotez de este tipo crece cuando está hechizado, pensé.
— ¿Qué? No, claro que no, con dos ya es suficiente —Negué con la cabeza rápidamente, no soportaría tener a más mocosos merodeando por este palacio.
—Si tú lo dices...—Ben se encogió de hombros antes de tocarme la frente, hizo una mueca. —Está caliente, mi amor. Tienes fiebre...—Admitió con preocupación.
—Solo necesito un poco de aire fresco, eso debe ser. —Me excusé, entrelazando nuestros dedos.
—Estás muy pálida—Añadió, lo miré frunciendo el ceño.
— ¿Quién te crees que soy? ¿Blancanieves? —Cuestioné cruzándome de brazos, observándolo con seriedad.
—No, no, ella es hermosa pero tú eres perfecta, yo... —Habló rápidamente, apenado por la estupidez que acababa de decir. —Necesitas despejarte, has estado muy ocupada, he estado pensando en que podríamos tener otra cita, así volveríamos a ser nosotros mismos. —Cambió de tema, era evidente que estaba nervioso.
—No creo que eso sea correcto, es decir, ¿con quién dejaríamos a los niños? ¿A dónde iríamos? ¿Por cuanto tiempo? —Pregunté entonces, no recordaba la última vez que había salido con el hijo de Bella y tampoco me interesaba.
—Antes lo único que te importaba era estar conmigo todo el tiempo. —El chico bajó la mirada, suspiré hondo.
—Antes no teníamos hijos. —Repliqué entonces, deseando que dejara de insistir para no mandarlo a la mierda en este preciso instante, tenía cosas más importantes que hacer que perder mi tiempo estando con el rey de Auradon.
—No te preocupes, Lumiere, mis padres o tu familia pueden cuidarlos. —Sugirió Ben, hizo pucheros. —Nos merecemos un descanso de nuestras responsabilidades, no me hagas seguir insistiéndote, antes decías que sí antes de que dijera la palabra 'cita'.
—Bueno, está bien, ¡tengo que ir a pedirle a Evie que me ayude! ¡No tengo nada que ponerme, la llamaré ya mismo! —Accedí sonriendo falsamente, él me tomó del brazo y me besó, le correspondí aquel beso antes de separarme y empezar a caminar por el pasillo mientras sacaba mi celular.
—Esa sí es la Mal que amo. —Dijo feliz, entonces me volteé a observarlo.
— ¿Qué dijiste? —Gruñí, fulminándolo con la mirada.
Si él sospechaba, tendría que acabar con el gobernante de Auradon de una vez por todas, así mataría dos pájaros de un tiro.
— ¡Rey Ben! ¡Rey Ben! ¿¡Dónde se había metido!? ¡Lo he estado buscando por todos lados! ¡Va a llegar tarde a su reunión, al igual que usted, reina Mal! —El consejero real apareció rápidamente, mirándonos a ambos. — ¡Vamos, vamos, caminen, no podemos hacerlos esperar!
—De hecho Lumiere ella no irá, se siente mal así que la chica de mis sueños va a ir a descansar para estar mejor para que ambos podamos salir esta noche. —Replicó mi esposo.
—Bueno, eso es comprensible, pero nosotros tenemos que irnos ya, deseo que se recupere pronto, su Alteza. —El hombre hizo una reverencia ante mí para luego arrastrar a Ben con él hacia la sala de reuniones.
Maldito hijo de puta, lo voy a aplastar como a una cucaracha.
Desbloqueé mi celular para ahora enviarle el siguiente mensaje a la hija de la reina malvada: "E, tengo una emergencia de moda, necesito de tus servicios ya mismo, código Ben, repito código Ben, esto no es un simulacro".
No pasó ni un minuto cuando recibí su respuesta: "M, el código era código 3312 Ben es re sexy y vamos a tener más herederos, pero no te preocupes porque ya voy a ayudarte, no te muevas de donde estás, llegaré en menos de cinco minutos".
—Ese código es muy largo... Ay, que estupidez... —Murmuré negando con la cabeza, unos minutos después sentí aquel perfume tan particular y vi como mi mejor amiga entraba para ahora dirigirme hacia la habitación que compartía con Ben, me sentó en la cama mientras veía como ella buscaba el atuendo perfecto en mi clóset.
—Tu chico siempre viene a buscarte a las ocho de la noche en todas sus citas así que tenemos una hora y veinte minutos para embellecerte. —Evie me sonrió emocionada, ella siempre estaba así cuando le pedía favores como éste, no entendía su comportamiento pues las citas no eran nada especiales, no para mí.
—No voy a tardar uno veinte, es una estupidez. —Mencioné entonces, negando con la cabeza.
— ¿Disculpa? Yo tardo dos horas cada día. —La chica de cabello azul se volteó a mirarme como si la hubiera insultado. —Ahora ve a cambiarte mientras que yo busco los accesorios perfectos. —Sentenció antes de entregarme un vestido morado bastante provocador junto con unos tacones.
—Ok, iré al baño...—Accedí, tomando la prenda y los zapatos para ahora incorporarme.
—Pero siempre nos cambiamos juntas, M. —Susurró la descendiente de Grimhilde.
—Ay E, no te vas a morir porque no me mires el trasero mientras me cambio. —La miré de reojo antes de salir de la habitación para ir a vestirme al baño.
Evie.
Miré las fotos familiares en las paredes mientras buscaba entre las joyas de la reina de Auradon, tratando de decidir cuál era la mejor para que ella usara, tomé varios anillos y agarré el collar con el dije de dragón de Mal, aquel que había dejado de usar hace años por alguna razón que jamás había querido decirme; lo miré atentamente y lo supe.
No era el original.
— ¿Cómo es posible? ¿Se le habrá roto y lo habrá replicado con magia? No, me hubiese pedido que la ayude a repararlo...—Murmuré confundida. — ¿Por qué Mal tendría una copia barata de lo más preciado que tiene, lo único que le ha regalado Maléfica? Es como si ella fuera...—Empecé pero no pude terminar ya que mis ojos brillaron por unos segundos, al igual que el dije que me había dado Dizzy, luego dejaron de hacerlo.
— ¿Cómo me veo? —Me sobresalté al oír la voz de la hija de la emperatriz del mal y me volteé lentamente, la chica de cabello morado ya estaba vestida para su cita, solo le faltaba maquillarse, pero mi instinto me decía que algo andaba mal. —E, ¿por qué me miras como si fuera un fantasma?
No respondí, simplemente sentí como todo empezaba a darme vueltas, cerré los ojos con fuerza y me sostuve de la pared para no perder el equilibrio.
—Evie, ¿te sientes bien? —Insistió con preocupación, se acercó a mí pero luego retrocedió. —Espera, iré a buscar a alguien para que te ayude. —Dicho esto, se retiró rápidamente.
—No puede ser, esta no es la Mal que conozco, si lo fuera se quedaría conmigo en todo momento. —Susurré unos segundos después. —Si ella no es mi mejor amiga, ¿quién es y dónde está mí Mal?
Reaccioné y saqué mi celular de mi bolso para ahora marcar el número de mi mejor amigo rápidamente.
—Carlos, estoy en el castillo de Ben y no sé cómo decirte esto, algo está pasando, tenemos que hablar sobre Mal, avísale a Jay y nos vemos en mi palacio. —Hablé rápidamente, nerviosa.
— ¿Evie? Tranquilízate, respira hondo, no le diremos nada a él, no hay que meter a Jay en esto. Es peligroso que estés tan cerca de ella, yo sé la verdad, ven a casa y te la contaré. Yo le avisaré a Dizzy. —Respondió el chico de cabello blanco y negro.
— ¿Dizzy? ¿Ella también lo sabe? ¿Y no me dijo nada? —Murmuré extrañada.
—No es bueno hablar de esto por teléfono. Sal de ese lugar y ven a mi hogar. —Se lo notaba bastante preocupado y nervioso.
—Me estás preocupando. —Admití, haciendo una mueca.
—Pues deberías estarlo, E. —Dijo el novio de Jane, escuché pasos en el pasillo y mordí mi labio inferior mientras dejaba el collar en donde lo había encontrado.
—Tengo que colgar pero en 5 minutos iré para allá. —Dije rápidamente antes de cortar la llamada, guardé mi celular justo cuando la reina de Auradon regresó a la habitación.
—E, ya llame a la ambulancia y llegaran en 5 minutos, siéntate y...—Empezó ella.
—Pero que exagerada eres, ya estoy bien ¿ves? —La interrumpí, dando una vuelta para que vea que estaba mejor. —Estoy perfecta, hasta te puedo hacer un vestido con los ojos cerrados. Muchas gracias por preocuparte pero debo irme. Le prometí a Sofía que le haría un nuevo vestido y sabes como se ponen los hijos cuando les fallas. —Le guiñé el ojo.
— ¿Estas segura? Porque... —Prosiguió, notaba el tono de preocupación en su voz, pero de nuevo la interrumpí.
—Sí, no te preocupes, te veo después. —Dicho esto, le sonreí antes de salir del castillo sin siquiera mirar atrás.
[...]
Me bajé de la limusina y acomodé mi cabello.
—Gracias por traerme Jaime, eres el mejor. —Dije antes de golpear la puerta de la casa de mi mejor amigo.
— ¿Viniste en limusina? ¿En serio? —Cuestionó él apenas me abrió.
—Claro que sí, ¿por qué no lo haría? Me gusta viajar cómoda—Respondí simplemente, De Vil bufó.
—No entiendes lo que es ser discreta. —Se lamentó él, negando con la cabeza mientras veía como el vehículo se marchaba.
—No me pediste que lo fuera, ¡no vas a creer lo que pasó! —Empecé, el chico de cabello blanco y negro miró a nuestro alrededor y me tomó del brazo.
—Hablemos adentro—Susurró antes de arrastrarme hacia el interior de la casa, cerrando la puerta detrás de nosotros.
—No puedo creerlo—Proseguí, caminando de un lado a otro.
—Tienes que calmarte—Suplicó el chico al que consideraba mi hermano menor antes de llevarme hacia la sala de estar, en donde ambos nos sentamos en el sofá.
—Sé que esto puede sonar algo raro pero Mal no es... —Lo miré pero en ese momento la hija del hada madrina entró a la habitación y me sonrió. —Mal no estaba en la casa. ¿Entiendes que me hizo ir y no estaba? —Mentí con nerviosismo mientras jugaba con mi cabello.
—Evie, no tienes que disimular. Sé toda la verdad. —Murmuró mi amiga, la miré confundida.
— ¿Qué saben ustedes que yo no sé? ¿Cómo...? —Cuestioné.
—Lo que paso fue... —Carlos empezó a hablar.
— ¿No deberíamos esperar a Dizzy? —Lo interrumpió su chica.
—Es que no me contesta las llamadas ni los mensajes. —Respondió el menor, haciendo una mueca.
— ¿Alguien puede explicarme que esta pasando? ¿Dónde esta mi hermana? ¿Alguien más sabe sobre esto? ¿Quién es la que se hace pasar por mi Mal? —Insistí, preocupada.
—Uma tendría que estar aquí. —Añadió la chica de ojos azules.
— ¿¡Pueden explicarme qué mierda está pasando, por todos los dioses de la moda!? Tenemos que llamar a Jay porque si él... —Empecé nuevamente.
—No podemos, E. —Me interrumpió el descendiente de Cruella.
—Entonces explícame qué está pasando. —Exigí, estaba empezando a alterarme, escuchamos golpes en la puerta y la chica de ojos celestes fue a abrir.
— ¡Hola! —La chica de cabello turquesa entró a la sala de estar con una sonrisa pero al verme, la misma desapareció. —Oh no...
—Nosotros no le dijimos, ella despertó sola. —Aclaró Jane rápidamente.
—Si no me explican que mierda saben todos que yo estoy ignorando, voy a ir a buscar respuestas por mi cuenta. —Sentencié, levantándome del sofá pero Uma se interpuso en mi camino.
—Ok, cálmate, no vas a hacer una estupidez. —Dijo seria antes de que ambas nos sentáramos nuevamente, tomó mis manos y me miró a los ojos. —Mal no es Mal.
—Eso es obvio, duh, mi Mal no me dejaría sola cuando casi me desmayo. —Mencioné como si fuera lo más obvio del mundo.
— ¿Tu Mal? —La hija de Úrsula no pudo evitar reírse. —Dejó de serlo hace bastante tiempo...
— ¿Puedes no burlarte de mí en un momento así y decirme de una maldita vez por todas dónde demonios está la hija de Stefan? —Intervine, seria.
—Esta bien, Mal esta en un lugar llamado Upside Down. —Admitió finalmente la dama del mar.
—Entonces tenemos que ir a buscarla, ¿desde hace cuanto se fue? —Cuestioné, iba a levantarme pero mi mejor amigo colocó una mano en mi hombro.
— ¿Recuerdas cuando Mal fue secuestrada? —Dudó él.
—Si...
—Bueno, esto es completamente diferente porque no está en un lugar en el que podamos encontrarla. —Carlos me miró, esperando a que reaccionara.
— ¿Qué quieres decir? —Susurré, extrañada.
—Está atrapada en otra dimensión... —Explicó su esposa, mirándome apenada, unos segundos después no pude evitar soltar una carcajada, era lo más ridículo que había oído en toda mi vida.
— ¿De qué carajos te ríes? —Preguntó Uma.
—Oh vamos, no creen que soy tan estúpida como para creer en eso de las dimensiones y mundos paralelos que solo existen en las películas. —Mencioné entre risas.
—Es cierto, Dizzy la ha visto en sus sueños. —Afirmó De Vil.
—Eso no prueba nada. Yo sueño con besar a Selena Gómez y eso no pasa. —Repliqué, cruzándome de brazos.
—Oh si, entonces ¿qué otra teoría tienes, geniesita? —La chica de cabello turquesa me miró seria.
—No sé, ¿se hartó de Auradon y volvió a casa? ¿Otra vez discutió con Ben? —Sugerí, hice una mueca. —Agh, que suerte que siempre traigo en mi bolso los trajes de la isla que les hice para el desfile de inauguración de Evie's 4 Hearts, pónganselos y vamos a traer a Mal de regreso. —Ordené antes de empezar a revisar mi bolso para buscarlos.
—No la encontrarás porque no está ahí.—Comentó la hija del hada madrina, negando con la cabeza.
—Ok, terminemos con esto de una vez. —Mencioné ya harta antes de sacar mi espejo mágico de mi bolso. —Espejito espejito destrozado, muéstrame donde mi mejor amiga ha estado. —Exigí, esperando a que el regalo de mi madre funcionara a pesar de que estaba roto.
—Ese ni siquiera es tuyo. —Uma negó con la cabeza.
—Claro que sí. —Repliqué, ¿quién se creía que era para decirme cuáles eran mis cosas?
—No, además está roto, no te sirve. —Insistió la ex pirata.
— ¿Y tú qué sabes sobre lo que es mío o no? —Inquirí mirándola atentamente.
—No es momento de discutir, yo les voy a mostrar dónde está Mal así que cállense, por el amor a todo lo bueno. —Dijo Jane ya harta antes de sacar su varita mágica. —No puedo ver a Mal ni siquiera en el espejo, déjame verla aunque sea en el reflejo. —Recitó un hechizo, apuntando con el artefacto mágico al espejo de cuerpo completo que estaba en la sala, entonces vimos a la chica de cabello morado en un lugar que parecía ser el reino pero allí estaba completamente destruido. Mal estaba en medio de la calle vacía, tratando de dormir, pero estaba demasiado inquieta y temblaba de frío, o de miedo.
—Está teniendo una pesadilla. —Susurré asustada, me acerqué al espejo de cuerpo completo por el que veíamos a la verdadera madre de Alex. — ¡M, despierta, no es real, M, tienes que despertar! ¡No es real, M! ¡Mal, por favor, reacciona! —Le grité, ignorando si podía oírme o no, entonces la esposa de Carlos hizo desaparecer la imagen, se volteó a verme.
— ¿Ahora nos crees? —Cuestionó la descendiente del hada madrina, asentí con la cabeza, aún shockeada por lo que acababa de ver.
—No puedo creer que Mal esté en ese horrible lugar. Se veía tan asustada, tan sola, tan rota ¿quién es tan enfermo para hacerle eso? ¿desde cuándo está allí encerrada? ¿cómo es que no me di cuenta antes? —Murmuré preocupada y asustada por el destino de mi hermana.
—Esa no es la peor parte...—Murmuró De Vil antes de abrazarme por detrás, lo miré de reojo mientras él acariciaba mi cabello lentamente para calmarme, aunque no iba a funcionar.
Necesitaba tener aquí conmigo a mi mejor amiga, a mi hermana, a mi alma gemela.
—Si nuestra Mal está ahí... ¿Quién está en el castillo con Ben, Alex y Jace? —Dudé, aunque me daba miedo saber la respuesta.
Las tres personas que se encontraban en la habitación intercambiaron miradas antes de hablar a coro:
—Ariana.
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