Capitulo 14
—Ha estado ahí por años, si no ha muerto aún es porque Ariana todavía la necesita viva por alguna razón. —Murmuró Dizzy, Jane suspiró.
—Me preocupa saber para que... —Dijo mi hadita antes de deshacer el hechizo.
—Tenemos que construir el portal en un lugar en el que nadie sospeche—Habló la chica de cabello turquesa, nos quedamos en silencio durante unos minutos.
—El Páramo. —Musitamos al unísono.
—Todo lo que necesitan está aquí—Exclamó Uma, haciendo brillar el collar que de alguna manera había logrado reparar para entonces duplicar los libros con magia, se guardó los originales en su bolso. —Ahora, quiero que busquen todo lo que necesiten y empiecen con la segunda parte de la operación salvar a Auradon, nosotras tenemos que ir a la isla.
—Es peligroso que vuelvan a casa. —Hablé rápidamente, interponiéndome entre ambas y la puerta para evitar que salieran.
—No nos pasará nada, regresaremos pronto. —Afirmó la nieta de lady Tremaine, suspiré antes de acompañarlas hacia la salida. —Es hora de volver a nuestro hogar.
Uma.
—Vamos a la isla, no a un desfile. —Hablé una vez que De Vil había cerrado la puerta de su hogar, mirándola atentamente, negué con la cabeza. —No irás vestida así.
— ¿Qué tiene de malo? Es hermoso y está a la moda. —Mencionó la pelirroja, dando una vuelta para mostrarme su ropa. —Es lindo mi atuendo. —Insistió, la verdad era que me gustaba bastante pero no podía ir así.
—Si vas con eso, no saldrás de ahí con vida así que lo siento pero quiero proteger nuestra reputación de villanas. —Dicho esto, hice que mi collar brillara e inmediatamente cambié nuestros vestidos con magia, ahora estábamos usando ropa de cuero. —Así está mejor, vámonos. —Le guiñé el ojo antes de subirme a mi motocicleta, esperé a que ella me imitara y aceleré para dirigirnos hacia la frontera.
— ¿Tu familia no te prohibió hacer algo arriesgado como esto? ¿Al menos saben que vas a hacer esto? —Cuestioné cuando llegamos a la misma, detuve el vehículo mientras observaba aquel pedazo de tierra en el medio del mar. —No quiero que me maten si te pasa algo.
—Sí, se los he dicho. De hecho, hicimos un trato, me dieron una semana para que los dijes funcionaran pero no ha pasado así que aquí estamos. —Dizzy se encogió de hombros. —No tienes que protegerme, sé cuidarme sola.
—Noble corcel, fuerte y capaz, a mi hogar me llevarás. —Recité el hechizo y el collar empezó a brillar nuevamente, aceleré y conduje por el agua, atravesamos el campo de fuerza para finalmente seguir conduciendo por el puerto y la bahía pirata, llegamos al mercado y me metí en el mismo callejón oscuro que la primera vez que había regresado, nos bajamos del vehículo y lo oculté con magia. —Vamos a hacerle una pequeña visita a Freddie, esa perra estafadora tiene muchas cosas que explicarnos... por las buenas o por las malas. —Sonreí con malicia antes de acomodar mi cabello.
— ¿Puedes ir tú sola? Es que quiero ir a casa a buscar unas cosas que olvidé hace años y quiero recuperarlas, son muy importantes, además sé que a mi tía y a mis primos les encantaría que buscara unas fotos que son como una reliquia familiar...—La hija de Drizella hizo pucheros.
— ¿Estas segura de que es una buena idea? —Cuestioné alzando una ceja, cruzándome de brazos. Ella no había pisado este lugar hace años y tal vez había olvidado lo peligroso que era.
—Sí, nadie está en la peluquería a esta ahora así que no tienes que preocuparte, ve y cuando termine nos encontraremos en la tienda de Freddie. —Afirmó la pelirroja, lo pensé durante unos segundos.
—Está bien pero si tardas iré a buscarte, no podemos quedarnos mucho tiempo—Accedí antes de abrazarla y besar su frente. —Te veo en un rato, ten cuidado. —Le advertí, ella correspondió a mi abrazo y asintió con la cabeza antes de que ambas saliéramos del callejón, Dizzy se fue por la izquierda mientras que yo me fui por la derecha.
Nadie me estafa y vive para contarlo, pensé.
Dizzy.
Observé a mí alrededor mientras caminaba, este lugar estaba más sucio que la última vez que había venido, las calles estaban llenas de villanos que me esforcé en ignorar para no meterme en problemas.
Cuando llegué a la peluquería, miré el gran cartel de "Lady Tremaine's: Curl Up & Dye" solo para percatarme de que se caería en cualquier momento, me apresuré a entrar y encendí la luz.
Me sorprendí al ver que el salón de belleza se encontraba completamente diferente, más sucio, desordenado y triste. Las paredes, que antes habían estado llenas de manchas de colores debido a los químicos que usábamos para hacer las tinturas, ahora eran de color gris. Las pelucas estaban desordenadas en un rincón, los muebles estaban más rotos que antes, había restos de cabello de distintos colores en el suelo junto con bolas de pelo y algunas ratas muertas.
—Wow, este lugar sí que ha cambiado...—Murmuré algo shockeada, cerré la puerta y avancé por la habitación. —Sin duda las cosas han cambiado desde que me fui, ya no es alegre como antes. —Dije, me sorprendió que el resto de mi familia jamás me lo contara, aunque no sabía si este lugar estaba así cuando mis primos regresaron para buscar a Anastasia y mudarse a Auradon de una vez por todas.
Me apresuré a subir las escaleras y caminé por el pasillo para dirigirme hacia mi habitación, pero al oír aquel maullido tan particular me volteé.
— ¿Lucifer? —Reí levemente al ver a aquel gato que seguía siendo bastante gordo, lo acaricié mientras él seguía maullando. —No hay nadie, solo estamos nosotros, tranquilo. —Murmuré para acto seguido entrar a mi cuarto con el animal siguiéndome, se recostó en mi cama mientras yo buscaba todo lo que quería y lo guardaba en una mochila vieja.
—Ojala pudiera llevarte conmigo al reino, gatito, pero Uma no va a dejarme. —Hice una mueca mientras guardaba algunas fotos, lo cargué y volví a dejarlo en la cama al instante. —Estas muy pesado, ¿qué demonios te dieron esas locas durante años, eh?
Seguí guardando mis pertenencias mientras pensaba en que tal vez podría meter al animal en otro bolso y viajar con él a Auradon sin que nadie se diera cuenta, pero salí de mis pensamientos al oír aquella voz detrás de mí:
— ¿Me extrañaste, hermanita?
Uma.
Me acomodé el cabello antes de cubrirme con la capucha para evitar ser reconocida mientras caminaba por las calles rápidamente hasta que llegué a mi destino: Dr Facilier's: Voodoo Empire así que entré a la tienda, la chica a la que estaba buscando se encontraba de espaldas a mí, acomodando nuevos productos en las estanterías.
— ¿Me extrañaste? —Mencioné con una sonrisa, logrando que ella se distrajera y se le cayeran las bolas de cristal que estaba acomodando, rompiéndose en mil pedazos. —Tu padre va a matarte. —Añadí, jugando con mi cabello.
— ¿Ya volviste a trabajar para tu madre? —Comentó, esquivando todo el desastre que acababa de hacer para acercarse a mí. —No lo hará porque fue tu culpa así que vas a pagar por eso, y esta vez, más te vale que sea con dinero real. —Replicó segura, entonces la agarré de su estúpido chaleco de cuero desgastado y la empujé, acorralándola entre la pared y mi cuerpo.
—No estoy de humor para tus juegos, sabes perfectamente que la única razón por la que he regresado es por ti. —Gruñí, negué con la cabeza. —Estas completamente loca si crees que voy a darte más dinero, ni falso ni verdadero.
—Me siento halagada— Freddie me guiñó el ojo de forma seductora.
¿Por qué todos en este pedazo de tierra son homosexuales? ¿Por qué no se llama Isla de los Homosexuales, en vez de Isla de los Perdidos? Porque lo único que todos pierden aquí es su heterosexualidad.
—No era un cumplido, no te hagas la estúpida y dame lo que he venido a buscar o ya verás—Le advertí, fulminándola con la mirada para luego volver a golpearla contra la pared.
—No tengo ni idea de qué estás hablando—Se excusó, mirándome los labios.
—No mientas, me diste los libros cuando sabías perfectamente que le faltaba la página más importante para abrir ese portal —Volví a golpearla contra la pared, ella gimió de dolor pero sin dejar de observar mis labios. —Y deja de mirarme así, tengo esposo.
—Esa no fui yo, de seguro fue Ariana pero yo no le dije nada, la arrancó hace años, lo juro —Murmuró entonces, se encogió de hombros. —Puedes tener a tu rey en tu perfecto castillo pero la sangre villana corre por tus venas, eso significa que tarde o temprano no resistirás la tentación de engañarlo.
—Dame una razón para creerte—Exigí y fruncí mi ceño al oír lo último. —No sabes de qué demonios estás hablando, no tienes ni idea de cómo es nuestra relación y... ¿por qué le estoy dando explicaciones a una simple vendedora sin potencial de bruja que es más bisexual que Mal?
Dizzy.
Me volteé rápidamente al oírla y entonces la vi, Danielle estaba recargada en el marco de la puerta con el semblante serio y la mirada llena de odio y resentimiento por haberla abandonado, aunque jamás habíamos sido muy cercanas, bah, la maldita verdad era que ella me odiaba.
— ¿Qué haces aquí? —Cuestioné alzando una ceja, dejando la mochila con mis cosas en la cama. Ella se acercó lentamente, logrando que Lucifer le gruñera.
Ningún animal la quería, pero mi hermana gemela se había ganado el odio del gato por haber tratado de ahogarlo varias veces.
—Vivo aquí, por si ya lo has olvidado. —Respondió, observándome de arriba hacia abajo. — ¿Por qué volviste? ¿Te hartaste de Auradon? —Inquirió, cruzándose de brazos.
— ¿Te importa? —Repliqué, retrocediendo a medida que ella avanzaba.
La última vez que la había visto, mi odiosa familiar le había dicho a Ariana que estábamos ayudando a Mal y ¿qué me garantizaba que no estaba planeando algo peor para seguir arruinándome la vida? Nada.
—No pero algo debes querer si regresaste. —Mi hermana gemela me sonrió con malicia, tragué saliva.
—Lo que no quiero es tener problemas contigo, otra vez. —Me limité a murmurar, cerrando mi mochila y colocándomela. —Lucifer, vámonos de esta pocilga de una vez por todas. —Ordené observando al felino que miraba con desconfianza a la chica con la que solía compartir esta habitación, quise salir del cuarto pero la pelirroja se interpuso en mi camino, negado con la cabeza.
—Es una lástima porque ya los tienes. —Me guiñó el ojo antes de golpearme con un palo, lo último que escuché antes de desmayarme fue —: Bienvenida a casa, hermanita.
[...]
Apenas volví a abrir los ojos, maldije al sentir aquel dolor en mi cabeza por el golpe que esta maldita me había dado, traté de moverme pero fue inútil ya que estaba atada a una silla.
—Esto era exactamente por lo que Anastasia, Anthony y Annie no querían que regresara: ¡porque estas loca! —Me quejé, observando a la víbora que tenía como familiar, que no dejaba de pasear a mí alrededor como si fuera su presa.
—Esta mierda es de diamante, ¿con qué principito insoportable tuviste que acostarte para que te diera esto? —Cambió de tema, admirando mi anillo de compromiso. Fruncí mi ceño y miré mi mano, en el que efectivamente ya no lo tenía puesto porque ella me lo había quitado cuando me había desmayado, supongo.
— ¿Qué te importa? —Gruñí, furiosa. Danielle no tenía derecho a tomarlo, aunque era la mejor ladrona de la familia. —Es mío, dámelo —Exigí, aunque sabía que no estaba en posición de reclamar nada.
—Ni lo sueñes, me darán una fortuna por esto, en serio me interesa saber que príncipe sería tan idiota como para fijarse en ti. —Se burló antes de ponerse el hermoso accesorio en su dedo.
—No fue un príncipe, tarada, fue una princesa. —Repliqué, fulminándola con la mirada.
— ¿Con una princesa? —Repitió la pelirroja. —Imagino que debe ser una cualquiera para fijarse en alguien como tú...
—Claro que no, es muy especial... Y una perra porque lo único que le interesa es esa maldita corona que la conseguirá tarde o temprano y no puedo hacer nada para evitarlo, no esta vez. —Aclaré, haciendo una mueca.
—¿Esa tarada que vino hace años con Mal, Evie, Jay, Carlos y un rubio que es como nuestro primo lejano o algo así? —Inquirió con curiosidad.
— ¿Cómo sabes sobre Audrey? —Dudé extrañada e hice una mueca. —Y sí, pero él está muerto... Es que mi chica haría cualquier cosa por protegerme y eso implicó que Chad terminara durmiendo con los peces.
—Soñaste con ella cada maldita noche, pero eso no importa—Respondió simplemente, se encogió de hombros y sonrió al escuchar de lo que aquella castaña era capaz de hacer. — ¿Y los traidores siguen viviendo su vida perfecta en ese reino patético?
—Sí pero no es tan perfecta porque la verdadera reina de Auradon está encerrada en un lugar raro y los únicos que lo sabemos somos Uma, Jane, Carlos y yo. —Hablé rápidamente.
—Sabes que acabas de condenar a todos, ¿verdad? —Danielle me sonrió con cinismo y entonces me odié internamente por haberle hablado de la hija de Aurora y por haberle contado acerca de mi secreto porque los únicos familiares que sabían sobre nuestra relación y mi sexualidad eran los que me esperaban en el reino.
—Yo jamás haría tal cosa, no sería tan estúpida como para decirte que Ariana se está haciendo pasar por Mal y... —Empecé pero cerré la boca rápidamente, no quería saber qué iba a hacer ahora que sabía esta información.
— ¿Sigues creyendo que no eres estúpida? —Me miró antes de soltar una carcajada malvada que logró estremecerme. —Pero acabas de darme justo lo que necesitaba para salir de aquí, ahora vas a sentir lo que yo sentí desde que te marchaste.
Entonces me di cuenta de cual era su plan.
—Uma se va a dar cuenta de que eres tú. —Afirmé segura.
—Nah, te conozco perfectamente. —Me guiñó el ojo y entonces se ató el cabello para parecerse más a mí. —Si quieres saber en qué diferimos, yo tengo maldad pura y tú no. Que tengas horribles pesadillas, hermanita. —Volvió a reírse antes de volver a golpearme, desmayándome de nuevo.
[...]
Cuando volví a abrir los ojos, la cabeza me dolía más que antes, suspiré aliviada al ver que no estaba atada... pero esta no era mi ropa, sino la de mi hermana gemela.
—Agh, este atuendo está sucio, es feo y me queda mal. —Me quejé, cruzándome de brazos.
Miré a mí alrededor y fruncí mi ceño al notar que estaba rodeada de prendas que no eran mías ya que me había llevado todo a Auradon, entonces maldije al percatarme de dónde estaba.
Me apresuré a tratar de abrir la puerta pero no pude, apreté los puños.
Esa desgraciada me había encerrado en el clóset.
— ¿¡Danielle!? ¡Déjame salir ahora mismo! ¡Danielle! ¡Te voy a matar, cuando logre salir de aquí considérate muerta! ¿¡Cómo te atreves a hacerme esto!? ¡No salí del clóset para que me metieras aquí otra vez, Danielle Tremaine! —Grité golpeando la puerta, aunque sabía que era en vano, vi que se había llevado mi anillo y eso solo hizo que me enojara más... hasta que escuché aquel maullido particular. — ¡Lucifer! ¡Ven aquí gatito! ¡Tienes que sacarme de este problema, sé un buen felino y te llevaré al reino para que tengas una mejor vida! —Lo llamé, esperando a que me obedeciera, pero solo seguía maullando hasta que de un momento a otro dejé de oírlo.
Gato traidor, pensé mientras me sentaba y abrazaba mis piernas, suspiré hondo viendo el dije que esa estúpida no me había quitado.
No pude evitar ponerme a llorar porque mis primos, mi tía, incluso Carlos me lo habían advertido, me habían dicho que no volviera porque era peligroso. Y tenían razón, pero no quise oírlos. Debí haber dejado que Uma regresara aquí sola, pero no.
Ahora estaba atrapada en esta maldita isla, y lo peor era que sabía que esta vez no tenía oportunidad de escapar.
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