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Capitulo 13

 Una semana más tarde, había entregado todos los dijes pero nadie había reaccionado, lo cual me preocupaba bastante.

  Pero había hecho un trato con mi familia y no había sucedido nada así que subí las escaleras mientras pensaba en una excusa para decirle a mi novia pero justo cuando estuve a punto de abrir la puerta de mi habitación para buscar mi ropa de la isla, la escuché hablando por teléfono y me detuve.

—Sí, sé que es muy arriesgado haberte llamado pero no me cortes, no puedo mentirle más a Dizzy, ¿no puedes hacerla caer antes de las doce? —La escuché hablar con alguien, mis ojos se llenaron de lágrimas al oír sus palabras. —Sí, sé que es muy pronto pero no sé qué estás esperando, no sé qué más necesitas si ya lo tienes todo.

 ¿Por qué mierda me miente?

  Esto no podía estar pasando, no otra vez.

 ¿Acaso me estaba usando?

—Mira, lo único que me interesa es que Mal desaparezca de una vez por todas, solo así podré convertirme en reina de una vez por todas, Ariana. —Prosiguió la castaña y me alejé de la puerta sintiendo cómo el corazón se me rompía en mil pedazos.

  Miré el anillo que me había dado mientras las lágrimas caían por mi rostro, negué con la cabeza y suspiré hondo.

 Se lo advertí, le dije que defendería al reino, hace años le dije que si lastimaba a alguien más, se olvidara de mí para siempre, pensé mientras recordaba todas las advertencias que todos me habían dado pero no había querido hacerles caso.

  Debí haberme alejado cuando ella misma me lo pidió, pero a pesar de todo seguí a mi corazón.

 Sabía que Audrey estaba llena de odio y oscuridad, pero nunca pensé que sería capaz de mentirme en la cara.

  Esto se terminó, pensé mientras negaba con la cabeza, tal vez ella no cumpla con sus promesas pero yo sí cumpliré con las mías.

 No había una sola razón para quedarme a su lado, así que salí corriendo de mi hogar.

  Que no haya razones para quedarse es una buena razón para marcharse.

[...]

— ¡Tenías razón, tienes que sacarme de este problema! —Admití entre sollozos apenas ella me abrió la puerta de su castillo, la abracé con fuerza.

—Déjame adivinar, ¿ya no crees que soy una mentirosa? —Susurró Uma, correspondiendo a mi abrazo antes de hacerme entrar rápidamente. — ¿Te vieron? ¿Te siguieron? —Dudó, cerrando la puerta con llave por las dudas, me llevó hacia la sala de estar y ambas nos sentamos en el sofá mientras yo no dejaba de llorar.

—Afortunadamente estamos solas. —Empezó la hija de Úrsula y suspiró. —Dizzy, cálmate, respira y cuéntamelo todo. —Ordenó, así que respiré hondo varias veces para tranquilizarme.

—Encontré a Audrey hablando por teléfono con Ariana, diciéndole que ya no podía seguir mintiéndome, que necesitaba que pusieran el plan en marcha para poder convertirse en reina de una vez por todas...—Dije luego de unos minutos, ella me abrazó, acariciando mi cabello.

—Por favor dime que no hiciste una estupidez como enfrentarla. —Suplicó, observándome atentamente.

—No, no soy tan estúpida. Lo primero que hice fue venir corriendo a buscarte... Soy afortunada de tenerte a mi lado para salvarme. —Negué con la cabeza. — ¡No puedo creer como fui tan idiota! ¡Confié en ella cuando todos me advirtieron que no lo hiciera pero no quise escucharlos! ¡Debí haberte creído, debí haber confiado en Alex, en todo lo que tú y los demás me dijeron durante años! ¡No puedo creer como pudo haber jugado así conmigo! ¡Le entregué mi corazón, le di todo de mí pero a ella no le importó! ¡Se aprovechó de mi amor y confianza para atacarme por la espalda! Que tonta fui, no voy a casarme con ella, no puedo mirarla a los ojos y decirle que acepto hacerla feliz durante toda mi vida cuando lo único que esa castaña ha hecho desde que nos conocimos ha sido mentirme. —Proseguí, sin dejar de llorar.

—Tranquilízate, no llores, todos sabíamos que Audrey siempre fue una perra egoísta, pero no podemos dejar que ganen. —Mencionó, secando mis lágrimas lentamente y observando mi anillo. —No, sí te vas a casar con ella. No puede saber que sospechas, porque te juro que no importa cuando repita que te ama, si te tiene que desaparecer, lo hará. Tienes que casarte para tenerla vigilada, ¿entiendes?

—No sé qué hacer, siento que haga lo que haga, le estoy fallando a Mal. Si sigo estando a su lado, estoy ignorando todas las advertencias que la hija de Maléfica me ha dado durante años...—Exclamé, bajando la mirada.

—No, no digas eso. —Habló la chica de cabello turquesa, tomando mi mano.

— ¡Pero es que no pude darme cuenta de que Audrey me mentía! ¡Y tampoco puedo hacer que esos estúpidos dijes funcionen! ¿¡Cómo podré sacar a la reina de Auradon de donde está!? —Me quejé, sintiéndome usada, inútil y estúpida.

—No estas sola, yo estoy contigo. —Aseguró entonces. —Vamos a hacer esto juntas, esa maldita te usó pero eso no significa que no puedas pagarle con la misma moneda. Ahora que sabes la verdad, puedes vigilarla para ver que es lo que traman, estoy segura de que a mí no me lo cuentan todo.

—Supongo que tienes razón, aunque me duele que me mienta en la cara tengo que usar esto a nuestro favor. —Accedí entonces. —No voy a permitir que se salgan con la suya, se lo prometí a Mal y no voy a fallarle.

—Así se habla. —Ella me sonrió antes de ir a buscar su bolso. —Ahora, con respecto a ella... En los libros que traje de la isla hay unos dibujos raros que no entiendo pero deben significar algo. —Añadió antes de colocar los cuatro libros en la mesa ratona, los abrió para mostrarme las páginas en las que estaban los dibujos y entonces empecé a ordenarlos.

—Esta es la respuesta, estos son los planos para armar una máquina para abrir otro portal que dure el tiempo suficiente como para sacar a la chica de cabello morado de donde está atrapada. —Dije rápidamente.

—Pero necesitamos los materiales necesarios para construirlo antes de que sea muy tarde y también debemos usar magia para activarlo, este tipo de portales requieren bastante así que con la mía no bastará, necesitamos a alguien más... Y también la varita del hada madrina. —La dama del mar hizo una mueca, sabiendo que hacer esto solas no sería nada fácil.

—Magia, varita...—Repetí, pensando en alguien que podría ayudarnos. — ¡Eso es! ¡Carlos y Jane! ¡Él puede armar esa máquina y ella heredó la magia de su madre, puede conseguirnos la varita sin meterse en problemas! Si tan solo pudieran despertar... Los dijes que les di a todos aún no funcionaron, excepto los que les di a Anthony, Annie y mi tía.

— ¿Y cómo despertaste tú, entonces? —Cuestionó alzando una ceja, cruzándose de brazos.

—Es que me quedé dormida leyendo el libro de hechizos de Mal mientras trabajaba y soñé con ella... —Susurré. — ¿Cómo es que reaccionaste tú?

—Oh por favor, estas hablando con la descendiente de una bruja marina que sabe mucho sobre magia negra, yo siempre supe que algo como esto podría pasar así que preparé un antídoto para mí sola. —Mencionó orgullosa antes de acomodar su cabello.

— ¿¡Qué!? ¡No puedo creer que seas tan egoísta! —Me quejé antes de empujarla, haciendo que tirara los libros de la mesita ratona.

— ¡No lo soy! ¡Quise advertírselos a los demás para que se dieran cuenta de lo que pasaba pero eso no funcionó! —Se excusó, empecé a levantar los libros del suelo y me di cuenta de que a uno le habían arrancado una página.

—Pues debiste haberte esforzado más en lugar de disfrutar de tu vida perfecta mientras Mal sufre estando lejos de aquí. —Le recriminé seria. —Uma... Esto está roto, le arrancaron una página.

— ¡No tenemos tiempo para discutir si soy egoísta o no, tenemos un reino que salvar, Dizzy! —Cambió de tema y frunció su ceño antes de tomar aquel libro. —Arrancaron la hoja que dice el hechizo para activar el portal, ¡maldita sea, Freddie me estafó! ¡Voy a regresar a la isla para matarla!

— ¿¡Y qué esperas que haga mientras tú te vas a casa!? ¿Esperar a que los dijes de Jane y De Vil los hagan reaccionar? No funcionan, ha pasado una semana desde que se los di y no despertaron. —Sugerí, negué con la cabeza. —De ninguna manera, iremos a buscarlos para que reaccionen, les explicaremos todo y luego ambas regresaremos a la Isla.

—Tú pudiste despertar porque tenías el dije y algo que le pertenecía a Mal, entonces tal vez eso es lo que los demás necesitan, algo que ella les haya dado. —Masculló y asentí con la cabeza, eso tenía sentido. La vi guardar los libros en su bolso. — ¿Vas a venir o no?

—Supongo que tienes razón. —Admití, tomé mi bolso y me levanté del sillón para ahora seguirla hacia la puerta principal. —Que empiece la primera parte de la operación salvar a Auradon.

Carlos.

— ¡Mamá! ¿Podemos bañar a nuestras mascotas? —Era la cuarta vez que escuchaba a Jazmín y a Lucas le repetían aquello a la hija del hada madrina, ella suspiró, dándose vuelta para ver a nuestros hijos.

— ¡Ok, ok! Pero vayan al patio trasero a hacerlo, no quiero que ensucien la casa, y recuerden que deben limpiar todo lo que ensucien. —Accedió Jane, los hermanos se sonrieron antes de correr a buscar a los perros.

 Fue entonces cuando escuchamos que alguien golpeaba la puerta así que fui a abrir, me sorprendí al ver a Dizzy y a Uma allí.

—Hola, no las esperábamos...—Murmuré algo sorprendido de verlas ahí. —Pasen, pasen, ¡amor, tenemos visitas! —Dije, haciéndome a un lado para dejarlas ingresar, cuando lo hicieron cerré la puerta.

— ¿Qué hacen las dos aquí? —Dudó mi hadita al verlas entrar.

—Jane, ¿tienes algo que Mal te haya dado antes de su primera boda? —Preguntó la pelirroja, mi esposa les mostró la pulsera que la chica de cabello morado le había dado hace mucho tiempo atrás. —Eso servirá.

—Carlos, ¿tienes algo de tu mejor amiga? —Inquirió la dama del mar, asentí antes de ir a buscar la pastilla que la hija de Maléfica me había dado hace varios años para poder decirle a Jane que estaba enamorado de ella, aunque nunca había podido usarla.

—Tienen que despertar, necesitamos su ayuda. —Habló la hija de Drizella, la miré confundido.

— ¿Despertar? ¿De qué? —Murmuré extrañado, no entendía a qué se refería.

—Están hechizados, Mal nos necesita... —Respondió Uma. —Si no reaccionan, la perderemos pronto.

— ¿De qué están hablando? —Cuestionó Jane, observando el regalo que la chica de cabello morado le había dado, miré la pastilla que jamás había ingerido y entonces nuestros ojos brillaron junto con nuestros dijes.

  Algo andaba mal y debía averiguar qué era.

— ¿Qué pasó con mi hermana mayor? —Pregunté serio y preocupado al mismo tiempo, tenía un mal presentimiento.

—Esto no les va a gustar —La novia de Audrey hizo una mueca.

—Mal está atrapada en un lugar muy lejos de aquí y hay alguien que se está haciendo pasar por ella y esa es... —Prosiguió la chica de cabello turquesa, intercambió miradas con la prima de Chad y suspiró.

—Ariana —Informaron al unísono. Retrocedí inmediatamente, porque esto no podía estar pasando, no podía ser cierto.

— ¿Qué? Esperen, eso no tiene sentido, ¿a esa chica no se la había tragado un portal hace años? —Dudó la hija del hada madrina, confundida.

—Eso es lo que ella nos hizo creer, al parecer la que se fue por el portal ha sido Mal y Ariana se ha hecho pasar por ella desde entonces...—Contestó Uma, apreté los puños.

—Si me disculpan tengo que ir a interrumpir el baño de Dude para que le arranquemos la cabeza a esa Perdida, Jane quédate con los niños. —Mencioné, dirigiéndome hacia la puerta pero mi chica se interpuso en mi camino.

—Tranquilízate —Suplicó mi hadita, mirándome a los ojos.

— ¿¡Cómo quieres que me calme cuando no sé dónde demonios está Mal, ni si está viva y esa perra está viviendo su vida perfecta!? —Alcé la voz mientras caminaba de un lado hacia otro por toda la sala, nervioso.

—Cálmate, ella está bien—Aseguró la descendiente de Úrsula.

— ¿Cómo lo saben? —Cuestioné, desesperado por obtener respuestas.

—Lo sabemos porque la he visto —Respondió la chica de cabello turquesa.

— ¿¡Y no hiciste nada para salvarla!? —Grité, indignado.

—Es que solo podemos verla en nuestros sueños pero antes de que podamos hacer algo, nos despertamos. —La prima de Chad hizo una mueca.

—Habla por ti, yo la vi por el espejo... —Musitó la dama del mar, mirando a la pelirroja de reojo.

—Oh si y eso ha servido de mucho ¿no? —Dizzy se cruzó de brazos, observándola.

— ¿Qué espejo? —Murmuró Jane, intrigada.

—El de Evie, Ariana lo tiene, hizo que volviera a funcionar con magia negra...—Habló la brujita del mar. —Sirve porque además de verla, consigo información, cosa que tú no haces. —Añadió, observando a la hija de Drizella.

—No es momento de discutir, es momento de salvar a mi mejor amiga—Intervine, nervioso.

— ¿Cómo la encontraremos? —Inquirió mi esposa, que seguía tratando de procesar todo esto que parecía una locura, pero algo en mi interior me decía que era cierto.

—Los necesitamos a ustedes para rescatarla. —Afirmó Uma, sacándome de mis pensamientos. —Con la inteligencia de Carlos y la magia de Jane queremos armar una maquina para poder sacar a Mal de donde está—Añadió, intercambié miradas con la hija del hada madrina.

— ¿Y cómo sabemos que va a funcionar? —Dudó ella.

—No lo sabemos, tenemos que arriesgarnos. —La nieta de lady Tremaine nos miró, sabía que estaba tan preocupada por Mal como yo, lo veía en sus ojos.

— ¿Tienen planos o algo? —Cuestioné, entonces la chica de cabello turquesa sacó unos libros de su bolso y nos mostró las páginas en donde estaba lo que parecían ser las instrucciones para armar aquella máquina, me senté en el suelo, observándolas atentamente. —Bien, esto es bastante complicado y nos llevará varios días, tal vez semanas, pero con ayuda de Jay y Evie podemos terminar mucho más rápido.

—Eso no va a pasar, ellos no saben de esto aún y no se pueden enterar, es muy peligroso—Uma fue la primera en negarse.

—Ellos son mis mejores amigos y siempre hacemos todo juntos, no haré nada sin ellos, estando unidos la salvamos cuando la secuestraste y esta vez lo haremos de nuevo, te guste o no. —Repliqué serio, cruzándome de brazos.

—No me hagan arrepentirme de haberles dicho. —La descendiente de la enemiga de Ariel nos observó con seriedad, pero no iba a dar el brazo a torcer. —Nosotras podemos hacerlo por nuestra cuenta y cuando traigamos al verdadero amor de Ben todo será más fácil.

—Pero tardaríamos más y eso no nos conviene, Mal nos necesita. —Mencionó la pelirroja.

—Ok, ¿saben qué? Esa Perdida no es la única que puede usar la magia para espiar a la verdadera reina de Auradon. —Dicho esto, la descendiente del hada madrina sacó su varita mágica. —No puedo ver a Mal ni siquiera en el espejo, déjame verla aunque sea en el reflejo. —Recitó un hechizo, apuntando con el artefacto mágico al espejo de cuerpo completo que estaba en la sala, entonces vimos a la chica de cabello morado en un lugar que parecía ser el reino pero allí estaba completamente destruido.

— ¿Mal? ¡M, resiste! Iremos por ti, ¿si? ¿Me escuchaste? Solo resiste, M. Por favor... Tienes que seguir luchando. —Susurré, acercándome rápidamente. Se me rompió el corazón al verla sangrando, llorando y temblando, tal vez de miedo, frío o ambas. No soportaba verla así, por lo cual me volteé para mirar a las dos chicas que habían venido a hacernos reaccionar. —Saquemos a Mal de ahí antes de que muera.

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