Capitulo 12
Escuché que alguien golpeaba la puerta pero simplemente lo ignoré, no quería hablar con nadie.
— ¿Alex? Soy Aurora, ¿puedo pasar? —Oí la voz de la rubia y suspiré, me levanté de la cama para ahora abrirle la puerta, me hice a un lado para dejarla pasar y entonces volví a cerrar la puerta.
—No entiendo cómo puedes aprobar su relación. —Mascullé sentándome en la cama nuevamente, ella hizo lo mismo.
—Su relación fue secreta hasta que Dizzy accidentalmente la sacó del closet y bueno, ella hace feliz a Audrey y eso es todo lo que me importa, tesoro. —Respondió simplemente.
—Al parecer no la hizo tan feliz como para que no me secuestrara—Gruñí, cruzándome de brazos, mi tía colocó una mano en mi hombro y entonces la miré.
—Ambas se equivocaron y aprendieron su lección...—Replicó la madre de mi prima.
—Pues es obvio que Audrey va a volver a equivocarse y cuando eso suceda será demasiado tarde para que alguien la pare—Hablé rápidamente.
—Tienes que dejar de ser tan negativa, cariño, ninguna de las personas que te amamos permitiríamos que algo te pase, yo jamás dejaría que te sucediera algo malo —Aseguró la hermana de mamá.
— ¿Ah si? ¿Dónde estabas cuando tu hija me secuestró? —Cuestioné alzando una ceja, ella se quedó callada durante unos minutos y cuando finalmente iba a responderme, aquella pelirroja entró a la habitación sin siquiera golpear la puerta. — ¿No sabes pedir permiso?
—Soy una chica que acostumbra entrar y salir por ventanas, para eso no se necesita ningún permiso. —Replicó Dizzy. — ¿Puedo hablar con Alex a solas? —Cambió de tema.
—Claro pero no tarden mucho, vamos a servir el postre pronto y no querrán perdérselo, es el favorito de mi padre y Jace. —Accedió la rubia para luego besar mi frente y salir de mi cuarto, cerrando la puerta detrás de ella.
—No puedo creer que te cases, ¿¡te volviste completamente loca!? —Me quejé.
—No, no lo estoy, la amo y eso no va a cambiar pero no vine a tratar de hacerte cambiar de opinión. —Ella negó con la cabeza y se sentó a mi lado.
—Entonces ¿por qué estás aquí? —Dudé algo confundida.
—Vine a darte algo...—Murmuró simplemente.
— ¿Para mí? Es raro, es decir, dijiste que ibas a comprometerte, creí que a las novias se les daba algo, ya sabes, eso de algo nuevo, algo viejo... —Mencioné algo extrañada ante aquel gesto.
—Sí pero eres la princesa de Auradon y te debo tu regalo de cumpleaños—Replicó la prima de Annie.
—Tienes razón —Accedí, ya que con todo el desastre que yo había ocasionado ella no había tenido la oportunidad de dármelo.
— ¿Tienes las cartas de tu madre? —Inquirió, la observé frunciendo el ceño ya que no sabía qué tenía que ver eso con el obsequio que iba a entregarme.
—Sí, están en el cajón de la mesita de luz, ¿quieres que lea otra? —Mencioné señalando el lugar en el que las había guardado para tenerlas lo más cerca posible.
—No cariño, solo quería asegurarme... —La novia de Audrey negó con la cabeza, relamió sus labios lentamente. —Mal querría que tuvieras esto y no te lo saques. —Dijo antes de sacar un dije de su bolso y mostrármelo, lo tomé.
—Es precioso, pero ¿por qué me lo das tú en vez de ella? —Pregunté extrañada.
—Eh... porque como ustedes no están en su mejor momento y no quiere que pase otro día sin que lo tengas me lo dio a mí para que te lo entregara. —Respondió luego de unos segundos. —Además me suplicó que no te diga que el regalo es de parte de ella así que no le cuentes que te lo di ¿okay? —Añadió antes de colocármelo en el vestido, lo cubrió con mi cabello.
—Eso es raro pero suena a algo que mamá diría—Comenté, encogiéndome de hombros.
—Solo espero que no te desmayes esta vez —Murmuró la sobrina de Anastasia, fruncí mi ceño.
— ¿De qué estás hablando? —Cuestioné intrigada y confundida al mismo tiempo.
— ¿No sientes que te han mentido durante toda tu vida? —Dudó unos segundos después.
—No... —Negué con la cabeza lentamente.
—Bueno, es tarde y será mejor que me vaya—Dicho esto Dizzy se levantó de la cama, besó mi frente y abrió la ventana de mi habitación para luego salir por la misma, me incorporé para acto seguido acercarme a ésta.
—Te olvidaste a tu novia—Alcé la voz lo suficiente como para que ella me escuchara.
—Sabe como volver a casa sola—Me respondió antes de salir corriendo.
— ¡Alex! ¡No vas a querer perderte el helado! —Oí el grito de mi hermano y no pude evitar sonreír, salí de la habitación corriendo y bajé las escaleras mientras pensaba en las palabras de la prometida de Audrey.
¿Qué habrá querido decirme con lo de si mi vida era una mentira?
Audrey.
Luego de que la insoportable de mi prima tratara de arruinar mi velada perfecta, mis padres y mis abuelos se habían retirado al igual que Dizzy –aunque ni siquiera se había despedido de mí–, el rey de Auradon estaba dándole las buenas noches a Jace mientras que la hijastra de Gothel y yo estábamos encerradas en su cuartito mágico raro.
— ¿Te casas ahora porque quieres aprovecharla lo máximo posible antes de que el mundo sea mío... digo nuestro? —Cuestionó, asentí con la cabeza. — ¿¡Puedes explicarme qué mierda le pasa a tu chica!? —Exigió la castaña, caminando de un lado a otro por toda la habitación.
— Ella me ama, cuando den por muerta a Mal, te aseguro que me apoyará cuando entienda que debo ser la reina consorte. No sé qué le sucede pero antes me preguntó si haría algo para lastimarla, obviamente le dije que no. —Respondí simplemente, sin dejar de observar las hermosas muñecas que por algún motivo esta chica seguía escondiendo en este lugar. —Temo que desconfíe de mí, no quiero perderla.
—Pues más te vale que lo averigües porque si esa mocosa descubre algo de esto la voy a desaparecer así como lo hice con Mal—Me advirtió la villana, mirándome con seriedad. —O te encargas de esa entrometida o lo haré yo. —Añadió, señalándome con el dedo.
—Si vas a amenazar a alguien que sea a la estúpida de Alex. —Dije, sin prestarle demasiada atención.
—Yo me ocuparé de ella, no te preocupes, aunque me gustó que defendiera a su madre, eso me garantiza que cuando la reina de Auradon desaparezca, la princesa será la que más sufrirá. —Ella sonrió con malicia.
—Pues hazla sufrir rápido porque todos sabemos que la única que merece ser la gobernante de este reino soy yo, duh. —Exclamé ya harta de esperar, esa corona debía ser mía.
—Cuando eso pase, serás reina consorte, espero que sepas que lo de reina consorte no es para siempre. Apenas Alex cumpla 18, adiós corona —Replicó aquella Perdida.
—Oh cállate, las dos sabemos que antes de que eso pase la mataré—Murmuré mientras no dejaba de mirar las muñecas que tenía en ese estante, así que tomé la mía y la de mi novia, empezando a jugar con ellas.
—Si, claro, lo harás... —Masculló Ariana, creí haber reconocido el sarcasmo en su tono de voz pero lo ignoré.
—A ver, entiendo que todos en este reino están hechizados pero no creo que acepten eso de que seas reina consorte —Comentó Uma, que acababa de entrar por la ventana, tal y como siempre lo hacía mi pequeña malvadita.
—Estarán tan desesperados por buscar un reemplazo para que el reino no caiga que aceptarán a la única persona capaz de gobernar, o sea yo. —Sonreí con malicia.
—Ojala el mundo sea destruido antes de que esta tarada se ponga esa tiara. —Murmuró la dama del mar, pero aún así la escuché.
—Con suerte un meteorito le caerá a Auradon antes de que eso pase—Bromeó la hijastra de Facilier.
—Oigan, que fea esa actitud, ¡seré la mejor reina! —Me quejé.
—Serás la mejor reina pero del Upside Down si no dejas mis cosas en paz—Dicho esto, la chica que se hacía pasar por mi tía me arrebató las muñecas.
— ¡Hey! ¡Dizzdrey es real! ¡Dámelas ya, estaba a punto de hacer que se comprometieran! —Gruñí, fastidiada de que no me dejara jugar con ellas.
—Jamás entenderás la magia negra... —Se lamentó la hija de Úrsula, negando con la cabeza. —Dame eso, te voy a mostrar como se usa—Dicho esto, le rompió el vestido a mi muñeca, un segundo más tarde me di cuenta de que mi atuendo también estaba roto.
— ¡Hey! ¡Este vestido vale más que tú castillo! —Le recriminé, molesta.
—Vayan preparando una tumba porque en unas semanas la reina caerá de una vez por todas. —Cambió de tema la chica que tenía influencia en el más allá, logrando que le prestáramos atención.
— ¿Cuál es tu plan? —Inquirió Uma.
—Una trágica enfermedad extraña que no puede ser curada... —Respondió Ariana simplemente, con una sonrisa llena de malicia.
—Entonces es el comienzo del fin... —Empecé, mirándolas.
—Para Auradon... —Finalizó la brujita del mar, las tres reímos.
Disfruten mientras puedan, pensé, porque su felicidad está a punto de terminar.
Dizzy.
Abrí la puerta del hogar en el que vivía con mi familia y encendí la luz, solo para ver como las tres personas más importantes en mi vida se levantaban del sofá rápidamente, como si me hubieran estado esperando.
— ¿Cómo te fue? ¿Hiciste que la princesa despertara? —Annie fue la primera en hablar.
— ¿Estás segura de que los dijes van a servir? —Inquirió mi tía, extrañada.
Apenas había despertado, supe que no podía hacer esto sola así que me había encargado de que el resto de los Tremaine que estaban en Auradon reaccionaran para que me ayudaran con esto.
— ¡Cállense las dos, eso no es tan importante! ¿No se dan cuenta de lo que está pasando? —Mencionó mi primo, acercándose a mí con una sonrisa. —La única pregunta que Dizzy va a responder es ¿quién te dio ese anillo? —Dudó alzando una ceja, mostrándoles mi mano a su madre y hermana.
—No, Alex aún no reaccionó y sí, los dijes funcionaron con ustedes pero supongo que con ellos la magia tardará más, si no despiertan el reino caerá, no podemos dejar que eso pase. —Contesté ambas preguntas y suspiré al oír la pregunta de Anthony. —Ehm... fue Audrey. —Admití antes de sonrojarme completamente.
— ¡Mi sobrinita se va a casar! ¡No puedo creerlo! ¡Por fin está pasando! ¡Mi mayor orgullo está comprometida! ¡Tu abuela estaría muy orgullosa si se enterara de que te vas a casar con alguien de la familia real! —Anastasia gritó antes de abrazarme con fuerza.
— ¡Mamá! —Se quejó su hija, cruzándose de brazos antes de rodearme con sus brazos, era más que obvio que los tres estaban muy felices por mí.
—Sí, me voy a casar pero no se alteren, tenemos cosas más importantes que hacer así que a trabajar...—Dije, separándome de ambas.
— ¿Averiguaste dónde está Mal? —Dudó la menor de las Tremaine, me dejé caer en el sillón de la sala.
—Lo único que sé es lo que me ha dicho Uma...—Hice una mueca.
— ¿Crees que está diciendo la verdad? —Preguntó el único hombre en la casa.
—No lo sé pero es la única pista que tenemos, ¿creen que eso existe? —Los miré, esperando a que alguno me diera una respuesta.
—Lo investigué en la red oscura y sí, el Upside Down existe, es algo así como una dimensión paralela llena de criaturas horribles y sin salida, pero de alguna manera Mal entró... —Habló mi prima, al parecer había estado investigando con su computadora desde que le había contado lo que la hija de Úrsula me había dicho.
Agradecía que hace años, De Vil le hubiera enseñado a entrar en aquel sitio sin ser detectada –una red de Internet secreta que se usaba en la Isla para espiar a la gente de Auradon, aunque no funcionaba por mucho tiempo– ya que gracias a él, mi prima había confirmado que al menos la dama del mar no estaba mintiendo con respecto a esa dimensión pero no podía afirmar que la verdadera reina de Auradon se encontraba allí.
—Oh no, de ninguna manera, no voy a acercarme a otro portal, no, se me arruinaría el look. —Su hermano mayor negó con la cabeza rápidamente. — ¿¡Alguien por favor quiere pensar en mi cabello!? ¡Se ensuciaría con lo que sea que hay ahí, y ni hablar de mi ropa! ¡Este atuendo no merece ser manchado por suciedad! —Insistió, indignado, antes de sentarse a mi lado.
—No seas estúpido. —Murmuré antes de golpearlo en el brazo.
—En este reino jamás encontraremos lo necesario para abrir otro, pero conozco un lugar en el que sí lo haremos... —Prosiguió Annie, acercándose a la ventana, los tres la seguimos solo para percatarnos de que señalaba aquel pedazo de tierra en el medio del mar.
—No, no, no, no, de ninguna manera, desde que nos encerraron hemos deseado salir y ahora que finalmente lo hicimos no vamos a arruinarlo, no. No voy a arriesgar más a esta familia —La adulta fue la primera en oponerse.
—Mal nos necesita, tía —Mencioné, cruzándome de brazos.
—Pues tiene que haber otra forma, no voy a dejar que vuelvan. —Insistió Anastasia.
—Nunca los pondría en peligro, ya los he arriesgado bastante al haberles contado la verdad. Tengo que hacer esto por mi cuenta—Afirmé segura.
— ¿Estas loca? No vas a ir sola, sabes lo peligroso que es. —Mi prima se volteó a mirarme.
—Además no creo que la abuela, mamá y Danielle estén felices de que las hayamos abandonado—Exclamó Anthony, se mordió el labio inferior.
—Le prometí a Mal que la rescataría y salvaría a Auradon, no puedo fallarle. —Dije seria—. No me importa lo que mi madre, mi abuela y mi hermana piensen, necesito hacer esto.
—No, ningún Tremaine va a volver a pisar ese lugar y es mi última palabra, si les pasara algo jamás me lo perdonaría. —Continuó la hermanastra de Cenicienta. — Tal vez más adelante, cuando los demás despierten, encontremos otra solución menos arriesgada—Sugirió.
—No hay tiempo, no sabemos cuando a Ariana se le ocurra realizar su plan—Repliqué, preocupada por lo que podría pasar si hacíamos lo que mi tía quería.
—Aunque mamá nos dejara ir, no sabemos cómo, el puente está roto duh—Mi primo habló mientras se miraba en el espejo, tratando de acomodar su cabello ya que estaba más desordenado que antes.
—Y no tenemos magia para abrir la barrera—Añadió su hermana, arrebatándole el objeto a su hermano para revisar su maquillaje.
—Siempre quise robar una limusina—Comenté, mis primos voltearon a mirarme con aquel brillo en sus ojos y supe que estarían dispuestos a acompañarme.
— ¡Dizzy! —Me regañó Anastasia, le sonreí con inocencia. —Insisto en que esperes unos días para ver si lo de los dijes da resultado.
—Mamá tiene razón, si esperas unos días también puedes vigilar a Uma y Ariana y ver si puedes descubrir que es lo que harán—Murmuró Annie.
—O podemos hacerlo nosotros, como en los viejos tiempos —Propuso el único hombre de la casa.
—Harry casi nos mata esa vez —Comentó su hermana menor.
— ¿Debo recordarte que fue tu culpa? —Le recriminó Anthony, alzando una ceja.
Sabía que iban a empezar a discutir así que era momento de intervenir antes de que lo hicieran.
—Okay, ustedes ganan pero solo esperaré una semana. —Accedí de mala gana, atrayendo la atención de mis familiares. —Si para entonces los dijes no han dado resultado y no tengamos idea de cual es el plan de Ariana, será hora de volver a lo que algún día llamé hogar.
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