Capitulo 11
Uma.
Apenas vi a la pelirroja en la ventana, supe que debía detenerla antes de que hiciera una estupidez.
—Lamentablemente tengo que irme, no he visto a Dylan en todo el día y no quiero que sospeche. —Me excusé para luego salir del castillo, observé como Dizzy se alejaba así que la seguí hasta llegar a su casa.
—Abre la puerta, tenemos que hablar. —Supliqué rápidamente, golpeando la misma varias veces.
— ¡Lárgate! ¡No quiero estar cerca de ti, tú y yo no tenemos nada de que hablar!—La escuché gritar, hice una mueca.
—No me obligues a hacer esto por las malas, déjame entrar. —Insistí mientras sacaba de mi bolso mi collar para entonces colocármelo.
— ¡No te voy a dejar pasar! ¡Eres una traidora! ¿¡Cómo pudiste hacernos esto!? Siempre supe que tú no cambiarías, sigues siendo la misma villana de siempre. —La nieta de lady Tremaine alzó la voz, indignada. —No te importo yo, ni aquellos que te consideran su amiga, ni siquiera te interesa el bienestar de tu familia, eres una maldita bruja egoísta así que vete.
Apreté los puños cuando mencionó a mi esposo y a mi hija, ¿¡cómo se atrevía a meterlos en esto!?
Me concentré lo suficiente y logré derribar la puerta con magia, suspiré cuando vi a la novia de Audrey subir las escaleras corriendo así que fui tras ella pero se encerró en su habitación.
—Ábreme o tendré que tirar abajo esta puerta con mi magia. —Ordené seria.
—No lo haré porque sé que me harás algo malo otra vez. —Replicó la chica que una vez había sido mi aliada.
—Si quisiera lastimarte, ¿no crees que le hubiese dicho a Ariana que nos estabas espiando?—Me crucé de brazos, alzando una ceja. —Ábreme y déjame explicártelo todo.
Dizzy.
Abrí la puerta lentamente y retrocedí, sosteniendo el primer objeto que había encontrado para defenderme.
— ¡Aléjate de mí, tengo una lámpara y no tengo miedo de usarla!—Le advertí seria, aunque la verdad era que estaba bastante asustada porque sabía que ella era capaz de hacer cualquier cosa.
— ¿Me vas a golpear con eso?—Se burló la hija de Úrsula, soltando una carcajada.
—No te rías, tienes cinco minutos para explicarme el motivo por el que nos traicionaste. —Dije rápidamente.
— ¡No lo hice! Lo único que quiero es protegerte a ti y a los demás, quiero que todos estén a salvo de ella, especialmente mi familia. —Se excusó la chica de cabello turquesa.
— ¿Por qué tendría que creerte?—Dudé, desconfiada. — Por si no recuerdas acabo de escuchar que planean pasar por muerta a Mal, ¿dónde está ella?—Añadí con curiosidad, pero sin bajar la guardia en cualquier momento ya que no quería que Uma me dañara.
—Yo te recuerdo que si quisiera hacerte daño te hubiese delatado con esa Perdida pero no lo hice. Y no tengo idea del paradero de Mal. —Replicó la dama del mar, la fulminé con la mirada. —Solo sé que está en lugar llamado Upside Down y...
—Entonces si sabes. —La interrumpí, necesitaba respuestas y ella iba a dármelas.
—Me refiero a que no sé dónde queda eso ni cómo llegar allí. —Mencionó apenada, aunque ella era una muy buena actriz así que no estaba segura de si estaba siendo completamente sincera.
—En caso de que te crea, dime cual es el plan y cuando lo van a llevar a cabo. —Exigí.
—Como has oído, aún no lo sé, la maldita de Ariana no quiere decírmelo, pero ya lo descubriré. —Ella hizo una mueca. —Solo sé que después de que "Mal" muera, Audrey inten...—Empezó, haciendo comillas con sus dedos.
—Espera, ¿qué? ¿Audrey?—Intervine rápidamente. — ¿Por qué la metes a mi novia en esto?
—Yo creí que...—Habló la madre de Azul, pero estaba harta de que intentara engañarme todo el tiempo.
— ¿Creíste qué? ¿Que me iba a creer semejante mentira?—Dudé, negué con la cabeza, no era tan estúpida.
— ¿Qué? ¿No confías en mí?—La chica parecía dolida, pero la conocía y sabía que haría cualquier cosa para salirse con la suya, pero no iba a dejar que eso pasara.
— ¿Por qué lo haría?—Musité, observándola con desprecio. —Nos traicionaste y para excusarte metes a mi novia.
—Dizzy...
— ¡No puedes meter a Audrey en esto porque no quieres aceptar que nos engañaste! ¡Has jugado con nosotros, haciéndonos creer que eres buena, pero no! ¡Ya no dejaré que me mientas en la cara! ¡Siempre vas a ser la brujita que quiere apoderarse del océano para reclamar lo que le pertenece, siempre vas a ser Camaroncito!—Alcé la voz, harta de sus excusas.
—No puedo creer que después de que te explicara todo no me creas...—Susurró la chica que solía disfrazarse de pirata, pero todos sabíamos que lo era.
— ¿Por qué lo haría? No tienes nada que pruebe que tus intenciones son buenas. —Exclamé, negando con la cabeza.
—No volví a la isla y arriesgué mi vida para que me digas eso, claro que las tengo, quiero que esa perra caiga y que Mal regrese y sé cómo hacerlo pero no puedo hacer esto sola y como no me crees, te voy a mostrar lo que conseguí.—Dicho esto, empezó a buscar algo en su cartera.
—No quiero ver nada de lo que tengas ahí, estoy cansada de escucharte, Uma. Ya pasaron los 5 minutos así que vete. —Mencioné, deseando que pudiera hacerla desaparecer porque no quería volver a ver su rostro.
—Dizzy tiene que cree...—Habló, pero levanté la lámpara para demostrarle que iba a golpearla si no se callaba.
— ¡Dije que te vayas!—Grité furiosa, ella suspiró y empezó a caminar por el pasillo, pero entonces se giró a verme.
—Ya vas a ver que tu princesita querida no es ninguna santa y cuando te des cuenta de eso, no sé si estaré aquí para salvarte. —Me advirtió entonces, señalándome con un dedo.
— ¡No dejaré que se salgan con la suya!—Afirmé.
—Eso dijiste hace años y terminaste en la isla. —Dijo la descendiente de Úrsula antes de bajar las escaleras y retirarse de mi hogar dando un portazo.
—Yo no voy a dejar que Auradon caiga. —Susurré, dejando la lámpara en la mesa de luz. —Voy a salvar este reino, cueste lo que cueste.
De repente, oí que la puerta volvía a abrirse y retrocedí inmediatamente pero me tranquilicé cuando la castaña subió las escaleras rápidamente, corrí a abrazarla mientras sollozaba.
—Mi pequeña malvadita, ¿ha sucedido algo? —Dudó ella, rodeándome con sus brazos.
—N-nada cariño, s-solo son tonterías que se le ocurren a Uma...—Tartamudeé entonces, suspiré hondo para calmarme pero no podía.
—Entonces ¿por qué estás llorando? —Cuestionó preocupada.
—Es solo que... Tú nunca harías nada para lastimarme, ¿verdad? —Inquirí insegura, no quería creer lo que había dicho esa villana, pero necesitaba que mi novia me lo confirmara.
— ¿Por qué lo dices? —Preguntó Audrey, algo desconcertada.
—Solo contéstame. —Supliqué entre sollozos.
— ¿Cómo puedes creer tal cosa? Eres lo mejor que tengo, jamás haría algo que te perjudicara, nunca me perdonaría si te lastimara. —Afirmó la sobrina de Mal antes de sonreírme. —No llores, no me gusta verte mal.
—Te amo muchísimo, no sé qué haría si te perdiera. —Susurré, negando con la cabeza.
—Yo tampoco, mi vida. Pero si de algo estoy segura es que pase lo que pase, siempre serás mi pequeña malvadita y yo siempre seré tu princesa perdida. —Murmuró ella antes de secarme las lágrimas. —Tengo una idea para que te sientas mejor, ¿qué tal si organizamos una cena para contarle a mi familia sobre nuestro compromiso? —Sugirió.
—Eres la mejor, soy tan afortunada de tenerte. —Exclamé sonriendo. —Sí, estoy segura de que todos se alegrarán por nosotras...—Accedí antes de unir sus labios con los míos.
—Los llamaré para que decirles que iremos esta noche al castillo de mi tía, ¿si? Ve a alistarte, preciosa. —Exclamó entre besos, se separó lentamente y asentí, la vi sacar su celular y suspiré hondo.
Observé el anillo en mi mano y sonreí.
Acabamos de comprometernos, ella no arruinaría todo ahora, pensé, no sería capaz de jugar así con mi corazón.
Audrey.
Si había algo que definitivamente odiaba era tener que mentirle a esa pelirroja que siempre lo había arriesgado todo por mí, pero lo hacía para protegerla.
Porque sabía que si se enteraba de mi alianza con Ariana y Uma, probablemente enloquecería, discutiríamos, ella se armaría de valor para ir a enfrentar a esas villanas... y yo la perdería para siempre.
Quería cuidarla y mantenerla distraída, esa era una de las razones por las que había sugerido organizar la cena familiar.
No tendríamos problemas ya que desde que Mal había sido reemplazada por la hijastra de Facilier, cualquier evento familiar había sido pacífico... excepto por el cumpleaños de mi prima, pero si de algo estaba segura era de que mi vida iba a ser mucho más tranquila desde el momento en el que mi tía desapareciera para siempre.
[...]
Tal y como lo había planeado, todo estaba saliendo maravillosamente ya que todos estábamos felices, hasta que decidí que era el momento de contar la verdad.
Así que me levanté de mi asiento y golpeé con delicadeza una de las copas para llamar la atención de todos, lo cual funcionó.
— ¡Su atención, por favor! —Dije rápidamente, sonriendo. —La verdadera razón por la que organizamos esta reunión es porque Dizzy y yo queremos comunicarles algo muy importante... ¡Vamos a casarnos! —Anuncié sonriendo victoriosa.
Alex.
Me quedé en shock al escuchar esa noticia, observando como mis familiares se levantaban para felicitar a la feliz pareja, pero yo sabía que algo andaba mal.
— ¿¡Cómo que te vas a casar con esta loca!? —Alcé la voz, levantándome de mi asiento.
—Alex... —Me advirtió papá mirándome con seriedad, pero lo ignoré.
—Es que no entiendo como Dizzy puede ser tan ciega, ¡es muy obvio que te está usando! —Proseguí alterada.
— ¿Otra vez vas a empezar con esto? —Exclamó la castaña antes de acomodar su cabello. — Al parecer la prensa tiene razón, sí eres la princesa del drama...
— ¡Audrey Elizabeth! —La regañó Aurora.
— ¡Ahora sí me cansaste maldita arpía! ¿¡Quién te crees que eres para faltarme el respeto!? —Gruñí harta, dispuesta a arrancarle cada centímetro de su horrible cabello pero el rey se interpuso antes de que me acercara a mi odiosa familiar.
—Alex, así no es como una princesa debe comportarse —Comentó mi abuela, había escuchado este tipo de comentarios durante años y la verdad era que ya estaba harta pero la respetaba así que no podía decirle nada.
—Hija mía, ¿dónde quedaron tus modales? —Se lamentó la chica de cabello morado, negando con la cabeza.
— ¿Modales? ¿Qué modales esperas de ella siendo tu descendiente? —Replicó la pelirroja.
—Bueno, al menos esta vez la discusión no la ha empezado Mal—Murmuró Felipe para luego beber un poco de agua.
— ¿Qué estás insinuando sobre mi chica? —Mi padre se apresuró a fulminarlo con la mirada, cruzándose de brazos.
—Nada pero es la verdad—Se defendió el esposo de mi tía rápidamente.
—No sé por qué metes a mamá en esto cuando lo importante es que no deberías confiar en tu noviecita—Me crucé de brazos, mirando con seriedad a la prometida de Audrey.
— ¿Tienes alguna razón para desconfiar de Audrey con algo que no haya pasado hace más de 10 años? Porque ella ya aprendió que lo que hizo estuvo mal pero tal vez hay alguien más aquí que no lo sabe. —Volvió a defenderla, al parecer es verdad eso de que el amor es ciego y estúpido.
—No voy a permitir que hables así de mi madre que te ha dado todo en mi casa—Dije entonces.
—Dizzy tiene razón, nuestra prima cometió un error hace años, es obvio que ha cambiado, sino no estaría aquí con nosotros en este preciso momento. —Habló el príncipe que estaba sentado a mi lado. — ¿Puedes dejar ir el pasado? Si sigues así, mamá se va a enojar y no dejará que la señora Potts te dé postre. —Suplicó mirándome.
— ¿¡Cómo es que no me apoyas!? ¡Soy tu hermana mayor! ¡Tienes que creerme y seguirme la corriente, así es como nosotros funcionamos! —Repliqué, sintiéndome traicionada por él. — ¡Tenemos la misma sangre! ¡Nos cubrimos mutuamente! ¿Por qué no confías en mí esta vez?
— ¡Tenemos la misma sangre pero yo tengo mucha hambre! ¡Lo único que quiero es que sirvan helado pero por tu escándalo no pueden dármelo! —Se quejó Jace, cruzándose de brazos.
—Es viernes de postre helado, esa es la única razón por la que aún no me he desmayado cuando nos dieron la noticia del compromiso. —Comentó mi abuelo, suspiró. —Somos una familia, tenemos nuestros problemas pero los solucionamos así que princesa por favor, discúlpate con Audrey.
—De ninguna manera voy a hacer tal cosa. —Negué con la cabeza rápidamente.
—Hija, no puedes tratar de esta manera a tu prima, quiero que le pidas perdón en frente de todos ahora mismo. —Ordenó el rey de Auradon, bufé antes de separarme de él para acercarme hacia donde estaba la castaña.
—Quiero decirte desde lo más profundo de mi corazón...—Empecé entonces, le sonreí falsamente. —Que jamás me disculparía con una loca psicópata como tú. —Dicho esto, tomé una de las copas y le arrojé el vino encima de su vestido. Antes de que alguien reaccionara, empecé a subir las escaleras para evitar los regaños que sabía que alguien me daría por lo que acababa de hacer.
— ¿Quién diría que la sangre villana la afectaría? —Oí el comentario de Dizzy mientras subía las escaleras, al llegar a mi cuarto me encerré en el mismo y me dejé caer en la cama.
No puedo creer que mi familia no esté dispuesta a escucharme, pensé, no hay nada que puedan hacer para que confíe en Audrey.
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