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017.

LABORATORIO DE STARK.

LOS CUATRO LLEGAMOS EN SILENCIO, WANDA TOMÓ MI MANO y nos dejó un poco atrás.

— ¿Sucede algo? —pregunté.

—Lo siento, por todo lo que hicimos —murmuró —. Pietro estaba dañado por lo de su relación y yo... y yo porque perdí a mi mejor amiga.

—No eres mi mejor amiga —negué —, eres mi hermana. Yo también siento no haberlos llevado conmigo.

—Te extrañamos, mucho.

—Y yo a ustedes —respondí abrazándola brevemente. Me separé para seguir el paso de Steve.

—Me alegro que ambas estén en buenos términos —murmuró sin mirarme.

—Me alegro que estés vivo —respondí.

—Ya dije que lo sentía —suspiró.

Sonreí.

Ambos llegamos para ver como Banner y Stark trabajaban en el Arca.

»Sólo lo diré una vez —dijo Steve.

— ¿Y si no lo dices? —preguntó Tony. Rodé los ojos.

— ¡Apágalo! —exigió Rogers.

—No lo haré —respondió Stark.

—Oh vamos —dije.

—No sabes lo que haces —siguió Steve.

— ¿Y ustedes sí? —preguntó Banner —. ¿Ella no jugó con su mente?

—No metas a Wanda en esto —negué molesta.

—Sé que estás enojado —dijo Wanda posicionándose a mi lado.

—Ya pasé ese punto. Podría asfixiarte y no cambiar de color.

Moví mi mano un golpe llegó contra el estómago de Bruce.

—No la amenaces delante de mí.

—Después de todo lo que pasó... —Steve se acercó.

—Nada se compara con lo que viene —Tony negó molesto.

—Esto no es un juego —dijo Wanda.

Pietro en menos de dos segundos desconectó todo.

—No, sigue —dijo —. ¿Qué decías? —preguntó a Stark.

Una bala hizo eco. El vidrio debajo de Pietro se rompió cayendo.

— ¡Pietro! —gritó Wanda.

El arca sonó.

—Voy a re direccionar la energía —dijo Stark. Steve lanzó su escudo contra el computador.

Tony atacó a Steve lanzándolo lejos, Wanda iba a atacar pero Bruce la tomó por el cuello.

Mi molestia comenzó a subir, mis ojos se tornaron negros y el destello llegó a Clint, Tony y Bruce.

—Alguien más hace una estupidez y esto se acabó —dije con calma. Podía sentir como sus respiraciones se agitaban.

—Bree... —dijo Steve.

Antes de que alguien pudiera hacer algo Thor llegó y alzó su martillo, un rayo llegó a este y lo posicionó sobre el Arca. Esta explotó y nos mandó a todos lejos, el humo negro protegió a Steve, a Wanda y a mí. Nos levantamos algo adoloridos.

Un androide rojo salió del Arca. Se lanzó sobre Thor, el cual lo lanzó lejos. Todos nos dirigimos hacia él.

— ¿Qué diablos...? —murmuré.

Thor alzó una mano para que no hiciéramos nada.

—Lo siento, eso fue... extraño. Gracias —dijo mirando a Thor. Una capa se formó.

—Thor —lo llamó Steve —. ¿Ayudaste a crearlo?

—Tuve una visión. Un remolino absorbía toda la esperanza. En el centro, estaba eso —señaló la gema en la frente del androide.

— ¿La gema? —preguntó Banner.

—Es la gema de la Mente, una de l-...

—Las seis gemas del infinito.... —completé acercándome. Thor me miró sorprendido. Él asintió. ¿Cómo diablos sabía eso? Era como si me fueran familiares.

—Es la más poderosa del universo, la de mayor fuerza destructiva —siguió Thor.

— ¿Por qué traerías...? —Steve preguntó.

—Porque Stark tiene razón.

—Uh, es el fin del mundo —dijo Banner.

—Los Vengadores no podemos con Ultrón —dijo Thor. Su mirada paseó por todos y se detuvo en mí —. Sin ofender Brianna.

Reí negando.

—Ya lo hiciste.

—Mis disculpas por eso.

—Solos no —dijo el androide caminando.

— ¿Por qué tu Visión suena como Jarvis? —preguntó Steve.

—Reconfiguramos la matriz de Jarvis, para crear algo nuevo —respondió Stark acercándose.

—Ya vi demasiadas novedades. Crees que soy el hijo de Ultrón —señaló el hombre rojo.

— ¿No lo eres? —pregunté.

—No soy Ultrón. No soy Jarvis, soy... Existo —respondió él.

—Me metí en tu mente... y vi aniquilación —dijo Wanda acercándose.

—Vuelve a ver —sugirió.

—Su aprobación no significa nada para mí —dijo Clint acercándose. Evite que lo siguiera haciendo mandándole el humo negro a su estómago. Él me miró y yo sonreí con falsedad.

—Sus poderes, los horrores en nuestras mentes y hasta Ultrón vinieron de la Gema de la Mente —dijo Thor —. No son nada en comparación con lo que puede desatar. Pero de nuestro lado...

— ¿Lo estás? —preguntó Steve mirando al androide —. ¿Estás de nuestro lado?

—No es tan simple —dijo.

—Será mejor que lo hagas simple pronto —acoté.

—Estoy del lado de la vida. Ultrón no. Él acabará con todo.

— ¿Qué está esperando? —preguntó Steve.

—Ustedes —dijo mirando a los gemelos. Todos los miramos.

—Sokovia. Allí está Nat —dijo Clint.

—Si nos equivocamos contigo... si eres el monstro que Ultrón quería... —advirtió Banner.

— ¿Qué harás? —preguntó el hombre rojo. Todos se quedaron en silencio —. No quiero matar a Ultrón. Es único y sufre. Pero ese dolor afecta a la Tierra. Así que hay que destruirlo a él. Y todas las formas que creó, cada rastro de su presencia en la red. Hay que actuar ya. Sólo podemos hacerlos juntos. Quizá sea un monstruo. Creo que no me daría cuenta si no lo fuera. No soy como ustedes y no soy lo que quería —él se volteó —. Tal vez no haya modo de ganarme su confianza —se paseó —. Pero debemos irnos.

Él tomó el martillo de Thor. Todos nos quedamos en silencio. Thor lo miró sorprendido e incómodo.

—Bien —dijo Thor antes de seguirlo —. Bien hecho —palmeó el hombro de Tony.

—Tres minutos. Tomen lo que necesiten —dijo Steve.

Todos se comenzaron a mover para ir a buscar las cosas necesarias, me paré a un lado de Steve.

— ¿Tú no buscarás nada?

—No, estoy bien. ¿Tú?

—Estoy lista —me encogí de hombros.

—Me gusta el traje. Me recuerda a alguien...

Rodé los ojos.

—Tú no por favor —dije. Él rió.

— ¿Quién más lo dijo?

—Natasha dijo que me veía «sexy».

Steve sonrió.

— ¿Y las estrellas? ¿Por algo en específico? —preguntó. Me volteé para ir donde los gemelos.

—No sé. Respóndeme tú.

—Ya sabes a lo que me refiero Brianna Marie Fraser —respondió.

—Tú y Steve se llevan realmente bien, eh —dijo Wanda cuando llegué junto a ella.

—Me ayudo y me protegió al igual que Natasha cuando más lo necesite —ella sonrió suavemente. Pietro le lanzó una chaqueta.

—Por cierto, bonito traje —me elogió Pietro.

[.  .  .]

QUINJET

—Ultrón sabe que vamos, lo más posible es que nos reciba con artillería pesada. Para eso nos preparamos —dijo Steve —. Pero la gente de Sokovia no. Nuestra prioridad, es rescatarlos.

Todos bajamos del quinjet. Wanda y yo nos encargaríamos de entrar en las mentes de las personas para que tuvieran el deseo de arrancar mientras que Pietro recorrería las calles que no podíamos llegar para advertirles que salieran de Sokovia.

Miles de personas salían en autos y a pie por el puente que unía al país con otros. El centro era un caos.

Caminé por las calles del lugar que consideraba mi hogar, mis ojos se llenaron de lágrimas al ver la antigua casa que compartía con mis padres. Mis deseos de entrar fueron más grandes, deje de hacer lo que estaba haciendo y comencé a caminar. Abrí la puerta con facilidad, miles de cosas se encontraban en el suelo.

Suspiré.

Hogar, dulce hogar —murmuré entrando. 

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