008.
INSTALACIONES DE HYDRA, 2010
YA SE VOLVIÓ ALGO RUTINARIO el estar a solas junto a James, hace seis meses estábamos simulando que yo lo maltrataba mientras mis padres salían del lugar. Claro el miedo de que alguien se fijara en lo que estaba sucediendo era constante tanto de su parte como la mía.
— ¿Y? —preguntó luego de que yo estuviera diez minutos junto a la puerta. Siempre tenía miedo de que mis padres estuvieran al otro lado pero hoy era completamente diferente, había una alerta interior que me decía que no hiciera nada de lo que me pudiera arrepentir.
—Sólo un momento —traté de ingresar a alguna mente pero a la única que pude hacerlo fue a la de James.
—Brianna... tranquila, ellos ya se fueron —dijo tomando mi mano. Me volteé y me encontré con su sonrisa, esa sonrisa que siempre me daba la bienvenida cuando nos encontrábamos solos —. Te extrañé —murmuró haciéndome sonreír y bajar mis defensas.
—Y yo a ti —acaricié su rostro —. ¿Estuvo muy mal?
Hace una semana lo habían mandado a una misión, había llegado algo malherido y con sangre en la ropa, sangre que no era de él.
—No hablemos de eso —dijo. Y levantó mi mano para dejarla sobre su cabeza —. ¿Qué tal si pones buenos recuerdos?
—Deberías definir buenos recuerdos —señalé con una sonrisa. Él también rió.
Él tomó mi mano para acercarnos a la silla, hizo sentarme para luego el ponerse entre mis piernas.
—Ese recuerdo de hace unos meses —murmuró besando mis labios —, ese en donde tu piel y mi piel se conocieron... de una mejor manera —besó mi cuello. Sus manos se colaron bajo mi remera pero una alarma me volvió a advertir.
—James no —negué y lo alejé.
— ¿Sucede algo? ¿T-Te dañé? —preguntó. Negué mientras me levantaba y hacia que él se sentara.
—Creo qu-
Antes de que pudiera finalizar mi madre entró de manera apurada cerrando la puerta en el proceso.
— ¡Como te atreves! —dijo acercándose —. Brianna estás traicionando nuestra confianza.
—Mamá... yo.
—Mamá nada —negó y tomó mi rostro —. ¿Estuviste todos estos meses engañándonos? Si tu padre se enterara...
— ¿Le dirás? —pregunté. Ella guardo silencio y miró a James brevemente.
—Te hemos entrenado por años para que nos salgas con eso. Tienes que entrar a su mente y borrar todos los recuerdos. Todos Brianna —tomó mi brazo con fuerza.
—No lo haré —negué —, él no lo merece.
Ella rió sin gracia alguna.
—No me vengas con idioteces Brianna Fraser. Eres mi hija y mi hija no será un fracaso, no para HYDRA.
—No-lo-haré —dije con enojo.
Los ojos de mi madre se endurecieron y soltó mi brazo para luego levantar su mano. Sabía perfectamente que podría destrozarla con un movimiento de manos, pero no quería hacerlo. Cerré los ojos esperando el golpe pero este nunca llegó.
—No la vuelvas a tocar en tu vida —James tenía el brazo de mi mamá y la observaba con odio.
Ella se alejó con enojo y algo de miedo.
— ¿Estás enamorada Brianna? —rió —. Te diré algo, estar enamorada no sirve de nada. Te vuelves débil ¿y qué sucede cuando eres débil? Te mueres —me miró —. ¿Quieres morirte? ¿Es eso? Bien, perfecto. Hazlo. Pero no arrastres a tú padre y a mí en esto.
—Eres patética —espeté con rabia —. Te crees la gran cosa porque eres agente de HYDRA, pero ¿sabes qué? Eres una basura de persona, de madre. Me han usado desde que tengo uso de razón para que las personas sufran haciendome sufrir también en el proceso y a ustedes nunca les importó.
—No está bien pensar eso de sus padres cariño —mi padre estaba apoyado en la puerta junto a cinco agentes. Él me sonrió y se acercó —. No seas egoísta, dinos que más opinas sobre nosotros.
Mi mamá me miró algo nerviosa para luego mirar a mi papá.
—Jackson, es sólo una adolescente.
—Una adolescente poderosa —señaló dejando el libro sobre una mesa.
—No, no, no —negué tratando de acercarme al libro que convertiría a James en el Soldado del Invierno. Mi mamá trató de tomarme pero la lancé lejos.
—Que alguien la calme por favor —dijo mi papá riendo. Lo miré con enojo haciendo que también saliera volando.
—Brianna no —James dijo levantándose.
—Para ya —uno de los agente me tomó de la cintura. Levanté mis manos y el destello negro llegó a los cinco agentes que acompañaban a mi papá matándolos en el proceso.
—Basta de actuar como una cría —dijo mi padre inyectando algo en mi cuello.
Lo último que recuerdo es a James gritando mi nombre.
Me levante un par de horas después algo incomoda. Mi mamá se estaba mordiendo una uña nerviosa observándome.
—Brianna.
— ¿James? — pregunté levantándome.
—No, Brianna — ella negó —. Está en una misión.
Si estaba en una misión es porque lo habían convertido en el Soldado.
—No es justo —negué. Ella se sentó a mi lado y acarició mi cabello de una manera maternal.
—No pensé que en verdad él te quería —dijo —, pero por la manera en que grito tu nombre lo parecía. Enamorarse sólo te debilita cariño, te hace daño.
—Los únicos que me hacen daño son ustedes.
—Somos tus padres, siempre queremos protegerte.
—Mi papá es un idiota, está loco mamá ¿Cómo pudiste enamorarte de él?
—Es tu padre, si lo desea es un buen hombre.
—Pues no lo pareciera —espeté con rabia.
Ella se levantó y me miró.
—Brianna, lo dices ahora que estás con rabia.
— ¿Lo amas? —pregunté. Ella bajó la mirada.
—En un principio lo amaba con mi vida, me fui de mi país por él —dijo —. Pero con el tiempo fue cambiando Brianna, ya no era el hombre adorable, el atento. Era frío y manipulador. Pero Brianna, tú padre me dio lo más importante del mundo, tú —se volvió a sentar a mi lado —. Cuando naciste, fue lo más poderoso que sentí en mi vida.
Levanté la mirada pero ella tenía los ojos llenos de lágrimas.
»Lo siento tanto.
Se estaba disculpando de ante mano, antes de poder hacer algo perdí otra vez el conocimiento.
Cuando desperté ya no recordaba nada, ellos me habían borrado todos los recuerdos junto a James. Y no los pude recuperar hasta ahora.
[. . .]
AUTOS DE HYDRA.
Hice una mueca de dolor al sentir todos los recuerdos, miré a Steve para decirle algo pero antes de que pudiera hacerlo uno de los agentes atacó a los otros dos. Se sacó el casco y reveló a María.
—Esta cosa estaba estrujando mi cerebro —nos miró para luego mirar a Sam —. ¿Y este quién es?
Nos bajamos del auto ayudando a Natasha, quien era la más malherida.
—Un disparo, perdió más de medio litro de sangre tal vez uno —gritó María al médico que venía corriendo.
—Yo la llevo —dijo.
—Querrá verlo primero —señaló.
Los cuatro quedamos mirando a Fury que se encontraba en una cama de hospital.
—Ya era la maldita hora —dijo.
El medico comenzó a atender a Natasha.
— ¿Me dirás la verdad? —preguntó en susurró Steve.
Lo miré y luego miré a Sam. Miré mis manos y el humo negro salía de estás, la moví hacia la cabeza de Steve.
— ¿Quieres verlo tú también? —le pregunté a Sam.
—Yo... eh —negó —. Estoy bien así.
Asentí y cerré mis ojos para concentrarme en todos los recuerdos que tenía sobre Bucky, Steve también cerró los ojos y suspiró para tratar de calmarse. Comencé desde que nos conocimos hasta la última vez, los recuerdos eran tan rápidos que parecía que estuviera viendo una película adelantándola. Traté de mostrar lo mínimo de la vez que nos acostamos. Me separé de Steve luego de unos minutos.
Steve me miraba entre cohibido y sorprendido.
—Yo... no sé qué decir.
—Lo quería —dije mirando a Sam y Steve —. ¿Podríamos hablar de eso después? Creo que Fury necesita hablar con nosotros.
Me acerqué dejando a los dos detrás, María me recibió con un abrazo.
—Columna lacerada, esternón quebrado, clavícula hecha trizas, hígado perforado y una gran jaqueca —dijo rompiendo el silencio.
—No olvides tu pulmón colapsado —señaló el doctor.
—No lo olvidemos —dijo Fury —. Más allá de eso, estoy bien.
—Te operaron. Tu corazón se detuvo —dijo Nat.
—Tetrodoxina B —señaló Fury —. Disminuye el pulso a un latido por minuto. Banner la desarrolló para el estrés. No le sirvió mucho a él, pero a nosotros sí.
— ¿Por qué no nos dijiste? —preguntó Steve.
—El atentado contra el director debía parecer exitoso —respondió María.
—No pueden matarte si ya estás muerto —dijo Nick —. Además, no sabía en quien confiar.
Natasha me miró, pude ver el dolor en sus ojos.
[. . .]
INSTALACIONES DE HYDRA.
Pierce entró al opaco lugar viendo como el Soldado se encontraba con la mirada perdida.
—Informe de misión —exigió. Barnes no dijo nada —. Informe de misión, ahora —se acercó y miró brevemente al hombre para luego golpearlo.
—Las personas en el puente... el hombre y la mujer —preguntó Barnes recordando al rubio y la hermosa pelirroja —. ¿Quiénes eran?
—Los conociste esta semana en otra misión —respondió Pierce.
—Los conocía —dijo él.
Pierce lo miró y se sentó frente a él.
—Tú trabajo ha sido un obsequio para la humanidad. Moldeaste un siglo —dijo —. Te diré la verdad sobre la mocosa.
Barnes miró a Pierce. De una u otra manera le molestaba como la había llamado.
—Brianna Fraser, había sido tu misión anteriormente. Por eso la conoces, también fue parte de HYDRA.
—No la conocía por eso —negó. Pierce se levantó.
—Prepárenlo. Borren su memoria y comiencen otra vez.
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