007.
ME SENTÉ DETRÁS DE SAM dejando sentado a Sitwell en medio de Nat y yo, Steve estaba en el asiento de copiloto. Habíamos tomado un auto discreto que tenía en el techo una pequeña obertura que daba la posibilidad de abrirlo si hiciese mucho calor.
—A HYDRA no le gustan las filtraciones —Sitwell dijo rompiendo en silencio.
— ¿Y si intentan taparla con un corcho? —dijo Sam mirándolo a través del espejo retrovisor.
—El lanzamiento del proyecto es en dieciséis horas —dijo Nat mirando a Steve y Sam.
—Es poco tiempo —negué mirando a los tres.
—Lo sé —dijo Steve —, mientras evadamos los escaneos de ADN para acceder a los helicarriers.
— ¿Qué? —Sitwell miró a Steve para luego mirarme a mí —. ¿Están locos? Es una terrible, terrible idea.
El vidrio que se encontraba sobre nosotros se rompió y un brazo metálico lanzó a Sitwell fuera del auto, Natasha y yo nos miramos para luego saltar hacía adelante. Ella se sentó sobre Steve mientras que yo me senté sobre Sam, creé una barra de protección para evitar que los disparos que el Soldado estaba lanzando nos llegaran a alguno. Sam frenó haciendo que el Soldado saltará de auto, cayó en cuclillas.
—Oh mierda... —murmuré mirándolo. Él se levantó y un auto nos chocó haciendo que el arma de Nat se cayera de sus manos. El auto comenzó a avanzar junto a nuestro auto haciendo que el Soldado saltará sobre el capo y rompiera el vidrio.
— ¿Brianna puedes lanzarlo lejos? —preguntó Sam. Negué.
—No si no lo veo, genio.
Su mano entró sacando el volante.
—Bien, estamos jodidos —soltó Sam y tomó mi cintura. El Soldado saltó del auto y subió sobre los de HYDRA. El auto volvió a chocarnos.
Steve miró el alrededor y trató de sacar la puerta del auto. Hizo que los cuatro saltáramos sobre la puerta, moví mis dedos y un destello negro nos protegió a los cuatro al saltar.
Me levanté seguido de Steve y Natasha, Sam quedó unos metros más adelante.
—Steve —lo llamé cuando vi cómo le pasaban un arma de alto alcance al Soldado. Empujé a Nat fuera del alcancé y Steve me protegió con su escudo a la vez que yo también lo hacía con mis poderes, los dos salimos volando metros más lejos llegando a un autobús que perdió el control.
— ¡Brianna has algo! —gritó Steve.
Hice que el autobús no cayera y evitando que las personas salieran eyectadas de este, miré mis brazos viendo como este se encontraba llegó de rasguños y moretones, no había sido buena decisión salir sólo con remera.
Escuche como sobre el puente comenzaban los disparos, me levanté algo mareada.
—Nat y Sam —murmuré. Steve tomó mi mano.
—Tenemos que sacarlos —señaló a los pasajeros —. Necesito que puedas crear un campo de protección para que puedan huir —asentí y los destellos negros se expandieron por todo el techo y una de las paredes del autobús, las personas comenzaron a correr tan rápido como Steve se los pidió. Los disparos ya se escuchaban mucho más cerca de nosotros.
—Steve, corre —dije.
— ¿Qué?
—Corre —pedí mientras me movía aun con el campo de protección sobre nosotros, ya no quedaba nadie aparte de nosotros en el autobús. Una lluvia de disparos comenzó haciendo que sólo llegaran al campo, Steve tomó mi mano y salió junto a mí tomando su escudo en el proceso.
Sam que se encontraba en el puente disparo a dos de los cuatro agentes que se encontraba ahí, el destello negro llegó hasta la cabeza de uno de ellos haciendo que un crujido sonara al momento de romper su cuello. Steve me miró algo sorprendido.
—Era él o nosotros, no me mires con esa cara —murmuré.
— ¡Vayan! Yo me encargo —nos gritó Sam. Steve y yo corrimos como si nuestra vida dependiera de ellos –aunque nuestra vida si dependía de eso-, todos los civiles que se encontraban en la calle comenzaron a correr para esconderse.
Miré el alrededor y me percaté como el Soldado disparaba a Natasha.
—Brianna ¡Brianna espera! —Steve gritó cuando comencé a correr más rápido. En un arrebato de rabia lancé su arma lejos y a él también. Cuando Steve llegó a mi lado tomó mi rostro entre sus manos —. Ve con Natasha, yo me encargo de esto.
El Soldado volvió a levantarse y saltó formando un puño con su mano, Steve puso el escudo sobre nosotros haciendo que un eco llegará a mis oídos y me desorientara un segundo.
» ¡Ve! —gritó Steve. Asentí y corrí en dirección a Natasha que estaba luchando por controlar su respiración y la hemorragia.
La lucha cuerpo a cuerpo entre Steve y el Soldado estaba reñida, ambos eran igual de fuertes.
—Estoy bien —murmuró Nat mirándome. Mis manos y sus manos ya estaban manchadas de sangre. Volví a levantarme para mirar a Steve y este se encontraba acorralado —. Ve a ayudarlo —dijo con algo de dificultad Natasha, no me moveré de aquí.
Me levanté rápido y comencé a correr, el humo negro llegó hasta los pies del Soldado mandándolo lejos y haciendo que la máscara que llevaba se cayera, su nombre salió de mis labios de improviso.
—James...
«James» «James» «James» «James»
Steve me miró igual de desconcertado.
— ¿Bucky? —preguntó.
— ¿Quién diablos es Bucky? —dijo molesto para luego mirarme a mí.
Sam llegó y lo lanzó lejos, James se levantó y nos miró algo desconcertado, lanzó una granada haciendo que un auto explotara detrás de nosotros distrayéndonos.
Los agentes de SHIELD o más bien de HYDRA llegaron con sus armas en alto.
— ¡De rodillas Cap! Tiré su escudo al suelo —me miró —. Ni pienses usar tus poderes.
Steve, Sam y yo nos arrodillamos con las manos en alto, antes de que pudiera decir o hacer algo me puso un collar que me imposibilitaba usar mis poderes. Steve y Sam estaban siendo esposados.
—Baja el arma —dijo el agente que estaba esposando a Steve luego de ver los helicópteros que se encontraban detrás de nosotros —. Aquí no.
Los cuatros fuimos llevados a un auto, Steve y yo estábamos con la mirada perdida. Su nombre no dejaba mi mente.
«James»
—Era él —murmuró Steve y luego me miró —. ¿Cómo lo conocías?
—HYDRA —respondí con simpleza. Él me miró sin creerme del todo.
Evité la mirada de Steve y me centré en mis zapatos recordando cuando había conocido a James. Todo había sido confuso luego que mis padres descubrieran mi mentira, luego caí en cuenta que ellos me habían borrados esos recuerdos.
[. . .]
INSTALACIONES DE HYDRA, 2010
—Brianna, necesitas concentrarte más —mi padre dejó un mechón detrás de mí oreja —. Así nunca podrás borrar su memoria.
—Ya no quiero hacerlo más —negué. James estaba sentado mirándonos con la mirada perdida —. Por favor.
—No Brianna —negó molesto. Mi madre llegó a su lado y tomó su brazo.
Miré a James para luego mirar a mis padres.
—Entonces... ¿puedo estar sola mientras lo haga? —pregunté. Ambos se miraron un momento.
—Está bien —aceptó mi padre —. Sólo esta vez.
—Sí, lo prometo.
Esperé que ambos salieran para acercarme a la puerta, otra puerta se escuchó cerrarse. Ellos ya no podían oírme o verme.
— ¿Cómo estás? —pregunté antes de acercarme e inspeccionar su rostro.
—No deberíamos hablar —murmuró mirando hacia la puerta.
—Eso da igual —negué y me alejé un paso —. ¿Cómo estás? —volví a preguntar.
—No muy bien —confesó —. Cada vez que me lavan el cerebro, el dolor posterior es horrible —murmuró.
Me sentí culpable.
—Lo siento, de verdad lo hago James.
—Estás tan obligada como yo aquí —respondió. Dudó durante un segundo pero al final se decidió tomar mi mano —. Podrías comenzar... ya sabes.
— ¿Quieres que lo haga? —pregunté.
—Yo... —me miró y se levantó. Pude notar como había una gran diferencia de estatura entre ambos —, no lo sé.
Miré el reloj que había en la opaca habitación para luego volver mi vista hacia él.
—Tenemos dos horas —dije —. ¿Qué tal si simplemente hablamos?
—Tus padres...
—No lo sabrán si ninguno de los dos les dice o si actúas bastante mal.
Por primera vez pude ver un atisbo de sonrisa en James.
—Está bien.
Atraje un asiento y me senté frente a él, la conversación comenzó con algo de incomodidad pero con el pasar de los minutos ambos pudimos comenzar a formar una conversación coherente. Me contó que recordaba estar en la Segunda Guerra Mundial hasta que cayó de un tren y HYDRA lo capturó, no recordaba mucho sobre sus compañeros ni sus nombres.
Por mi parte le conté porque estaba ahí, sobre mis padres y sus experimentos para HYDRA, mis habilidades y el para que las ocupaban. Le hablé sobre mis miedos, de mis rechazos a maltratar a las personas y el cómo me castigaban por no hacerlo.
— ¿Crees que en algún momento esto se acabe? —pregunté levantando la mirada. James me miraba fijamente poniéndome algo nerviosa.
—No lo creo Brianna, somos prisioneros de nuestra propia vida —dijo. Dudé durante un momento pero aun así tomé su mano de metal sobresaltándolo.
—Prometo que buscaré alguna solución para que todo esto termine, para que tú y yo podamos ser libres —murmuré. James sonrió levemente y me dio un breve apretón en la mano para luego dirigir su mano a mi cabello para poder acariciarlo.
—El día que ambos seamos libres, te prometo que te llevaré a una cita —murmuró. Me sonrojé levemente mientras asentía.
—Es una promesa James Barnes —dije.
Miré el reloj, sólo nos quedaban un par de minutos antes que mis padres volvieran. Me levanté y él también lo hizo.
—Tenemos que simular que realmente te estuve maltratando —dije mirándolo. Me alejé para acercarme a la puerta, podía oír unos cuantos ruidos —. Deberías mojar un poco tu cara y tu torso con esa agua —la señalé.
Él hizo lo que le pedí antes de volver a sentarse y apoyarse, su respiración se comenzó a agitarse.
—Gracias —murmuró mirándome.
—Tendré que ingresar a tu mente antes que ellos entren, yo...
—Ponme recuerdos tuyos —dijo tomando mi mano, un humo negro salía de estas —. Yo... no me gustaría olvidarte.
Sonreí conmovida.
—Bien —dije. Él sonrió, esta vez no fue una leve sonrisa, no, está vez fue una sincera. James me miró antes de acercarse y dejar un breve beso en mis labios.
—Tampoco olvides eso —dijo. Sonreí, yo también me acerqué dejando otro beso sobre sus labios.
—Recuerda actuar como si te hubiera maltratado.
Él asintió y yo moví mis manos para que el destello negro llegara a su cabeza.
Mis padres entraron en el mismo momento que James ponía una mueca de dolor y fingiera que le dolía.
—Ya es suficiente cariño —mi madre bajó mi mano.
— ¿Soldado? —preguntó mi padre.
—Listo para cumplir —respondió él de una manera bastante fría que me hizo estremecerme. Mi padre sonrió y se acercó para besar mi frente.
—Bien hecho —dijo.
Sonreí con falsedad y miré a James.
Y pedí, pedí a todos los dioses existentes que nos ayudarán a salir luego de ese lugar.
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