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EPÍLOGO


Escuchar con audífonos: SLEEPERSTAR – DETAILS.





Años después.

El aire frío y fresco, despeinaba la cabellera recién cortada de Keren y el pequeño flequillo de Adam. Sin embargo, la gorra negra de Henry salió volando de su cabeza hasta postrarse encima de la lápida de su padre antes de si quiera llegar.

Los tres hermanos les habían hecho una visita a sus padres, exceptuando a Henry, puesto que solo estaba ahí por Egon.

El trío se miró entre sí y sonrieron.

Cada uno llevaba un ramo de flores y su corazón en las manos.

Los tres habían cambiado considerablemente en todo ese tiempo trascurrido. Keren decidió llevar el cabello corto, más arriba de los hombros y el cabello color rojo borgoña, que la hacían verla más madura e interesante. Mientras que Adam, él se había dejado crecer el cabello un poco más abajo del cuello y lo llevaba peinado hacia atrás, el cual hacía juego con su barba de semanas. Pero el que había cambiado drásticamente era Henry; tenía la cabeza ligeramente rapada y los brazos llenos de tatuajes, dándole un toque de hombre rudo e intimidante, pero sumamente atractivo.

El tiempo los había cambiado físicamente y madurado emocionalmente.

Llegaron ante las lápidas y se arrodillaron frente a ellos, observando detenidamente los nombres labrados: Egon Allen Peitz Landon & Shelby Cash Tyler.

Colocaron las flores a su alrededor y suspiraron. Los ojos de los gemelos se llenaron de lágrimas y Henry simplemente se las tragó, como un hombre fuerte. Cogió la gorra y se la puso, apretando los labios.

- ¿Pueden creer que ya han pasado seis años desde que papá ya no está? —susurró Adam, sin despegar su amielada mirada del nombre de su padre.

-Han sido años tristes—reconoció Keren, abatida.

-Yo solo no perdí a mi padre, sino también a mi madre ese mismo año—confesó Henry, mirando sus pies. Sus largas pestañas acariciaron sus sonrosadas mejillas por un momento—y agradezco que ambos estuvieran conmigo en ese momento.

Adam se levantó de la hierba y se acercó a su hermano para abrazarlo.

-Somos una familia, no lo olvides.

- ¿Siempre juntos, ¿no? —inquirió Keren, reuniéndose al abrazo.

-A nuestro padre le hubiera gustado eso—repuso Henry, abrazando a sus hermanos gemelos con fuerza.

Estuvieron alrededor de diez minutos contemplando las tumbas con regocijo, siendo acariciados por el aire y el sol del atardecer como muestra de apoyo de la naturaleza hasta que el teléfono de Keren comenzó a sonar.

-Adivinaré—dijo Adam, risueño—es Kevin.

- ¿Cómo supiste? —bromeó ella, contestándole el mensaje a Kevin.

-Es el único que no puede esperar—repuso, dándole un codazo a su hermana—pero tiene razón. Hay que darnos prisa o perderemos el vuelo.

- ¿Entonces iremos a la casa de Black y de ahí nos iremos al aeropuerto? —preguntó Henry.

-Exacto—contestó Keren, mirándolo.

-Mejor los alcanzaré allá, ¿okey? Primero tengo que pasar a una parte. No les molesta, ¿o sí?

-No. Claro que no, pero nos mandas un mensaje cuando vayas hacia el aeropuerto—le ordenó Adam con seriedad—ya que siempre se te ocurre cancelarnos. Esta vez prometiste acompañarnos.

-Les di mi palabra y la cumpliré. Vámonos—alardeó Henry, comenzando a silbar y avanzando hacia la salida del cementerio.

Los gemelos se abrazaron y lo siguieron muy de cerca.

Aquella sería, quizás, la última vez que visitarían las tumbas de sus padres, puesto que Keren y Adam habían decidido mudarse en unos meses más al continente europeo por trabajo, y pensaron que sería una buena idea despedirse los tres, para que algún día regresar y recordar buenos momentos.

Ahora sus padres ya estaban juntos en el más allá y era tiempo que ellos vivieran su vida aparte, y esperar pacientemente a reencontrarse con sus progenitores.

Salieron del cementerio y al cruzar la verja, no pudieron evitar voltear a ver por encima del hombro las dos lápidas juntas a lo lejos, como si se estuvieran despidiendo de ellos.

El aire volvió a despeinarlos y a estremecerlos.

Habían sido tiempos difíciles. Llenos de dolor, sufrimiento, venganza e ira. Desde que Adam y Keren Peitz llegaron al mundo, su vida giraba en torno a todo eso. Pero estaba tranquilos y aliviados que todo aquello había llegado a su fin.

Y a unos metros de distancia, los esperaba dos camionetas grises con las puertas abiertas. Eran los coches familiares para estar todos juntos, las cuales usaban en ocasiones especiales.

De una de las camionetas descendió una niña de seis años con el cabello extremadamente rubio y corrió directamente a Keren, sonriendo y mostrando un adorable hueco entre los dientes, señal de que su primer diente había caído no hacía mucho.

- ¡Mamá! —gritó la niña, y Keren la tomó entre sus brazos—Luther dijo de nuevo que mis ojos no son de una persona normal—hizo pucheros.

Keren miró directamente a los ojos de su hija y la pequeña sonrió.

-Luther está jugando, Lucy. Sabes que a tu primo le gusta decir locuras—le acarició el cabello—además, tus ojos son hermosos. No cualquiera los tiene como tú.

-Es que dice que los ojos deben ser de un solo color, no de diferente.

-Él ya quisiera tener un ojo oscuro y uno aqua—le besó la mejilla y la niña rio muy animada.

- ¿Otra vez Luther te está molestando, cariño? —arribó Adam, besando a Lucy en la frente. Ella asintió, sonriendo—ahora mismo iré a regañarlo.

-No deberías dejar que te moleste. Golpéalo—le aconsejó Henry, guiñándole el ojo.

-Oh, cállate. No le digas esas cosas a mi hija, Henry—le reprendió Keren.

Keren se deslizó dentro de la camioneta con Lucy en sus brazos y de repente otro niño de cabello caoba, que se miraba de dos años y medio, se le fue encima sin importarle que sus brazos estaban ocupados.

-No, mamá me está abrazando. Vete, Liam—graznó la niña, empujándolo.

El niño hizo pucheros y arrugó el rostro, con ganas de llorar.

-A ver, mi amor, ven—Keren cogió a Liam en sus brazos y sentó a cada uno en sus piernas.

Entonces, de la puerta, emergió el rostro de un niño de la misma edad que Lucy con los labios rígidos, los ojos mieles estrechados y el cabello rojo y lacio despeinado.

-Anda, Luther, pídele perdón a tu prima—le ordenó Adam, molesto—o no querrás que tu mamá se entere.

-Lo siento—masculló el niño, con los puños apretados—no tengo la culpa que tengas ojos tan feos.

Y dicho eso, se fue corriendo, dejando a Adam estupefacto y avergonzado.

-Deberías regañarlo, tío Adam—sugirió una niña de la misma edad que Lucy y Luther. Ella tenía el cabello rubio rizado y los ojos grises—se ha portado muy mal con ella.

-Sí, cariño—sonrió Adam entre dientes—hablaré con él. Ahora volvamos o tu madre se volverá loca.

-Papá me dijo que iríamos en esta camioneta con tía Keren y su familia.

- ¿En serio, Poplan? —inquirió Lucy con el ceño fruncido.

-Sí, mi papá ya viene. Acompañó a mamá a comprar una soda, ya saben, con eso del embarazo—respondió la niña y se subió a la camioneta.

- ¿Y tú tío Dylan? Pensé que iría con nosotros—le preguntó Keren.

-Dylan se cambió a la otra camioneta—le informó su hermano, rascándose el cuello y entornó los ojos— ¡Luther! ¡Súbete a la camioneta!

- ¡Adam, tráelo! —masculló Beatrice a lo lejos.

Keren rodó los ojos y se acomodó entre los asientos de la camioneta con sus dos hijos en su regazo.

Entonces Poplan se asomó a la ventanilla y saludó con la mano a su padre y madre, quienes ya venían de regreso junto con su esposo.

-Pensé que iban a ir con los otros—dijo Keren, dándoles lugar.

Kevin se subió detrás del volante y encendió la camioneta.

La madre de Poplan besó a su hija y se acomodó lo mejor posible, ya que tenía seis meses de embarazo.

-Kevin pensó que sería mejor estar aquí con ustedes—respondió Paloma con una sonrisa.

-Qué considerado, eh—dijo Keren a Kevin, guiñándole el ojo.

-Pásame a Liam—dijo su esposo, alargando sus brazos a ella.

-Recuerda que le toca tomar su biberón en media hora—le recordó—o si no llorará. Ya sabes como es Liam, Hunter.

-Amor, conozco a nuestro hijo a la perfección—le envió un beso y cargó al pequeño en sus piernas.

-¿Ya todos listos?—preguntó Kevin desde los asientos delanteros.

-Sí—dijeron al unísono.

-Estamos listos para visitar a Set en su sexto aniversario—murmuró Keren para sí.

Cuando murió Set, absolutamente todos pensaron que Keren se quedaría con Kevin, incluso ella misma llegó a pensarlo. Durante meses estuvieron juntos, dándose ánimos y apoyo, sin embargo, ambos se dieron cuenta que su relación no era más que necesidad en vez de cariño y amor, por lo decidieron terminar.

Pero no solo terminaron por ese motivo, sino por dos más: Keren estaba esperando un hijo de Set y Paloma de Kevin.

No obstante, cuando Keren volvió a Nueva York se reencontró con el viejo amigo de Adam, quien había estado en rehabilitación a causa de haber perdido la mano en un enfrentamiento y comenzaron a frecuentarse, hasta darse cuenta que podían amarse sin ningún problema. Pero eso sí, ella siempre mantenía presente la memoria de su amado Set hasta la eternidad.

Hunter, al toparse nuevamente con Kevin, temió por su vida y no fue hasta que hablaron seriamente, se hicieron buenos colegas, olvidando el mal sabor de boca.

A decir verdad, no solo ellos iban a ser padres, sino también Adam y Beth.

En poco tiempo la familia Peitz Rex McCall Black se hizo grande, sin decir que Gabriel se casó con Sonya, tras consolarla por la pérdida de Egon durante dos años, teniendo una hija de nombre Cassady, que pronto se convertiría en la adoración de Allen.

Roch se dispuso a buscar de nuevo a su ex esposa Eleonor, la cual lloró a mares al verlo y después de que él le contara el verdadero destino que había tenido su hijo Horst, y, a pesar de que no retomar ninguna relación romántica, continuaron como amigos.

La pareja, Thomas y Austin, a regañadientes, aceptaron a Carla como miembro de la familia y cuando Dylan unió nupcias con ella, tomaron demasiada distancia para con los demás porque se sentía muy culpables, y estaba bien.

Afortunadamente, entre todos, contrataron a un detective para que investigara la existencia de otro posible lunático, descendiente de Blake, que tuviera sed de venganza y así evitar más peleas, pero como era de esperarse, en el momento que Steve Blake murió, la maldad y rabia murió con él, dejando respirar a cuyas personas había sufrido en el pasado hasta no poder más.

Y pensar que, para que toda esa familia existiera, tuvo que conocerse veintiséis años atrás una pareja de jóvenes en circunstancias poco normales.

Shelby Cash y Egon Peitz. Jóvenes de mundos diferentes, destinados a encontrarse y a enamorarse, pero también destinados a morir en manos del sufrimiento y dolor; para así, continuar juntos después de la muerte, dejando un legado que perdurará para siempre, porque ellos tenían una Belleza Oscura que nadie más era capaz de advertir y su amor, una Belleza Más Oscura, los hizo fusionarse y amarse de una manera inexplicable y fuerte, que, sin duda alguna, nadie más podrá sentir.



FIN. 










HABÍA DICHO QUE SUBIRÍA EL EPÍLOGO EN UNOS DÍAS, PERO NO PODÍA DEJARLAS CON INTRIGA.

Y AHORA SÍ, ES EL FINAL DE DARKER BEAUTY, LA SEGUNDA PARTE DE UNA HISTORIA QUE HABÍA ESCRITO SOLO PARA DESABURRIME UNA TARDE EN MI HABITACION Y QUE AL FINAL DE CUENTAS TERMINÓ SIENDO AMADA POR MUCHOS.

LES AGRADEZCO MUCHO SU APOYO.

HASTA PRONTO :D

ME ENCANTARÍA QUE ME PUSIERAN EN LOS COMENTARIOS QUÉ FUE LO QUE MÁS LES GUSTÓ Y QUÉ PERSONAJE AMARON/ODIARON.

AYUDENME A QUE MÁS PERSONAS LA LEAN COMPARTIENDOLO EN SUS REDES SOCIALES.


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