98
Roch Tyler había salido ileso del disparo en el pecho, gracias a su cadena de crucifijo, pero se hallaba cansado mentalmente.
Y le irritaba bastante que nadie hubiese llegado a verlo a su habitación del hospital, a menos que todos hubieran perdido la vida, aunque de antemano aquello era imposible.
La única herida que la bala le dejó fue un punto rojo justo en encima del corazón, donde el crucifijo evitó que traspara su piel.
-Ha corrido con suerte-le dijo un médico con sorpresa-y esto debe guardarlo con más fuerza-le entregó el crucifijo al tiempo que abandonaba la habitación.
Y desde que le habían informado todo, no dejó de empuñar el crucifijo en su palma, donde aun se encontraba la fría bala de metal.
Le fastidiaba muchísimo también el no poder salir de ahí. Se sentía bien pero sin muchas fuerzas.
Quería saber que había pasado con los demás y el médico y la enfermera no le quisieron dar informes.
Mantuvo su mente en blanco durante un rato, observando fijamente el techo decepcionante de la habitación y el rostro de Renny, su ama de llaves atravesó su mente.
Y sintió una punzada de dolor en la palma de su mano derecha. Había apretado con mucha fuerza los puños que se había herido con el crucifijo, un leve hilillo de sangre escurrió hasta el piso y continuó sujetandolo.
Tantos años con esa humilde señora, la única persona en la que confiaba plenamente... y gracias a un idiota ella ya no estaría más con él.
Y lo que era peor: Ni si quiera sabía si el cuerpo de ella lo habían recogido.
Tardíamente se dio cuenta que fue un error haber localizado a sus sobrinos. Pensó que con tenerlos a su lado todo iba a salir bien, pero fue un desastre que provocó muchas muertes inocentes. Y él no podía hacer nada para remediarlo, solo pedir disculpas a toda la familia de sus sobrinos.
Las imágenes sangrientas de horas atrás se apiñaron dentro de su mente hasta dejarlo completamente dormido, aun sosteniendo el crucifijo ensangrentado.
Poco después de una hora y media, alguien abrió la puerta de su habitación y entre la deriva del sueño, percibió la presencia de alguien, cuyo color de ojos eran como la miel, los cuales estaban muy abiertos en toda su amplitud.
-¿Roch?
Adam había entrado con sigilo y se acercó a su cama con la misma mirada. Andaba puesto una bata idéntica a la suya y con una venda en la frente.
-Chico...-murmuró Roch, incorporándose de la cama-pensé que habían muerto o algo, nadie me quiso informar acerca de ustedes.
-De hecho entré a tu habitación por equivocación-reconoció Adam con rubor-pero me alegra encontrarte.
Roch notó que en las mejillas de su sobrino habían lágrimas secas debajo del rastro de las más recientes, que probablemente había limpiado bruscamente antes de entrar.
-¿Puedo hacerte una pregunta, hijo?
Él asintió.
-¿Por qué lloras? ¿Le ha pasado algo a tu hermana o a tu padre?
Adam lo quedó mirando, sopesando la idea de mentirle, o bien, ignorarlo. Pero simultáneamente de sus labios salió la respuesta y él mismo se sorprendió. Quizás se debía a que la oscura mitada de Roch lo había persuadido o instado a contárselo, porque después de todo, él tenía la culpa.
-Mi padre ha salido bien de la cirugía y mi tío aun sigue delicado-contestó-pero el motivo de mi tristeza es, simple y sencillamente porque mi novia fue asesinada hace unas horas por los hombres de Blake.
Las cejas de Roch se alzaron y soltó un suspiro.
-Lamento mucho lo de tu novia-agregó. En su voz no hubo ningún dejo de sacarsmo, sino sinceridad pura.
-Sí, yo también lo lamento-Adam sorbió por la nariz y asintió-bueno, debo irme. Te dejaré descansar.
-¿Tienes permitido vagar por las habitaciones?
-No. Es que estoy buscando a Set.
-¿El chico rubio que es novio de Keren?
-Ajá. ¿no sabes donde está?
-Hijo-sonrió Roch con ironía-ni si quiera sabía si tú estabas vivo como para estar al tanto de ese chico al que no conozco.
Adam rio entre dientes y abrió la puerta. Miró de nuevo a Roch y meneando la cabeza con una sonrisa, salió de la habitación.
Solo fueron necesarios cinco minutos de charla con su sobrino para que el ánimo de Roch Tyler subieran por los cielos.
Él y Keren eran ahora los únicos que lo motivabab a salir de aquel problema y tristeza. Ellos eran su única familia y tenía que apoyarlos.
Por otro lado, Adam Peitz caminaba con torpeza por los pasillos del hospital, en busca de Set White. No sabía donde demonios era el área de revisión y tampoco quería preguntárselo a una enfermera para que luego lo enviaran a su habitación.
Al poco rato de vagabundear, comenzó a dolerle la frente y a sentirse mareado. Posó una mano en la pared y respiró hondo para continuar.
-¿Qué demonios haces merodeando por todas las instalaciones?
La voz tajante de Set lo hizo respingar. Alzó la cabeza para mirarlo y se quedó extrañado. Le escudriñó las vendas de su cabeza y el aspecto tan demacrado que el rubio tenía. También llevaba puesta una bata pero con la única diferencia que él había conservado sus pantalones.
-Estaba buscandote-respondió Adam y tosió.
-Pues yo estaba buscando a alguien que pudiera informarme sobre... Beatrice-la manera en la que pronunció el nombre de su hermana provocó que algo dentro de Adam se rompiera en pedazos.
-La... lamento mucho lo de Beatrice-dijo Adam con voz temblorosa y notó que los ojos de Set se cristalizaban.
-Todos lamentamos la perdida de mi hermana-dijo el rubio con solemnidad-y gracias por haberla hecho feliz todo este tiempo.
A Adam no se le ocurrió nada que decir, por lo que sonrió levemente y Set suspiró.
-¿La amabas?-le soltó el rubio de repente.
-Aún la amo-reiteró Adam.
-Yo solo espero que ella haya vivido realmente muy feliz contigo este corto tiempo, Adam-dijo Set con seriedad-porque Beth siempre fue tierna, cariñosa y muy afectuosa; desgraciadamente yo jamás la aprecié como debía y me di cuenta demasiado tarde de lo mucho que la amaba y amo.
-Una hermana es lo más valioso que la vida te puede dar, Set. Pero Beatrice también te amaba, no lo dudes. Ella se ponía triste al pensar en ti, porque deseaba que la hubieras querido aunque sea un poco.
Adam vio como el rubio se mordia los labios con fuerza y apretaba los puños, incapaz de sostenerle la mirada. Y al cabo de un segundo, uno de sus puños hizo retumbar la pared con rudeza.
-Yo siempre he sido muy celoso y temperamental. Cuando me enteré que ella era mi media hermana, me molesté mucho y comencé a tratarla mal. Pero jamás dejé de amarla. Solo estaba confundido y dolido.
-No te lamentes más-le aconsejó Adam, dudando ante la idea de apretarle el hombro o darle una palmada. Optó por la segunda. Set levantó la vista a él y sus ojos aqua dejaron fluir dos lágrimas gruesas por sus mejillas.
Y entonces ocurrió algo sorprendente: Set envolvió a Adam en un fraternal abrazo. El otro le correspondió de la misma manera sin salir del shock.
-Perdón-murmuró Set.
-¿Por qué me pides perdón?
-Porque traté mal a Beatrice.
-Entonces pídele perdón a su memoria-susurró Adam, tratando de mantenerse fuerte. Hablar de Beatrice le dolía muchísimo y ya no quería seguir llorando.
-No. Tú eres lo más cercano a ella que tengo ahora y por eso te pido perdón-lo abrazó con más fuerza y dijo con voz tranquila pero tentadora-y más te vale perdonarme.
-Eso suena a una amenaza.
-Tomalo como quieras-le sopló la oreja y se apartó.
Adam lo miró con el ceño fruncido al verlo sonreír.
De pronto, los gritos de un niño zumbaron por todo el pasillo y ambos reconocieron al dueño de la voz.
-¿Ese no es tu primo?-preguntó Set, entrecerrando los ojos.
-Lo es...
Y luego escucharon la voz de Keren también alterada.
-Será mejor que vayamos-opinó Set.
Los dos se encaminaron a paso de tortuga al centro del alboroto porque no podían correr. Casi se agarraron de las manos para no perder el equilibrio.
Se desorientaron un poco pero gracias a que los gritos de Allen volvían a surgir cada cinco segundos, lograron llegar a la sala de espera, donde observaron la escena:
Allen de pie sobre las sillas gritándole a Keren y ella con el rostro demacrado tratando de calmarlo. Un médico sentado a unas sillas de distancia mirándolos furtivamente, quizás en espera de que terminaran de pelear para poder hablar.
Y las muchas personas mirando con curiosidad aquel show.
-¡Oye, tú!-vociferó Set a Allen.
Tanto el niño, Keren, Adam, las personas curiosas y el médico fijaron su mirada en Set.
-¡Set!-chilló Keren y corrió a abrazarlo. Él le besó la frente y abrazandola, volvió a mirar al chiquillo. Keren sintió la mano de su hermano sobre la suya y se sorprendió. -¿Qué haces aquí?-le preguntó.
-Tus gritos y los de Allen me trajeron-contestó él.
Sin embargo, Set los ignoró por completo ya que estaba centrado en el niño.
-¿Por qué demonios estás gritando? ¿Qué no ves que esto es un hospital?-le ladró.
-Sí, por supuesto que lo he notado-replicó el niño con veneno. En sus mejillas aun tenía lágrimas pegajosas-pero la pregunta es, ¿a ti qué te importa?
Keren sintió como la ira subía por la garganta de Set y lo agarró de la mano.
-Es sólo un niño, por favor, Set-le suplicó al oído-está desesperado. Mi tío está en terapia intensiva y mi tía murió. Prácticamente se siente solo.
-Yo también perdí a mi madre y hace unas horas a mi hermana y no ando haciendo espectáculos en pleno hospital-repuso el rubio y volteó a mirar a Adam, quién se había acercado al niño.
Keren también quedó mirando a su hermano, esperanzada.
Adam, decir una palabra, abrazó a Allen y este rompió a llorar en sus brazos como un verdadero bebé.
El gemelo les lanzó una mirada conciliadora y se alejó de ellos con Allen sollozando.
El médico se puso en pie y observó a Keren y a Set.
-¿Ya podemos hablar?-le preguntó a la chica.
Ella asintió y arrastró a Set frente al médico, quién frunció el ceño al verlo.
-¿No deberías estar en tu habitación?
-He salido a tomar el aire. Escucharé lo que va a decir y luego volveré-contestó el rubio con el rostro inexpresivo.
-Bien, como sea jovencito-el médico postró sus ojos en ambos y se aclaró la garganta-necesito que me contesten con total sinceridad con...
-Sí-lo interrumpió Keren con vehemencia-somos familiares de Beatrice Rex y Jack Sky.
Set juntó las cejas en dirección a su novia y luego al médico.
-Soy hermano mayor de Beatrice Rex-añadió, tajante-y Jack Sky era mi mejor amigo.
-Okey-el médico asintió e hizo una mueca-los cuerpos de estas dos personas están listos para que sus familiares hagan su sepultura.
A Set se le secó la garganta y se humedeció los labios. Keren le apretó la mano para darle fuerza.
-Mi padre Aun no está enterado de la muerte de mi hermana-carraspeó.
-¿Podría no tocarlos? Nosotros necesitamos hacer muchas llamadas-rogó ella con preocupación.
-Desde luego que sí. Los cuerpos podemos mantenerlos aquí 36 horas más, pero pasado ese tiempo serán llevados a la morgue y allá podrán reclamarlos-les informó con el rostro sombrío-solo que en ese lugar no van a ser cuidadosos como nosotros.
-¡Me vale un carajo!-gritó Set, perdiendo la cabeza-vamos a sacarlos de aquí lo antes posible, así que no tiene por qué alardear de su trabajo como médico en este lugar.
-Solamente les estaba avisando-replicó el hombre de bata blanca y se dirigió a otro lugar, lejos de ellos.
Set se dejó caer sobre una silla y Keren se sentó a su lado con expresión fúnebre. Le dolía verlo así.
-Tengo que llamar a mi padre-le dijo él con impaciencia-y no lo va a tomar tan bien...
En eso, Henry apareció con un yogurt de fresa y un sándwich en las manos. Estaba sonriendo pero al ver a Set y a su hermana con el rostro ensombrecido, dejó de sonreír y buscó por doquier a Allen.
Le entregó los bocadillos a Keren y se cruzó de brazos.
-¿Qué ocurre? ¿dónde está el pequeño? ¿y qué hace tu novio aquí, cuando debería estar descansando?
Un músculo palpitó en la mandíbula de Set en el momento que miró al chico de ojos negros que también lo miraba desafiante.
-Ha hecho un berrinche y Adam se lo llevó-contestó Keren antes de que Set abriera la boca-y nos han avisado que Beatrice y Jack...
Set alzó una mano para callarla y juntó sus rubias cejas sin apartarle la mirada a Henry.
-El asunto de mi hermana y Jack no es del interés de tu medio hermano-gruñó el rubio con desdén. Sus ojos aqua ardían.
Keren asintió con los labios apretados. Y Henry emitió un gruñido al ver como su hermana obedecía como un cachorro a todo lo que ese sujeto casi albino decía, como si fuera el mismísimo Dios.
-No entiendo como mi hermana logra soportarte-soltó Henry con asco-eres una persona mezquina.
Los ojos aqua de Set se cruzaron nuevamente con los negros de él y se fulminaron a morir durante unos segundos.
Y Keren presagió una pelea cercana.
-¿Mezquina por qué?-inquirió Set, cortante-mi hermana y mi amigo no te deben de importar. Es algo mío, no tuyo. Y yo detesto que personas desconocidas sepan o quieran saber más de mi puñetera vida.
Set hizo el ademán de levantarse pero Keren lo agarró del brazo con fuerza.
-No, Set.
Él volteó a verla con sorpresa y volvió a recargarse en el asiento.
-Tienes suerte, Henry-Set pronunció su nombre con desprecio-Keren ha salvado tu maldita vida. A ella le debes mucho, idiota.
-¿Disculpa?-espetó Henry con cólera.
-Podría matarte en este momento con mis propias manos, pero no lo haré.
-Inténtalo-musitó Henry con cólera.
-No.
-¿Por qué no?
-Porque no quiero hacerla llorar si te hago daño-masculló el rubio, agarrando la mano de ella y besandosela con ternura.
Keren sonrió débilmente y recargó su frente en el hombro de su novio y mirando a su hermano con tranquilidad.
Henry estaba estupefacto.
-Siéntate, Henry-le dijo. Y comenzó a comer el sándwich. Le ofreció a Set pero este negó con la cabeza, dándole un beso en la mejilla-¿no quieres yogurt? Debes tener hambre.
-Prefiero que tú te lo bebas. No te preocupes por mí-le acarició la mano y suspiró-tengo que hablarle a mi padre.
-Aquí tengo dinero-dijo ella pero él sonrió.
-Yo también tengo. Quédate aquí, volveré enseguida.
El beso que él le dio antes de irse la dejó estremecida por un largo lapso. Y hubiera continuado así si Henry no le hubiese hablado.
-Parece que tienen una relación poco normal, ¿no?
Ella parpadeó y terminó de comer su refrigerio.
-Si te contara como es Set realmente con las demás personas...
-Podrías hacerlo. Él no está aquí en este momento.
Keren frunció el ceño.
-¿Por qué quieres que te lo cuente?
-Para entenderlo mejor y no pelear de nuevo-dijo. Parecía aburrido.
-Prometo contartelo cuando todo esto acabe, ¿sí?
-De acuerdo-accedió él y se recargó de lleno en el respaldo de la silla.
Pasaron unos minutos cuando Keren vio entrar a la sala de espera a Adam con Allen. El niño ya se había calmado pero aun tenía el rostro rosado e hinchado. Y cuando se cruzó con la mirada de ella, Allen le volteó la cara con brusquedad.
-Hola-lo saludó Henry y los ojos del pequeño se iluminaron.
Y era una ironía de la vida que ahora Allen prefiriera a Henry en vez de ella, cuando apenas lo conocía de unos días.
El niño corrió a sentarse en el regazo de Henry y se recargó en su pecho, tal y como solía hacerlo con Gabriel. Al parecer había encontrado a un sustituto de padre con Henry.
Adam se sentó en la otra silla que estaba a un costado de su hermana y suspiró.
-¿Qué pasó?-le preguntó ella en un susurro.
-Allen se volvió loco totalmente. Lo había calmado pero de pronto se alteró como cuando estaba contigo. Y tuve que cargarlo como un bebé, así como tío Gabbe lo hace y le canté su canción favorita-contestó con voz casi inaudible.
-Hiciste bien-replicó su hermana-él perdió los estribos, como yo.
-Necesitamos ver a nuestro padre, Keren, y saber como está el tío Gabriel.
-Sí-asintió y de pronto la cara de Roch cruzó su mente-¡Roch!
-Descuida-la tranquilizó, dándole una palmada en la espalda-ya hablé con él. Y está bien.
-¿Cuándo?
-Ese rato. Entré a su habitación por equivocación.
-Quiero verlo-sentenció.
-Lo haremos. Pero ahora nos centraremos en el tío Gabriel y papá.
Keren se quedó mirando a su hermano y luego lo abrazó.
-Ya quiero que esta pesadilla termine.
Adam apretó los labios y se dedicó a acariciarle el hombro, pensativo.
-¿Y a dónde fue Set?
-A hablar con su padre sobre lo de Beatrice...
Su hermano se apartó de ella para mirarla.
-¿A dónde ha ido exactamente?
-Se fue por donde viniste-le señaló la puerta que daba al estacionamiento y a una tienda de comida.
-Voy a acompañarlo. No tardo.
-¿Por qué?
-Porque yo era el novio de su hermana-dijo y un dejo de nostalgia inundó su voz.
Keren lo observó irse de nuevo y esperó.
No podía hablar con Henry porque Allen se pondría de nuevo histérico, así que decidió ir a preguntar por Roch.
Henry la miró ceñudo y ella simplemente se encogió de hombros y se alejó.
El tramo que caminó fue extenso a comparación del otro pasillo donde había estado su hermano y se detuvo frente a la mujer detrás de su escritorio.
-¿Podría indicarme en qué habitación está el señor Roch Tyler? Soy su sobrina.
-¿Traes algún tipo de identificación?
-La de mi hermano solamente. Mi cartera la olvidé en casa.
-Entonces no puedo hacerte pasar, lo siento-repuso la mujer con el rostro pétreo.
-Para pasar a ver a otros pacientes no necesité una identificación-protestó-y solo será un momento.
-No puedes pasar-repitió-me temo que es imposible.
-¡Solo un segundo, por favor!-insistió.
-He dicho que no. Y si no se comporta señorita, llamaré a seguridad.
Abrumada y enfadada, Keren se retiró de la mujer con aire furioso.
A unos metros de distancia de ella, justo afuera del hospital, Adam divisó la cabellera rubia de Set a unos pasos lejos de él. El rubio tenía el teléfono público pegado a la oreja y se hallaba recargado en la pared con la mano derecha sobre su frente para cubrirse del sol.
Su expresión era de dolor y de angustia. Jamás pensó verlo así.
Se acercó minuciosamente hasta situarse detrás de él y se atrevió a sujetarlo del hombro.
Set se giró violentamente y en cuanto lo reconoció, se relajó.
-¿Tienes problemas para llamar?-quiso saber Adam.
-Necesito más monedas para llamar hasta Berlín pero las he dejado en el Jeep. Pero no quiero ir por ellas porque vendrán más personas a ganarme el teléfono-graznó con irritación.
-Yo te cubro. Ve por el dinero.
-¡Excelente!-exclamó y echó a correr al estacionamiento, no sin antes haberle dado el teléfono.
Las escasas personas que habían estado esperando cerca de Set, fruncieron el ceño al verlo correr y dejarlo a él a cargo.
A los tres minutos Set regresó y metió las monedas dentro de la máquina. Adam le devolvió el teléfono y esperó a su lado.
-¿Por qué has venido?-le preguntó el rubio mientras esperaba a que alguien contestara.
-Pensé que necesitarías apoyo, ya sabes... para hablar con tu padre sobre lo de Beth.
-¿Te envió Keren?
-No. Yo vine por motivo propio, pero si te molesta, me iré.
-No-repuso el rubio con desdén-prefiero que te quedes. No sé si podré terminar de hablar sobre lo que ha pasado.
Adam le palmeó el hombro cuando Set dio un respingo al escuchar la voz de su padre.
Le temblaron los labios al momento de abrir la boca y se le formó un nudo en la garganta.
-¿Diga?
-Padre, soy yo, Set.
-¿Set? ¿Qué demonios? ¿dónde estás?
-Escucha-dijo con severidad-no importa donde estoy. Tengo que informarte de algo que ha pasado con... mi hermana.
-¿Qué le pasó a Beatrice?-se exaltó-¿ella está bien?-pero como Set se había quedado callado, Trenton Tex se sintió mareado-¡contesta, hijo!
-Beatrice ha muerto-dijo su hijo por fin. Su voz sonó ronca y temblorosa.
El lapso de silencio que saltó a continuación estremeció a Set y aferró el teléfono con fuerza. Se mordió los labios, esperando en el momento que su padre se rompiera.
Escuchó un sollozo amargo del otro lado de la línea y él cerró los ojos, dejando escapar una lágrima.
-Dime que estás jugando y que esta es una de tus bromas, Luther-susurró su padre en un hilo de voz.
-¿De verdad piensas que yo jugaría con algo así? ¿En serio crees que soy un imbécil?-se le escapó un sollozo y sacudió la cabeza. Miró a Adam, quién lo observaba con pesar y le pasó el teléfono-por favor, continua. No puedo más.
Set se sentó en una de las sillas de la tienda de comida tratando inútilmente de calmarse, bajo el escrutinio de los demás presentes.
Esperó pacientemente a que Adam terminara de hablar con su padre para poder regresar con Keren, y su espera no duró demasiado puesto que a los cinco minutos, su amigo ya estaba de vuelta con él.
-¿Le dijiste todo?-preguntó, sin mirarlo. Adam asintió-¿también cómo murió?
-Todo-afirmó con incertidumbre-vendrá lo antes posible y quiere que Beatrice descanse de la misma manera que tu mamá.
Set giró el rostro violentamente y entornó los ojos.
-¿Quiere que la cremen?
Adam se encogió de hombros y Set percibió que tenía ganas de llorar.
-Esto es una mierda. Una pesadilla muy espeluznante-bramó el rubio con agonía-yo... aun no puedo asimilar lo que está pasando, para serte honesto. -Tampoco yo puedo aceptar que ella ya no esté-un ronco sollozo salió de los labios de Adam y meneó la cabeza-y tú como hermano tienes que ser más fuerte. Probablemente tu padre se desmorone al venir aquí y debes darle fortaleza...
-Él podrá arreglárselas sin mí.
-¿Por qué piensas eso?
-Déjame en paz.
-Aunque no sea tu verdadero padre biológico, te ama y se encargó de cuidarte todo este tiempo.
-Tú no sabes nada-masculló Set.
-Pues ya va siendo hora que te dejes escuchar por los demás.
-Keren es la única persona que me ha escuchado y comprendido.
-Yo soy su gemelo-añadió Adam con una leve sonrisa-¿cuál es la diferencia? Ella solo es chica. Eso es lo distinto.
Entonces una sonrisa maliciosa cruzó el rostro de Set y Adam optó una expresión perpleja.
-Cuando le cuento todo a Keren, ella deja que la bese. ¿Quieres que te de un beso, Adam?-parpadeó muchas veces, simulando un coqueteo.
-¡Vete al infierno!-exclamó Adam, ruborizado. Set rio-como sea, Set. Y odio decir esto pero... eres mi familia ahora. Mi hermana es tu novia y sé que han compartido más que simples besos...
-Ajá. Así como tú y mi hermana-replicó el rubio.
-Hablar de Beatrice no me cae nada bien.
-Lo siento-se disculpó el rubio, quién también se mostraba afectado cada que decía el nombre de su hermana.
-Y el punto es-continuó diciendo Adam, ignorando lo anterior-que somos familia ahora. Tanto tu padre y tú, no están solos. Nos tienen a nosotros, la familia Peitz y McCall.
-Gracias por eso-dijo Set, mirando fijamente sus manos que estaban sobre su regazo-pero yo no creo poder continuar aquí. Me refiero al país.
-¿De qué hablas? Aquí está mi hermana, has venido por ella, ¿no?
-Claro que sí. Pero no estoy seguro si...
-Quieres marcharte y dejarla sola-repuso Adam, molesto.
-Sé que va a estar mejor sin mí.
-Oh, pues déjame decirte que Kevin Black está interesado en ella y créeme que puede llegar a enamorarla y hacer que te olvide-Adam habló atropelladamente-¿acaso quieres que mi hermana se quede con el asesino de tu madre y tengan hijos, envejezcan y mueran?
Set se quedó pensativo unos segundos y fijó su mirada en la de Adam.
-Jamás voy a permitir que él se quede con la chica que amo-sentenció con los dientes apretados y Adam se mostró satisfecho.
-¿Vas a dejar de pensar en marcharte?
-No. Mataré a Black y luego me iré.
Adam resopló y le dio un golpe leve en el hombro.
-Si de matar hablamos, mejor matemos a Steve Blake.
***
La devastación que sintió Trenton Rex al recibir la noticia de que su hija había muerto, lo destrozó completamente. No podía asimilar semejante noticia, teniendo en cuenta que no tenía mucho que su esposa también había muerto, y de la misma forma: Asesinada.
Y ahora ya era oficial: Se estaba quedando solo y Set no permitiría su presencia, puesto que la única persona que los unía era Beatrice; pero ella ya no estaba.
Sé que las he abandonado y no es por gusto :( es que tengo clases de verano de inglés y es como la Universidad.
Pronto subiré más capítulos (capítulos antes del final)
Voten y comenten ^^
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