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-¿No cabe la posibilidad de que ella no vaya con nosotros, Set?-cuestionó Jack un poco alterado.
Los ojos aqua del rubio se postraron en él con violencia y ladeó la cabeza.
-¿Por qué piensas que ella no debería venir?-su voz apenas se escuchaba, puesto que habló entre dientes y con rabia. Ya estabas cansado de estar perdiendo el tiempo.
-No te metas en mi vida, Jack-le dijo Carla con frialdad-y voy a ir porque así lo decidí yo.
-No sabes en lo que te estás metiendo...-dijo él en un hilo de voz, mirándola con desesperanza.
-Si esto es peligroso, ¿Qué haces ayudando a este sujeto?
-Él es mi amigo y me gusta lo que hago.
-Pues yo también, aunque en este momento estoy obedeciendo sus órdenes para que no maten a mi amigo-señaló a Kevin con el dedo índice.
-¿Qué demonios es todo esto?-ladró Adam con histeria-¿De dónde carajo se conocen?
A Beatrice no le gustó el tono de su voz. Era como reproche. Una mezcla de molestia y sorpresa no bien recibida.
Jack volteó a verlo con una mirada furtiva.
-Es mi ex novia.
-Y lo odio-puntualizó Carla.
-Ya-aplaudió Set, temblando de furia-¡Nos vamos, ahora mismo!
Egon abrió la puerta de golpe y con Gabriel empujaron al personal del hospital para que no se interpusieran entre ellos.
Y al momento de salir al pasillo, hubo una lluvia de golpes por parte de ambos bandos: Tanto el personal del hospital como ellos se mezclaron en una pelea idiota.
Set, Egon, Adam, Jack y Gabriel dejaron mal heridos a aquellas personas y salieron corriendo. Beatrice se afianzó a la mano de Adam y este le echó un vistazo a Carla, quién cojeaba sin su muleta y era ayudada por Jack, pero esta se negó a agarrarlo pero él de todos modos la cogió desprevenida y se la echó al hombro mientras se unía a los demás por los pasillos. Corrieron como dementes hasta la salida y tuvieron que noquear a los guardias de seguridad antes de salir.
-¡Suban todos, ahora!-ordenó Set y entró al Jeep.
Como Carla se había unido a ellos, no había más espacio. Egon, Gabriel, Adam y Beatrice se acomodaron en los asientos traseros como minutos atrás y tanto Jack y Carla, que aun estaban afuera se quedaron mirando.
-No voy a sentarme en tus piernas, Sky. Ni lo pienses-sentenció con amargura.
-¡Siéntate en sus piernas, maldita sea!-le gritó Set, encendiendo el Jeep y Jack entró rápidamente.
Carla dudó unos momentos y después con dificultad se sentó en el regazo de Jack con su pierna enyesada.
-¿Lo ves? No era tan difícil-murmuró Jack en su oreja y Carla le dio una bofetada que dejó perplejo al resto de los presentes, incluido a Set. Él gruñó enfadado.
-Mi auto, mis reglas-la agarró de la misma mano que había golpeado a Jack y se la apretó con fuerza-no voy a tolerar que trates como mierda a Jack, ¿me oíste? Porque te regresaré el golpe sumando toda mi fuerza de por medio-y la soltó cuando ella soltó un grito de dolor.
Carla y Set se sostuvieron la mirada durante diez segundos hasta que él echó a andar el Jeep.
Adam se inclinó hacia adelante y le palmeó el hombro a Carla. Ella volteó a verlo y le sonrió débilmente.
-Tranquila. Yo te protegeré si este rubio te intenta golpear.
-Ajá-rio Set-mejor ocupate de mi hermana, porque ella es tu novia, ¿no? Porque no quiero pensar que te traes algo con esta chica.
-Claro que no-Adam apartó la mano del hombro de Carla y agarró la de Beatrice.
-Entonces aleja tus narices de esto-le aconsejó Set.
Adam quería replicar pero Egon le apretó el brazo. Miró a su padre, que aun tenía la nariz morada y asintió con los dientes apretados.
Se dispuso a mirarle el cuello a Beatrice donde pequeños rulos rojos se arremolinaban en torno a su piel.
Ella estaba muy tensa, podía sentir su cuerpo rígido sobre sus piernas.
-Son dos días para llegar a Los Ángeles si vamos en carretera-dijo Carla con repulsión-no estarás pensando conducir hasta allá, ¿verdad?
-Tendrás que acomodarte bien en el regazo de Jack porque vamos a introducirnos en un viaje largo-añadió Set con una sonrisa maliciosa-y tú me guiarás por el camino.
-Toda esta mierda no me agrada-dijo Gabriel-Carla no sabe el paradero exacto.
-¿Roch Tyler, no es así?-Set le envió una mirada desdeñosa a la chica y esta asintió-cuando lleguemos a Los Ángeles, ella buscará la dirección de ese hombre en el directorio de la ciudad y así daremos con su casa.
-¿Por qué yo?-increpó ella con vehemencia-no tengo nada que ver en esto.
-Se ve que eres capaz de hacer caer a cualquier hombre a tus pies-enfatizó Set con una sonrisa torcida sin dejar de mirar al frente. Se estaban acercando a las afueras de la ciudad muy rápido.
-¿Y eso tendría alguna utilidad?-preguntó con narcisismo.
-Sí. Puede que eso ayude muchísimo a obtener la información que queremos.
-Yo también puedo ser de ayuda-interrumpió Beatrice.
-No, pequeño champiñón. Eres muy torpe y terminarías echandonos de cabeza.
Carla soltó una risita de burla.
-Y en todo caso, tu vida puede ponerse en peligro y no quiero que mueras, hermanita. Mejor le dejaremos todo a Carla Mondragón. Si muere, no importará nada-replicó el rubio con veneno y miró de reojo la reacción de la morena, la cual se había puesto pálida y rígida. Jack le dio unas palmaditas en la pierna y ella gruñó.
Egon sonrió satisfecho y le echó un vistazo a Beatrice. Ella se había recargado en el pecho de Adam y respiraba con angustia. Pero su sonrisa de vio opacada cuando descubrió a su hijo mirando con mucha insistencia a Carla desde su asiento. No quiso pensar mal de él pero le pareció sospechoso, ya que Adam amaba a Beatrice; o al menos eso parecía. No obstante, se dio a la humile tarea de vigilarlo.
Gabriel, por su parte, miraba por la ventana del Jeep pero parecía no estar ahí mismo. Estaba ausente, perdido en sus pensamientos.
Todos, excepto Set, Jack y Carla, estaban con la ropa del funeral. Y Egon estaba sucio de lodo pero no le importaba. Aunque en todo caso; el olor a muerte y a desdicha rondaba entre todos ellos.
A medida que transcurría el tiempo-ya habían entrado a la carretera libre-comenzaron a sentirse hambrientos. El desayuno del hospital había sido tan ligero que en ese momento tenían tanta hambre que les dolía la cabeza. Particularmente más a Egon.
-¿Qué tienes, Egon? ¿Te encuentras bien?-quiso saber Gabriel. Esas preguntas hacia su amigo se estaban volviendo costumbre.
-Sí. Pero me duele la cabeza.
-Debe ser por el hambre-repuso Adam preocupado.
-Set, debemos comprar algo de comer. Tenemos hambre y el señor Peitz no aguanta su cabeza-dijo Beatrice, tocandole el hombro a su hermano.
-Uhm-dijo este con aburrimiento-vamos a perder más tiempo, pero ya que. De nada me servirán muertos. Hay una gasolinera cerca, ¿no?-miró a Carla.
-A unos diez kilómetros-contestó ella.
-Bien, nos detendremos ahí y de paso llenaremos el tanque de combustible.
-¿Traes dinero norteamericano?-preguntó Egon.
-Obvio. Robé a un viejo este Jeep y asaltamos a una bella mujer adinerada. Tenemos dinero de sobra por el momento.
-No puedo creer que seas tan desagradable-musitó Carla.
Set se encogió de hombros y continuó conduciendo.
Jack trataba inútilmente de no postrar su vista en aquel cuello tan hermoso que tenía a pocos centímetro de su cara. Le era imposible salir del asombro. ¿Cómo demonios fue que se topó con ella, cuando pensó que jamás la vería de nuevo?
En aquel maldito lugar donde le ordenaban a entrenar para ser el nuevo escuadrón de criminales del que logró escapar siendo víctima de malos tratos por parte de sus entrenadores, la había dejado. Y no porque él quisiera; sino que ella no quiso fugarse con él porque era demasiado arriesgado. Y ahora; luego de años de ese mal momento, la hallaba frente a sus ojos, totalmente distinta a como la recordaba. Carla parecía estar hecha de hielo. Ni si quiera volteaba a verlo de reojo. Era como si él no existiera y no estuviera sentada en sus piernas.
Con temor, y mandando al demonio el nudo que tenía en la garganta, le picó el hombro con el dedo y esperó pacientemente a que ella volteara a verlo. Pero no sucedió. Lo ignoró.
Repitió la misma táctica tres veces más, hasta que Carla gruñó y alzó las cejas con la cabeza un poco inclinada hacia atrás.
-¿Qué?-preguntó de mala gana.
-¿Podrías... em... a la brevedad decirme cómo acabaste trabajando para ese hombre?-aquella no era más que una de las miles de preguntas que se moría por hacerle y se mordió la lengua en espera de su respuesta. Había hablado tan bajo que pensó que ella no lo había oído y despegó los labios para repetir lo mismo, no obstante, ella dejó escapar un leve risa sin humor.
-Cuando me abandonaste, me quedé entrenando para reforzar mis maniobras de ataque y se me presentó la oportunidad de cuidarle la espalda a Kevin-contestó crudamente, sin tener la menor intención de continuar hablando con él.
-¿Por qué te refieres a él con mucha confianza?-Jack trató de no tener vómito verbal pero fue inútil. Le soltó de sopetón lo que tanto le inquietaba-¿Acaso tienen algún tipo de relación?
-Oh, vamos, Jack. Si yo estuviera en una relación con Kevin Black, a ti no te importaría-carraspeó e hizo una mueca de desagrado-además lo nuestro ya fue. Es del pasado. Ni tú ni yo somos los mismos.
-¿Y por qué no me preguntas qué fue de mí?
-Porque no me interesa en lo absoluto.
-Auch, eso duele, ¿sabes?
-¿Más de lo que a mí me dolió que me dejaras? no lo creo.
Set, que los escuchaba perfectamente, rodó los ojos y se dispuso a encender la radio.
La canción Faded de Alan Walker surgió a través de las bocinas del Jeep y el ambiente cambió. Pasó de estar tranquilo a un poco melancólico.
" Tú eras la sombra de mi luz, ¿nos sentiste? Otro comienzo, tú te esfumas... "
-¿Soy yo o esta canción es muy deprimente?-argumentó Set, cambiando de estación.
-La canción se vuelve deprimente si te sientes identificado con la letra-dijo Adam desde el asiento trasero-pero en sí, la canción es muy hermosa.
-Pfff. Pura porquería de las personas cursis-musitó el rubio y dejó la radio en una estación de música electrónica.
Al poco rato divisaron la gasolinera. Set aparcó junto a una de las bombas de gasolina y tanto Gabriel y Egon se deslizaron fuera del Jeep para comprar algo de comer en la tienda que estaba justo al lado del camino.
-¿Quieres algo, cariño?-Adam preguntó a Beatrice y ella asintió-bien, veré que hay de bueno.
Beatrice lo vio descender del Jeep con dificultad mientras ella se sentaba en el asiento. Jack había bajado también con Set y solo quedó Carla haciéndole compañía, pero hubiera preferido mil veces la soledad que quedarse con ella a solas.
Incómoda por la situación, se dio a la tarea de ver por la ventana a Adam, que había entrado a la tienda después de Set.
-No pensé que tuvieras ese genio tan lindo-le oyó decir a Carla con sarcasmo.
》No le hagas caso. Ignorarla, es lo mejor《pensó Beatrice sin mover un solo músculo.
El Jeep se movió rotundamente cuando Carla se acomodó en el asiento delantero con las rodillas en el asiento y su cabeza en el espacio que había entre cada asiento. Beth sentía su mirada castaña sobre su persona pero continuó con la ley del hielo. No iba a ceder a sus provocaciones y si en dado caso cedía, Carla tendría que correr a esconderse porque no la conocía enfadada.
-¿Sabes? Adam no es del todo santo y fiel contigo.
Esos comentarios hicieron que se dignara a mirarla por una milésima de segundo y volviera a ignorarla.
-En serio-insistió Carla-es más fiel Kevin que Adam.
-Si lo que quieres es provocarme, inténtalo, pero no voy a darte el gusto-dijo Beatrice con frialdad.
-Pensaba que eras una chica distinta.
-Mira como me importa-rodó los ojos y chasqueó la lengua.
-Te sientes insegura ante tu relación con Adam-afirmó la morena con ímpetu.
-Error. Me siento encolerizada de tener que soportar tu desfachatez al andar de zorra con él-le corrigió-hasta mi hermano se dio cuenta y es que apenas te vio hoy por primera vez.
La sonrisa de Carla se congeló en sus labios y balbuceó.
-No soy ninguna zorra. Lo único que he hecho es decirle a Adam que es muy atractivo.
-Sé que eres una chica que hace más que lanzar piropos, no puedes engañarme. Pero de una vez te digo-le advirtió de manera hostil-Adam es mi novio y nos queremos mucho. Pasamos tantas adversidades para estar juntos y ninguna chica de la calle va a...
-¿Adversidades?-rió Carla-por favor.
-Burlate lo que quieras. Estás en tu derecho pero conmigo no te metas y eso incluye también mi relación con Adam.
Después de ese enfrentamiento, no dijeron nada más y se quedaron esperando a los chicos.
Tardaron casi media hora y Beatrice se impacientó.
¿Por qué tardaban tanto si solo habían ido por comida?
Se disponía a bajar cuando vio como Set salía dando traspiés de la tienda partiéndose de la risa con Jack. Poco después salieron Adam, Gabriel y Egon de la puerta con ropa diferente y muy ajustada. Aparte de que se miraban graciosos con ropa quizás dos tallas menos que la de ellos, llevaban bolsas de plástico en las manos.
Cuando se acercaron al Jeep, miró de soslayo a Adam; que se llevaba puesto un pantalón de mezclilla negro ajustado y una playera azul marino sin mangas que le quedaba como una segunda piel, saliendo a relucir sus perfectos brazos y abdomen. Tenía las mejillas sonrosadas por la pena y subió al Jeep. Ella se acomodó en sus piernas sin dejar de mirarlo con una leve sonrisa.
-Habíamos pensado que sería ropa de nuestra talla pero erramos como tontos. Era ropa de caridad. Intercambiamos nuestras prendas a cambio de otra ropa y ya ves-apretó los labios y de la bolsa de plástico sacó dos Monsters y dos sándwiches de doble piso que se miraba muy apetitoso. Y al fondo de la bolsa quedaron dos bolsas de papas y jugos.
Egon y Gabriel subieron dándose de empujones entre risas.
Ellos llevaban enfundados pantalones de mezclilla desgastados y playeras parecidas a la de Adam pero con mangas aunque de un color fosforescente: Egon amarillo canario y Gabriel verde marciano.
Luego de unos minutos, los siete individuos yacían comiendo ferozmente sus provisiones.
Carla se negó rotundamente a aceptar el sándwich de Jack pero con una simple mirada de coraje por parte de Set, terminó engullendo el sándwich como buena chica.
Adam y Beatrice comieron alegremente, dándose besos de vez en cuando o limpiandose las comisuras de los labios con servilletas. Y todo bajo la mirada iracunda de Carla a través del espejo de la vicera.
Set bajó con lentitud e intercambió unas cuantas palabras con uno de los encargados de llenar el tanque de los coches y al cabo de unos minutos ya se hallaban de nuevo incorporados a la carretera.
A él no le gustaba mucho viajar en compañía de personas idiotas pero todo hubiese estado bien si no hubiera estado la morena.
Desde luego, ella era un perico andante y no paraba de quejarse.
Se fue quejando de lo incomoda que iba durante dos horas enteras.
Y Set solamente se había controlado por Jack, quién parecía tenerle un extraño afecto. Solo por él y por su hermana, porque no quería que presenciara un homicidio y dejarla traumada.
-Me pica la pierna-se quejó Carla.
Todos resoplaron, incluido Jack.
-Rascate-graznó Gabriel.
-Estoy incómoda, gracias.
-Todos lo estamos. Ahora cállate-le suplicó Egon con paciencia.
-Hace mucho calor. ¿Por qué no enciendes el clima?-preguntó Carla a Set.
-Porque no quiero desperdiciar combustible-gruñó él en respuesta-conformate con el aire que entra de las ventanas.
-El aire está caliente.
-¡Entonces cierra la boca o te bajo de una patada de mi Jeep!-gritó Set con la paciencia agotada.
-Yo quisiera tener ese honor-terció Beatrice y todos se rieron.
Carla le envió una penetrante mirada llena de odio y se cruzó de brazos, tratando de no recargar toda su espalda en el pecho de Jack.
Y como el sol estaba en su mejor punto, el aire quemaba y lanzaba arena a la cara para los que tenían las ventanas abiertas.
Set, con el bochorno del sol, se detuvo un poco y se quitó la ropa de encima, quedando con el torso desnudo. Su ropa estaba empapada de sudor y se le había estado pegando al cuerpo.
-Ahhh-suspiró aliviado-así está mejor...
Y notó la mirada castaña de Carla sobre él; que al parecer miraba anonadada el tatuaje de dragón que este tenía en su musculoso brazo.
-¿Qué me miras? ¿se te perdió algo o qué?
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