89
Y lo siguiente que Adam presenció, luego de las firmes palabras de Set, fue a su padre yéndose encima de del rubio con un salvajismo sin vacilación.
Lo tiró al suelo rudamente encima de un charco de lodo y lo sujetó del cuello con ambas manos. Beatrice chilló pero no se atrevió a meterse en aquel lío, puesto que le temía a Egon cuando estaba enojado, al igual que todos los demás, excepto Adam.
Set trató de liberarse de él e intentó patearlo, pero Egon previó su movimiento y le soltó un puñetazo antes de que el rubio moviera la pierna. Este echó la cabeza hacia atrás con los ojos en blanco por el golpe y un hilillo de sangre escurrió por su mandíbula.
Austin y Thomas habían agarrado a Dylan para que no se acercara y observaban la escena con palidez.
Y el pelirrojo se debatía entre ayudar a Set o quedarse horrorizado en su lugar comot todos.
-¡Jamás vuelvas a decir mentiras enfrente de mí cara y mucho menos si es acerca de mi hija!-le ladró Egon con crueldad y le soltó otro golpe pero esta vez en el estómago, provocando que Set jadeara por la falta de aire; sin embargo, no se defendió.
-Adam, haz algo, por favor-lloriqueó Beatrice en su hombro-lo va a matar.
Adam asintió y se aproximó a ellos a grandes zancadas sobre el fango. Miró de soslayo al pelirrojo y este le devolvió la mirada.
-Papá, por favor-dijo con voz suplicante-Set solo quiere ayudarnos.
Egon miró a su hijo como si fuera un completo desconocido pero no le quitó las manos de encima a Set.
-¿Cómo te atreves a decirme lo que tengo o no que hacer?
-Escucha-musitó Adam con paciencia-solamente quiero que dejes a Set en paz. Él puede ayudarnos a encontrar a mi hermana, Henry y a Allen.
-Nosotros somos más competentes que este pedazo de estiércol-y sin miramientos, lo levantó con una sola mano del lodo y lo elevó unos cuantos centímetros del suelo-yo jamás confiaría en alguien como él. Conocí tan bien a su padre que me da asco saber que logró tener descendencia.
Set, que estaba aguantando las ganas de partirle la cara, gruñó. Y en un ágil y rápido movimiento, dobló con agresividad el brazo de Egon y lo empujó, tirandolo de bruces al charco de lodo.
Beatrice ahogó un grito y Adam dio un respingo con los ojos desorbitados.
Absolutamente todo el rostro de Egon quedó cubierto de porquería y se levantó con los puños apretados y los ojos ardiendo.
-Tiene tiempo que no mato a nadie-espetó Egon-y no sabes cuantas ganas tengo de hacerlo. Parece ser que serás mi primera víctima...
Corrió hasta él y lo embistió de una patada en el pecho pero Set le propició un golpe sordo con el puño en la nariz de Egon, la cual no estaba del todo bien y no pudo evitar soltar una maldición a causar del dolor. Se había vuelto a fracturar el tabique, de eso estaba seguro, pero no le importó. Su cometido era mandar a ese imbécil a un agujeto de tres metros de profundidad en ese mismo cementerio.
-¡Basta ya!-Adam agarró a su padre de los brazos desde atrás y Jack saltó a arrastrar a Set del agarre de Egon-no tenemos tiempo, debemos ir a buscarlos.
-Primero deja que mate a ese maldito niñato-graznó Egon. Y sintió una sustancia tibia deslizarse por su nariz; labios y cuello.
-Te ha roto la nariz de nuevo-dijo Gabriel alarmado y se acercó a ayudarlo-mira Adam-sentenció con sutileza-no me hagas que ahora vaya yo a partirle la cara a ese rubio, ¿okey? Escapó de prisión y desde luego que no confío en él, así que quiero una maldita explicación de lo que está pasando.
Adam siguió a Beatrice con la mirada mientras ella auxiliaba a su hermano y apretó la mandíbula. Despegó los ojos de ella y miró a su tío.
-Set prometió ser de mucha ayuda para hallar a mi hermana. Hemos perdido mucho tiempo y es por eso que acudimos en su ayuda.
-¿Cómo demonios salió de la cárcel?
-No tengo idea. Pero no es importante.
-¡Claro que lo es!-exclamó-la policía nos puede arrestar por ser cómplices de un delincuente.
-Bueno; si mi papá y tú no quieren ayudarnos a encontrar a Keren, quédense en la casa, o más bien, en la casa de mamá. Porque tu casa, tío, está prohibida.
Exasperado, Gabriel consiguió sentar a Egon al borde de una pequeña banca de cemento que había en el interior de la capilla.
-¿Estás bien, amigo?
-Estaré bien si le partes la cara a ese bastardo.
-Lo haría pero Adam está de su lado y es imposible-le inspeccionó la nariz y juntó las cejas-necesitas ir al doctor...
-Ni en sueños volveré a pararme en ese hospital.
-Al menos...
Egon levantó una mano enfrente de su cara para que cerrara la boca y Gabriel elevó los ojos al techo de la capilla.
Dylan entró con aire taciturno y se situó frente a ellos.
-¿Qué ocurre, tíos? ¿Quién es ese chico que dice amar a Keren?
-Es el hermano de Beatrice-bufó Gabriel.
Y Dylan se sorprendió.
-Oh, así que es él.
-¿Beatrice te habló de él?-quiso saber Egon.
-Un poco. Solo me dijo que tenía un hermano y nada más-se quedó pensativo-¿es peligroso?
-No mucho. Pero no querrás tener problemas con él porque es muy astuto-le advirtió Gabriel-lo mejor será que te vayas con tus padres.
-Pero yo quiero estar con ustedes-repuso-estoy dispuesto a pelear...
-Y una mierda con eso, Dylan-la voz cargada de veneno de Austin los sobresaltó. Había entrado a la capilla con sigilo y su mirada verde esmeralda reflejaba frialdad-nos vamos a ir ahora mismo. Anda. Ya no tenemos por qué estar aquí.
A Dylan jamás le había gustado pelearse con sus padres, ya que a él no le encantaba la idea de enfadarse por ridiculeces. Pero ya había llegado al límite. Lo tenían tan acorralado que en ese momento lo único que deseó fue tener padres normales: Hombre y mujer. Y no un par de hombres miedosos.
Se había preparado para replicar cuando Adam hizo acto de presencia. Tenía el rostro iluminado y una radiante sonrisa dejó perplejo al resto. Se notaba excitado de emoción.
-Bien, ¿Quién más vendrá con nosotros? Que hable ahora y que se quede como tonto de brazos cruzados.
-¿De qué diablos hablas?-interrogó Egon con el ceño fruncido.
-Ya nos vamos a Los Ángeles en busca de mis hermanos-le informó.
-¿Los Ángeles?-preguntó Gabriel con confusión.
-¿Vendrá alguien aparte de Beatrice y yo?-Adam ignoró por completo la pregunta de su tío.
-Yo-Egon se levantó y se acomodó la ropa manchada de lodo-aunque no me hace ninguna gracia estar con ese mequetrefe.
-Déjame decirte que a mí tampoco-confesó su hijo-pero es nuestra última opción. Además, a lo mejor él se encargará de ser nuestro guardaespaldas.
-Sé cuidarme la espalda, muchas gracias-añadió Egon con egocentrismo.
-También me sé cuidar la espalda pero no quiero cansarme. Así que vámonos ya. Set trajo coche...
-Lo robó, obviamente-bufó Gabriel.
-¿Eso importa? Vámonos ya-graznó Adam y se encaminó al rubio que yacía afuera, cambiandose de ropa.
A unos pasos de distancia, Beatrice estaba enfrascada en una llamada con alguien a través de su teléfono.
-¿Coordenadas exactas?-preguntó con precipitación.
-¡No lo sé!-la voz de Kevin Black del otro lado del teléfono resonó-solo sé que está en Los Ángeles. Ya te lo he dicho. Carla no sabe bien la dirección.
-O quizás ella no quiere decírtelo-gruñó.
-¿Tan mal te cae Carla?
-Eso no te incumbe. Bueno adiós.
-¡Eh, tú! Champiñón, ven aquí-la llamó Set al momento que se colocaba un suéter tejido color rojo.
Abrumada; guardó el teléfono y avanzó hasta él.
-Mira, este es Jack-señaló al pelirrojo con la barbilla y este le sonrió tímidamente-y esta es mi hermana Beatrice.
-Mucho gusto-lo saludó con educación y le devolvió la sonrisa.
-Set me habló de ti.
-Claro, ¿cómo no hablarle de mi tonta hermanita?-se burló Set y abrazó a Beatrice toscamente, revolviendole su pelirrojo cabello con un puño. Ella lo empujó y se acomodó como pudo el cabello, sintiendo arder sus mejillas-ustedes dos parecen más hermanos. Ambos pelirrojos y extraños.
Beatrice lo ignoró y le echó los brazos al cuello a Adam cuando este llegó hasta ella.
-¿Y a qué hora nos vamos, Set?-le preguntó Adam. Le constaba mucho pronunciar su nombre con tanta tranquilidad que tuvo deseos de lavarse la boca con ácido y cloro, al mismo tiempo.
-¿Quiénes más vendrán?-quiso saber el rubio con petulancia.
-Mi padre solamente.
-Fabuloso-dijo Set con sarcasmo-entonces vámonos.
-¿Al menos tienes una idea remota de en donde pueda estar?-preguntó Adam.
Set miró a su hermana y esta se mordió los labios.
-Beatrice dijo que en Los Ángeles, ya te lo he dicho.
-Sí, pero no me han explicado nada-Adam postró su atención en su novia.
-Lo mejor será ir primero a hablar con Kevin-sugirió-él sabe más de esto que nosotros.
-¿Quién Kevin?-preguntó Set con fastidio.
-Kevin Black, un sujeto que solía trabajar con Steve Blake, el tipo que raptó a mi hermana.
-¿Kevin Black?-los ojos aqua de Set se abrieron como platos-no hablarás en serio...
-¿Lo conoces?-inquirió Adam.
-Yo trabajaba para él-masculló y un odio infinito tiñó sus palabras. Miró a Beatrice con agonía y susurró:-Beatrice, ese hombre mató a nuestra madre frente a mis ojos.
******
Keren se había duchado y cambiado animadamente en una de las tantas habitaciones que tenía aquella majestuosa casa. Allen y Henry también se ducharon sin negarse cuando Roch Tyler les indicó sus propias habitaciones antes de bajar a la cocina con su ama de llaves la señora Renny.
Roch había prometido a Keren que después de que se aseara, le permitiría hablar con su familia y teniendo esa motivación, se duchó fugazmente, disfrutando del agua tibia, de los jabones finos y olorosos a frutas tropicales o flores, y la textura de las toallas que parecían ser de terciopelo.
Esa casa parecía más un hotel de lujo.
Cuando terminó de ducharse, se deslizó por la amplia habitación y quedó conmocionada ante la ropa que había sobre la enorme cama: Un vestido color púrpura con tirantes y un escote recto. Ropa interior color piel, y una caja de zapatos abierta donde dejaba a la vista unos preciosos zapatos negros.
Se secó el cuerpo y se apresuró a vestirse. Y se quedó pasmada al ver que todo era exactamente de su talla, incluso los zapatos. Se miró al espejo de cuerpo entero y frunció el ceño.
Sabía que lo que estaba haciendo era perder más tiempo de lo que tenía, pero no podía negar que le gustaba aquella ropa y comodidad. Después de todo su tío Roch era todo un buen hombre, o lo parecía ser.
Sin embargo, ansiaba muchísimo poder hablar con su padre y Adam.
Terminó de arreglarse y salió al pasillo donde la señora Renny llevaba a Allen bien duchado y vestido a alguna parte.
-Allen-dijo y el pequeño volteó a verlo con un brillo de alegría en sus ojos. Soltó a la señora y corrió hasta ella. Keren se arrodilló frente a él y lo cargó en sus brazos-¿a dónde lo llevaba?-preguntó a la señora y esta sonrió.
-El señor Tyler quería que el chico jugara un rato videojuegos en el cuarto de juegos.
-¿Y mi hermano dónde está?
-Supongo que en la recámara que le asignó el señor Tyler.
-¿Dónde está el señor Tyler?-aun no se sentía segura al llamarlo "Tío Roch".
-Oh, está en su estudio. De hecho, luego de llevar al niño al cuarto de juegos, tenía que venir por usted porque él quiere verla ahora mismo-dijo la señora con expresión amable.
-Eh...-vaciló un momento y después dejó a Allen sobre sus pies. El niño corrió de vuelta a la señora con cierta alegría en su pequeño rostro.
-Vendré por usted en un momento, señorita Keren-le sonrió tímidamente y dobló en una esquina del pasillo.
Con nerviosismo, se paseó por el extenso pasillo mirando a su alrededor. Todo era tan fino, tan elegante y tan superficial. Había tanta clase en aquella casa que le resultaba perturbador.
-Sigame por aquí-le indicó la señora luego de un rato y la siguió por la escalera al tercer piso.
Examinó cada uno de los adornos de las paredes y se sintió cohibida. ¿Cómo era posible que un hombre con Roch Tyler viviera en un lugar tan llamativo como ese? Además, los adornos de animales de cerámica de las paredes proporcionaba un toque más siniestro y elegante a la casa.
-Es una bendición que por fin haya llegado, señorita Keren. El señor Tyler había estado muy ansioso por su visita-le oyó decir a la señora, la cual le llevaba varios escalones de distancia y se apresuró a alcanzarla.
-¿Desde cuándo?
-Tiene meses, me parece-dijo, y apresuró la marcha hasta llegar al inicio de la escalera-es por aquí, por favor.
La siguió por otro largo pasillo y se detuvo al mismo tiempo que la señora.
La vio abrir la puerta con sigilo y asomó por unos segundos la cabeza al interior. Cuando observó de nuevo la cabeza de la señora salir de entre la puerta y el estudio, notó que su sonrisa se había ensanchado.
-Puede pasar, señorita-le dijo con dulzura.
Ante de tomarle la palabra y entrar, le dirigió una mirada amable. Cogió el pomo de la puerta y la empujó para entrar.
En cuanto puso un pie dentro del estudio de Roch, el ambiente descendió y sintió escalofríos. En ese sitio había aire acondicionado, mucho más potente que el resto de la casa.
Roch estaba sentado detrás de un escritorio con unos lentes de aumento y la vista puesta en una Mac.
-Cierra la puerta y siéntate conmigo, hija-dijo Roch sin mirarla todavía.
Keren obedeció y se acercó a donde él estaba y se sentó en una silla acolchonada. El escritorio lo dividía. Le echó un vistazo fugaz a todo el estudio y vio que había un estante que estaba desde el suelo hasta el techo y ocupaba las dos paredes. Y en él había un sinfín de libros de todo tipo de colores y grosores.
Y detrás de Roch había una gran variedad de lienzos con pinturas terminadas, las cuales no tenían mucha coherencias y algunas a la mitad. Pero a la derecha, había una mesa con pinturas en frascos y acuarelas de tonos pasteles.
Como todo aquel panorama era nuevo para ella, se quedó ensimismada observando con interés todo el estudio que no se dio cuenta que Roch llevaba varios segundos hablándole, e incluso se había dignado a apartar la vista de su Mac.
-¿Keren?-repitió por quinta vez y azotó el escritorio con el puño, haciéndola parpadear y dar un respingo.
-Lo... lo siento-se disculpó con las mejillas ruborizadas y volteó a verlo-me quedé admirando todo lo que hay aquí y debo reconocer que es hermoso.
-Ah-dijo Roch con entusiasmo. Se acomodó los lentes sobre el puente de la nariz-me alegra que te guste, hija. Aunque me parece algo vergonzoso pero es un pedazo de mi alma todo lo que ves aquí.
-¿Eres artista?
-Soy escritor.
Keren entornó los ojos, maravillada.
-¡Guau! Es estupendo. ¿Y también eres pintor?
-Me dedico a pintar solo cuando quiero desestrezarme.
-Ya veo-alzó las cejas y se cruzó de brazos-¿Y eres escritor profesional o solo escribes por pasión?
-Por pasión-aclaró con una sonrisa-o mejor dicho, escribo para mí.
-¿Por qué no tratas de mandar tus escritos a una editoral? Suerte y logres tener un best-seller.
-Sucede que-replicó él con serenidad-prefiero mantener en secreto lo que sale de mi mente. No creo que haya alguna persona cuerda y lo suficientemente valiente para leer algo que yo escribí y seguir pensando lo mismo de la vida.
-Hablas como si escribieras relatos de terror o erotismo con desviaciones sexuales muy perturbadoras-vaciló.
Roch se quitó los lentes y soltó una sonora carcajada. Se frotó los ojos con diversión y volvió a colocarse los lentes.
-Eso no es muy importante. Tal vez luego te muestre algunos escritos, sin embargo, el motivo por el que requerí tu presencia en mi estudio es la siguiente, hija-dijo con seriedad. Había juntado sus manos y entrelazado sus dedos sobre el escritorio con expresión amable pero firme-quiero saber si realmente eres hija de mi hermana Shelby.
-¿Perdón?
-Sí. Sé que es algo estúpido pero quiero estar seguro. Además, voy a enviar a uno de mis guardaespaldas a traer a tu gemelo y a advertir a tu familia de Steve, pero no quiero equivocarme.
-¿Y si yo no fuera hija de Shelby?-lo desafió con desdén.
Él arqueó las cejas.
-Pues te dejaría ir. Pero no me haría cargo de tu regreso a Nueva York-dijo con pesar.
-Vaya tontería-graznó y elevó los ojos al techo-pero estoy de suerte, puesto que sí soy hija de Shelby.
-¿Puedes demostrarmelo?-preguntó Roch con curiosidad.
A Keren le desagradó su manera de desafiarla.
-¿Cómo puedo demostrarselo, sí nunca conocí a mi madre?
Roch se inclinó a un lado en su asiento y abrió un cajón del escritorio. Rebuscó durante dos minutos y luego extrajo un folder color manila. Lo tendió sobre el escritorio y lo desplazó hacia ella.
-¿Qué es esto?
-Échale un vistazo.
Con el ceño fruncido, Keren abrió el folder y halló varias fotos de su madre. Alzó la mirada de la hermosa cara de su mamá a la de Roch, la cual había un leve parecido en la mirada divertida.
-¿Por qué me has mostrado esto?
-Quiero que me digas si esta mujer es la misma que te han mostrado tus familiares para decirte que es tu madre.
-Sí. Es la misma. Shelby Cash-masculló, azorada por la situación.
Roch se levantó de su asiento y rodeó el escritorio hasta situarse detrás de ella. Colocó sus manos en los hombros de Keren y ella se quedó paralizada cuando él le acarició la cabeza.
-Entonces no te molestará si tomo un cabello tuyo para hacerte la prueba de ADN, ¿no?-y dicho eso, tiró de su cabello y se quedó con un pequeño mechón. Keren se apartó disgustada y le lanzó el folder con las fotos a la cara.
-¡Estás loco!-aguijoneó con cólera y avanzó a grandes zancadas a la puerta-¡Quiero a mí familia, ahora!
-Dame la dirección para que envíe a mi guardaespaldas a buscarlos-le dijo, distraído mientras guardaba el cabello de Keren en un sobre.
-Prefiero hablarle primero a mi familia para saber en donde están porque es posible que estén buscandome.
-Claro que sí, pequeña-la miró con ternura-puedes utilizar el teléfono que hay en tu habitación.
Lo observó ponerse los lentes y enfrascarse de lleno a su Mac con una dulce sonrisa de satisfacción.
No olviden votar y comentar:)
Aquí les dejo unas fotos de Egon *-* recuerden que Egon ya "maduró" y tienen que imaginar que estas fotos son viejas xD como cuando conoció a Shelby.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro