Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8

-Toma, papá.
Egon volvió el rostro para verlo, ya que se hallaba inspeccionando a su alrededor. Se estaba grabando las calles y casa para acordarse como llegar después.
Agarró el dinero con cautela y se lo guardó en su bolsillo del pantalón blanco y ridículo que portaba.
-Gracias-dijo y se pasó una mano por el pelo.
-Toma, te doy mi chaqueta para que la uses y no andes de todo blanco-objetó Adam, quitandosela-y obviamente puedes llevarte mi motocicleta.
Egon hizo una mueca de suficiencia.
-Te pareces demasiado a tu mamá, Adam.
-¿Y eso es bueno o malo?
-Muy bueno pero a la vez malo.
Adam lo vio ponerse su chaqueta y se sorprendió verlo tan jovial, e incluso ni si quiera aparentaba tener 45 años como hacía unos días, sino 30. Bien pudieran hacerse pasar por hermanos y la gente no hallaria ninguna diferencia.
-¿Malo, por qué?-juntó las cejas.
-Porque eres noble y cualquiera puede aprovecharse de eso.
-Soy buena persona con los que se lo merecen, no te preocupes-replicó Adam, sintiéndose intimidado.
-Bueno, te veo mañana en la noche.
-No te olvides de venir antes de que Keren se vaya a Alemania.

Egon asintió y sonrió. Se ajustó la chaqueta al cuerpo y se acomodó en la motocicleta antes de partir en medio de la noche a alguna parte.
Adam lo vio de desaparecer entre las calles, se sintió bastante animado y entró a su casa con una radiante sonrisa.
Era extraño que la casa estuviera en total silencio, así que aprovechó a subir rápidamente con sigilo a su habitación. Se detuvo antes de llegar y miró hacia la habitación de su hermana donde la chica de intercambio yacía ahí, quizás asustada o ya dormida.
Sonrió lobunamente y se deslizó a la puerta con cautela.
Pero se quedó quieto cuando escuchó ruido en el interior. Giró sobre sus talones y echó a correr a su habitación. Se ocultó detrás de una estatuilla de bronce de un sujeto que amaba su tía y contuvo el aliento.
Observó en la oscuridad la silueta que salió de la puerta de su hermana y le agradó ver que no era Keren, sino la chica de intercambio.
Se miraba asustada y muy despierta.
Adam arqueó una ceja mientras le miraba morbosamente el cuerpo: buena altura, buen trasero y buen busto. Rio entre dientes.
-Lo siento hermanita. Te hice una promesa de no molestar a la chica de intercambio pero no podré cumplirte-dijo para sí.
La chica se dirigió al sanitario, mirando a todas partes y él esperó justamente afuera para sorprenderla. Se quedó exactamente pegado a la pared, para que cuando ella saliera, la atrapara por detrás.
Bostezó con cansancio y cerró la boca al verla salir de vuelta.
La chica ni si quiera dio dos pasos fuera del sanitario, cuando Adam saltó en la oscuridad y la atrapó. Le tapó la boca y le inmovilizó los brazos con una sola mano.
Sintió las contorsiones de la chica y rio en su oreja.
-Hey, soy Adam. Te soltaré si prometes no gritar-y la condujo a su propia habitación con malicia. Solo quería divertirse un poco y ella entornó los ojos con pánico.
Asintió sin pensarlo pero él no la soltó hasta que estuvieron dentro de su pieza.
La soltó lentamente pero no pensó que ella se daría la vuelta y le daría una hermosa patada en la entrepierna con todas sus fuerzas.
Adam miró estrellas y a pesar del dolor, le obstruyó el paso, jalandola del brazo con fuerza.
-¡No tocarme!-gritó la chica con horror, tratando de apartarse.
-¡Esta me las pagas!-gruñó Adam y estaba tan oscuro que no se miraba nada. Solo la silueta entrecortada por la luz del foco de afuera de la calle.
-Tengo un hermano como tú y sé defenderme-chilló la chica, haciéndose un ovillo.
Adam se quejó, agarrándose la entrepierna y la soltó.
-Si le cuentas esto a mis tíos o a mi hermana, de verdad te mataré-le advirtió-mañana harás como que no me conoces, ¿okey?
Y entonces encendió la luz para mirarla y tratar de intimidarla pero se quedó un poco pasmado al verle su femenino rostro ruborizado.

La fiereza en sus ojos verdes y su rebelde cabello casi rojizo lo dejó perturbado. Dios. Era muy guapa. No era gorda y tampoco friki. Era un delicioso oasis en un gran desierto.
-¿Si desobedezco, qué harás?-lo retó, con los ojos en llamas.
-Ya te dije, matarte-repitió él, haciendo una mueca de dolor. Quería seguir sobando aquella zona pero no frente a esa panterita de ojos verdes que lo miraba fijamente.
-No creerte-dijo la chica con orgullo-no puedes matar a mí.
-Oye, ¿por qué no hablas bien el inglés? Pareces retrasada.
-¿Tu hablas Alemán?-volvió a retarlo y él negó con la cabeza-el inglés es difícil. Así que cierra boca.
Adam alzó ambas cejas, examinandola.
-Ahora vendrá una niñata a darme órdenes en mi propia casa, que hermoso-añadió con voz cantarina, teñida de veneno-si dices algo; panterita, te parto el cuello. Tú decides.
-Haré lo que digas pero ya no quiero que me molestes. No nos han presentado y ya estás acosando.
-Así recibo a las visitas. No lo tomes a personas-graznó-ahora largo o diré que la acosadora eres tú y que entraste a mi habitación a hurtadillas porque querías verme y violarme.

Beatrice entornó los ojos boquiabierta.
-¡Loco!-exclamó y giró el pomo de la puerta. Abrió y antes de irse, le envió una mirada a Adam-no vas a salirte con la tuya. No voy a irme de aquí antes de los 12 meses que me asignaron. Patán.

Adam apagó la luz y con una sonrisa de satisfacción se lanzó sobre su cama.
Había liberado a su padre y estaba muy feliz y emocionado.
Había conocido a la chica friki que no era friki ni gorda, sino todo lo contrario: una belleza. Y le había caído muy bien porque no era la típica chica imbécil que se dejana doblegar por los demás. Tenía carácter y estaba seguro que se iba a divertir 365 días con ella.
Cerró los ojos y se abandonó al sueño. Después de todo el siguiente día era domingo. Domingo de aburrimiento.

Se levantó a las 12 del día sintiendo más sueño. Habría querido quedarse durmiendo un poco más pero su tío lo despertó casi a sacudidas.
-Es el colmo que caigas en coma, Adam-lo reprendió cuando él abrió sus ojos con recelo.
Sin embargo, no dejó que su tío ni nadie más le arruinara su domingo. Por lo que sonrió ampliamente y se disculpó.
Gabriel McCall lo miró de soslayo y se retiró de la habitación muy confundido.
Su humor se mantendría agradable en todo el resto del día.
Antes de salir de su habitación, puso a cargar su teléfono y se dio cuenta que tenía varias llamadas de Hunter, Mitchell y un mensaje desde el teléfono de Vince.
Abrió primero el mensaje de su amigo y leyó su contenido:

"Hola, Adam. Soy Ember. Mi hermano ya reaccionó y quiere verte. Reportate cuanto antes al hospital. "

Suspiró aliviado y les mandó un mensaje a sus otros dos amigos.

"Nos vemos hoy a las 4 de la tarde en el hospital donde está Vince."

Dejó el teléfono cargar y salió a darse una ducha.
Enseguida recordó el encuentro agradable con la chica de intercambio.
Tardó más de lo normal echándose shampoo y enjabonando su cuerpo. Le apetecía hacerse un tatuaje en el brazo y en el pecho pero no contaba con el dinero y tampoco con el permiso de su tío Gabbe, pero ahora tenía a su papá y sabía que él le daría permiso. Solo le faltaba el dinero, y ya sabía donde conseguirlo: Las Vegas.
Apostando como sabía hacerlo.
Tenía más de seis meses sin ir con sus amigos y que mejor ir con su padre.
De pronto, llamaron a la puerta del baño y se apresuró a ponerse la toalla alrededor de la cintura para abrir. Le hubiera gustado seguir pensando y jugando pero ya era suficiente.
Abrió la puerta y se encontró con la hermosa pantera esperando su turno. Y detrás de ella estaba su hermana.
Adam hizo como si fuera la primera vez que miraba a Beatrice y ella lo imitó, incluso sonrió pero sin dejar de mirarlo furtivamente.
-¡Adam! Mira te presento a Beatrice, la chica que estará aquí durante un año.
-Hola, soy Adam-le extendió su mano.
-Beatrice-le estrechó la mano amistosamente.
Keren sonrió.
-Ahorita regreso, voy por mi cámara.
-¿Cámara?-interrogó Adam, sin despegarle la mirada a Beatrice y esta a él.

-Sí. Una foto de recuerdo de los tres-y se echó a correr a su habitación, dejándolos solos.
En cuanto Keren desapareció, Adam y Beatrice dejaron de sonreír.
-Eres buena actuando-la elogió.
-Gracias-espetó sin mirarlo y se cruzó de brazos.
Pasaron varios segundos y Keren no regresaba.
A Adam le escurria agua del cabello y de todo el torso hasta los pies. Y se dio cuenta que la panterita le recorría el abdomen y brazos con la mirada sin disimulo.
Él optó por recargar un brazo en el umbral de la puerta para que sus músculos se tensaran aun más y percibió el rubor de Beatrice subirle por el cuello y mejillas. Desvió sus ojos verdes a sus pies.
-¡La tengo!-canturreó Keren, volviendo rápidamente con la cámara en sus manos-ahora Adam, ponte en medio de nosotras y sonríe.
-¿Por qué no me cambio y luego sacas la foto?
-Te ves bien-le contestó y tanto ella y Beatrice se acomodaron. Solo faltaba Adam.
Poniendo los ojos en blanco, él se ajustó la toalla a la cintura, se pasó una mano por el pelo húmedo y se situó justamente detrás de Beatrice, abrazandola de la cintura y agarrando a su hermanita del hombro. Sonrieron los tres y el flash los aturdió.
-Iré a vestirme-anunció Adam, pasando a traer a Beatrice con el hombro.
-Tío Gabbe quiere verte en la sala-le informó Keren mientras miraba la foto con Beatrice.

Entró a su alcoba, se vistió de la manera más cómoda posible: pans deportivos y una camiseta blanca sin mangas. Se acomodó el cabello húmedo y salió en busca de su tío. Moría de hambre, por lo que decidió primero pasar a la cocina por un bocadillo y luego buscarlo.
Se preparó un sándwich de jamón, queso y ketchup. Encontró a su tío y a su tía sentados en el sofá.
Ambos con la mirada rígida y dura.
Adam suspiró antes de sentarse frente a ellos, masticando el sándwich.
-¿A dónde fuiste ayer?-interrogó su tía con tranquilidad.
-Fui a ver a Vince y me reuní con los chicos-contestó, tras tragar la comida. Le dio otro mordisco y miró a sus tíos.
-¿A qué hora regresaste?-cuestionó Gabbe, tratando de no enfadarse.
-Uhm, pasada la media noche, quizás, ¿acaso importa?-se metió a la boca el último trozo de pan y miró al techo.
-¿Y la motocicleta dónde está, cielo?-preguntó Caroline, apretando los labios.
Adam se puso tenso, pero sólo por un momento, ya que recobró la compostura de inmediato.
-Se la presté a Hunter-se apresuró a decir, alzando las cejas-la necesitaba para volver a casa porque la suya se la robaron hace unos días.
-¿Y cuándo te la devuelve?
-En unos días. No lo sé.
-¿Tienes idea de lo que cuesta ese vehículo y que tus amigos son unos... buenos para nada?-rugió su tío con las venas tensandose en su cuello y Caroline tuvo que tranquilizarlo.
-Estoy al tanto de cuanto cuesta y que mis amigos son unos vagos, ¿contento?-rodó los ojos y se levantó del sofá-y si me disculpan, tengo que hacer tarea.
-Ni si quiera haces tarea-masculló Gabriel.
-Claro que sí. Le pago al nerd del salón y listo-rompió a reír y los dejó a solas en la sala.

Caroline resopló y se recargó en el hombro de su esposo con aire preocupado.
-Tenemos dos problemas, Gabbe-le dijo. Él asintió-hay muchas posibilidades que la chica de intercambio sea hija de Trenton y quizás de Lola Calvin. Y hay muchas más posibilidades de que Adam haya sacado la misma locura que Egon.
-Prefiero que Beatrice sea hija de Trenton a que Adam sea como Egon-sentenció Gabbe, agobiado.
-¿Crees que deberíamos ir a ver a Egon y platicarle sobre Adam? Él merece saber lo que está haciendo su hijo.
-No lo sé. ¿Qué tal si el Egon de antes vuelve y escapa de ese lugar e incite a Adam a ser como él? ¡No! Me niego a eso. Tanto Keren y Adam merecen una oportunidad de ser libres del pasado.
-¿Y qué podemos hacer al respecto? Adam se nos está yendo de las manos y Keren... mi niña se irá sola al extranjero y quién sabe que tipo de amigos encontrará allá. Ella también está propensa a ser lo que Egon era.

Gabriel la hizo callar con un gesto y se llevó las manos a la cara.
-Esto no me está gustando nada.
-No debimos contarles nada a los chicos todavía.
-Tus padres querían que ellos lo supieran cuando tuvieran 20 años.
-Mi madre murió cuando los chicos tenían 10 años, por Dios, Gabriel. Y mi papá murió hace 5, así que debemos respetar su decisión.
Gabriel se hundió en el sofá y ahogo un suspiro lleno de frustración.
-Voy a ir a ver a Egon justo ahora-afirmó y Caroline asintió.

En el piso superior, Adam miraba la tv en su habitación tranquilamente cuando su hermana irrumpió deliberadamente con Beatrice detrás. Él solamente dejó de lamer su paleta tix tix color azul sin despegar la mirada de la pantalla.
-¿Quieres acompañarnos, Adam?-preguntó su hermanita y hasta ese momento él volteó a verlas.
Keren y Beatrice estaban bien vestidas y hermosamente arregladas. La panterita hacía lo posible para no mirarlo a los ojos.
Adam se encontraba en una pose sexy: la cabeza debajo de un brazo, una pierna flexionada y la otra estirada a lo largo de la cama. Su otra mano sostenía la paleta y su mirada amielada las miraba con atención.
-¿A dónde?
-Quiero mostrarle parte de la ciudad a Beatrice antes de que yo me vaya y dejarla a la deriva.
-Mi motocicleta se la presté a Hunter durante unos días-se disculpó.
-Mmm, no importa. Solo quiero saber si quieres ir con nosotras a pasar el rato.
-De acuerdo. Pero nada de comprar algodones de azúcar-les advirtió sonriendo y se levantó de la cama. Y como era tan alto, ambas chicas le llegaban muy por debajo del pecho. Keren rodó los ojos y salió de la habitación con Beatrice pisandole los talones. Adam cerró la puerta para cambiarse y buscó su mejor ropa para ligar. Se rio entre dientes y se enfundó sus jeans color caqui, su camisa azul manga larga y sus zapatos cafés. Pensó en su chaqueta negra y recordó que estaba sucia. Buscó por si las dudas y se sorprendió verla recién planchada y metida en su ropa.
-Gracias tía Caroline-dijo, poniendosela.
Se miró al espejo, se pasó los dedos por el cabello y después se lo arregló con un peine. Se roció perfume, guardó su teléfono en los bolsillos; y salió en busca de su hermana y la panterita de ojos verdes.
-¿Vas a salir?-se cruzó con Allen. Iba arrastrando su oso de peluche por el suelo.
-Sí. ¿Quieres que te traiga alguna golosina?
Al pequeño le brillaron los ojos y asintió frenéticamente.
-Entonces te traeré muchas golosinas-se puso de cuclillas y le besó la frente.
-¿También va a ir Keren y Beatrice?
-Eso parece.
-Entonces diles que me traigan más golosinas-sonrió.
Esbozando una sonrisa, Adam le acarició la cabeza y bajó corriendo a la sala.
Al bajar, encontró a las chicas hablando con sus tíos.
-Sí, no te preocupes tía. Adam vendrá con nosotras.
-Adam, ¿ya conoces a Beatrice?-sonrió Caroline.
-Ya. Ese rato Keren me la presentó.
-Cuidalas bien-argumentó Gabriel.
-Ya sabes que cuido a Keren con mi vida-espetó y luego miró a Beatrice-y bueno, tendré que cuidarla también a ella.

Se despidieron rápidamente. Keren logró el permiso del Peugeot de su tío para desplazarse en la ciudad y Adam la elogió pero le quitó las llaves al salir a la calle.
-Te recuerdo que me lo prestó a mí-dijo Keren riéndose.
-Sí, pero soy el chico y debo llevar a las damas a donde quieran-repuso, deslizándose dentro del asiento del piloto.
Keren se sentó en el copiloto y Beatrice en los asientos traseros.
Condujo durante cinco minutos sin tener la menor idea de a donde dirigirse.
-Hey-objetó para llamar la atención del par de féminas que se habían puesto a platicar-¿a dónde voy?
-Ah, a Central Park-le contestó Keren y volvió a retomar su charla con Beatrice.
Adam no dijo nada pero apretó la mandíbula y apretujo el volante hasta que sus nudillos se tornaron blancos y fulminó a la estúpida panterita a través del espejo retrovisor.
¿Qué le pasaba? Keren era suya. Su hermana. Solo de él. Y no iba a permitir que una chica de apenas unas horas se la quitara. Se suponía que Keren le brindaba toda la atención y no solo una poca.
Carraspeó intencionalmente para que su hermana le hiciera caso y funcionó.
-¿Tienes sed, Adam?-le preguntó, preocupada.
Él negó con la cabeza. Ella frunció el ceño y Beatrice optó mirar por la ventana.

-¿Cuándo dices que te vas?-le preguntó, masticando una goma de mascar que ella le metió en la boca mientras conducía. También le pasó uno a Beatrice y esta lo recibió.
-Mañana a las 6 de la tarde sale mi vuelo.
-Keren, no es necesario que te vayas-replicó, azorado-no tienes por qué irte, cariño. No estaré tranquilo sabiendo que mi gemela se ha ido al otro lado del mundo y yo no estaré ahí 12 malditos meses para protegerte.
-Ay, estaremos siempre al contacto, hermanito y lo sabes-se estiró lo suficiente para plantarte un beso en la mejilla de Adam y él rio, devolviendole el beso en la frente con rapidez.
Sin embargo, en la parte de atrás, Beatrice los observaba con ternura. A pesar de que Adam era un idiota, amaba a su hermana más que así mismo y eso daba mucho que pensar. Le hubiera gustado tener la misma relación con su hermano Set pero para que eso sucediera, tendría que caer primero una lluvia de arañas de cielo.
-Hey.
Beatrice parpadeó sobresaltada al darse cuenta que Adam se había dirigido a ella.
-Hey, ¿estás ahí?-bromeó riéndose. Keren ahogó una risita.
-Perdón. Estaba pensando en algo.
-¿También quieres beso?-le preguntó de repente.
Y ella palideció.
-Como hermano, quiere decir-le tradujo Keren golpeando juguetonamente a su hermano-él es muy protector y ya le dije que te tiene que cuidar mientras yo no esté y ha aceptado.
-Así es-corroboró Adam-entonces, ¿quieres un beso también tú? Y si quieres te daré un lugarcito en mi cama todas las noches que quieras cuando tengas miedo, cariño-le guiñó el ojo a través del espejo retrovisor pero Beatrice sabía que había un doble trasfondo a sus palabras.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro