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La manera de conducir de Keren era totalmente brusca e inestable. Era como si a un ciego se le hubiese ocurrido la fascinante idea de conducir una motocicleta en medio del tráfico.
Se movía de un lado a otro sin atreverse a echar un vistazo a los semáforos o a las calles. De pura suerte logró llegar cercade Central Park y se detuvo justo a tiempo, antes de que un camión recolector de basura le pasara encima y aguardó con impaciencia.
-Déjame en el sanatorio, por favor-le oyó decir a Kevin-ahí está Carla, quiero verla y de paso...
-Primero te vas a ir a cambiar a nuestra casa-interpuso Adam con seriedad-no puedes entrar a es lugar salpicado de sangre ajena.
Arrancando precipitadamente, Keren no le dio tiempo de replicar y Kevin tuvo que cerrar la boca por el aire salvaje que le llegaba a la cara y le restregaba el polvo y la basura del ambiente.
Por muy emocionado que estuviere Kevin por motivo del beso desprevenido de Keren, no se sentía bien. Sabía que ella solamente lo había hecho por la adrenalina y no por ningún trasfondo romántico; además notó la expresión que adoptó cuando su hermano le preguntó sobre Set.
Y con ese pensamiento negativo, se dispuso a sujetarse del asiento mientras se dirigían a la casa de los McCall.
****
Rabia, ira, coraje y desasosiego. Aquellas emociones juntas tenían invadido el cuerpo de Set, quien aun tenía el teléfono pegado a la oreja y escuchaba el sonido de la llamada colgada. Sus ojos aqua miraban a la nada y sus labios estaban apretados entre sí, dándole cierto parecido a una dura y delgada línea recta.
De pronto, la sensación de odio y decepción hizo que apretara el teléfono y lo guardara en su bolsillo.
Comenzó a respirar agitadamente y sintió vértigo.
Estaba a punto de darle una rabieta a mitad de la calle donde había personas inocentes que podrían resultar heridas por su culpa.
En todo ese tiempo se había estado controlando. Su carácter agresivo lo había tenido controlado pero en ese instante no podía mantenerse tranquilo después de escuchar las palabras de Keren.
Algo dentro de su pecho hizo erupción como un volcán que había permanecido dormido durante mucho tiempo y que ahora que volvía a despertar, aniquilaría a todo ser humano que se le interpusiera en su camino.
Miró al vagabundo, que estaba a varios metros de él, y con un arrebato de locura, corrió hasta el pobre hombre y lo sujetó del cuello, sometiendolo en el asfalto. El hombre se contorsionó bajo su agarre el intentó gritar, pero Set le golpeó la mandíbula de un puñetazo y el vago chilló.
No tenía nada en contra de ese hombre, claro estaba, pero en ese instante solo quería desatar su furia con alguien.
Situó su rodilla sobre la columna del hombre y recargó todo su peso sobre él.
-Si vuelvo a verte en este sitio cuando yo regrese, te mataré, ¿Okey? Así que levantate y lárgate a hacer tu casa en otra parte-le siseó en la oreja, enseñando los dientes como un felino.
Lo liberó con severidad y lo observó desmontar su "casa" a toda prisa. Y cuando vio como arrastraba sus cosas con inquietud, le gruñó.
-¡Vete muy lejos!
Al cerciorarse de que el hombre ya llevaba varias calles de distancia, se dejó caer bajo el maldito sol y se agarró las sienes con ambas manos.
-Demonios, Set.
Dio un respingo al escuchar la voz de Jack y apretó la mandíbula. ¡No quería compañía! ¡Él quería matar!
-¡Qué haces aquí! ¡Lárgate!-le espetó con frialdad y Jack no se movió de su sitio.
-Sabía que no podía dejarte solo, amigo-le dijo con calma-¿Qué pasa?
-¡He dicho que te largues!-gritó Set y en un dejo de demencia, saltó sobre el pelirrojo y le dio dos fuertes puñetazos en la cara y luego lo sujetó de la solapas de su playera-no estoy de humor para tener compañía y por tu bien, te recomiendo que te largues. Estoy a nada de matarte justo ahora si no te vas, Jack.
Los ojos del pelirrojo estaban desorbitados y miraba con horror a su amigo.
-Cálmate, por favor-le sujetó las manos con fuerza-tranquilo. No pasa nada, amigo.
-¡A mí nadie me dice que hacer!-farfulló y lo empujó lejos.
Set no tenía cabeza para lidiar con nadie.
Deseaba con todas sus fuerzas encarar a Keren y exigirle una explicación.
Le dio un puñetazo al poste de luz y sintió un calambre en sus huesos de la mano y muñeca, pero no le importó.
-¿Te sucedió algo?-inquirió Jack con la voz trémula y guardando su distancia.
Set volteó a verlo con fiereza.
-¿Que si sucedió algo?-rio el rubio con ironía-desde luego que sucedió algo. Pero eso no te concierne.
-Sé que eres un tipo de cuidado pero eres un amigo mío y quiero ayudarte.
-A mí nadie puede ayudarme. Estoy jodido, eso pasa y la única persona que pensé que me entendía me ha dado la espalda de la manera más cruel-confesó con los ojos expectantes y un poco llorosos-y quiero saber por qué me desechó de su vida.
-¿Por qué no vas a hablar directamente con esa persona?
-Porque está a millas de aquí y no puedo viajar porque mi cara está en todos lados-se mordió los labios y negó con la cabeza.
-Oh, ya sé de quién se trata-añadió Jack con sutileza-es tu novia, ¿verdad? La que alucina Marybelle.
-Sí-graznó.
-Ya te dije que hay que larganos-susurró el pelirrojo-ninguno de los dos está feliz con esa par de zorras rubias.
-Claro, como si fuera fácil. Tu cara no está en los más buscados-bufó, un poco más tranquilo.
El sol le había enrojecido la piel a los dos pero las mejillas de Set parecían estar ardiendo en lava.
-He pensando tanto esto de escapar, que la verdad ya sé que va a funcionar-alardeó Jack con una sonrisa, mientras que Set simplemente lo observaba con aburrimiento.
-No creo que necesite compañía, Jack. Lo siento.
-Yo puedo ayudarte.
-¿Y si te arrestan por estar conmigo?
-Bueno-rio-es mejor que estar con Meredith.
Set meneó la cabeza en negación y el fantasma de una sonrisa asomó a sus labios. Miró al cielo con el ceño fruncido y luego miró a Jack.
-¿Me contarás que pasó con tu novia?-preguntó el pelirrojo como quien no quiere la cosa.
Set puso los ojos en blanco.
-No.
-¿Por qué no?-insistió.
-¿Por qué no me invitas un refresco? Me estoy quemando de sol-masculló.
-¡Haberlo dicho antes!-exclamó el pelirrojo y lo agarró del hombro-sígueme.
Caminaron por unas calles, procurando no quemarse de sol y saltando algunas aceras donde el calor era insoportable. Set no tenía idea de a donde rayos lo conducía el sujeto pero le dio igual. Solo quería mantener la cabeza fría y así, no hacer idioteces.
Lamentaba haber tratado tan mal al vagabundo pero en ese momento no pudo controlar su temperamento.
-¡Licuados Xtreme!-dijo el chico pelirrojo cuando se detuvieron frente a un local de licuados. Set alzó una ceja en su dirección y lo miró con cara de "¿Estás de joda?".
-No pensarás que entraré ahí, ¿verdad? Hay niños ahí-arrugó la nariz al ver algunos niños corriendo adentro y gritando.
-Venden deliciosos licuados. Vamos, te gustará.
Le instó a entrar y al final de cuentas, entró.
Diez minutos más tarde, se hallaban sentados en una mini mesa rodeado de infantes y padres de familia.
Pidieron un licuado de chocolate y los bebieron en silencio.
A Jack se le formó un bigote de espuma y Set sintió pena ajena por él.
-¿Y bien? ¿me contarás que pasó?
Sulfurado, el rubio hizo el intento de evadir la insistencia de Jack pero no lo logró.
-Mira-sentenció con las palmas de las manos extendidas sobre la mesa junto a su licuado a medio terminar-Keren me mandó al diablo cuando le mandé mensaje. Me llamó y escuché una serie de disparos y una voz de hombre con ella. Y cuando me colgó, me terminó de la manera más estúpida.
Había hablado tan atropelladamente que Jack apenas y comprendió todo.
-¿Y sabes qué es peor?-le espetó y Jack se encogió de hombros-que creo saber de quién era esa voz de hombre que la acompañaba.
-Vaya, entonces si fue muy dramático-observó su amigo con inquietud.
-¡Por eso quiero encararla!-vociferó, golpeando la mesa con los puños y captando la atención de todos los presentes.
Los clientes lo miraron con extrañeza y luego fingieron normalidad cuando este se tranquilizó.
-¿Por qué no le llamas de nuevo?
-Prefiero hablar frente a frente con ella-siseó, sorbiendo estruendosamente por la pajilla.
Terminaron sus licuados sin decir nada.
Set no dejaba de recordar la voz distorsionada a través del auricular. No pudo entender cuales eran las palabras exactas; pero estaba seguro que se trataba de Black.
De pronto sintió una pequeña palma situarse en su rodilla y bajó la mirada con desdén hacia el niño que lo observaba detenidamente con el rostro manchado de licuado. Debía tener unos cuatro años. Tenía los ojos color marrón y el cabello muy negro.
Set trató de apartar su mano con docilidad pero el niño no se apartó, sino que le sonrió mostrándole una dentadura muy pequeña.
El rubio miró a todas partes en busca de sus padres y Jack rio por lo bajo.
-¿Cómo te llamas, amiguito?-le preguntó el pelirrojo y Set le envió una mirada de desprecio.
-Patrick-respondió el niño e hizo lo posible para escalar por la pierna de Set y sentarse en su regazo.
Set abrió los ojos como platos.
-Eh, ¿Qué quieres, niño?-le preguntó, apartando su cara de él.
El niño se levantó dificultosamente en su regazo y quedó casi a la altura de su cara.
Set no podía golpearlo y lanzarlo lejos. Era tan solo un bebé.
Entonces el pequeño alargó sus brazos y depositó sus manos sobre las mejillas de Set, apachurrandoselas.
Jack, por su parte, se había mordido la lengua para no soltar una risotada ante la cara del rubio que lo miraba con cólera.
-Te doy tres segundos para que te salgas de encima-le gruñó al chiquillo entre dientes-uno... dos...
-¡Patrick!-exclamó una voz femenina con recelo-¡Suelta al muchacho!
El niño de inmediato se deslizó al suelo de un susto y corrió hacia, lo que parecía ser su mamá.
Set y Jack postraron su mirada en la mamá del niño, quién no parecía ser mayor que ellos dos.
-Disculpen este momento. A veces mi hijo es algo hiperactivo y le gusta molestar a los demás-titubeó la madre del niño con las mejillas rojas de vergüenza. Era muy hermosa, era incluso parecia a Keren solo que con ojos azules.
-No hay problema-argumentó Set con determinación y la muchacha con expresión acalorada asintió y se alejó de ellos con el niño en sus brazos.
Al cabo de unos minutos, Set la vio marcharse sola con su hijo y arqueó las cejas.
-¿Te ha gustado esa chica, no? Lastima que tiene un hijo extraño-se burló Jack.
-Estás en lo correcto-coincidió Set-pero en lo de atraerme la mujer, no. Es guapa pero yo tengo a alguien más.
Jack rodó los ojos con impaciencia.
-Solo era una broma.
Más tarde, ellos también se fueron de ahí. Set ya estaba más tranquilo pero aun tenía un nudo en el estómago gracias a la desesperación por saber que había pasado con Keren.
Echaron a andar por las calles de vuelta a la casa de Marybelle y mientras se acercaban, Set iba creando un perfecto plan para escapar del agarre de Marybelle. Ya había podido persuadirla de no viajar a Londres o algún otro país lejos de América, así que no le iba a resultar tan difícil, a menos que le fuera obligado a usar la fuerza bruta.
-Esa mirada perdida, esos pasos firmes y la respiración agitada-dijo Jack, mirándolo-debes estar pensando una solución.
-¡Cállate, Jack!-le espetó-mi plan va a salir como yo quiero y tú no vas a estar conmigo.
-Uhmm, puedo serte de mucha ayuda, ¿sabes?-replicó el pelirrojo, terminando con la poca paciencia de Set.
-Yo soy una persona que trabaja sola y no está acostumbrado de estar rodeado de personas-le aclaró bruscamente.
-Pues con tu novia estabas más que bien, ¿no?
Las mejillas de Set se enrojecieron simultáneamente y su amigo rio.
-Es diferente. Ella es perfecta y me encanta, además, nuestra relación no solo constaba en hablar todo el tiempo-gruñó.
-Sexo. Ya lo sé-afirmó Jack con los ojos en blanco-pero soy tu amigo, hombre. Me necesitas.
-Jack, ni si quiera me conoces del todo-bramó con exasperación.
-Entonces déjame conocerte y también conoceme-añadió con una sonrisa divertida.
Set no tuvo otra alternativa más que confesarle parte de su vida para así poder asustarlo y lo dejara en paz. Se detuvo en una esquina y se refugiaron debajo del techo de un restaurante de mariscos.
Y como las ventanas del lugar estaban cerradas al igual que la puerta de cristal corrediza gracias al aire acondicionado, se sentaron en unos bloques de plástico que habían afuera y miraron la calle.
-Soy hijo de un asesino a sangre fría-dijo Set con tranquilidad.
-Ya lo sospechaba-comentó Jack sin sorprenderse pero la sonrisa que había estado plasmada en sus labios ya no estaba.
-Y técnicamente le heredé el mismo carácter y la satisfacción de asesinar y torturar personas-continuó diciendo-yo no puedo controlarme fácilmente cuando me enfado. Lastimo a los que me rodean sin pensarlo y me arrepiento cuando ya es demasiado tarde. Y por eso no quiero incluirte en esto, ya lastimé a alguien que me importaba mucho.
-¿Yo te importo mucho?-la sonrisita de Jack volvió a sus labios y Set le propició un puñetazo en el brazo. El pelirrojo se echó a reír.
-Esto es serio-le ladró, indignado.
-Lo sé. Lo sé. Continua.
-No quiero que salgas muerto porque no tienes nada que ver en todo esto-le explicó.
-Ambos podemos en contra de Marybelle y Meredith.
-Sí. Pero dudo mucho que sus amigos no tarden mucho en rastrearnos luego de matarlas y ellos son alrededor de cincuenta personas en total y nosotros dos.
-¿Y planeas salir ileso de eso tú solo, Set?
-Haré el intento. Si lo hago solo, tengo más posibilidades de esconderme.
-Pues he de confesar que en todo este tiempo que llevo viviendo con ellas, jamás he visto a sus amigos.
-Es porque solo llegan si ellas los llaman.
-¡Entonces ejecutemos lo que traes en mente!-exclamó Jack-anda, quiero ayudarte.
-No-siseó Set con los ojos estrechados-mejor cuéntame de ti. Es tu turno.
Jack se miró rápidamente el regazo y después los pies con nerviosismo. Adoptó una expresión ensombrecida y se mordió los labios antes de hablar. No le agradó la idea de hablar sobre él mismo pero si quería largarse de ese infierno con ayuda de Set, tenía que abrirse a él y recordar su pasado.
-Soy mexicano de nacimiento pero mis padres fueron norteamericanos. Tengo ambas nacionalidades y domino el español y el inglés-comenzó a decir-desde muy pequeño viví en un entorno muy hostil y frívolo. Mis padres eran miembros de la mafia de un narcotraficante muy popular de México-titubeó-y ellos anhelaban que yo siguiera sus pasos, puesto que mi hermana mayor lo hizo pero terminó asesinada junto con mis padres en un encuentro con los enemigos del jefe de mis padres, asi que fui trasladado a un orfanato donde no sabían que hacer conmigo, porque ya sabían de donde provenía. Así que durante un par años, estuve ahí recluido y solitario-se frotó el puente de la nariz sin atreverse a ver los ojos aqua de Set, que lo observaban con atención-hasta que un día, los amigos de mis padres fueron a mi rescate. Mataron a todos los niños, y personas adultas del orfanato y me llevaron consigo a un lugar, que yo pensé que sería mejor, pero fue más espantoso que el orfanato-alzó un poco la voz y se dio cuenta que tenía los ojos llorosos y negó con la cabeza. Se volvió bruscamente hacia Set y se limpió la cara-me enviaron a un orfanato para los hijos huérfanos de los que trabajaban con el jefe de mis padres. Y ahí nos entrenaron para reemplazarlos en la madurez. Nos estaban moldeando para crear un nuevo escuadrón asesino.
Hizo una pausa para respirar y Set se vio obligado a regañadientes a darle unas palmaditas en la espalda.
-Oye, tranquilo. No pasa nada-lo calmó.
-Tuve una vida de mierda, Set, y ya estoy hasta el carajo de eso-bufó con cólera.
El rostro del chico adoptó el mismo color que su cabello: Rojo como el fuego.
Set se dio cuenta que no era el único desdichado en el mundo y se quedó pensativo.
-Jack-alardeó él, con la voz trémula y firme. El pelirrojo sorbió por la nariz y lo miró-a partir de ahora vas a ser mi amigo, ¿okey? Yo cuidaré de ti y tú cuidarás de mí. A mí no me agrada los vínculos de amistad pero me caes bien.
-¿En serio?-balbuceó Jack.
A pesar de que Jack era mayor que Set, parecía que fuera al revés, puesto que el rubio tenía más madurez que él.
-Hablo en serio-le aseguró con una sonrisa demencial en los labios que dejó estupefacto al pelirrojo-mira, este es el plan...
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