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Capítulo corto...
-Hablar con tu hermana no cambiará nada, Set. Quieres escapar de esta casa pero Marybelle tiene los ojos sobre ti todo el tiempo-alardeó Jack al tiempo que él y Set daban una vuelta al parque dentro de su rutina de ejercicios diarios por todo el vecindario-y yo tengo a Meredith que no me deja a sol ni a sombra.
-¿Crees que me importa que ellas se enteren de que me largo definitivamente de aquí?-replicó Set con petulancia-mi hermana es mi recurso.
-¿No se supone que está en Nueva York?
-¿Y?-inquirió de mala gana Set sin dejar de trotar.
-Está muy lejos.
La mirada furtiva que el rubio le dirigió al pelirrojo le hizo cerrar la boca en lo que quedaba de la rutina de ejercicio.
-Voy a ir a correr por el lado oeste, nos vemos más tarde en la casa de las viudas negras-le avisó Set y Jack curvó tenuemente las comisuras de sus labios hacia arriba al verlo alejarse a trote por el lado contrario.
A pesar de que Set no demostraba su desasosiego ante el reto de huir hasta Nueva York, aquello era lo que no paraba de darle vueltas dentro de su cabeza.
Y cada día que transcurría y él continuaba atrapado en manos de Marybelle, sentía que iba a volverse loco.
Había ido a su antigua casa a contactar a su hermana y a darle instrucciones para cuando él llegara pero no había hecho nada para ejecutar el plan de viajar hasta Estados Unidos. Continuaba ahí, a merced de las rubias.
Sin embargo, le era imposible trasladarse de un continente a otro, puesto que estaban buscándolo. La policía lo buscaba aunque luego de un tiempo, dejó de ver su rostro en los noticiarios matutinos y nocturnos.
Tal vez era una señal positiva. Tenía que ver de nuevo a Keren y romperle la cara al hermano de ella.
Por muy increíble que le pareciera, sentía algo por Keren, la chica de ojos negros y melena castaña que había llegado desde muy lejos a desestabilizarlo por completo de su vida diaria.
No estaba seguro si era amor o solo atracción. Aunque bien, lograba diferenciar la atracción con algo más, ya que por Marybelle, en el pasado, creyó amarla con todas sus fuerzas pero, en cambio, en ese momento, solo le atraía su cuerpo, nada más. Y se dio cuenta que el sentimiento que tuvo hacia la rubia hacía años atrás, no se comparaba a lo que sentía por Keren. Ese sentimiento era incluso más grande que el amor propio que tenía a sí mismo.
Se detuvo de trotar y se inclinó hacia adelante, apoyando sus manos en las rodillas para recuperar el aliento. El sudor resbalaba por su cara, cuello, axilas y espalda.
Se limpió la cara con una toalla y reanudó el trote.
La mayor desgracia de todas era que había perdido el número de Keren. De tenerlo consigo, desde hacía mucho tiempo ya la hubiese llamado.
Pero aunque eso fuese posible, Marybelle era el peor obstáculo. Ella era algo como una bruja que no paraba de vigilarlo ni un momento.
Y más trágico era que le había proporcionado un teléfono a Set para llamarlo cuando salía de casa.
Y en ese preciso instante, el teléfono dentro de su pants comenzó a sonar.
Exasperado, paró en seco y tras respirar hondo, sacó el aparato y contestó.
-¿Por qué no me dejas hacer ejercicio en paz?-masculló en respuesta con frustración.
-Tengo que estar vigilando tus pasos-sentenció Marybelle con perspicacia-¿dónde te encuentras ahora mismo?
-Estoy en la calle que te importa y la avenida te vale una mierda-espetó-y ya no ne molestes. Llegaré más al rato.
Deslizó el dedo en la pantalla y colgó. Guardó el teléfono de nuevo en su bolsillo y detuvo rápidamente un taxi que iba buscando pasaje. Se subió a él y le indicó a donde dirigirse: A donde su madre fue asesinada.
Necesitaba estar tranquilo unas horas antes de volver con Marybelle y su obsesión por él.
Probablemente una persona normal no iría al lugar donde su familiar murió para sentirse bien, pero él era Set White, un chico totalmente diferente a los demás.
Le pagó al taxista y descendió.
El sol brillante le quemaba la piel enrojeciéndosela pero no le importó.
Caminó directamente hacia el punto donde todo sucedió y se sentó en el asfalto, debajo de lo que parecía ser una sombra hecha de lona. Frunció el ceño para ver de quién era pero no vio a nadie. Simplemente había una lona que estaba amarrada a un poste de cemento y ya. Como si ese lugar hubiese estado esperándolo.
Abrumado por la tensión, inhaló y exhaló varias veces para relajarse.
No hallaba la manera de escapar de Marybelle y del país. ¡No la hallaba!
¿Qué podía hacer él estando a tantas millas distancia de su chica? La necesitaba con locura. Ansiaba verla y besarla. Tocarla, ¡todo!
Mientras pensaba en ella, sacó el teléfono y le envió un mensaje de texto a su hermana. Había memorizado su teléfono al momento de hablarle horas atrás por teléfono en la casa de sus padres. Trató de buscar el número de Keren pero no tuvo éxito y se le olvidó pedírselo a su hermana.
Redactó un simple mensaje de texto:
"Envíame el teléfono de Keren. Y no te demores, lo quiero ahora.
Set. "
Tarareó la letra de una canción desconocida que tanto le gustaba a Marybelle y que por algún motivo no podía sacar de cabeza y esperó pacientemente la respuesta de su hermana, mirando de vez en cuando la pantalla del Samsung.
Sin embargo, la respuesta no llegó. Y se molestó. Quiso lanzar el teléfono a alguna parte pero se tranquilizó, puesto que iba a servirle más adelante.
-Oye, niño. Largo de aquí-le espetó alguien detrás de él. Set apenas y se inmutó y volteó a verlo lentamente con los ojos estrechados. Era un vago, sucio, y maloliente.
-¿Por qué debería irme?-le preguntó con desdén. Set no tenía ganas de moverse y tampoco de obedecer las órdenes de un indigente.
-Porque estás bajo mi techo. Esta es mi casa y quiero que te marches-farfulló con ira. Y las venas de su cuello se tensaron de expectación.
Set elevó las cejas y lo evaluó de pies a cabeza. Y se dio cuenta que no valía la pena tener una confrontación con él. Tampoco valía la pena matarlo, porque ya de por sí el hombre no tenía en que caerse muerto.
Así que se levantó del suelo, se sacudió el pants y miró una vez más al hombre que lo fulminaba con los ojos mientras sujetaba el lazo con el que estaba atada la lona al poste.
-Deberías llevar tu casa a otra parte. Aquí es un lugar público-le aconsejó Set y se alejó unos pasos con el ceño fruncido por el sol-la policía vendrá por ti y van a invadir tu casa.
-Pues los mataré a palos-exclamó el hombre, mostrando una dentadura sumamente sucia y escasa de dientes y muelas.
Set sintió pena por él y encogiendose de hombros, abandonó ese lugar antes de que el vago se le fuera encima y él se viera obligado a matarlo.
Trató de no mirar hacia atrás y poco a poco dejó muy lejos la "vivienda" del vagabundo.
Se concentró en la pantalla de su teléfono y continuó sin ningún mensaje.
-¡Beatrice, maldita sea!-bramó, apretando el teléfono en su palma.
De pronto, vibró y pensando que lo había estropeado, se sobresaltó.
Pero solo se trataba del mensaje de contestación de su hermana, al que abrió rápidamente y lo leyó.
"9611883974. Si me entero que le mandaste algún mensaje diciéndole amenazas, juro que le daré tu número a Adam para que te llame de por vida, Set.
Beatrice."
Curvó las comisuras de sus labios ligeramente hacia arriba e ignoró por completo la advertencia de su hermana. Guardó el número en la agenda bajo el nombre de "Amica Mea". Que significaba 》Mi amor《 en Latín.
A menos que Marybelle supiera hablar latín, sabría que de Keren se trataba. Porque su teléfono pasaba a sus manos todas las noches y lo revisaba de arriba abajo.
Tecleó el número de AMICA MEA para enviarle un mensaje y se sintió nervioso.
Jamás lo había estado y no entendía por qué.
"Muy pronto estaré a tu lado, espérame. Nunca te lo había dicho pero... te quiero. Te quiero más de lo que pensé.
Set. "
Y sorpresivamente Amica Mea comenzó a llamarlo.
-¡Set! ¿eres tú?-su voz sonaba angustiada.
100 votos ♡
Y aquí les dejo a Set White... ☆ y por favor voten :(
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