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Keren se dejó caer en la cama de Adam junto con Beatrice, mientras que él trataba por todos los medios tranquilizarse al estar atendiendo una llamada del teléfono de la casa. Le había llamado Ember, la hermana menor de Vince hecha un mar de lágrimas, diciéndole que hacía dos semanas que su hermano estaba de nuevo en el hospital y que apenas logró localizarlo, ya que su madre había sufrido un ataque de histeria y le prohibió avisarle, puesto que pensaba que todas las desgracias de su hijo se debía a Adam.
-¡Dos semanas, Ember!-gritó Adam con pánico-¿qué demonios pasó?
-Murieron, Adam-balbuceó la chica-murieron todos los chicos, menos mi hermano y Hunter.
-¡¿Qué?!-exclamó él, sobresaltado-explícame bien, Ember. Porque no entiendo nada.
-Unos tipos los masacraron sin miramientos y Vince tuvo suerte de salir vivo junto con Hunter, aunque...
-¿Aunque qué?-le exigió saber.
-Los dos perdieron la mano derecha. La familia de Hunter se lo llevó a Houston para someterlo a una operación.
Adam se llevó la palma de una mano a la frente y negó con la cabeza.
-¿Dónde estás ahora, cariño?-le preguntó y Beatrice volteó a verlo con sorpresa. Keren se mordió los labios para no soltar una carcajada ante la reacción de su cuñada.
-En mi casa. Mamá está con Vince desde hace quince días en el hospital, cuidándolo-susurró, presa del llanto-ha tenido delirios, Adam. Dice cosas incoherentes y lo mantienen sedado la mayor parte del tiempo porque cuando vuelve en sí se pone histérico al ver que le falta una mano y violenta a los doctores.
-Dios mío. ¿En qué momento ocurrió todo esto? Solamente me alejo de él unos días y suceden cosas...
-Ven a verme, por favor. Me siento mal-sollozó-había querido llamarte pero hasta hoy logré hacerlo. No me dejes sola, Adam.
-A ver, princesa. Calmate-dijo con tranquilidad-iré en este momento a verte. No te preocupes, ¿okey?
Oyó el "sí" de Ember entre sollozos y colgó.
Dejó el teléfono en su escritorio y miró a su novia y a su hermana.
Keren, por su parte, elevó las cejas hasta casi el inicio de su cabello y silbó.
-Supongo que son malas noticias de tus colegas-añadió con diversión.
Pero su hermano en vez de reír o hacer alguna mueca de fastidio, apretó los labios y se sentó en medio de ambas. Agarró su cabeza con las manos y suspiró.
-Mataron a mis amigos-les informó-a todos excepto a Vince y a Hunter, pero los dejaron gravemente heridos.
Todo rastro de humor en el rostro de Keren desapareció y entornó los ojos. Beatrice miró a Adam con la boca abierta y se apresuró a abrazarlo. Él le pasó un brazo encima de los hombros y la atrajo a su pecho.
-Lo siento mucho-dijo Beth con tristeza.
-¿Cómo pasó?-quiso saber Keren.
-No lo sé. Solo sé que fue hace dos semanas y Ember quiere que vaya a verla-musitó sin ánimos.
-¿Quién es Ember?-preguntó Beatrice, con cautela.
-Es la hermana de Vince-contestó Adam con vehemencia-y tengo que ir a verla. Ella no puede todo con esto sola.
Beatrice asintió, un tanto perpleja. Jamás había visto a Adam de es manera: Preocupado y triste por otra chica que no fuese ella.
-¿Quieres que te acompañemos?-se ofreció Beatrice con dulzura.
-No, amor. Iré yo solo-suspiró-no tardaré mucho. Solo quiero hablar con ella para que me explique bien lo que pasó y tranquilizarla.
Esa idea no le agradó en lo absoluto a la pelirroja pero no objetó nada. Simplemente se quedó inmóvil junto a su novio, viéndolo sufrir en silencio. Parecía que esa chica le importaba mucho.
-Hay que darle gracias al cielo que ya no te juntabas más con esos chicos-agregó Keren de soslayo-porque hubieses salido herido de esa pelea o peor aun, muerto. No quiero imaginarmelo...
-Cierra la boca, hermanita. No estoy de humor en este momento-carraspeó y se levantó de la cama con firmeza.
Ignoró completamente a Beatrice y comenzó a quitarse la playera y sustituirla por otra limpia.
Se puso los tenis y se arregló en el espejo el cabello con los dedos.
-Quiero ir contigo-dijo Beatrice, tratando de ocultar su incomodidad con una leve sonrisa.
-Escucha, preciosa-Adam se volvió a ella y le acunó el rostro entre sus manos con ternura, acariciandole las mejillas con los pulgares-necesito ir a ver a esa pobre niña y saber que le pasó a mis colegas.
-¿Niña?
Adam comprendió a que se debía su incomodidad y esbozó una sonrisa conciliadora.
-¿Celosa, cariño?
Beth, quién había estado con el ceño fruncido, parpadeó varias veces y su rostro enrojeció completamente y trató de alejarse de él pero Adam, sonriendo aun, la besó deliberadamente en los labios.
-Créeme, Beth, que si a mi hermano le gustara esa chica, desde hacía mucho tiempo hubiera salido con ella. Pero siéntete tranquila, Adam solo mira a Ember como una hermana menor-replicó Keren-aunque yo debería estar celosa por ello, pero estoy bien conmigo misma, ya que yo soy su gemela y ella no. Así como tú eres su novia.
Adam miró a su hermana con las cejas elevadas y una sonrisa divertida.
-Deja las drogas, hermanita-soltó a Beth y le revolvió el cabello a Keren.
-No te muerdas la lengua-masculló ella, poniendo los ojos en blanco y yéndose de la habitación.
Pasados quince minutos, Adam bajó a pedirle dinero a sus tíos para llenar de combustible su motocicleta e ir a ver a Ember.
-¿Por qué quieres visitar a esa chiquilla de la vida libre?-le preguntó Caroline con expresión ceñuda mientras le cocinaba a Allen su pasta favorita.
Adam inhaló y exhaló una y otra vez antes de responder.
-Hubo una serie de asesinatos hace dos semanas y todos mis amigos salieron perjudicados por ello-explicó-los únicos que sobrevivieron pero que están gravemente heridos son Vince y Hunter.
A Caroline casi se le salen de las órbitas al igual que Gabriel, quién estaba componiendo la llave del fregadero.
-¿Qué has dicho?-preguntaron al unísono.
En cierto punto, Adam comenzó a arrepentirse de haber abierto la boca. Se frotó el cuello con nerviosismo y miró a sus tíos. Ellos habían dejado de hacer sus deberes para ponerle atención.
Lo que más le intimidó a él fueron los ojos azul eléctrico de su tío Gabbe sobre su persona.
-Asesinaron a mis amigos y solo quedaron Vince y Hunter, pero están gravemente heridos-les informó con más detalles-y hasta hoy Ember logró contactarme porque se siente mal.
-¿Y es tan necesario que vayas a verla?-cuestionó su tía con cara de pocos amigos-esa chica nunca me ha agradado.
-Tía-bufó Adam-es mi amiga y hermana menor de Vince. Estoy seguro que si yo estuviera devastado, ella me apoyaría.
-Te doy 100 dólares para la gasolina y para que le compres algo a esa chica-repuso su tío, sacando su billetera y dándole el dinero-pero te quiero aquí antes de la cena, ¿de acuerdo?
Asintiendo como buen sobrino, Adam guardó el dinero en su bolsillo y cogió su chaqueta del perchero al lado de la puerta. Se cercioró de llevar las llaves de la casa consigo y de la motocicleta.
Salió a la calle y se montó en la motocicleta.
El atardecer estaba a una hora o dos de distancia. Aun tenía tiempo de llegar a tiempo a la cena si se daba prisa.
Se colocó el casco y se incorporó a las calles, rumbo a la casa de Vince.
Condujo a toda velocidad a través de los autos y del gran tráfico de siempre.
A pesar de que su novia se había puesto celosa ante Ember, no podía estar más feliz por ello. Ya que eso quería decir que Beatrice de verdad lo quería y no estaba dispuesta a perderlo. Aunque, a decir verdad, Adam jamás iba a dejar de quererla. Ya la había elegido. Incluso se había imaginado formando una familia con ella a largo plazo. Además, Beatrice había aceptado casarse con él en un futuro, así que en su cabeza no estaba nadie más que ella y también en su corazón.
Se detuvo frente a la casa de Vince y aseguró el casco sobre la motocicleta.
Llegó al porche y presionó en timbre.
Y en cuanto se abrió la puerta, sintió unos delgados brazos enrollarse entorno a su cuello y un pequeño cuerpo pegarse al suyo como un Koala.
-¡Adam, has venido!-chilló la chica rubia en su pecho.
-Prometí que vendría, cariño-le acarició la cabeza y le besó la sien-¿Cómo estás?
-Pasandola muy triste y sola en la casa-lo agarró de la mano, instandolo a entrar a la casa.
-¿No preferirías ir a alguna parte a platicar? Siento que estando dentro de la casa, es más triste-comentó Adam, poniendo resistencia a su agarre.
-¿A dónde quieres llevarme?-se limpió las mejillas rápidamente y lo miró a los ojos.
-¿Ya comiste? Podemos ir a comer algo y así te olvidas un momento de la situación tan terrible...
-¿Sabes qué cosa me haría muy feliz ahora?
-¿Qué?-le preguntó, con el afán de complacerla.
-Un beso tuyo.
-Eh, Ember. Ya hemos hablado de eso-se soltó de su agarre con discreción-no puedo besarte porque...
-Ya sé-masculló la rubia con irritación-soy menor de edad y tú no quieres problemas.
-Aparte de eso-le dio la razón, asintiendo-también tengo novia. De hecho pienso casarme con ella muy pronto, cariño.
La expresión de la chica se tornó rígida y nauseabunda. Y a continuación sus ojos se le llenaron de lágrimas una vez más.
-Ember, yo nunca te di esperanzas o falsas ilusiones-susurró él, sintiéndose mal por ella.
-Ya lo sé. Pero pensé que en un futuro estarías conmigo. Cuando yo ya fuera mayor.
-Y yo pensaba que estabas mal por tu hermano-carraspeó Adam, un poco molesto-si te encuentras bien, entonces será mejor que me vaya.
-¡No!-exclamó Ember, alterada-lo siento. Olvida mi enamoramiento y llévame a alguna parte; pronto volverá mi madre y no me dejará salir contigo.
-De acuerdo-aceptó él, no tan seguro-y una cosa más, Ember-le dijo con voz dura-mirame como un hermano mayor, porque para mí, tu eres mi hermana menor a la que debo cuidar. ¿Está bien?
La chica asintió, reprimiendo las lágrimas.
Ser rechazada por el chico que llevaba gustandote por mucho tiempo, era lo peor que le podía pasar a una chica, en especial en Ember; que desde que conoció a Adam se enamoró en un segundo de él. Se sintió un poco molesta al enterarse de su noviazgo, aunque le resultó raro, puesto que Adam siempre le decía que no estaba con nadie y de un tiempo a otro él ya estaba muy enamorado.
Adam decidió guardar la distancia con ella y dejó de agarrarla de la mano o abrazarla. Probablemente ella pensó que él le coqueteaba, cuando solamente había sido cortesía.
Por desgracia, en el mundo de ahora, confunden la cortesía con el coqueteo, y los cuales son dos cosas muy distintas.
-Le pondré gasolina a la motocicleta-le informó al tiempo que se montaba y la miraba cerrar la puerta de su casa.
Ember vestía un pants de licra negro, tenis color mostaza, demasiados llamativos y un suéter gris holgado. Su cabello rubio estaba atado a un chongo en lo alto de su cabeza con una gasa color azul rey alrededor.
****
Egon mantenía su mirada oscura sobre Henry Wilde mientras comía con total desesperación.
Habían ido a una hamburguesería donde Egon supuestamente iba a trabajar pero que no consiguió el empleo, y ordenaron una hamburguesa Monster y dos CocaColas. Y papas fritas extra.
Cada movimiento que ejercía la mandíbula del chico al masticar la comida, hacía que Egon pensara en lo terrible que debió pasar esos días.
Y recordó lo miserable que se había sentido cuando recién llegó a Norteamérica sin ningún solo centavo pero que nunca pensó que viaja a ese país sería ganarse la lotería.
Shelby Cash fue su timón en la terrible tormenta en medio del mar infinito de su vida.
Egon estaba a punto de comentar algo cuando Henry alzó los ojos de su plato para mirarlo. Avergonzado, volvió a cerrar la boca y desvío la mirada de su hijo.
-¿Quieres preguntarme algo?-le dijo Henry, lamiento su pulgar.
-¿Estás seguro que quieres conocerme a fondo?-le preguntó lo primero que se le vino a la mente, ya que no quería preguntarle nada en especial.
-¿Qué tiene de malo saber de ti? Es decir, ni que en el pasado hubieras sido algún tipo de criminal-se limpió las comisuras de su boca con la servilleta y bebió un largo sorbo de refresco.
-Pues, de hecho... -comenzó a decir y se mordió la lengua. No. No podía decírselo en ese lugar frente a tantas personas-mejor hablaremos de eso en otra parte. No me gusta este sitio para hablar.
Henry se encogió de hombros y ambos terminaron de comer. Egon pagó la cuenta con la tarjeta de Gabriel y salieron a la calle.
Al menos había sido listo de sacarle la tarjeta a su amigo para poder comprarle algo de comer a su hijo, aunque sabía que Gabriel trataría de matarlo pero en ese momento le restó importancia.
El cielo se tornó naranja y se dio cuenta que tenía que tomar una decisión.
Agarró al chico del hombro y suspirando, lo miró a los ojos.
-Tus hermanos no deben saber de tu exigencia. No aun-le dijo, con dificultad.
Pensó que Henry se sentiría ofendido o se enfadaria pero accedió. Hizo un asentimiento de cabeza y cuadró los hombros.
-El ser deseado no es nuevo para mí, pero haré lo que me digas-se mostró bondadoso y le quitó la mochila del hombro-voy a sacar algo, luego te la devuelvo.
Henry se arrodilló y colocó su mochila sobre la rodilla mientras rebuscaba algo en el interior. Egon se cruzó de brazos sin apartarle la mirada de encima.
Los automóviles pasaban a toda velocidad, provocando que se levantara el polvo con el aire.
Egon tragó porquerías y sacudió la cabeza, limpiandose la boca.
-Es para ti-le entregó la carta que su madre le había encomendado y Egon frunció e ceño al recibirla-no tiene nada especial escrito. Pero mi madre quiere que lo leas.
Desdobló la hoja y lo leyó rápidamente.
-Me haré cargo de ti-añadió total calma pero con firmeza-no te preocupes, Henry.
-Si dices que vas a hacerte cargo de mí, ¿entonces por qué no quieres que mis hermanos sepan de mí? No tiene sentido.
-Escucha-dijo Egon con severidad. No le estaba agradando el rumbo que estaba llevando la conversación-Adam y Keren, y el resto de mi familia son muy extraños, son del tipo de personas que no aceptan a la ligera las nuevas noticias, sean buenas o malas. En especial tus hermanos. Son tan unidos que no quiero imaginarme como van a reaccionar al enterarse de tu existencia.
Los ojos negros de Henry se posaron en la hoja doblada que Egon tenía en sus manos y se la quitó de tajo.
-¿Cuál es tu maldito miedo, padre? Has vivido siempre con ellos y de antemano deben comprender este asunto.
Estaban en una esquina muy transitada y ambos ya habían alzado la voz.
-No. Te equivocas-le contradijo con los ojos envueltos en llamas. Henry se sorprendió al verlo así-yo apenas recuperé a tus hermanos. Durante veinte años estuve lejos de ellos sin que yo pudiera arreglarlo.
-¿Por qué?-Henry dejó a un lado el despotismo y ladeó la cabeza, tratando de entender.
Entonces su padre lo cogió de la parte trasera del cuello y lo obligó a caminar a otro lugar más desierto. Se situaron detrás de un callejón iluminado pero solitario y Egon le soltó de sopetón todo.
-En mi juventud fui un maldito asesino serial, Henry. Y cuando tus hermanos nacieron, a mí me condenaron a perpetuidad en mi país natal pero me trasladaron hasta aquí en un centro psiquiátrico para no estar tras las rejas-siseó, con los nervios de punta-y si no fuera por Adam, yo aun continuaría en ese infernal lugar. Y si te digo que me es difícil hablar con ellos de ti, tienes que creerme-continuó diciendo-ellos están confiando en mí luego de tanto tiempo y no quiero perderlos. Me costó muchísimo recuperarlos.
-¿Asesino serial?-las aletas de la nariz del chico se abrieron y cerraron varias veces. Sus pupilas se dilataron y se mostró excitado.
-Sí. Maté a muchas personas e hice cosas tan viles que si te las contara, no acabaría hoy-espetó.
-Ay Dios mío, ¿con qué clase de sujeto se enredó mi madre?-susurró para sí.
Egon ahogó una risa nasal y meneó la cabeza en negación.
-¿Ahora entiendes? Mi vida no ha sido fácil.
-Tampoco la mía lo ha sido. Creo que tenemos algo en común.
-No eres un asesino, ¿verdad?-le preguntó con temor. Henry negó con la cabeza.
-Solo peleo clandestinamente.
-Espero ya no lo hagas.
-Ya no. Descuida. Ya no tengo necesidad de estar involucrado en peleas clandestinas porque te encontré.
De pronto, un auto entró al callejón y pasó derrapando hasta perderse en la esquina.
Mezquinamente, Henry miró a su padre con desconfianza y se echó al hombro la mochila.
-Bien. Entiendo, voy a pretender no existir un tiempo más. Correcto.
-No me refiero a eso y lo sabes.
-No. No lo sé. ¿Y sabes por qué? Porque no te conozco.
-Querías conocerme y aquí estoy-Egon extendió los brazos a cada costado y miró al cielo, para después mirarlo a él-y si no te gusta mi pasado, lo siento tanto.
Entonces Henry dio un paso a él y le regaló una mirada furtiva. Y más que furtiva era una mirada filosa y llena de malicia.
Egon bajó los brazos y apretó la mandíbula.
-¿Sabes pelear, padre?-le preguntó el chico, tirando al suelo su mochila y frotándose los nudillos, los cuales tenían breves marcas rojizas.
-¿Quieres probar de que estoy hecho?-inquirió Egon, sonriendo lobunamente.
-En efecto. Quiero saber que tal peleas-hizo crujir los huesos de sus manos y de su cuello-pero que quede claro que es solo para saber que tal peleamos ambos. Nada de golpes letales o trampa, ¿okey?
-Okey-Egon dio una palmada y se quitó la chaqueta, dejando al descubierto su camiseta sin mangas color blanca donde dejaba a la vista su tatuaje del brazo.
Los ojos de su hijo se clavaron en él y abrió la boca con emoción.
-¡Tienes un tatuaje!-exclamó.
-Sí. Y tengo otro en una parte del cuerpo que nadie ve.
-Vaya-parpadeó, perplejo-después de todo mi padre no es un marica.
-Cuida esa boca-le golpeó los labios con el dorso de la mano y Henry rio, saboreando la victoria.
****
Adam y Ember cenaron pizza en Pizza Hut, acompañados de muchísimas más personas de lo que pensaron.
A penas él comió, puesto que se sentía algo extraño estando al lado de Ember.
Ser frívolo nunca había sido su fuerte, pero tenía que dejarle en claro a la chica que su corazón ya estaba ocupado. Y que no había lugar para ella.
Así que optó por preguntarle acerca de lo que había pasado con sus colegas para no perder más tiempo.
-Así que Vince perdió una mano al igual que Hunter-comenzó a decir con calma. Le dio un mordisco a su rebanada de pizza y la miró, en espera de su respuesta.
Ella ya se había terminado sus dos pedazos y se preparaba para el tercero.
-Sí. De la muñeca para abajo ya no hay nada-contestó con nostalgia-dudo mucho que mi hermano pueda recuperarse del trauma.
-¿Y no ha dicho como eran los tipos que lo atacaron?
-Dice que... -dijo con la boca llena y se disculpó, limpiandose con la servilleta. Adam le sonrió y ella continuó-eran dos personas. Un hombre y una mujer. Pero después balbucea cosas y llora. Así ha sido en los últimos días. Los médicos piensan que tuvo un fuerte trauma y que está en shock.
-A Vince lo han atacado dos veces y en esas dos veces tampoco pudo identificar a sus atacantes-bramó, molesto.
-Supongo que le aterrorizó más morir que las caras de esos sujetos.
-Tienes razón, pero al menos les vería la cara para tomar represalias más tarde.
Ember asintió, sin tomarle mucha importancia. La chica solamente estaba centrada en la pizza y en el delicioso sabor de la piña.
Más tarde, Adam la llevó de vuelta a su casa y trató de alejarse de ella para que no malinterpretara las cosas pero su corazón de pollo, tan débil y amoroso se lo impidió. Alejó los malos pensamientos y abrazó a Ember como siempre lo había hecho y le acarició la cabeza, mientras que ella se aferraba a su pecho.
-Quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites. Solo llámame y yo vendré a verte-le acomodó un mechón rubio de cabello detrás de la oreja cuando ella comenzó a llorar y asintió-no llores. Vince saldrá de ésta.
La vio cerrar la puerta y se montó de nuevo a su motocicleta. Miró el reloj de su muñeca y notó que eran las siete de la noche.
Estaba justamente a tiempo para llegar a la cena. A pesar de estar lleno, tendría que sentarse a dialogar con su familia en la cena.
Y enseguida se preguntó si su padre ya habría regresado a casa.
Se deslizó entre el tráfico, cortando calles y metiéndose en atajos.
Pero cuando estaba a escasas calles de llegar, presenció un accidente de autos y mal dijo entre dientes.
Habían bloqueado la calle principal y no tenía otra alternativa más que dar la vuelta y buscar una manera de rodear su vecindario, yéndose a otras calles que no solía recorrer.
Tuvo que volver por Central Park y se infiltró en varios callejones desérticos que le provocaron escalofríos.
Aceleró más y decidió ponerse el casco. Se detuvo un momento y continuó.
Pero se quedó de piedra cuando, a lo lejos del callejón se alcanzaba a divisar dos personas peleándose sin miramientos.
Alzó la vicera del casco y se estrechó los ojos para agudizar su visión y se quedó boquiabierto al reconocer a su papá.
¡Su padre estaba siendo violentado por alguien!
No lo pensó dos veces, aceleró la motocicleta y con los dientes apretados, y dejándose llevar por la cólera, se acercó con determinación y a toda velocidad hasta donde estaba su papá.
Hizo derrapar los neumáticos y se estacionó de una manera tan dramática y masculina que tanto su padre y el otro sujeto dejaron de agredirse.
Bajó con brusquedas y quitándose el casco, caminó directamente al sujeto y lo empujó con todas sus fuerzas, lanzandolo al suelo con rudeza.
Y como la luz estaba débil, el rostro del sujeto no se miraba del todo bien.
-¿Quién te has creído para ponerle las manos encima a mi padre?-le ladró y tiró el casco al suelo, con el fin de tener las manos libres para partirle la cara al idiota.
-Adam-susurró su padre con el rostro pálido.
-Adam-dijo el sujeto, que no parecía tener más de veintitantos años.
-¿Quién es este tipo?-Adam le preguntó a Egon con severidad-¿y por qué te estaba golpeando? ¿Quieres que le de una paliza?
-No-Egon tragó saliva y se agarró la cabeza con frustración. No entendía como demonios Adam terminó apareciendo en ese lugar-no lastimes. No me estaba golpeando. Solo estábamos jugando.
-Claro que sí. Jamás le haría daño-interpuso el chico cogiendo la mochila sucia del suelo.
-¿Qué? ¿por qué dices eso? ¿lo conoces?-Adam intensificó su ceño y miró de soslayo a su padre-¿lo conoces?
Entonces en un rápido movimiento, la luz logró darle a su cara y Adam se quedó estupefacto.
-Yo jamás le haría daño a mi propio padre-objetó el chico con una sonrisa
-Espera, ¿Qué?-espetó Adam con los ojos entornados y mirando a su padre y después al chico.
-Hola, Adam. Soy Henry, tu hermano mayor.
Y en ese preciso instante, Egon no supo si era el sonido de su corazón el que lo había dejado sordo o el fuerte estruendo de un rayo que se precipitó en el cielo, seguido de una petulante cortina de lluvia helada.
100 votos y sigo:)
Y aquí les dejo dos fotitos de Henry 😏
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