69
"La cita está programada a las 6 de la tarde. Paso a recogerte al restaurante a las 5:20 pm, ¿de acuerdo?.
Kevin B."
En ese momento Keren no tenía humor de nada. Estaba totalmente furiosa y le ardía la cara por la tremenda bofetada que recibió por parte de su hermano.
Sencillamente nadie la entendía. Y se estaba volviendo loca con eso del supuesto embarazo.
Si momentos atrás había tenido una confrontación con su padre y hermano, no se quería imaginar si llegase a estar embarazada. La matarían sin lugar a dudas.
Se tumbó en la cama y miró los pósters que estaban en el techo, los cuales no la tranquilizaron, sino todo lo contrario.
Le dolía la cabeza y quería matar a alguien, literal. Pero solo para saciar su desesperación.
No quería continuar un minuto más metida en la casa. Quería salir.
Así que se levantó de la cama y salió a ducharse. Lo bueno de todo es que nadie se había atrevido a subir a buscarla, por lo que se apresuró a bañarse y salió corriendo a vestirse.
Desconectó su teléfono al darse cuenta que ya estaba cargado y se arregló el cabello frente al espejo.
Cogió su móvil y agendó el número de Kevin Black en sus contactos.
"¿Estás libre en este preciso instante?"
Le envió ese simple mensaje a Black, en espera de su respuesta. No tenía a quién recurrir.
La contestación llegó a los diez segundos después.
"Para ti estoy libre incluso en la madrugada, Keren. ¿Paso por ti en alguna parte? Tú dime donde y estaré ahí en cinco minutos".
Keren sonrió sin pensarlo y le contestó.
"Espérame a la vuelta de mi casa"
Entonces se apresuró a terminar de arreglarse el maquillaje y guardó sus cosas en la mochila de la escuela. Se perfumó y salió al pasillo.
Y cuando estaba por bajar las escaleras, se cruzó con Adam y Beatrice.
La novia de su hermano le envió una mirada ácida y le volteó la cara.
Keren alzó las cejas; dándole igual y comenzó a descender sin despegarle la mirada a su hermano, quien la miraba con rencor y extrañeza. Su nariz estaba morada debajo de aquella bandita. Su playera estaba salpicada de su sangre, haciéndolo lucir muy rudo.
-¿Vas a salir?-le preguntó Adam con voz dura.
-¿No es obvio?-graznó, rodando los ojos.
Trató de pasar junto a él pero Adam la agarró de la muñeca. Beatrice se hizo a un lado y Keren volteó a ver a su hermano.
Ambos estaban frente a frente, mirándose con desdén.
-Sueltame-le espetó ella.
-¿Qué te pasa? ¿por qué estás actuando de esta manera?-la cuestionó. Keren percibió dolor en sus ojos mieles y se mordió los labios.
-Cuando yo vuelva voy a explicartelo-añadió, sin entrar en detalles y él la soltó. Keren aprovechó ese momento para echarle los brazos encima a su hermano-perdóname por lo de tu nariz-le susurró en la oreja. Y sintió con rapidez los brazos de Adam en su espalda, abrazandola con fuerza.
-Perdóname por haberte abofeteado-le susurró él de vuelta.
-Hiciste bien en hacerlo, actué como una perra y lo lamento.
Después de todo, Keren no podía tratar como una bestia a su hermano, porque él era su otra mitad. Era su vida, literalmente.
Pero los nervios la estaban traicionando y temió por su bienestar mental.
-¿Puedo acompañarte a donde sea que vayas ahora?-preguntó su hermano, negándose a soltarla.
-No. Debes quedarte-se apartó de él con agilidad-volveré más tarde. No te preocupes por mí.
Keren le echó un vistazo a Beatrice y vio que la observaba sin expresión alguna en el rostro.
De haber estado más tranquila, posiblemente le hubiera sonreído, pero simplemente le volteó la cara y se dirigió a la puerta.
Miró a todas direcciones en busca de su padre y como no lo vio, salió a la calle.
Los rayos del sol le acariciaron la piel, haciéndola sentir bastante bien. Sacó sus lentes de sol que había dejado en el olvido desde que fue a Berlín y se encaminó a su encuentro con Kevin.
Por alguna extraña y descabellada razón, ese hombre le inspiraba más confianza que su propia familia en aquel momento, y eso que había matado a la madre de Set y de Beatrice.
De un bolsillo sacó un chicle y se lo llevó a boca.
No quería tener mal aliento y se sintió cohibida. Frunció las cejas y negó con la cabeza.
-Concentrate, Keren-se reprendió a sí misma entre dientes y rodeó la cuadra en la que su casa se hallaba para ver a Kevin Black.
Llegó al punto de encuentro y al notar que él no estaba por ningún lado, optó por sentarse en la acera, debajo de la sombra de un árbol.
Vio el reloj de su teléfono: 11am.
¿Qué haría con Kevin Black hasta las 6 de la tarde?
La consultar con el médico era hasta esa hora y dadas las circunstancias de la situación con su familia, no tenía más alternativa que estar con ese sujeto.
Bajó su mirada a sus tenis y se dio a la tarea de masticar el chicle y a contar los segundos en lo que él llegaba a buscarla.
De pronto, un Camaro color rojo se estacionó a poca distancia de donde ella estaba y se abrió la puerta del conductor, y de él bajó Kevin Black vestido de una manera tan jovial que Keren pensó que se trataba de Set, ya que tenían cierto parecido de lejos. Kevin se quitó los lentes de sol y sus ojos grises se postraron en ella.
La ayudó a ponerse de pie y sonrió.
-¿Auto nuevo?-preguntó ella con sorpresa.
-Se puede decir que sí. El Audi se lo quedó mi sobrina-hizo una mueca y se pasó una mano por el cabello. Jugó con sus lentes y volvió a ponérselos.
Keren rodeó el auto, examinandolo y dándole el visto bueno.
-Es precioso-comentó.
-Gracias-dijo él, muy cerca de ella-¿Sabes conducir?
-Un poco. Casi nada a decir verdad-arrugó la nariz.
-Toma. Te enseñaré a conducir.
Ella volteó a verlo y vio que él le había tendido la llave del Camaro para que la agarrara.
-¿Bromeas?
-No. Además es una buena forma para matar el tiempo en lo que dan las seis.
Keren dudó unos momentos en tomar una decisión. Y al final de cuentas, cogió la llave con emoción y ambos se deslizaron al interior. Ella tras el volante y él en el copiloto.
-Respira hondo, introduce la llave en el agujero y girala lentamente-le aconsejó el rubio con una leve sonrisa conciliadora.
Obedeciendolo, consiguió encender el motor y vaciló. No sabía que hacer a continuación y soltó una carcajada llena de nervios.
-No te pongas nerviosa-le dijo él, notando sus expresiones de temor-mueve la palanca y...
Keren movió cambió la velocidad y aceleró sin miramientos, haciendo que el auto se impulsara hacia adelante con violencia.
Kevin, como se había puesto el cinturón, no se golpeó la cabeza con el tablero pero Keren se dio un fuerte golpe en la frente con el volante y gruñó. Hizo frenar el auto con la misma intensidad con la que había acelerado y volvió a golpearse.
-Definitivamente no sabes conducir. Lo mejor será enseñarte a conducir primero en automático-objetó él y ella vio como movía la palanca hacia la derecha donde decía ATM-ahora echalo a andar. Ya no vas a necesitar cambiarle de velocidades.
-Me siento inútil-se quejó, apretando el volante.
-Nadie nace sabiendo.
-Tonterías.
-Pásame tu mochila, siento que estás incómoda.
-Estoy bien-le aseguró. Después de todo no había nada importante en su mochila. Solo su teléfono y su cartera.
Minutos después, luego de tantas sacudidas y apagones del motor, Keren logró echarlo a andar sin ninguna dificultad. Había llegado a Central Park sin ningún problema, solo que fue presa de las bocinas irritantes de los demás vehículos, ya que ella conducía a vuelta de rueda, obstruyendo el paso a los demás.
-Si quieres yo conduzco y vamos a un lugar más tranquilo para que practiques-le recomendó Black con incertidumbre.
-Vale.
Ambos se quitaron el cinturón e intercambiaron de lugares sin salir del auto.
Kevin se revolvió en el asiento y se abrochó el cinturón al mismo tiempo que ella.
Movió la palanca a Estándar y arrancó.
Se deslizó entre el tráfico con tal soltura que Keren no pudo evitar dejar de mirarlo.
Su perfil era muy masculino y atractivo. La barba de unos días lo hacía lucir más varonil de lo que ya era.
Incluso frotándose el puente de la nariz se miraba guapo.
Luego de darse cuenta que se había quedado mucho tiempo mirándolo, parpadeó y desvío la mirada a otra parte.
¿En clase de loca y pervertida sexual se estaba convirtiendo al mirar atractivo a un hombre que le llevaba 15 años de edad?
-¿Estás seguro que tienes 35 años y no 27 o 26?-le preguntó ella a él de sopetón.
Kevin volteó a verla unos segundos y quitándose los lentes, se echó a reír. Los depositó en el tablero y se frotó la cara entera con una sola mano.
-¿Acaso quieres que yo sea menor?-inquirió él, elevando una ceja de manera seductora. Ella titubeó.
-No. Me refiero a que no aparentas la edad que tienes.
-Lo que pasa es que me conservo bien. Me alimento sanamente, hago ejercicio y en mis tiempos libres leo libros en vez de salir a tomar.
-¿Lees?-le preguntó, extrañada. Él asintió-no pareces el del tipo de persona que lea.
-Nadie parece el tipo de persona que lea-dedujo él-ya que no llevan en la frente un letrero que diga "yo leo libros, son geniales". Y solo te das cuenta que leen cuando hablas con ellos.
-Ya veo-arqueó las cejas y miró de soslayo el parabrisas.
Observó a Kevin conducir un largo rato. Ni si quiera se tomó la molestia de ver a donde iban, simplemente se quedó mirándolo, tratando de encontrar algún defecto en su rostro, pero no halló nada.
Mientras lo miraba, la imagen del rostro de Set cruzó su mente y se estremeció. Lo echaba tanto de menos y también lo odiaba.
La había engañado con la chica que lo hizo sufrir antes de conocerla. Y eso jamás se lo iba a perdonar.
El auto se detuvo veinte minutos después y ella escrutó a su alrededor. Estaban afuera de la ciudad, frente a una carretera larga y desierta.
Vio a Kevin bajarse del auto y rodearlo hasta llegar a la puerta donde ella estaba.
Keren bajó el cristal y él se asomó a la ventana.
-Aquí podrás conducir-le dijo.
-¿Por qué en vez de enseñarme a conducir, me llevas de paseo a Pensilvania?
El rubio entornó los ojos.
-Son 4 horas más o menos si quieres ir a mero Pensilvania.
-¿Y eso importa? La cita es hasta las 6 de la tarde y son las... -sacó su teléfono y verificó la hora-las 12... demonios. Mejor olvidalo.
-¿Conoces Filadelfia?
-No. Pero es uno de los lugares a los que quiero ir.
-Yo tampoco conozco, ¿quieres ir? Está a dos horas y estaremos a tiempo con la cita.
A Keren le brillaron los ojos.
-¿En serio iremos a Pensilvania, Filadelfia?
-Seguro. ¿Por qué no? Tengo dinero de sobra para gasolina, comida y cualquier cosa que tú quieras, además no es justamente en la ciudad, así que sí-se inclinó más a la ventana y deslizó su mano al interior, posandola sobre su frente-sonríe. Te ves mejor sonriendo.
Ella sonrió genuinamente y él la imitó.
-Con esa sonrisa te bajaría incluso el sol porque con la luna no bastaría.
Aquel comentario la hizo titubear y frunció el ceño.
-Olvídate de mis palabras sin sentido-alardeó él, volviendo a su asiento.
Se revolvió incómodo y se abrochó de nuevo el cinturón.
Encendió el auto y se incorporó a la carretera bajo el sol del medio día.
Y Keren abrió los ojos como platos cuando él presionó un botón en el tablero y el techo comenzó a abrirse, dándole paso al aire y al sol brillante sobre sus cabezas. Era un Camaro Cobra convertible muy sexy.
Ella tuvo que amarrarse el cabello en una coleta y disfrutar el aire salvaje que le acariciaba la cara.
Ambos llevaban lentes de sol que los hacía lucir como los típicos californianos que viajan sin rumbo fijo por el mundo.
Kevin condujo a una velocidad excesiva. Pero no había ningún auto aparte de ellos rumbo a Filadelfia y aquello tranquilizó a Keren.
Recargó su cabeza en el asiento y cerró los ojos, sintiendo el aire y el color sobre su piel.
Más tarde, cuando a ella le comenzaba a dar sueño, la canción "Criminal" de Britney Spears resonó en las bocinas y volteó a ver a Kevin con una sonrisa irónica.
-¿Qué? Esa canción no ha dejado de ser buena-comentó él, riéndose.
-Mamá, me enamoré de un criminal-cantó ella, poniendo los ojos en blanco-¿no es algún tipo de indirecta?
-Pues para Shelby sí. Tu mamá se enamoró de Egon sabiendo que era un criminal y... ya sabes la historia-se encogió de hombros, mirando al frente. Su cabello rubio parecía ser de hebras de oro bajo el sol.
-También mi abuela se enamoró de mi abuelo Dorian Tyler.
-Que también era un poderoso criminal-concluyó él.
-Sabes mucho de mi familia y es muy extraño.
-¿Aun no confías en mí, no?
-Nos conocemos de hace... -Ya sé. De un día y medio, sin contar cuando hubo ese percance en Berlín-apretó los labios.
-Sin contar cuando mataste a la madre de mi ex novio y de la novia de mi hermano-masculló, cruzandose de brazos.
-¿Novia de Adam?-volteó a verla con desdén.
-Sí. La pelirroja que está en mi casa es hermana de Set.
-Ay Dios. Me siento mal por ella-negó con la cabeza.
-Tienes suerte que no le haya dicho nada, eh.
-Te recompensaré por tu discreción.
-Ya lo estás haciendo, Kevin.
-¿El qué?
-Recompensándome. Me estás llevando a otro Estado a distraerme luego de una pelea.
Y como era su costumbre de abrir la boca de más, se quedó callada abruptamente y fingió interés por el cielo.
-¿Peleaste antes de encontrarnos?
-Fue una discusión sin sentido que tuve con mi hermano. Nada de que preocuparse.
-¿Tiene algo que ver la marca que tienes en la mejilla?
Keren se ruborizó y se encogió en el asiento.
¿Cómo demonios fue que se dio cuenta?
Pero lo que más le sorprendió fue que a pesar de que le había visto la marca en la cara, no le dijo nada.
-¿Se nota mucho?
-Sí. Tienes enrojecida casi toda la mejilla izquierda-le dijo, haciendo una mueca-¿Fue tu hermano quién te golpeó?
-Sí. Pero fue porque agredí a mi papá y le rompí la nariz.
-¿Le rompiste la nariz a Egon?-la miró con sorpresa.
-No. A mí hermano.
-Supongo que la pasaste mal-repuso y alargó su brazo derecho hacia ella y le rodeó los hombros, trayendola a él.
Keren suspiró y recargó levemente su cabeza en el hueco de su cuello.
-Jamás habíamos peleado. Me dolió mucho golpearlo-confesó, en un susurro, sintiéndose la peor peor persona del mundo.
Él le acarició el hombro y sintió su aliento en la sien izquierda.
-Eres demasiado joven para tener tantos problemas. Quizás yo no pueda solucionarlos, pero puedo ayudarte a olvidarlos por un rato.
-Gracias, Kevin. Después de todo no eres tan mala persona como pensé que eras.
-No puedo lastimar a una persona que quiero.
-¿Cómo puedes quererme si apenas me conoces?
-Te quise de pequeña y ese amor por ti continúa, solo que ahora de diferente manera.
-Cuando hablas de esa forma siento que te sientes atraído hacia a mí.
Él se echó a reír, aun abrazandola y conduciendo con una sola mano como todo hombre sensual.
-¿Cuál es tu banda de música favorita?-le preguntó para cambiar de tema.
Ella miró directamente al cielo y se mordió el pulgar, pensativa.
-Me gustan muchas bandas. No puedo elegir solo una.
-Entonces dimelas, a ver si coincidimos.
-Me encanta Muse, M 83, Keane, Coldplay, Foster the People, Bastille, y Justin Bieber-dijo, tímidamente-aunque ya está grande. Y algunas bandas ya no están al aire. Pero me gustan mucho.
-Me gusta Coldplay-corroboró él-¿canción favorita?
-Clocks.
-Adventure Of A Lifetime.
-¡Esa canción es lo máximo!
-Por eso es mi favorita-esbozó una sonrisa pícara y se acomodó los lentes de sol. Aceleró un poco más y el viento les alborotó el cabello.
[Recuerden que ellos están en el futuro y los cantantes ya están viejos xD pero igual no lleva mucha coherencia el tiempo, puesto que Matt Daddario es joven en ese tiempo xd no le tomen mucha importancia. Todo es ficticio, no lo olviden. Y lo menciono porque siempre habrá una que otra que se quiera pasar de listilla >_> y sin más que añadir, continúen :)]
-¿Y cuál es tu actor masculino favorito?-continuó él, preguntando.
-Matt Daddario-suspiró, pensando en su hermosa cara-es como un ángel.
-No lo conozco-inquirió, sonriendo.
-Sale en una serie de Netflix que es basada en una serie de libros. Es muy buena-le informó-¿y el tuyo?
-¿Actriz?
-Sí. Actriz o actor.
-Elle Fanning-le sonrió sin mostrar los dientes y se le formaron unos pliegues de piel a cada lado de las comisuras de sus labios.
-¿La hermana de Dakota?
-Sí. Es una mujer muy guapa.
Keren se quedó mirándolo con los ojos estrechados.
-¿En serio tienes 35 años?-volvió a reprocharle.
-¡Dios!-exclamó él, meneando la cabeza con diversión-¡Claro que sí! Puedes preguntarle a Caroline mi edad.
-Actúa como alguien de 35 años por favor.
-¿Te molesta que sea muy jovial?-se sintió ofendido y trató de quitarle el brazo de los hombros pero ella le agarró la mano y se pegó más a él.
-Sí. Me molesta que seas mayor que yo.
-¿Por qué?
-Porque es ilegal que te vea atractivo. Puedes incluso ser mi padre.
Hubo un lapso de silencio por parte de él. Kevin no dejó de conducir con la mirada puesta al frente y sin mover ningún músculo en su cara.
Y ella comenzó a avergonzarse de lo que había dicho y trató de restarle importancia, pero su silencio la estaba volviendo loca.
-No me ves atractivo. Lo que pasa es que tengo un aire parecido a Set y por eso te sientes así. Es un espejismo-le aclaró con voz trémula.
-Eres atractivo-sentenció ella en un susurro.
-Gracias, pero me ves parecido a tu ex novio. Es por eso que me ves más atractivo de lo que soy-afirmó.
Y ahí fue donde él dio por terminada la conversación.
Keren se acomodó en su asiento, sintiendo como sus mejillas ardían de vergüenza y él tragó saliva. Jamás había sido tan sincero pero no quería crearse falsas ilusiones. Ella lo miraba parecido al chico que amaba y él no estaba dispuesto a usar esa debilidad para enamorarla.
Transcurrieron las dos horas de camino hasta que por fin llegaron a su destino.
Estuvieron ahí alrededor de una hora.
Comieron gustosamente en un restaurante de comida china y pasearon por todo el lugar, tanto el auto como caminando.
Y en una de las caminatas que hacían en un parque, Keren se olvidó con quién estaba y lo agarró de la mano como si de Set se tratara. A pesar de que Kevin quiso apartarle la mano, no lo hizo.
A decir verdad, entre ellos no había tanta diferencia en sus aspectos. Parecían tener casi la misma edad pero era una total mentira.
Continuaron paseando por las calles de Filadelfia hasta que llegó el momento de volver.
-Te traeré de nuevo cuando quieras-le ofreció él.
-Mañana quiero venir de nuevo.
-Entonces vendremos mañana.
El trayecto de vuelta fue más ligero. El sol comenzó a ocultarse y se quitaron los lentes de sol.
-No creo que lleguemos a tiempo para la consulta-murmuró ella, mirando su reloj-son las cinco de la tarde.
-Este bebé no nos va a defraudar-palmeó el volante y ella frunció el ceño.
Y entendió a que se refería cuando lo vio cambiar de veleidades y acelerar.
Llegaron derrapando a la ciudad de Nueva York. Los neumáticos dejaban huella en el asfalto a cada esquina que giraban con tal de llegar a la cita.
Eran las seis con veinte minutos.
Kevin aparcó frente al consultorio en doble fila y fue agredido por muchos conductores, ya que estaba obstruyendo el paso.
-Baja rápido. Yo iré a buscar un lugar donde estacionarme.
-De acuerdo-se quitó el cinturón y se deslizó fuera del vehículo.
Lo vio marcharse a toda velocidad y se apresuró a entrar a la estancia, la cual estaba muy fresca gracias al aire acondicionado. Pero el olor era enfermizo.
Había muchas fotos de ultrasonidos en las paredes y carteles recomendando usar condón para evitar enfermedades o si no acudir al médico para detectar el cáncer de mama a tiempo.
Leer esas advertencias le causó escalofríos.
Por consiguiente, se acercó a la recepcionista que parecía estar oliendo basura, ya que su nariz estaba ligeramente fruncida al igual que su boca.
-Vengo a una cita de ultrasonido-le informó a la mujer y esta postró su verdosa mirada en ella debajo de sus lentes de aumento.
-¿Nombre?
Se mordió los labios sin saber que decir.
-Lo que pasa es que un amigo mío sacó una cita por mi pero no sé si lo puso a mi nombre o al suyo.
-Dime tú nombre-le ordenó la mujer, tajante. Y Keren la miró furtivamente.
-Keren Peitz.
-Keren Peitz-repitió la mujer y tamborileó los dedos sobre el escritorio mientras miraba la pantalla de la computadora-sí. Aquí estás. Tu cita es a las seis y ya son las seis y media. Me temo que tendrás que venir otro día.
-¿Qué? Pero ya estoy aquí-balbuceó.
-No veniste puntual-masculló.
-Vine desde Filadelfia.
-Lo siento. Saque cita y vuelva otro día con puntualidad.
-Por favor-insistió.
La mujer negó con la cabeza y Keren asintió con los puños apretados. Tuvo deseos de sujetar a la mujer del cabello y desfigurarle el rostro a base de patadas y golpes con el escritorio, pero se contuvo.
Se sentó en una de las sillas de ahí y esperó a Kevin bajo la mirada mezquina de la mujer.
A los pocos minutos entró su amigo maldiciendo entre dientes. Tenía una leve cortada en el labio y una de sus manos estaba enrojecida en el área de los nudillos.
Ella se levantó de inmediato a él con preocupación.
-¿Qué sucedió?
-Nada. Un idiota quiso pasarse de listo-contestó mirándola con el ceño fruncido-pensé que ya habías entrado a tu consulta.
-Ah. Es que... ya es tarde y ya no me dejaron pasar-le informó.
-¿Qué?-adoptó la misma expresión de ella cuando la mujer le había dicho que ya era tarde-ya estamos aquí.
-Lo mismo le dije a ella-señaló con toda la intención a la recepcionista y esta la miró con la barbilla en alto.
Kevin hizo una mueca. Y limpiandose el poco de sangre de los labios, agarró a Keren de la mano y se situaron frente a la mujer.
-Llegamos justo a tiempo. Ella debe pasar a su cita-le siseó entre dientes.
-Ya son casi las siete y ella debía estar a las sei-repuso la mujer.
-Le daré mil dólares extra si la deja pasar.
De pronto, en los ojos de la mujer cruzó un brillo de codicia que perturbó a Keren e hizo sonreír a Kevin.
-Deme un segundo-dijo la mujer con extrema amabilidad y se deslizó dentro de una puerta.
Keren y Kevin intercambiaron miradas de soslayo y la mujer salió de inmediato.
-Puedes pasar, querida.
Kevin sonrió y se alejó unos pasos en dirección a los asientos.
-También tú novio puede pasar.
-Solo somos amigos-explicó él, sentándose.
-Sí-corroboró Keren, y la mujer se encogió de hombros.
La condujo por la misma puerta a la que había entrado minutos atrás y él se dio a la tarea de esperarla.
En todo el tiempo de espera, se la pasó mensajeandose con Carla por medio de Whatsap.
Su sobrina política cada día le agradaba más.
Carla: De seguro si está embarazada.
Kevin: Yo espero que no, porque ella aun es joven para tanta responsabilidad.
Carla: Te comportas muy sobreproctector con ella. Es como si te gustara o algo así.
Kevin: Mejor deja de atar conjeturas ridículas y ponte a hacer el oficio del departamento.
Carla: A veces quiero usar mis habilidades y destrozarte esa bella carita de macho mandón que tienes.
Le iba a contestar pero escuchó la puerta del consultorio abrirse. Guardó su teléfono y alzó la mirada para verla.
Keren venía caminando hacia él con las manos sobre su boca y los ojos llorosos.
Kevin se estremeció.
-¿Y bien?-se atrevió a preguntarle.
Y ella lo abrazó.
-Negativo-susurró-no estoy embarazada.
100 votos y sigo.
Más al rato voy a subir un capítulo de pilón. Voten mucho y comenten♡
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