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59

El rostro de Thomas perdió color y palideció instantáneamente. Su comentario fue de mal gusto y se vino a dar cuenta justo cuando Egon saltó a la defensiva.
De inmediato, Austin le envió una mirada reconfortante y se giró hacia Egon.
-Amigo, nosotros simplemente queremos el bienestar para tus hijos, ¿o acaso deseas que vayan a prisión y sigan tus pasos?
La expresión amenazante de Egon se aligeró y adoptó temporalmente una mueca de incertidumbre.
-Si se diera el caso que uno de ellos tiene el instinto homicida, entonces no hay nada que hacer al respecto-masculló Egon-además, déjense de estupideces y dejen de hablar de eso como si fuera un crimen haber sido así. Ya saben que por necesidad tuve que meterme a la delincuencia.
-Discúlpame.
La voz de Trenton llegó a los oídos de todos, quienes tenían su atención solo en Egon pero volteraron a verlo en un segundo.
-No fue mi intención provocar una ofensa hacia a ti.
-Ahora que se ha dado el momento, luego de tres meses de estar aquí en Berlín y sin hablar, he decidido que es momento ideal de aclarar de una vez por todas lo que pasó-increpó Egon con naturalidad.

Trenton asintió con los labios apretados y se inclinó al suelo a dejar su vaso de cerveza.
-Está bien-aceptó.
Gabriel elevó los ojos al techo y bebió lo que le quedaba de cerveza en su vaso para calmar los nervios.
Austin y Thomas se apartaron unos pasos de ellos sin dejar de mirarlos.
Egon le hizo el ademán de seguirlo a Trenton y este se levantó de la silla para seguirlo.
Egon no quería que aquella charla se diera enfrente de todos, así que se dirigió a la puerta de la calle.
-¿A dónde van?-preguntaron Adam y Keren al unísono.
Ambos hermanos miraron ceñudos a su padre y Beatrice parpadeó muy deprisa, mirando a Trenton.
-Vamos a hablar un momento afuera-contestó Egon sin entrar en detalles.
-En unos minutos volvemos-aseguró Trenton.

Afuera el ambiente estaba sereno. No había frío ni calor. Estaba a una buena temperatura para pasar un buen rato conversando bajo la luz lunar. A pesar de que Egon no conocía del todo la ciudad, lo invitó a una caminata por toda la cuadra para prepararse mentalmente.
Notó la rigidez de él y decidió proyectar más seguridad.
Trenton había perdido bastante peso y se miraba casi diminuto a comparación suya. Ya no quedaba nada del Trenton Rex de veinte años.
Incluso su mirada parecía ser la de una persona mayor que estaba al borde de la muerte.
Y se preguntó si quizás era mala idea hablar con él sobre el tema.
-Set no es hijo mío, sino de Norman y Lola-dijo de pronto Trenton, sobresaltandolo-y sé que eso ya lo sabías o al menos lo sospechabas.
-Estás en lo correcto. Até cabos en el momento de enterarme de tu nombre y del apellido que portaba la chica.
-Bueno, entonces, ¿de qué quieres hablar exactamente?
-Gabriel te detesta-dijo Egon, pateando una piedra y metiendo sus manos en sus bolsillos del pantalón-y no lo culpo por eso.
-¿Por qué me detesta? ¿Qué le he hecho yo?-lo miró con desdén.
-¿Recuerdas que te largaste por cuenta propia al aeropuerto en busca de Lola, y que provocaste la muerte de Shelby?
Su voz sonó más dura de lo que pensó pero no tuvo más remedio. Trenton ni si quiera le pidió perdón por haber sido tan idiota y simplemente se fue en busca de Lola sin importarle su dolor.
-Sabes bien que mi intención no era dañar a Shelby-gruñó Trenton, molesto-metetelo bien en la cabeza; yo no era el maldito villano del cuento en ese entonces. -Pero lo hiciste-siseó Egon con veneno. La actitud que Trenton había adoptado era mezquina y lo puso furioso. Ahora ya no tendría ninguna consideración-te valió una mierda la seguridad de todos y sabías que habíamos hecho de todo para ocultarnos de Marlon y de cualquier parásito.
-¿Acaso te olvidas que tu lindo primo Norman asesinó a mi padre? Y eso súmale que mi padre nos ayudó bastante y te valió también una mierda-contraatacó Trenton con la mandíbula apretada.
-Norman no era mi primo. Él era hijo de Marlon, no de mi tío Lion-masculló Egon-y yo no quería que asesinara a tu padre. No estaba en mis manos eso.
-Menos mal que ese bastardo no era familiar tuyo porque Keren se hubiera relacionado con su propio primo.

Egon ignoró su comentario y se detuvo a mitad de la acera. Trenton también dejó de caminar y se volvió para mirarlo.
-Estoy esperando una disculpa de tu parte, Rex.
-¿Por qué?
-Ya sabes por qué.
-Oh; claro, deja que saque mi bola de cristal mágica para que adivine-siseó con fiereza-idiota.
-A ver, imbécil-Egon se le fue encima y lo agarró de las solapas de su ropa, y acercó su rostro al suyo lleno de rabia-no te quieras pasar de listo conmigo. Puede que ya hayan pasado veinte años pero sigo siendo el maldito asesino a sangre fría de antes; así que por tu bien, ni se te ocurra volver a insultarme o hablarme con sarcasmo, porque de ser así, te partiré la cara.
-Ahora entiendo por qué decidiste hablar fuera de la casa-dijo Trenton con desdén.
-Solo quiero una maldita disculpa-lo empujó y apretó los puños con ansiedad. Se moría de ganas de propiciarle un puñetazo en la cara.
-Discúlpame.
Pero cuya respuesta no contuvo ningún arrepentimiento. Sino todo lo contrario; se oyó más como una burla.
-¿Qué pensaría tu hija si se enterara que su padre ha sido masacrado hasta la muerte y que sus pedazos fueron lanzados a un río?-le preguntó a Rex con amabilidad falsa con mucho veneno de por medio.

Trenton carraspeó.
-Egon, yo no quería que Shelby muriera de la manera más desagrable. En ese entonces era un maldito adolescente que quería encontrar a su novia. En verdad, lamento mucho haberte separado del amor de tu vida.

Y esas palabras fueron las más sinceras que Trenton logró decir. Había pensado en continuar molestando a Egon pero al ver sus ojos negros, percibió dolor. Un dolor que había ido incrementándose a lo largo del tiempo. Un dolor indescriptible y sublime.
Shelby siempre iba a ser su único amor.
-Lo siento. Si quieres golpearme para desatar tu furia, hazlo. Te doy permiso-agregó segundos después y Egon volteó a verlo con sorpresa-de hecho voy a quitarme la camisa para que me duela más.
Y comenzó a desbrocharse los botones a mitad de la acera.
-Detente. ¿Te has vuelto loco? Las personas que pasen por la calle van a pensar que somos una pareja de cuarentones homosexuales a punto de tener sexo en medio de la vía pública-graznó Egon y Trenton se mordió la lengua para no soltar una carcajada.
-Es de noche, nadie nos verá.
-No voy a golpearte. Ya me dijiste lo que quería.
-¿Entonces podemos volver?-se acomodó los botones y se pasó una mano por el pelo.
-Una cosa más-dijo Egon, agarrandolo del brazo.
Trenton alzó las cejas y miró la mano de él en su brazo. Egon apartó rápidamente la mano y se rascó el cuello con incomodidad.
-¿Qué ocurre?
-¿Quién asesinó a Lola?-preguntó con desdén.
Trenton suspiró y negó con la cabeza.
-No lo sé. La policía no tiene ni idea-respondió con pesar-creo que es asunto olvidado para ellos. Ya pasaron varios meses.
-¿Por qué no trataste de investigar por tu propia cuenta?
-Bueno, debes tener en cuenta que en esos días Set me golpeó y no salí del hospital hasta semanas después y luego me interné en ese centro de rehabilitación, al cual volveré pasado mañana.
-Te ayudaría a encontrar al asesino de Lola pero lo más seguro es que mañana regresemos todos a Nueva York-hizo una mueca-no puedo dejar que mis hijos sigan aquí.
-Oh, no te preocupes. Algún día se sabrá quién fue-se encogió de hombros-además ya no hay peligro, mi hijo está en prisión.
-No comprendo por qué le llamas "hijo" a ese bastardo.
-Lo llamo así porque yo lo crié y lo amo-murmuró con tristeza-pero él sabe bien que no soy su padre y sabe que es hijo de Norman.
-¿Quién se lo dijo?
-Lola-dijo-pero no fue adrede, ella estaba ebria y se lo confesó a Set.
Egon meneó la cabeza, ocultando una sonrisa.
-Vaya manera de enterarse de esa noticia.
-Ni me lo recuerdes-bufó Trenton y gruñó-fue la peor mañana de resaca del mundo. Hubieras visto la maldita expresión de mi hijo cuando nos confrontó al día siguiente. Quería lanzarnos ácido a través de los ojos y hacernos sufrir.
-Yo en tu lugar, le hubiera volteado la cara de una bofetada porque no tenía el derecho de confrontarlos, es decir, no de una manera brusca-exclamó Egon-después de todo debió haber estado agradecido de que tú te hayas hecho cargo de él.
-Set cambió muchísimo conmigo a raíz de saber la verdad-miró a sus pies y después alzó la mirada al cielo estrellado-él siempre había sido agresivo y temperamental pero no fue hasta ese día que se hizo así como es ahora. Y mira, está en prisión por haber matado a alguien. Es igual a su padre biológico.
-Lamento tanto lo que estás pasando-agregó Egon sintiendo tristeza por su amigo-¿por qué no te vienes a Nueva York con nosotros? Tu hija se irá a vivir allá con Adam, ya que no quieren separarse-puso los ojos en blanco.
-Somos con-suegros-bromeó Trenton y Egon lo fulminó con la mirada, haciéndolo reír-pero gracias por la oferta. Aun no estoy preparado para volver a NuevaYork.
Egon asintió y suspiró.
-Es extraño que se hayan gustado-reconoció Egon-son tan diferentes.
-Pues Shelby y tú eran más diferentes-le recordó él.
Egon no pudo evitar ruborizarse ante el recuerdo. Trenton tenía razón. Shelby siempre fue tan distinta a él, tan hermosa y perfecta. Y hasta la fecha él seguía preguntándose por qué había tenido tanta suerte al encontrarla.
-Supongo que la has recordado-le oyó decir a su amigo y él volvió a la dura realidad.
-La recuerdo cada minuto de mi vida, Rex. Incluso cuando cierro los ojos.
-¿La extrañas?
-Sí. Y es doloroso. Aun me duele no tenerla-se le formó un nudo en la garganta y tragó saliva-es difícil afrontar la vida sin ella. Shelby era la única persona que me entendía y me amaba de verdad.
-¿Qué hay de tus hijos? Ellos te aman de verdad.
-Lo sé y estoy orgulloso de ellos. Pero el amor de Shelby fue muy diferente al amor de padre e hijo. Ya lo sabes-lo miró.
-Ahora entiendo como te sentías en aquel entonces. Extraño a Lola todo el tiempo y todavía me niego a pensar que la he perdido-sollozó y Egon le palmeó el hombro.
Era raro ver un par de hombres cuarentones sintiéndose mal a las diez de la noche a mitad de la acera de una ciudad muy silenciosa y serena. Cualquiera que pasase, pensaría que estaban confesandose su amor.
-Al menos tienes la urna donde está ella. Shelby está muy lejos de mí desde siempre.
-Créeme que duele más tenerla cerca que lejos porque eso me recuerda que ya no está viva.
-En eso tienes razón.

Pasaron unos minutos y tanto Egon y Trenton se tranquilizaron. Estuvieron llorando en silencio absoluto pero fue reconfortante. Ambos necesitaban ese tipo de apoyo emocional entre amigos.
Y cuando estuvieron de vuelta, todos los miraron con extrañeza.
No obstante, Egon los ignoró y se dispuso a embriagarse esa noche.
Los que se hicieron cargo de Trenton-ya que al igual que Egon-también se dio a la misma tarea de beber, fueron Austin y Thomas.
Gabriel se encargó de vigilar a Egon todo el rato.
Y mientras los adultos se hacían cargo de ellos mismos, Keren, Adam y Beatrice salieron a la calle a sentarse en la acera. Los tres miraron al cielo y se miraron entre sí.
Keren bebió de un sorbo lo poco de refresco que le quedaba y lanzó el vaso al interior de la casa con desgana. Envidiaba a su hermano, pero no era envidia de la mala, sino todo lo contrario, puesto que él y Beatrice llevaban una relación normal y amorosa. Algo que ella jamás iba a tener con Set, quien ya llevaba tres meses en prisión y en ese momento no sentía ningún remordimiento. Si él estuviera en libertad, la ciudad sería un caso y ella hubiese salido herida otra vez.
Y eso sin contar que, desde hacía tres meses exactamente, apartir del día en que Set fue trasladado a prisión, sintió unas náuseas inexplicables, un mareo espantoso y un dolor agudo en el vientre. Había pensando que quizás se trataba de algún tipo de desorden alimenticio, ya que en el hospital no le daban buena comida; pero se quedó congelada cuando recapacitó e hizo conciencia al respecto.
¿Y si estaba embarazada?
Su vientre estaba levemente abultado pero tal vez se debía a colitis. Su menstruación estaba retrasada desde que salió del hospital.
Y mientras miraba al cielo en compañía de su hermano, deseó morirse.
Si verdaderamente estaba embarazada por culpa de Set, ¿cómo reaccionaría su familia? O peor aun, ¿su padre? Y... ¡Adam!
Pensar en eso la puso pálida como una hoja y cerró los ojos con expresión nauseabunda.


100 votos y sigo:)





Les dejo estas hermosas fotos de Adam*-*

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