54
El abrazó duró varios minutos. Caroline se negaba a despegarse de Kevin. Lo había echado tanto de menos y verlo en ese momento, de la nada y sin previo aviso, le encantó.
Él ya no era un chiquillo indefenso, era todo un hombre, elegante, guapo y perfecto. Jamás pensó volverlo a ver y se sintió bendecida por ello.
Incluso su perfume, tan varonil, la hizo sentir bien y sus brazos también. No se había sentido tan protegida desde la muerte de Evan. Gabriel jamás llegó a igualarlo y abrazar a Kevin fue como si Evan hubiese vuelto de la muerte a cobijarla.
Dio un respingo cuando Kevin le acarició la mejilla en medio del abrazo.
-Te has casado con McCall, ¿no es así?-le preguntó.
Ella asintió.
-Me hubiera gustado venir antes para postularme canditado y perseguir tu amor, ya que de pequeño no era apto para ti-dijo él, suspirando y ella se apartó un poco para mirarlo a la cara.
-Todavía soy mucho mayor que tú-agregó Caroline, ruborizada-ya casi cumplo 43 años y tú eres muy joven.
-Si Gabriel no estaría de por medio, créeme que estaría dispuesto a perseguir tu amor pero me conformo con abrazarte y decirte que no me separaré de ti a partir de ahora-le prometió.
-¿Por qué te cambiaste el apellido?
-Es mi apellido materno, Maslow.
-Te queda perfecto.
Al cabo de un rato, Kevin y Caroline llevaron las bandejas al sofá, riéndose y actuando con mucha familiaridad y confianza para el gusto de Dylan, quién los miró con sorpresa.
-Dylan-le dijo ella con una gran sonrisa-Kevin es un viejo amigo de la familia. Es muy hermoso que se encontraran por casualidad.
-¿Se conocen?-la emoción por parte de Dylan fue palpable. Allen; quién dormía ya en sus piernas; hizo pucheros y lo dejó acostado en el sofá para poder darle un abrazo a Kevin.
-Sí. Nos conocimos cuando él apenas era un niño de 15 años-repuso su tía con melancolía-ahora es todo un hombre.
-Es tan extraño todo esto-admitió Dylan, desprendiendose de Kevin-pude no haberte hecho caso en tu invitación y ustedes jamás se hubieran reencontrado.
-Tuviste suerte de que Kevin te encontrara y no un delincuente-bromeó Caroline y Black sonrió con nerviosismo.
La noche fue estupenda gracias al café y a los panecillos. Dylan estuvo gran parte del tiempo con ellos, preguntando acerca del pasado de Kevin y tanto él y Caroline le contaron los buenos momentos y los divertidos. Rieron hasta que se les saltaron las lágrimas.
Hasta que Dylan tuvo que disculparse porque estaba demasiado cansado y Caroline le indicó donde iba a dormir.
Kevin, en lo que la esperaba, se dedicó a observar con detenimiento las fotografías. En todas estaba Gabriel McCall y los hijos de Egon: Keren y Adam.
Vaya que habían crecido. El que se parecía más a Shelby era Adam, tanto en los ojos como en la sonrisa y Keren a Egon en todos los aspectos.
De pronto, una fotografía en particular llamó su atención: Era un retrato más grande que colgaba de la pared; en él estaba Shelby Cash; sonriendo con mucha vida.
Hermosa, como siempre lo había sido y se sintió cohibido.
-Si tan solo no hubieras muerto, yo no sentiría ningún resentimiento por ti, porque me hubiera quedado contigo, Egon y los gemelos, juntos, como una familia-susurró para él mismo y suspiró.
Los pasos apresurados de Caroline lo hizo titubear y se acomodó en el sofá cerca del pequeño Allen. El pequeño dormía tan tranquilo cerca de sus piernas que le entraron ganas de acariciarlo y lo hizo. Le acarició la cabeza con ternura y retiró la mano cuando se dio cuenta que lo que estaba haciendo era todo lo contrario a lo que tenía en mente.
Caroline bajó las escaleras y sonriendo, se sentó a su lado, cargando a su hijo.
-¿Se llama Allen?-le preguntó Kevin; mirando al niño. Ella asintió-como el segundo nombre de Egon.
-Gabriel lo decidió. Ya sabes, se hicieron tan amigos que quiso ponerle su nombre a nuestro hijo-se encogió de hombros-y para mi estuvo bien. Le queda.
-Sí. Siempre y cuando el niño no tenga el genio del tío-vaciló.
-Allen es muy tranquilo-reconoció, ensanchando su sonrisa y besandole la mejilla-es el niño más tranquilo y dócil del mundo.
-Me alegra muchísimo que tengas una familia muy hermosa-le dijo a Caroline y ella le agarró la mano.
-Gracias-agradeció y bajó la cabeza por un momento-¿Sabes? Todo este tiempo nunca dejé de pensar en ti. Siempre había estado angustiada por saber si estabas bien o si te trataban como merecias. Ese fue mi calvario por muchos años-dijo, con tristeza-a menudo le decía a Gabriel que me acompañara a buscarte y traerte con nosotros pero él decía que probablemente estabas muy bien con tus abuelos.
-Mis abuelos murieron poco después de llevarme a vivir con ellos a Madrid-confesó él.
-¿Y quién se hizo cargo de ti?-lo miró, horrorizada.
-Apareció un... tío-titubeó y miró a su regazo-un padrino que no conocía. Se enteró de la muerte de mis padres y me rastreó. Desde entonces él se ha hecho cargo de mí hasta ahora.
-¡Que felicidad!-lo abrazó una vez más y luego le soltó la mano para acunar a su hijo en sus brazos-eres muy bueno, Kevin. Te mereces ser amado con locura y si alguien dice lo contrario, le daré una paliza.
Él sonrió.
Sus ojos grises destilaban una profunda tristeza que le partió el corazón a Caroline.
-¿Eres feliz ahora?-lo cuestionó, preocupada-sonríes pero tus ojos no.
-Claro que soy feliz-repuso, mostrando su mejor sonrisa-tengo todo lo que quise tener. Y más ahora que te he encontrado.
-¿Tu trabajo te hace feliz? ¿tienes familia? ¿novia? ¿hijos?
-No tengo un trabajo del cual pueda sentirme orgulloso-mintió-pero me hace feliz. Soy millonario gracias a él. Y no tengo familia, solo a mi padrino. No tengo novia, pero hay una chica menor que yo que me gusta muchísimo pero no estamos en nada serio, es de Madrid y pues... no tengo hijos. No aun.
-Oh, pero no te preocupes. Pronto tendrás una familia al lado de una mujer digna de ti-le dijo ella, sonriendo-¿y a qué te dedicas?
-Trabajo en una empresa en Madrid, tengo acciones y socios-respondió mecánicamente. Aquella era la respuesta que siempre le daba a personas curiosas que se acercaban a hablar con él en lugares de espera y ya no se notaba la falsedad en su voz-y me ha ido muy bien hasta el momento. ¿Y tú?
-Yo no trabajo. Me estoy dedicando plenamente a mi hijo, el que trabaja es Gabriel. En una oficina-le informó.
-¿Y a todo esto, dónde está él?
-Oh, se ha ido a Alemania por Adam y Keren. Ellos están allá por un intercambio pero hubo algunos problemas-no quiso entrar más en detalles.
-Ya veo-alzó las cejas y miró hacia el retrato de Shelby-me encantaría ir a visitar a Egon al centro de rehabilitación-murmuró, con toda la intención.
-Egon salió de ahí hace aproximadamente dos meses-le dijo con amabilidad pero algo en ella destilada preocupación.
Kevin fingió sorpresa y entornó los ojos.
-¿Hablas en serio?
-Sí. Es una larga historia que con el tiempo te vas a enterar.
-Seguro que sí-miró el reloj de la sala y se levantó de inmediato-mira la hora que es, creo que lo más sensato es que me marche y te deje descansar.
-Aun es media noche, quédate un rato más, ¿sí? Quiero saber más de tu vida, todo-insistió ella y él no pudo negarse, por lo que volvió a sentarse.
-Está bien.
-¡Cuéntame! ¿Qué te hizo venir hasta acá?
-Tengo vacaciones-contestó, inseguro-no sabía a donde ir, por lo que elegí Nueva York.
-¿Y dónde estás hospedado?
-Aun voy a decidirlo.
Había pasado un segundo cuando el teléfono de Kevin comenzó a sonar. Se disculpó y se levantó del sofá para atender la llamada. Cuando estuvo unos pasos lejos, contestó.
-¿Diga?-dijo en español.
-¿Dónde demonios estás? ¿lograste saber la dirección de ese mocoso?-era su padrino.
-Estoy en su casa. Te llamo después.
-No se te ocurra colgarme. Ahora que lograste llegar a su dirección, tienes que...
Y Kevin colgó, sorprendido por su acción. Y apagó su teléfono.
Era como una nueva manera de suicidio pero le importó muy poco en ese momento.
Lo que más quería en aquel instante era continuar charlando con Caroline, recordando los viejos tiempos.
Volvió hacia el sofá y guardó el aparato en su bolsillo.
-Perdona, era un socio-se excusó-¿en qué estábamos?
-¿Por qué no te quedas a dormir aquí?
Kevin hizo una mueca, la cual Caroline interpretó como incómoda.
-Pero si no quieres, no te sientas obligado-se apresuró a decirle.
-No. Ese no es el problema-dijo él-sino que ha pasado tanto tiempo y me siento extraño estar aquí contigo.
-Eres el mismo chico que conocí hace veinte años-lo tranquilizó-y yo soy la misma de antes, solo que casi anciana.
Kevin rio tenuemente y se acomodó en su asiento. Colocó su tobillo derecho sobre su rodilla izquierda y entrelazó sus dedos sobre el regazo.
Él le regaló una larga mirada penetrante y oscura, haciéndola titubear y ruborizarse. Sus ojos grises eran bellísimos y Caroline se obligó a no verlo demasiado atractivo porque era Kevin, el niño a quién había querido como un hermano en el pasado y que ahora era un hombre en todos los sentidos.
-¿Y cómo se llama la chica que te gusta?-Caroline arribó el tema para no continuar ruborizandose ante su mirada.
-Paloma Valverde-contestó él, suspirando y adoptando una expresión relajada-es una belleza de persona. No solo física, sino espiritualmente. Es una excelente muchacha.
-Perfecto nombre para la chica que ha robado tu corazón.
-Todavía no me lo ha robado del todo-le aseguró.
Caroline se mostró interesada y recargó su mejilla sobre su puño, inclinada hacia atrás en el brazo del sofá, acariciando a su hijo con la otra mano.
-¿Qué necesita una mujer para ganar tu corazón?-le preguntó, risueña.
-Tiene que ser bella, no solo en el exterior, sino por dentro también-le dijo, sonriendo. Sus ojos grises brillaban-tiene que ser amante de la literatura y tener buenos temas de que hablar cuando esté conmigo-miró hacia el vacío y volvió a mirarla-y también tiene que ser decidida a entregarse solo a mí. A nadie más.
-No eres tan exigente-observó ella.
-Créeme que aprendí a recibir lo que el destino me da con el tiempo. Mira-Kevin se revolvió en el sofá y se pasó una mano por el pelo-hace años, deseaba ferozmente hallar a mí compañera y sentar cabeza cuanto antes. Tomar vacaciones en mi trabajo y formar una familia. Y creí haberla encontrado.
-Oh, ¿y qué pasó?
-Rosalía fingió amarme por mucho tiempo pero un día me di cuenta que amaba mi dinero-se encogió de hombros-y al enterarme, la corrí de mi departamento sin darle tiempo de llevarse sus cosas. Días después se las envié con un amigo y ordené dejarle sus pocas pertenencias en la calle donde ella vivía.
-Que mujer tan desagradable. Ella se perdió de una gran persona-espetó, molesta-pero a lo mejor es Paloma tu verdadera compañera, no te desanimes.
-Te mostraría una foto de Paloma pero mi teléfono no tiene batería-esbozó una sonrisa tímida.
-Apuesto que es hermosa.
-Es hermosa-admitió-pero no tanto como tú y Shelby.
-Ay Kevin-susurró ella, con tristeza-haces que me ponga sentimental.
-Lo que menos quiero es hacerte llorar o ponerte deprimida por mi culpa-agregó él de inmediato-perdóname.
Él se inclinó hacia ella y la abrazó, pasando un brazo por encima de sus hombros y besandole la sien derecha con cariño.
-Quédate aquí en Nueva York. Dile a tus socios que vas a vivir aquí-le aconsejó Caroline con alegría y se negó a separarse de él.
-Es imposible-la soltó lentamente-mi padrino se negará rotundamente, además mis acciones están estrictamente basadas en Madrid.
Ella se sorprendió un poco ante su respuesta y asintió, poniéndose seria y triste.
-Pero voy a estar aquí por algún tiempo-se apresuró a decir para reconfortarla. Ella lo volteó a ver, ilusionada-podemos salir los cuatro en lo que Gabriel vuelve-sonrió genuinamente y Caroline sintió que su corazón se aceleraba.
-¿Hablas en serio? Ya me hacía tanta falta estar en compañía de alguien a quién extrañé mucho.
-Claro. Pero si a veces me pongo distante y serio, te ruego que me comprendas. He cambiado y no quiero parecerte grosero.
-No has cambiado-le aseguró. -No sabes en quién me he convertido ahora-añadió, borrando la sonrisa de sus labios-por eso quiero que me comprendas.
-Si fueras malo no estuvieras aquí.
-O quizás soy tan malo y tan buen actor que justo ahora esté planeando tu muerte-alzó una de sus cejas rubias en su dirección, evaluando su reacción.
Pero ella rompió a reír.
-Bueno, bueno, aquí, de los dos, la que ha convivido con un ex criminal he sido yo y me sé las estrategias de engaño para asesinar a las personas-Caroline lo miró con cara de perversion-Gabriel era un libro abierto a la hora de...
-Oh-Kevin se ruborizó-estoy completamente seguro que te estás refiriendo a otra cosa.
-¿Qué?-ella entornó los ojos y volvió a reír-me estoy refiriendo a que sé reconocer a los asesinos y no lo que estás pensando.
-Okey, okey-rio él-pero en serio, tú no sabes en quién me he convertido.
Y dicho eso, de su bolsillo de su suéter, sacó una pequeña revólver plateada y poniéndose serio, le quitó el seguro.
100 votos y sigo ^-^
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