47
Los paramédicos llegaron tan pronto como les fue posible. Se encargaron de subir rápidamente a Trenton y a Set a la ambulancia, mientras que entre Adam y Beatrice forcejeaban con uno de ellos, quién trataba de quitarle el puñal del hombro a Keren.
-¡Es mi trabajo! ¡Debo sacarselo para subirla a la ambulancia!-les gritó el encargado con furia.
Y Adam lo agarró del cuello con fuerza y lo acercó a su rostro enrojecido.
-Si mi hermana suelta un alarido de dolor una vez más, te parto la cara-le siseó.
Pero su hermana apenas y podía respirar. La sangre que había perdido y la que continuaba deslizándose debajo de ella la había puesto pálida como la nieve.
-Es su trabajo, Adam, calmate-le aconsejó Beatrice-ella necesita ayuda médica urgente.
-¡A un lado todos!-vociferó una voz gruesa y amenazante. Tanto Adam, Beth y el paramédico se volvieron para ver al dueño de la voz.
Era otro paramédico de edad madura, que estaba acompañado de más paramédicos.
-Por favor, ayudenla-balbuceó Adam con incertidumbre.
-Solo apartate y deja que hagamos nuestro trabajo-le dijo el sujeto y él asintió.
Beatrice corrió a abrazarlo y se alejaron unos pasos para observar como le sacaban el cuchillo a Keren.
Adam apretó la mandíbula al oír el grito débil de su hermana cuando entre cuatro paramédicos la sujetaron y le quitaron "cuidadosamente" el cuchillo del hombro.
-¡Traigan oxígeno y la camilla, ya!-ordenó el señor maduro y dos de ellos salieron corriendo a la ambulancia-a ver, presiona aquí para evitar que la sangre siga fluyendo, ajá, así. Bien. ¡Apurense!
Minutos después, Keren ya estaba dentro de la ambulancia con Set y Trenton a sus costados. Ella estaba adormilada con oxígeno y un paramédico haciendo presión en su herida, mientras que Adam y Beatrice se hallaban sentados con la vista puesta en ellos.
-¿En qué momento pasó todo esto?-se preguntó Adam entre dientes. Había mucho frío y él no tenía nada puesto en los brazos y torso, pero no le importó.
Beatrice se encargó de darle un suéter de su hermano pero se negó a ponérselo, así que ella decidió guardalo en su mochila para después.
-Lo siento-murmuró Beatrice contra su hombro y él se inclinó a ella para besarle la frente.
-No es tu culpa. Cuando despierte mi hermana y el hijo de puta de tu hermano sabremos que ocurrió. No es posible que incluso hasta tu padre salió herido de esto. Pareciera que a Set no le importase la muerte de su mamá-carraspeó Adam y le tomó la mano a Beatrice.
-Mi hermano carece de sentimientos. No tiene amor propio y dudo mucho que le tenga amor a los demás.
-El hecho de que sea un jodido loco asocial, no quiere decir que tiene el derecho de lastimar a mi hermana-gruñó.
-Lo siento-repitió Beth y sollozó.
La ambulancia se puso en marcha y Adam se dio a la tarea de abrazarla todo el camino. Los paramédicos que iban atendiendo a los tres, les echaban un vistazo de vez en cuando y susurraban cosas entre ellos en alemán, pero a Adam no le importó. Le daba igual si cuchicheaban de él, lo que más lo tenía frustrado era el estado de su hermana.
Cuando llegaron al hospital, bajaron de inmediato y ayudó a los paramédicos a bajar a su hermana y al padre de Beatrice. Y deseó con toda el alma agarrar la camilla portátil de Set y lanzarla justo en medio de la calle.
-Vamos a meterlos a observación. La chica a cirugía urgente-les informó un médico que se acercó lo más rápido que pudo en cuanto llegaron-les informaremos.
Pero había hablado en alemán y la única que entendió fue Beth.
-¿Qué dijo?-preguntó Adam con precipitación.
El médico lo ignoró y les hizo seña a los paramédicos y enfermeras a que lo siguieran al área de urgencias.
-Nos mantendrán informados sobre la salud de ellos-lo tranquilizó Beatrice y lo condujo a las sillas de la sala de espera.
Adam se sentó en un asiento y negó con la cabeza.
-Esto no puede estar pasando. Vinimos a darle el último adiós a tu mamá y ahora estamos en un hospital con mi hermana grave...
Beatrice se quedó en silencio, escuchandolo.
-Mi padre se puso furioso cuando le dije lo que había pasado. Él matará a ese imbécil cuando venga, de eso estoy seguro y yo le ayudaré-golpeó una de sus piernas con su puño y se dio cuenta que Beatrice se mantenía callada y con la cabeza agachada-¿Beth?
Pero ella negó con la cabeza y se cruzó de brazos.
-¿He dicho algo malo, amor?-preguntó, un tanto desesperado-perdóname. Es que tengo los nervios a flor de piel y no sé que hacer.
-Lo mejor será que vuelva a casa a limpiar el desastre-agregó ella, inspirando con fuerza y exhalando con cansancio-relacionarnos nosotros dos es una mala idea. Olvida lo que te dije de ser novios, estamos bien como amigos.
El rostro de Adam cambió drásticamente de desesperado a confundido. Dejó de empuñar sus manos y la miró con desdén.
-Espera, ¿Qué? ¿Qué has dicho?
-Es mejor así. Keren está así por...
Beatrice se mordió la lengua y se negó a continuar hablando. No le diría que Set y Keren habían tenido una relación porque eso sería el Apocalipsis.
-Termina lo que estabas diciendo-le instó Adam con severidad.
-Olvidalo. Iré a limpiar la casa y volveré en un par de horas, tú quédate aquí y me mandas mensaje si pasa algo-se levantó del asiento y se alisó las arrugas de sus pantalones.
-Mi teléfono ya no tiene batería-le dijo y se levantó también-Beth, por favor. ¿Qué te pasa?-intentó agarrarla de la mano pero ella lo rechazó.
-¡Te dije que esto de tener una relación eran una locura, una pérdida de tiempo!-gritó pero su voz se fue desvaneciendo y ahogó un sollozo-¿Quieres que ambos terminemos malheridos como nuestros hermanos? ¿Eso quieres, eh?
-No entiendo de qué me estás hablando.
-Ellos... ellos eran novios, ¡Novios! Y mira como están... ¡Casi muertos!
Adam parpadeó varias veces y respiró hondo.
-¿Qué?
-Sí. Set y Keren mantenían una relación y hubo un maldito problema. Mi padre era amigo del tuyo en el pasado y les confesó que tu padre asesinó al de Set, y por eso mi hermano se puso como un loco, y a pesar de ser novios, intentó matarla, ¿no te das cuenta? Estamos muy unidos en todo esto. Nuestras familias se conocen, y yo me niego a continuar con el lazo invisible que nos ata-se cubrió el rostro con las manos-el pasado nos va a matar a todos. Yo no quiero sufrir. No quiero.
-Por el amor de Dios, ¡Beatrice!-la agarró de los hombros y la sacudió fuertemente-estás hablando como una loca. Calmate, por favor.
-¡No! Y ahora que vendrá tu padre, todo empeorará.
-Si nuestras familias se conocen desde hace años y se vuelven a ver ahora, todo se puede arreglar-la atrajo hacia su pecho y la abrazó fuertemente.
Ella soltó un hipido y dejó que la piel tibia de Adam la abrazara. Oyó los latidos de su corazón muy cerca y cerró los ojos.
Minutos después, Beatrice ya se había tranqulizado y Adam había aceptado de mala gana ponerse el suéter de Set a causa del frío y le quedaba bastante bien; ya que ambos parecían ser de la misma talla.
De pronto, oyeron entrar muchas personas corriendo al hospital con mucha urgencia. Los dos se miraron mutuamente y después postraron la mirada en los recién llegados: La policía.
Por instinto, Adam agarró la mano de Beatrice y apretó la mandíbula al darse cuenta que ellos habían llegado por lo del problema con Set y su hermana.
El que parecía ser el líder cruzó su verdosa mirada con Adam y sonrió ligeramente. Hizo un gesto con la cabeza y se encaminó a ellos, con los demás pisandole los talones.
Se situó frente a Adam y sacó una placa policíaca de su uniforme, como si no fuera tan obvio que era un oficial.
-Oficial Mackencie Hollad-se presentó en Alemán y Adam alzó mecánicamente las cejas.
-No habla alemán-le explicó Beatrice en su lengua materna-habla inglés.
El oficial asintió y retrocedió un paso para darle chance a uno de los otros policías. Un joven de quizás unos veintidós años dio un paso al frente y cuadró los hombros.
-Él es el oficial Mackencie Hollad-repitió el muchacho en inglés, apuntando al oficial-y hemos venido a interrogarlos por el casi homicidio en la residencia que se encuentra en la calle Auguststrasse, donde hace menos de una hora ocurrió una serie de contratiempos, ocasionando así heridas graves a tres civiles dentro de la localidad.
-Ajá, sí. El imbécil que comenzó todo esto está allá adentro, pudriéndose-masculló Adam-no tiene que interrogarnos.
-Es necesario o de lo contrario, queda arrestado por ser el principal sospechoso del intento de homicidio-añadió el joven con voz trémula y el oficial Mackencie le dio una palmada en el hombro como diciendo "buen trabajo".
-¿Acaso no ven mi maldita cara? Tengo la cara inflamada por culpa de ese bastardo, tenía que defenderme-espetó Adam, encendiendo su furia pero Beth le apretó la mano, señal de que debía tranquilizarse.
-Aquí nosotros cumplimos con nuestro deber-argumentó el chico policía-así que tendrán que acompañarnos.
-¿Y si el doctor sale a buscarme?
-Mi colega se quedará aquí en espera de noticias-le informó y le señaló a otro policía menos joven y este asintió.
Beatrice siguió al oficial Mackencie y Adam fue escoltado por los demás. Las personas que estaban ahí miraban las escena con interés.
Salieron al estacionamiento del lugar y se situaron cerca de las patrullas para comenzar el interrogatorio.
El oficial Mackencie se apartó del resto con Beatrice y Adam gruñó.
-No le permito que se la lleve lejos de mí.
-La va a interrogar en privado-le contestó el joven con amargura-dejelos en paz y concentrese en mis preguntas.
Adam asintió con disgusto y no dejó de ver a Beatrice mientras se alejaba con el oficial.
-¿Cuál es su nombre completo?-comenzó a interrogarlo.
Adam vio que otro de ellos tenía una libreta y un bolígrafo listo.
-Me llamo Adam Tyler Peitz Cash.
-¿De dónde proviene?
-Nueva York, Estados Unidos.
-¿Edad?
-20 años.
-¿Qué hace usted aquí, en Berlín?
-Vine a acompañar a mi novia al funeral de su madre.
-¿Es usted familiar de la chica que resultó herida de gravedad?
-Soy su hermano gemelo.
La respuesta que le brindó dejó un poco anonadado al joven y continuó preguntándole.
-¿Podría decirme cómo y por qué comenzó la riña?
-Le seré sincero: cuando llegué con mi novia, el señor Rex ya estaba inconciente y mi hermana estaba discutiendo que Set Rex. Ahí fue donde intervine, la defendí y pues ya sabe lo demás. Dejé moribundo a ese rubio pedazo de porquería y heme aquí, donde me están interrogando como si fuese un asesino en serie-apretó la mandíbula y desvió la mirada hacia Beth, quién estaba a pocos metros de él, siendo interrogada también.
-Bien, ¿anotaste todo?-dijo el joven, dirigiéndose a su compañero y este asintió-eso es todo, puede volver dentro.
Sin decir más, obedeció. No obstante, se quedó de pie en la puerta con los brazos cruzados en espera de Beatrice. Ella aparentemente continuaba siendo interrogada y le pareció extraño que tardara mucho.
Esperó cerca de cinco minutos más y la vio dirigirse a él con pasos titubeantes.
-¿Amor, estás bien?-le preguntó, preocupado.
-Sí. Es solo que me duele la cabeza y quiero un analgésico-le sonrió débilmente-entremos.
Cuando volvieron a las sillas, vieron al policía durmiendo con la boca abierta, el que supuestamente iba a estar a cargo si en caso había noticias y Adam reprimió el impulso de despertarlo con una patada en la cara.
Entonces dividisaron al doctor que se había hecho cargo y lo interceptaron a medio camino.
-Doctor, ¿cómo están los pacientes que entraron hace un rato?-le preguntó Beatrice en su lengua natal.
El doctor frunció el ceño y después el reconocimiento llegó a sus ojos y sonrió.
-El señor y el muchacho están bien. Solo que necesitan descansar-le informó.
-¿Y la chica?
-Oh, ella salió de la breve cirugía, solo hay que esperar a que despierte.
-¿Por qué fue necesaria la cirugía?-quiso saber con el corazón oprimido.
-Porque perdió mucha sangre y teníamos que cerrarle la herida, ya que perforó arterias importantes y el hueso de la clavícula. Pero no hay nada por qué alarmarse.
Mientras tanto, Adam estaba ansioso por saber lo que el doctor decía. Tenía las pupilas dilatadas y ambos ojos estaban cerrándose por los golpes pero no le importó.
Beatrice sintió su desasosiego.
-¿Podemos pasar a verla? Él es su hermano de la chica y necesita verla.
-Me temo que aun no. En un par de horas, quizá.
Beatrice asintió y retrocedió junto con Adam. El doctor retomó su camino hacia el área de urgencias y ellos se sentaron con indignación.
-¿Qué te dijo?-la interrogó.
-Mi padre y Set están bien, solo están descansando. Y Keren sigue inconsciente, ya sabes, por la sangre que perdió pero está bien. Podrás verla en un par de horas-le dijo y lo quedó mirando fijamente-vamos.
Lo agarró de la mano y se levantó.
-¿A dónde?
-A que te revisen el rostro. Estás herido.
-No. Me siento muy bien. He tenido peores peleas que esta, créeme-se negó a ponerse de pie.
-De acuerdo-repuso, molesta-entonces te veo más al rato, iré a limpiar la casa.
-Beth...
-¿Qué quieres?-le espetó con frialdad.
-No me hables así-Adam frunció las cejas.
-¿Cómo quieres que te hable? Ni si quiera he tenido tiempo de llorarle a mi madre por todo este maldito caos-lo empujó con furia-yo no tengo por qué estar resistiendo todo esto. No debí solicitar el intercambio. Si yo me hubiera quedado, esto no hubiese pasado y mamá estaría viva. Y justo ahora estuviéramos durmiendo o cenando...
-Yo deseaba antes no haber nacido para que mi madre no muriera. Pero, ¿Sabes? El destino no lo controlamos nosotros, lo único que nos queda es aceptarlo, así tal cual. Sea pésimo o hermoso. Y si solicitaste ese intercambio fue por...
-Por ridícula-le cortó ella de tajo-solo quiero dormir y no despertar jamás.
-Me molesta la manera en la que te estás comportando.
-¿Y cómo quieres que me comporte? Mi madre murió asesinada, Adam Peitz, ¡Asesinada! Y mi padre y hermano están en el hospital junto a tu hermana-carraspeó-yo no puedo estar feliz en este momento.
-Nadie te pidió que lo estuvieras. Solo calmate, ¿okey? Por eso estoy aquí contigo y me pelee con mi padre para acompañarte.
-Sabes bien que no te pedí compañía-le siseó, muy molesta. Y Adam apretó la mandíbula, claramente enfadado; pero la dejó pasar, ya que estaba en medio de una crisis nerviosa.
-Siéntate.
-No quiero. Voy a mi casa.
-Te acompaño. Es demasiado tarde para que vayas sola.
Beatrice no opuso resistencia y accedió. Después de todo, ninguno de los dos podía visitar a su familia, por lo que decidieron volver a casa. En el transcurso del camino, notaron que una patrulla los iba siguiendo a una distancia moderada.
-Tal parece que tenemos compañía-bufó Adam.
-Revisión, quizás-replicó ella, mirando por la ventana.
Cuando por fin llegaron a la casa, la patrulla se estacionó frente a ellos y apagó las luces de la sirena. Le pagaron al taxista y Beatrice se encargó de abrir la puerta, donde el olor a sangre seca inundó sus fosas nasales.
Entraron dando traspiés por encima de las cosas destrozadas y el oficial Mackencie se acercó, situándose en el porche con su joven traductor.
-¿Se les ofrece algo?-les espetó Adam.
-Vinimos a acompañarlos y a decirles que no toquen nada, ya vienen los peritos para hacer su trabajo-repuso el joven policía.
-¿Por qué no puedo limpiar mi casa?-quiso saber Beatrice detrás de Adam.
-Porque está prohibido-le dijo sin más el oficial Mackencie en alemán.
-Iré a cargar mi teléfono-argumentó Adam.
-Sube, allá arriba hay enchufe-le indicó Beatrice.
Adam gruñó y dando zancadas comenzó a subir por las escaleras. Llegó hasta un pasillo, muy similar al que había en la casa de su tío Gabbe y vio una puerta negra muy ridícula. Supuso que aquella habitación le pertenecía a Set y entró, solo para echar un vistazo al hábitat de aquel animal repugnante.
Todas las paredes estaban pintadas de negro y había mucha basura por doquier.
Y había cierto mal olor que despedía en algún punto del lugar, así que optó por largarse de ahí.
Encontró la habitación de Beatrice y se deslizó al interior.
Ahí estaban las cosas de su hermana, se sintió deprimido y buscó el enchufe.
Sacó el cargador de su pantalón y conectó su teléfono. Había sido un milagro que el teléfono aun hubiese tenido batería para llamarle a su tío Gabriel antes de apagarse.
Se sentó en la cama y la pantalla volvió a recobrar la vida.
Y vio un mensaje de texto por parte de su hermana.
-Maldita sea-siseó encolerizado-¡No vi el mensaje, joder! Me necesitabas y yo no estuve ahí.
Se tomó unos segundos para tranquilizarse y continuó checando lo demás que había.
De pronto, comenzó a sonar. Una llamada entrante de su tío Gabbe.
Contestó al segundo.
-¿Diga?
-Por el amor de Dios-exclamó su tío-¿Por qué no contestabas?
-No tenía batería mi teléfono pero tranquilo, mi hermana ya está bien.
-¿Podrías explicarme bien que ocurrió? Egon me quitó el teléfono de las manos cuando supo lo de tu hermana y hasta ahora se ha negado a darme más detalles, de hecho, está planeando robar un banco para viajar ahora mismo para allá.
-Mi padre es un tanto dramático-rio entre dientes.
-Explícame que pasó-insistió Gabriel.
-Sucede que el padre de Beatrice fue amigo de mi padre hace años y pues le contó a Set, su maldito hermano, que mi papá mató al suyo a sangre fría-masculló en respuesta.
-¿Qué? ¿Amigos? ¿Cómo se llama el padre de Beatrice?-preguntó con seriedad.
-Trenton Rex-respondió y Gabriel sintió que vértigo.
-¿Trenton Rex sigue vivo?-la pregunta brotó de sus labios sin pensarlo.
-¿Entonces es cierto? ¿lo conocen?
-Sí. Y déjame decirte que le guardo cierto rencor a ese desgraciado cobarde-siseó entre dientes.
-¿Por qué?
-Porque por su culpa, provocó la muerte de Sheby.
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