35
Faltaban sólo 10 minutos antes de las Ocho de la noche cuando Set salió de su habitación con destino a la calle. Keren abrió la puerta de su habitación y lo vio pasar por pasillo rumbo a las escaleras. Su atuendo consistía en unos pantalones negros, tenis negros, sudadera negra y un gorro azul marino para el frío. Su mandíbula estaba tensa y sus ojos ensombrecidos.
Verdaderamente el rostro de Set estaba rígido y ella esperó a que él bajara para poder seguirlo.
No estaba segura si aquello era una buena idea; pero tenía demasiada curiosidad. Además, quería ayudar a Set a salir de ese agujero negro que lo estaba arrastrando poco a poco a la perdición absoluta.
Cuando se cercioró de que él ya había bajado, salió con cautela de su escondite y se apresuró a bajar los tres primeros escalones para saber si de verdad Set se había marchado. Y escuchó su voz en la sala.
-No estoy seguro a qué hora volveré, madre-le dijo él a Lola-vendré cuando sea el momento. Adiós.
-¿Llevas suéter?-le preguntó su madre angustiada.
-Sí, sí llevo. Ya me voy-abrió la puerta y la azotó detrás de sí.
Keren aprovechó a bajar corriendo las escaleras y se cruzó con la madre de Set a medio correr en la sala, en la misma dirección que ella: La calle.
-¿Vas a algún lado, querida?-le preguntó.
-Eh... -se puso nerviosa y trató de inventar una excusa-quiero tomar aire fresco, ya sabe...
-Hace mucho frío afuera-replicó Lola Rex riéndose-sé que vas a seguir a mi hijo.
-¿Cómo lo sabe?-se mostró sorprendida.
-Él mismo me lo dijo y me pidió que no te dejara salir porque era posible que lo siguieras.
-Necesito seguir y saber lo que se trae entre manos-murmuró, ruborizada-por favor, déjeme ir.
Por un momento, Keren pensó que la señora Rex se negaría y tal sorpresa se llevó cuando la vio sonreír.
-Yo también planeaba seguirlo-le guiñó un ojo-nada más traigo mi chaqueta y nos vamos. No debe de ir lejos.
-¿Lleva coche?-le preguntó al verla subir las escaleras.
-No. Se fue caminando, siempre lo hace-contestó la señora Rex-nosotras si llevaremos el coche.
-¿Y el señor Trenton?
-No volverá hasta la media noche.
Keren asintió y esperó en la puerta a que la mamá de Set bajara. Volvió a los pocos minutos con una chaqueta y las llaves del coche y de la casa.
-¡Vámonos rápido!-le dijo y ambas salieron rápidamente a la calle en busca de Set.
Se abrigaron bien y atravesaron el porche casi corriendo, puesto que el rubio era el tipo de chico que caminaba lo bastante rápido como para avanzar tres calles en menos de un minuto. Por lo que Lola le indicó a Keren que se apresurara a subir.
En cuanto estuvieron dentro del coche, dieron la vuelta y aceleraron un poco.
Keren fijó su mirada en el cristal en busca de Set, a quién divisó instantáneamente a una calle de distancia.
-Ahí está-le informó a la señora Rex y esta redujo la velocidad.
Comenzaron a seguirlo a vuelta de rueda. Lentamente. Incluso los faros de luz apenas y alumbraban el camino.
Miraban como él se deslizaba por la acera con total calma y firmeza.
Sin embargo, Keren tenía revuelto el estómago por la adrenalina. Deseaba con toda su alma que Set no se metiera en problemas graves y más porque no iba sola a buscarlo, sino que también su mamá estaba de por medio.
-Señora Rex-comenzó a decir ella con un nudo en la garganta. Lola volteó a verla por un momento y volvió a postrar su mirada al frente y en su hijo-¿Usted cree que Set pueda cambiar, olvidar las calles y retomar su vida?
Aquellas palabras dejaron desconcertada a la madre de Set y Keren la vio estremecerse frente al volante.
-Mira hija-replicó Lola con amargura-él es difícil de tratar...
-Señora Rex-repuso Keren con ansiedad-déjeme decirle que su hijo me ha contado cosas que creo que usted desconoce. Se ha abierto a mí en un 40%, no en su totalidad pero me he dado cuenta que lo que él necesita es más cariño y atención. Si tan solo trataran de...
-¿Lo dices por tu carrera universitaria?-replicó la señora Rex con suspicacia. Una mueca se plasmó sobre sus delicados y perfectos labios rojos y apretó el volante-la psicología es una mierda.
La respuesta por parte de la madre de Set dejó boquiabierta a Keren, incapaz de procesar sus palabras.
No pensó que le respondería de tal manera. En sus palabras notó mucha amargura, desasosiego e incertidumbre.
-Mi objetivo no era ofenderla, señora Rex-añadió la chica con cautela.
-No me ofendiste-masculló la otra en respuesta y meneó la cabeza de un lado a otro con incomodidad-pero no me parece que des un veredicto de la vida de mi hijo cuando ni si quiera lo conoces. No tienes ni la menor idea de mi pasado. Tiene tanto que ver con él, e incluso su temperamento es causado por el mismo y asqueroso pasado tormentoso que tuve cuando tenía tu edad.
Pisó el acelerador para darle caza a Set, quién ya había caminado bastantes calles y tenían que ir a alcanzarlo.
-Yo solo quiero ayudarlo-susurró Keren.
-¿Te interesa acaso mi muchacho?-le preguntó de sopetón y Keren no supo que responder-él tuvo una novia,¿Sabes? Una muy hermosa, y simpática. Desconozco porque terminaron pero él quedó devastado; así que si piensas tener algún tipo de relación con él, que sea para siempre. No quiero volver a ver a mi hijo sufrir y menos por una chica.
-Lo que yo trato de decir es que a Set no le vendría mal una muestra de cariño por parte de su familia. Yo no vine hasta aquí a ser la novia o esposa de él. Me iré dentro de meses y no quiero que su hijo quede en la misma situación de ahora.
La madre de Set se quedó en total silencio, conduciendo y mirando al frente sin parpadear. Por lo que Keren también guardó silencio y de pronto escuchó un sollozo por parte de la señora Rex.
Volteó a verla y vio como sus ojos estaban cristalizados por un llanto silencioso.
-Ayúdame a sacarlo del abismo, por favor, Keren.
-Por supuesto que sí, señora Rex, a eso vamos; a salvarlo.
-Gracias, hija y perdóname por haber sido grosera contigo-con la mano que sostenía la palanca de velocidades, agarró la de ella y se la apretó-has venido en el momento indicado de nuestras vidas.
Continuaron siguiendo a Set a una distancia promedio hasta que lo vieron escabullirse por un callejón oscuro y estrecho, donde definitivamente el coche no cabría. Y Lola se mordió los labios, deteniendose.
-¿Y ahora a donde fue?-susurró Keren.
-Este callejón si no mal recuerdo... es un atajo para llegar a donde estuvo el muro de Berlín-dijo Lola, pensativa.
-A lo mejor allá es a donde se dirige.
Lola Calvin de Rex echó reversa y después dio la vuelta para incorporarse a las calles seguras. Se dirigieron a donde antes había estado el muro de Berlín a través de las calles y Keren respiró hondo. Tenía miedo de que algo malo sucediera estando ahí.
Mientras tanto, Set caminaba casi corriendo. Tenía apretado los puños al igual que su mandíbula. Estaba seguro que en cuanto llegase hasta allá, se armaria un caos y no tenía permitido flaquear frente a nadie. Así que se apresuró a llamarle a Miles y a Aaron por teléfono; pero el único que atendió la llamada fue Miles.
-¿Qué ocurre?-le preguntó cuando contestó.
-¿Cómo que qué ocurre? ¿Ya estás yendo para el encuentro?-le ladró enfadado.
-Oh, sí. De hecho ya estoy aquí pero alejado del movimiento, estoy esperándote para acercarme.
-¿En dónde estás ubicado?
-A dos calles, junto a un semáforo medio torcido, ¿recuerdas?
-El que casi rompí con una patada-ahogó una risa nasal y su amigo también-entonces estaré allí en cinco minutos. ¿y Aaron?
-Ese idiota creo que no vendrá. No contesta las llamadas ni mensajes.
-Mañana le partiré la cara-siseó el rubio y colgó.
Continuó andando con los ojos bien abiertos y sus sentidos alertas. Era la primera vez que sentía temor y algo de frustración. Iba a ciegas a ese encuentro. No conocía a nadie en persona y le causaba nervios ya que él no iba armado, solo llevaba sus puños y su rabia.
Al cabo de cinco minutos exactos, se reunió con su amigo Miles en el semáforo torcido que él había pateado y que gracias a la policía, no logró quebrarlo en dos.
-¿Hay algún movimiento?-le preguntó en cuanto llegó.
-Ninguno. Es muy sospechoso, quizá deberíamos irnos y regresar mañana-añadió Miles con desdén.
-No somos cobardes, ¿lo olvidas?
-No es cobardía, sino que estamos desarmados. Y no quiero morir sin luchar.
-Entonces vete, yo me quedaré aquí, porque si nos largamos, nos van a perseguir y de verdad van a matarnos a sangre fría-masculló Set.
-Está bien. Me quedaré-Miles se abrazó a sí mismo y miró hacia todas direcciones. Faltaba un minuto para las ocho en punto.
Postraron sus miradas en el edificio donde debía estar el muro de Berlín y esperaron.
No había ningún movimiento sospechoso, solo pasaban los coches de largo y sin detenerse. Set llegó a pensar en la posibilidad de hacerle caso a su amigo y volver mañana; pero su idea se esfumó cuando vio a una camioneta negra-típica de los narcotraficantes-aparece frente al edificio.
Miles le dirigió una mirada y Set se la devolvió.
-Nos vamos a acercar cuando salga alguien de esa camioneta, si no no.
Su amigo asintió y se cruzó de brazos sin apartar la mirada de aquel auto.
Vieron que se abrió la puerta del conductor y de esta salió un hombre rubio y de lentes oscuros, a pesar de que ya era de noche.
Set esperó a que salieran más personas pero al parecer solo fue el único que se atrevió a salir.
-¿Nos acercamos?-preguntó Miles.
-No queda de otra. Vamos.
El sujeto rubio de la camioneta miraba a través de sus lentes oscuros el edificio. Había interés en él. Estaba vestido casual: jeans de mezclilla, tenis y un suéter negro que le quedaba holgado pero que le hacía lucir su cuerpo espectacular. Debía tener más de 30 años y se conservaba bien. Su cabello rubio estabar recién cortado y ordenado. Y en su mano sujetaba un cigarrillo y un encendedor.
Mientras que Set y Miles se acercaban, encendió el cigarrillo y guardó el encendedor en sus pantalones.
Él estaba de espaldas cuando ellos llegaron.
Set aclaró la garganta a propósito, captando la atención del sujeto. Y este se volvió con el cigarrillo entre sus labios y sonrió.
-Yo soy Black-se presentó con elgancia, sacando el humo a través de su boca. Su acento alemán era más bien extraño. Ni si quiera inglés pero lo dominaba bien. Le dio otra calada a su cigarrillo y dejó fluir el humo hacia el cielo-¿Quién de ustedes es Set?
-Yo soy Set-agregó el rubio, mostrando su rostro con altanería.
Por un segundo vio que el tal Black frunció el ceño y se quedó boquiabierto, pero casi al instante recobró la compostura y tiró su cigarrillo al piso, y lo piso con el pie.
-Es un placer conocerte en persona-dijo Black y se quitó los lentes oscuros, colocandolos sobre el cuello de su suéter.
Set advirtió que tenía unos ojos muy grises y una mirada muy misteriosa.
-¿Por qué me citaste aquí? La vida de ese asiático no me interesa en lo absoluto y yo no tengo nada que ver con el robo de la mercancía-exclamó Set.
Y Miles lo agarró del hombro, señal de advertencia. Ya que se estaba exaltando muy rápido.
-Si por mi fuera, tampoco hubiese venido-le explicó Black, caminando unos pasos lejos de ellos-pero mi padrino está furioso por su mercancía valiosa. Y yo tengo que solucionar este problema.
-¿Y cuál es tu idea para solucionarlo?-inquirió Set a la defensiva.
Entonces Black suspiró y curvó una de las comisuras de sus labios hacia arriba, mostrando una sonrisa torcida e irónica.
-Exigir el dinero perdido. Quiero que me pagues todo lo que fue robado. Ese dinero le pertenece a mi padrino y lo quiero justo ahora-la voz de Black se tornó ácida y amarga.
Set alzó sus rubias cejas y se cruzó de brazos, mientras que Miles quería echarse a correr.
-¿Por qué tendría que pagarte algo, si no fue mi culpa? Si tanto quieres que alguien te pague, pídele al asiático que te de lo que necesites. Yo no tengo nada que ver.
-¿Hablas de este sujeto?-preguntó Black, sonriendo y chasqueó los dedos en dirección a la camioneta. De la puerta trasera salió un hombreton de aspecto rudo y en sus manos llevaba consigo una bolsa de plástico negra con algo redondo y pequeños dentro. El hombre hizo una mueca de asco y sacó lo que había dentro de aquella bolsa. Miles ahogó una exclamación y se inclinó a la calle a vomitar.
Set entornó los ojos al ver la cabeza de Hitachi en aquella bolsa. Lo había decapitado.
Se obligó a apartar la vista de aquella abominable escena y miró a Black.
-¿Y por qué me enseñas esa porquería?
-Para que te des una idea de lo que les pasa a los que se quieren pasar de listos conmigo.
-Déjame decirte que yo no tengo nada que ver. Solamente era el encargado de administrar las ganancias y la persona que conducía con la mercancía siempre, ahora tienen ahí su cabeza en esa bolsa-aclaró Set.
-Me da igual quién administre o quien conduzca. Yo quiero mi dinero ahora-espetó bruscamente y sus ojos parecían estar en llamas.
En todo momento Set no flaqueó, incluso alzó la barbilla para decirle:
-No tengo dinero. Y el haber perdido toda la mercancía no es culpa mía y tampoco es un asunto que me concierne. Me dio mucho gusto conocerte por fin en persona pero me largo-dijo, despidiéndose. Pero no pensó que eso encenderia la ira de Black.
En cuanto Set se dio la vuelta, Black sacó una revólver del pantalón y le apuntó justamente detrás de la cabeza.
Miles miró aterrado la escena y echó a correr sin miramientos, sin importarle Set ni nadie más. Sin embargo, el hombreton que estaba dentro de la camioneta le disparó a Miles justamente en el cuello y este cayó muerto al suelo.
Set entornó los ojos y no se movió.
Habían matado a su amigo y sentía el arma detrás de su cabeza.
-Eso es-le advirtió Black-quieto.
Set asintió y alzó las manos para que no le dispararan. Estaba furioso. Su mente trabajaba a mil por segundo, buscando la manera más viable de solucionar ese embrollo. Estaba viendo sus opciones para quitarle el arma y matarlo.
-Si vas a matarme, hazlo ahora. No tengo toda la noche-le espetó.
-Muy listo. Psicología adversa-murmuró Black-pero no seré yo quien decida si vas a morir o no.
-¿Entonces quién?
-Mi padrino.
-¿Y dónde está?
-En Madrid, España.
-Mejor matame ya. Esto es tedioso.
Black rodó los ojos y lo obligó a caminar hacia la puerta donde estaba su acompañante.
-Dimitri, encargate de atarlo y de...
-¡SET!
-¡DEJE A MI HIJO EN PAZ!
Black arqueó ambas cejas y volteó a ver a la izquierda. Del otro lado de la calle, en un coche, bajaron dos mujeres y se dirigieron a ellos corriendo a todo pulmón.
Una de ellas era una mujer mayor y la otra una chica jovencita.
-Maldita sea-masculló Set-¡Váyanse!
Les gritó pero ninguna de ellas le hizo caso y se acercaron cada vez más.
-¡Oh por Dios!-oyó gritar a su madre cuando vio el cadáver de Miles a unos pasos-¡Deje a mi hijo en paz!
-O llamaré a la policía-amenazó Keren.
Y Set cerró los ojos. Las iban a matar.
-Vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí? Dos mujeres hermosas se han unido a la fiesta. Solo que una mayor y una jovencita-dijo Black sonriendo.
Set forcejeó pero fue sometido por Dimitri.
-Sueltalo. Él es inocente de todo-dijo Keren con los ojos ardiendo en llamas-Set no ha hecho nada malo.
-¿Eres su novia?-inquirió Black sin dejar de sonreír.
-No es mi novia-siseó Set-ahora olvídate de ellas y vámonos.
-Cállate Set-le reprendió Lola-es mi hijo y no se lo van a llevar a ninguna parte.
Pero Black hizo caso omiso de ellas. Simplemente se limitó a asentir y a darle la orden a Dimitri de que atara a Set.
-Señora hermosa-dijo Black-si no quiere que le meta una bala en la cabeza, será mejor que se vaya y deje que ejecute mi trabajo limpiamente.
-¿Limpiamente? Hay una persona muerta a unos pasos, ¡eso no es limpio!-farfulló Lola con rabia-ahora deje a mi hijo en libertad.
-¡Madre, tienes que irte! Llévate a Keren también. Este no es problema suyo.
-¿Keren?-Black frunció el ceño-¿dijiste Keren?
-Así me llamo yo-siseó ella.
-¿Te llamas Keren?-le preguntó como idiota.
-Sí-respondió ella con cara de pocos amigos.
-¿Y tienes un hermano llamado Adam y es tu gemelo?-bromeó Black, dejando a Keren pálida como una hoja.
-¿Usted como sabe que tengo un hermano gemelo llamado Adam?-quiso saber.
Y Black dejó a un lado la diversión y se quedó boquiabierto.
Hola :) si este capítulo llega a los 150 votos, subo el siguiente :)
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