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Ya estaba oscureciendo y tanto Keren y Set se hallaban sentados viendo la ciudad desde un mirador. A pesar de que no llevaron coche, se la estaban pasando muy bien y no tenían ganas de regresar a casa.
La terquedad, malhumor, agresividad y cólera de Set se había desvanecido. Por lo tanto, Keren se encontraba muy a gusto con él.
La puesta de sol estaba a pocos minutos y Set miraba maravillado el horizonte donde el cielo comenzaba a tornarse rosa.
-Supongo que soy un idiota-dijo él de repente, cortando el momento mágico.
Keren frunció el ceño y lo miró.
-¿De qué hablas?
-Es que he venido tantas veces aquí y nunca me tomé la molestia de apreciar la estupenda vista que tuve siempre en frente-dijo, sonriendo.
-Quizás porque no venías a relajarte.
-En efecto. Solo vengo a pelear con otros sujetos o...
Sus palabras quedaron flotando en el aire y cerró la boca.
-¿A qué más vienes aquí, Set?-le cuestionó, con los ojos estrechados y los brazos cruzados sobre el pecho. Keren se miraba muy imponente en aquella posición.
Set sacudió la cabeza y la ignoró. Continuó mirando el atardecer sin decir una sola palabra al respecto. Se dijo a sí mismo que tenía que aprender a controlar sus palabras.
-¡Ahí va!-exclamó eufórico, señalando con el dedo el sol escondiéndose en la lejanía.
Empero Keren prefirió seguir mirándolo fijamente para incomodarlo y así poder sacarle la sopa.
-No me has contestado, Set.
-¡Que belleza!-no le hizo el menor caso y siguió embobado.
-¡Hazme caso, joder!-le gritó con fuerza.
El rubio volteó a verla y alzó las cejas. Sus ojos aqua se miraban rojizos cincelados con el reflejo del atardecer y su mandíbula endurecida.
-¿Qué quieres?
-¿A qué más has venido aquí?-repitió.
-No tiene importancia, la verdad. Y nos estamos perdiendo el atardecer por este asunto careciente de fundamento.
-Solo dímelo. Quiero saber.
-Si te lo digo, ¿me prometes que no tendrás amigos hombres?
-¿Qué? Oye, eso es imposible-Keren se puso a la defensiva.
-También es imposible revelarte todos mis secretos, pequeña-y le acarició la mejilla con ternura, poniéndola roja como un tomate.
-¿Es algo tan terrible como para no contarmelo?
-Para mí no es terrible, pero quizás para ti sí y quiero evitar que te sientas perturbada.
-¿Has matado?-le preguntó con calma, como si del clima se tratase.
Él negó con la cabeza.
-No directamente, ya te conté lo que le pasó a mi mejor amigo.
-¿Entonces? ¿Qué puede ser tan terrible aparte de asesinar?
-Yo recibo mercancía extranjera, es decir, soy traficante-susurró con agonía. Le dolió mucho confesarlo porque tenía la extraña idea de que ella correría a la policía o lo mandaría al carajo, pero sin embargo, no lo hizo. Se quedó ahí, mirándolo fijamente sin expresión alguna.
-No es tan terrible como pensaba -agregó al cabo de un momento-es algo que se puede solucionar.
-Define solucionar.
-Puedes salirte de esa barbarie y vivir como se debe. No es difícil.
-¿Quién te dijo que quiero abandonar mi trabajo? De eso vivo y me gusta.
-Es peligroso, ¿no te das cuenta?
-Viéndolo desde tu punto de vista, lo es. Pero si ya tuvieras experiencia, lo verías demasiado fácil-eludió, consternado y miró de vuelta al sol-oh, mira. Nos lo hemos perdido casi todo.
Keren desvió la mirada hacia donde él miraba y presenció el final del atardecer justo a tiempo. El cielo teñido de rosa y naranja se fue difuminando color azul marino, dándole paso a la noche.
Durante diez largos minutos de agonía, Set se limitó a no mirarla, sino mirar el horizonte y suspirar.
-Ya son las 6 y media, Set-le informó ella.
-¿Tan tarde es?-se mostró sorprendido.
-Sí.
-Demonios. Apenas y me dará tiempo de irte a dejar a la casa e ir al encuentro...
Y de nuevo se dio cuenta que había hablado de más y se reprendió mentalmente.
-¿Qué encuentro?-le oyó preguntar.
-Con mis colegas. Vamos a ir a recibir mercancía.
-¿Puedo ir?
-No.
-¿Por qué no?
-Es arriesgado.
-No haré nada, te lo prometo pero déjame ir contigo-insistió.
-¿Por qué quieres ir? No debí contarte nada.
-Porque quiero verte trabajar. Es decir, tengo curiosidad de verte ocupado en algo que te apasiona. No he conocido al otro Set que se oculta dentro de ti.
-El Set que aun no descubres es cien veces peor del que conoces ahora y no es conveniente que lo conozcas. Lo digo en serio-le advertió con firmeza.
-¿No confías en mí?
-Sí, confío en ti.
-¿Entonces...?
-Lo que pasa es que no confío en mí mismo.
-Deberías de hacerlo a menudo; la única persona que estará siempre contigo eres tú mismo.
-Eso lo sé. Pero de todos modos, no quiero que vengas a verme en la noche. Si es necesario voy a dejarte la puerta de tu habitación con llave para que no salgas a buscarme.
-Les gritaré a tus padres para que me dejen salir-lo desafió.
-Imposible. Les dejaré en claro que si te abren, las pagarán caro.
-Eres muy terco, Set-se quejó.
-Soy todo lo que quieras pero no irás.
Keren resopló y le dio la espalda, abrazandose a sí misma con mucha indignación.
-Es injusto. Muy injusto lo que haces conmigo.
-¿Injusto? A ver, dime, ¿por qué? Lo único que quiero es que no te involucres en lo que hago, al menos de momento-añadió, abrumado-hoy no es una recibimiento normal de mercancía, Keren, hubo un problema y no es seguro que vengas conmigo.
-¿Qué clase de problema?
-Se robaron la mercancía y el que distribuye el asunto vendrá desde España para arreglarlo y no sé que pueda pasar.
-¿Por qué no te quedas en casa? Así te evitarás algún disturbio.
-No puedo. Yo soy el encargado de dar la cara.
Keren asintió y se quedó pensativa un momento. La oscuridad de la noche ya era más que palpable y a Set le entraron ganas de seguir su consejo y quedarse en casa. Pero no iba a ser posible porque irían tras y pasarían a traer a todo el vecindario.
-Ya es hora de regresar. Tomaremos un taxi-dijo el rubio.
De regreso a casa, en el trayecto, Set se la pasó mirando a través de la ventanilla con expresión fúnebre. Estaba muy pensativo y azorado. Su rostro era como un libro abierto para Keren.
Pensó en hablarle, tratar de convencerlo de quedarse con ella en casa pero desistió cuando él volteó a verla por el rabillo del ojo con algo de incomodidad.
Llegaron pronto a casa y Keren se limitó a subir a la habitación sin hacerle caso al rubio, quien optó por ir a la cocina en busca de su madre.
Aun le quedaba cerca de una hora y cuarenta minutos para ir al encuentro con Black y se sentía ansioso.
-¿Madre?-entró a la cocina y la encontró haciendo la cena muy alegre, escuchando la radio.
-Ya has venido, por fin-le dijo ella.
-¿Y Trenton?
-Tu padre no ha regresado del trabajo.
Set cogió una manzana del frutero y le dio una mordida.
-Voy a salir esta noche-anunció.
-¿A dónde?-preguntó su madre sin prestarle mucha atención.
-A la casa de Miles. Cuida que Keren no me siga, ¿okey?
Lola frunció el ceño y volteó a ver a su hijo.
-¿Por qué habría de seguirte Keren?
-Solo por si acaso-le dijo, y abandonó la cocina, comiéndose la manzana con placer.
Era difícil descifrar lo que Set verdaderamente quería dar a entender. Era esa clase de chico que decía algo pero en realidad sus palabras significaban otra cosa y aquello ya era normal para Lola.
Se asomó a la sala por donde su hijo había desaparecido y lo vio sentado en el sillón viendo la televisión mientras se devoraba la manzana con lentitud. Algo se traía entre manos, podía sentirlo.
La mirada de él siempre le había provocado cierto desconcierto, puesto que eran idénticos a los de Norman. Lo bueno de todo es que Set no era totalmente igual a su padre, solo el 70%. Pero ese 70% causaba más problemas que el 100%.
Se preguntó por qué no nombró a Set como su padre. Sería muy cómico y tedioso para Trenton, ya que a pesar de haber pasado tanto tiempo, aun odiaba a Norman, aunque este ya estuviera muerto desde hacía 20 años.
-¿Se te ofrece algo, madre? Es espeluznante ver que me estás espiando a escondidas-dijo Set de repente y ella se sobresaltó.
-Perdona, hijo. Es solo que me llenaste de intriga con eso de cuidar a la chica para que no salga detrás de ti cuando te marches-se limpió el agua de las manos en su delantal y se acercó a él.
-Escucha-repuso el rubio, tragando el último bocado de manzana-ella piensa que puede entenderme y que yo le daré permiso de meterse a mi vida muy rápido y no es así. No quiero que me siga, lo digo muy en serio.
-Pero, ¿a dónde irás realmente? Si me dices, entenderé-susurró.
-Tampoco puedo decírtelo, madre-replicó su hijo con frialdad-es por tu seguridad y la mía.
-¿En qué pasos andas?-se exaltó pero su hijo no le contestó. Esa charla ya la habían tenido antes y siempre terminaba con fuertes discusiones-no le diré nada a Trenton, hijo, te doy mi palabra pero quiero que me digas la verdad. Te has metido en muchos problemas y quiero ayudarte a que no te metas en peores.
La mandíbula de Set se tensó y le entregó la basura de la manzana en las manos. Lola la cogió sin intención de ir a tirarla. Ella quería una respuesta. Quería ayudar a su hijo.
-Dentro de poco dejaré de darte problemas, madre-fue todo lo que dijo Set antes de marcharse a su habitación.
A Lola no le apetecía continuar en aquella situación. Necesitaba ayuda urgente.
Se revolvió incómoda en su propio eje y tiró enseguida la manzana a la basura. Se llevó las manos a la cabeza y suspiró.
-Lo siento mucho hijo, pero no me queda más remedio que seguirte esta noche-se dijo a sí misma y regresó a la cocina.
En el piso superior, Keren se hallaba recostada en la cama con la cabeza colgando de la misma y mirando hacia el techo. La curiosidad le carcomia los sesos. Quería ver a Set trabajando, quería verlo en su estado más puro de emoción y carácter.
Así que miró el reloj de su teléfono y se dio cuenta que le quedaba una hora y media para que él se marchara.
Continuó diez minutos más recostada y después se levantó para cambiarse de ropa.
Eligió un pants color negro que casi nunca usaba pero que le gustaba usar cuando hacía frío y una sudadera blanca con adornos de Hello Kitty al frente. Sus tenis nike y su collar de carita feliz que la Navidad pasada su hermano le regaló.
Estaba lista para seguir a Set a donde sea.
Mientras tanto, en la habitación continua, Set se miraba al espejo con detenimiento. No le gustaba su reflejo. Le asqueaba verse en él y cada que se levantaba, cubría el mismo con ropa sucia o una manta. Pero en ocasiones, que se trataba más que nada de asuntos de mercancía, se pasaba un buen lapso viéndose al espejo, evaluando su rostro; sus facciones y sus debilidades. Y lo hacía más que nada para fortalecer su carácter y no flaquear frente a esos sujetos. Se pasaba todo ese tiempo endureciendo su rostro, tiñendo sus ojos de ira y sus puños de coraje. Solo así tenía oportunidad de salir ileso de cualquier problema.
Le provocaba risa ver como sus oponentes, al mirarle a los ojos, sus rostros se quedaban perplejos y titubeaban. Tener ojos aqua era como un arma letal para Set. No había color que describiera a sus ojos, ya que estos cambiaban de color conforme a su ropa, situación o clima. Y cuando estaba encolerizado, se tornaban casi negros, como los de un felino a punto de atacar.
Hola :) voten y comenten porque se aproxima el capítulo donde habrá acción ^-^
No del tipo de acción que se imaginan._. xd eso será más adelante (͡° ͜ʖ ͡°)
Y les comunico que haré un fanfic de Maze Runner :D soy larcha desde el 2011 y se me ocurrió una gran idea. Ya sé que tengo muchas historias sin terminar y pensarán "ayy esta escritora, escribe historias y no las termina" pues les doy mi palabra que las voy a terminar todas:3 y quiero que se den una vuelta en mi fanfic que subiré en un rato más, se llama "Time after"
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