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2O

Keren había pasado los próximos días muy a gusto en compañía de Set, omitiendo algunas pocas horas del día en el que él salía con sus amigos y volvía hasta muy tarde.


Ya había tenido su primer día de clases y quedó maravillada. Consiguió hacerse amiga de una chica muy buena onda que se ofreció a ayudarla a estar al corriente.


Y en la casa, los padres de Set se comportaron muy amables con ella, pero Keren sabía de antemano que solo lo hacían para tenerla contenta y tranquila, y no porque realmente fueran una gran familia unida.


-¿Ya te vas, Keren? -le preguntó Meredith, la única amiga que tenía en la Universidad cuando la campana sonó; avisando la hora de salida.


Tanto ella y Keren se hallaban en el aula, acomodando sus cosas en la mochila.


-Sí. Es solo que se me dificulta llegar a mi casa de acogida por mi cuenta -se mordió el labio mientras se echaba las correas de la mochila sobre sus hombros.


-¿Y cómo es que vienes a la escuela? -su amiga ladeó la cabeza con curiosidad.


-El hijo de la familia en la que estoy me trae y me lleva a casa, pero hoy no podrá venir por mí porque tiene asuntos que atender.


-Oh, nunca lo he visto.


-Es porque me espera a unas calles de aquí -se encogió de hombros.


-Bueno, ¿Qué te parece si te llevo a casa? Hoy traje el auto de mis padres.


-Claro.



Ambas salieron al estacionamiento trasero donde un sinfín de estudiantes se deslizaban en sus coches y se iban a toda leche.


Meredith era una chica sumamente rubia, tan rubia que incluso su cabello parecía blanco y sus ojos demasiado azules para ser reales. Y era una de las que más era presa de las miradas de los estudiantes y Keren se sentía abrumada por ello, pero trató de no prestarle atención.


En esos dos días que llevaba en la escuela, extrañaba de lleno a sus amigos de Nueva York y a su hermano.


-Sube -le dijo su amiga, señalando hacia el Cadillac color plata que estaba frente a ella.


Keren sonrió y abrió la puerta del copiloto dispuesta a subirse cuando sintió que alguien le agarraba el hombro con suavidad. Se dio la vuelta bruscamente y se encontró con los ojos aqua de Set, sonriéndole.


-¡Set! ¿Qué haces aquí? -esbozó usa sonrisa y se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja, un tanto ruborizada, ya que no estaba acostumbrada a que los muchachos la miraran de tal manera en la que él lo hacía.


-Vine por ti. Cancelé el asunto con Miles -puso los ojos en blanco sin borrar su sonrisa -lamento el retraso.


-Eh, no. No hubo ningún retraso -dijo Keren, mirando a su amiga con nerviosismo -mi amiga iba a llevarme...


Meredith tenía los ojos entornados fijos en Set.


-Oh por Dios, ¿sales con Set Rex? -canturreó la rubia con excitación y Keren parpadeó confundida.


-No, él es el hijo de los señores con los que estoy viviendo -explicó, titubeante-¿Lo conoces?


-¿Conocerlo? Fue el novio de mi hermana hace un año -dijo, estupefacta -jamás lo había visto en persona.


-¿Tu hermana? -preguntó él, con interés.


-Marybelle Reeves -contestó Meredith.


-Ah, Marybelle -repitió él, sin mucho interés. Su sonrisa se borró por unos segundos y cuando cruzó la mirada con Keren, sonrió de nuevo -bueno, gracias por querer ayudarla, pero la llevaré yo.



Sujetó a Keren de la mano y tiró de ella, lejos del Cadillac plateado.


Ella apenas y pudo despedirse de Meredith, puesto que Set se la llevaba casi corriendo.


-¿Por qué vamos tan aprisa? -lo interrogó con desdén.


-Confías en mí, ¿verdad?


-Sí.


-Entonces no confíes en esa chica, ¿vale? -se detuvieron por fin en el auto de su padre y Keren se deslizó dentro con rapidez, al igual que Set.


-¿Por qué no debería de hacerlo? Es la única chica que se tomó la molestia de ayudarme en estos dos días -se colocó el cinturón de seguridad y lo observó fijamente, en espera de una explicación.


-Ya estás al tanto que soy un chico problemático, ¿no? -ella asintió y lo vio poner en marcha el auto -pues yo salía con Marybelle Reeves hace un año. Una chica muy guapa, más que tu amiga; y a mí nunca me había llamado la atención invitar a una chica a salir pero cuando la conocí, lo hice. Todo eran flores y corazones hasta que descubrí que ella era miembro de un grupo, o bueno, una pandilla de delincuentes.


-Pero, ¿tus amigos no son delincuentes? -se aventuró a preguntarle y él esbozó una sonrisa.


-Sí. También yo lo soy -le guiñó el ojo -pero ella era más experimentada que yo. E hizo lo posible para enamorarme; solo con el fin de que yo me entregara a su "pandilla" de imbéciles y así ellos pudieran echarme la culpa de un asesinato cometido no muy lejos de casa. Mataron a un chico en su propia casa, y lo peor es que se equivocaron de persona y al saber que yo vivía cerca, se les hizo fácil querer culparme a mí.



Keren escuchaba su narrativa con el rostro pálido y horrorizado.


-Cuando nos conocimos me dijiste que si me contabas a lo que te dedicabas; ibas a matarme.


-He cambiado de opinión -salieron del estacionamiento de la escuela y se incorporaron a las calles -¿Y te cuento un secreto?



Ella asintió.


-Eres la primera persona a la que le cuento esto y que sigue viva, ¿no es genial?


-¿Eres un asesino? -tragó saliva y sintió miedo.


-No realmente -sacudió la cabeza -pero días antes de que llegaras, provoqué la muerte de mi mejor amigo, y no sé si eso cuente como ser asesino, pero era su vida o la mía. Y quiero que no se lo cuentes a nadie; a menos que quieras terminar como él -le explicó con suavidad y le acarició la mejilla mientras conducía, dejándola helada.


-Set, ¿y no has pensado en retirarte de eso? Todavía eres joven y puedes tener otra vida.


-¿A qué te refieres con otra vida? -repuso a la defensiva.


-Pues ya no estarías con tus amistades que tienes ahora. Irías a la escuela y luego tendrías un buen trabajo y una buena esposa e hijos -se mordió el labio.


-No me interesa nada de eso, Keren. Es basura total. ¿Para que casarme si con solo estar con alguien basta? El matrimonio solo es un trozo de papel.


-¿Qué tiene de malo estar casado ante la ley?


-No puedes tener a alguien más porque ese papel te lo prohíbe.


-¿Alguien más? Se supone que con tu esposa tendrás más que suficiente.


-Sí; pero una esposa no puede estar todo el tiempo con su esposo.


-Vaya -se cruzó de brazos -pobre de la mujer que se atreva a estar contigo bajo esas condiciones.


-Entonces pobre de ti -se burló y ella enrojeció hasta las orejas.


-Me tienes mucha confianza a pesar de que solo llevo aquí una semana, eh, Set.


-Es tu rostro dulce el que me inspira confianza -reconoció.


-Ya veo...



Set asintió y continuó conduciendo hasta llegar a la casa. Ahí estaban los amigos de Set, esperándolo. Y en cuanto vieron bajar a Keren, sonrieron lobunamente.


-Tus padres nos echaron y decidimos esperarte afuera -le informó uno de ellos.


Keren ajustó las correas de su mochila y se escudó en la espalda de Set.


-Le dije a Miles que esta noche los iría ver -les ladró Set, molesto -si siguen viniendo a cualquier hora, mis padres llamarán a la policía y nos irá en feria a todos.


-No creo que lo hagan, además, tienen refugiada a una norteamericana -miraron a Keren y esta se estremeció -y estoy seguro que no quieren problemas. Tus padres son como nosotros, Set, solo que disimulan no serlo.


-Díganle a Miles que los veré luego -carraspeó y le indicó a Keren que entrara a la casa antes que él.


Obedeciendo, entró casi corriendo y esperó a Set en la puerta. Vio que se intercambiaron palabras muy extrañas y luego observó como esa manada de delincuentes se alejaba corriendo.


-Pensé que estarías dentro...-le dijo él, al verla de pie en el umbral.


-No tengo llave.


-Oh, es verdad. Que tonto -sacudió su melena rubia y abrió la puerta.


Cuando entraron se encontraron a Lola y a Trenton dándose un beso apasionado a mitad de la sala y al darse cuenta de los recién llegados, se apartaron pero no mucho. Simplemente Trenton gruñó y soltó a su esposa, pero ella rio por lo bajo.


Keren se ruborizó y disculpándose, subió corriendo a la habitación, mientras que Set... Set solo miraba con asco la situación e hizo una mueca de desagrado.


-Echaré de menos el silencio por las noches -graznó -ahora creo que habrá noches de sexo desenfrenado, ¿no?


-Deja de decir estupideces -espetó Trenton -es algo normal.


-Sí, bueno. Pero nadie es tan escandaloso como ustedes -exclamó, azorado -solo recuerden que hay una chica de América que está viviendo aquí. Por mi ni se preocupen, tendré audífonos todas las noches a partir de hoy.



La gélida mirada que recibió por parte de Trenton lo dejó sin cuidado. Era el maldito colmo que ellos tuvieran aun el deseo carnal luego de haber tenido hijos.


Perturbado y asqueado, optó por encerrarse en su habitación.


Entró a ella y cerró la puerta. Las paredes oscuras ya le estaban hartando, y pensó que ya era hora de pintarla de otro color.


-¿Qué color? -se preguntó a sí mismo -si existiera otro color más oscuro que el negro, sin duda ese sería mi favorito, pero no hay.



Momentos más tarde, mandó al cuerno sus ideas y se quedó dormido en medio de ropa, botellas de refresco y un sinfín de basura de frituras. Su cama parecía un bote de basura enorme.



Por otra parte, Keren no dejaba de darle vueltas al asunto de Set: Había "matado" a su mejor amigo para salvar su vida. Le recomendó no confiar en Meredith y le aconsejó no contarle a nadie acerca de todo eso.


Se sentía mal, muy mal.


Tuvo demasiadas expectativas pero su realidad fue más terrible. No pensó que vivir lejos de casa y en otro continente sería de tal manera.


Estaba frustrada y muy asustada.


De pronto, alguien llamó a la puerta y sobresaltada, se encargó de abrir sin preguntar quién era.


Era Lola Rex, la madre de Set.


Tenía una rebosante sonrisa en los labios y sus ojos azules brillaban.


-Hija, ya está lista la comida.


-Eh, gracias señora Rex. En un segundo bajo.


-Está bien, cariño. Y de paso dile a Set que baje a comer.



Y dándose la vuelta, la dejó parada en la puerta con perplejidad.


Le echó un vistazo a la puerta de Set y sintió escalofríos.


¿Y si él se enfadaba? ¿y si estaba haciendo algo importante y ella lo interrumpía? Meneó la cabeza de un lado a otro y cuadró los hombros antes de deslizarse hacia esa puerta y dar unos cuantos golpecitos.


Sin embargo, él no salió a abrirle.


Intentó varias veces más hasta que por fin, la puerta se abrió y ahogó un gritito al ver el rostro de Set sonrosado y sudoroso. Sus ojos estaban entrecerrados e inflamados.


-¿Qué es lo que pasa? ¿Acaso no puedo tomar una maldita siesta en paz? -dijo con desprecio y luego bostezó y al darse cuenta que era Keren, cerró la boca con pena -oh, lo lamento. Pensé que eras mi madre.


-Ella me mandó a llamarte -repuso.


-De seguro está lista la comida, solo para eso se digna a venir a buscarme -se encogió de hombros -ya que. Vamos.



La comida entre la familia Rex continuó siendo fúnebre e incómoda.


Las miradas que ellos se enviaban no eran de amor, sino desconfianza y decepción. Y Keren no estaba segura si podría seguir aguantando más aquella insoportable situación.


-Eh, ¿puedo hablar un momento? -interrogó, presa de los nervios. Tanto Lola, Trenton y Set voltearon a verla.


-Claro, hija -declaró Lola y la instó a hablar.


Trenton la miró de soslayo y Set volvió a ponerle atención a su plato de comida.


-He estado pensando que la mejor opción es que yo busque un departamento pequeño donde vivir y así no causarles molestias. Le hablaré a mis tíos hoy en la noche para platicarles mi idea -sentenció, sintiendo la mirada aqua de Set casi perforándole el cuello. Keren se hundió en su asiento y bajo la mirada.


-¿Por qué quieres irte? -la voz de Set sonó más dura de lo que pensó y enseguida trató de remediarlo -es decir, ¿no te sientes bien aquí?


-La chica no se siente bien aquí porque siempre estás peleando, Set -siseó su padre y este lo fulminó con la mirada.


-Basta, los dos -declaró Lola en cuanto se dio cuenta que Set estaba a punto de replicar -a ver, cariño -agarró a Keren de la mano y le sonrió con amabilidad -¿Por qué quieres irte? Aquí aceptamos cuidarte todo un año entero así como tu familia cuida de nuestra hija en Norteamérica.



Indecisa, Keren se mordió los labios y miró a los ojos a la señora Rex, quién esperaba pacientemente una explicación.


-Es que siento que seré una carga extra para ustedes y no quiero que tengan más peleas. Y menos si yo soy el motivo -dijo.


-Llevas poco más de una semana con nosotros, querida, no puedes pensar que eres una carga -terciopelo Trenton, esbozando una sonrisa.


-No le llames así. Ella no es tu querida -musitó Set y Lola rodó los ojos sin soltar la mano de Keren.


-¿Hasta eso me vas a prohibir? -Trenton ahogó una risa nasal, haciendo enojar a su hijo -soy tu padre y tienes que respetarme.


-No lo eres -replicó el chico -y lo sabes.



Entonces se retiró de la mesa y echó a correr a la escaleras, dejando más tenso el ambiente.


-Para que puedas sobrevivir estos meses aquí, primero que nada tienes que aprender a lidiar con el carácter de mi hijo -dijo Lola -él no siempre fue así. Fue agresivo desde pequeño pero no a tal grado de faltarnos el respeto como lo hace ahora.


-¿Es por qué supo que el señor Rex no era su padre? -interrogó Keren con pena, sintiendo la mirada de Trenton sobre ella.


-Sí -afirmó la mamá de Set con mucha vergüenza.


-A pesar de que no es mi hijo, lo quiero y tengo que soportarlo -añadió Trenton con indiferencia -sus insultos no me duelen porque entiendo como se siente. ¿Quién no actuaría como él si se enteran que toda la vida has vivido y creído que tu padre no es lo que pensabas que era?


-Oh -dijo Keren, asintiendo.


-Pero no habrá problema con eso, hija -continuó diciendo el padre de Set -porque por lo que hemos visto, Set ha actuado diferente desde que llegaste e incluso se ve que le caes muy bien.


-Que le caiga bien no es algo maravilloso, supongo. ¿Qué tal si después le desagrado por un motivo minúsculo? -dijo, abrumada -yo tengo un hermano que es algo similar a él pero tiene límites. No sé cuando Set va a enfadarse o pensar algo mal de mí. Y me deprime ver el tipo de relación que hay entre ustedes.


-¿Sabes? Él necesita a alguien en quién confiar -confesó Lola con tristeza -Beatrice siempre había intentado comunicarse con su hermano pero fue imposible; y espero que tú puedas ser ese hombro en el que él pueda sostenerse.


En eso, los pasos apresurados de Set hizo que los tres cerraran la boca abruptamente.


-Regreso en unas horas -fue lo que dijo Set al salir.


-Deja las llaves de mi auto -le ordenó su padre, pero él no le hizo caso y salió a la calle dando un portazo.


Keren se revolvió incómoda en la silla y postró su oscura mirada en la mesa sin saber que decir.



Set salió dando zancadas a la calle y se deslizó dentro del auto como una fiera. Odiaba que su familia fuese una mierda.


Profundizó su ceño fruncido y aceleró. El piercing de su ceja se elevó y le envió una ácida mirada al semáforo. Se detuvo bruscamente y esperó impaciente a que volviera a tornarse verde.


No tenía planeado ir directamente hacia donde se encontraba Miles, así que dio varias vueltas por las calles hasta que no tuvo más remedio que llegar a la casa de su amigo.


Aparcó detrás de un automóvil demasiado viejo como para estar en función y deslizándose al exterior, tocó el timbre.


Esperó unos minutos hasta que al fin alguien se dignó a recibirlo.


Miles, al verlo, sonrió y lo invitó a pasar.


-Fue rotundamente inaceptable la manera en la que cancelaste el trabajo hace unas horas -dijo Miles, sin ninguna pizca de enfado en su voz. Lo llevó hasta el interior de la sala y ambos se sentaron en el sofá.


La casa era humilde pero muy acogedora. Miles vivía con su abuela, la cual se la pasaba el mayor tiempo recostada en su cama por el dolor de cadera.


-Tenía un pendiente que atender -replicó Set con vaguedad.


-¿Fuiste a traer a la Universidad a la chica norteamericana, no?


-En efecto.


-Si no te conociera, diría que vas en serio con esa chica. Finges muy bien -agregó Miles sonriendo aun más. Se levantó y se dirigió a la cocina sin esperar respuesta.


-Ya te dije que me gusta. Quiero que sea mi chica pero no como piensas -repuso Set al instante -ya te dije que para ser buen traficante, tienes que tener a una chica a tu lado que te apoye en todo. Por ejemplo, si tengo un mal día, sé que habrá alguien esperándome con las piernas y brazos abiertos en mi cama.



Miles volvió a la brevedad con un par de cervezas y riendo por lo bajo.


-Entonces es más la atracción carnal.


Set asintió.


-¿Y crees que ella va a aceptar estar contigo sabiendo a lo que te dedicas?


-Bueno, pues ya sabe que soy un chico problemático -dijo a la defensiva -y no le importa. Dice que confía en mí.


-Apenas te conoce de una semana y unos días. Es sospechoso que te diga todo eso -se tomó a pecho más de la mitad de la cerveza y Set apenas y la probó-¿no será amiga o familiar de Marybelle Reeves?


-Nah -dijo Set, bebiendo la cerveza a pecho -pero se hizo amiga de la hermana de Marybelle, se llama Meredith. Por desgracia van en el mismo salón de la Universidad.


-¡Tienes que apartar tus ojos de la chica norteamericana! -exclamó Miles con los ojos entornados -ella puede ser manipulada por Marybelle y ya valiste...


-Le conté a Keren el problema que hubo entre esa chica y yo, y le dije que no confiara en Meredith.



A Miles se le fueron los colores de la cara. Se puso pálido y rígido.


-¿Qué? ¡Qué te pasa! Le estás contando todo a esa niñata y eso puede perjudicarnos.


-Relaja el trasero, Miles. Keren es una chica sumamente lista y no le conviene abrir la boca. Además, siempre vigilo y monitoreo sus llamadas.


-Estás loco.


-Gracias.


-No era un elogio, sino una manera de decirte que debes parar. No introduzcas a esa chica en nuestros asuntos. Mejor búscate a alguien que pueda mantener la boca cerrada y que confíe en nosotros.


-Keren no confía en ustedes porque solo se la pasan mirándola con morbo cada que la tienen enfrente -masculló el rubio, irritado. Jugó con la botella y la dejó en el suelo sin ninguna gota dentro.


-No niegues que la niñata está buenísima.


-No lo niego. Está muy guapa pero es mía y nadie de ustedes tiene derecho a hablarle y mucho menos tocarla, ¿okey?


-Así te pusiste cuando salías con Marybelle y dabas miedo.



Set volteó a verlo con los ojos en llamas y Miles titubeó.


-Cállate.


-Solo quiero que pienses lo que vas a hacer. Esa chica tiene una vida normal y no es justo para ella que la involucres a la fuerza a nuestro ambiente. Ya viste lo que pasó hace más de una semana mientras apostamos de escalar los edificios, murió...


-¡Cierra la boca! -gruñó, recordando el rostro de su mejor amigo cayéndose desde lo más alto de un edificio y sintió escalofríos.


-Murió tu mejor amigo, Set. ¿Acaso algún día quieres que muera ella para salvarte a ti mismo? Eres un chico frío, distante, frívolo y para nada amigable, pero aun así eres mi amigo y te aprecio. Yo también hubiese hecho lo mismo que tú para salvarme pero te repito, deja en paz a esa norteamericana porque no forma parte de esto.


-¿Y a ti qué demonios te importa? Si me la quiero coger, es mi problema, ¿okey?


-Y pensaba que el que estaba mal de la cabeza era yo...


-Llevamos siendo colegas desde hace un año, Miles. No me conoces en lo absoluto. Y estoy seguro que no querrás conocerme.


-Viéndolo de esa manera, tienes razón. Tu mejor amigo te conocía de toda la vida y lo traicionaste.



Set había tratado con todas sus fuerzas ignorar los mezquinos comentarios de Miles pero aquello fue la gota que derramó el vaso de su paciencia.


Le dio una patada a la botella vacía de cerveza y se levantó como un resorte, sobresaltando a Miles.


-No vine hasta aquí para hablar sobre él -masculló con veneno y apretó los puños.


-Cálmate -sentenció su amigo con irritación -de acuerdo, hablemos mejor sobre el verdadero asunto. Iremos al grano.


-Desde un principio debió haber sido así -ladró y volvió a sentarse en el sofá con los brazos cruzados. Un músculo palpitó en su mandíbula y arqueó la ceja que tenía el piercing.


Miles, por su parte, se alisó las mangas de su sudadera e imitó la pose de Set.


-Recibimos noticias sobre Black -dijo, con cautela.


La reacción de Set fue neutra y asintió.


-¿Qué dijo?


-Está esperando ansiosamente a que le entreguemos su mercancía para mañana a la media noche.


-¿Y hay algún problema? Siempre lo hemos entregado en la fecha y hora acordada.


-El imbécil de Aaron provocó una confrontación con Hitachi, el idiota que entrega la mercancía a nuestra ciudad, y bueno -elevó los ojos al techo con resignación -los pedidos fueron robados mientras discutían. Nadie sabe a donde fueron los 50 kilos de Cocaína, Set y si Black se entera de lo que pasó, nos va a matar.


-¿50 kilos? -los ojos de Set se abrieron como platos-¿Quién demonios perdería de vista esa cantidad? Debes estar tomándome el pelo.


-No -repuso su amigo con gravedad -Aaron por poco sufre un ataque cardíaco cuando se dio cuenta. Hitachi se largó en ese momento con una sonrisa en los labios. Sospecho que él tuvo algo que ver.


-Pues entonces vamos a buscarlo -sentenció Set -conmigo no va a poder jugar.


-Aaron supuso que dirías algo así -añadió con ironía.


-Como sea -se levantó del sofá y se frotó la muñeca -vamos, muero de ganas por reventarle esa cara de asiático a Hitachi.



Ambos se dirigieron a la puerta pero Miles se detuvo justamente en el umbral, esbozando una sonrisa maliciosa que dejó perplejo a Set.


-Me olvidaba de algo muy importante -objetó su amigo, echándose a correr al comedor donde abrió su mochila y sacó una libreta -anoté cada una de las tareas que necesitas hacer para no reprobar el semestre porque ya has faltado casi un mes a la escuela.



El rostro de Set se ruborizó y le quitó la libreta de un manotazo. La hojeó y se la devolvió con cara de pocos amigos.


-No pienso regresar nunca más a ese patético lugar -protestó.


-Tienes que intentarlo. Es nuestro último año y para estas fechas ya deberías estar en la Universidad, no en preparatoria.


-Odio la escuela.


-La odiarás si sigues evitándola -le acercó la libreta otra vez y Set se negó a recibirla.


-No tengo deseos de volver, lo digo en serio -susurró, dándose por vencido. La mirada áspera de su amigo era su mayor calvario.


-Yo te ayudaré a estudiar, pero tienes que terminar el semestre -lo animó.


-Ajá. Pero si casi estás como yo. Además si te gustara estudiar, no estarías metido en el tráfico de drogas -siseó.


-Le he puesto ganas -se acomodó el cuello de la sudadera con suficiencia y le lanzó la libreta a la cara -y te estoy haciendo un gran favor, ahora llévate la maldita libreta. Y estoy en el tráfico de drogas porque necesito dinero extra para ayudar a mi abuela -bajó la voz en lo último para que ella no lo escuchara.


-Bien, pero te patearé la cara si esta mierda no me funciona -lo amenazó, recogiendo la libreta y sujetándola debajo del brazo.


-La educación está si el alumno tiene deseos de aprender -añadió Miles con voz filosófica -el saber es la puerta a muchas oportunidades...


-Cuando termines de hacerte idiota me avisas -le dijo Set en la acera. Miles se sorprendió ver como había salido tan rápido sin que se diera cuenta.










Hola :) aquí les dejo un capítulo de Darker Beauty cuenta de Navidad♡ espero que se la pasen súper bien estos días y que se llenen de paz, armonía, bendiciones y amor. A más tardar subiré el próximo capítulo antes de Año Nuevo, siempre cuando este capítulo llegue a los 1OO votos. Muchas felicidades, nos estamos leyendo:)》








































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