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102

-Buenas noches, señor Landon-Egon frunció el ceño al ver a un médico desconocido con lentes de aumento con montura de color amarillo canario entrar por la puerta. Se acomodó en la cama con cierta dificultad y le echó un vistazo de pies a cabeza.
-¿Buenas noches?-preguntó Egon a su vez, un poco perplejo-¿quién es usted?
-Oh, me han transferido a este hospital hace dos días y me haré cargo de su rehabilitación-contestó el médico con singular alegría y checó unos papeles con profesionalismo-va muy bien, y déjeme decirle que eso es muy bueno.
-¿Qué hay de los otros médicos?
-Tienen más pacientes que atender-contestó con vaguedad y se acercó a revisar los medicamentos que estaban en la mesita-pero no se preocupe, está en buenas manos.

Egon cruzó la mirada con él y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Ese hombre que decía ser médico no le inspiraba confianza, además parecía estar aburrido y fingir ser amable le divertía. Además la bata blanca le quedaba un poco apretada y le era imposible leer su nombre impreso en ella.
-Disculpe, ¿cuál es su nombre y número de cédula?
-Oh-dijo de repente y con una sonrisa le entregó su identificación. Era una tarjeta donde tenía su nombre completo, número de cédula y dirección de su sanatorio particular.

"Dr. Burke Strom"

Egon se la devolvió y se calmó. No tenía nada de que preocuparse. Era solo un médico extraño que sonreía demasiado y que iba a cuidarlo.
-Doctor Burke Strom-pronunció su nombre y el médico sonrió.
-Llámeme doctor Strom.

*****

Keren y Set se hospedaron en un hotel demasiado costoso para el parecer de ella, sin embargo, no objetó nada porque era bellísimo y también por la importante razón de no echarlo todo a perder ni romper el momento cursi.
-Ahora entiendo todo-dijo a Set, riéndose. Él, que estaba dando su nombre al recepcionista para la habitación, la miró con perplejidad.
-¿Qué cosa?
-Necesitabas traerme a un hotel de casi 5 estrellas para darme tu corazón completo. Curioso, muy curioso-se mordió el labio, reprimiendo una sonrisa.

Set terminó de dar sus datos falsos y de pagar la habitación, cuando la agarró de la muñeca y la besó deliberadamente en los labios frente al señor de la recepción.
-Si quieres te compro todo Dubai-le susurró entre dientes al soltarla. Y le arrebató amablemente la llave al recepcionista, quién los observaba con desconfianza-gracias, señor.
Arrastró a Keren con él hasta el elevador y ella rompió a reír al momento de entrar.
Él la atrajo a su cuerpo sin dejar ningún espacio entre ambos y comenzaron a besarse con excitación sin ponerse a pensar en las personas que tal vez entrarían en los próximos pisos.
-Mi corazón ya es todo tuyo ahora-le informó el rubio sin apartarse.
-¿Y qué pasaría si quedo embarazada esta noche?

Él se tensó y se alejó un poco para mirarla.
-¿Quieres un bebé?
-Pues...
-Yo puedo darte los hijos que quieras, cariño-le acarició el contorno de su mandíbula con la yema de su dedo índice-siempre y cuando vengas conmigo para estar a salvo y libre de toda atadura.

Keren fingió hacer pucheros y le acercó el rostro al suyo para devorarlo a besos una vez más.

》Pinnn... 《

Las puertas del elevador se abrieron y se separaron gradualmente a una distancia apropiada en un segundo.
Una pareja de ancianos entró lentamente y se situaron junto a ellos sin notar su presencia, puesto que se hallaban demasiado ocupados discutiendo como para reparar en que había alguien más ahí.
-Te dije que apagaras tu teléfono al salir de la habitación pero no que lo dejaras adentro, Joseph-espetó la anciana con enfado. Su acompañante rodó los ojos y se acomodó las gafas sobre su nariz aguileña. Tenía el rostro ligeramente enrojecido por la vergüenza pero no añadió absolutamente nada.
Keren tuvo ganas de decirle a su esposa que se callara pero se contuvo. La mujer casi iba a golpear al señor con su bolso cuando la puerta doble hoja del elevador se abrió y entraron tres personas más a hacerles compañía.
-Parece que solo llegando a nuestra habitación tendremos paz-siseó Set, Iracundo y presionó el botón del piso 6.
Salieron a paso rápido de ahí y le echaron un vistazo a los ancianos y a las tres personas que no bajaron con ellos, y sintieron un tremendo alivio.
-¿Qué habitación es?-preguntó ella, inspeccionando las puertas de cedro.
-Estamos en el piso 6. Nuestra habitación está tres pisos más arriba.
-¿Qué?-la cara de ella se tornó llena de incredulidad.
-Lo que pasa es que no soportaba estar más tiempo metido ahí con esas personas desagradables-le explicó y la tomó de la mano-además son solo tres pisos que subiremos en la escalera. No puede ser tan malo.

Y a los pocos segundos de haber comenzado a ascender, Set se estaba infartando y Keren partiéndose de la risa, tratando de animarlo a continuar.
-¡Este es el fin!-gimió el rubio, agarrándose el pecho con dramatismo.
-Set, por Dios-le dijo ella, limpiandose una lagrimilla de tanta risa-has hecho cosas más fuertes y no puedes rendirte ante una escalera.
-La adrenalina no está en mí en este momento.
-¿Necesitas motivación?-inquirió ella con voz seductora. Él asintió, sonriendo con malicia.
Ella le soltó la mano y echó a correr hacia arriba con expresión burlona.
-Si me atrapas, prometo ser tu esclava esta noche-le propuso, alzando las cejas varias veces-pero si no lo logras, dormirás afuera de la habitación, justo en el pasillo en ropa interior.

Aquello hizo reír a carcajadas al rubio y Keren no perdió más el tiempo y se dispuso a no ser atrapada; pero no se dio cuenta que él logró subir tres escalones de un salto y la cogió antes de que ella llegase al piso correcto.
-Mía-le gruñó él en la oreja, haciéndola estremecer.
-Tuya.

Besándose como si sus labios fuesen lo único que los mantenían vivos, se desplazaron al interior de la habitación y cerraron de una patada teatral la puerta mientras se despojaban de sus prendas y caminaban a ciegas en dirección a la cama o algo en donde detenerse para luego continuar.
-Maldita sea-dijo él cuando su dedo quedó atorado en el cabello de su novia-lo siento.
-Me haré una cola de caballo-le avisó y se apresuró a recogerse la melena-continua quitandome la ropa, bobo.
-Soy un maldito matapasiones, ¿no?
-No lo creo, solo eres algo torpe.
-¿Torpe? Ajá. Solo porque tu cabello esté enredado no significa que...

Ella lo hizo callar con un beso y lo empujó de lleno a la suave cama, poniéndose cuidadosamente encima de su cintura, con las piernas a su alrededor.
-Mi cabello está como yo quiero que esté-dijo ella, mordiendole el labio inferior, provocando que él le lanzara una mirada de completo deseo-y tú estás también en donde yo pensaba tenerte.

******

Definitivamente la otra casa de Roch era espectacular y más grande que la anterior. Adam se quedó estupefacto ante la majestuosidad de aquella casa y bajó atónito del taxi con Henry y Allen pisandole los talones.
Habían muchos faroles de luz que le facilitaron demasiado ver la casa completa sin escaparsele ningún detalle.
-Quedese con el cambio-oyeron a Roch decirle al chofer y este agradeció complacido y echó a andar el taxi lejos de ellos.

Había árboles rodeando toda la casa, incluso elegantes enrederas adornando las columnas de mármol de la entrada con algunas florecillas silvestres.
-Parece más un palacio-observó Henry, maravillado.
-Y no han visto el interior todavía-dijo el dueño, mofándose y caminando hacia la puerta.
Lo observaron acuclillarse frente a una planta, que no era difícil reparar en ella, y escarbó entre la tierra durante unos segundos, luego se detuvo y se incorporó, limpiandose las manos en sus pantalones.
-La llave de repuesto-informó, mostrando la pequeña llave de plata con un poco de tierra.
-¿Dónde está la llave original?-preguntó Henry.
-Está en la otra casa, pero no podemos ir por ella porque está siendo vigilada por la policía.

Adam se dedicó a examinar las paredes mientras que su hermano y Allen esperaban pacientemente a entrar.
Roch abrió por fin la puerta y entró a la casa con una leve sonrisa, pero todo estaba oscuro. Dio unas palmadas estruendosas y las luces se encendieron.
-Es asombroso-murmuró Adam, contemplando el interior con fascinación.
El piso era de azulejos blancos muy brillosos, las paredes de madera barnizada con demasiados objetos costosos adheridos a ella. Estatuas de mármol, pinturas exóticas, muebles elegantes y un sinfín de cosas más que solo podían admirarse con los ojos.
Y hubo algo que captó la atención de Adam por sobre todo lo demás y fue una fotografía de su madre idéntica a la pintura que encontró en el estudio de Roch.
-Tío Roch-dijo. Se sentía raro por llamarlo así.
Roch volteó a verlo rápidamente y se acercó a él.
-¿Qué pasa?
-¿Eres pintor?
-Profesional no-contestó con las cejas juntas-¿por qué preguntas?
-Es que cuando estábamos en tu otra casa, por accidente vi unas pinturas de nosotros en tu estudio que fueron hechas meticulosamente trazo por trazo que incluso parecían fotografías-las mejillas de Adam se encendieron al estar recitando su crimen de curioso pero su tío no pareció enfadarse.
-Oh, así que viste esas pinturas-sonrió-las pinté no hace mucho.
-Pintas muy hermoso-lo halagó.
-Solo cuando estoy inspirado, y eso sucede cada siglo-carraspeó, abochornado.
-Deberías enseñarme algún día tus bocetos.
-Claro que sí.

Tiempo después todos se ducharon y Roch les indicó que agarrasen la ropa que quisieran de los roperos y que había ropa de niño en uno de los cajones para Allen.
-¿Tenías hijos?-le preguntó Henry con interés cuando Roch verificaba la regadera que había quedado goteando.
El rostro de aquel hombre de tatuajes se ensombreció brevemente y no contestó.
-Está todo listo-musitó y salió a la habitación-cuando se vistan, bajen porque pediré algo de comer.

Dicho eso, abandonó la estancia con aire sulfurado.

Adam, por su parte, se sintió como nuevo después de bañarse. Se vistió con un pantalón vaquero y una playera roja que le quedó estupendo. Se miró al espejo y notó como su rostro estaba tan demacrado y nauseabundo. Aun tenía leves moretones en el cuerpo y parte de la cara pero fuera de todo se hallaba bien.
No servía de nada que su cuerpo estuviese en buen estado cuando su corazón estaba destrozado.
-¿En serio tenías que irte tan pronto, Beth?-le preguntó en un susurro, mirándose al espejo fijamente-teníamos muchos planes, ¿recuerdas? Nos íbamos a casar muy pronto y te fuiste sin despedirte ni llevarme contigo.

Sintió como un nudo ascendía por su garganta y apretó los puños y labios con fuerza.
-No me vas a hacer llorar otra vez, Beatrice.

Y se dio cuenta demasiado tarde que a pesar de que apretara los puños y jurara no llorar más, las lágrimas que en ese instante resbalaban por sus mejillas continuarían saliendo por su cuenta hasta que el vacío y el dolor interior cesara.
Comprendió que jamás dejaría de llorar por ella si continuaba pensando en su hermoso rostro y en sus gloriosos besos, ni en su hermoso cabello rojo hipnótico.
¿Acaso era posible olvidar a alguien con quién habías pasado los mejores momentos de tu vida?
Furioso, se limpió la cara y se acomodó el cabello con los dedos, el cual había crecido un poco desde la última vez que visitó una estética, incluso tenía un poco de barba.
Se dejó caer en aquella cama con la vista vuelta al techo y contemplo la lámpara que se mecía tenuemente gracias al ventilador de estaba arriba.
Había un reloj pequeño cerca de él y vio la hora.
1:10 am.

Se levantó de un salto y salió a encontrarse con los demás.
Se guió por las voces y llegó a la sala, donde tuvo que bajar varias escaleras hasta poder encontrarlos.
Todos estaban frescos y bien vestidos, incluso Allen. Su ropa era maravillosa, aunque parecía antigua.
Había pizza, hamburguesas y sodas para cenar.
Roch tenía puesto un delantal floreado mientras servía los refrescos en los vasos y ayudaba a Henry a servir los platos de cristal en la mesa (que también era de cristal).
-Pedí tres pizzas: hawaiana, pepperoni y casera-anunció Roch al verlo sentarse.
-¿Qué ingredientes tiene la casera?-quiso saber Adam con voz ronca y tratando de escudarse con su vaso de Cocacola.
-Salchicha, tocino y cebolla-contestó Roch, evaluando su expresión.
-Yo quiero de pepperoni-alardeó Allen. Su cabello estaba aplastado hacia atrás y su rostro se miraba más infantil.

Cenaron gustosamente, devorandose casi una pizza cada uno y todo el refresco. Roch dejó de preocuparse por el desastre cuando comió la cuarta rebanada de su pizza casera.
A pesar de que tenían el estómago lleno y satisfecho, adoptaron poco después expresiones taciturnas. Se sentaron en los sillones y el cansancio se apoderó de los tres, sumergiendolos en un sueño profundo sin molestias ni interrupciones.
Sin embargo, Adam abrió los ojos repentinamente horas más tarde y bostezó. Escrupulosamente barrió todo a su alrededor y vio a los demás enrollados en los sillones presas del sueño.
Echó un vistazo por encima del sillón y se levantó.
Checó el reloj de la entrada, donde sus manecillas decían que estaban a punto de dar las seis de la mañana.
Y se preguntó que habría pasado con los perros de Roch luego de aquella espantosa masacre en la otra casa.
Como ya no tenía sueño, decidió vagar por la casa en lo que se despertaban, y no tardó mucho en encontrar algo divertido que hacer, puesto que halló una habitación repleta de máquinas de juegos, tanto de Pac-Man, Snake, y otros muy divertidos en el segundo piso.
Era un cuarto de juegos que alguna vez le perteneció a un niño o a varios y cayó en cuenta que la ropa de Allen era del dueño de aquel cuarto.
Tal vez era hijo de Roch que había crecido y se marchó al momento de ver cuan aburrido eran los juegos infantiles.
No obstante, lo extraño de todo era que no había ninguna fotografía de su hijo en toda la casa, o a menos que él no hubiese visto bien los retratos.
Pensando en ese niño invisible, entró al cuarto y encendió la máquina de Pac-Man, y la luz se apagó. Hizo ruidos y luces luminosas cubrió el lugar. Adam lo apagó de inmediato, quedando de nuevo en penumbras y volvió a encender la luz.
-No deberías estar aquí, Adam.

La voz de Roch surgió detrás de él y Adam saltó del susto.
Giró sobre sus talones y lo miró avergonzado.
-Lo siento-se disculpó e intentó escabullirse fuera de ahí, pero Roch le tapaba la entrada.
-Este lugar dejó de usarse hace muchísimos años-dijo con voz queda. Sus ojos mostraron nostalgia y melancolía.
-¿Era de tu hijo?-Adam se atrevió a preguntarle.
Roch asintió, sonriendo tristemente.
-¿Y dónde está él?
-Se fue.
-Oh-Adam asintió, sin saber realmente a qué se refería con eso-algún día va a regresar, no te preocupes.
Roch dejó escapar una risa vacía y le palmeó el hombro, indicándole que era hora de salir de ahí.
Salieron al pasillo y Adam lo notó deprimido.
-Horst jamás volverá, de eso estoy seguro. La única manera de verlo es que yo vaya a donde él está-dijo de pronto y Adam sintió escalofríos.
-¿Él murió?
-Lo asesinaron-repuso Roch con frialdad y amargura.

A Adam se le secó la garganta y se odió por ser tan curioso.
-Lo siento.
-Eso pasó hace cinco años, no pasa nada-lo tranquilizó.
-¿Qué ocurrió?
-Steve Blake lo confundió contigo-respondió entre diente y Adam vio como apretaba los puños-pensó que se trataba del hijo de Egon y Shelby.

Aquella revelación dejó a Adam livido.
-Si Blake mató a tu hijo, ¿por qué te aliaste con él para atraparnos?-le preguntó en un siseo.
-Sabía que Egon no dejaría que un imbécil como Steve lo asesinara, fue por eso que puse la condición de que Keren y tú vinieran conmigo para evitar que los tocara. Tu padre es un hombre muy listo, le seguí la pista desde antes de llegar al acuerdo con Blake y supe que no había problema.
-Pudieron haberlo matado-espetó Adam.
-No. Egon es como el diablo: difícil de matar. Solo él mismo puede quitarse la vida si quiere.
-No es gracioso.
-Nunca dije que lo fuera-se encogió de hombros y continuó caminando rumbo a la escalera.

La conversación había dado un giro 180 grados, y en vez de que Adam lograse sacar más información de Roch, solo consiguió que él lo echara del segundo piso, diciéndole que tenía algo que hacer y que se hiciera cargo de despertar a los demás.
Y cuando estuvieron todos despiertos justo a las 7 en punto, Roch apareció con dos maletas súper pesadas en la sala. Henry y Adam corrieron a ayudarle, colocandolas en el suelo.
-¿Qué es todo esto?-cuestionó Henry, ahogando un bostezo.
-Ropa. Estoy seguro que la pareja de enamorados y su hijo, van a necesitar cambiarse o ustedes-contestó Roch, despistado-quedó pizza en la nevera, calientenla y desayunen. Luego si gustan pueden ducharse y ponerse otra ropa. Voy a llamar a alguien.

Adam consiguió captar su mirada y su tío asintió, dándole a entender que le llamaría al abogado.

****

Egon apenas y logró pegar el ojo tras la desesperación de no ver a Adam ni a Keren, y tampoco a Roch.
Trenton había ido a avisarle que ellos, junto con Allen y Henry, habían acompañado a Roch a cambiarse en una de sus casas y que no sabía si volverían esa misma noche.
Y para rematar sus nervios, el doctor Burke Strom lo cuidó amablemente toda la noche, sin si quiera largarse un momento.
-Doctor Strom-siseó Egon pero el sujeto permaneció inmóvil sobre la silla junto a él-¡Doctor Strom!

El hombre despertó bruscamente y miró a todos lados con los ojos desorbitados. Se le habían caído los lentes de aumento color amarillo canario sobre la bata y se los colocó rápidamente sobre el puente de la nariz.
-¿Qué pasa, señor Landon?-interrogó, mostrando un mejor humor que el de su rostro rígido.
-¿Por qué pasó toda la noche en mi habitación? ¿No se supone que tiene que ir a atender a más pacientes?
-Oh, claro que no. Usted fue asignado especialmente para mí.
-¿Eso es posible? Este hospital no es particular para que asignen médicos particularmente a sus pacientes.
-Hice un papeleo para poder tener a un solo paciente y me dieron a usted-le informó, esbozando una sonrisa radiante.
-Supongo que a mí amigo también le van a asignar un médico, ¿no?
-No lo sé. ¿Cómo se llama su amigo?-preguntó con interés.
-Gabriel McCall.
-Si quiere yo puedo pedir cuidar de él para que se recupere pronto, claro si no es que algún colega ya lo solicitó-sugirió amablemente y ahogó un bostezo.
-No sé si sea...

Las palabras de Egon se cortaron cuando la puerta se abrió y entró su hija acompañada de su novio. Ambos sonriendo de una manera sospechosa y con el rostro ruborizado. Los dos estaban ligeramente despeinados.
Él estrechó los ojos, sabiendo que habían hecho en toda la noche pero no objetó nada. No quería pensar en que su bebé había estado haciendo el amor con Set White mientras él se hallaba bajo el escrutinio de un médico extraño.
Al segundo que notaron la presencia del doctor Strom, dejaron de sonreír y se quedaron quietos en el umbral.
-¿Dónde demonios estabas, Keren Natalie?-bramó su padre, incorporándose pero una punzada en el hombro lo hizo estremecerse.
-No se debe esforzar mucho, señor Landon. La sutura está muy fresca aun-añadió el doctor y los recién llegados se mostraron inseguros.
-Gracias-dijo Egon, sin dejar de mirar a su hija y al rubio-¿no vas a responderme, Natalie?
-Señor Pe...
Keren le dio un codazo a Set y este bufó.
-Quise decir, señor Landon-dijo sulfurado-ayer llevé a Keren a...
-Mejor guardate los detalles-masculló Egon con frivolidad.
Keren bajó la mirada con vergüenza y Set le apretó la mano.
El doctor Strom miraba amablemente a la pareja desde su asiento, como si estuviese esperando el momento adecuado para presentarse.
-Bueno, no importa-repuso su padre con un suspiro-miren, este es el doctor Burke Strom, él se hará cargo de mi recuperación.

Con cierta confusión, postraron la mirada en aquel médico de lentes llamativos y lo saludaron cortésmente con una sonrisita.
-Keren Peitz-se presentó ella con amabilidad-hija de Allen Landon.
-Set White, novio de Keren-se apresuró a decir el rubio, aunque aquellas últimas palabras no venían al caso.
-Un placer conocerlos, yo seré el doctor particular de su padre-añadió el sujeto con un ápice de emoción-pero por el momento iré a checar unos papeles. Volveré en un par de horas para revisar que está todo en orden.
El doctor se abrió paso entre la pareja y se alejó por el pasillo silbando una melodía desconocida.
-Es un hombre demasiado extraño-puntualizó Set cuando él y Keren cerraron la puerta tras de sí-¿está seguro que es un doctor de verdad y no un farsante?
-Vi su cédula profesional, parece ser que no miente-dijo Egon.
-¿Y por qué dice que es tu doctor "particular"? Se supone que este hospital no es privado-agregó su hija con el ceño fruncido y mirando con atención el suero que su padre tenía adherido a su brazo con una aguja.
-No tengo idea-Egon se encogió de hombros y estrechó los ojos en dirección a ella-y prefiero cambiar el tema, señorita.
-Papá, escucha, estoy bien y pues decidí salir a dar una vuelta con los chicos-replicó con rapidez.
-No te habían dado de alta aun-siseó su padre. Y por el rabillo del ojo notó que Set se revolvía incómodo en su lugar-te pudo pasar algo terrible.
-Ella estaba bajo mi protección, señor Peitz-intervino Set.
-Vaya manera de protegerla, eh, chico-espetó Egon, encolerizado-llevándola a quien sabe donde a hacer cosas indebidas mientras que hay cosas más importantes que en qué pensar.

Keren se ruborizó y el rubio se quedó mirando fijamente sus manos, sin saber que decir.
-Roch me dijo que hay una cláusula más en el testamento de tu abuelo, Keren-dijo Egon con severidad-y no se abrirá hasta que tu hermano y tú estén presentes.
-¿Qué clase de cláusula?-preguntó, insegura.
-No lo sé. Pero no van a ver a ese abogado solos; yo estaré presente, ¿estamos?
-Está bien. ¿Y mis hermanos?-quiso saber.
-Parece ser que fueron con Roch a su otra casa desde ayer.

******

Adam, luego de haberse duchado con ánimos, se fue deprimiendo a medida que pasaban los minutos. Los demás, al igual que él, aguardaban en el sillón.
¿Qué era lo que había en esa cláusula y por qué tenían que ser precisamente él y su hermana los que estuvieran presentes al momento de abrirla?
-Bien. Vámonos ya-dijo Roch, sacandolos del ensimismamiento a todos.
-¿Hiciste la llamada?-preguntó Adam con incertidumbre. Él asintió con los labios apretados y levantó una de las pesadas maletas.
-Llamé un taxi. No debe tardar-dijo el hombre de infinidades de tatuajes-dejemos las maletas cerca del porche.
-¿No tienes auto?-preguntó Allen, arrugando la nariz.
-Claro que sí. Pero todo están en mi otra casa y como ya dije, está vigilada por policías. Me tienen vetado de ahí-contestó con sutileza.
-Oh, a mí me encantaría verlos algún día-admitió el niño con ilusión.
-Puede que muy pronto los veas y te regale uno-le dijo Roch, guiñándole un ojo mientras dejaba la maleta en la puerta.

Al poco tiempo, subieron las maletas al taxi y emprendieron el trayecto rumbo al hospital.
-¿Va a llegar al hospital?-continuó Adam presionando a su tío sobre el asunto del abogado, a lo que Roch, un poco irritado, le contestó.
-Chico, quedó de vernos a las 5 de la tarde en un café cercano del hospital.
-¿Y por qué no me lo dijiste?
-Porque pensaba hablar contigo a solas y en privado-carraspeó entre dientes-pero si quieres hablemos ahora y que se entere el chofer también.
-Lo siento-Adam se sintió estúpido-es que estoy muy nervioso.
-Yo también lo estoy, pero calmate.

Y en el asiento del copiloto, Henry frunció el ceño.

Llegaron al hospital y lo primero que hizo Adam fue correr directamente a la habitación de su padre, sin importarle las miradas iracundas de sus tíos Austin y Thomas, incluyendo a Dylan, quién apenas y lo vio porque no se detuvo. Por el rabillo del ojo alcanzó a ver a Trenton Rex dormido en una de las sillas con cierta incomodidad.
Saludó amigablemente a algunas enfermeras y abrió la puerta de la habitación de su padre.
Halló a su hermana y a Set, ambos sentados al borde de la cama donde se encontraba su papá, los tres hablando con preocupación; y al verlo, la primera persona en saltar a sus brazos fue Keren.
-¿Estás bien?-le preguntó.
-Sí, ¿y tú?
-También bien. Papá ya me contó acerca de esa cláusula que aun no se ha abierto en el testamento del abuelo.
Adam miró rápidamente a su padre.
-¿Estás al tanto de todo eso?
-¿Esperabas que no tuviera ni la menor idea?-Egon se mostró ofendido.
-Pensé que Roch solo me lo había confiado a mí-dijo Adam con decepción.
-¿Por qué habría Roch de hacer eso? Si se supone que estamos implicados los dos-replicó su gemela con fiereza.

Sin embargo, Adam le envió una mirada llena de amargura a su hermana y la apartó, rompiendo el abrazo.
-Roch trajo ropa por si quieren cambiarse o algo-dijo con vaguedad, dispuesto a marcharse de nuevo.
-Si no es tanta molestia, me gustaría que le dijeras a ese sujeto si me presta un pantalón y una playera-comentó Set, con un poco de pena.

Adam rodó los ojos y le indicó que lo siguiera.
-Acompañame y se lo pediremos juntos.
-Pfff... okey. Regreso en unos minutos-dijo Set a Keren antes de salir tras de Adam.

Las horas pasaron volando.
Y en el transcurso de ellas, Adam y Keren aprovecharon a disculparse con Austin y Thomas con respecto a Dylan; no obstante, fue un total fracaso.
-Eso no justifica nada. Obligaron a mi hijo a ser un patético delincuente y recibió una paliza por parte de Trenton al pensar que era un atraco-explotó Thomas con ira. Él siempre había sido el más calmado de los dos, pero parecía que los papeles se hubiesen invertido, puesto que Austin no dijo ni una sola palabra.
-Solo estábamos jugando y todo se salió de control-titubeó Keren, dándose cuenta de la magnitud del peligro que su primo había corrido y que no se dio cuenta; solo por el simple hecho de hacer algo divertido esa noche.
-Mira, Keren-siseó su tío con desdén-Dylan es un chico tranquilo, él no tiene los mismos tras... -se humedeció los labios y continuó-no tiene los mismos hobbies que ustedes. Él desconoce nuestro mundo de violencia y les exijo que jamás vuelvan a meterlo en otro lío como el de anoche, ¿okey?
-No fue culpa solo de ellos-interrumpió Dylan. Su rostro estaba inflamado y apenas podía hablar porque su boca estaba hinchada-también fue mía por ir, sabiendo que la salida no iba a ser como cualquier otra.
-Cállate, Dylan-le espetó su padre.
-No. Es la verdad-siguió diciendo con voz trémula-lo siento chicos, si quieren invitarme a salir, que sea al cine y al medio día.

Dylan esbozó una leve sonrisa y regresó a su asiento.
La ternura de su primo jamás se esfumaria, de eso Keren estaba más que segura, así que le dio unas palmadas a su hermano y se alejaron de ahí.
-Bien, ya hablamos con ellos. Ahora falta pedir información sobre tío Gabriel-dijo Adam.
-No hay mucho que decirnos.
-O al menos tratar de verlo. Allen está cada vez más inquieto.
-No nos dejan entrar a verlo. Él aun no esta consciente.
-Con preguntar sobre su estado de salud no perdemos nada-añadió y le agarró una mano, encaminandola hacia la señora mezquina que era la encargada de dar información.
Se acercaron sigilosamente al escritorio donde la mujer se hallaba mascando chicle de una manera repugnante y rascándose la cabeza con ímpetu. Y esta; al verlos, resopló.
-¿Ahora qué desean? Tal parece que ya viven en el hospital-observó.
-Quizás nos marcharemos hasta que nos deje pasar a ver a nuestro tío y nos de información acerca de su salud-dijo Keren con dulzura disfrazada de veneno. Lo que ella quería era estrangular a la mujer hasta partirle el cuello a la mitad.
-Las visitas a pacientes en terapia intensiva son inválidas y con respecto a su estado de salud-miró tenazmente la pantalla de la computadora-sigue igual. No hay ningún cambio.
-¿Y cómo sabe eso? Ni si quiera nos pidió el nombre de nuestro tío para verificarlo-musitó Adam.
-Se llama Gabriel McCall, ¿no? Varias personas me han venido a atacar con las mismas preguntas de ustedes en los últimos días-farfulló la mujer con aburrimiento.
-¡Déjenos pasar aunque sea un minuto, por favor!-insistió Adam.
-No.
-¿Qué le cuesta hacernos ese favor?-protestó Keren con cara de pocos amigos. La mujer imitó su expresión.
-Reglas son reglas-musitó.
-Muchas gracias-graznó Adam con frialdad y tomó a su hermana del brazo, tirando de ella lejos de esa mujer desagradable.
Más tarde, casi llegando a la hora en el que Roch había citado al abogado, todos se hallaban en la pequeña cafetería del hospital comiendo sándwiches en silencio.
Tanto Set y Trenton evitaron mirarse, al igual que Austin y Thomas para con los demás, solo se centraron en Dylan.
Roch, por su parte, le relataba a Allen cuantos autos tenía, el modelo y año, y el pequeño lo escuchaba muy interesado.
No obstante, Henry era el único rezagado de todos; incluso Adam se había enfrascado en una conversación con Keren y Set.
-Muchachos-dijo Roch de repente, consultando su reloj de pulsera-faltan quince minutos para las cinco de la tarde, ¿nos vamos ya?

Keren se mostró confundida pero Adam abrió los ojos como platos y le dio un codazo en las costillas.
-¡Oh!-sonrió tontamente-claro, sí.

Henry elevó una ceja en su dirección y Set se hundió más en la silla. Austin y Thomas pusieron su atención por primera vez en ellos con curiosidad pero Dylan se empeñó en continuar hablando para evitar que sus padres preguntaran.
Adam, Roch y Keren se levantaron de la silla con tranquilidad.
-Vuelvo más al rato-le avisó Keren a Set y este asintió.
-¿No quieren que los acompañe?
-No es necesario-contestó Adam antes que su hermana-estaremos bien.
El rubio volvió a asentir y le besó la mano a su novia.
-Set, en cuanto puedas hazle una visita a mi padre-le pidió Adam-y dile que hemos ido con Roch a atender el asunto que él sabe, ¿vale? Y si se enoja, no le hagas caso.
-Pensé que lo sabía...
-No sabe que lo veremos ahora-replicó Roch-así que vámonos, chicos.
-¿No quieren llevar el Jeep?-ofreció el rubio, buscando las llaves en sus bolsillos.
-No. La cafetería está a unas calles, gracias.

Se disculparon en general y se encaminaron al estacionamiento.
Keren presentía que el asunto del abogado iba a ser algo insoportable y su hermano, al ver su expresión sombría, la abrazó en todo el camino.
-Pase lo que pase con ese sujeto, yo estaré contigo, ¿sí? Tranquila-le susurró en el oído mientras caminaban detrás de Roch por la acera.
-Tengo miedo de enterarnos de cosas horrorosas, Adam-balbuceó temerosa y se aferró a los brazos de su gemelo.
-¿Qué crees que haya en esa cláusula?
-No lo sé. Tal vez la existencia de alguien o algo de mamá que nos hará sentir mal.
-Esperemos que no sea ninguna de las dos cosas-dijo su hermano con incertidumbre.
-¿Roch no sabe nada?
-No. Él tiene tanta curiosidad como nosotros.

A los pocos minutos, estuvieron frente a un Starbucks, de donde salían y entraban varios chicos de su edad o mayores con sus típicos vasos de aquel lugar.
-¿Starbucks?-preguntó Keren con incredulidad.
-Pues no encontré otro punto de referencia más cercano que Set-dijo Roch, encogiendose de hombros-en fin, solo es una cafetería de atestada de adolescentes. Entremos.

Y si que estaba repleta de gente. A duras penas encontraron una mesa disponible en lo más apartado del local y se sentaron con los ojos bien alertas.
Pidieron un café americano sin azúcar y esperaron impacientes a la llegada del abogado.
De pronto, un teléfono comenzó a sonar y Roch lo sacó de sus pantalones.
-¿Diga?-contestó. Se disculpó un momento y se levantó para hablar con más tranquilidad.
Al cabo de dos minutos, volvió a sentarse con una leve sonrisa en sus labios.
-Ya está aquí. Pongan su mejor cara y rueguenle a Dios que esa cláusula no sean más problemas-dijo en un siseo y se acomodó el cabello con los dedos.
Adam se pasó la mano por encima de su cabellera desordenada y se acomodó la playera con desdén. Keren rodó los ojos y se dispuso a jugar con la cuchara de su café.

-Muy buenas tardes.

Los tres levantaron la cabeza ante el dueño de aquella voz.
Era un hombre joven, vestido de pantalones negros de vestir con una camisa celeste y una corbata bien puesta sobre su cuello. En sus manos portaba un portafolio negro que brillaba al igual que sus zapatos bien lustrados.
-Oh, licenciado Ritter-Roch se levantó precipitadamente del asiento y le estrechó la mano-sientese, por favor.
El licenciado se sentó con ellos, poniendo el portafolio sobre la mesa.

-Ustedes deben ser los nietos del señor Dorian Tyler-dijo el abogado con voz tranquila.
-Adam Peitz-Adam le extendió la mano y el hombre se la estrechó.
-Keren Peitz-dijo Keren, pero ella solo se limitó a sonreír y el sujeto le devolvió la sonrisa.
-Primero que nada déjenme decirles que es un placer conocerlos en persona-comenzó a decir el agradable hombre de mirada espectacular, ya que sus ojos tenían un matiz de café con un ápice de verde-mi padre, que en paz de descanse, llevó desde siempre los asuntos legales de su difundo abuelo y al momento de perecer, me los heredó para que siguiera sirviendo a la familia Tyler. Y hasta hace poco revisé el testamento de su abuelo, y bueno, como se habrán dado cuenta, les dejó una fortuna por ser hijos de Shelby Cash.
-En efecto, sí-asintió Adam con vehemencia.
-Y está aquí por la cláusula incógnita, ¿no?-aventuró a decir Keren con ansiedad. El hombre sonrió.
-Claro que sí, pero antes déjenme presentarme y darles mi tarjeta-sacó de sus bolsillos dos tarjetas y se se las entregó.
Los gemelos leyeron con atención aquellas tarjetas y vieron que todo estaba en orden.

"DESPACHO PARTICULAR ubicado en...
LIC. GEORGE ALBERT RITTER ALGER
TELÉFONOS.... "

-Licenciado Ritter-repuso Roch-así le llamo yo.
-Llamenme como gusten-reiteró el sujeto con serenidad.
-Licenciado Ritter-dijo Adam-así está bien.
-Bien-dijo el abogado y abrió el portafolio. Sacó un sobre color hueso y extrajo una hoja tamaño oficio frente a ellos. Evaluó el contenido de esta y después miró a los gemelos como si hubiera esperado mucho tiempo para eso-¿alguna vez se han preguntado por qué son gemelos/mellizos?

Adam y Keren intercambiaron miradas confusas y negaron con la cabeza.
Entonces el licenciado Ritter desplazó una fotografía en la mesa para que ellos le echaran un vistazo.
Era Shelby Cash sonriendo amistosamente hacia la cámara mientras devoraba un helado. Pero no fue eso lo que los dejó anonadados, sino el hecho de que ella era mucho mayor a como ellos la habían visto en las fotos. Y esa fotografía era reciente.
Roch entornó los ojos y miró a sus sobrinos. Ambos tenían la misma mirada estupefacta.
-¿Qué es esto? ¿Cómo es posible?-cuestionó Roch al licenciado.
-¿Con qué editor lograron hacer que nuestra madre se mirara de cuarenta y tantos años?-interrogó Keren con la boca seca.
-Ella no es Shelby Cash-sentenció el licenciado con sutileza.
-¿Qué?-el trío, tío y sobrinos soltaron aquella pregunta sin pensarlo.
-Esta es Sonya , la hermana gemela de Shelby Cash,  su madre-respondió Ritter con emoción moderada.

Les dejo unas cuantas fotitos de Henry♡-♡
Les pondría fotos de Adam y Set pero los modelos (que los encarnan) no han subido muchas fotos xD
Voten y comenten.

Y ahí está su instagram por si quieren seguir a Henry♡(Victor)


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