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El dolor que sentía él era insoportable. Había tratado por todos los medios incorporarse de la cama e ir a la habitación de su hija a verla pero las estúpidas enfermeras y médicos lo sedaban cada que se ponía agresivo y violento.
-¡No puede salir de esta habitación, señor Landon!-le repetían a cada rato las enfermeras pero él se negaba a obedecer.
Y causa de su rebeldía, estuvo sedado por mucho tiempo y despertó justamente a los dos días.
Con el hombro herido, le costó muchísimo sentarse en la camilla y detenerse a pensar un largo rato en todo lo que había pasado.
Habían asesinado a la hermana de Set White, a la hija de su amigo Trenton y todo por culpa suya.
Se odió a sí mismo por no haberlo evitado. Si tan solo se hubiera entregado a Blake, nada de eso estuviera pasando; además, Gabriel también había salido herido.
Sin contar que su hija se había desmayado por tanta presión y no sabía si ella se encontraba bien.
Y cuando se disponía a levantarse a regañadientes, la puerta de su habitación se abrió y fingió dormir.
-Egon, ¿estás despierto?-dijo una voz masculina que no pensaba escuchar. Abrió repentinamente los ojos y miró a Trenton Rex a unos pasos de distancia. Su amigo dudaba en entrar o quedarse afuera.
-Trenton... ¿cuándo llegaste?-fue lo único que se le ocurrió preguntarle, puesto que se sentía muy avergonzado de no haber cuidado a la hija de su amigo.
-Hace tres días-contestó él y entró a la estancia, cerrando la puerta tras de sí.
Egon se acomodó en la camilla y suspiró. La mirada de su amigo delataba tristeza y soledad. Lo vio sentarse en la silla y rascarse el cuello con incomodidad.
-Rex-dijo Egon con voz trémula. Se le dificultaba mucho expresarse-lamento lo de Beatrice, en verdad...
-Descuida, también yo lo lamento-murmuró Trenton con la voz apagada-debí haberla cuidado más y evitar que viniera a este país.
-Ella se enamoró de Adam y decidió quedarse con él-le recordó.
-Sí, pero si yo hubiera hecho lo posible para detenerla, ella aun estaría aquí conmigo-bajó la mirada y meneó la cabeza, y para cuando la alzó de nuevo, sus ojos estaba llorosos-me he quedado completamente solo, Egon. Set no me ve como su padre y tanto mi esposa e hija ya no están. Y no creo poder soportarlo.
-Bueno, ¿yo estoy pintado o qué?
Trenton frunció el ceño y ladeó la cabeza. Aun tenía ganas de llorar pero aquello lo dejó perplejo.
-¿De qué hablas?-preguntó.
Egon gruñó y se llevó una mano a la frente.
-¡Yo soy tu familia, idiota! Todos los que están allá afuera lo son también. Todos me apoyaron cuando perdí a Shelby, y es mi turno de hacerlo-masculló-no estás solo, imbécil. Nos tienes a nosotros. Me tienes a mí. Yo pelearé si es necesario para mantenerte a salvo. Y si te sientes solo, mandaré al carajo todo para estar contigo. Te haré compañía incluso en el infierno.
-¿Cómo puedes decir todo eso así como así, Egon?
-¿Cómo que cómo?-Egon lo miró con los ojos estrechados.
-Sí. Es decir, no tienes que fingir y darme palabras de aliento.
Entonces Egon se estiró como pudo hasta la mesita que tenía a un lado y cogió un vaso con agua. Le dirigió una gélida mirada a su amigo y le lanzó el vaso a la cara. Trenton quedó empapado pero ni si quiera se inmutó.
-No estoy fingiendo. No soy esa clase de hombre que miente solo por caerle bien a los demás. Lo mío no son las mentiras y no le digo a las personas lo que quieren oír, sino la verdad.
-Pero si tú fuiste el mayor culpable en todo esto-le recriminó con brusquedad. Su labio inferior temblaba.
-¿Yo? ¿Y yo por qué?-Egon se puso a la defensiva e hizo una mueca al hacer un movimiento en falso con el hombro.
Y ahí fue donde Trenton se derrumbó. Numerosas lágrimas amargas surgieron del interior de sus ojos y se cubrió el rostro. Le dio una patada a la mesita de madera y ahogó un sollozo.
-¡Esta no es la vida que yo quería!
-¿Y crees que yo soñaba con esto?
-No lo sé. Tú nunca estuviste con tu familia ni tampoco fuiste al Instituto, no hiciste cosas con tus amigos, ¡Nada!. Solamente te dedicabas a matar mientras que yo vivía mi vida felizmente.
Al sonrisa que se plasmó en los labios de Egon fue espeluznante, pero a Trenton no le importó; ya que estaba demasiado ocupado llorando como para darse cuenta de la magnitud de sus palabras.
-Yo me enamoré de Shelby-espetó el hombre de ojos negros que estaba postrado en la cama con una herida de bala en el hombro-y tanto tú y tu noviecita se empeñaron a meter sus narices en mis asuntos y terminaron a merced de alguien como yo. Así que mientras tú disfrutabas de tu fantástica vida, yo me ganaba la mía con métodos drásticos. Yo no tengo la culpa de que Beatrice, tu hija, se enamorara de mí hijo. Ella murió asesinada por alguien más, no por mí, no por Adam.
-Lo sé. Pero la asesinaron por estar metida en algo que a ti te concierne.
-¿Y qué quieres que haga o diga? Ya te dije que lo lamento. Yo estimaba a Beth.
-¡Quiero que mates al asesino de mi hija! ¡Quiero que lo traigas ante mí y lo mates usando los métodos que sólidas usar cuando nos conocimos!
-¿Para pedirme eso, era necesario que actuaras como un idiota?
-¡¿Lo harás o no?!
Hubo un lapso de silencio en el que Egon no contestó. Se quedó pensativo unos minutos y al cabo de una eternidad, contestó.
-Te dije que pelearía si era necesario para que estés a salvo y eso haré. Después de todo, yo también deseo matar a Steve Blake.
Y afortunadamente, la entrada de Roch a la habitación cortó la tensión del ambiente al instante.
Sus ojos oscuros tenían bolsas moradas gracias al cansancio y su rostro entero no auguraba nada bueno.
-Egon, ¿puedo hablar contigo a solas?-preguntó, sin atreverse si quiera a mirar a Trenton.
-Nos vemos luego-musitó Trenton Rex y abandonó la habitación con aire fúnebre, pero no sin antes intercambiar mirada con Roch, quién lo observó con desdén.
Al momento que la puerta se cerró, Roch Tyler tomó el asiento de Trenton y posó sus manos en el regazo, buscando las palabras adecuadas.
Egon; por su parte, miraba fijamente la puerta por donde su amigo se había marchado. Tenía el ceño fruncido y parecía estar pensativo.
-Tengo que regresar a mi casa.
Roch sacó a Egon de su ensimismamiento y volteó a verlo.
-¿Me estás avisando o me estás pidiendo permiso?
-Te estoy avisando-replicó Roch de mal humor.
-Pues ve...
-No. Es que no entiendes, Egon.
-Explicate entonces-le instó con desasosiego.
Roch se acomodó mejor en su asiento y juntó sus manos en posición de oración mientras le echaba un vistazo al techo para poder inspirarse al hablar. Y como era consciente del escrutinio de Egon, decidió ir al grano.
-Sucede que aun falta una cláusula por abrir en el testamento de mi padre y el abogado llegará a verme mañana para dialogar sobre ese asunto; y es necesario que al menos uno de tus hijos esté presente para poder ver lo que hay en la cláusula.
-¿Me estás pidiendo el permiso de llevarte a uno de ellos?
Roch asintió.
-Pues Keren no puede ir contigo, ya sabes que está delicada-repuso-y no sé si Adam se sienta bien para acompañarte.
-Está bien-accedió Roch, de mala gana-de todas maneras iré a encontrarme con el abogado a mi casa para ponernos de acuerdo de vernos en la próxima semana cuando todo éste en orden.
Egon asintió y cerró los ojos un momento; y cuando los abrió, los postró en Roch con un poco de recelo.
-Dile a ese abogado que si tanto quiere ver a mis hijos y abrir esa cláusula, que es bienvenido aquí en el hospital; porque Adam y Keren no se encontrarán a solas con un desconocido. Yo estaré presente.
-También yo. ¿Acaso creías que simplemente iba a dejarlos con ese sujeto, sabiendo como están las cosas?-masculló Roch-seré todo lo que quieras, pero no soy idiota.
-No dije que lo fueras, solo estoy protegiendo a mis hijos-aclaró con cansancio-por cierto, ¿sabes algo de Keren y Gabriel? ¡No me dejan salir de aquí!
Roch chasqueó la lengua, asintiendo.
-Gabriel continua sin despertar, pero dicen que ya está estable-le informó y Egon sintió una punzada en el pecho-y con respecto a tu hija, ella ya despertó. No he ido a verla pero todos ya fueron. Yo no quiero molestarla, así que iré mañana a verla.
-Entonces también mañana iré a visitarla. Pero por el momento desearía hablar con Adam.
-¿Quieres que lo llame?
Egon sonrió con sorna.
-Por supuesto. Es por eso que te lo hice saber.
-Vaya, si que eres muy egocéntrico, eh-Roch alzó las cejas y le devolvió la sonrisa-me gusta.
El hombreton de cabello cano y tatuajes, salió por la puerta de inmediato y Egon reunió las fuerzas suficientes para levantarse a pesar del petulante dolor de su hombro.
Tenía en mente ir a ver a Gabriel aunque sea a hurtadillas y luego a su hija.
Sin embargo, el dolor se incrementó y volvió a recostarse a regañadientes.
No obstante, por otra parte, los hermanos Peitz, Dylan y Set deambulaban por las calles en busca de algo emocionante que hacer. Se habían acercado, sin saber, a los alrededores del hospital.
Y el único al que no le agradó la idea de asesinar/lastimar personas fue Dylan. El pobre chico protestó pero nadie le hizo caso, sino que le dijeron que él iba a tener el honor de buscar a la primera víctima de la noche.
-Una chica-propuso Set, sonriente-será más fácil para ti, Dyl.
El chico negó con la cabeza. Sus ojos celestes estaban muy abiertos y su corazón latía demasiado rápido.
-Mejor los espero en el Jeep. Lo mío no es asustar personas.
-Pero no solo vas a asustarlas, vamos a lastimarlas y quizás matarlas-replicó el rubio con emoción-y seremos cuidadosos de no dejar pistas.
-Míralo como un entrenamiento-intervino Keren con tranquilidad.
-¿Entrenamiento?-cuestionó Dylan.
-Sí-puntualizó Adam-para cuando matemos a Steve Blake. Va a ser más fácil para ti si comienzas a entrenar ahora mismo.
-Chicos, yo no sé...
-Escucha-dijo Henry. Todos voltearon a verlo-no necesariamente vas a matar, solo queremos que asustes.
-¿Como en Halloween?
Todos rieron, excepto Dylan y Henry.
-No. Solo irás detrás de una chica que nosotros elegiremos y le haces creer que vas a violarla. Y al final solo le robas un beso...
-... y la tocas a tu antojo-corroboró Set.
-¿Q-Qué?-titubeó Dylan, horrorizado-¡Eso está mal!
-¿Y eso qué? No la vas a lastimar de verdad-musitó Keren.
Y en ese preciso instante, Dylan sintió una sensación de ansiedad y desesperación. Jamás había pensado que algún día vería a sus primos decir ese tipo de cosas. Le aterraba demasiado que ellos llegasen a hacer ese tipo de atrocidades como si fuera cualquier cosa.
Él no quería problemas. No quería estar con ellos. Quería volver al hospital con sus padres.
-Chicos, lo mejor será que yo regrese al hospital. Mis padres deben estar preocupados por mí-dijo con voz temblorosa.
La mirada fría que le envió Set White lo dejó pasmado.
Dylan estaba en problemas.
-Quisiste acompañarnos, chico, ahora te quedas con nosotros-le informó Set.
Frunciendo el ceño, Dylan se cruzó de brazos y se alejó unos pasos de ellos.
-Bueno, nací con libre albedrío y yo decido si me quedo aquí o me voy-dijo con aspereza. A él nunca le había gustado esa clase de personas autoritarias y sus primos no iban a ser la excepción.
La expresión que adoptaron los demás fue conciliadora, menos la de Set, quien deseaba a toda costa soltarle un puñetazo en su rostro bien cuidado.
-Vamos a regresar si tú atacas a ese hombre que va por ahí-espetó el rubio, señalando con la barbilla a un sujeto que caminaba por la acera de enfrente con la cabeza inclinada hacia abajo, el cual parecía estar muy deprimido.
-¿Qué? ¡No!-se negó rotundamente.
-Solo vas, lo asustas, lo golpeas y listo-se burló Adam pero enseguida se puso serio.
Dylan volvió a negarse y retrocedió varios pasos.
-¿Están dementes o qué? Háganlo ustedes, yo me largo de aquí-sentenció y comenzó a alejarse de ellos en la misma dirección de aquel hombre.
Entonces Keren se precipitó hacia él y lo detuvo del brazo con brusquedad, pero se quedó livida al sentir una punzada de dolor en su hombro, donde tenía aun la herida de aquel cuchillo que Set le había incrustado hacía meses en su momento de locura y se mordió los labios.
-Dylan, solo queremos divertirnos-insistió ella. Moderó su voz para evitar que el chico saliera corriendo en la menor oportunidad-y debes entender que para nosotros molestar a las personas es divertido.
-¿Divertido? Pues para mí es algo espeluznante y estúpido-replicó Dylan con amargura-nos pueden llevar a prisión por eso y yo estoy demasiado joven como para tener esa clase de problemas en mi vida.
-No debimos traerlo-farfulló Set, a nadie en particular y se llevó una mano a la frente.
Henry se mantuvo callado todo ese tiempo, evaluando con la mirada la situación. Claro estaba que el primo de ellos se negaría a participar y que huiria a la brevedad; pero habían decidido llevarlo con ellos porque pensaron que quizás también requería de un respiro lejos del hospital.
-Si quiere regresar al hospital, tiene todo el derecho de hacerlo-dijo Henry por fin y notó una chispa de esperanza en los ojos de Dylan.
-No pienso gastar gasolina solo por hacerle su capricho-eludió Set con incertidumbre.
Dylan, que estaba detrás del rubio, se encogió cuando este volteó a verlo.
Aun no podía hacerse la idea de que todos ellos estuviesen muy mal de la cabeza.
-No te cuesta nada asustar a ese hombre-siseó el rubio con desdén, sin apartar sus ojos aqua de él-hazlo y te dejaremos en paz. Es una promesa.
-¿Qué ganan ustedes con eso?-inquirió Dylan con petulancia.
-Diversión-concluyó Set y lo agarró fuertemente de los hombros-ahora ve y haz lo que te digo.
-¿Qué hago exactamente?-preguntó en un hilo de voz y tragó saliva.
-Solo ve hacia él y derribalo. Y una vez que lo hayas inmovilizado en el suelo, susurrale al oído que vas a matarlo si no te da su billetera.
-¿Quieres dinero? Si quieres yo te presto...-balbuceó el chico con temor.
-¡No!-exclamó Set, sin ninguna pizca de paciencia-¡Sólo hazlo!
Lo hizo girar sobre su propio eje y lo empujó. Dylan tropezó pero se mantuvo en equilibrio. Sus piernas amenazaban con flaquear al igual que su corazón.
Pero el hombre ya le llevaba muchos metros de distancia y tuvo que correr para alcanzarlo. No sabía con exactitud lo que debía hacer, así que corrió hasta el sujeto y lo derribó con su cuerpo.
Ambos rodaron por la acera y forcejearon rudamente. Dylan recibió un buen golpe en la sien y en la mandíbula, que provocó que mirara todo negro.
Trastabilló hacia atrás y cayó de espaldas al duro pavimento. De inmediato el hombre saltó sobre él y comenzó a golpearlo en la cara con tal fuerza que el chico apenas podía verle el rostro entrecortado por la noche.
Y entonces el hombre se detuvo.
-¿Dylan?
Su voz bastante familiar, trajo a Dylan de vuelta al presente y tosiendo, escupió sangre.
El hombre lo sentó a la fuerza y le limpió la cara con un pañuelo.
-¡Por el amor de Dios!-exclamó horrorizado-¿Qué demonios te pasa? ¿por qué me atacaste? ¿y qué haces afuera del hospital?
Pero Dylan apenas podía pensar con claridad, ya que le dolía toda la cara.
De pronto se oyeron unos pasos apresurados acercándose y sintió que el sujeto le apretaba los hombros con fuerza.
-Padre, ¿Qué haces aquí?-dijo Set con sorpresa y Dylan cayó en cuenta que el hombre que había intentado taclear, era el padrastro de Set, el señor Rex.
-¿Qué infiernos pretenden ustedes?-espetó Trenton Rex; mirando con furia a todos-casi le hago trizas la cara a este chico. Y no deberían estar fuera del hospital, en especial tú, Keren. Si tu padre se entera...
-Ya tengo edad suficiente para hacer lo que quiera-le cortó ella con sequedad.
-Además no estaba sola, nosotros estábamos cuidandola-dijo Adam y Henry asintió, estando de acuerdo.
-¿Y qué hay de Dylan?-preguntó Trenton con los ojos ligeramente estrechados y sosteniendo al muchacho para que este no cayera de bruces al suelo.
Keren apretó los labios y tanto ella y su gemelo miraron a otra parte. Sabían que habían hecho mal al obligar a Dylan a causar problemas pero no podían hacer nada para remediarlo.
Henry y Set intercambiaron miradas cómplices y luego miraron a Trenton.
-Solo queríamos divertirnos-contestó Set finalmente, sin ningún remordimiento.
Dylan emitió un gruñido y se levantó con violencia. En su rostro le goteaba sangre y su mirada celeste irradiaba furia.
-¡Se van al carajo todos ustedes!-escupió sin miramientos y se encaminó en dirección contraria a ellos a paso torpe y lento. Se agarró la cara e hizo una mueca a cada paso que ejercía.
Trenton lo siguió y lo agarró del hombro.
-Hijo, espera. Te voy a acompañar, pero antes dame unos minutos para hablar con ellos-le dijo y Dylan asintió, no muy contento.
Trenton se dio la vuelta y encaró a los jóvenes que miraban a otra parte, ignorandolo.
-¿Tienen idea de lo que están haciendo?-gruñó.
-Señor Rex, nosotros solo queríamos...
-¿Divertirse?-le cortó Trenton con irritación y Adam apretó las mandíbulas bajando la mirada a sus pies-¡Este no es el momento ni el lugar para divertirse!-miró a Set con decepción y arrastrando las palabras, le dijo sin ningún tipo de consideración:-Tu hermana murió hace unos días y no te importa, pero hay personas a las que sí, y por el respeto a su memoria, comportate como alguien de veinte años, no de trece. Ten un poco de dignidad y deja de ser tan imbécil al quererte hacer el fuerte, cuando solamente quieres atención.
Keren percibió la tensión de Set y su alarma interior se encendió de inmediato. Sabía que tarde o temprano ellos dos tendrían un enfrentamiento pero ella no estaba preparada para afrontar lo que se avecinaba.
Miró de reojo a Dylan, quién se tambaleaba de un lado a otro, tratando de no caer sobre su trasero en el pavimento y luego a sus hermanos: ambos observaban expectantes la escena; a sabiendas de lo que pasaría a continuación.
-Tú no sabes como me siento, viejo idiota-ladró Set, rechinando los dientes y temblando de pies a cabeza. Toda su piel, en especial en el área de su rostro, se había teñido de rojo lava y un sudor frío le perló la frente y el cuello.
Los chicos entornaron los ojos y dieron, por instinto, un paso hacia atrás, excepto Trenton Rex.
-Set, por favor-dijo Keren con cautela, avanzando a él lentamente pero el chico la ignoró por completo y continuó mirando a su padre fijamente, con la respiración acelerada como si hubiese corrido un maratón de varios kilómetros sin descanso.
Y además de parecer un lunático con asma, sus ojos se fueron cristalizando a medida que transcurrían los segundos y Keren se dio cuenta demasiado tarde que él luchaba con todas sus fuerzas para no quebrarse ante su padre y se escudaba en la rabia e impotencia que sentía en aquel momento.
-Jamás sabrás lo que yo siento-dijo Set de repente con voz temblorosa y aflojó los puños por un segundo-así que no te atrevas a decir que necesito atención porque no es así. Yo la tengo a ella-señaló a Keren con el dedo pero sin mirarla-y teniendola a mi lado, no necesito a nadie más, ni mucho menos atención que venga de ti. Estás solo ahora, y eso te aterra, Rex. Ya nada me ata a ti. ¡Nada!
Aquellas palabras fueron un duro golpe en el corazón de Trenton pero se mantuvo sereno, escuchando las dolorosas verdades de su hijastro.
-¡Vete de aquí y no te metas más en mi vida!-le gritó el rubio.
Sin embargo, Trenton no replicó. Se quedó en silencio, mirándolo. Y Dylan, casi cayéndose, lo agarró del hombro con firmeza.
-Vamos, señor Rex. Regresemos, nosotros no tenemos nada que hacer aquí.
La expresión del padrastro de Set era sombría y lúgubre. Sus ojos destilaban mucha decepción y desasosiego, y sin embargo, asintió en dirección a Dylan, y ambos comenzaron a andar cuidadosamente por la acera.
Cuando se alejaron lo suficiente para perderse de vista, Keren volteó a ver a su novio, quien permanecía mirando el sitio por donde Dylan y Trenton se habían ido.
-Set-murmuró ella, agarrandole una de sus manos y besandole el dorso-cariño, mirame.
Él obedeció y la miró. Su respiración se fue acoplando a la de ella hasta que por fin se tranquilizó, pero no habló.
-Lo mejor será que volvamos al hospital-opinó Henry.
Adam asintió y suspiró.
-Hermanita-dijo su gemelo. Ella lo miró por el rabillo del ojo, puesto que no quería desviar su atención de Set-Henry y yo vamos a ir al hospital. Nos vemos allá, ¿de acuerdo?
Su gemela asintió, restandole importancia y ni si quiera los miró cuando se marcharon. Sus petulantes ojos oscuros estaban puestos en aquel chico rubio de ojos exóticos que la miraba de vuelta con aire suplicante.
-Nos iremos cuando estés listo-lo tranquilizó.
Pero él sacudió la cabeza en negación.
-No quiero irme-dijo-al menos no deseo regresar al hospital.
-Bien, entonces nos quedaremos un poco más.
-No. No entiendes-refunfuñó, al tiempo que iba alterandose poco a poco. Trató de soltarle la mano pero ella se aferró con fuerza. Él gruñó.
-Dime lo que piensas y entenderé.
Set estrechó levemente los ojos y suspiró agobiado. Cogió ambas manos de su chica y se las besó con un dejo de agonía en su mirada, la cual no se desvió de la de ella.
-No quiero volver a ver a esas personas.
Keren frunció el ceño, perpleja.
-¿A qué te refieres "a esas personas"?
Él curvó brevemente las comisuras de sus labios hacia abajo y después le soltó una mano para acomodarle un mechón de cabello detrás de la oreja.
-Me refiero a mi padrastro y a tu familia-contestó.
Ella tardó cinco segundos en procesar su respuesta y juntó las cejas. Intentó soltarlo pero él le apretó la mano.
-¿O sea que te vas? ¿Quieres dejarme, cuando yo estaba decidida a estar contigo a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros?-le espetó, molesta.
Él se apresuró a negar con la cabeza.
-Sigues sin entender lo que quiero decir-la soltó por fin y se frotó el cuello.
-A mí me tienes que hablar al grano, no con indirectas ni con ningún otro tipo de tontería-musitó, molesta y él carraspeo.
Y sin miramientos, Set la agarró de los hombros sutilmente y ella chilló de dolor ante su tacto. Anonadado, la soltó y se quedó perplejo.
-Me has apretado la herida que tengo en el hombro gracias a esa vez que me lanzaste el cuchillo-le informó ella, frotándose la clavícula.
El rostro del rubio se ensombreció.
-Lo siento.
-Estoy bien. Solo explícame lo que no entiendo-le dijo ella con seriedad y se cruzó de brazos.
El chico de cabellos rubios chasqueó la lengua y se llevó las yemas de sus dedos a su barbilla con expresión cansina. Y luego de unos segundos, que a Keren le parecieron una eternidad, él contestó.
-¡QUIERO QUE VENGAS CONMIGO Y DEJES A TU FAMILIA ATRÁS!-exclamó con euforia-¿Acaso era tan difícil entenderme?
Los ojos de ella se abrieron como platos y arqueó una ceja en su dirección.
-¿Podrías decirme por favor, por qué se te ha ocurrido semejante idea?-le preguntó con dulzura. Él rodó los ojos y resopló.
Ambos estaban casi en medio de la calle y los coches pasaban a escasos pasos de ellos, tocandoles las bocinas para que se apartaran pero continuaron en el mismo sitio, frunciendo el ceño mientras se echaban miradas furtivas.
-Entonces no quieres estar conmigo-afirmó, decepcionado.
-¡Nunca dije eso!-siseó ella, desesperada-solo te pedí una explicación, porque me estás pidiendo que abandone a mi familia en esta situación tan delicada que estamos transcurriendo.
-Escucha, cariño-agitó las manos con exasperación y se aclaró la garganta-no pienso quedarme un minuto más en medio de esa "situación". Por si no te has dado cuenta, ¡Perdí a mi familia! Y de ninguna manera deseo perderte a ti también, es por eso que quiero que vengas conmigo. A mí lado no te pasará nada, yo te cuidaré.
-¿Quieres que huyamos sin luchar?-replicó ella, sin dar créditos a la palabras de él-además, te recuerdo que fuiste tú quién me lastimó con un cuchillo en un arrebato de locura, ¿y quién me asegura que no me matarás después? ¿quién me asegura que la persona que me hará daño no serás tú?
Perdón que no había subido capítulo :( es que terminé mi curso de inglés y pfff no tenía tiempo, y más que fue mi cumpleaños el lunes xD
Pero ahí lo tienen. Ya falta poco :o
Y les dejo unas fotitos de nuestro Henry Wilde, todo un Peitz 😏
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