100
Trenton Rex se hallaba a escasas sillas de distancia de Austin y Thomas. Dylan había sido el único que había tenido el valor suficiente para presentarse ante él y enfrascarse en una conversación para olvidar el hecho de que Beatrice estaba muerta y animarlo.
Mientras que Kevin Black hablaba con seriedad con sus padres.
-Así que esa chica que dijo ser tu sobrina se ha marchado-dijo Thomas con tranquilidad.
-Más o menos-repuso el rubio.
-¿A qué te refieres con "más o menos"?-quiso saber Austin.
-Ella está adentro de mi coche en el estacionamiento. Me está esperando.
-¿Te vas a ir? ¿Así sin más?-lo cuestionó Thomas sin dar créditos a la expresión de Kevin.
-Sí.
-Pero si estás metido en todo esto hasta las pestañas-gruñó Austin-no puedes largarte.
-Sucede que ya no tengo nada más que hacer aquí. Es perjudicial para Keren que me quede por más tiempo cerca de ella-dijo-además, tengo cosas que hacer. Sé que ahora están todos a salvo de Steve, pero regresaré a ayudarlos en cuanto me llamen.
-Ni si quiera tenemos donde localizarte.
-Esta es mi tarjeta-sacó un trozo de plástico del bolsillo y se la entregó a Austin-llamenme y yo los buscaré. Denle un fuerte abrazo a Gabriel y a Egon de mi parte.
Boquiabiertos, la pareja lo vio acercarse a Dylan y se despidieron con un amistoso abrazo. Kevin titubeó antes de despedirse de Trenton.
-Adiós, amigo. Espero volverte a ver-le dijo.
-No causes más problema; chico-le dijo Trenton con la mirada vacía.
-De ninguna manera y lamento mucho lo de tu hija.
-Sí, gracias. Yo también lo lamento.
Con incertidumbre, Kevin salió por la puerta que daba al estacionamiento con sus muletas y se perdió entre las hileras de coches.
Escucharon los neumáticos de un coche y supusieron que se trataba de Kevin Black.
-¿Es mi imaginación o en el momento en el que Black se fue, la atmósfera se fue al carajo?-dijo Dylan a nadie en particular.
Más tarde, mientras Dylan mensajeaba con Ashley, divisó a Henry escabullirse por el estacionamiento. Le pareció muy extraño verlo correr en la oscuridad y frunció el ceño.
De pronto, otra silueta aparte de Henry le hizo señas para que se acercara.
Y al hacerlo, guardó su teléfono y pensando en Carla, quién se había ido sin despedirse, salió.
Escudriñó a su alrededor en busca de ellos pero no los vio por ninguna parte.
Y cuando se disponía a volver, unas manos lo jalaron hacia la oscuridad, sobresaltandolo.
-¿Qué creen que están haciendo?-masculló, cuando Henry le quitó las manos de encima.
-Queremos darnos un respiro; así que vámonos-contestó Adam con excitación.
-¿Qué? Espera, ¿de qué respiro hablas?
-¿Quieres venir con nosotros o no?-gruñó Henry.
-Por supuesto que sí, pero, díganme el plan-dijo Dylan un poco más animado.
-Primero ve a decirle a tus padres que vas a salir a caminar un rato-replicó Adam-nos veremos aquí en cinco minutos, ¿de acuerdo?
-Está bien-accedió el chico.
-Y si te preguntan con quién, diles que quieres estar solo-terció Henry con vehemencia.
Dylan hizo exactamente lo que ellos le dijeron y se sintió intimidado cuando vio a un sujeto de pelo cano y con muchos tatuajes hablar con sus padres. Al parecer, ese hombre era el tío biológico de Adam y Keren; y estremecido, se acercó a sus papás.
El pequeño Allen se hallaba agarrado a aquel hombre con la mirada perdida. Parecía estar muy cansado pero a pesar de ello aun estaba en pie. En su otra manita libre sostenía una botella de Coca-Cola a la mitad.
-Voy a salir a caminar un rato-dijo con voz titubeante.
Y sintió rápidamente la mirada perspicaz de ese hombre sobre él.
-¿Tú solo?-preguntó su padre Austin con incertidumbre.
-Sí. Me duele un poco la cabeza-mintió, mirando a sus pies.
-De acuerdo, pero no te alejes mucho-su otro papá le dio un beso en la cabeza y le sonrió.
Dylan sonrió con timidez y salió al estacionamiento lo antes posible, sintiendo como la mirada de ese hombre le quemaba la espalda.
Al salir al estacionamiento, vio que aparte de Henry y Adam, había dos personas más esperándolo en la esquina de la calle del hospital. Se subió el cierre de su chamarra y caminó hacia ellos con el ceño fruncido.
Y se quedó pasmado al ver a Keren con su novio unidos con los demás.
-¿Qué haces aquí, Keren? ¿A dónde vamos o qué?-cuestionó, con asombro.
-Hemos estado viviendo un maldito infierno en todos estos días-le contestó Keren, tajante-y quiero olvidar todo lo que ha pasado por un rato.
-¿Quieres que nos embriaguemos?-Dylan parecía divertido.
-Si mi hermana estuviera con nosotros, también estaría más que dispuesta a ir con nosotros-puntualizó Set y Adam carraspeó-lo siento, Adam. Pero sabes que es verdad.
-Sí. Eso no lo discuto-dijo Adam.
-¿Y bien? ¿A dónde iremos?-preguntó Dylan.
-La verdad no sé-admitió Keren-pero lejos de aquí.
Set estrechó los ojos en dirección a Dylan y se inclinó hacia él, sin soltar la mano de Keren.
-¿Quieres venir con nosotros o no? Solo di "sí" o "no". Ya veremos a donde iremos. Lo que queremos es ver determinación.
-Ya dije que sí-alardeó con firmeza.
-Entonces vamos-dijo Adam y miró a Set.
-Traeré el Jeep-añadió el rubio, tirando de la mano de Keren.
Ella lo acompañó por todo el estacionamiento mientras que los otros tres aguardaron con la mirada alerta, en especial Adam.
-Keren aun no se digna a dirigirme la palabra-le oyeron decir a Henry con melancolía.
Adam carraspeó.
-¿Qué esperabas? Discutiste con su novio y se desmayó. Y a decir verdad, también estoy un poco molesto contigo.
Dylan alzó las cejas y los miró con extrañeza.
-No tuve la culpa. Fue ese rubio quién empezó. Yo lo único que quería era quedarme cuidando a Allen-protestó Henry.
-Para Keren, Allen es casi su vida-le informó Adam, mirando hacia el Jeep que se aproximaba a ellos.
Henry suspiró agobiado y se frotó el cuello con incomodidad.
Segundos después, el Jeep aparcó frente a ellos y la cabeza rubia de Set se asomó por la ventana.
-Suban ya-les ordenó y obedecieron.
La noches estaba muy tranquila para el gusto de todos, pero a la vez relajante.
Keren, quién iba en el asiento de adelante junto a Set, miraba por la ventana las calles con aire distraído.
Nadie sabía a donde dirigirse, por lo que Set decidió dar vueltas por todo los alrededores del hospital.
-¿A dónde tienen ganas de ir?-preguntó Set sin apartar la mirada del parabrisas.
-No soy fan de los bares y clubes nocturnos pero créanme que tengo ganas de bailar, embriagarme y no saber nada en toda la noche-opinó Keren.
Set rio entre dientes y Adam le palmeó el hombro a su hermana, sonriendo. Henry no dijo nada y Dylan se sorprendió.
-¿Alguien conocer algún bar o club?-preguntó Keren con ansiedad.
-Conozco muchos pero en Nueva York-le contestó su gemelo.
-Yo sé de algunos clubes que son bares y discotecas a la vez-terció Dylan con timidez-estaba aburrido y me puse investigar los lugares atractivos de las ciudades más influenciadas de Norteamérica y sé como llegar.
-¿Cómo se llaman esos clubes?-inquirió Set, con cierta desconfianza.
-Está el "Hollywood Club Crawl"-contestó el chico, enumerando con los dedos-también el "Angel City Brewery" y "City of Dark Angels Ghost Tour". Aunque este último no sé bien que tipo de personas asisten.
-Pues por el nombrecito, supongo que personas muy depravadas-comentó Set-y queda declinado.
-¿Y sabes dónde quedan los otros dos?-preguntó Adam a Dylan, y este asintió.
-Entonces conduce tú-le dijo Set, orillandose en la acera.
-¿Qué?
-Sí. Sabes donde están esos lugares, entonces conduce.
-No se me da bien conducir-titubeó el chico.
Set rodó los ojos.
-Escucha-se giró sobre su asiento y lo miró con los ojos muy abiertos-a mí se me dificultaba conducir y perdí el miedo al intentarlo. Así que cambiaremos de lugar.
-Pero...
-Es una orden, chico-gruñó y quitándose el cinturón de seguridad, bajó del Jeep.
-No es personal-le susurró Keren a su primo antes de que este bajara-Set es así.
-Tiene un genio de los mil demonios-farfulló Henry y Keren gruñó.
Cambiaron de lugar y Set se encargó de besarle la mejilla a Keren desde el asiento trasero.
-Tú y yo nos divertiremos mucho esta noche-murmuró él en su oreja y luego le sopló el cuello, haciendo que a ella se le erizara la piel de aquella zona.
Dylan condujo alrededor de media hora bajo el escrutinio de Set en su espalda. Se equivocó un par de veces y luego llegaron al "Hollywood Club Crawl", donde estaba repleto de personas luchando por querer entrar.
Dylan miró por el espejo del retrovisor y se encontró con los ojos de Set.
-¿Qué hacemos? ¿aparcamos?
-Continua conduciendo-le indicó. Y Dylan obedeció.
-¿Por qué no vamos al otro club?-sugirió Adam-tal vez esté menos lleno que este.
Dylan se mostró indeciso pero no se detuvo.
-Buscaremos un lugar donde aparcar e intentaremos entrar-argumentó Set-y si de plano no podemos acceder al club, vamos al segundo, ¿okey?
Henry fue el único que no asintió y continuó mirando por la ventana con expresión sombría. Estaba muy molesto de tener que soportar las órdenes del tonto novio de Keren, pero no tenía opción. No quería que su hermana volviese a ponerse mal por su culpa; por lo que decidió no objetar nada para no comenzar una nueva pelea.
Y mientras Dylan daba vueltas alrededor del club, Henry divisó un lugar vacío en la acera próxima donde acababa de marcharse un coche.
-Allá atrás hay un lugar-les informó, señalando con el pulgar por encima de su hombro.
-¡Tonto!-masculló Set-¿y por qué no lo dijiste antes? Para cuando demos la vuelta, el lugar ya estará ocupado.
-Lo acabo de ver todavía-se defendió el hermano mayor de los Peitz con incertidumbre. Adam carraspeó y le palmeó el hombro a Set.
-Oye, calmate, ¿sí? Esta noche es libre de tensión y de rabietas.
-Es que me estresa-espetó Set.
-Ya, ya. Dylan-dijo Adam y el chico volteó a verlo con cautela-da la vuelta rápido, a ver si logramos encontrar ese sitio libre.
Keren se inclinó hacia su primo y sonrió al notarlo tenso por la situación. Le temblaban las manos y los hombros, como si tuviese frío.
-Te asusta estar con nosotros, ¿no es así?-le preguntó en voz baja, aprovechando que Adam y Set hablaban.
Dylan asintió. Tenía la frente perlada de sudor y sus manos aferraban el volante con fuerza.
-Lo único que debes hacer es dejarte llevar. Tuve que lidiar con Set desde el principio pero es un buen chico-le aseguró-y te protegerá con su vida si logras ser su amigo.
-Haré el intento-dijo su primo, esbozando una leve sonrisa.
Le dieron la vuelta a la manzana y volvieron a pasar por el sitio vacío. Y para sorpresa de todos, aun continuaba disponible. Dylan maniobró con el volante y se deslizó al espacio entre dos coches lujosos.
Sus manos habían dejado de temblar y el sudor de su frente ya no estaba.
Sintió la cálida mano de Keren sobre su espalda y volteó a verla.
-Vamos.
Salieron del vehículo y el aire nocturno les despeinó el cabello.
Set se encargó de agarrar de la mano a Keren mientras Adam echaba un vistazo a su alrededor.
Henry y Dylan comenzaron a caminar detrás de Keren y de Set en sumo silencio.
-Veo que no te llevas tan bien con el novio de Keren-dijo Dylan a Henry.
El chico de ojos oscuros resopló con indignación.
-Verás; sucede que yo no soy una persona sumisa.
-¿A qué te refieres?
-Me refiero a que ese tipo trata a Keren como esclava.
-Claro que no. Solamente es impulsivo y de mal genio.
-Te equivocas-reiteró Henry, negando con la cabeza-Keren se comporta como si no pudiese decidir por sí misma y tuviera que esperar a que él decida por ella.
Dylan no añadió nada y se quedó pensando en las palabras de Henry. No le pareció algo sano que Keren fuese la marioneta de su novio, pero de igual manera no podía sacar sus propias conclusiones hasta no verlo con sus propios ojos.
A medida que se iban acercando a la entrada, el olor asfixiante del tabaco golpeó sus fosas nasales con fuerza. También se olfateaba en el ambiente el amargo olor del licor pero muy tenuemente.
-¿Estás segura que quieres embriagarte?
Keren miró a Set de soslayo y asintió.
-¿Ya lo has hecho antes?-continuó preguntandole. Ella negó con la cabeza y al ver que él iba a replicar, lo interrumpió.
-No voy a beber como si mi vida dependiera de ello-le explicó-solo serán un par de tragos y ya. Nada del otro mundo.
-Yo lo decía porque aun no te han dado de alta del hospital.
-Estaré bien, Set. Si estás conmigo, no me pasará nada-le aseguró.
-Cuando hablas de esa manera me dan ganas de quitarte la ropa con los dientes y hacerte mía, sin importarme nada-le siseó Set en la oreja y ella se ruborizó.
-Dentro de poco-replicó ella, riéndose.
Set la abrazó por detrás y siguieron caminando de esa forma. Él entrelazó sus manos con las suyas y recargó su barbilla en el hueco del cuello de Keren.
Y como Adam iba detrás de ellos, no pudo evitar sentirse triste.
Al menos su hermana aun seguía al lado de la persona que amaba, en cambio él...
Él ni si quiera podía respirar con normalidad cada que pensaba en Beatrice y en su última sonrisa o beso que le regaló antes de perderla para siempre.
Cada que recordaba su hermoso rostro sonriente, el corazón volvía a sangrarle un poco más.
-Adam.
La voz de Dylan lo sacó de sus pensamientos y lo miró rápidamente. Su primo le señaló con la barbilla la entrada abarrotada que se hallaba frente a ellos y le hizo una mueca con los labios, dándole a entender que había problemas.
Adam se abrió paso entre su primo y Henry para llegar a Set y a Keren, quiénes encabezaban la fila demencial de personas que peleaban por entrar.
-¿Cuál es el problema?-preguntó con voz seria y autoritaria.
El hombre que vigilaba la entrada alzó las cejas y apretó las mandíbulas.
-¿Identificación y Reservación?-inquirió el sujeto con hostilidad.
-Es un maldito club nocturno, no se necesita una reservación-contestó Adam.
Y varias personas que estaban haciendo fila estuvieron de acuerdo con él y le enviaron un montón de gritos obscenos al tipo que cuidaba la entrada.
-No sé a qué clase de clubes has ido, niño, pero aquí es diferente. Ahora largo de aquí-espetó.
Adam y Keren sujetaron a Set de los brazos para evitar que se le fuera encima al hombre.
-Déjenos pasar, maldita sea-rugió el rubio con irritación-hemos tenido días difíciles últimamente y lo único que queremos es pasar una noche normal. No seas imbécil y déjanos pasar. Te pagaremos un bono extra si lo haces.
-Conmigo no funciona el soborno-ladró el hombre con cólera-si no quieren que llame a la policía, marchense.
-¿Y si yo tengo una identificación aquí mismo?-intervino Henry dando un paso hacia adelante y sacando su credencial.
-Yo también tengo una-añadió Adam, sacandola también.
-Y yo-bufó Dylan.
-Incluso yo tengo también la mía-carraspeó Set, sacando con rudeza su identificación falsa que el amigo de Meredith y Marybelle le hizo.
El hombre pareció contrariado y recuperó su semblante oscuro.
-¿Y qué hay de la chica?-la señaló con desdén.
-Yo no tengo la mía-dijo ella con seriedad.
-Entonces tampoco pueden pasar. Ya que además de la identificación, tienen que tener una reservación-repitió, tajante.
Entonces Set empujó a un lado a Adam y a Henry para llegar hasta el hombre, que se había puesto en guardia al momento en el que el rubio lo cogió de las solapas de su ropa con violencia.
Y sin previo aviso, el hombre deslizó una de sus manos al interior de sus bolsillos y sacó un aparato pequeño y cuadrangular color negro, que tenía dos pinzas como tenazas a un extremo. Sonrió con petulancia y presionó un botón; y del aparato surgió una luz azul eléctrica.
-Esto les pasa a los idiotas que se atreven a tocarme-dijo el hombre y sin más, pinchó el pecho de Set con aquellas pinzas y él cayó de espaldas al suelo, dando fuertes convulsiones a causa del electroshock.
Keren ahogó un grito e intentó auxiliarlo pero Adam la detuvo.
-No lo toques.
-¡Le duele!-gimió alterada al ver a Set contorsionandose en el suelo con los ojos desorbitados y la boca abierta.
Las demás personas se arremolinaron entorno a él y el sujeto gruñó. Todos se apartaron, excepto Keren, Adam y Henry.
-Se le pasará en unos momentos más-informó el sujeto con tranquilidad-y cuando eso pase, ¡Los quiero fuera de aquí!
Dylan notó que tanto Henry, Adam y Keren, tenían los puños apretados y miraban con un brillo perverso al hombre.
-Chicos, será mejor irnos ahora-dijo, haciendo lo posible para que los tres no se le fueran encima a ese hombre y causaran un desastre.
Pero parecía que su voz no fue lo suficientemente fuerte para hacerse escuchar, porque lo que vio a continuación lo dejó estupefacto...
El trío de hermanos arremetieron contra el hombre al mismo tiempo. Solo que Keren se detuvo justo cuando Adam y Henry noquearon al sujeto en el suelo con fuerza; y este soltó el aparato.
Ella se encargó de cogerlo y lo encendió. Una chispa azul saltó a la vista y sus hermanos voltearon a verla.
-¿Ahora?-preguntó Henry.
-¡Ahora!-exclamó ella y se acercó al hombre a grandes zancadas.
-¡Sueltenme!-gimoteó el tipo con horror al ver como ella amenazaba con pincharlo en la cara con el electroshock.
De pronto, Keren giró sobre sus talones y miró a las personas que observaban la situación con horror.
-Esto se lo merece-les dijo-vieron como trató a mi novio.
Y Set comenzó a levantarse y todos retrocedieron.
-Dame... eso-graznó el rubio con dificultad y tosió.
A Keren no le dio tiempo de reaccionar cuando el rubio ya tenía en sus manos el aparato mortal.
-Háganse a un lado-espetó Set y tanto Adam y Henry lo miraron con sorpresa-o bueno, sujetenlo bien.
-Ni se te ocurra matarlo-le advirtió Adam con severidad-no tengo planes para ir a prisión esta noche.
La precisión y rapidez con la que Set se movió a continuación los sorprendió. Tomó al hombre temeroso del cuello y lo pinchó de lleno en los labios con el aparato de electricidad. Todos se apartaron de él y lo vieron sufrir convulsiones. Set lo pinchó varias veces más hasta dejarlo inconsciente.
-Adam, consigue algo con que amordazarlo-le ordenó. El chico asintió y entró al lugar con Keren pisandole los talones. Set volteó a ver a los presentes y estos le devolvieron la mirada-ya pueden entrar, la entrada es gratuita.
Dylan, Henry y él se abrieron paso a la muchedumbre que entró casi corriendo al club sin importarle que el hombre agonizaba a unos pasos de distancia.
Luego, Set nuevamente se acercó al sujeto y volvió a pincharlo.
-¿Duele mucho?-le preguntó Dylan.
-Duele como el infierno-contestó el rubio y dicho eso, pinchó de nuevo al hombre y este ya no se movió más.
-Creo que lo has matado-dijo Henry con severidad.
-No. Aun respira, mira su pecho-repuso Dylan, arrodillandose al hombre.
Set rodó los ojos y los fijó en la entrada, donde ya se escuchaba el doble de bullicio que antes y vio salir a los gemelos Peitz con varios cables partidos a la mitad.
-Esto servira-alardeó Adam mirando al rubio con complicidad-¿Por qué no vas con mi hermana a divertirte en lo que Henry, Dylan y yo atamos a este hombre?
-¿Estás seguro que...?
-¡Váyanse ya!-exclamó Adam-mi hermana y tú necesitan ser novios como se debe, así que muevan su trasero de aquí.
Keren soltó una risita y agarró de la mano a Set, quién no opuso resistencia y se dejó llevar por ella al interior, un poco aturdido.
De inmediato los olores a tabaco, alcohol y a gente transpirando inundaron sus fosas nasales. Set tuvo que reprimir el impulso de salir corriendo de ahí.
Keren se detuvo justo en la cortina de piedras brillantes que era la verdadera entrada al club y estrechó los ojos. Había demasiada gente y poco espacio.
Apretó los labios, escrudriñando de hito en hito la estancia y volvió el rostro hacia su novio, quién le devolvió la misma mirada de desasosiego.
Él dijo algo pero ella fue incapaz de oírle a causa de la música a todo volumen, así que Set gritó a todo pulmón y logró escucharlo.
"¿¡QUIERES MARCHARTE!?"
Ella asintió sin miramientos y él sonrió.
Afianzó su mano con la suya y se abrieron paso de vuelta a la salida donde encontraron a Adam, Henry y a Dylan sudando pero sin el hombre.
-¿Qué ocurre?-les preguntó Dylan con el ceño fruncido.
-Quiero adivinar-interrumpió Henry de mala gana-el maldito club está a reventar y es un desastre.
Keren asintió.
-Sí. Y decidimos marcharnos-contestó Set. -Maltratamos por nada al guardia-se burló Dylan.
-Claro que no. Él me atacó primero y se lo merece-replicó Set, alzando las cejas y Dylan estuvo de acuerdo con él.
-¿Entonces vamos al otro club?-quiso saber Adam, limpiandose el sudor con el dorso de la mano.
-Supongo que sí. Aunque ciertamente hay muchas probabilidades de que suceda lo mismo que aquí porque Keren no trae su identificación-dijo Set, evaluando a su chica con la mirada. Ella se encogió de hombros.
-¿Qué tienes en mente?-interrogó Adam, juntando las cejas con expresión perpleja. Habían hecho trizas al tipo sin nada a cambio.
Set miró a Keren y ella miró a su gemelo con una leve sonrisa.
-Divertirnos al estilo Peitz-White-contestó Set y su novia asintió.
Adam ladeó la cabeza sin comprender.
-¿Qué?-interpuso Dylan, quién captó con rapidez la idea-no vamos a matar personas, ni lo sueñen.
Entonces Set sonrió y los gemelos lo imitaron.
Dylan tragó saliva al ver el brillo perverso en los ojos de todos, incluido Henry y sintió náuseas.
¿Matar por diversión?
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