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Adam Peitz miraba el techo de su habitación con aire despreocupado; sus ojos mieles ardían de adrenalina pero dentro de su mente, había un sinfín de ideas posibles para sacar a su padre del centro psicológico a hurtadillas.
Desde que sus tíos Gabbe y Caroline le contaron a él y a Keren sobre la verdadera historia de sus padres, Adam ansió poder conocer a su padre, el cual había sido en su juventud un gran asesino serial.
Antes de saber la verdad, él ya tenía un cierto interés en ser muy dominante y agresivo.
Había sido expulsado de todas las escuelas porque le gustaba pelearse con los demás.
Y ahora que sabía el pasado de su padre, se sentía orgulloso de él.
-Oh, vamos. No me digas que aun sigues pensando en la manera de sacar a papá de ahí-Keren asomó la cabeza en su habitación con una sonrisa.
-Cállate. Nos pueden escuchar-saltó de la cama y se aproximó a cerrar la puerta, jalándola al interior.
-Es imposible sacarlo-Keren se sentó a los pies de la cama y suspiró.
-Somos hijos suyos, y él era experto en ese tipo de cosas.
-¿Qué tipo de cosas?
-Huir de la cárcel. Matar y torturar-dijo esbozando una sonrisa maliciosa y sus ojos mieles brillaron.
-Estás demente.
-Con tu ayuda o no, voy a sacar a mi padre de ese asqueroso lugar.
-Haz lo que quieras, pero siempre y cuando no te arreste otra vez la policía, no hay problema-masculló un tan molesta y se levantó-y baja a cenar porque tía Caroline se va a enfadar.
La vio salir de su habitación y suspiró profundamente.
Se le había ocurrido una idea fantástica para sacar a su padre de ahí y para llevarlo a cabo, necesitaba la ayuda de sus amigos.
Bajó a cenar, disimulando la gran satisfacción de haber encontrado la manera perfecta de llevar a cabo su plan.
Gabbe, que ya estaba sentado a la mesa con Keren, frunció el ceño al verlo llegar.
-¿Qué estás tramando, Adam?-le preguntó.
-¿Por qué debería estar tramando algo?-miró a su hermana y le guiñó un ojo. Ella rodó los ojos y continuó mirando su teléfono.
-Sé cuándo tramas algo-lo acusó Gabbe con ojos acusadores-espero no haya sido mala idea llevarte a conocer a tu padre.
-Mi padre fue un criminal legendario-repuso Adam, borrando la tenue sonrisa que portaba. Ahora estaba serio e iracundo.
-Gracias ello está donde está-replicó Gabbe-Egon ha sufrido muchísimo por haber sido en su juventud un criminal.
-Eso dijiste cuando nos contaste la verdad y no veo la razón por la que tengas que repetirlo-graznó Adam, claramente enojado. Sus ojos mieles ardían de coraje.
-No quiero que sigas sus pasos-sentenció Gabbe con seriedad.
-Es mi padre y si quiero ser como él, es mi problema, ¿no?-espetó irritado y se levantó de la mesa con brusquedad.
Entonces Gabbe también se levantó y fulminó con sus petulantes ojos azules.
-Siéntate, Adam.
-No.
-Siéntate-repitió.
Keren dejó de prestarle atención a su teléfono para mirarlos. Aquel era el problema de siempre.
-No puedes darme órdenes. No eres mi padre-vociferó y dio un paso a él, desafiándolo.
Gabbe se acercó a Adam y a pesar de que el chico era más alto que él, eso no impidió que lo empujara a la pared y lo sometiera.
-No seré tú padre pero soy lo más cercano que tienes de uno y debes respetarme.
-Mi único padre aquí es Egon Peitz-lo empujó y gruñó.
Caroline y el pequeño Allen se quedaron pasmados a mitad de la cocina. Caroline que tenía dos platos con la cena en las manos se apresuró a dejarlos en la mesa y a tranquilizar a su esposo y a su sobrino.
-Adam, basta-dijo y el pequeño Allen corrió a refugiarse en los brazos de Keren.
-No, basta tía Caroline-siseó Adam-ya estoy cansado que siempre sea lo mismo.
-No actuabas así hasta que supiste sobre tu padre biológico-dijo Caroline enfadada-antes nos tratabas mejor y...
-Ustedes siempre nos dejaron en claro que nosotros no éramos sus hijos; y bueno, cuando nos contaron la verdad de nuestros padres supe que era necesario apoyar a papá. Además siempre he sido así, nunca he dejado que me manipulen-dijo con voz desdeñosa-¿sí o no, Keren?-volvió el rostro hacia su hermana y esta se encogió de hombros.
Adam retrocedió unos pasos con el rostro ensombrecido y la mandíbula apretada.
-Vete a tu habitación-ordenó Gabbe sin mirarlo
-Me largo de aquí-replicó Adam a su vez y se dirigió a la puerta. Cogió su chaqueta negra y giró la perilla.
-Si das un paso fuera de esta casa, no esperes a que te recibamos mañana-sentenció Gabbe.
-¿Estás seguro de lo que dices?-preguntó Adam arqueando las cejas.
-Me conoces bien, Peitz.
-Entonces no me conoces a mí-dijo y abrió la puerta para irse-nos vemos al rato, Keren. Adiós pequeño-miró a Allen y este le dijo adiós con la mano.
Gabbe apretó los puños y Caroline le dio una palmada en la espalda.
Keren suspiró agobiada y se retiró a su habitación sin cenar, llevándose al pequeño Allen consigo para que Caroline y Gabbe pudieran hablar.
-Te dije que aún no estaba preparado para saber la verdad-le recordó ella.
-Ni si quiera le contamos toda la verdad. Él no sabe que también yo fui un criminal.
-Y más vale que no lo hagas-le aconsejó-Adam trae los mismos genes que Egon y por lo tanto, es así de agresivo.
-Yo no quiero que sea como él.
-Ni yo tampoco. Mi sobrino no puede seguir así pero si seguimos poniéndonos en su contra...
-¿Entonces quieres que lo deje hacer lo que quiera?-gruñó-por supuesto que no. Si Shelby estuviera viva, créeme que le gustaría que Adam entrara en cintura.
-Mira, por el momento tenemos que esperar a que regrese sano y salvo. Yo me encargaré de hablar con él.
-No. Es muy impulsivo y...
-No va a hacerme daño. Es mi sobrino, Gabbe.
-Pero tiene instintos sádicos en sus venas, querida.
-Lo sé-le acarició la mejilla con ternura y él cerró los ojos.
-Aún recuerdo cuando nos conocimos en aquel jet de mi jefe y padre de Shelby en el que te asignaron para cuidarme porque estaba muy herido.
-También lo recuerdo y en ese entonces estabas enamorado de mi hermana a morir.
-Pero cuando te vi, comencé a cambiar de parecer.
Caroline sonrió llanamente y él la besó con ternura. A pesar de que ya no eran tan jóvenes, el amor que se tenía el uno por el otro, seguía siendo muy grande.
-Vamos a cenar con Keren y Allen-le sugirió ella con voz dócil-y esperaremos a que Adam vuelva.
-Ve a la habitación de ella, te alcanzo en un momento.
Caroline asintió y dejó a su esposo de pie frente a la mesa, reflexionando.
Mientras tanto, Adam iba rumbo a la casa de Vince en su motocicleta.
Pretendía pasar la noche entera con su mejor amigo en algún bar y acostarse con alguna chica para aligerar la tensión.
En su mente flotaba el rostro de su padre encerrado en aquel lugar de asqueroso y fúnebre: pálido, ojos hundidos y con ojeras, unas cuantas canas en su cabello y en su barba.
Su tío Gabbe le había mostrado una foto de su padre y de su madre el día de Navidad, meses antes de que ocurriera la desgracia y se estremeció. Habían más personas en el retrato que jamás había visto pero a él solo le importaba sus padres mirándose muy enamorados, sin saber que meses después todo se iría a la mierda.
Su madre fue tan hermosa y su padre fue muy atractivo. Pero ya no quedaba nada de su atractivo gracias a los años de aislamiento y de sufrimiento. Y se odiaba por ello.
Apretó la mandíbula y aceleró para darse prisa de llegar a la casa de Vince.
El aire le golpeaba fuertemente a la cara y le hacía ondear la chaqueta hacia atrás. Su cabello iba a terminar despeinado pero no le importaba. Amaba sentir la adrenalina de ir a toda velocidad.
Se pasó varios altos y provocó que muchos automóviles frenaran de golpe y le tocaran la bocina y él sonrió.
Dobló por un callejón y luego salió en sentido contrario por una calle para divertirse.
-¡Fíjate, imbécil!-le gritó alguien y Adam dio vuelta en U para acercarse a ese conductor.
Los ojos de Adam no predecían nada bueno y más cuando esbozó una sonrisa maliciosa en sus labios. Se colocó justamente al lado de la puerta del automóvil donde se hallaba ese hombre y le silbó para captar su atención.
-Eh, mira que está hará este imbécil-dijo y sacó una llave de su bolsillo y al tiempo que arrancaba a toda velocidad, la punta de la llave ocasionó un gran rayón en toda la pintura.
Se carcajeó durante un rato y volvió a incorporarse de nuevo en el camino correcto en dirección de la casa de Vince.
Llegó derrapando y estacionó la motocicleta detrás de la de su amigo.
La suya era roja con algunas líneas paralelas negras y la de su amigo era completamente amarillo canario.
Se acomodó la chaqueta y se encaminó a la puerta principal.
Llamó a la puerta y a los pocos segundos la hermana de Vince abrió y en cuanto vio a Adam, sonrió coquetamente y alzó sus rubias cejas.
-Hola, guapo-lo saludó.
-Hola, preciosa-la saludó de beso en la mejilla y le dedicó una de sus sonrisas picaras-¿está Vince?
-Está en la cochera. Entra.
-¿Y tú mamá?-le preguntó, pasándose la mano por el pelo. La madre de su mejor amigo era muy guapa y se mantenía muy joven, ya que había tenido a sus hijos desde muy chica.
-Trabajando-resopló la chica-ya sabes.
-Salúdamela-le guiñó el ojo y se despidió de ella-iré a ver a Vince. Hablamos luego, encanto.
-Me encanta que me digas así.
-Tú te mereces todo-le acarició la mejilla y se inclinó a besarla en la frente-eres una niña muy especial, Ember.
-Tengo diecisiete años, Adam. Ya casi soy adulta-hizo pucheros-podría ser tu novia.
-Entonces espera un poco más y ya veremos-le sonrió y se dirigió a la cochera.
Ember era una chica muy guapa y tierna pero Adam no la podía ver con otros ojos porque le recordaba mucho a Keren y Keren era su vida misma. Su hermana. Su vida y Ember era la vida de su amigo Vince y no podía verla de otra manera que no fuera como hermandad.
Salió por la puerta trasera de la casa y atravesó un pequeño pasillo hasta que llegó a la cochera donde encontró a Vince sentado en el sofá que había rescatado de una casa antes de ser demolida bebiendo una soda y viendo la tv. Y en cuanto notó su presencia, una sonrisa demente asomó a sus labios.
Él había hecho que Adam se volviera problemático y muy rudo y popular en la Universidad.
-Viejo, ¿Qué haces aquí? Quedamos en que mañana saldríamos por unas cervezas. No hoy.
-Es que necesito contarte algo, Vince-se sentó junto a él y su amigo le dio una soda que Adam no rechazó.
-Habla, hermano.
-Soy hijo de un asesino serial-comenzó a decir y no esperaba la reacción que Vince adoptó. Estaba sonriendo-¿por qué sonríes?
-¡Porque es alucinante! Algo me decía que eras un chico muy cool.
-Gracias pero el punto es que mi padre está vivo y se encuentra cerca de aquí.
-Pensé que no tenías papás.
-No tengo-graznó-mi madre murió cuando era muy pequeño y lo sabes, sabía de la existencia de mi padre pero no la verdadera historia. Mis tíos nos dijeron a Keren y a mí que nuestro padre se había marchado lejos porque tenía asuntos que atender pero ayer fuimos a conocerlo al centro de rehabilitación en Nueva York.
-¿Qué?-las pupilas de Vince se dilataron-¿está en un centro de rehabilitación y no en prisión?
-Sí. Lo condenaron a cadena perpetua pero como sufría de lagunas mentales, decidieron recluirlo ahí.
-¿Y cuánto tiempo lleva ahí?
-Veinte años. Desde que nacimos Keren y yo.
-Oh. Eso es grave, ¿y por qué me lo contaste? Debe haber una razón.
-Quiero sacarlo de ahí lo más pronto posible.
Vince escupió la soda a la cara de Adam y este gruñó.
-¿Hablas en serio?
-Muy en serio-dijo y se limpió la cara con asco. Dejó su soda en el suelo y suspiró-quiero que mi padre deje de sufrir, ¿sabes? Cuando lo vi, una agonía me corrompió el pecho y supe que ya era suficiente.
-¿Y qué propones que hagamos?
-Reunir a los chicos y planear la manera de sacarlo de ahí.
-Suena interesante, querido amigo-sonrió ampliamente y bebió toda su soda-tú dime cuando y hacemos la reunión.
-Lo antes posible pero hoy quiero salir a beber unos tragos y a tener sexo toda la noche para poder estar tranquilo.
-Entonces muévete-le instó-vámonos por unas putas. En Freedoom siempre llegan las de último grado a follar con todo lo que se mueva. Andando.
Adam rio y asintió.
Por otro lado, Keren se hallaba cenando tranquilamente con sus tíos y con su primo Allen en su habitación.
SPAGHETTI con albóndigas. Una cena perfecta.
Le entristecía que su hermano cada día se fuera alejando más y más de ella y de la familia. Le aterraba que él cometiera alguna estupidez para rescatar a su padre y que terminase en prisión de por vida.
Le agradaba la idea de sacar a su padre de ahí pero era muy riesgoso, además ella no podía ocuparse de ese detalle porque en menos de una semana tomaría un vuelo a Alemania para irse a la Universidad como alumna de intercambio. En su lugar llegaría una chica menor que ella a vivir con sus tíos en lo que Keren volvía de su primer año escolar y le emocionaba pero a la vez le horrorizaba. ¿Y si Adam enamoraba a la pobre chica y después le rompía el corazón?
Le iba a dejar en claro que si eso sucedía, se las iba a ver con ella.
-¿En qué piensa esa cabecita?-le preguntó su tío Gabbe sonriendo. A Keren le encantaba los ojos de su tío porque le inspiraba confianza.
-En la Universidad y en la chica que vendrá a vivir aquí.
-Oh, no te preocupes. Ella va a estar bien.
-No dejen que Adam la enamore porque no quiero que me rompa el corazón. Mi hermano es muy desalmado.
Caroline rio y Gabbe puso los ojos en blanco.
-Despreocúpate, Adam no va a dirigirle la palabra a esa chica mientras yo esté aquí-la tranquilizó Caroline y Keren suspiró aliviada.
Allen se estiró perezosamente en el regazo de Keren y comenzó a cabecear de sueño.
-Bueno, ya es tarde, mi pequeña-dijo Gabbe, levantándose y cargando a Allen quién le echó los brazos encima-duerme. Y no te estreses por lo que haga o no haga tu hermano. Te irás a estudiar y estarás bien, ¿okey?
Keren asintió y sonrió al tiempo que veía a sus tíos irse.
Se recostó en su cama con la vista al techo. La negrura en sus ojos era espectacular, eran la réplica exacta de los ojos de Egon y ella lo sabía.
El día anterior en el que conoció a su padre, se quedó estupefacta al ver la similitud que tenían entre sí. Tanto ella y Adam tenían cierto parecido a él y eso la emocionó.
-Papá-susurró con lágrimas en los ojos-como te echo de menos a pesar de que solamente te vi por un par de horas después de este tiempo sin conocerte.
Pensando en su padre que se hallaba muy lejos de ella, se quedó profundamente dormida.
Mientras que su hermano se encaminaba rumbo al bar más concurrido de California.
Tanto él y Vince iban conduciendo a alta velocidad en sus motocicletas y haciendo competencia entre ellos, provocando casi accidentes y riéndose como locos.
-¡Te reto a dar vuelta y a conducir en dirección contraria en la siguiente avenida!-le gritó a Vince con todas sus fuerzas para que él lo escuchara en medio del aire que les azotaba la cara.
-¡Si gano, me consigues una cita con tu bella hermana, Keren!-le gritó Vince de vuelta y Adam lo fulminó con la mirada.
-¡Si yo gano, me consigues una cita con tu bella madre!-le gritó de vuelta y Vince soltó una carcajada.
-¡Hecho!-accedió y Adam puso los ojos en blanco. Vince estaba más loco que él.
Y los dos hicieron sonar los motores y acelerar a full.
Se perdieron en la negrura de la noche para festejar como benditos.
En el reto de conducir al revés fue un desastre, pues había una patrulla cerca y tuvieron que declinar la idea, por lo que decidieron posponerla y continuar su trayectoria.
El bar Freedoom estaba abarrotado de personas y muchas motocicletas estaban aparcadas afuera en filas. Adam y Vince eran los que más frecuentaban ese sitio, por lo tanto, tenían dos lugares reservados y seguros donde dejar sus motocicletas.
Cortaron camino por la parte trasera del bar y saludaron rudamente al encargado de la puerta.
-Ya tenía tiempo que no los veía por aquí, chicos-les dijo el hombretón con una sonrisa demencial y Adam se acomodó la chaqueta.
-Ya echábamos de menos pasar un buen rato-dijo Vince riéndose.
-Dejamos de venir solo dos semanas, Big Mike, pero aquí estamos-repuso Adam sonriendo y el sujeto los dejó pasar animadamente.
Anexaron al bar por la parte de atrás y atravesaron un largo pasillo oscuro que solo estaba iluminado por algunas bombillas débiles que amenazaban con fundirse pronto.
-Sexo, drogas, alcohol-le oyó canturrear a Vince.
-Sólo sexo y alcohol necesito esta noche. No me van las drogas.
-Aguafiestas. Sentirse relajado es más cool que solo estar ebrio.
-No pretendo ser adicto al crack.
-Es marihuana, viejo. Relaja la pelvis.
-Lo haré más al rato-le propició un golpe amistoso en la espalda y Vince rio.
El ambiente se tornó sombrío y a la vez excitante. Adam añoraba volver a llenar sus pulmones de ese aire impregnado a tabaco y a alcohol.
-¿Ya viste quiénes están aquí, Adam?-le susurró Vince y señaló con la cabeza a un grupo de chicas ubicadas en un rincón del bar hablando entre sí y bebiendo cervezas. Adam miró en su dirección y se pasó la lengua por los labios.
-Es Regina Gil-respondió él, sin apartarle la mirada de encima.
-¡Y también está Thania, Alexa y Rosalie!-exclamó su amigo excitado.
-¿A quién vas a llevar a la cama esta noche?-le preguntó riéndose-te gustan las tres y tendrás que elegir solo una.
-¿Y por qué solo una, si puedo llevármelas a las tres?-añadió con picardía.
-Estás demente.
-Gracias-le palmeó el pecho y se arregló la camisa-te veo en unas seis horas.
-Suerte, campeón.
Vio a su amigo deslizarse directo al grupo de chicas y Adam aprovechó a sentarse a la barra por unos tragos.
Saludó al cantinero con camaradería y le sirvió un trago de tequila.
-Va por la casa, cuenta de que has vuelto por estos lares.
-Gracias, Bratt-le agradeció y se bebió el sorbo de tajo-quiero la botella, si eres tan amable.
-Claro, Adam-le pasó la botella y él la agarró de la boquilla y bebió varios sorbos, sintiendo como el tequila le quemaba la garganta-¿también vas a querer, ya sabes, una habitación?
-Lees la mente, ¿no?
-Aquí está, la 69.
-Me gusta que sepas que esa es mi habitación.
-Es toda tuya. Nadie más la coge porque sabe que es propiedad de Adam Peitz, nuestro cliente más querido y respetado-bromeó Bratt, dándole la llave.
Adam se retiró de la barra y se quedó mirando a su alrededor.
Escrutó el lugar y divisó a Regina Gil que se alejaba de sus amigas para ir en busca de un cigarrillo.
Caminó hacia ella con paso decidido sin soltar la botella de tequila y sin dejar de echar vistazos a las demás chicas que bebían, reían y fumaban al ritmo de la música.
El humo del tabaco y del perfume de los presentes revuelto con alcohol que se extendían por sus fosas nasales provocó en Adam cierta embriaguez de felicidad y llegó hasta donde estaba Regina Gil y la estampó a la pared sin soltar la botella de tequila. Ella lo miró con sus ojos verdes muy abiertos y después se mordió el labio al darse cuenta que se trataba de él.
Adam llevaba solamente dos semanas en la Universidad con Vince y había logrado volver a captar la atención de todos los estudiantes y postularse así el chico más bueno del instituto. Y Regina Gil, años superiores que él, y la más deseada, cayó ante su encanto.
-Hola-dijo Adam, como quién no quiere la cosa y le arrebató el cigarrillo de sus dedos para darle una calada y deslizarle el hilillo de humo en sus labios. La chica aspiró profundamente con las pupilas dilatadas.
|Hola. Este es el primer capítulo de la segunda parte de esta historia ^-^ voten mucho y comenten|
2Cmx,e
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