|| Capítulo 08 ||
"Vivimos en una sociedad donde MENTIR se volvió rutina, TRAICIONAR en monotonía y ser HIPÓCRITA en la ropa de cada día"
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—Yo no dije que fuera santa, no me referí nunca a eso, ¿Ir al infierno? Creo que ya lo estoy, pero... ¿Morir? La veo difícil— sonrió como último para salir cerrando la puerta —Porque ya estoy muerta— susurró antes de respirar hondo y sentir esa sed de sangre.
Sentía la necesidad de beber la sangre de alguien. Si se mantenía más tiempo ahí sería capaz de morder a alguien delante de todos.
Caminó hacia el baño y entró. Inmediatamente se apoyó en el lavamanos. Respiraba para tranquilizar su hambre pero eso no funcionó por mucho tiempo.
Una chica salió de uno de los baños, sostenía su brazo en el cual había una cortada no tan profunda. Betty levantó la cabeza y lo vió por el espejo. Rápidamente se dio la vuelta para mirar la herida y tratar de no verse tentada.
—Oye, ¿estás bien?— preguntó la chica acercándose.
Betty solo miraba hacia la herida, no podía controlarse, eso era raro, siempre se había controlado, desde un principio. Algo le estaba pasando.
La rubia solo se acercó hacia la chica. Miró una última vez la sangre que salía del brazo de ella y levantó su rostro. Las venas bajo los ojos comenzaron a ponerse negras, los colmillos se asomaron dejándolos a la vista. La chica retrocedía a cada paso que Betty daba. Ya no estaba consciente, el hambre y el olor a sangre fresca la controlaban, no podía salir de donde estaba. Por lo menos no hasta que se alimente.
Cuando estaba punto de morderla la puerta se abre. Stefan y Damon ven la situación y cierran de inmediato el baño.
Stefan la vió, usó su velocidad para acorralarla contra la pared sosteniéndola de los hombros.
—Te calmas— la miró a los ojos mientras la rubia forcejeaba para soltarse pero de a poco se iba tranquilizando.
Cerró sus ojos y las venas bajo estos ya no se veían, cerró sus ojos con aún más fuerza dándose una bofetada mental sobre lo que acababa de hacer.
Se zafó bruscamente del agarre de su amigo para alejarse de ahí.
—Ten, bebe— Stefan le tendió una bolsa con sangre. Ella la tomó entre sus manos y bebió gran parte del contenido.
—Ya la hipnoticé— aseguró Damon mientras aparecía tras su hermano —¿Qué carajos te sucedió?— cuestionó molesto.
La rubia suspiró dejando de beber —No lo se, te juro que nosé, siempre me controlé, desde un principio pero... fue como si necesitara beber toda la sangre de Carol— ella se refería a la chica.
—Siempre te controlaste, ¿en dónde estabas antes?— preguntó Stefan calmado, mucho más calmado que su hermano, definitivamente.
—En el Azul y Oro...— fue ahí que recordó que Jughead tenía lastimado el rostro —Estaba Jughead— los hermanos abrieron sus ojos —Se había peleado con un pandillero, tenía la cara toda lastimada. Nosé como hice para contenerme tanto tiempo pero... era como si la sangre de él fuera, nose...
— ¿Especial?— Damon alzó una ceja interrumpiéndola sin saber a qué se refería.
Ella hizo una mueca —Si, algo así...— se encogió de hombros —Sentía la misma hambre que cuando me convertí y debía alimentarme de un humano, era así, más fuerte quizá— suspiró sin saber que era lo que decía. No tenía sentido eso, no lo tenía.
—Lo único que se me ocurre es que te gusta y quieres morderlo— sugirió Stefan.
Betty se atragantó mientras negaba —¡Claro que no!— soltó negando —Se cual es esa sensación, la experimente pero no es eso, créeme no. Es algo más, nosé qué, pero... dios ni idea— soltó un suspiro molesta.
Damon recordó algo y la miró —Tú recuerdas lo de su familia...
Ella negó nuevamente —No, se que no es eso, no lo es, sino lo sabría— explicó ella.
—Pues nosé entonces.
—Bueno nosé, ve tú como haces para controlarte yo, me voy— Damon se dio media vuelta saliendo del baño.
La rubia alzó una ceja hacia el chico
— ¿Qué le pasa?
Su hermano se encogió de hombros —Ni idea, está de malhumor hoy, anda a saber, es Damon. Nunca te dirá que le pasa— negó mientras ambos se reían —Voy yendo, es raro que este en el baño de mujeres— miró todo el lugar y caminó hacia la puerta mirándola.
Betty rodó los ojos —Estaré bien recuerdas— alzó la bolsa que bebía. El asintió saliendo del baño.
La rubia suspiro. Al terminar de beber guardó en su mochila la bolsa vacía y salió del baño.
Mientras se la colgaba al hombro se topó con alguien.
—Betty, te estaba buscando— habló el chico frenándola.
—¿Tú de vuelta?— cuestionó divertida —Aún no estoy en el infierno— bromeó ella.
—Claro, porque eres difícil de matar— se burló el riéndose.
—Claramente— aseguró señalándolo —¿Qué pasa?— se cruzó de brazos curiosa.
—Verónica insistió en hacer una fiesta, de nuevo, en mi casa— hizo una mueca —¿Vienes tú y los chicos? Cheryl dijo que iría— ésta levantó una ceja divertida.
— ¿Me estás invitando a tú fiesta?— soltó riéndose.
—Ni te creas Cooper, toda la escuela irá. Y...— el hizo una mueca —Digamos que trato de llevarme bien con mi competencia— los dos rieron.
—Claro— Betty se inclinó hacia el aún con sus brazos cruzados —Porque tu frío corazón le pertenece a Verónica. ¿O me equivoco?— se alejó sonriéndole.
El abrió su boca incrédulo —No responderé a eso— negó el alzando las cejas.
—Que no respondas no significa que no sepa. Grábate esto. Si yo te pregunto algo, es porque ya se la respuesta. Cuidado con mentirme— advirtió señalándolo con su dedo algo divertida.
—Bien, bien. Anotado— éste hizo un tilde en el aire riéndose —¿Te veo allí? Y a los mellizos— aclaró el.
—Seguro. Jamás nos perdemos una fiesta— negó ella sonriendo. Él le guiñó un ojo chasqueando sus dedos para darse la vuelta mientras arreglaba su chaqueta de cuero y salía de la escuela.
Unos brazos la rodearon por su cuello y ella miró hacia su costado.
— ¿Ahora si te controlaste de morderle la vena?— Damon alzó sus cejas divertido mientras caminaban.
— ¿Por qué de repente estas de buen humor?— cuestionó ella viéndolo.
Él tenía su típica mueca —Ese es el humor de un vampiro— aseguró el. Abrieron las puertas de la escuela y salieron caminando hacia el auto.
—No. Ese es tú humor— señaló ella frenado delante del auto.
— ¿Ya nos vamos?— Stefan se enderezó dado a que estaba apoyado en el auto.
La rubia los frenó antes de subir al auto —Hoy hay una fiesta en lo de Jones— señaló a ambos. Stefan se apoyó en la puerta luego de haberla abierto.
—Claro que iremos— aseguró el —¿Cuándo nos perdimos si quiera una fiesta en estos 117 años?— habló obvio y luego subió al auto.
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Me voy a ir a llorar porque no tengo ni a un Damon ni a un Stefan en mi vida. Mucho menos una amistad así.
Escrito, 7 de septiembre, 22:04 pm.
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