Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

09 | Toda la noche. Solo contigo.

Fabio.

Años atrás.

—¿Qué se te ofrece, Saravia?

—Sabes muy bien por qué he venido.

No contestó.

—No quiero problemas —insistí.

De nuevo, no tuve respuesta.

—Es mejor llevar la fiesta en paz. Entrégame la fotografía.

Finalmente, él me dio la cara.

—¿Hablas de esta fotografía? —inquirió frotándola contra su entrepierna frente a mí—. ¿Melanie es como se llama?

Tiró a un lado la imagen cuando estuvo completamente embarrada de un líquido blanco y se acercó más sin dejar de sonreír.

—Si la tuviera cerca no sabes todo lo que le haría.

Empujé su cuerpo contra una de las paredes y mis puños dejaron de contar los golpes al perder la sensibilidad.

—¡Teniente!

La sangre me salpicó hasta las muñecas.

—¡Fabio! —me detuvo Raúl, sosteniéndome por los hombros—. ¡Basta! ¡Te reportarán!

—Voy a matarte —juré en el oído del bastardo—. Te voy a matar.

—¡¿Qué está pasando aquí?!

Escuché la voz del Comandante y, finalmente, paré.

—¡TENIENTE!

Enderecé mi cuerpo adoptando la posición de descanso para ser testigo de cómo él regresó a mirar hacia un punto en específico. Flexionó sus rodillas y entre sus manos sostuvo la fotografía llena de semen que había caído sobre el piso.

Fui el único que fue enfocado por sus ojos inyectados en sangre.

—A mi oficina —dispuso buscando controlar su enojo—. Ahora.

Terminó de irse y yo me quedé quieto un par de segundos más.

—¿Qué demonios? —me reprendió Raúl—. ¿En qué estabas pensando? ¡¿Eh?! ¡Es solo una fotografía!

Dirigí mis ojos a él con más enojo.

—Y lo que Marina tiene en la mano derecha es solo un anillo. Un anillo que no comparte contigo.

El rostro le cambió.

Seguí el camino de mi superior y apenas entré en su oficina mi cuerpo fue presionado contra una de las mesas.

—Te he tolerado todo, Saravia —recriminó furioso—, pero has llegado demasiado lejos con tu obsesión por mi hija.

—Señor, puedo explicarle...

—¡Melanie es mi hija! ¡MI HIJA!

—Lo sé perfectamente.

—¡¿Y cómo explicas la maldita fotografía?!

—Su hija y yo fuimos amigos, esa fotografía es el único recuerdo que tengo de ella, jamás la usaría para algo más.

Me soltó buscando calmarse.

—Respeto a su hija, señor, lo respeto a usted y me respeto a mí. Si perdí el control es porque soy incapaz de permitir que Melanie sea ofendida en mi presencia.

—¿Eres consciente de que puedo suspenderte ahora mismo?

—Soy consciente, señor. Pero tenga claro que lo volvería a hacer.

Me miró fijamente y colocó una de sus manos encima de mi hombro derecho.

—Te lo agradezco, Fabio.

El pecho se me relajó.

—Sin embargo, ahora quiero que seas tú quien tenga en claro esto. No eres hombre para mi hija. No eres digno de pertenecer a mi familia. Y mientras yo viva será mejor que apartes tus ojos de Melanie, porque estoy dispuesto a matarte antes de que vuelvas siquiera a acercarte a ella. ¿Me entendiste?

Mantuve la mirada en alto.

—Entendido, señor.

Él asintió más tranquilo.

—Empaca tus cosas, te necesito en una nueva misión. Alejandro Vercelli será ubicado en la prisión de máxima seguridad los próximos dos días, quiero que estés presente en su traslado y acabes con él.

—Pero Vercelli estará encerrado de por vida en una cárcel de máxima seguridad, matarlo es excesivo...

—Lo que creas no me interesa, Saravia. Es una orden.

Asentí.

—Vete. Y llévate a Elyar, necesitas buenos refuerzos.

—Con permiso, señor.

Él no hizo caso y dejó que saliera del lugar para llegar hasta el mío.

Me senté en el fino colchón, ignoré el dolor en mis manos y con discreción descubrí la tarjeta que robé del escritorio del Comandante aprovechando el enojo con el que me acorraló contra él. Era una invitación para la graduación con la que ella soñó toda su vida.

—Necesitaré a alguien con quien bailar ese día.

—Ajá.

—Alguien especial.

—Ajá.

—Alguien como...

—¿Cómo?

—Alguien como el muchacho de allá —señaló a un insignificante niño que no le llegaba ni a los talones—. Se lo pediré.

El ceño se me frunció tanto que me fue imposible creer que ella no lo notó.

—No, un minuto. ¿Acaso conoces a ese mocoso?

—Faltan muchos años antes de graduarme, puedo conocerlo en ese tiempo.

—Ni hablar. Ni siquiera tiene una buena postura corporal y ni qué decir de su forma de vestir.

—Son detalles.

—Una mujer como tú no merece a un hombre con esos "detalles", Mel.

—Todavía no soy una mujer, apenas tengo ocho años...

—Pues es mejor que lo vayas sabiendo. Eres digna de más incluso siendo una niña, quién esté contigo debe merecerlo realmente.

—¿De verdad lo crees?

—Estoy seguro.

—¿Y qué pasa si los demás no piensan igual?

—Solo tráelos conmigo, yo me encargo de cambiar su forma de pensar.

Ella sonrió.

—Estaba bromeando de todas maneras. Ya tengo decidido quién me acompañará en mi graduación.

—¿Quién?

—Tú.

—¿Yo?

Regresó a mirarme.

—Me agradas como pareja, Fabio.

Sus preciosos ojos se le cerraron con nerviosismo.

—Como pareja de graduación, eso quise decir —aclaró.

—¿De verdad quieres que sea yo?

—De verdad.

—P-pero...

—¡Al fin! ¡Es la primera vez que tartamudeas! —se burló.

—¿Qué pasa si algo sucede antes de la graduación?

—¿Qué podría suceder en nueve años?

—No lo sé. Podríamos dejar de ser amigos, podrías mudarte o podría mudarme yo.

—Mi familia no tiene pensado dejar este pueblo y es poco probable que la tuya lo haga. Además, sé que, aunque estés lejos, vendrías.

—Mel, no sé si soy la persona que tú necesitas.

—Eres todo lo que necesito.

Me dirigió una mirada suplicante.

—Por favor. Por favor. Por favor.

—De acuerdo. Seré tu pareja de graduación.

—¿Y bailarás conmigo toda la noche?

—Toda la noche. Solo contigo.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

—¡Sí! —se colgó en mi cuello, dándome un abrazo.

Intenté tomar aire, pero fue inútil.

Lo lamento.

Mis ojos ardieron.

—Lo lamento, Mel.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro