Maratón 1/2

Entramos en una cantina bastante animada y nos abrimos paso entre la multitud de criaturas que se encontraban bebiendo o bailando en la pista. Sonreí ilusionada por estar en un lugar como ese, pues todo sitio nuevo era algo especial para mí; significaba un recuerdo más que podía atesorar en mi memoria.

—¡Perdón! No la recordaba tan ruidosa —Anakin me habló por encima de la música y me miró con diversión.

—¡No importa! Me gusta, nunca había estado en una.

Mi maestro me sonrió y agarró mi mano entre la suya de metal para guiarme hasta una mesa al fondo del ruidoso lugar. Por suerte el sonido de la música no era tan audible en esa zona por lo que podríamos hablar tranquilos.

-—Bueno, cuéntame, joven Padawan. ¿Qué hiciste cuando nos separamos tras conocernos en Coruscant?

Sonreí al recordar ese momento y observé a mi alrededor con una sonrisa, pensando en mi respuesta.

—Me entrenaron, para ser la próxima reina. Siempre creí que ese era mi destino, ocupar el lugar de mi madre.

—¿Aún lo es? ¿Serás reina algún día?

Suspiré, sin saber del todo con certeza la respuesta y me encogí de hombros.

—Quiero convertirme en Jedi, mientras ese sea el camino que considero correcto lo seguiré.

—La República y los Jedi siempre serán el camino correcto.

Le miré con el ceño fruncido al ver la naturalidad con la que dijo esas palabras. Una criatura dejó unas bebidas en nuestra mesa y Anakin le agradeció antes de pagarle con unos créditos.

—Siempre que triunfe la democracia lo será, pero la República en manos de políticos no es más que un camino de errores.

—¿Qué tienes en contra de los políticos? Hay algunos que son buenos -Anakin bebió de su bebida y me miró mientras lo hacía.

Volví a fruncir el ceño y me colé en su mente para después soltar un bufido.

—Palpatine no es el buen y carismático político que muestra, Anakin.

—¿Qué sabes tú de él?

Anakin se veía algo irritado ante la mención contrariada del político, tenía que tratar de ser cautelosa en ese tema.

—He convivido con políticos como él, sé la clase de persona con la que te juntas.

—Es mi amigo —me dijo entre dientes.

—Te utiliza, solo quiere a alguien en el consejo Jedi para mantenerse en el poder. Él no es tu amigo, Anakin.

—¿Va a decírmelo la cria que se ha pasado su vida encerrada en un palacio?

Le miré dolida y bajé la mirada, apretando los puños sobre la mesa. Anakin tenía la mala costumbre de atacar con palabras hirientes cada vez que se sentía amenazado, incluso aunque no hubieras tenido intención de herirle con ellas.

—Te sorprendería la cantidad de cosas que se pueden aprender estando encerrado —levanté mi mirada hacia él, con dureza, y eso pareció sorprenderlo ligeramente.

Normalmente evitaba pelearme con él pero no iba a dejar que tratara de hacer que me sintiera más vulnerable por la vida que había tenido que vivir. No dejaría que nadie pensara que mi pasado era un impedimento para alcanzar la gloria de mi futuro.

La mirada de mi Maestro se suavizó y pude ver que se arrepentía de sus palabras. Mi postura también se relajó al ver cómo se pasaba las manos con frustración por su rostro, a veces parecía una persona que pasaba sus días en constante sufrimiento.

Algún día descubriría el porqué.

—Perdóname, no tendría que haber dicho eso.

Anakin tenía el rostro apoyado en sus manos, ocultándolo. Parecía realmente estresado y cansado. Me había llevado a esa cantina para enseñarme más sobre su planeta antes de irnos y lo último que quería era que se arrepintiera de haberme traído hasta allí.

—No importa...

Entrelacé mis manos sobre la mesa y bajé la vista en el momento en el que Anakin levantó su rostro para mirarme. Siempre me habían intimidado esos ojos azules, y ese día no era la excepción.

Jugaba distraída con mis dedos y Anakin suspiró.

—La última vez que pude estar así fue con Padmé, si no recuerdo mal.

Levanté la mirada y la suya vaciló ante mis ojos inquisitivos. Me había sorprendido que el tema de conversación se desviara a Padmé, pero una parte de mí sentía curiosidad por el motivo de su mención.

—Estuvisteis mucho tiempo juntos, ¿no? Por lo de que estaba en peligro —mi voz sonó más inocente de lo que pretendía, pero alcancé a ver un destello de tristeza y culpa en su mirada.

De repente empezaba a darme cuenta de que había muchas cosas que yo no sabía, cosas que tal vez había preferido ignorar y que tal vez estaban justo frente a mis ojos. Por ello, no pude evitar tragar con fuerza al ver cómo Anakin dudaba sobre las palabras que saldrían de su boca.

—Fue... fue más que eso —imitó mi acción de entrelazar sus manos sobre la mesa, pero su mirada seguía con ese destello de culpabilidad.

—¿A qué te refieres? —Me maldije internamente por que mi voz vacilara y aguanté la respiración, esperando a su respuesta; la cual sospechaba que iba a dolerme.

—Bueno nosotros... nos hicimos muy cercanos y —hizo una pausa y aguantó mi mirada como pudo—. Nos besamos.

Shock.

Eso le había pasado a mi mente. Ninguna parte de mi cuerpo reaccionaba mientras sus dos últimas palabras resonaban en mi mente como un eco ensordecedor. Las piezas empezaban a encajar en mi cabeza, todo se iba aclarando y al mismo tiempo todo se iba destruyendo.

Todo se redujo a un recuerdo...

—Me enamoré un hombre... Pero creo que él estaba enamorado de otra...

No me lo dijo. Padmé me ocultó que Anakin era ese hombre, era eso lo que había detrás de algunas de sus maliciosas palabras, ¿celos? Y si me había ocultado eso, ¿qué más podría haberse guardado para sí misma?

De repente mi mente hizo click y miré a Anakin con horror.

—¿Dónde está Sabé, Maestro? —Mi voz no dejó un atisbo de duda, era una pregunta directa y bastante apremiante. Quería la verdad, quería saber donde se encontraba mi hermana, quería creer que en eso Padmé no había mentido...

—Lo siento, Kaia... —Me miró con tristeza y suspiró-. Sabé murió ya hace un tiempo, al ser el señuelo de Padmé. Le tendieron una trampa y una bomba explotó, Padmé se sintió fatal y...

No escuchaba, ya no podía escuchar sus palabras. Mi hermana y mejor amiga estaba muerta, y una de las personas a la que más había querido había dejado que la mataran, y ni siquiera me lo había dicho.

Cogí aire apoyando mis manos sobre la mesa y el rostro de Padmé se reprodujo una y otra vez en mi cabeza, siempre acompañado de una palabra

Mentirosa.

Pero había algo que dolía tanto como su traición. Miré a mi Maestro y una lágrima se resbaló por mi mejilla.

—Tú lo sabías... —Mi voz se rompió al final y Anakin me miró con tormento—. Lo sabías y no me lo dijiste.

No necesité más información y me levanté de la mesa para salir del lugar. Sabía que Anakin se había levantado al instante de ver mis intenciones, sabía que trataba de que le escuchara entre la multitud, de que le perdonara...

Sin embargo, en ese momento lo último que quería era estar con él, por eso corrí; corrí hasta que lo perdí de vista, hasta que solo quedé yo en el silencio de la noche en Tatooine.

¡Disfrutad de la maratón!

Y no perdáis la esperanza aún queda historia de ambos, no todo va a ser malo os lo aseguro <3

—Venus