Mi Buen Amor.
¿Cómo explicar aquello que sentía?, ¿Tristeza?, ¿Enojo?, ¿O tal vez era frustración?, qué complicado era todo eso, ni siquiera podía descansar tranquilo pensando en lo que vio. Daba vueltas y vueltas en la cama tratando de entender que pudo ser eso, ¿una visión?, demasiado lucida, casi real que sentía que lo tocaría, eso le aterró.
Cuándo llego al templo, Milo se aseguro de no ser visto y simplemente fue a su habitación para descansar, no había dormido bien en días, y la falta de sueño estaban haciendo demasiado estragos en su cerebro, terriblemente trastornado, un auto-castigo que parecía no tener un control fijo, algo que, solo pasaba, esa ansia de castigarse por un grave error.
¿Eso estaba bien, no¿, ¿O sólo debía esperar un milagro que fuera lo suficiente para redimirse con su alma?.
Le inquietaba que todo estuviera tan silencioso, le inquietaba saber que eso podía estar afuera listo para matarlo, y era aterrador pensar, que Milo no haría nada para detenerlo.
Pero, no podía, tenia una misión que cumplir, y no importaba realmente lo que el sentía, su deber cómo caballero estaba ante-todo, no era un ser humano cualquiera, miro sus manos, aun estaban los irremediables flashbacks de esa noche, pero, no había caso alguno, ¿no existía algo mas cruel que no poder disculparse?.
Milo dispuso nuevamente de horas de sueño reparador antes de seguir con la guardia, Odeth y Kosma estarían dormidos a esa hora, si era sincero, le aliviaba no saber donde estaban escondidos, ante cualquier situación, ella podría escapar con el niño y el tranquilo acetar su destino, no tenia idea por que, pero sentía esa noche tormentosa, el cielo particularmente se mostraba rojo y furioso, quizá llovería.
El agua curaría sus culpas un momento antes de cerrar sus ojos.
Normalmente, Milo no tenia sueños tan pacíficos, o del todo no soñaba con nada especial, solo memorias trastornadas con la fantasía infantil de un niño, en su sueño, el cielo era de color azul y las praderas verdes, no recordaba ese lugar, y tampoco sabia el porque vestía sus ropas de entrenamiento, lo confundió con un recuerdo.
━━ No me resulta familiar este sitio.
El lugar le transmitía una paz mental que hace mucho, Milo no era capaz de experimentar, respiraba el aire puro y escuchaba la canción del viento, y la luz del sol era agradable, no había nada que fuera a perturbar esa paz. Al menos, eso creyó.
Era extraño pero Milo estaba casi seguro, que el camino que estaba siguiendo era guiado por alguien, no por el, ni por sus pies, sino por un presentimiento que el mismo no explico, estaba entrando mas y mas a un sitio donde crecían Orquídeas, bellas orquídeas que iban adornando el camino de Milo, los lirios, aves del paraíso y los gladiolos, flores que le hacían pensar a Milo lo lindas que eran.
Cuanto más caminaba, Milo dio con una persona a la distancia, parecía estar sentada en medio de las flores, estaba lejos, así que Milo tuvo que forzar su mirada, para que pudiera distinguir esa mancha movible, una mancha color viridián que tanto le atormento.
Ese color de cabello era de una sola persona para el caballero, nadie podía tener un color de cabello tan hermoso cómo ese, se trago sus palabras por un momento, dejo de pensar, y empezó a correr, Milo susurraba exhaustivamente; No puede ser, no es posible, ¡Debe ser él!.
Aunque Milo pensara que fuera un sueño, a él no le importaba en lo mas mínimo, quizá aquella era su única oportunidad de volver a verle y redimirse, pero más importante, ser sincero.
Milo se detuvo, una idea vino a golpearlo, ¿y si era que estaba comunicándose con él alma de Camus?. ¡Eso significaría que Hades mintió y qué Camus aún seguía en su mundo!. Inicio sus pasos mas de prisa, tenia que verlo a la cara para saber si aun recordaba su rostro estando vivos, cuando eran amigos, sin sentimientos de odio o venganza, sabia que Camus lo perdonaría.
Siempre le ha perdonado ser un idiota.
Ahí estaba, frente a frente, el otro parecía ignorar su presencia, pues solo miraba sus manos y tocaba las puntas de su cabello completamente extrañado, sin embargo no parecía asustado, ni confuso cómo Milo, sino, tranquilo, hasta que Milo se acercó detrás de él, la persona delante suyo dio un brinco al notar cómo alguien le observaba de atrás, pero también sonrió levemente, sus ojos eran cubiertos por su largo flequillo, Milo no sabia que le estaban confundiendo con otra persona.
━━ No pensé volver a verme de esta manera otra vez. -Este se levanto sin dejar de mirar al suelo, pareció estar asombrado del violeta de su pelo, pero Milo estaba mas y mas confundido. La persona siguió hablando.- ━━¿Qué es este lugar?. Me recuerda a los Campos Elíseos Señor Ha--.
Y entonces Milo estuvo a nada de desmayarse cuándo vio que esa persona de sonrisa tan alegre y amorosa era el propio Camus, su piel palideció, sus manos sudaron frio, sus ojos estaban a nada de llenarse de lagrimas.
Milo sentía alivio, felicidad y un enorme peso irse de sus hombros, tanto, que no se contuvo para nada, y lo abrazo con todas sus fuerzas sin ser demasiado brusco, se sentía tan real, cómo los latidos de ambos empezaban a correr y correr, uno de euforia, y el otro lleno de miedo y confusión. Milo lo abrazaba rodeando sus brazos con agarrándole firmemente con ellos y colocando sus cabezas una al lado de la otra, pero Camus no estaba reaccionando.
Camus estaba aterrado. Justo cuándo se estaba enfocando en dejar su pasado atrás, enterrarlo cómo este lo enterró a él, nuevamente se levantaba de sus cimientos para herirlo por enésima vez. Más no estaba dispuesto a dejar que aquello volviera a pasarle, Camus no mostró ninguna fuerza, ni una mueca que le resultara desagradable, se mantuvo sereno aunque estuviera gritando por dentro.
Pero la confusión, esa era imposible de esconder.
━━ Camus, ¿eres realmente Camus?. -Los ojos de Milo se bañaban entre sus lagrimales, sus manos agarraban el rostro de su compañero "muerto", pero este no respondió, su corazón se hacia mas y mas débil y pequeño de ver a su antiguo amor de esa manera.
Ya no más.
Camus se soltó del agarre de Milo, se soltó de ese apego, tenia que soltarse de todo eso que le hizo daño, sabia que Milo no se lo merecía, pero Camus sabia que la primera persona en su vida que debía priorizar ahora, era él.
Su silencio era todavía peor para Milo, el heleno pensaba que Camus seguramente lo estaba odiando, le partió aun mas su corazón imaginarse el rechazo que debía estar sintiendo por haberlo tocado sin su permiso.
━━ Perdóname.
━━ No hay nada que perdonarte.
Camus quería alejarse de ahí, tenia miedo de ser débil y sucumbir ante una ilusión. Eso debía ser, una ilusión. Sin embargo, Milo estaba dispuesto a ser escuchado, era un chance que se le dio para disculparse, no se rendiría hasta que Camus le escuchara.
Quería saber donde estaba, si estaba bien.
━━ Estos últimos meses han sido una pesadilla, todos, todos ustedes fueron revividos por Hades pero, pero tú no estabas ahí. Hades dijo que habías desaparecido, que tu alma estaba demasiado rota para traerte de vuelta a casa. -Las palabras del escorpión salían entre balbuceos, tratado de acercarse a Camus pero el se mostraba a la defensiva como una fiera. - ━━ Yo sabia que eso no podía ser verdad, te conozco muy bien para saber que tu no harías eso.
━━ No des un paso más. -Amenazó con una mirada filosa, ¿quién era?, ese definitivamente no era el Milo que siempre había estado a su lado, su alma estaba hecha pedazos, sus ojos estaban apagados y se denotaba el cansancio en sus ojos, ese no podía ser Milo, ¿verdad?.
Ese no era el Milo del cual había se enamoro, ¿y sino era Milo?.
¿Y si ya no estaba enamorado?.
━━ No lo hare. -Milo se mostro a la defensiva, no permitiría que Camus se alejara, lo había llorado por noches, rogando por una oportunidad cómo esa. Lo tomaría y la aprovecharía como corresponde.- ━━ No dejaré que te vayas, sin antes escucharme.
Milo se dispuso a encararle, sin percatarse de o tenso que estaba su compañero, Camus no encontraba una salida, nuevamente estaba dejando que sus emociones pasadas le apegaran y lo tuvieran prisionero. Trato de correr lo mas lejos de ese lugar, pero se mantuvo inmóvil.
━━ No quiero lastimarte. Ya no más.
Oh no, sus latidos empezaban a delatar lo que sentía, no, no quería escucharlo, no quería traicionar a Hades de esa manera. Mucho menos recoger migajas.
━━ Camus, en la guerra santa, sé que lo que te hice es imperdonable, ni yo mismo me perdono lo que te hice, y se que jamás en a vida seré capaz de ello y es algo que me llevaré hasta la tumba. -Milo intento acercarse para tomarlo, sentir su calor, su piel, ver fijamente sus ojos y mostrarle que no estaba mintiendo.- ━━ Quiero que sepas que yo nunca quise odiarte, pero yo no sabia del sacrificio que hacías por Athena, por que sé, lo puro y leal que es tu corazón.
━━ Basta. -Camus no lo soportaría, cómo un niño cubrió sus oídos con sus manos y cerro los ojos para no ver la cara de su compañero, él solo quería que se detuviera, por que en el amor, n el amor no hay nadie que fuera fuerte.- ━━ Por favor Milo, si de verdad eres él, te suplico que no digas nada más.
━━ Escúchame, tu mereces mas que nadie ser llamado un caballero ejemplar. Cargas en silencio tu dolor y el de otros, no pides ayuda cuándo la necesitas y aun con eso, siempre te levantas. No importa que, eres fuerte, más fuerte que yo.
Camus se dio cuenta de cómo Milo lentamente se estaba acercando más y más a él, pero fue demasiado tarde para escabullirse y correr, pues Milo cogió su brazo, con cuidado, y ese toque tan insignificante provocaron un temblor en las piernas de Camus, que le retuvo en ese mismo lugar, Camus apartaba la vista de Milo, pero Milo, Milo siempre supo cómo doblegar a su amigo.
Tomo con cuidado a Camus de los hombros, lo giró, para que lo viera a él, y solo a él, entonces finalmente se atrevió a verlo, era la primera vez en la vida de ambos que se miraban fijamente entre lagrimas. Después de tanto tiempo, Milo bajo sus manos hasta la espalda de Camus, y inesperadamente para nuestra pobre alma, Milo se aferro a su cuerpo cálido cómo antes en el pasado.
━━ Te extraño tanto.
¿Cuándo su cara había formado un rio amargo?.
━━ Me haces tanta falta.
Sus manos llenas de dudas, toman valor, y abrazan esa enorme espalda de aquel gran tonto heleno, sus ojos se cierran y su corazón se alivia.
━━ Milo. Yo no estaba enojado contigo. -Su voz se sintió tan melodiosa, pudo sentir cómo los hombros de Milo se destensaban y sus cuencas se llenaban de agua, los alaridos suaves, lleno de pena.
Finalmente, ambos serian liberados de su prisión. No obstante, eso seria un momento tan emotivo cómo fugaz, y eso Camus lo tenia muy en claro, cuándo detrás de Milo, vio la silueta conocida.
━━ Milo. -Llamó suavemente. Palmeando el brazo de su compañero.
Si, compañero.
━━ Sólo un momento más, por favor. No sabes los deseos que tenia de volver a abrazarte.
━━ Lo siento, pero tienes que irte.
En ese instante, el campo de flores formado a su alrededor se levantó de los suelos, rodeando a ambos caballeros, mas Milo no separo de Camus hasta que el propio Camus lo empujo sutilmente con una mano en su pecho, Milo se sentía tan ligero, cómo si despertara de un sueño, lo ultimo que miraron sus ojos antes de sentir su desvanecer fue la sonrisa amable de Camus acompañadas de simples palabras que marcarían a Milo desde el momento en que despertara.
━━ "Yo te amé."
En ese instante, los ojos de Milo se abrieron de golpe, mirando por una ventana, el amanecer, con el mismo cielo mañanero, se levantó, despacio para sentir la noción del tiempo, estaba en su habitación, su rostro estaba frio, por esas lágrimas que vivió, desanimado, creyó que todo eso era un sueño, un sueño lucido, pero en lugar de sentirse devastado u afligido, Milo tenia paz en su corazón, pero intranquilidad de u cabeza.
No hasta que se levanto, y noto una marca de mano congelada en su pecho.
Nota: ME PUSE UÑAS Y HE ESCRITO ESTE CAPITULO MIL VECES PORQUE NO SE USAR UÑAS LARGAS LPMMM.
PERO NO ME ARREPIENTO DE NADA
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