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In-dependiente.

Aun con un titulo y posición tan importante, como la que era ser un caballero al servicio de la Diosa Athena, Milo era demasiado joven para entender algunas cosas.
Y por mas odiosa que la frase; "Demasiado joven para esto u lo otro", muchas veces resultaba encajar, sus comportamientos a veces podía compararlos a los de un niño caprichosos, y en batalla era una especie de adulto joven y sádico, con una fuerza y ego inalcanzable, ¿debía sentirse orgullosa?. 

Odeth se pregunto; ¿Por qué no fui dura con él en aquel entonces cuando era un niño?. Hubiese madurado, hubiese dejado esa tontearía de ocultar como se siente.

Le hubiera enseñado que no estaba mal sentir cosas por alguien diferente, fuese hombre o mujer, lo que fuese, el amor venia en distintas formas, que no debía sentir miedo si alguna vez llego a tener un pensamiento "prohibido". Odeth estaba segura que Milo ocultaba algo, normalmente, Milo ocultaba lo que sentía para no quedar como un débil, pero nunca escondía su ira, pero ahora, simplemente no podía hacerlo mas.

Ella estaba segura que había algo que Milo escondía, y que tenia miedo de encontrarlo.

Porque si lo hacia, ya no volvería a ser ese Milo que todos conocen, aquel que se gano el respeto y admiración de varios habitantes del Santuario, ese hombre de melena salvaje rompecorazones, esa tonta fachada de tipo rudo que le costo mantener, se derrumbaría junto a todo eso. 

── Milo es todo un caso. Mi pobre idiota no hace mas que complicarse la vida, ¿iniciar una relación solo por apariencias? ¿culpar a un amigo? ¿y redimirse luego de ver su error?. Es demasiado pasional. 

Odeth solo se hundía entre las sabanas de la habitación, estuvo hablando con Shion sobre el caso de Despena y lo que podría pasar cuando el verdadero desastre pasara en los recintos sagrados de Athena, contaban con los aliados suficientes para intentar detenerla, pero si contaban a Deméter, Despena y si alcanzaban su objetivo, también contarían con Arión .  

De este ultimo por suerte no era un mito desconocido, Odeth era testigo de la fuerza titánica que el poseía, sus poderosas pisadas hacían retumbar la tierra y partir el mar en dos, un relinchar ensordecedor y la llama de la destrucción arder con intensidad infernal en sus oscuros ojos. Sin un domador, era una imparable maquina de destrucción. 

Cuando estaba dispuesta a dormir, recordó a ese alado espectro que la salvo, vinieron también recuerdos viejos del primero, el segundo, y el tercero. Tres personas a quienes pidió la sabiduría suficiente para poder salir de esta. Antes de desaparecer entre la neblina de su cerebro. Cerro los ojos y dio un profundo respiro. 

Normalmente Odeth no soñaba con regularidad, solo era la mas tranquila noche en su cerebro dentro del inmenso océano oscuro de su cabeza, y ella completamente desnuda con su melena salvaje cubriendo su ser desnudo cuando salia a la superficie, pero algo le dijo que nadara mas profundo, y así lo hizo, nado, nado y nado, y de pronto algo se reflejo en el agua.

Sus ojos acostumbrados a la oscuridad no podía divisar, pero estaba clara que era un mancha color magenta que se meneaba en medio de la oscuridad, estaba por acercarse cuando de pronto sintió como la tomaban del cuello con violencia, Odeth puso sus manos alrededor del agresor, luchando en sus adentros, la mancha color magenta poseía unos ojos anaranjados como dos linternas demoniacas, dientes blancos y un rostro ennegrecido, su boca se acerco a su oreja y susurro con una voz familiar algo que dejo a Odeth completamente congelada.

── El Caballero Dorado, Camus de Acuario aun vive.

Su cuello se rompió al mismo tiempo que se levantaba de golpe en la cama, mirando a su alrededor buscando la fuente de esa energía pesada de hace momentos, mientras recordaba como se ahogo la primera vez, en ese instante donde dio su ultima bocanada de aire despertó agitada. Reviso su cuello, buscando alguna marca, casi se ahogaba con su propia saliva por esa mala costumbre de dormir con la boca abierta.

La puerta se abrió de golpe haciéndola saltar del asusto, y lo ultimo que sintió fue el cuerpo de Milo cayendo encima de ella rodeándola con sus brazos de manera protectora. Ella solo lo toco ligeramente.

Esta temblando, pensó. 

── Gracias a Athena que estas bien. -Fue lo único que le dijo, ella en cambio, no se inmuto, el corazón del caballero golpeaba su pecho incesantemente.

Por un instante pensó que se la habían llevado, pero gracias a los Dioses que no había sido así, como un niño asustado, Milo se sintió de nuevo al borde del limbo. 

── Milo...

¿Que debía hacer ahora?. No quería que las cosas fueran de esa manera, pero por el rumbo que estaban tomando, sus destinos estaban a punto de colapsar en medio del caos vecino, sus pequeñas manos palmeaban su cabeza, acariciaban su cabello, tocaban su cara y sus ojos lo miraron con lastima. Mientras su cuerpo regresaba a la normalidad, sus fuertes y enormes brazos rodearon y acunaron a Milo, quien no hizo mas que aferrarse a ella, hundiendo su rostro en su cabello dorado, Odeth no dejaba de acariciar su cabello.

Mostrando la compasión que Milo repudiaba. 

──¿Qué se supone que haga contigo?. -Dijo ella, con media sonrisa en su boca sin soltar al caballero. El agarre de Milo apretón mas fuerte en su brazo.

── No me dejes solo.

Ese fue el instante que Milo se mostro vulnerable, el miedo al abandono le esta haciendo perder la razón, el orgullo, la dignidad según el. Siendo sinceros, Milo jamas diría algo como eso para dar lastima, ni tampoco lo diría por otra razón que no fuera la desesperación. Porque seguía sintiéndose atrapado en su propia red emocional, y desgraciadamente estaba buscando dependencia del mas cercano. 

En ese caso, la mujer gigante que se fue una y otra vez de su vida. La primera en darle una golpiza, la primera en enseñarle a hablar en otros idiomas, la primera en muchas cosas de su corta vida. Y aunque Milo, independientemente de lo que fuera dicho a mostrado, se había criado prácticamente solo, y con la poca muestra de cariño mas cercano, que en aquel tiempo era un particular amigo francés.

Corría igual que una liebre salvaje un pequeño niño de cabellos azulados, escapando de los guardias a quienes con mucho afán molestaba practicando su técnica, el pequeño niño descaradamente se reía en sus caras mientras ocia a gran velocidad, sin importarle la reprehenda de mas tarde. 

──¡Atrápenme si pueden cobardes! ¡Cuando sea un caballero dorado ninguno de ustedes podrá verme de lo rápido que seré!. -Entre risas y risas, el pequeño Milo no se percato que estaba mas cerca de donde estaban nuevos aspirantes que venían de otras tierras, pero al estar mas entretenido en su mundo, no fijaba camino.

La imprudencia de ese niño provoco que otros cayeran al suelo, en especial un niño de tez morena y cabello turquesa algo corto, quien miro al niño claramente molesto, aunque Milo intento disculparse, el niño de cabello turquesa lo ignoro y se fue con otro chico medio afeminado.

El pequeño Milo probablemente hubiera seguido con su vida y sin impórtale el otro niño, pero no, el pequeño Milo iba a ir detrás de el para preguntarle su nombre cuando fue atrapado por los guardias, quienes lo llevaron con el Patriarca Shion, quien le daría un buen castigo. 

Al ocultarse el sol, después de horas mas exhaustivas de entrenamiento forzado y dar vueltas por todo el Coliseo, el infante pensaba irse a dormir en cuanto llegara a su habitación dentro del templo. Pero en la entrada, observo un bulto escondido entre lo pilares, y con su maldita curiosidad, Milo se acerco y observo ese color de cabello de nuevo.

Un lloroso y lindo turquesa.

──¡Ah, eres tú de nuevo!. ¿Qué haces acá escondido?. ¿Estás llorando?. -Con la imprudencia de cualquier niño, Milo intento verlo a la cara mientras se arrodillaba para quedar a la misma altura, pero el niño de cabello turquesa apartaba su rostro haciendo ruidos de fastidio. Milo se estaba cabreando.- ──¡Esta bien si no quieres decirme!, pero solo quería disculparme por lo que paso antes, para ser callado eres muy gruñón. 

── ¡Laisse-moi tranquille et disparais.!. -Grito el niño de pelo turquesa y ojos lloroso e hinchados. Quien miraba al pequeño heleno con claro desagrado, y no era para menos después de semejante presentación.- ── Va-t'en, je veux être seul.

Entonces, el pequeño Milo entendió el porque la tristeza del otro niño.

── Vous n'êtes pas du coin, n'est-ce pas? (¿No eres de por aquí, verdad?).

El niño dejo de llorar y miro con sorpresa al otro niño que lo había golpeado, todo rastro de ira se esfumo. 

──Peux-tu vraiment comprendre ce que je te dis?. (¿Realmente puedes entender lo que te digo?). -El niño de turquesa finalmente dejo de llorar, y otro brillo mas pudo visualizar en sus ojos. 

El pequeño Milo pensó que quizá estaba así porque nadie podía entenderlo, se sintió frustrado y se puso a llorar. Pero estaba bien, Milo también alguna vez se frustraba y lloraba. 

──Oui, pas très couramment, mais je fais de mon mieux. Tu es resté ici toute la journée?  (Si, no con mucha fluidez pero hago mi mejor intento. ¿Haz estado aquí todo el día?.)

──Je suis venu ici il y a quelques minutes. Là-bas, je parle à ce monsieur qui porte le masque. Vous l'appelez le Patriarche?. (Vine aquí hace unos minutos. Alla adentro hablo con ese caballero que usa la mascara. ¿Ustedes le dicen Patriarca?.)

El niño comenzó a tener mas calma de sus acciones, por lo tanto Milo también. Y hablo de aquello que lo agobiaba. 

── Je suis venu dans un pays inconnu pour qu'un étranger vienne me dire que j'ai quelque chose de spécial en moi, m'emmène loin de ma patrie, contre ma volonté, et me laisse en plan comme si de rien n'était. De devoir supporter que personne ne me comprenne, et d'être grossièrement attaqué par un idiot. (He venido a un país desconocido para que un extraño venga a decirme que tengo algo especial en mi, me alejan de mi tierra, en contra de mi voluntad y me dejan botado como si nada. Para luego tener que soportar que nadie me entienda, y luego ser bruscamente atacado por un tonto.) -El niño había sacado todo su enojo en solo unos segundos, sus lagrimas de desesperación fueron reemplazadas por miles de palabras dichas al azar pateando al suelo con ira.

Pero a Milo le parecía el berrinche mas adorable que haya presenciado en su vida, mientras el niño alzaba patadas a diestra y siniestra, era salvaje y agraciado, ni siquiera Afrodita lograba una combinación tan acertada. Olvido que lo llamo idiota.

Cuando el niño francés termino, Milo supo inmediatamente que serian amigos. 

 ── Tu as parlé si vite que je n'ai presque rien compris à ce que tu as dit. Mais, tu as peur, alors à partir de maintenant je serai ton guide jusqu'à ce que tu apprennes notre langue. (Hablabas muy rápido, casi no entendí nada de lo que dijiste. Pero, estas asustado, así que a partir de hora seré tu guía hasta que aprendas nuestro lenguaje.) -Aunque Milo trato de darle la mano, el niño se aparto brusco.

── Pourquoi essayez-vous de sympathiser avec moi? Que voulez-vous de moi?(¿Porque intentas simpatizar conmigo?. ¿Que quieres de mi?.) -Nuevamente lo miro bravío, solo era capaz de ver una suerte demasiado generosa con el, porque cuando llego, simplemente lo ignoraron como si nada, ¿que le daba derecho a confiar?. 

── Je serai un chevalier d'Athéna dans le futur, et mon travail consiste à protéger tous ceux qui en ont besoin. (Seré un caballero de Athena en el futuro, y mi labor es proteger a quien lo necesite.)

Extendiendo su mano con las estrellas brillando detrás de el, el niño francés siguió el juego del otro niño griego. 

──  Quel est votre nom?. (¿Cómo te llamas?.). -Dijo el niño viéndolo una ultima vez directamente a sus ojos. 

── Je m'appelle Milo, futur chevalier de Scorpius. Quel est le nom de votre garçon?. (Me llamo Milo, futuro Caballero de Escorpio. ¿Como te llamas tu niño?.). 

── Camus, futur chevalier de la Maison du Verseau. (Camus, futuro Caballero de la Casa de Acuario.)

── Bien, Camus. Je t'apprendrai notre langue dès demain. On peut aussi demander de l'aide à ma mère ! C'est elle qui m'a appris le français. (Bien , Camus. Te enseñare nuestro idioma a partir de mañana. ¡También podemos pedirle ayuda a mi mama!. Ella fue la que me enseño francés.).

Entre jaloneos y demasiado entusiasmo por parte del niño heleno, el pequeño Camus no encontró salida para el embrollo en el cual involuntariamente se había metido, en su cabeza vanidosa, creyó tener mala suerte por que le hubiera entendido, sin embargo, estaba agradecido de al menos encontrar alguien que pudiera entenderle.

── Votre mère est ici avec vous?. (¿Tu madre esta aquí contigo?.). -Camus pensaba que todos eran huérfanos. 

── Ce n'est pas vraiment ma mère, je l'appelle comme ça parce qu'elle est aussi ennuyeuse et autoritaire que l'une d'entre elles, "Milo ne fait pas ça" "Milo fait ça". "Tu dois te concentrer !" Je ne l'aime pas, mais elle est très forte et elle sait beaucoup de choses. Ça doit être parce qu'elle est aussi vieille que le Patriarche. (No es mi madre en realidad, le digo así porque se comporta igual de fastidiosa y mandona que una, "Milo no hagas esto" "Milo haz aquello". "¡Debes concentrarte!". No me agrada, pero es muy fuerte y sabe muchas cosas. Debe ser porque es tan vieja como el Patriarca.). 

El mal intento de Milo de sonar igual que una mujer anciana le causo gracia a su nuevo compañero, Camus, quien paso de estar triste y enojado, empezó a reír gracias a las payasadas de Milo, y Milo, Milo había descubierto el sonido mas bello de todo el planeta.

La risa de Camus era un tesoro que siempre guardo en su corazón, porque al crecer se hizo frio y distante, y hacerlo reír para Milo era una recompensa satisfactoria. 







Los ventanales de la casona se abrieron de golpe, el balcón que daba directamente a la plaza del vecindario, con ello también una amplia vista de la ciudad con sus alrededores. Camus contemplaba el atardecer desde un asiento, en vez de salir y conocer la ciudad, él prefirió sentarse toda la tarde a leer mientras esperaba ver el día caer, y a su lado como su fiel guardián se encontraba Leónidas, las señoritas encargadas de su cuidado habían bajado a la pequeña ciudad para conseguir ingredientes para la cena. 

Camus soltó un largo suspiro mientras dejaba el libro en la mesa, observando al frente, no podía creer que después de muchos años volvería por tanto tiempo a su país de origen, tal vez no a su ciudad de origen, pero eso le bastaba, con solo ver el cielo lejos del infierno y las tinieblas le era suficiente para recobrar el sentido común. 

── Perdona si he de tenerte aquí retenido, Leónidas. Debió ser una eternidad para ti estar toda la tarde sin hacer nada. -Dijo Camus con una suave voz. 

── No es nada maestro Camus, estar aquí contemplando la ciudad y sus alrededores. Me hace sentir mas tranquilo. Estar a su lado me tranquiliza.

Solo transcurrieron unas cuentas horas, y aun asa Camus se centraba en un solo punto de la ciudad, cuestionando que sucedería de ahí en adelante, por cuanto tiempo estaría en ese extraño estado de libertad condicional, y luego debería volver a la penumbra luego de probar nuevamente el sabor del dominio propio. 

Eso lo dejaba pensando muy seriamente en que pasaría después. Y no temía por por volver, Camus se cuestionaba si realmente estaba olvidando a Milo, su corazón no podía decidirse, era tan masoquista que latía por ese malnacido, sin embargo, cuando estaba cerca de Hades algo tan doloroso como especial se apoderaba de el y actuaba sin razón como una damisela. 

Camus estaba decidido en abandonar cualquier esperanza de volver a su antigua vida, la enterraría con los sentimientos destrozados del primer amor, y aunque no eran fáciles de borrar de la noche a la mañana dado al valor sentimental, los erradicaría paso a paso. 

── Cierto, Leónidas. ¿Tuviste algún contacto directo con un residente del Santuario?.

Por la manera casi instantánea en que los ojos del muchacho cambiaron, Camus supo que algo se estaba guardando. 

──¿Quieres contarme lo que sucedió?.  -Leónidas quedo un tiempo en silencio, uno largo. Entonces Camus no insistió mas.- ── Comprendo, cuando sientas que sea el momento dímelo por favor. 

── Me pidieron que mandara un mensaje al Señor Hades. -En cuanto Camus escucho lo que su discípulo se estremeció de inmediato, toda su calma y serenidad fueron reemplazadas por alertas en su cabeza, ¿un mensaje del Santuario para Hades?. Nada bueno podía salir de ello. 

── No se preocupe, no es algo que le afecte a usted directamente. Al contrario, es mejor que se lo diga ahora antes que al Señor Hades. 

Camus volvió a tomar asiento tratando de calmarse, seguramente el mensaje debía ser algo relacionado con un conflicto interno, o quizá un problema con los caballeros resucitados. Lo mas probable, cosas que el se esperaría oír. 

── El Santuario fue atacado por los vasallos de la deidad conocida como Deméter y una entidad desconocida para los habitantes del recinto. El mensajero me pidió que diera esa advertencia al Señor Hades ya que, probablemente esta misma fuera hacer algo en contra del Inframundo. El primer blanco fue Atenas al ser mas fácil de acceder, sin embargo con el Inframundo Deméter tiene ciertas restricciones. Por lo tanto ha estado enviando a algo o a alguien hacer su trabajo.

Las cosas empezaban a tener cierto sentido para todo lo que tuvo que pasar, sin embargo, aquello que conectaría todo, no estaba, por lo tanto la confusión era mayor si no estaba el detonante de dicha disputa. Camus quedo en silencio unos cuantos segundos, llevando su mano a la mandíbula. Pensando, ¿como podría ser todo eso la causante directa de todo lo malo que paso?. No había otra explicación.

── No tenemos opción, debemos informárselo a Hades cuanto antes. Y también, podríamos dar una pequeña investigación respecto al tema. 

── Imagine que diría algo como eso, ¿tiene algún plan en mente?. 

── Algo así. 

El pelirrojo fijo su vista en las antiguas ruinas de la ciudad, el pasado permanece en el presente, pequeños rasgos y evidencias de sus acontecimiento que sobrevivieron al destructor tiempo. 

── Nada que haya pisado la tierra queda en anonimato total. Iremos a la ciudad mañana, y veremos que encontramos. Debe haber algo mas que no sea a tomado en cuenta.

Estaba a punto de anochecer, las lámparas de la ciudad se encendieron poco a poco y el cielo se tornaba más oscuro, si lo que había salido del Santuario era verdad, se vería expuesto en tarde o temprano delante de sus antiguos camaradas, las agresiones a su persona eran indirectas a Hades, era un hecho, pero, ¿porque solo Camus?. ¿Por qué ningún otro Espectro tuvo que pasar por los terrores nocturnos y las constantes pesadillas?. 

¿Por qué únicamente su persona fue la mas afectada?. Era descabellado, irracional, y demasiadas sospechas que daban florecer una inseguridad en medio del campo de batalla.

── Maestro Camus, ¿usted piensa que la agresión fue algo personal contra usted?. -Leónidas rápidamente comprendió las iniciativas de Camus en investigar, era cierto, nadie mas en el Inframundo fue afectado. Ni siquiera él.- ── Entonces eso quiere decir, que hay un traidor entre nosotros. Alguien que lo odia lo suficiente para verlo expuesto a su vida pasada.

── Correcto. -Dejando su comodidad de un lado, Camus se paro y camino hasta el balcón mientras pensaba; ¿Cuál era la probabilidad de un intento mas?. Y también, un factor clave e importante.- ── Me he ganado muchos enemigos cuando asumí el cargo de Pandora, también de Espectros menores sin motivo alguno, a excepción de las Sacerdotisas que parecen cómodas con mi presencia. 

── Pero no podemos descártalas en su totalidad, ¿cierto?. El enemigo podría usar a una de ellas para llegar a usted, siendo que son mas íntimos por que ellas se encargan de usted. 

── Es una buena observación Leónidas, me complace ver que mis enseñanzas logren fortalecer mas tu lado racional. -Palmeo el hombro de su discípulo en señal de aprobación, Leónidas solo inflo el pecho en señal de orgullo, al igual que Camus, miraba con detalle la ciudad.- ── Es una buena hipótesis, así que haremos un análisis de la situación. ¿Hubo algo más que te dijeron?.

── Sólo me dio un nombre clave, dijo que si Hades lo sabia, era probable que lo entendiera de inmediato; "Despena". 

──¿Despena?. ¿Y eso que significara?. ¿El mensajero no te dijo nada mas?. -La intriga golpea su cerebro, ¿quien le mandaría ese mensaje a Hades?. ¿El patriarca? ¿Athena? ¿Algún soldado infiltrado?. Sus preocupaciones no hacían mas que crecer. 

── Durante el ataque, algunos caballeros dorados peleaban con los enemigos y parecían tener dificultades. Ellos perseguían a una niña que traía un bebe en sus brazos. Tuve que arriesgarme y sacarlos, peor fue la niña quien me dio el mensaje. -Los ojos de Camus se abrieron con mayor confusión, ¿que demonios estaba pasando allá?. 

──¿Y tú le creíste?. 

── Lo hice, pero no por voluntad propia. Fue mas una orden, hubo un momento que la armadura hablo por si sola, y me dio la seguridad de confiar en su palabra. 








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