Aceptación; El Inicio del Conflicto (Parte 2).
Si había momentos en que Camus podía verse con mayor resalte de belleza fantasmal y aires de la realeza, esa sin duda era la noche estrellada de Nimes, como en un cuento de Hadas donde todo el panorama pintaba de vividos colores dentro de una tragedia latente, pero ahora, la tragedia no caía mas sobre sus hombros.
Su delgado ser, sus manos suaves y delicadas, un perfecto peinado carmesí meciéndose con las luces de las farolas. Todo lo que hubiese deseado cualquier otra persona, él lo obtuvo cómo la compensación de su derrota en su vida pasada, no paraba de pensar cuánto debía pasar para tener una vida tranquila o al menos no tan atareada.
Pero con el pasar del tiempo, notaba un cambio significativo en su suerte, y la ultimo indicio de ello, era la maravillosa, pero altamente sospechosa, aparición de un libro antiguo. Anteriormente mencionado, era un acontecimiento de lo mas coincidente debido a sus emergencias, pero no sospechaba que fuera algo malo o de lo cual temer.
Tenia una fuerte sensación de seguridad, pero también de desconfianza a su alrededor, ocultando el libro en su abrigo cómo si fueran a quitárselo de las manos, Leónidas mantenía su andar similar a la de un soldado británico, hombros firmes y pecho al frente, estaba contento que su maestro encontrara una respuesta a su sufrimiento, sin embargo entre mas cerca de una solución estén, las tragedias venían en paquetes.
Faltaba muy poco para llegar a su nuevo hogar temporal, lo mas probable es que las sacerdotisas tuvieran la cena lista, así que tomaría un pequeño descanso a sus ojos y se pondría a trabajar, mientras tanto Leónidas tenia planeado practicar un poco mas la concentración del cosmos frio en la palma de sus manos. En medio de la calle vacía y lo silencioso del vecindario, alumno y maestro pudieron descifrar la presencia de alguien cerca de ellos, Camus levanto la vista tratando de sintonizar con mayor fuerza de donde venia dicho energía, era familiar, pero parecía ocultarse dentro de lo mas profundo de la noche, lo raro era que, esta presencia se intensificaba entre mas se acercaran ellos a la casa.
Con las razones de sospechar un posible ataque, Leónidas se adelanto de preámbulo, acercándose a la puerta sigilosamente mientras la abría poco a poco, pero en lugar de una escena desastrosa cómo la que había imaginado, encontró el recibidor completamente intocable, no habían movido ni en solo centímetro de la planta baja, pero lo mas curioso era ver un hombre de largos cabellos rizados de color plata, y las puntas a nada de ser tan blancas como las nubes, siendo muy bien atendido por las damas que los acompañaron.
Camus entro casi al mismo tiempo que su discípulo, pero fue el ultimo de percatarse de dicha presencia, y cuándo lo vio, sus latidos tomaron pulso para agarrar las fuerzas necesarias para golpearlo, esa energía inconfundible provenía de ese sujeto. Así que lejos de preguntarse quién era, observo en silencio al intruso que llego sin previo aviso, menos de una amenaza.
¿Y si era él?.
Sus sospechas se confirmaron cuando este se levanto del asiento y camino hacia el cómo conocidos de toda la vida, o de tan solo una simple muerte.
Ese contacto cercano e intimo en una sincronía celestial para sus delicados sentires, Leónidas aunque no lo reconoció pudo especular mas o menos de quien se trataba tan inesperada visita.
Supuso que los amantes no podían estar separados por mucho tiempo.
── Mi Señor Hades.
Dijo su nombre con genuino sentimiento, siendo atrapado por los brazos y labios de ese apuesto y varonil hombre de gran altura, inclinándose en su ser. Al separarse, Hades confirma una vez mas el brillo en sus orbes radiantes.
── Mi Querido Camus.
Había dejado bajo la vigilancia de Victoria y algunos guardias la casa de Escorpio luego de abandonarla con Milo y al hora bebe llamado Kosma, anterior a lo que había dicho, el disfraz de infante ya no servia ahora que sabían donde estaban, y aunque sabia que se arriesgaba volviendo a su modalidad adulta, al menos así podría pelear en caso de otro ataque sorpresa.
Cómo detestaba las escaleras, se sentían infinitas y no podía simplemente saltárselas, podría llamar mas la atención de lo que quería. En menos de tres años de medir 1.85 empezó a crecer nuevamente hasta llegar a los 1.93 centímetros, mas de lo que hubiera deseado.
Aunque era, en batalla la altura era un privilegio. ¿Pero que hay de las relaciones humanas?. A lo largo de infinitos 14 siglos de castigo eterno, Odeth no había vuelto a enamorarse luego de dos santos de oro de generaciones pasadas, amores que nunca se cumplieron, y si alguna vez tuvo una en su vida antes del incidente. Ya no lo recuerda.
Y dirán, ¿por que esto era tan importante?.
Simplemente porque el problema de Milo era relacionado con un amor que no se conoció hasta ser demasiado tarde, y otro que murió y parece volver de la muerte para torturarlo por todo lo que paso.
Detuvo su andar en seco, cerro sus puños y apretó la mandíbula mientras sus puños y los músculos de sus brazos se llenaban de rabia, termino golpeando un pilar con una descarga de energía algo reducida, pero potente para hacer de la estructura añicos.
──¿¡Por qué no puedes ser una perra con él Vándalos!?. ¿Por qué tuviste que malcriarlo con tanto afecto?. ¿Por qué no dejas de preocuparte por él?. -Se dijo así misma agarrándose las greñas con violencia hasta casi arrancarse unos cuantos pelos. Y la respuesta fue simple.
Era una figura materna de naturaleza.
Fue cuándo dejo el berrinche y siguió templos y templos arriba, con la esperanza de que si el Santuario se iba a la mierda, la estructura fuese reconstruida mas practica. Se le hacia extraño que nadie la hubiera detenido, probablemente estuvieran todos con Athena en ese momentos, bastardos sin cuidado, pensó culminando su paseo y llegando a Piscis.
Piscis seguía siendo tan hermoso cómo la primera vez que lo vio, pero el olor a muerte y soledad seguía ahí de alguna forma, un bello jardín plagado de desgracias y lagrimas de sangre.
Entrando pudo percatarse de un rosal que brillaba por si solo, eran rosas blancas que se mantenían en el centro del jardín, para ella que no era de apreciar la belleza delicada de una flor, fue la cosa mas hermosa que pudo presenciar.
Tuvo una visión tan pronto quiso tocarla, solo eran imágenes fugaces pasando aterradoramente pro sus ojos, la luna, el llanto de alguien, tierra muerte y una lluvia de cabellos violetas transformarse en hebras rojizas y cerceta. Impactada dejo la planta mientras tocaba su mano temblorosa. No tenia idea que fue eso, y tampoco quería descubrirlo.
Finalmente llego a la recamara del Patriarca, entró abriendo las puertas de par en par alertando a todos los presentes, cómo lo supuso, estaban todos los caballeros que participaron en el encuentro galáctico, y los santos de oro.
Lo santos de Bronce pese a reconocerla por intentar robar la armadura de Sagitario en el pasado, no actuaron en defensa, puesto que Saori debía explicar a detalle la situación por consejo de Shion.
──Bienvenida. ¿Cómo se encuentran los tres hora?. -Preguntó la adolescente tiernamente, aun sin reflejar la angustia que sus ojos cargaban.
── Estables. Físicamente hablando. -Su manera fuerte y clara de hablar provocaban ligeros escalofríos en sus cuellos.- ── Concentrémonos mejor en el problema que se esta propagando en la Tierra y el Reino de los Muertos.
──¿Qué tiene que ver Hades en esto, Odeth?.
── Por primera vez en la historia, Hades es una victima mas dentro del conflicto que hay entre su Diosa y la madre de Perséfone, Deméter. Y esto se debe a que Saori tuvo que recurrir al Hades propio para poder salvarlos a todos ustedes, orden dorada. El problema es que Hades no la ayudaría sino llevaba a alguien consigo que fuera la única en todo el cosmos existente que Hades podría tomar en cuenta, su reina y esposa Perséfone.
── Perséfone es representada cómo la Diosa de la Primavera y Reina de los muertos, tiene sentido que la llevara consigo Athena, pero lo que no termino de comprender es porque estamos siendo atacados. -Dijo Mu, en un tono sereno entre los presentes.
La mujer de mechas rubias reconoció a ese sujeto, Mu de Aries, el discípulo e hijo adoptivo del Patriarca Shion, y gracias a sus palabras parecía que la gran mayoría no sabían a quienes se enfrentaban, o solo estaban ignorando las consecuencias de los actos imprudentes de la Diosa adolescente.
Cómo buena portadora de las malas noticias, explico a cómo pudo enterarse las circunstancias por las cuales la Tierra de los Mortales y El Inframundo estaban en una Guerra silenciosa con el mismo enemigo, nadie menos que la madre de Perséfone, Deméter. Más no explico los motivos verdaderos del porque la mujer se había enojado de esa manera, ya que los asunto relacionados con los olímpicos se quedaban entre ellos, por lo tanto difundirlos se haría un problema.
Pero para nadie era un secreto que Deméter era especialmente paranoica con respecto a Deméter, después de los sucesos de hace miles de años antes que ella naciera, y todas las desgracias que vivió la hicieron una mujer de lo mas temperamental.
El hecho de que Saori se hubiese llevado a su hija así de la nada sin consultárselo, y luego llevársela al lado de el susodicho Hades. Fue suficiente para Deméter hacerlos pagar por tal osadía. Hades iba metido en el mismo saco.
Más hubo algo que Odeth se guardo para ella, ya que no lo sintió relevante, pero Hermes le había confesado un secreto, y era que Deméter no estaba enojada con Hades por el hecho de hablarle a su hija después del engaño con Mente, estaba específicamente porque había alguien que en según palabras de la ella, quería ocupar el puesto de su hija, y eso, jamas lo iba a permitir.
Que Hades consiguiera una nueva pareja parece haber ofendido mas a la suegra que la propia esposa. Es una señal de maternidad toxica.
Se preguntaba que clase de persona estaría sufriendo por culpa de esa mujer.
Hermes dijo algo con respecto de su apariencia. Una charla secreta.
──¿Y es alguien lindo?.
── Los propios espectros alegaron que la belleza de ese Joven es mas feroz que el de una ninfa, piernas delgadas y fuertes, cabellos lacios y radiantes bañados en sangre, piel muerta pero brillante con la luz del fuego infernal, cintura esculpida bien formada cómo la Venus de Milo, y sus ojos congelan a todos los habitantes del Infierno con una sola mirada. -Dijo el mensajero tratando de encontrar la imagen del joven en su memoria, pero nadie lo dejo verlo. Cuánta envidia tenia.
──¿Hades en serio consiguió alguien así de hermoso?. Demonios, quisiera verlo yo también. Debe ser el espectro mas hermoso con el que muchos desean encontrarse al borde de la muerte.
Puede ser que Hermes exageraba las cosas, no estaba segura, pero todo el asunto contra Hades le parecía una falta de madurez tremenda, y miren que viniendo de alguien como ella daba mas por decir. Pero no dijo nada.
Termino por explicarles también el caso de Despena y la gravedad que podía causar entre las sombras de Deméter, un enemigo que nadie conocía era peligroso, por lo tanto su deber era siempre estar alertas, los caballeros de Bronce también se encargarían de hacer guardias a fuera de los templos, entre mas ayuda era mas probable estudiar los tácticas enemigas en el territorio.
── Si ese es el asunto, debemos reforzar la seguridad de los templos, todos los caballeros dorados regresen a sus respectivas Casas Zodiacales y estén alertas ante cualquier anomalía. -Ordeno el patriarca.
Los grupos de caballeros fueron divididos, Seiya se establecería en Sagitario, Shiryu con su Maestro, Genki de Oso estaría en la segunda casa con Aldebarán, Ban de Lionet en Capricornio, Jabu de Unicornio en Escorpio, Nachi de Lobo en Cáncer con Mascara de la muerte, Ikki en Leo, Shun en Virgo, Ichi a Piscis , Acuario al permanecer solo estaría en la supervisión de Hyoga asignándole al Caballero Odeth cómo compañera, aunque esta se negó rotundamente, alegando que debía estar con Milo, pero era imposible discutir con Shion.
── Parece que estás olvidando algo Shion, ¡Yo jamás seguiré las ordenes de esa mocosa de Athena y mucho menos que me manden!. -Exclamo señalando amenazadora al Pontífice y divinidad con el dedo.
──¡Mientras estés aquí seguirás las ordenes que se te den, no te estor pidiendo unirte al Santuario!. -Exclamó Shion alterado, cielos, no importa los años, siempre estaría renuente a participar.
── Shion. -Llamó Saori con voz serena, ella comprendía los sentimientos de Odeth, y que en parte que recibieron una gran ayuda de su parte.- ── No hay razones por la cuál gritar, Odeth solo esta preocupada por Milo. ¿Cierto, Odeth?.
¿Era necesario decirlo frente de todos, Saori?. Algunas miradas se cruzaron entre si, mas las de Dohko y Shion, que se vieron un poco consternados, los compañeros de Milo.
── Claro que lo estoy.
La rubia cerro los ojos cómo afirmación, no lo podía seguir negando.
──¿Cómo no voy a estarlo?. -Susurro para si misma, un murmullo, palabras que nadie debía escuchar.- ── Milo es...Milo es cómo un hijo para mi. Es normal en mi estos sentimientos. por eso debo protegerlo, debo saber que paso con Camus.
Entre las profundidades de una vieja dimensión perdida, caían los residuos de lo que alguna vez fue un hogar, antes el frio de ese mundo paralelo construido para ella no era tan desagradable, peor habían pasado milenios desde la ultima vez que lo visito.
El sentirlo le traía profunda nostalgia, unas lagrimas arrebatadas por el tiempo que flotaban como el polvo de las estrellas, recordaba poco, pero era lo suficiente para hacerla sentir triste.
Recordaba las veces que creaba portales para viajar por dimensiones, sus visitas al océano con su hermano, las cosas que creo y la gente que la adoraba como una divinidad.
Y de pronto, ya nada de eso existía, al igual que ella. Había desaparecido en el infinito espacio tiempo, no sabe cómo, pero estaba segura que fueron los propios Dioses del Olimpo quienes la durmieron por tantos años.
Sus ojos azules zafiro, mechas de cabello blanco resbalando de la enorme capa que los cubría, Despena apenas estaba recuperando por completo sus poderes, la maldición que le hecho al amante de Hades le había debilitado. Ya que, tuvo que salvar una enorme fuente de poder para poder atraer la parte diabólica del Caballero para hacerlo su sombra.
¿Por que estaba haciendo eso?.
Despena limpio sus lagrimas, llanto provocado por la culpa, el miedo y la soledad le afectaban de sobremanera, Despena no quería hacer daño, pero no encontraba otra salida para liberarse del exilio, le tenia miedo a la oscuridad del espacio, ella no quería ser olvidada como Kronos o los titanes, tenia tanto pavor de caer en un agujero del cual no pudiera salir, otra vez.
── Yo...Yo, ¿qué se supone que haga?. Me siento mas perdida que nunca. Querido Hermano, ojala estuvieras a mi lado, sólo tu me hacías sentir con las fuerzas de ver otro amanecer. ¿Dónde estás?.
── Despena, ¿dónde te metiste ahora?.
Su piel se crispo, al mismo tiempo que su lastima se detenía, la pesadez de sus ojos no la dejaban abrirlos con suficiente fuerza, pero ella ya sabia quien estaba ahí. Sin embargo, no quería verla.
──¡Despena!.
Pero era tan aterradora cuando se enojaba, que no le quedo mas opción que salir de su escondite y verla frente a frente, bueno, no directamente, ya que la túnica siempre la cubría de la vista de todos.
Estaba segura que la miraba con esos ojos, esos malditos ojos exigentes y amenazantes.
── Esos bastardos del Santuario. ¡Acabaron con mis Sembradores!, Athena ya tenia previsto este ataque o alguien le advirtió de nuestra emboscada, ¿descubriste quien se llevo a tu hermano de esa villa escondida?. -Deméter caminaba de un lado a otro, con clara frustración en sus ojos.
── Yo...No lo recuerdo bien, pero...Sé que vestía una armadura muy extraña...No parecía ser de algún ejercito, aunque, recordaba un poco al que las mujeres de el Dios Ares usaban para luchar.
── Ugh, no puede ser. ¿Estás segura lo que dices?. ¿Segura que era una mujer?.
── Completamente.
── En ese caso, puede que se trate de un antiguo juguete que era dejo moribundo en la tierra...Tendremos que hacer otro pequeño encuentro, pero esta vez. Atacaremos en la noche cuando todos estén dormidos. En cuanto al amante de Hades, ¿te deshiciste del como te lo ordene?.
Despena apretó las manos, su voz se quebró. Mordía sus labios con nervios y sus ojos apartaban la mirada cada momento.
── Estaba apunto de matarlo...Pero entonces, el Dios de los sueños Hypnos llego en el ultimo momento antes que lograra mi cometido. Atacó a mi creación y se llevo al chico lejos.
Eso era todo, Deméter comenzaba a enojar porque nada estaba saliendo cómo ella deseaba, el orgullo de su hija estaba en juego. ¿Y Despena no lo podía entender?. ¡Qué egoísta!.
── Ese desgraciado, se preocupa mas por ese mortal que por su propia esposa...Bien, entonces, dejemos que disfrute de él un poco mas, porque se lo arrebatare tal como el me quito a Perséfone en el pasado. Y en cuento Athena, sus súbditos morirán.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro