Prologue.
1909.
Diana Acy estaba sentada en el segundo peldaño de la puerta de su casa en Birmingham sosteniendo a su pequeños hermano de un año de edad, su otro hermano había salido a beber hacia unas horas con algunos chicos. Su padre gitano los abandono cuando eran demasiado pequeños y su madre había muertos hace algunos meses por una enfermedad, ellos habían quedado solos.
Sabía que ya era bastante tarde porque el sol estaba por esconderse, pero iba a esperar a su hermano porque no tenía nada mejor que hacer, tampoco tenía con que alimentarse en su casa. Tenía diecisiete años, pero nunca imagino que la vida era tan dura cuando quedabas sola.
—Diana —ella levantó la su vista de la acera.
Era Elizabeth Gray o mejor conocida como Polly, era su vecina de dos casas más allá.
—Hola Elizabeth —ella saludó a la mujer con una cálida sonrisa, ella traía un gran abrigo y estaba fumando su cigarrillo.
Polly era su vecina de unas casas más allá, ella estaba a cargo de todos sus sobrinos ya que el padre de ellos se había desaparecido y su madre se había suicidado hace un par de meses. Ella vivía junto a Arthur, que era el hijo mayor, lo seguía Thomas, John, Ada la única mujer y por último el bebé Finn. Nunca había intercambiado palabras con los chicos de esa familia, quizás solo con Ada. Antes de que su madre muriera se dedicó a quedarse en casa y acompañarla, tampoco quizás le interesó mucho interactuar con las personas.
–¿Que haces aquí?—le preguntó Polly mirándola hacia abajo —¿Y tu hermano?.
—Salió a beber con algunos chicos —respondió ella, en ese instante el bebé comenzó a llorar, ya era hora de comer.
—Típico de los hombres — dijo ella en un susurro, el bebé seguía llorando—Este debe ser el pequeño Chris, a ver.
Ella extendió sus manos y tomó al bebé de los brazos de Diana. Polly no solía ser muy amable con muchas personas así que a Diana le precio raro que lo fuera con ella.
—Ven, vamos a mi casa, los dos tienen que comer algo—dijo ella haciendo un movimiento con su cabeza—Y así Chris podrá conocer a Finn.
Finn era el pequeño bebé que ellos tenían.
—Claro, gracias —ella se puso de pie y juntas caminaron hacia su casa.
La familia Shelby era reconocida por aquí, tenían una reputación, quizás una no tan buena.
Polly abrió la puerta de la casa y colgó su abrigo, Diana no podía creer que esta con la mismísima Polly Gray. Caminaron por un pasillo y llegaron a una cocina, era sencilla, pero a Diana le parecía bonita.
—Bueno, siéntete en casa —le dijo Polly mientras puso a calentar el agua.
Apareció una chica en la cocina, era Ada, ellas se conocían.
—Hola Diana –la saludó la chica con una sonrisa.
—Hola Ada –ella la saludó.
—Este debe ser tu hermano, es muy lindo– dijo Ada refiriéndose a Chris, Polly lo había dejado en el sillón.
—¿Me acompañarías con algo de beber?— le preguntó Polly tomando la botella de vodka.
Tomo los dos vasos que estaban encima y se sirvió para ella y Diana.
—Tu no Ada— ella le quito el vaso que estaba frente a ella.
Ellas eran increíbles, no podía creer como antes no tuvo la oportunidad de charlar con ellas. Estuvieron conversando por bastante tiempo hasta que se escuchó la puerta de la entrada, se oían risas y empujones.
—Ahí vienen — dijo Polly mientras le daba una calada a su cigarrillo, al llegar a la entrada de la cocina dos chicos se detuvieron en seco– Tenemos una invitada, es Diana Acy.
—¿Acy?— pregunto uno de ellos —¿Eres hermana de Chase?.
—Si— ella respondió asintiendo con la cabeza.
—No puedo creer que Chase no nos dijera que tenía una hermana y que era tan bonita — dijo el otro sonriendo.
—Soy Arthur — dijo uno de ellos, tenía un bigote.
—Yo soy John — el otro le sonrió coquetamente.
Se escuchó la puerta cerrarse, apareció otro chico de ojos de color azul profundos y un cabello negro, nunca había visto a un chico así en su vida. Ni tanto ella como él pudieron evitar que se encontraran sus miradas.
—Tommy ella es Diana Acy, hermana del maldito Chase – le dijo Arthur a su hermano.
—Hola – le respondió él todavía mirándola, se podía notar cómo sus ojos sonreían.
—Hola — le sonrió ella.
Y desde ese momento quedaron flechados el uno con el otro.
(...)
1914.
Había llegado el tiempo, los chicos se habían enlistado para ir a la guerra. Después desde aquel día que Polly invitó a Diana a su casa, ella y sus hermanos no se volvieron a despegar de la familia Shelby. Polly terminó de criar a los chicos y también crearon un lazo especial, ahora ella y sus hermanos eran considerados unos Shelby.
Arthur, John, Chase y Thomas debían ir a la guerra.
Estaban afuera de la casa, ya eran hora de despedirse.
Diana se acercó a su hermano Chase, no podía evitar que sus ojos se cristalizaran.
—Promete que te cuidarás —le dijo ella mirándolo —Júramelo por favor, tienes que volver.
—No puedo prometerte nada Di, no se como son las cosas allá– dijo él mirándola a ella —Pero haré todo lo posible, lo juro.
Ella le dio un fuerte abrazo a su hermano.
—Te quiero Chase.
—Yo también te quiero Di.
Ellos se separaron y Diana se acercó a Arthur.
—Cuídate Arthur, extrañare a mi hermano mayor — le dijo ella sonriéndole al hombre que parecía que iba a llorar—Cuídalos ¿si? Cuídense entre todos.
—Te voy a extrañar Di, extrañare a mi otra hermana — él le sonrió, también se dieron un abrazo.
Ahora Diana se acercó hacia John, este parecía mantenerse firme. Entre los demás ella y John eran bastante cercanos, quizás por la edad.
—Te estaré esperando Johnson– ella se burló de él, odiaba que lo llamaran con otro nombre —No hagas nada imprudente.
—Claro, prométeme que le patearas las bolas a los hombres que te molesten — dijo este sonriendo, ella no pudo evitar reír mientras asentía con la cabeza.
—Si, como me enseñaste – dijo para enseguida darle un abrazo—Cuida a Chase, Arthur y Tommy.
—Claro Di, cuídate tú también —le dijo John, el era una de sus única amigas.
Se separo de él y por último se acercó al frente de Thomas Shelby, se quedaron viendo por unos segundos en silencio hasta que uno decidió hablar.
—Son difíciles las despedidas ¿no?— le preguntó ella —Se que volverás, iré a ver todos los días los caballos. Te quiero Tommy.
—Volveré Di, lo juro—estos se dieron un abrazo, pero era como los demás abrazos, este era especial —Te quiero.
Ellos se alejaron, ya es hora de que se fueran.
—Sabes que te quiero más que un amigo — dijo ella, nadie se esperaba eso en aquel momento.
Tommy no tuvo mucho tiempo de procesarlo y tampoco de responder, quizás la idea de Diana era que solo lo supiera, por lo menos había tenido el valor de contárselo. Él le dio una última mirada antes de marcharse.
Ella dio unos pasos hacia atrás y se posicionó junto a Ada, Polly y los bebés.
—A sido un día difícil — dijo Polly tocando el hombro de las dos chicas —Ahora vayamos a casa, tenemos cosas que hablar. Diana, bienvenida al negocio de la familia.
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