8.
"Pero estoy un poco enfermo y cansado, eres tan egoísta".
Sigo mirando la pared en frente de mi, creo que la e estado observando por horas. Ayer en la tarde no fui a trabajar, ni siquiera ahora me e levanto para hacer el desayuno.
Siento como la puerta de mi habitación se abre.
–¿Estas bien?— oigo que me pregunta Chris, yo estoy volteada hacia el otro lado.
—Si— respondo, después de eso hay un pequeño silencio.
Escucho la puerta cerrarse, pero segundos después se abre otra vez.
—No estás bien Diana, no mientas —es ahora Chase, siento como toma asiento a mi lado—Te conozco de toda la vida.
—Estoy bien, lo juro—trato de sonar lo más convincente, me giro hacia su lado para verlo.
—Averiguare que ocurre, hace tiempo que no te veía así— dice poniéndose de pie, yo solo lo miro.
—Solo no me siento bien, creo que estoy enferma —digo, Chase esta en la puerta apoyando.
—Claro, lo que tú digas, mejórate —dice para luego salir del cuarto.
Me pongo de pie y me coloco mi abrigo, necesito comer algo, los dos se acaban de ir.Llego abajo y me sirvo un poco de té con una tostada.
Escucho a alguien golpear la puerta, me pongo de pie y me acerco a ella, al abrirla veo a Arthur.
—Hola — lo saludó.
—Hola Di— este se quita su gorra—Fui al bar ayer, pero no estabas. Antes de ayer dijiste que me pasarías a curar, el idiota de John trato, pero parece que el corte está empeorando.
Me enseña el corte de su mejilla que si se ve mal.
—Pasa—abro mi puerta hacia atrás, este entra.
—¿Como estuvo la carrera el otro día?—pregunta entrando a mi cocina.
—Bien— respondo rápidamente mientras entro a la cocina.
—La cara de Thomas no decía lo mismo—dice, lo miro.
Tomo los implementos para curarlo y los pongo en la mesa de la cocina.
—Vamos Di, cuéntame —dice Arthur en el momento que tomo asiento frente de él.
—Nada que hubiera hecho Thomas antes —suelto un gran suspiro mientras limpio la herida —Lo conoces, sabes que es un idiota, quizás me aleje un poco de todo.
—Eres de la familia Di, estás involucrada – dice Arthur.
—Quizás necesito comenzar a vivir mi vida, lo mejor será alejarme de los negocios familiares, pero los quiero — le sonrió—Son mi familia. Mi trabajo en el pub seguirá, pero solo seré tu mesera.
—Claro— dice él levantando las manos —Como tú digas Di, si quieres puedo patearlo en las pelotas.
—Es difícil imaginarme eso— rio, termino de curarlo—Siempre me preocuparé por ustedes así que lo que necesites no dudes.
—Bueno...—se pone de pie —Gracias, quizás si me hubiera quedado así se me habría caído la cara.
—Adios Arthur, te veo luego — me despido, este dale de casa.
Más tarde entra Chris corriendo.
—¿Estas bien?— pregunto mirándolo.
—Casi explota Finn— dice sin aliento —Pusieron una bomba en el auto de Tommy.
Con él salemos corriendo rápidamente hacia allá, al llegar veo a Finn tomado de la mano de Thomas. Me acercó a él y me arrodillo a su altura.
—¿Estas bien?—pregunto mirándolo preocupada.
—Si Diana, en el auto había una bomba para Tommy — dice, miro hacia arriba en dirección a Thomas, él también me mira.
Bajo mi mirada otra vez hacia Finn.
—¿No te pasó nada?— pregunto sujetándolo de su mano, este niega con la cabeza —Vamos, te llevare a casa y te prepararé algo junto a Chris, no deberías estar por aquí.
Finn suelta la mano de Tommy y se toma de la mía, los tres con Chris caminamos hacia el final de la calle, al llegar a la vuelta giro mi vista hacia atrás, él nos está observando.
Luego de terminar de terminar de darle de comer a los chicos voy a vestirme para ir a pub. Al vestirme tomo mi bolso y salgo en dirección hacia allá, al llegar veo a Grace.
—Hola— me saluda en el momento que entro.
—Hola Grace — la saludó mientras cuelgo mi abrigo y tomo una escoba para empezar a barrer.
Veo que va hacia atrás, ella vuelve enseguida con unas cajas vieja. La deja encima de una mesa y la abre, veo que saca una caja de cigarrillos, hace una mueca.
—Ven, huele — me llama, me acercó y los huelo.
—Huelen horrible — digo con una mueca de asco—A los ratones les gusta los cigarros con olor a mierda.
Con Grace caminamos hacia donde está Arthur.
—Tus cigarrillos huelen horrible Arthur — digo apoyada desde la puerta.
Este está tratando de sacar cuentas.
Grace camina hacia allá con la caja.
—Y las ratas se comieron algunos —ella le ofrece uno para que lo huela, ni loca fumaría uno de esos.
—Son robados ¿verdad?— le pregunta Grace.
—No hagas preguntas — le dice Arthur, no debería.
—Huelen así porque los guardas en un bote —dice ella, le doy una mirada rápida a Arthur.
—¿Que te importa ?—le pregunta —¿Ahora podrías revisar las cuentas por favor? .
Ella se acerca y se agacha para revisarlos, veo cómo Arthur la observa, ruedo los ojos.
—Quizás debes empezar de nuevo con este lugar— le hablo a Arthur de brazos cruzados.
—Ella tiene razón— dice Grace —Hazlo bien, estos cigarrillos no son aptos para la venta.
—Huele a muerte— dice.
—Yo diría que peor que eso— sonrió.
—Guárdalos en otro sitio— le dice Grace.
—Tiene que ser lejos de la policía —dice Arthur.
Dijimos que nunca le contaríamos nuestros negocios a personas que no fueran de la familia y Arthur lo está haciendo.
—Pero no de las ratas— continúa Grace.
—Todos los embarcaderos tienen, Grace— le dice Arthur.
—¿Que hay de malo con un almacén seco?— le pregunta Grace.
—Son órdenes de Tommy— dice, cállate Arthur.
–¿Que ordenes?— pregunta ella.
—Mantener el contrabando cerca de los buques petroleros — le responde.
Me mira Arthur, niego lentamente con la cabeza.
—¿No registran los botes?—pregunta ella, hace muchas preguntas.
—Los ánclanos a intersecciones para tener más vías de escape dice Arthur —No hay cerraduras para sacar las cosas rápido.
—Tu hermano desobedece la ley, pero vaya que tiene reglas — le dice Grace —Es muy preciso.
Niego con la cabeza, vuelvo al trabajo. Sigo barriendo el lugar, me sigue pareciendo raro que haga tantas preguntas.
(...)
—Adios Grace— salgo de pub y camino en dirección hacia casa.
Al llegar tomo asiento afuera y saco de mi bolsillo un cigarrillo, no me gusta fumar en casa cuando está Chris. Lo fumo, hace un poco de frío, de repente por la otra calle veo pasar a Thomas con Grace caminar, los dos parecen llevar una una charla, ni siquiera notan mi presencia.
Arrojo mi cigarrillo al suelo y entro a casa.
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