Capítulo 9
Una capa de sudor frío recorría mi frente, mi corazón latía con rapidez, causando que mis latidos retumbaran en mis oídos. Miré a mi alrededor: Nada fuera de lo normal. La habitación se encontraba sumida en una completa tranquilidad donde lo único que se lograba escuchar eran los ronquidos de Jungkook.
Había sido una pesadilla.
Solamente para asegurarme de que todo seguía en orden, toque mi cuello: No había nada. Suspiré, escondiendo mi rostro entre mis manos, aliviado. No había sido real. Ni la chica, ni Jungkook. Nada había sucedido realmente.
Pero no podía dejar de pensar en aquella escena. El dolor había sido tan real. Había podido sentir cada rasguño, cada herida. Había empezado a llorar sin darme cuenta, intentando inútilmente callar mis sollozos entre mis manos.
— ¿Taehyung? ¿Qué sucede? — se levantó del suelo y corrió hacia mí, preocupado. — ¿Estás bien?
— S-SÍ, yo... — lo miré a los ojos, dejando de esconderme entre mis manos para poder hacerlo. Por un segundo que me pareció una eternidad, la imagen de aquel Jungkook en mi pesadilla, quien se reía de mí, quien se burlaba de mi dolor, quien tenía una inquietante sonrisa manchada de sangre, invadió mi mente. — N-No. — balbuceé. — Aléjate. A-Aléjate de mí. — empecé a retroceder torpemente, chocando con la cabecera de la cama. — Aléjate, ¡Aléjate! — grité, soltando un sonoro sollozo después. — N-No... — escondí mi rostro entre mis piernas. — No me hagas daño... por favor. — supliqué, llorando aún más fuerte.
— ¿D-Daño? — dijo, confundido y asustado a la vez. — Taehyung, yo nunca te haría daño. — se acercó un poco más a mí, con cuidado y algo de inseguridad, como si temiera que yo me escapara de su toque, como si temiera lastimarme con apenas un roce.
Me atrajo hacia él y me envolvió entre sus brazos, acariciando mi cabello con suavidad. Entonces, volví a sentir aquella calidez en mi pecho. Volví a sentirme a salvo, protegido del mundo. Él era Jeon Jungkook, quien me susurraba al oído que todo estaría bien mientras me abrazaba con fuerza. Era él, la persona que me había dicho aquellas palabras dolorosas y carentes de empatía había sido solamente un cruel invento de mi imaginación.
No había sido real.
Pero eso, tener a Jungkook junto a mí, protegiéndome ante todo, eso sí era real.
Y, entre sollozos y caricias, terminé profundamente dormido entre los brazos de Jungkook.
El sol era brillante y el cielo estaba despejado. Era sábado. Me encontraba en el auto de Jungkook, de camino a mi hogar. Antes de irnos, Jiwoo había sido demasiado insistente en que no podía irme sin probar "Los grandiosos y deliciosos waffles de Jeon Jiwoo", así que no pude haber empezado mejor el día después de aquella horrible noche.
— Tienes que invitarme más seguido a tu apartamento. — dije, sonriendo.
— ¿Lo dices por mí o por mi hermana? — dijo, levantando una ceja y dejando a la vista un blanquecina sonrisa.
— Por ambos.
Actuó indignado de una forma demasiado exagerada, poniendo una mano en su pecho y dejando que una fingida expresión de dolor se expandiera por su rostro.
— Kim Taehyung prefiere a mi hermana en lugar de a mí. — miró el techo del auto dramáticamente. — Eso es tan... — soltó un muy mal actuado quejido de dolor, tan exagerado que no pude evitar reír. — doloroso.
— Dije que ambos, tonto. — dije, golpeándolo suavemente en el hombro y riendo aún más.
Él no dejó de sonreír, fijando nuevamente su vista en el camino.
— Taehyung. — dijo después de un momento de silencio.
— ¿Sí?
— Si no quieres hablar de esto, lo entenderé, pero... — carraspeó antes de seguir hablando, inseguro de sus palabras. — ¿Qué sucedió anoche?
Me quedé en silencio, bajando mi mirada hasta mis manos. Tomé una gran bocanada de aire antes de empezar a hablar.
— Tuve... una pesadilla. Eso es todo. — intenté sonreír, aunque fuera un poco, para que él pensara que todo estaba bien. No quería preocuparlo.
— Y... — miró el volante fijamente, tragando saliva antes de seguir hablando. — ¿Yo estaba en tu pesadilla?
No lo miré, permanecí con mi mirada fija en mis manos.
— Sí. — dije en voz baja.
— Taehyung.
— ¿Sí?
— Mírame.
No lo hice, simplemente bajé aún más mi mirada, empezando a jugar de forma nerviosa con mis dedos.
— Taehyung, mírame. — insistió.
Cerré mis ojos y volví a tomar otra gran bocanada de aire. Lo miré.
— Sí sabes que yo nunca haría algo que te lastimara, ¿verdad?
— Sí...
— Sí sabes que eres la persona que me importa más en todo el mundo, ¿verdad?
— Sí. — las comisuras de mis labios se alzaron un poco inconscientemente.
— Sí sabes que te quiero, demasiado, ¿verdad?
Mi sonrisa se amplió aún más y mis mejillas tomaron un tenue color rojizo. — Sí.
— Estamos en esto juntos. Todo lo que esté a mi alcance y te mantenga a salvo y feliz, lo haré sin dudarlo.
— Gracias. En serio, gracias, Jungkook.
— No, gracias a ti, Taehyung. Desde aquel día en el bar, el día en el que te conocí, yo... no he dejado de sonreír. No me había sentido tan feliz en mucho tiempo. — el auto se detuvo frente a un semáforo en rojo y, apenas paró el vehículo, Jungkook tomó mis manos entre las suyas. — Gracias, Taehyung, gracias por el simple hecho de existir, gracias por mudarte a Ulsan, gracias por querer ayudarme el día en el que nos conocimos. — vi como sus ojos empezaban a humedecerse y rió con nerviosismo. — Perdón, tenía que — limpió sus ojos con el dorso de su mano. — sacar lo que tenía dentro.
— ¿Jungkook?
— ¿Sí?
— Te amo. — me acerqué a él y besé sus labios con suavidad, alejándome con lentitud y sonriendo después.
— Yo también te amo. — dijo él, volviendo a besarme.
Me encontraba recostado en mi cama, simplemente mirando el techo e intentando aclarar mis pensamientos, sonriendo cuando Jungkook lograba colarse entre estos y empezando a temblar cuando la pesadilla de la noche anterior salía a la luz. No podía dejar de pensar en la chica con la que había soñado. No le había tomado importancia la primera vez, me había vuelto paranoico durante unos días, pero eso había sido todo. Ahora simplemente le daba vueltas al asunto una y otra vez, sin llegar a una verdadera conclusión.
¿Quién era esa chica?
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando mi celular empezó a vibrar. Lo tomé, leyendo en voz baja el nombre en la pantalla. Era Yuqi. Apenas contesté, ella gritó emocionada, sin siquiera dejarme saludarla primero.
— ¡Prepara tus maletas, Taehyung!
— ¿Qué?
— ¡Iremos a Gwangju! Al fin la universidad nos dio unos días de libertad y Yoonie tiene familia allá. — soltaba cada palabra con una emoción indescriptible que causó que yo también me emocionara un poco.
— ¿Tú y Yoongi? No quiero ser la innecesaria tercera rueda de la bicicleta, Yuqi.
— ¡No seas tonto, Taehyung! Si yo llevo a mi chico, tú también llevarás al tuyo.
— ¿Mi chico? ¿Te refieres a Jungkook?
— ¿Acaso tienes otro chico? — dijo con obviedad.
Mis mejillas se enrojecieron un poco y escuché como ella empezaba a reír.
— Bien, bien. Le preguntaré, pero no te aseguro nada, Song Yuqi.
— Genial. — realmente sonaba feliz, como si aquel fuera el acontecimiento más importante de su vida. ¿La emocionaba tanto el hecho de estar con ese chico, Yoongi? — No puedo esperar para que conozcas a Yoonie. Si no tuvieras a Jungkook, apuesto a que te enamorarías de él.
— Sí, sí. Lo que digas. — respondí, riendo un poco. Por todo lo que decía de Min Yoongi, no pude evitar tener altas expectativas de aquel chico. Yuqi lo describía como el chico perfecto, como el ser más hermoso que podría existir. — Por cierto, ¿cuánto tiempo nos quedaremos en Gwangju?
— Si fuera por la familia de Yoonie, podríamos quedarnos a vivir ahí, pero creo que podría ser una semana. Una semana entera para disfrutar de Gwangju.
— Realmente suenas emocionada. — reí un poco.
— Creo que las cosas están avanzando con Yoonie. Es... es emocionante que por fin esté logrando algo con el chico por el que he estado babeando por más de año y medio. — sabía que tenía una sonrisa tímida en sus labios y que se había sonrojado aunque no la viera.
Yo también sonreí.
— Estoy feliz por ti.
— Gracias. — dijo, en voz baja, volviendo en poco tiempo a su actitud emocionada. — Basta, esto no se trata solamente de mí, ¿qué hay de ti? Tu relación con Jungkook también podría pasar al siguiente nivel, ¿no crees?
— Eso... eso creo.
Y, de un momento a otro, me sentí casi tan emocionado como Yuqi, sonriendo en demasía al imaginarme a Jungkook junto a mí, bajo una noche estrellada en Gwangju, tomando mi mano y pidiéndome ser su novio.
Después de un momento de silencio, ella volvió a hablar.
— ¿Listo para pasar una increíble semana en Gwangju, Taehyung?
— Listo. — respondí con emoción.
— Bien, tengo que irme. Avísame si Jungkook irá.
— Claro. — dije, apretando con fuerza los labios, intentando ocultar la sonrisa avergonzada que insistía en formarse. — Adiós, Yuqi.
— Adiós, Taehyung.
Eché mi cabeza hacia atrás, mirando el techo mientras dejaba que la sonrisa boba se apoderara de mi rostro y abrazaba con fuerza mi celular contra mi pecho como si se tratara de un peluche, repitiendo una y otra vez la misma escena en mi mente.
"— Me harías la persona más feliz del mundo entero si me dices que sí, ¿quieres ser mi novio, Kim Taehyung?"
Me dirigí con pasos emocionados hacia el primer piso cuando escuché que tocaban el timbre. Probablemente sería Yongsun. Había salido a comprar comida hace casi una hora y de seguro había olvidado sus llaves en casa. Bajé las escaleras, saltando de dos en dos los escalones mientras dejaba que la sonrisa en mis labios se volviera cada vez más y más grande con cada escalón que pasaba, dejando que esa extraña pero agradable calidez inundara mi anatomía de forma satisfactoria solo con el simple hecho de pensar en Jungkook.
Pero toda mi felicidad se desmoronó de golpe cuando abrí la puerta.
Cuando lo vi ahí, parado frente a mí. Con su cabello plateado despeinado y más largo de lo normal, sus ojos verdes apagados y con notorias ojeras bajo estos, sus labios resecos y entre-abiertos, su piel más pálida de lo normal, su rostro demacrado y su expresión desanimada. Su ropa estaba completamente empapada debido a la lluvia que había empezado a caer hace poco. Su respiración era agitada, como si hubiera corrido desde su casa hasta mi hogar.
Sonrió, y nunca había visto una sonrisa tan triste como esa.
— Taehyung. — dijo, y sentí que el mundo se caía bruscamente sobre mí cuando su voz volvió a resonar en mis oídos. Después de todo el tiempo que había pasado, su voz seguía teniendo el mismo efecto en mí. Seguía logrando que toda mi anatomía temblara simplemente pronunciando mi nombre.
Había olvidado ese sentimiento, había olvidado su voz, había olvidado a ese chico peli-plateado que ahora se encontraba frente a mí con un aspecto deplorable. ¿Qué le había sucedido?
— Jimin.
Habían pasado meses. ¿Cuántos? ¿Seis? Él simplemente había desaparecido de mi vida, se había desvanecido. Toda la familia Park lo había hecho. Si no fuera por su enorme casa, con la que me encontraba accidentalmente cada vez que salía, podría haber jurado que toda la familia Park había desaparecido de Ulsan. Pero, siempre que pasaba por aquel lugar, veía por las grandes ventanas a la señora Park picando vegetales o lavando fruta en la cocina mientras el señor Park leía el periódico o miraba TV en la sala de estar.
Solo que en ninguna de aquellas ocasiones había visto a alguno de los hermanos Park.
Como si solamente ellos hubieran desaparecido.
Como si, tanto Sooyoung como Jimin, hubieran escapado de Ulsan para no volver jamás.
Y yo realmente creía que no lo volvería a ver.
Juraba que nunca más volvería a encontrarme con aquel chico pálido de ojos verdosos.
Pero ahora él estaba frente a mí, en la entrada de mi casa, completamente empapado.
Volvía a presentarse frente a mí cuando por fin había logrado sacarlo de mi mente, cuando creía que lo había borrado en su totalidad de mi memoria. Ya no lo necesitaba. Tenía a Jungkook. Él nunca me abandonaría como lo hizo Jimin. Él había prometido estar siempre junto a mí, y sabía que lo iba a cumplir. Pero él había vuelto...
— ¿Q-Qué haces aquí? — sentía mis ojos aguarse con rapidez. Mi labio inferior empezó a temblar mientras un sollozo amenazaba con escapar por mi garganta.
— Quería verte. — dijo, sonriendo.
Y yo sentí ganas de golpearlo.
Yo también quería verlo, abrazarlo, estar con él.
Pero eso pasó hace meses.
Ya no quería verlo.
Ya no...
¿Ya no quería verlo?
— Te extrañé, Taehyung... ¿Taehyung? ¿Qué sucede? — se acercó a mí y acunó mi rostro entre sus manos, limpiando las lágrimas que empezaban a humedecer mis ojos con sus pulgares. — No llores...
— Desapareciste, p-por meses y a-ahora estás aquí, ¿cómo m-mierda pretendes que no llore? — hablé entre sollozos.
— Lo lamento, Taehyung. En serio, lo siento. Sé que debí estar para ti en aquel momento, sé que lo pasaste mal y realmente quisiera haber estado contigo, pero... — se quedó callado, como si no supiera cómo continuar, o como si no quisiera continuar. Como si temiera decir las palabras que estaban a punto de salir por sus labios. — Lo siento.
Se escuchó como alguien tocaba con brusquedad la bocina de un auto, y logré ver por sobre el hombro de Jimin que había un auto negro estacionado en la acera. Sooyoung se encontraba en el asiento del piloto, mirándonos con impaciencia y tocando una y otra vez la bocina.
¿Realmente esa chica con la apariencia de una niña de catorce años tenía licencia de conducir?
— Yo... — suspiró, echando su cabeza para atrás, cerrando los ojos y pasando su mano por su cabello con frustración. — Tengo que irme.
— De nuevo te irás. — reí amargamente, dispuesto a cerrar la puerta, pero él me detuvo, tomando la madera y volviéndola a abrir.
— Sé que lo que hice estuvo mal, Taehyung. Sé que te fallé y que no merezco que me perdones, pero... — se acercó, dando un paso hacia mí. — todos merecemos una segunda oportunidad. Déjame demostrarte que merezco tu perdón.
Estaba por responder, pero fui interrumpido por la bocina del auto siendo tocada varias veces de forma molesta.
— Por favor. — suplicó.
— Está bien. — dije, haciendo que una sonrisa empezara a crecer sobre sus labios. Suspiré pesadamente. — Es tu última oportunidad, Park Jimin. No me decepciones.
— Sí. Gracias, gracias. — dijo, decidido y emocionado. La bocina empezó a sonar de nuevo. — ¿Podrías callarte por un jodido momento, Sooyoung? — gritó en tono molesto hacia el auto, luego volvió a mirarme, sin dejar de expandir su sonrisa. — En serio, gracias. Prometo no volverte a fallar. Adiós, Taehyung. — besó mi mejilla y se fue, desapareciendo en aquel auto negro.
Me quedé inmóvil por un momento, simplemente mirando la lluvia con ojos muy abiertos. Cerré la puerta y toqué mi mejilla, empezando a sentir un punzante dolor expandiéndose desde esta hasta el resto de mi rostro. Todo empezó a volverse borroso. Trastabillé torpemente hacia las escaleras, dispuesto a volver a mi habitación y dormir un poco, creyendo que me encontraba así por el sueño y no por otra cosa.
Mas me detuve en el primer en el primer escalón y empecé a correr desesperadamente hacia el baño, arrodillándome frente al inodoro y dejando que todo el contenido de mi estómago pasara de forma violenta por mi garganta, expulsando todo lo que había comido aquel día en forma de vómito.
Escuché la puerta de entrada ser abierta y, lo último que logré ver antes de caer inconsciente al frío suelo del baño, fue a Yongsun correr hacia mí y tomar de forma preocupada mi rostro entre sus manos, rozando con suavidad el lugar exacto en el que Jimin había posado sus labios, causando que una nueva ola de dolor me invadiera antes de caer en la absoluta oscuridad.
Como si aquel beso hubiera sido el responsable de robarme la energía.
Hey! Aquí Nod'z reportándose :D
Bueno, solo quería disculparme por cualquier error que pudieran encontrar (ya sea ortográfico o alguna incoherencia en la redacción). Todo lo corregiré cuando termine de escribir la historia y empiece la etapa de edición (:
Además, quería agradecer a todas las personitas que apoyan esta historia mediocre. En serio, gracias. Cada voto, comentario, o incluso una simple lectura, me emocionan y me hacen querer seguir adelante con esto. En verdad lo aprecio mucho, los quiero ♡ :((
Creo que eso es todo, ¡Nos leemos luego!
— Noduru.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro