Capítulo 10
Después de aquel incidente en el baño, permanecí por casi una semana entera escondiéndome en mi cama gracias al dolor que se negaba a abandonar mi cuerpo. Jungkook me había visitado junto a Jiwoo y, esa mismo tarde, justo cuando los hermanos Jeon se fueron, Lisa y Yuqi aparecieron en puerta de mi casa.
Todos llegaban a mi habitación con una expresión de preocupación genuina en su rostro. Había personas que realmente se preocupaban por mi bienestar. No pude evitar sentirme especial.
Cuando Jungkook fue a visitarme, se abalanzó sobre mí y me abrazó con fuerza, empezando a repartir besos por todo mi rostro mientras Jiwoo exclamaba de forma dramática que, si no lograba recuperarme, no podría casarme con su hermano.
No podías dejar de reír al estar cerca de los hermanos Jeon.
Mientras yo seguía atrapado entre mis sábanas, Jungkook y Yuqi habían llegado a un acuerdo acerca del viaje. Iríamos en el auto de Jungkook y saldríamos de Ulsan en cuanto yo me encontrara completamente bien. Pasaríamos en Gwangju una semana exactamente, ni un día más ni un día menos, ya que Jungkook tendría que viajar a Busan con Jiwoo para visitar a sus tíos.
Cuando ya empezaba a sentirme un poco mejor, Jungkook me ayudó a empacar y,al día siguiente, cuando el dolor había abandonado por completo mi cuerpo al fin, decidimos que yo estaba listo para realizar el viaje.
— Bien. — dijo Jungkook, mirando en su celular la dirección del hogar de Yuqi para luego pasar su vista a la casa que teníamos frente a nosotros. — Creo... que es aquí.
— ¿Seguro? — pregunté algo dudoso, apoyándome sobre sus hombro y echándole un vistazo rápido a la pantalla de su celular antes de empezar a caminar hacia la puerta, siendo seguido por él.
— Sí, seguro. — dijo él, guardando su celular y tocando el timbre.
La puerta fue abierta unos segundos después, pero no fue Yuqi quien nos recibió. Habíamos ido a su casa a recogerla, y ella había dicho que vivía sola, así que fue extraño que, tras la puerta, nos encontráramos con un chico castaño.
No pasó mucho tiempo para que me diera cuenta de la tensión que se empezaba a formar entre nosotros. Los tres nos hundimos en un silencio un tanto incómodo en el que Jungkook y el chico se miraban con ojos sorprendidos. Fruncí el ceño, sin comprender qué estaba sucediendo.
— ¿J-Jungkook? — dijo el chico desconocido, dejando su expresión sorprendida de lado para sonreír ligeramente. — Realmente eres... tú. Ha pasando un tiempo.
— Yoongi, hola. — dijo Jungkook, sonriendo igualmente.
¿Se conocían?
Nuevamente dejaron que el silencio se asentara sobre nosotros, simplemente mirándose entre sí y sonriendo, ignorando por completo mi presencia. Los ojos del chico se posaron sobre mí y, sin dejar de sonreír, me ofreció tomar su mano.
— Soy Min Yoongi, es un gusto conocerte. — dudé un poco, pero la tomé, mirando como su mano pequeña y pálida ejercía una fuerza reducida sobre la mía antes de soltarla. Intenté sonreír.
— Soy Kim Taehyung, es un placer. — miré a Jungkook y luego volví a ver a Yoongi. — ¿Ustedes se conocen? — pregunté, intentando forzosamente que la sonrisa no se escapara de mis labios.
— Yoongi y yo estudiábamos en el mismo instituto. — empezó explicando Jungkook. — Éramos buenos amigos, pero se mudó a Gwangju y no supe más de él... Hasta ahora.
Yoongi solamente se limitó a asentir a cada palabra que Jungkook decía. Su eterna sonrisa empezó a parecerme irritante.
Fue ahí cuando analicé mejor al chico que se encontraba frente a mí. Su estatura no era mucho menor que la mía y usaba un suéter demasiado grande para su tamaño, lo que lo hacía verse aún más pequeño de lo que era en realidad. Tenía el cabello castaño claro y bastante largo, agarrando en una pequeña cola de caballo. Sus ojos eran como dos avellanas, las cuales brillaban cada vez que miraba a Jungkook.
— ¿Listos para ir a Gwangju? — gritó Yuqi, apareciendo tras Yoongi y abalanzándose sobre él, sonriendo en demasía mientras pasaba sus brazos alrededor del cuello del castaño. — Vamos. — añadió en un susurro.
Jungkook se encargó de poner las maletas de Yuqi y Yoongi dentro del auto mientras la pelirroja se las iba pasando. Yoongi y yo solamente los mirábamos, sentados sobre la acera. Podía notar la mirada del castaño clavada sobre Jungkook, y estaba usando toda mi fuerza de voluntad para no molestarme. ¿Por qué tenía que mirarlo tanto?
— Bien, creo que eso es todo. — dijo Jungkook, cerrando la puerta del maletero y mirando a Yuqi, quien asintió mientras ampliaba su sonrisa.
— Iré de copiloto. — dijo Yoongi, levantándose de la acera y caminando hacia Jungkook. — Él conducirá y necesita a alguien que lo guíe.
— Oh, no. — me apresuré a decir. La sonrisa en mi rostro se volvió demasiado fingida como para ser creíble. — Yo iré en el asiento de copiloto. — me levanté de la acera, caminando igualmente hacia donde Jungkook se encontraba.
— Iremos a Gwangju, necesita a alguien que le muestre el camino. — añadió Yoongi, su sonrisa ni siquiera se inmutó.
— Tengo familia en Gwangju, conozco el camino. — dije yo, tomando la mano de Jungkook y empezando a caminar con él hacia la puerta del auto. — ¡Decido, yo iré de copiloto! — añadí antes de que Yoongi pudiera decir otra palabra.
Y así viajamos hacia Gwangju. Jungkook de piloto, yo de copiloto y Yoongi y Yuqi en el asiento trasero. Yo le daba indicaciones a Jungkook mientras sentía la molesta mirada de Yoongi quemándome la nuca. Llegamos a nuestro destino antes de la hora del almuerzo. Las carreteras habían estado desoladas, por lo que el viaje fue rápido. Yuqi había permanecido dormida todo el camino mientras Yoongi se mantenía en completo silencio, mirándonos a mí y a Jungkook con el ceño fruncido.
Con las calles desérticas, el silencio que invadía el asiento trasero y la agradable compañía de Jungkook, las cincos horas que había durado el viaje no se sintieron como más de cinco minutos.
— ¡Hemos llegado! — exclamó Jungkook, despertando a Yuqi. — La casa es muy bonita. — sonrió, mirando por la ventana el gran domicilio.
Salí del auto y miré con asombro la gran casa frente a mí. Era linda, no podía negarlo. Parecía que la familia de Yoongi era adinerada, o que al menos tenían el dinero suficiente para darse el lujo de comprar aquella casa. Sacamos las maletas del auto y nos adentramos en el domicilio. Era un lugar espacioso, con fotos de la familia de Yoongi por todas partes. Subí las escaleras y los demás no tardaron en seguirme. Yoongi había dicho que su familia solamente iba ese lugar durante vacaciones o festividades, por lo que no había más que dos habitaciones con dos camas cada una, lo que significaba dos personas por habitación.
— ¡Yo compartiré habitación con Jungkook! — gritamos Yoongi y yo al mismo tiempo. Lo miré, frunciendo el ceño mientras él seguía manteniendo su sonrisa intacta.
Jungkook nos miró, empezando a reír por lo bajo. Me quitó de las manos las maletas que yo llevaba y dejó un beso sobre mi sien.
— Compartiré habitación con Taehyung. — dijo Jungkook mirando a Yoongi, quien, a pesar de seguir sonriendo, parecía empezar a molestarse.
Yuqi sonrió.
— Y yo compartiré habitación con Yoonie Meow. — habló ella emocionada, volviendo a abalanzarse sobre Min.
"Yoonie Meow".
Usé toda mi fuerza de voluntad para no reír ante tal apodo estúpido.
Los días empezaron a pasar con mayor rapidez de la que me hubiera gustado. Me encantaba comportarme de forma cariñosa con Jungkook frente a Yoongi para ver como se esforzaba por mantenerse tranquilo, sonriendo todo el tiempo y mirándome con odio cuando nadie lo notaba. Amaba hacerlo enojar.
Cuando la mitad de la semana había pasado, aquel jueves soleado y con el cielo despejado, aquel día que había empezado con el clima perfecto, empezaron a pasar cosas. Cosas malas.
Lo primero que sucedió, el primer acontecimiento devastador que ocurrió, fue en la cena de aquel jueves. Habíamos ido a cenar a un restaurante del que Yoongi hablaba todo el tiempo para confirmar si todo lo bueno que decía el castaño del establecimiento era cierto. Quedaba cerca de la casa, así que nadie se negó cuando Yuqi sugirió que fuéramos caminando. Durante todo el trayecto no solté ni un momento la mano de Jungkook, sonriendo con prepotencia cuando sentí la molesta mirada de Yoongi sobre mí.
Cuando llegamos, no pude evitar que mi mirada automáticamente se posara sobre las grandes letras brillantes que destacaban entre la oscuridad de la noche. "Mamma mia!" se leía sobre las puertas del establecimiento. Parecía un lugar agradable, además de que ya podía notar el delicioso aroma de la comida, así que no pude evitar acelerar mi paso mientras dejaba que una pequeña sonrisa se apoderara de mis labios.
Nos sentamos en una mesa junto a la ventana. Yuqi junto a Yoongi y Jungkook junto a mí. Le eché un vistazo rápido al menú y luego me entretuve jugando infantilmente con una servilleta cual niño pequeño. Una camarera se acercó a tomar nuestra orden, mas yo seguía sin prestarle mucha atención a lo que sucedía.
Mis ojos se cruzaron con esas dos orbes marrones y sentí que mi corazón dejaba de latir por un momento, que el aire dejaba de llegar a mis pulmones cuando vi esa gran sonrisa, ese sedoso cabello castaño que caía como dos cascadas sobre sus hombros...
¿En verdad era ella... ?
— Bienvenidos a "Mamma mia!", ¿puedo tomar su orden? — dijo la chica, su voz helándome la sangre.
Hubo un destello extraño en sus ojos cuando me miró. Vi esa chispa de deseo inundando su mirada y el miedo empezó a consumirme. Mis manos empezaron a temblar sobre la mesa. Yuqi empezó a hablar mientras miraba el menú de vez en cuando, seguramente pidiendo la comida, y la chica anotaba cada palabra, sin dejar de mirarme ni un solo segundo.
— Iré al baño. — dije, interrumpiendo a Yuqi y levantándome de la mesa, siendo detenido por Jungkook.
— Espera a que la chica tome nuestra orden, Taehyung. — dijo Yuqi.
— Sí, no creo que sea tan urgente. — añadió Yoongi sarcásticamente.
Miré a Jungkook, suplicándole con la mirada que dejara que me vaya, que sí era urgente. Tal vez notó mi expresión aterrada, porque su rostro mostró preocupación mientras soltaba lentamente mi brazo. Corrí hacia el baño sin mirar atrás, cerrando con fuerza la puerta detrás de mí una vez estuve adentro. Era ella, la chica de mi pesadilla. Mi corazón no dejaba de latir con fuerza contra mi pecho. Trastabillé con torpeza hasta el lavabo y me lavé el rostro, empezaba a sentirme mareado. No era real, no podía ser real. Intenté convencerme de que no era más que mi imaginación haciéndome pasar un mal momento mientras miraba mis manos mojadas.
Me miré al espejo. Empezaba a convertirme en un completo desastre, empezaba a enloquecer. Vi por el reflejo como la puerta era abierta con lentitud, como el pomo de metal empezaba a girar de una forma insufriblemente pausada. Tallé mis ojos con fuerza usando el dorso de mi mano. La puerta se abrió finalmente, dejando ver a la chica de mis pesadillas. Entró con pasos calmados, cerrando la puerta detrás de sí y poniéndole cerrojo.
— Creo que te equivocaste, este es el baño de hombres. — dije, intentando no sonar completamente horrorizado. Empecé a caminar hacia la puerta con piernas temblorosas, intentando ignorar su presencia, intentando salir de ahí lo antes posible, pero me tomó por los hombros, golpeándome con fuerza contra la pared.
— No me equivoqué, Kim Taehyung. — dijo en un susurro contra mi oído, riendo por lo bajo después. Vi con absoluto pavor como dos alas negras se extendían desde su espalda, desgarrando su ropa en el proceso. De un momento a otro, un par de grotescos cuernos aparecieron entre su cabello castaño. Acercó su rostro al mío y me miró directamente a los ojos, dejándome ver con extremo detalle como sus pupilas se volvían inquietantes líneas rectas que me miraban con deseo.
Me besó, sus rojizos labios moviéndose de forma hambrienta sobre los míos. Logré obtener la fuerza suficiente para empujarla lejos de mí, empezando a dirigirme con pasos desesperados hacia la puerta, pero ella tomó en un brusco y firme agarre mi brazo derecho, haciendo a un lado la manga de mi abrigo de un movimiento rápido y clavando bruscamente sus colmillos en mi piel.
Solté un grito, sintiendo como mi rostro empezaba a humedecerse mientras cerraba los ojos con fuerza. Sentí como empezaba a extraer con lentitud mi vitalidad, como se alimentaba de mí. Sollocé. La mordida en mi pesadilla había sido dolorosamente realista, pero nada superaba el dolor de la realidad misma.
Me zafé de su agarre, sintiendo como sus colmillos desgarraban la piel de mi brazo. Dejé salir otro grito y finalmente logré salir de aquel lugar, abriendo la puerta con manos temblorosas y corriendo hacia la mesa donde los demás se encontraban, con el temor de que la chica me siguiera invadiendo violentamente mis pensamientos.
— Vámonos. — dije, volviendo a sollozar. — ¡Vámonos! — repetí en un grito.
— Aquí está su comida. — me quedé completamente helado al escuchar esa voz detrás de mí. Di media vuelta con temor, mirando a la chica que hace un momento me había tenido completamente acorralado en el baño, que había hundido sus colmillos en mi piel, sosteniendo una bandeja llena de comida en su mano mientras dibujaba una gran sonrisa en su rostro.
Lo único que vi antes de tomar el brazo de Jungkook y correr lejos de aquel infernal lugar, fue la pequeña identificación que la chica tenía en su pecho.
Ahn Hyejin.
— Taehyung, ¿qué sucede? — preguntó Jungkook. No respondí. Dejé de correr cuando ya nos encontrábamos lo suficientemente lejos de aquel repulsivo establecimiento, pero no me detuve. Seguí caminando con pasos rápidos, sin soltar la mano de Jungkook en ningún momento. — Taehyung... ¿Taehyung? ¿Qué te sucedió? — tomó mi brazo, mirando con ojos muy abiertos la sangre que seguía brotando. Solté un pequeño quejido de dolor.
— E-Ella. — empecé a decir sin claridad debido al miedo que seguía recorriendo mi espina dorsal. — L-La chica. E-Ella hizo esto. Tenía... t-tenía colmillos y cuernos y alas y...
Me abrazó.
— Tranquilo. — dijo, empezando a acariciar mi espalda y dejando un beso en mi cuello. Sonreí entre lágrimas, dejando de sentir dolor por un momento. — Vamos a casa. — susurró. — Te vendaré esa desagradable herida y me contarás con más detalle lo que sucedió, ¿bien? — asentí con suavidad, correspondiendo con fuerza el abrazo.
Le conté todo una vez llegamos a casa. Me vendó con delicadeza el brazo mientras escuchaba con atención todo lo que yo decía. Aquellas vendas blancas no tardaron en teñirse de carmesí. Me llevó hasta la habitación entre sus brazos y me dejó con suavidad sobre mi cama, dejando un sonoro beso en mi frente antes de apagar la luz e irse a la suya.
No tardé mucho en caer rendido ante los brazos de Morfeo y, como era de esperarse, tuve una pesadilla.
Soñé con todo lo que había sucedido en el restaurante, pero yo no lograba escapar. La chica consumía hasta la última gota de sangre que había en mi cuerpo, dejando luego mi cuerpo sin vida en el suelo y saliendo del baño, soltando una sonora carcajada antes de desaparecer tras la puerta.
Desperté con mi pecho subiendo y bajando con frenesí debido a mi respiración agitada y mi frente brillando gracias al sudor. Con pasos lentos me dirigí hasta la cama de Jungkook, tocando su hombro unas cuantas veces, intentando despertarlo.
— Jungkook. — lo llamé, volviendo a tocar su hombro. — J-Jungkook. — repetí. Sus ojos se abrieron con lentitud y bostezó.
— ¿Qué sucede? — preguntó en voz baja.
— ¿Puedo... dormir aquí, contigo?
Sonrió, tomándome por los hombros y atrayéndome hacia él, abrazándome con fuerza mientras escondía su rostro en mi cuello, riendo nasalmente y causando que un satisfactorio temblor recorriera mi cuerpo al sentir su respiración chocando contra mi piel.
— Claro que sí. — dijo, dejando un lento beso en mi cuello, separándome levemente de mí y dejando otro beso sonoro en mi frente. Yo también sonreí.
Me dejó caer suavemente junto a él y volvió a cerrar los ojos, deslizando sus brazos alrededor de mi cintura en un firme agarre. Dejé a mi rostro descansar sobre su pecho mientras lo abrazaba también.
— Jungkook.— volví a llamarlo.
— ¿Sí?
— ¿Puedo dormir contigo el resto de la semana?
Su sonrisa se amplió.
— Sí. — respondió, abrazándome con más fuerza mientras enredaba sus piernas alrededor de mi cuerpo. — Puedes dormir conmigo las veces que quieras.
Miré una última vez su rostro, sonreí y cerré los ojos. No tardé en caer profundamente dormido entre los brazos de Jungkook. Sabía que, si dormía junto a él, no tendría más pesadillas.
El segundo acontecimiento se dio el mismo día que el tercero. El segundo se dio en mañana del sábado y, cuando creí que las cosas no podrían tornarse peores, llegó el tercero cuando la luna brillaba en el cielo. Todo fue tan rápido que ni siquiera puedo recordar con claridad todo lo que sucedió. Pero, aún así, hay imágenes, escenas, que se quedaran por siempre atrapadas en mi memoria.
Porque aquel sábado fue el desastroso día en el que logré conocer el lado oculto, el lado oscuro, de Son Yuqi y Min Yoongi. Conocí esa parte de ellos que se esforzaban en esconder, pero que ambos sabían que en algún momento saldría a la luz.
Porque ese fue el día en el que aprendí que los monstruos de los que intentaba escapar estaban más cerca de lo que creía.
¡Nos leemos luego!♡
— Noduru.
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