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[23] Cresent moon's wish

•~ Cresent moon's wish •~

Creo que el título ya dice que canción hay que escuchar. DESDE EL PRINCIPIO. Despuecito DROPKICK y después ROAD NOT TAKEN.

Si leen muy lento agredenle ROYALTY de Enhypen, DEER HUNTER y SCAR TO SCAR.

ADVERTENCIA ⚠️
CAPITULO EXTRA LARGO

The king of Vargr
1000 years ago

Las aves trinaba tarareando aún la canción de los músicos, los cuales se habían ido hace unos minutos. Todavía había un par de aristócratas debatiendo si debería de haber una fusión entre reinos. Yo trataba de no prestarles atención, pero sus voces altas me hacían difícil la tarea.

La otra familia real estaba probablemente por irse, e igualmente me estarían esperando para despedirnos, pero no quería llegar al encuentro. El amable roble que me brindaba sombra en este momento se empezaba a balancear conforme el aire comenzaba a ser cada vez más descontrolado.

Ya inclusive las motas de tierra se levantaba del suelo para molestarnos los ojos.

Sujeto mi sombrero azul cielo a juego con mi vestido antes de que se vuele y tengo el impulso de largarme de aquí a cualquier lugar lejos donde nadie pudiera encontrarme, pero me abstengo en cuanto veo a Yudai acercarse a mi.

—¿Princesa? —me llamó—. La familia real la espera en la entrada del palacio para despedirse —hizo una corta reverencia y yo le sonrio.

—En un momento me presento, debo ir un momento a revisar algo...

Me alejo a pasos veloces y solo espero y se lo haya creído. Mis amados guardianes no eran en absoluto tontos, por lo que debía ser rápida.

Avanzo por el largo pasillo que lleva a las escaleras más alejadas del palacio y subo a carrera tres horrorosos pisos, por lo que por el cansancio decido no volver a ver mis zapatillas y las lanzo a cualquier dirección sin dejar de caminar.

Las paredes blancas como el yeso conjunto a sus decoraciones azules y doradas me encandilan un poco por toda la luz que reflejan de las ventanas, evitando ser más ruidosa de lo que ya, me cubro con un brazo y entro a mi habitación azotando la puerta (que de igual modo no hacia gran ruido, o al menos nadie lo escucharía, todos estaban en el patio principal o la puerta por el banquete recién terminado).

Rebusco con desesperación por mis cosas en mi armario y de el saco una mochila mediana y meto lo necesario —como dinero, prendas y pijamas, zapatos cómodos—. Me pongo una capa que me cubre perfectamente de pies a cabeza e igual me meto el traje que se suponía era de equitación, pero ahora es lo suficientemente cómodo para trepar, a la par de unas botas de caza cafés obscuro.

¿Por qué planeaba esto? ¿Una huida? Bueno, había millones de razones ahora mismo en mi cabeza. ¿Y si me atrapaban que diría? Ni idea, no podía revelar todo lo que revoloteaba en mi cabeza en este momento si no quería iniciar una guerra.

Me veo al espejo después de hacerme una simple trenza, la cual dejaba mis típicos mechones rebeldes a los lados de mi rostro. Mi pecho se apretuja al recordar el parecido con mi madre en el espejo. La extrañaba y aunque sabía que hacía esto por ella, el dolor por perderla me hacía sentir una furia y un odio incontenibles.

Más hacía aquellos que decían desear despedirme.

Bueno, tal vez sí querían despedirme... Pero de este mundo. Por lo menos tenían modales.

Ahora bien, mis razones para no decírselo a mis guardianes era porque yo sabía que me impedirán hacerlo, y que además no quería entrometerlos en esto. Ellos eran lo único que me quedaba, no me permitiría perderlos jamás, por lo que prefería por millares dejarlos aquí sin saber nada.

Aunque ahora eso me parecía la mejor decisión, sabía que en el fondo me podría arrepentir después.

Salgo a tropincones del palacio y como puedo me subo a un caballo, introduciendome en el bosque dejo que el caballo esquivé los árboles por naturaleza propia y en cuando veo un camino, me adentro en él.

   🐺

—No esperaba volver a este mugriento y decadente lugar ni en siglos —murmuro más para mi que para la nada.

Aunque en su momento aprecié y me encanté con el lugar, he de admitir que ahora no tenía muy buen juicio de él. Para empezar, porque aquí estuvo el famosísimo Dardan que ahora atormentaba a Selen en su reino, y segundo, porque debido a la admiración que sentía por ella amaba a este lugar. Ahora de igual modo por ella, pero lo despreciaba.

Fue un larguísimo viaje, tanto que sentía que no llegaría, pero no me detuve. Si Dardan había encontrado la manera de convertirse a sí mismo en un vago intento de chamán, tal vez podría encontrar aquí la misma manera de dejar de ser uno; aunque sus intentos fueron solo fracasos y se convirtió en esa bestia horrenda de la que siempre habla el comité, se que adquirió tanto poder como inquietud, la cuál aplica a todo el continente.

Amarro el caballo al tronco más cercano a la entrada y con lo que me enseñó Selen, la abro.

Toda la tierra y el polvo acumulado por los últimos dos años deja ver su esplendor al hacerme estornudar más que tres veces. El caballo se sobresaltó por el ruido, pero dudo que muera de un paro cardíaco.

Enciendo una luz mágica —si, mágica, porque aunque era más licántropo que nada, la sangre de chamán también corría por mis venas. Al menos podía hacer magia menor como esta— y me adentro en el polviento túnel.

Mentiría si dijera que no era incómodo, porque lo era mucho y demasiado. Los ruidos de ratas o sepa que estaban por todas partes, quizás fantasmas o los ecos de mis pasos, pero la soledad podía consumirme si era débil mentalmente ahora mismo, no me lo podía permitir.

Entro a una oficina común, encontrando tan solo un montón de papeles y libros regados por doquier. El escritorio estaba dentro de lo que cabe, ordenado, con un libro con portada (raro por aquí) en medio. Me acerco y noto que su título es...

Cronch

...

¿Eso acaba de ser un ruido? ¿Por qué tan fuerte? O, ¿alguien entró? Espero un poco más y no logro oír nada. Me supongo que fue una alucinación o este lugar ya se está cayendo a pedazos.

Rebuscó por el lugar antes de dormir. Aunque encuentro un par de libros que son prometedores, no me ilusiono, porque hace un tiempo vinieron a llevarse lo que se considera más la información más importante sobre, bueno, todo.

La razón de mi búsqueda no es nada más y nada menos que para deshacerme por fin de mis dudas y permitirme usar todo mi poder, no para vengarme, sino para dar la verdad y la justicia que este mundo merece.

Y no las mentiras de Selen.

   🐺

Despierto sin saber exactamente dónde estoy hasta que recuerdo que me armé de valor y huí del palacio ayer. Me levanto adolorida por dormir en el frío y duro piso de piedra y aún atolondrada pienso en que comeré; no puse ni una cuchara en la mochila.

—Me supongo que tendré que ir a la posada más cercana —bostezo. Hablar sola a veces era reconfortante para no olvidar como pronunciar palabra—. Llevaré al caballo a beber agua y ya veré que hacer.

Me levanto y tomo mis cosas, claro que sin olvidar poner los libros importantes en una esquina específica para no olvidar donde los dejé.

Al salir el caballo estaba tranquilo, por lo que lo monté sin problemas y volví a adentrarme al bosque. No necesitaba mucho de mapas, o al menos no mientras siguiera en mi reino.

Muchos miembros de la asamblea del reino del GuarLu parecían más miembros del reino del GuarSol, eso debido a que estaban a favor de una fusión entre reinos, idea por parte de aquellos que la preferían a ella, claro. Consideraban a Selen la más apta para gobernar todo por su talento y poder, mientras que a mí solo me miraban como una princesa inmadura y sin experiencia en nada, y eso a ella se le subió a la cabeza.

Con dolor recuerdo la muerte de mi madre hace un par de meses y el como descubrí quien había mandado a esos mercenarios a hacerlo. Me habían traicionado y en mi ardía la necesidad de vengarme por ello, pero primero estaba el bienestar y la libertad de mi pueblo a cualquier falsedad.

Era probable que nunca llegaste a Reina, pero eso no me interesaba en lo más mínimo si por lo menos moría pregonando la verdad a todos.

Ni en sueños permitiría una fusión, porque de ser así, nos harían esclavos: esas personas solo nos ven como buenos obreros, pero en realidad es por la imagen y la lealtad que tiene este reino debido a su unidad. Todo el que habite estás tierras es de la manada. Excepto por la Asamblea, esos malditos traidores, los desterrare algún día.

Después de un par de horas por fin llego a un pueblo pequeño, pero que podrá darme más que suficiente de lo que necesito. Antes de salir ya había contemplado la idea de irme por varios días (o todo lo que pudiera durar antes de que me rastreran hasta ese lugar) así que llevaba dinero de sobra.

Y aunque el día se pasa rápido entre ir a comer, comprar provisiones, una manta cómoda y algunas manzanas para el caballo —que ahora había bautizado bajo el nombre de Culsán, pero nada importante, solo le dí un nombre a mi compañero—, me habia bastado lo suficiente como para conocer un poco el lugar más cercano y saber dónde esconderme si me llegaban a encontrar, ya sabía por donde huír de nuevo.

Ahora hojeaba los libros y documentos con pasiarmonía en el lugar. No había nada nuevo ni divertido, ya que ahora es cuando más pensaba en que los extrañaba. Era tan divertido y reconfortante correr con ellos por el patio secundario del palacio en nuestra forma lobuna que ansiaba volver a estar en cuatro patas.

El estrés y la frustración por no hallar respuestas me quería consumir, por lo que al final mi única y mejor solución fue dormir.

Narrador Omnisciente.

—¡¡¡Me importa un comino si no saben por dónde comenzar. Si no encuentran a la princesa Nankahelle se les mandará decapitar!!! —rugió la vieja Marjorie a los guardias.

Estos, a su vez asustados, corrieron por el recién pulido pasillo hacia afuera para hablar con su capitán y emprender la búsqueda de la princesa heredera desaparecida.

En cuanto el evento había terminado, llegó a los oidos de la princesa Selen la reciente desaparición de su prima, por lo que antes de esperar más, ella ya sabia que pasaba, pues en sus planes ya estaba listo el orillarla a huír. Lo que Selen no sabía es que había sí, huido, pero para volver más fuerte.

La mismísima princesa del Reino del GuarSol había ordenado su búsqueda por cielo, mar y tierra, porque aunque no deseaba su existencia, si que deseaba su presencia para lo que necesitaba hacer.

Ya en la sala grande del té, Selen se acercó al guardian de Nankahelle, Nicholas, acunó su rostro entre sus pálidas y delicada manos y habló:

—No se preocupen por ella, pronto volverá, dudo que dure demasiado tiempo más sola —sonrió con una dulzura tensa y se alejó—. Deberías de ir con Heeseung, está planeando por donde buscar rastros con los demás.

Nicholas asintió, indiferente y salió.

—Pues yo dudo que esos caballeros caigan pronto con tu poco envidiable seducción —se burló aquel hombre que ahora colgaba del techo entre las puertas abiertas del balcón. Selen ni se inmutó aún cuando no le vió llegar. Sonrió—. Déjame llevarme a mi rosa y por fin tendrás lo que desees.

—¡No! —gritó Selen, ofuscada—. La necesito en el Valle de la Princesa Luna para el ritual, pronto su poder será mío. Ya tengo todo listo, las personas me apoyan, me ven como la más poderosa, desean que yo los gobierne... ¡Esté reino también es mío! Y si esos estúpidos guardianes no me apoyan de igual manera, solo me quedará deshacerme de ellos, nada difícil —se comenzó a reír con estrés.

El chico, aún colgado al techo, solo se limitó a escuchar la escena de locura de Selen, la cuál ya hasta se empezaba a comer las uñas.

—Debería pensar en otra manera de ser la número uno, su Alteza, porque por más que me prometa y me recompense, no dejaré que drene a mi rosa si eso significa dejarla morir.

Selen se volteó, indignada y se acercó a él, el cuál ya había descendido al suelo de losa.

—¿Te atreves a...?

—¿Desafiarla? Si.

La diferencia de altura era obvia, pero eso no aplastó el mullido orgullo de Selen.

—¡Malnacido huérfano!

El golpe seco de su bofetada inundó el terrible silencio de la habitación, ya ni el tronar de aves de escuchaba afuera debido a la situación.

Aún cuando siendo hombre, superaba la fuerza de Selen, está logró voltearle el rostro, dejando una marca roja por la sangre que se acumulaba.

—Mire, su Alteza —habló con seriedad el muchacho mientras que la volteba a ver lentamente—, no interesa si la insulto o no, al fin y al cabo usted no puede hacer nada sin mi, ni tampoco mandar matar a algien que "no conoce", porque recuerde que ya no puede hacer nada sin que alguien se entere.

»Yo me supongo que es el precio de ser la heredera de dos enormes reinos. Y aunque usted sea mi creadora, no olvide que no guardo la mínima lealtad hacia usted, y que tampoco dudaré en arruinarle el perfecto camino que usted ha preparado, solo para poder hacerla mía y llevarme a mi rosa.

El chico pelinegro hizo una mueca que pasaba por un intento de sonrisa y sus labios pálidos expulsaron las palabras que más ansiaba decir.

—Usted no es nadie y nunca lo será, por ello le ha quitado todo a aquella que amo, y aunque se que a ella le dolerá, yo seré el conford perfecto; así que, bueno, si no quiere que Nankahelle desaparezca con todo y el poder que necesita drenarle para ser la más poderosa, más le vale buscar la manera de que lo haga sin matarla. ¡Que le vaya bien!

Sonrió una última vez y saltó por el balcón, dejando ver el rojo vivo de sus ojos a las luz del sol.

Killian, maldito imbécil... —murmuró Selen antes de seguir con lo suyo como si nada.

Al otro lado del palacio, en el salón de reuniones, ya habían localizado a la princesa Nankahelle.

Y eso cambiaba todos los planes de Selen, para ella, para mejor, para Nankahelle, para mucho peor.

Nankahelle (Ayari).

Dos días y medio se han pasado como si nada, igual que mi tiempo buscando algo queme dijera que no era un peligro andante si desvelaba todo mi poder.

Aparentemente si se habían llevado cualquier cosa importante, aunque de igual manera tenía culpa por mis increíblemente grandes esperanzas de que se les hubiese olvidado algo.

Cierro el libro que estaba leyendo, el que el otro día estaba sobre el escritorio. No es normal que los libros tengan portadas debido a que solo decían su título en el lomo, el resto tan solo era el material (por lo usual hoja reforzada o cuero).

El cuadernillo no tenía nada importante más que solo anotaciones que a mí me parecían sin sentido ya que ni me interesaba el tema ni sabía de que hablaba.

Era demasiado obvio, casi hasta rozar a lo ridículo, que aquellos que me buscaban ya sabían dónde estaba.

El hombre ahora frente a mi era prueba de ello. Y la soga entre sus manos aún más.

—Venga conmigo por voluntad y no tendré que hacerle daño, su Alteza... —susurró una voz ronca.

No me moví.

—¿Te enviaron del palacio?

El hombre asintió.

—Mmm, eso no es bueno para mí —sonreí.

Corrí antes de que el pudiese reaccionar y, con la ventaja de conocer el lugar, me escabullí por dónde pudiera.

Y aunque el juego de cazar duro un buen rato, no pude escapar cuando unos brazos tan jodidamente fuertes me tomaron por los hombros, haciendo que doliera me lanzó a una esquina, con la cuál rebote en un estante para terminar por caer al piso junto a un montón de libros encima.

Intenté forcejear, pero cuando un paño llegó a mis fosas nasales, sabía que no podría resistirme a la droga especial para licántropos.

Narrador Omnisciente.

La luna llena daba paso a la luz entre los árboles, bailando por la negrura de la noche, zigzageaba por las ramas y las hojas, dejando en el olvido la oscuridad y las estrellas.

Conejos comían pasto en la tranquilidad del silencio, aves nocturnas cantaban para no tener miedo, los ciervos dormían plácidamente y los zorros corrían por la orilla del lago en busca de algo que comer.

Los aullidos de los lobos irrumpían de vez en cuando la serenidad del momento, mientras que las aves emprendían vuelo y los conejos huían, los ciervos se alteraban y los zorros se escondían en sus madrigueras.

Para ellos era como el fin, como el grito de la muerte en un aviso de que iba a por ellos.

—¡Traigan la carga! —gritaban los viejos vampiros, apurados por lo que sea que harían.

La ya reina Selen se encaminaba por los angostos caminos que el valle le proporcionaba, mientras que sus caballeros hacían lo posible por despejar el lugar para ella.

Al llegar al punto indicado por la reina, todos hicieron un círculo enorme para poder dejar las cargas en el suelo, en dónde se encontraba una bella flor blanca del invierno que se iba yendo.

—¿Los sirvientes prisioneros están cómodos? —preguntó Selen.

La joven princesa Nankahelle se estremeció ante el frío que la noche daba. Aún atada de manos y pies, no bajo la mirada ante el enemigo para ese entonces.

—No se si por sirvientes te refieres a mí o a tus pálidos —escupió con molestia.

—O quizás a tus perros —murmuró la reina, solo para ambas.

La princesa gruñó y sacó sus filosos colmillos en un segundo.

La luna llena la respaldaba.

Más la situación no.

—Dime, ¿de qué te sirve gruñir si no podrás hacerme ni un rasguño? Solo sirves para rascarte tras las orejas y perseguir tu cola.

Los vampiros rieron.

—¿Y a ti de que te sirve ser reina? Si ese puesto es para gente con cerebro y corazón y ni uno de los dos tienes.

Los lobos refunfuñaron.

—¿¡Cómo osas blasfemarme!?

—¿Blasfemarte? Se nota que allí arriba está desolado desde hace mucho —dijo amargamente.

—¡Malnacida! —Bufó con zarna—. Por eso los dioses me eligieron por sobre a ti —escupió.

—¿¡Elegir a una traidora por sobre mi!? ¡No puedo creer que seas más ilusa de lo que aparentas! —gruñó Nankahelle.

La mirada irritada de Selen desató lo que la loba intentaba guardar.

—¡Tampoco te hagas la santa! Se que mataste a mi madre —Nankahelle apretó la mandíbula en cuanto sacó eso. El dolor solo se acrecentó al admitirlo ella misma. Pues si, su madre había sido masacrada por aquella que creía era lo segundo más fiel que le quedaba.

Porque en primer lugar estaban sus guardianes.

El silencio reinó después de sus palabras, muy a pesar de que todo a su alrededor seguía en movimiento.

—No importa —musitó Selen, serena—, ya no importa. Tú madre ya no está y eso me facilita todo —los licántropos la vieron con furia—. Drenaré todo tu poder antes de que él vuelva.

Selen se alejó de ellos, yendo a ordenar a los vampiros que tuvieran todo listo ya.

Los suspiros cansados pero aún ardientes por pelear de los nueve lobos sonaban detrás de la princesa, la cuál, cabizbaja, lloró en silencio. Pero eso no era nada que pudiese esconder de ellos.

—Princesa... —murmuró Taki, también lloroso.

—Lo... lamento... —la licántropo sollozó—. Si yo no me hubiese estampado tal vez habríamos encontrado cualquier respuesta juntos, pero fui necia y-

—¡Basta! —vaciferó Fuma lo suficientemente fuerte para callar a todos—. No es momento para lamentarse, su Alteza, la vida de todos, usted y del pueblo corren peligro, es cuando usted más fuerte debe de ser.

Nankahelle limpió sus lágrimas y asintió, solo que ya era demasiado tarde para aparentar la fortaleza.

Un par de vampiros llevaron a rastras a la princesa al centro de una enorme runa tejida apenas sobre el pasto del valle. Selen estaba al lado de ella, la cual, hasta el último momento, no le bajó la mirada ni para ver qué tipo de runa era.

Ella ya sabía lo que Selen quería.

Selen comenzó a recitar palabras inilegibles al aire. La runa comenzó a brillar tanto que encandilaba a cualquiera que se atreviese a querer ver; sus delgados cabellos flotaban y, cuando la última palabra se recitó, se escuchó un grito a los principios del bosque.

—¡En el Valle de la Princesa Luna, querida Nankahelle!

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Tan tan taaan
¿Y qué opinan de este cap? A mí la verdad me encantó porque sentí que hasta podía escribir muchooo más, así que espero poder hacer el próximo capítulo súper rápido.

He tenido una racha súper mala de actualizaciones, por lo que decidí regalarles este capitulazo bieen largote.

Se que no es como antes que actualizaba en 3-7 días, pero está historia aún no termina y eso es un deseo que tengo, que está sea la primera historia que concluyo.

Creo que eso es todo por ahora, si tengo algo más que decirles les aviso por mi tablón de anuncios.

¡¡Síganme plis!! Les prometo que no les toma ni diez segunditos.

¡¡¡Gracias por leer hasta aquí!!!

Bye and Ai Shiteru♡

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Datos curiosos de hoy:
Culsán: significa "Lugar Lunar" o algo así, llamé de ese modo al caballo porque estaba en una biblioteca del reino del GuarLu (Lunar).
Yudai: su nombre (origen japonés) significa "valle grande" o "valle noble".

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