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[2] Khan y compañía

   •~ Khan y compañía •~

—¿Entonces... —pregunta la chica, en dirección a los chicos. Ya estando en casa y todos sentados en la sala—, ustedes son los chicos de Giri?

   Ayari.

Estaba algo nerviosa por entablar una verdadera conversación con ellos, pues he de admitir que eran realmente apuestos y si tenía ganas de que alguno de ellos fuera el yerno de mi madre.

—Si, supongo que esos somos —rió el peligris, Khan, rascando su nuca con nerviosismo.

Supongo que no soy la única con nervios aquí.

—¿Y tú eras...? —pregunta el que deduzco es Enzy, el único chico que usa lentes de aquí.

—Ayari —respondo, un poco extrañada por qué no supiesen mi nombre, pues yo conocía la mayoría de los de ellos—. ¿Y ustedes son...? —preguntó en referencia a ellos, señalando los con la mirada. Debería de hacer lo mismo que ellos para no hacer falta de modales.

Cuando uno estaba a punto de abrir la boca para articular palabra, pero un pequeño (bueno no tanto, me ganaba por unos centímetros) le quitó la palabra al ser más rápido, respondiendo:

—Yo soy Ruslan, pero puedes apodarme como desees —me miro de una forma algo incómoda, a lo cual desvíe la mirada, para poco después notar que sus pupilas eran extrañas; diferentes pero hermosas.

Las bolitas en sus ojos no eran bolitas, pues su iris color algo anaranjado claro dejaban ver los bellos tréboles en estos. Sus ojos eran algo inquietantes e incómodos cuando se enfocaban en ti, pero a la vez te llamaban la atención de una manera sobrenatural, en la que si o si querías seguir mirándolo, ver cualquier detalle o cambio en la revoltura de colores de su mirada.

Cuando Ruslan parpadeó, volví a la realidad, pues no sabía ni en qué momento me había quedado viéndolo fijamente. Y la que decía que le incomodaba mirarlo.

—M-mucho gusto, Ruslan —tartamudee, no tenía apodos para ponerle, no se me ocurría ninguno que no tuviera que ver con tréboles.

Otro chico se acercó, está vez uno peliazul, de ojos cafés tan claros que me recordaron al café con leche.

—Yo soy Tahel —me sonrió. Era mucho más alto que yo pero era muy lindo a la par de Ruslan.

El ambiente se estaba aligerando mientras nos presentabamos.

Yo hice el ademan de preguntarles a los demás sus nombres, lo cual notaron ya que volvieron a presentarse, a pesar de que algunos ya lo habían hecho.

—Creo que como ya sabrás yo soy Enzy —habló el de lentes. Prosiguió presentando a los demás, que parecían un poco cohibidos a mi presencia, en especial el de ojos esmeralda, es más, ese parecía despreciarme—. Ellos son Mahan —apuntó a uno pelirrojo, de ojos negros pero que con ese pecho marcado en la camisa, dejaba ver qué estaba bien mamado. Abrí los ojos un poco por la sorpresa de ese tremendo cuerpo, no se cómo no lo había notado antes—, Ya viste a Ruslan —mencionó al más pequeño.

»Pero el alto es Camill —señaló al de ojos esmeralda, el cual no había dejado de verme en ningún momento, pero tampoco de una forma muy agradable que digamos, sentía que quería hacerme desaparecer con la mirada—, creo que ya sabes quién es Khan —sipi—, este gigantón es Najak —el mencionado se me acercó y me dió un apretón de manos, en el cual casi me la rompe— y los otros dos que faltan no han llegado todavía.

¿Qué? ¿Dos más? Vaya que a Giri le gustan los niños.

Con razón mamá cayó tan rápido. Pensé.

No están muy enterada de las edades de los chicos, pero tampoco era algo que quisiese mencionar en este momento, o ahora sí sería algo incómodo; ya me enteraría cuando me anotarán para la escuela y si compartía clases con alguno de ellos, a lo cuál rezaba por ello, realmente eran atractivos.

Me preguntaba cómo serían o se llamarían los otros dos, pero cuando estaba por preguntar, mi madre me interrumpió, preguntando que si quien quería comer ya, pues está noche ella prepararía la comida.

   🐺

Nunca me habría podido imaginar que estos chicos comieran tanto, y es que no comían, TRAGABAN. En especial el rubio Najak.

Se que normalmente los hombres comen mucho y eso, pero ellos lo hacían de manera sobrenatural, estaban tan delgados como si tuvieran una vida fitness e hicieran abdominales (osea si tenían, pero tampoco se la pasaban haciendo ejercicio y se les notaban en como comían) y comían como si nunca lo hubieran echo.

—¿Están bien? —pregunté en un susurro algo indiscreto al que si mal no recordaba, era Tahel.

—¿Emh? —musitó él, con la boca llena de comida. La pasó con rapidez al ver mi cara de "WTF?" y respondió—: Si, si, solo que casi nunca comemos comida casera que sea  realmente buena —volteó a ver a Giri culpandolo con la mirada, el cuál lo miraba con cara de confuso, pues Tahel había roto cualquier tipo de barrera de secreto, hablando en voz alta.

Aunque de igual modo esa barrera de secretos se había esfumado desde mi susurro indiscreto.

—Pues solo comemos o comida salada —prosiguió, viendo a Giri a todo momento—, quemada, sin sabor, o comida rápida.

Culpa.

Culpa es lo que había en el rostro de Giri, pues lo habían expuesto en el área de que no sabía cocinar. Yo la verdad que no sabía si reírme o ponerme igual que mi mamá, que se había levantado de la mesa molesta por enterarse de que Giri no los alimentaba con comida buena.

—No, no, Arista espera —Giri siguió a Arista  por el pasillo de la izquierda, la cuál supongo lleva a su habitación, pero disculpándose en todo el trayecto.

Después de unos segundos que parecieron minutos, Giri volvió viendo a Tahel con mala cara.

—Muchas gracias, Tahel, ahora Arista cree que los mató de hambre —renegó.

—De nada —se encogió de hombros Tahel y se levantó de la mesa en dirección a su habitación, llevándose con el más carne que puso en su plato y el resto de comida que Khan había dejado en el suyo, después de servirse tres veces, obviamente.

Ese había sido un momento algo incómodo, pero esperaba poder socializar más con alguno de ellos o que simplemente pudiese conocer al fin mi habitación.

Después de ayudar a mamá a lavar los platos sucios, me propuse por pedir un momento el baño para poder asearme, pues dormir en un auto en movimiento en la carretera no era la mejor opción para el cuello; necesitaba relajarme con una buena ducha.

   🐺

—¡Ey, Ayari! —gritó Tahel desde las puertas deslizantes de la sala, yo iba saliendo del baño y echando vapor por el contraste de lo frío del ambiente y lo tibio del baño.

Los demás que estaban con él y prácticamente afuera, estaban enchamarrados y me miraban, cómo esperando alguna respuesta a una pregunta que apenas sería ejecutada.

—¿Quieres ir a la tienda? —preguntó, rascándose la nuca en espera de la respuesta—. Vamos a ir a la tienda que está a unos dos kilómetros de aquí, se oye lejos, pero es más cerca de lo que parece —me sonrió.

Yo me lo pensé un momento y al final acepté, dijeron que me pusiera algo muy abrigador debido al frío y que si tenía, me pusiera un gorrito. Yo negé tener uno, por lo tanto el chico Najak me regaló uno, diciendo que tenía demasiados y que ese era el más pequeño que tenía, siendo este un hermoso gorro tejido en color azul, con toques en morado y otro tono azulado. Era hermoso.

Yo me lo puse contenta, pues estaba empezando, con este primer gorro, una obsesión por ellos; era divertido y cómodo tener algo en la cabeza, pero me empezaba a dar cuenta de que en cuanto me lo quitará, me quedaría plana la cabeza.

Me abrigue super bien con una chamarra en combinación con el gorrito, el cual me lo puse muy bien para que cubriera la mayor parte de mi cabello: no quería enfermarme por salir con el cabello tan húmedo ni retrasar a los chicos para secarmelo.

—¿Te gustaba mucho vivir en tu antigua ciudad? —preguntó el peliverde, haciendo ademan de querer sacar una conversación. Apenas íbamos saliendo de casa en dirección a la tienda y los chicos estaban bastante callados—. Digo, debes de haber tenido alguien a quien extrañar —mencionó.

—No, no, en realidad no —reí—. No tenía pareja ni muchos amigos cercanos, en resumen; no era muy notable en mi antigua ciudad —exhale con la verdad.

No era muy popular o notable, mis únicos dos amigos eran otros invisibles con los que apenas y hablaba. No era que no fuese sociable, sino que extrañamente siempre se alejaban de mi, como si tuviese un repelente a cualquier chico o amistad, por lo tanto mucho menos tuve pareja en algún momento de mi corta vida.

Era extraño.

Creo que Enzy se quedó sin nada más que decir para continuar la conversación, pero de reojo solo pude ver una sonrisa fantasmal, pues apenas y era notable.

El chico que creí más sociable —Tahel—, parecía absorto en sus pensamientos, caminaba no muy atento a dónde pisaba, pero no solo él, sino que también unos tres chicos más.

Si fuese real, diría que estaban hablando telepáticamente entre si.

Llegamos más rápido de lo esperado y confirme que Tahel tenía razón, se oía lejos pero era más cerca de lo que parecía. Algunos, ya conociendo el lugar, se perdieron entre estantes y carteles de ofertas de 2x1. El tal Camill fue el único que se quedó cerca, no sabía si en consideración a mí o a qué no había venido para comprar nada.

—¿Camill, no? —le hablé, en un intento nuevo por entablar una conversación con ellos.

El dejo de ver lo que pasaban por la tele de la tienda para verme a mi, pero de una mal manera. Elevó una de sus cejas y con voz molesta dijo:

—Si no eres una de nosotros no se que diablos haces aquí, Tahel solo te invito por consideración, pero si viviremos en la misma casa te advierto que deberías de alejarte de nosotros —amenazó.

Termino su tierno y lindo discurso con un portazo al salir de la tienda y dirigirse al bosque, echando humo por las orejas, enfurruñado.

—No es que sea así en especial contigo, lo es con todos los nuevos —vociferó Mahan, posicionandose detrás de mí—, incluso aún lo es con nosotros.

—Pues vaya que tiene un muy buen carácter —bromee, sarcástica.

—No te empeñes en entenderlo o caerle bien, con el tiempo lo harás —apareció Enzy, después de poner un par de frituras en el mostrador—. Simplemente le falta... —lo pensó un momento—, amor.

   🐺

Ya había pasado un rato desde el incidente de la tienda. Yo al final no había comprado nada, pues el dramita de Camill me había quitado cualquier apetito por chucherías.

Mamá hace rato que también se arregló bien con Giri y me vino a decir que bajará a cenar, yo había contestado que iría después, porque la verdad no quería toparme con ese chico Camill, no después de lo que me dijo.

Después de pasadas las nueve Tahel vino a mi habitación con un plato de la cena para mí —si, mi habitación. Me la enseñaron apenas llegamos, pues le faltaban aún las sábanas a la cama, pero ya estaba lista.

Era igual de grande que mi sala en mi antigua casa; no tenía ni idea de cuántos metros cuadrados media, pero era grandesita. La cama tenía cortinas púrpuras azuladas y estaba al medio de la pared a la izquierda, siendo está una cama matrimonial perfecta para poder estirarme a gusto en la noche. Al lado de la cama contra la pared había un armario muy grande que abarcaba poco más de media pared, llegando hasta donde había un escritorio con mi computadora.

Conque ahí la había puesto mamá.

Después del escritorio había unas puertas deslizables que daban a con una terraza muy linda y con un par de flores en macetas muy pequeñas. Al otro lado de la cama estaba un tocador con un gran espejo y otro de cuerpo entero en en piso, después al otro lado de la habitación había otro armario, pero también un sofá, mientras que al medio de todo había tres grandes sofas acomodados en un rectángulo, con una mesita en el medio y frente a estos, una televisión.

Cuando había visto todo había saltado de la emoción, pues Giri y Arista habían invertido juntos para darme un muy lindo cuarto. Les había agradecido y desde entonces no me había levantado de la cama ni un segundo.

Tahel entró y dejo el plato a los pies de la cama, yo le senté para verle mejor.

—Arista quiere que cenes antes de dormir.

—Oh, gracias —farfulle, probando el plato de comida.

Iba a decirle que se quedará para poder hablar un rato, pero se fue antes de que pudiera articular palabra, sin dejarme siquiera despedirlo.

   🐺

Era las dos de la mañana y hacia un frío del... No del infierno pues allí se supone hace calor, pero si una helada horrible.

A pesar de que la cobija con la que me cubría era aborregada y térmica, me hacían falta como otras dos. Y lo peor de todo en este momento era que tenía sed, pero también me daba miedo bajar  a la cocina. Siempre había sido así, no me gustaba salir de mis cobijas anti-monstruos en la noche, nunca se sabía si podía aparecer te la mano peluda por ahí.

A los cinco minutos perdi la batalla y baje a la cocina, con mi celular por si pasaba algo o si ocupaba la luz, pero al final no lo necesite nada, pues la luna llena iluminaba todo por la gran ventana de puertas.

Podía ver todo con claridad, así como también figuras de lobos afuera. (Ayari en ese momento be like: 😨).

No los había notado si no hasta hace un segundo, cuando el más grande aulló y los demás le siguieron entonados al ritmo del primero. Yo me quedé anonadada y helada mientras servía el agua, casi que se me caía el vaso del susto.

¡Nunca había visto una manada de lobos tan cerca!

No sabía cuántos había, pues eran varios y la impresión no me dejaba pensar bien. Tome rápido mi vaso de agua y empecé a subir las escaleras casi corriendo para no asustarme más con la imagen, que a la vez me parecía hermosa, me gustaban los lobos, más no la idea de que me comieran o de siquiera tenerlos tan cerca.

Estaba apunto de abrir la puerta de mi habitación cuando desde la profunda oscuridad salió un:

—¿Ayari?

—¡¡¡AAAAAAAAAHHH CARAJOOOOOOO!!!

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Holiiii
No crean que no cumplí con el trato de votos, si lo iba a hacer pero me resultó que me quedé sin datos y ps yo no tengo internet, por lo que no pude actualizar.

Les prometo que en el próximo cap habrá más interacción con los chicos (eso espero).

Bueno Luné's, vayan sacando sus teorías, quiero oírlas y tal vez me base en alguna para los siguientes capítulos jajsjsj.

Byeeee and Ai shiteru

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  Arista: una parte de las figuras geométricas, estaba en un examen y me gustó para nombre.

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